Partida Rol por web

El eco del Diablo

En las profundidades del SOL

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12/03/2016, 08:21
Etienne Jaurès

La doctora Jaurés estaba cubierta de sangre. Había sido un milagro mantener el paciente con vida hasta allí. Informó a la doctora de urgencias que había tenido ya dos paradas, y que ella misma había tenido que cortarle un trozo de pie para sacarla del motor de una camioneta. Fue precisa en la descripción de su trabajo y apreciaciones. Más adelante ayudaría a tomar decisiones vitales a Clementine. Por ejemplo, apostó a que su corazón era fuerte.

Jaurés contó que cuando venían los bomberos estaban sacando a una niña de entre el amasijo en que se había convertido el coche. Se tenían que abrir paso hasta ella con una radial.

- Tiradas (3)

Notas de juego

Hago las tiradas por los pnj's. Aquí los pacientes vienen tan graves que la tirada es a vida o muerte. Es decir, un fracaso y el paciente hubiera muerto.

He tidado por Clementine un dado de seis extra porque cuando se sacan dos seises, como es el caso, se tira otro dado de seis. :-)  El resultado es 21 ¡pedazo de tirada! y le narro el siguiente post en consecuencia.

Tiro también por el doctor Serres, que casi lo consigue. :-(

Y por el doctor Seyrig, que como tiene cirugía de urgencia a 3, sus tiradas operando son dos niveles más fáciles que las de Clementine. Esa operación para Clementine hubiera sido de dificultad 17 (Sólo sacando dos seises habria podido salvar la vida a la niña). Él ha tenido un éxito ajustadísimo.

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12/03/2016, 08:45
Hospital Lariboisière

La paciente se llamaba Marie Padrón y era una mujer que rondaría los cuarenta y pico años. La operación fue el mayor desafío y el mayor éxito en la vida profesional de la doctora. No eran una, sino dos arterias principales las que estuvieron a menos de un milímetro de estallar. Tres paradas que pudo estabilizar, incluso con las lesiones en las arterias. Cosa extremadamente complicada. Hubo problemas con la circulación de la sangre y el corazón sufrió daños, pero se pudo restablecer el flujo normal, cosa también complicadísima. Las piernas fueron cortadas, perdió el bazo y un riñón. Pero sobrevivió.

La operación no duró una hora, duró cinco. Durante ese tiempo se fue enterando de los detalles del acciente. Parece ser que la mujer conducía contradirección y chocó frontalmente con una camioneta. Llevaba una pasajera, una niña que salió volando desde el asiento de atrás.

Otro coche, que esquivó in extremis, había caído en el canal y su conductor había sufrido traumatismos y una grave hipoxia. Nicolas no había podido salvarlo tras una larga y dura operación.

El doctor Seyrig estaba luchando por la niña y parece que estaba ganando. Una esquirla metálica se le había clavado en la cabeza dejando fragmentos en el cerebro.

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12/03/2016, 09:03
Marie Pradon

Clementine pudo disfrutar de unos instantes de tranquilidad mientras lavaba sus manos.

Todos parecían haber acudido a ver la función del doctor Seyrig y esa ala de Urgencias estaba desierta.

Tuvo como un presentimiento y para asegurarse acudió a comprobar el estado de Marie que, estabilizada, esperaba para ser trasladada a la Unidad de Cuidados Intensivos. En el pasillo saludó a la enfermera, Cristine, que volvía a discutir por teléfono, eso sí, en voz bajita.

La doble puerta dio paso al quirófano, donde la paciente aguardaba en penumbra.

Uno de los monitores hacía un ruido que no debería ser normal para alguien en el sopor de la anestesia. Cuando Clementine se acercó a comprobar el monitor, Marie, contra toda lógica médica, estaba despierta.

Miraba alrededor, nerviosa, moviendo la cabeza hacia los lados. Hasta que reparó en la presencia de la médico.

-Señora, esto, esto, esto es un sueño ¿verdad?

Clementine notó cómo los pelos de la nuca se erizaban. Aunque con su mirada fija en la de su paciente no había levantado la cabeza supo que sobre ellas, quizá en el techo del quirófano, había alguien más.

.

- Tiradas (1)

Notas de juego

He hecho una tirada de Percepción más Psiqué por Clementine.

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12/03/2016, 22:52
Clementine Ouvrard

No me considero una mujer fuerte, sino más bien débil. A pesar de ello hay ocasiones en las que por alguna extraña razón logro sobreponerme a mis miedos, mis infinitas manías y mi ansiedad.
-No, no es un sueño. Ha sobrevivido a la operación, señora Pradon -me acerqué a la paciente interponiéndome entre lo que fuera que hubiera y ella, pero a mirar, todavía no me atrevía. -Descanse, no se agite. Tiene que recuperarse -dije con voz neutral, imperativa.
Mantuve la vista fija en un punto indeterminado, para "sentir" un poco más detalladamente lo que fuera que nos estaba mirando, concentrando mis energías en inspeccionarlo, en saber si era bueno o malo. Y si iba a llevarse a mi paciente con él, cosa que no pensaba permitir.
"Vete" pensé, concentrando mi fuerza interior y dirigiéndola hacia aquella presencia. Estaba temblando levemente por el esfuerzo que representaba para mí mantenerme en calma, no perder la compostura, respirar serenamente, contando.

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13/03/2016, 08:15
Director

Notas de juego

Necesito dos tiradas: Carisma más Psiqué y Razón más Ciencia

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13/03/2016, 17:18
Clementine Ouvrard
- Tiradas (2)
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14/03/2016, 12:02
Marie Pradon

Una presión en su cabeza, un peso en la coronilla iba creciendo poco a poco. No se trataba, como las otras veces, de una sombra que necesitaba captar atención para seguir existiendo. Esta vez era una presencia más intensa y agresiva, como si un depredador estuviera acechando, escuchando su corazón, esperando el momento idóneo para saltar.

La mujer habló alterada. Parecía confundida:

-La niña, la niña, ¡ha sido una pesadilla! Una pesadilla horrible.

A cada palabra, su ritmo cardíaco iba entrando en una sintonía rápida que presagiaba una nueva entrada en shock.

-¿Me he despertado? ¿Hay una niña? ¿Había una niña en mi coche?

Clementine pudo sobrellevar de momento el terror de la amenaza centrándose en su paciente. Primero trató de frenar con fármacos la nueva crisis cardiovascular. Se movió rápido calculando las dosis y preparando las inyecciones.

Marie quedó en silencio, mirando por encima de su hombro, levantó un brazo y empezó a gritar, aterrorizada, mirando algo que flotaba encima de ellas.

-¡NO PUDE HACER NADA! ¡DIOS! ¡NO PUDE HACER NADA! ¡NUNCA QUISE HACERLE DAÑO! ¡FUISTE TÚ! ¡FUISTE TÚ!

Y empezó a moverse agresivamente, tratando de levantarse, gritando asustada. Momento en que entró Christine, poniéndole una mascarilla. Había empezado el infarto y la exigencia de plena atención sirvió de punto de apoyo a Clementine para controlar su temblor y concentrarse a pesar de que la presión en su coronilla se había convertido en un intenso dolor de cabeza.

Cuando el corazón de Marie se paró la presencia se esfumó. Pero no así el dolor de cabeza o el temblor de manos. Era preciso actuar rápido. Le inmovilizó poniendo su propio peso sobre el pecho y clavó la jeringa de adrenalina en pleno corazón.

Tras unos largos minutos en que creyeron haber perdido al paciente, pudieron reanimarla y devolverla a la vida.

Ya amanecía cuando todo había acabado.

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19/03/2016, 04:58
Clementine Ouvrard

Quise decirle que se calmara, ordenarle que se estuviera quieta, pero la triste verdad era que apenas había podido mantenerme en mis cinco yo misma. Sin embargo, había algo que me había movido, una certeza: sea lo que fuere que hubiera pasado no iba a permitir que esa presencia se llevara a mi paciente. No habíamos llegado tan lejos para nada, sencillamente no iba a permitirlo.

No contesté ninguna de sus preguntas porque solo me distraían y en cuanto pude reaccionar a cuanto pasaba Marie estaba en paro y yo tratando de arrancarla de la muerte por segunda vez. La presencia se había esfumado tan rápido como había llegado mas, sabía que tardaría mucho tiempo en olvidarla, mucho. Nuevo material para mis pesadillas y mis noches de guardia en el hospital.

Apoyé mi espalda contra la pared mientras Christine terminaba de colocarle nuevamente el suero y la chequeaba. Me tomé la frente con la mano y respiré entre cortadamente, luego me crucé de brazos como si ello constituyera una barrera invisible que me otorgaba seguridad, una absurda sensación de orden y contención. La verdad es que quería llorar, era necesario que nadie me viera ya que mi madre me había enseñado lo vergonzoso que era demostrar esa debilidad frente a los demás.

-Voy por un café, Christine -susurré mientras atravesaba la puerta del quirófano con la voz más mesurada de la que fui capaz. No iba a decir nada más pero antes de lo que hubiera podido anticipar las palabras ya habían salido de mis labios y con un tono más oscuro del que hubiera querido -Ten cuidado.

El chirrido del vaivén de la puerta del quirófano resonó detrás de mí pesadamente mientras me alejaba por el corredor, el pasillo estaba desierto y apenas iluminado por la luz del sol que estaba saliendo, las luces eléctricas se apagaron de pronto indicando el inicio de un nuevo amanecer. Había mentido descaradamente, lo que menos anhelaba en aquel momento era beber un café o un té o comer. El nudo en mis entrañas apenas me permitía respirar y la presión subió hasta anidar en mi garganta, insoportable. Me paré junto a una ventana para mirar hacia afuera, para deslizar mis pupilas inquietas sobre la ciudad que todavía dormía y beber ese ambarino fulgor que teñía de dorado los tejados de las casas, las ventanas de los edificios y las cúpulas de las iglesias.

Cerré los ojos, la voz de Marie resonaba en mi mente: "¿Me he despertado? ¿Hay una niña? ¿Había una niña en mi coche?" ¿Pero qué demonios había pasado? No la había llamado por su nombre, ¿una niña? ¿Qué clase de pregunta era esa?..."¡NUNCA QUISE HACERLE DAÑO! ¡FUISTE TÚ! ¡FUISTE TÚ!" ¿Quién... o qué?

Y de pronto, la luz del sol alcanzó mi rostro, su suave caricia me otorgó algo de esa paz que andaba buscando, un remanso de tranquilidad para mi propio espíritu y mi mente agitada. Alcé una mano y la apoyé sobre mi mejilla interceptando una lágrima que rodaba hacia mi mentón. Sabía que si abría los ojos las lágrimas serían más copiosas y no estaba dispuesta a dejar que eso ocurriera, me llevé ambas manos al rostro, estaba profundamente cansada y... con un presentimiento horrible en mi pecho. Si la presencia se había esfumado ¿Era por que había conseguido lo que deseaba? ¿Y eso qué podía ser?

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21/03/2016, 17:50
Niña

Vino alguien sin hacer casi ruido. No es que parara el fresco que traía aquella mañana pero de alguna manera su presencia resultaba cálida y abrigaba. Antes de que Clementine abriera los ojos esa otra persona que estaba ya sentada a su lado se puso a cantar una canción infantil. Por su preciosa voz la niña debía rondar los doce años.

Sonaba delicada, débil. Pero entonaba con sentimiento y armonía. La melodía era sencilla y la letra muy profunda y poética. Una de esas canciones que parece que has estado escuchando siempre aunque sea la primera vez que la oyes.

La interpretación era tan bella y delicada que quizá por miedo a llorar a rienda suelta, a que la visión se desvaneciera o por algún otro tipo de temor, Clementine no pudo abrir los ojos mientras cantaba:

-Algo me llama desde lo más profundo de mi corazón.

Siempre he querido tener sueños alegres.

Son innumerables las veces que he derramado mis lágrimas

pero más allá de ellas, estoy segura de que volveremos a encontrarnos.

 

Cada vez que repetimos nuestros errores

lo único que tenemos claro es lo azul que es el cielo.

Aunque parezca que el camino no tiene fin

con mis brazos puedo abrazar la luz

 

Mi corazón se para en el momento de la despedida,

mi cuerpo vacío escucha atentamente.

El misterio de estar vivo, el misterio de morir,

es el mismo para las flores, el viento y las ciudades.

 

Lalalalalalalalala………

Hohohoholulululu………

 

Algo me llama desde lo más profundo de mi pecho

Dibujemos nuestros sueños siempre, muchas veces.

En vez de enumerar nuestras penas,

cantemos suavemente con nuestros labios.

 

Hasta en los recuerdos lejanos siempre hay

susurros que no pueden ser olvidados

Incluso en un espejo que se rompió en pequeños pedazos

se reflejan nuevos paisajes.

 

Una mañana comienza en la tranquila ventana.

Y llena mi cuerpo vacío.

No volveré a buscar más allá del mar.

Porque la luz siempre ha estado aquí,

se encontraba dentro de mi.

 

Lalalalalalalalala………

Hohohoholulululu………

 

Cuando la niña terminó de cantar, pudo verla. Tenía una mirada clara y una sonrisa. Llevaba una bata de hospital y un gotero con un soporte de ruedas.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Como es una canción conocida, he decidido tirar por Clementine, por si acaso sabe de donde es. Sin éxito. :-)

Edito: he bajado la edad de la niña a los ocho años y he cambiado alguna que otra coma.

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22/03/2016, 11:28
Director

Notas de juego

Por exigencias del guión he vuelto a cambiar la edad y la foto de la niña. Su edad ronda los 12 años.

Espero no marearte.

:-)

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25/03/2016, 14:31
Clementine Ouvrard

Mientras el aire de la mañana me golpeaba el rostro una cálida sensación de familiaridad fue envolviéndome lentamente, arrastrándome a una especie de sopor, de ensueño. Cierto, estaba física y mentalmente cansada pero parecía más el influjo de una melodía evocadora de recuerdos que una espiral descendente física. Me vi a mí misma de niña jugando sola en mi cuarto, cubierta por la luz tibia y anaranjada del sol mientras las sombras bailaban a mi alrededor. Sostenía mi conejo de peluche contra mí mientras los ojos de las muñecas me miraban fija y despiadadamente al realizar mis juegos, mi gato Hércules dormía a mi lado tranquilo, las motas de polvo danzaban en espirales caóticas a mi alrededor. Todo parecía calmo y solitario en aquella mañana, sin embargo unos ojos me daban intranquilidad: alcé mi mirada a una de las muñecas, ¿Acaso había pestañeado? Mi gato que había despertado de su sueño también estaba mirando hacia la muñeca.

La sensación de que algo anormal estaba sucediendo me llegó con la inevitabilidad de la certeza, tal como lo que había acontecido hacía pocos minutos. ¿Qué había sido aquello? No era la primera vez que me ocurría algo sobrenatural, sin embargo esto había sido diferente.

Mis ojos se abrieron lentamente para ubicar a la portadora de aquella voz tan hermosa, deseaba ver su rostro, poner a la voz una figura... y cerciorarme de que no era un espíritu, estaba tan agotada que los sensores me hacían cortocircuito. Mis pestañas humedecidas por el llanto tornaron borrosa la imagen, así que tuve que secarme los ojos con el dorso de las manos disimuladamente para poder enfocar la vista mejor.

Mis ojos se encontraron con los de la niña, claro sobre claro permanecieron unos segundos escrutándola mientras esbozaba una leve sonrisa luego bajaron a su vía y al gotero -Qué hermosa voz tienes -la elogié, quería ser amistosa -¿Cómo se llama esa canción que estabas cantando? -pregunté curiosa y luego la repasé constatando que tuviera la vía en su lugar. -¿No deberías estar descansando?

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25/03/2016, 18:15
Niña

La niña puso una cara de sorpresa un tanto teatral, levantando un poco una ceja y echándose hacia atrás.

-¿Eso es que no la conoce? La original es en japonés y se titula Itsumo Nando Demo que significa “Siempre Conmigo”. Es la canción del final de la mejor película que se ha dibujado nunca “El viaje de Chihiro”, de los estudios Ghibli  ¡¿Es posible que todavía no la haya visto?!

Parecía que era algo que le costaba creer.

La siguió con la mirada mientras la doctora comprobaba la vía. Enumeraba lo que era capaz de hacer como si le estuviera enseñando sus juguetes.

-Me se todas las canciones del ánime y puedo interpretarlas con el violoncello. Y un poco al piano y la guitarra. Bueno, ahora no, cuando esté bien.

Quedó un segundo en silencio, y añadió méritos a la lista.

-Ah, y me se todos los diálogos de la película..., y hago mis pinillos dibujando a los personajes. Hasta estoy aprendiendo japonés. ¡Se cinco idiomas! Bueno, cuatro y el japonés, que no lo domino, pero me defiendo.

Afirmaba con la cabeza aseverando sus palabras. Tardó muy poco en excusarse cuando la doctora mencionó el descanso.

-¡Si ahora mismo estoy descansando!

Y menos todavía en cambiar de tema.

-¿Por qué lloraba? ¿Es que le pasa algo malo?

Parecía que no quería volver a su habitación. Desde luego esa zona no era para pacientes.

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30/03/2016, 20:42
Clementine Ouvrard

Sonreí a la muchachita mientras terminaba de enjugar mis ojos con el dorso de la mano.

-No vi la película pero he oído sobre ella, si me la recomiendas la pongo en mi lista de películas para ver -dije sonriendo ya recuperada, moví mi cuerpo lentamente hacia ella prestándole toda mi atención.

-Wow, ¿Tocas todos esos instrumentos y sabes cinco idiomas? Tus padres deben de estar maravillados contigo -alego mientras camino hacia ella -Esto no es técnicamente descansar -la reprendí con una sonrisa -Deberías estar acostada, en reposo, no caminando por el hospital -expliqué lo más conciliadoramente que pude.

Quería dejar a un lado mis problemas distrayéndome con la conversación, sin embargo la niña trajo el tema al ruedo. Miré a sus ojos profundamente, sopesando mi respuesta. Ella ciertamente no tenía por qué saber lo que discurría por mi mente, mas era reconfortante su empatía.

-Tú sabes cómo somos los adultos, siempre nuestros problemas nos parecen más grandes de lo que son, de todos modos gracias por preguntar. -Aduje con una nota maternal -¿Qué te parece si te acompaño a tu habitación? Deberías regresar... -sugiero comenzando a caminar a su lado, haciéndole un gesto con mi mano para que saliéramos del corredor -¿Sabías que se ha descubierto que todas las personas de ojos azules provienen genéticamente del mismo descendiente? Quizás seamos parientes y no lo sepamos- murmuré cambiando de tema.

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30/03/2016, 21:48
Niña

Caminaba despacio. Se notaba que cada paso le costaba un esfuerzo. Cuando la doctora mencionó a sus padres, ella miró al suelo, alzó el puño hasta su boca y se mordisqueó un poco el índice, pensativa. Pero enseguida salió de ese estado y habló:

-Seguro que al menos diez o veinte de nuestras ancestras fueron concubinas de Gengis Kan.

Y unos pasos más allá:

-Doctora, ¿es verdad eso de que pueden haber dos mellizos, uno de cada padre? Es decir.. ¿dos óvulos fecundados por dos espermatozoides que vienen de dos chicos diferentes?

Pasaron de largo los ascensores, en lugar de subir a planta se dirigía a la UCI pediátrica.

-Se dió el caso de un hombre que dudaba de la paternidad de sus mellizos, se hizo las pruebas de ADN y salió que sólo era el padre de uno de ellos.

El pobre hombre decía que gracias a una noticia tan rara se había tomado el descubrimiento de la antigua infidelidad de su mujer con humor. Y esa rareza había salvado su familia. ¡Qué cosas!

La última frase sonó con eco. Clementine estaba frente a una puerta con ojos de buey. Un celador la abrió y en el interior pudo ver al doctor Seyrig mesándose la barba de pie junto a una cama ampliamente monitorizada. Y en la cama, la misma niña.

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03/04/2016, 05:12
Clementine Ouvrard

Dejé escapar una risa por lo bajo que desapareció en cuanto cerré mis labios con una sonrisa -Seguro -musité al verla caminar con esfuerzo. La acompañé a su paso por el corredor y me llamó la atención el lugar al que se dirigía, pero antes de que pudiera preguntarle de qué la habían operado comenzó a contarme sobre los mellizos de padres distintos... ¿Qué estaba pasando por la cabeza de esa niña? ¿Por qué pensaba en algo de ese talante? -Se llama superfecundación -le informé con un rasgo de dubitación en mi voz, no por lo que acababa de decir, sino porque estaba figurándome de qué iba todo esto -Una mujer produce dos óvulos y tiene relaciones con distintos hombres en un lapso menor a 72 horas -me voy en detalles que de seguro poco importan a la niña pero que por alguna razón siento que debo discurrir en ellos -Ambos óvulos son fecundados y comparten útero, pero los padres son distintos.

Miré por el ojo de buey y lo primero que vi fue la cabeza del doctor Seryg, luego con el vaivén que produjo el celador vi a una niña igual a la que tenía junto a mí en una cama. Instintivamente pasé la mano por el cabello de la niña, como si el miedo que sentía crecer en mi interior se calmara mágicamente al consolar a otra persona, si es que era una persona; tenía que serlo, ¿Verdad? La miré de reojo y tragué grueso.

-¿La que está adentro es tu hermana? -pregunté sin preámbulos.

Siempre ocurría lo mismo. Mi noción de realidad súbitamente se hacía añicos y comenzaba a tener dudas, dudas de todo tipo: tiempo, espacio, dimensionalidad, estado del ser. No había peor momento para mí que despertar en medio de la noche luego de una pesadilla y no saber a ciencia cierta si había despertado o no. Mi sensación en ese momento con esa niña a mi lado y la otra dentro me producía la misma abrumadora impresión de desdoblamiento de la realidad.

Notas de juego

Perdón por el retraso!

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03/04/2016, 22:56
Hospital Lariboisière

Su tacto era el de alguien vivo. Pero la niña levantó la vista hacia Clementine y negó moviendo la cabeza.

Como si su cuerpo fuera de una sustancia demasiado delicada para este mundo, el movimiento desmoronó su forma en una nube de la consistencia del humo, una nube pesada que cayó hasta los pies de Clementine y fue arrastrada, como si un potente y silencioso aspirador tirara de ella, hasta debajo de la cama.   

La luz de la habitación parpadeó sacando al doctor Seyrig de su ensimismamiento.

Esta vez lo que sintió Clementine en lugar de frío fue una calidez que la recorrió desde las yemas de los dedos con que la había acariciado hasta las plantas de sus pies, dejando una sensación parecida a la que queda después de un abrazo amoroso.

Notas de juego

No hay problema Queen.

¡Felicidades! ;-)

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06/04/2016, 04:00
Clementine Ouvrard

Antes de que pudiera razonarlo había atravesado la puerta vaivén y me encontraba de pie, inmóvil. Permanecí así unos instantes, tratando de figurarme qué decir o hacer, ¿Qué me había motivado a entrar y no a salir corriendo a hundirme en mi desesperación porque lo irreal se me hacía cada vez más real? Primero: quería saber el nombre de la niña; segundo: quería asegurarme de que el doctor Seryg estaba bien. Quién me hubiera dicho que de resultarme por completo antipático en un primer momento pasaría yo a preocuparme por su estado físico y mental ahora.

Avancé hacia él y me ubiqué a su lado mirando hacia la cama, no sé por qué apoyé una mano en su hombro y de inmediato sentí que estaba siendo grosera al invadir su espacio personal, a pesar de que mi intención había sido la de darle apoyo. Quitar la mano en ese momento era peor aún, así que opté por deslizarla suavemente por su espalda hasta volverla a mi regazo.

Ardía en deseos de saber el nombre de la niña, traté de leer el resumen de historia clínica que estaba al pie de la cama. El monitor cardíaco hacía un rítmico y agudo sonido, el que marcaba el compás de la vida de la pequeña. Sabía que debía iniciar conversación, quería preguntarle si estaba bien, si quería que lo relevara, él había operado más tiempo que yo. Las palabras salieron atropelladamente de mis labios y en un susurro, lo cual hacía más dificultosa la comunicación -¿Cómo está doctor Seryg? ¿Quiere ir por un café? Puedo quedarme, si lo desea.

Quería hablar con ella a solas, ver si podía volver a verla o a comunicarme de alguna manera. Por primera vez en mi vida la curiosidad le estaba ganando al temor.

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06/04/2016, 13:31
Max Seyrig

Sin apartar la mirada de la niña el doctor buscó con su mano la de Clementine y la agarró durante un par de segundos. El apretón fue firme, seguro. También solícito y agradecido.

Habló pensativo:

-Cuando parecía que teníamos la batalla ganada se ha replegado hasta entrar en un coma profundo. Parece que frenamos la inflamación que amenazaba su vida pero los daños han sido graves y podrían llegar a ser masivos. Es pronto para un pronóstico firme, pero es muy probable es que no despierte nunca.

En el monitor de la actividad cerebral las ondas delta se movían como grandes olas en medio del océano.

-Se supone que en este nivel vegetativo ni siquiera tiene conciencia. Pero no lo creo. Me gusta pensar que sueña en cosas bonitas. ¿No crees?

Resopló un poco. Miraba a la niña con ojos cansados pero fijamente. Pestañeaba poco.

-No sé su nombre, lo están investigando. He implicado al gabinete jurídico. Tiene todo el tronco tatuado. Es raro, Clementine. Raro de verdad.

Sus últimas frases ya eran pensamientos en voz alta.

Sólo salió del trance para preguntar con tono más enérgico:

-¿Qué hora es?

Y se sorprendió cuando supo que ya había amanecido.

Pero siguió allí plantado, como un árbol.

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08/04/2016, 14:46
Clementine Ouvrard

El apretón de su mano me hizo sonrojar contra mi voluntad, no estaba acostumbrada a ese contacto. Mientras él hablaba yo permanecía de frente a la cama, mi mente pensando en miles de variables al mismo tiempo, mis ojos repasando los monitores, cables y sondas, eludiendo a sabiendas a la persona debajo de todos esos artefactos. Sentí una profunda tristeza al tiempo que contemplaba a la niña, ahora sí focalizándome en su rostro.

Uno de los aspectos que menos me agradaban de mis facultades, si es que eso eran, era el inevitable secretismo que acarreaban. No, no podía decirle al doctor Seryg que la niña estaba consciente de su estado, evadiéndolo como podía con su espíritu. Las palabras de ella retornaron a mi mente con otro sentido, el que antes había estado oculto: “¡Si ahora mismo estoy descansando!”, la forma en la que me guió hacia su cuerpo... ¿Querría escaparse? ¿Querría que la ayude de alguna manera aunque no me lo haya dicho?

De pronto, las palabras de mi compañero que habían quedado haciendo eco en mi mente me despertaron -¿Tatuada dice? -musité entre horrorizada y descreída, me llevé los dedos de la mano sobre la boca en shock. “Debería haberle preguntado su nombre, soy una idiota... pero parecía tan real... No pensé que era una materialización de un cuerpo espiritual...”, pensé haciendo una mueca de desaprobación hacia mí misma. -Pobre pequeña... Qué mundo torcido es este en el que vivimos-dejé salir de entre mis labios. Cosas como estas me rompían el corazón, pensarla dentro de ese cuerpo pugnando por comunicarse me desesperaba. Tenía que intentar comunicarme con ella de alguna manera, en cuanto estuviera sola.

-Usted ya ha hecho todo lo posible, doctor -lo miro a los ojos ladeando la cabeza hacia él -Puedo relevarlo un rato aquí, no estoy cansada -aseguré esbozando luego una cálida sonrisa -Vaya a tomar un descanso, por favor...

- Tiradas (1)

Notas de juego

He tirado carisma+empatizar para ver si logro quedarme a solas con la niña.

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08/04/2016, 17:16
Max Seyrig

-Sí.

Contestó con la voz bajita, como si no quisiera despertar a la paciente.

-Lo hemos hecho los dos. Me han llegado noticias de que ha hecho un trabajo excepcional. Habrá tiempo de hablar de eso. Ahora... -se giró hacia ella y la miró directamente a los ojos esbozando una sonrisa serena- ...le tomo la palabra y me voy a lavar un poco.

Se echó las manos a los bolsillos, bajó la cabeza y anduvo no más dos pasos.

-Le queda media hora para acabar el turno. Ni un minuto más. Luego descanse, doctora Ouvrard. Esta noche, cuando se incorpore y tenga la situación de las Urgencias controlada, la quiero en mi despacho. Usted se encarga de las pastas.

La puerta se cerró sin casi hacer ruido. La niña estaba cubierta por una sábana hasta el esternón. Se le podían ver varias líneas finas, negras, girando por sus hombros hacia su espalda.

Tenía la cabeza afeitada con una venda que sostenía un tubo de drenaje que conectaba el interior de su cráneo con una bomba controlada por un ordenador que equilibraba la presión extrayendo el exceso de líquido cefalorraquídeo.