Partida Rol por web

Clementine nunca había entrado ahí. El despacho del departamento de ética era grandísimo, tenía tres ventanales, una pequeña biblioteca y una mesa de reuniones de diseño moderno con sillas a juego.

Sonaba una canción de Jazz de Whynton  Marsalys y olía a tabaco. Pero no había humo.

El doctor leía sentado sobre la mesa. Se incorporó de un saltito y dejó el libro en una estantería que separaba el espacio del despacho de la mesa de reuniones. Sobre esa mesa había dispuesto el equipo de música y la cafetera.

-Sí,sí, ¿quiere un café?-la miró a ella esperando la respuesta pero también examinándola: su mirada decía ¿ha descansado? incluso ¿está usted bien? -Quería comentar con usted su operación de la semana pasada. He pensado que podríamos analizarla y hacer de ella un estudio de caso práctico para un manual de Cirugía de Urgencia que estoy preparando con unos colegas de la Universidad de Witwatersrand, en Johannesburgo*. Por supuesto necesito su permiso explícito y su colaboración. Será un trabajo extra pero figurará su nombre en los créditos entre los autores colaboradores y será un texto de referencia en su campo.

Provó una galleta y cerró los ojos.

-Ummm.

Los abrió y la miró sonriente.

-No se qué me gusta más, si la almendra o el chocolate.

A las diez de la noche les despertó un mensaje de chana:

Taxi localizado en el parking del El Hospital Lariboisière . Policía local en la escena.

La noche era mucho más fresca que la mañana. Cuando conducían hacia allí se puso a lloviznar.

El hospital era muy céntrico. Un edificio enorme del siglo XIX con pabellones rodeando un jardín.

A un lado tenía un pequeño parking a cielo abierto, insuficientemente iluminado con tubos de neón que hacían luz amarilla. Los coches se protegían de la lluvia por una cubierta de chapa metálica que amplificaba el ruido de la lluvia al caer.

Junto al taxi esperaban dos agentes de policía uniformados, dos vigilantes jurados también uniformados y un hombre de traje con una tarjeta identificativa en el bolsillo donde se leía que era el responsable de la seguridad del hospital.

Tras las presentaciones, los policías contaron que habían encontrado el vehículo en una revisión rutinaria del parking y el jefe de seguridad les mostró las cámaras que enfocan el lugar y les aseguró que el sistema de videovigilancia era operativo.

Leah y Daniel entran en esta escena desde Rictus:

http://www.comunidadumbria.com/partida/el-eco-del-...

Ingresé al despacho y me quedé admirada con su extensión, me desvié hacia uno de los ventanales mientras caminaba hacia el “centro de operaciones” que tenía montado y admiré la vista de la noche, ya sobre la ciudad, por solo unos segundos; luego ya volví mi vista hacia él.

-Siempre quiero café -repuse sonriendo de lado, dejando el platito sobre la mesa. Noté un dejo de preocupación en su mirada y quise disipar sus pensamientos de esos derroteros devolviéndole una mirada directa y serena que le transmitiera seguridad de mi bienestar, algo que ni yo misma podía asegurar en aquel momento pero que no quería que lo preocupara a él.

Sus palabras me dan un orgullo inesperado, respondo casi sin pensarlo: -Claro, me encantaría y me sentiría honrada de poder dar mi grano de arena al conocimiento profesional de mis colegas - e inmediatamente me sonrojo y siento que me mareo levemente a causa de las sensaciones de satisfacción que me recorren, a las cuales no estoy acostumbrada ni a tenerlas ni a dejarlas correr libremente. Me siento para que no lo note y cruzo las manos sobre la mesa; vaya, estoy sorprendida, fue una operación larga y complicada, ¿Pero de manual? No lo hubiera pensado.

Sonreí y desvié la mirada, algo abrumada, tomándome unos segundos para hacer a un lado mis ganas de salir corriendo y dejar atrás la presión profesional, la presión de aparecer en un manual (que ni siquiera había sido escrito) y los sentimientos encontrados de querer agradarle al doctor Seryg, de no querer decepcionarlo y de querer ser invisible; siento la presión de tener que hacer todo perfecto que siempre me impongo abalanzándose sobre mí, hago memoria a lo que me dijo mi psicóloga. "No siempre tienes que hacer todo perfecto, eres un ser humano falible". Respiro un par de veces, dominando mis impulsos y tomo dominio de mi compostura otra vez.

Volví a mirarlo.

-Le debía unas pastas, aunque quizás estas no fueran las que tenía en mente en un principio -dije sonriendo ante mi picardía -¿Cómo se encuentra? Digo, después del accidente del otro día. Algunos de nosotros no nos reponemos todavía... -en realidad quería preguntarle qué trabajo extra deberíamos hacer y sin embargo otras palabras salieron de mi boca.

Al escuchar el teléfono me despierto con sobresalto. Estoy desnuda sobre la cama y recuerdo esperar por Daniel del baño quien ahora duerme a mi lado. Obviamente ni me miró y cayó tan dormido como yo, pero más sorprendente era dormir. Había dormido y profundo, aunque fuesen pocas horas.
Luego de atender la llamada de China, me vestí y desperté a Daniel para salir casi volando al hospital donde fue localizado el vehículo.
Al llegar me coloque mi chaqueta con capucha pero coloque la placa bien visible. Les entregue a los policías una foto del Señor Terry para que preguntarán en los alrededores por posibles testigos. A Daniel le hice señas para que revisará el taxi. Yo me diriji a la oficina de seguridad para ver los videos e incautar los. Esperaba poder encontrar algo allí.

Lo bueno dura cinco o seis horas. La sabana ha desaparecido y el teléfono es inmisericorde. Las manos de Leah agitándome son lo que finalmente me sacan del reino de la paz. Vestirse y salir para la direccion es casi un acto de record. Leah ya estaba vestida por lo que en lo que tarda en sacar el coche del garage estamos en marcha. El Hospital Lariboisière parece un lugar un poco extraño para encontrar al sospechoso a no ser que en la instalación resida alguien que quiera encontrar o por que no el mismo. Me lo imaginaba como algo salido de la oscuridad de súbito pero quizás tenga que empezar a contar que es un ser humano que haya tenido de llegar hasta el estado actual creciendo, viviendo, haciendo cosas mundanas. Si nos lo imaginamos como reflejo del proceso de Odelia puede ser una persona de parecida edad con puntos de contacto. Al menos el legado de la misma sangre.¿Un hermano quizas? Pero Lazare insistio en que tenia la fachada de carne de su padre. Despejado pienso que la revision de la tumba del difunto senador Terry es perentoria. Leah reparte la faena y yo me quedo con el coche. Asiento. - Le echare un buen vistazo. Mira en las grabaciones los plazos de tiempo en los que el vehículo aparece. Nos lleva cinco días de ventaja y sera interesante saber si vino directamente aquí o si discurrió por la cuidad. Si fue así intentaremos que el equipo nos ayude a determinar por donde. Señalo el móvil. -Si me necesitas silba - bromeo - ya os alcanzo aunque tardare. Ya sabes lo meticuloso que me pongo con esto - digo señalando el coche. Mentalmente pienso en que Lazare Petersen sea un hombre de particularidades por que si tiene el coche como un tipo normal sera difícil descartar lo suyo de lo del resto. Apunto a los policías para que me ayuden instalando luces y luego les insto a que me dejen un espacio de diez metros. Primero ver si hay algo relevante de como llego aquí o si fuera del coche hay alguna pista relevante. Cristales rotos, rodadas, frenazos o manchas de líquidos o barro. Después el asiento del conductor, el del copiloto y los asientos de los pasajeros. Guanteras, alfombrillas, superficies, huecos y escondites. Me fijo en cualquier detalle fresco que pueda ser de cinco días para acá. A cada movimiento saco fotos con el celular. Por ultimo miro el maletero y el motor y los bajos. Cualquier cosa que pueda encontrar me tomo el tiempo para buscarla.

Ya en un despacho, el jefe de seguridad ofreció un café a Leah y con el informático de guardia, un vigilante y uno de los policías empezaron a buscar en el vídeo.

El lunes, a las doce de la mañana se veía claro el coche aparcando. Tardó un poco en salir, pero en efecto era ese hombre, el de la foto, el presunto padre de Odelia, el único ocupante. Echó a andar en dirección al hospital. Tenía una altura considerable, casi uno noventa. A mitad de camino se detuvo un momento, pensativo. La gente pasaba a su alrededor sin hacerle caso. Luego se quedó mirando hacia un punto y cerró los ojos varias veces durante cinco minutos del reloj de la grabación. Escena en la que el jefe de seguridad afirmó:

-Mira hacia cuidados intensivos.

Luego echó a andar hacia la entrada del hospital. Le siguieron con las grabaciones de las cámaras de los pasillos. No habló con nadie ni se detuvo. Cuando llegó al lugar en el que había mirado desde afuera entró sin encontrar oposición, a pesar de ser un lugar restringido. Nadie le hizo parar, nadie le miró directamente, mucho menos le pidieron una identificación o le obligaron a vestirse con ropa adecuada, que es obligatoria en esa zona. Cuando entró en intensivos ya no había cámaras para seguirle.

No salió, o al menos el software de vigilancia no detectó una cara similar a la suya en el escaneo automático de reconocimiento facial. En si acaso una hora habían escaneado hasta el presente sin ningún resultado.

En esa sala no había máquinas de comida, ni salas de espera, ni comedores. Estaba protegida de infecciones y se limitaba la entrada al personal autorizado. Resultaba difícil de creer que alguien hubiera podido esconderse una semana allí sin salir ni llamar la atención. La posibilidad de fallo en el programa facial existía, y revisar esos días a ojo costaría al menos cuatro o cinco horas más. Los vigilantes se pusieron a ello.

La lluvia se veía por las ventanas, ahora caía fuerte, aunque no podía decirse que fuera una tormenta.

Un policía y un vigilante jurado quedaron con él.

Daniel revisó el taxi de cabo a rabo. No había nada sospechoso en el maletero, ni restos de sangre o forcejeo.

Hizo acopio de las huellas dactilares, centrándose sobre todo en la zona del conductor. Ese coche era muy utilizado y habían muchas, incluso de varios conductores diferentes. Cosa normal en los taxis.

También encontró cabello de varios tipos diferentes, podría comparar los análisis de Odelia y obtener pruebas objetivas de parentesco.

Y revisó el GPS, que estaba descargado pero que pudo poner en marcha cargándolo en el “mechero” del coche. Al arrancarlo se puso en marcha la radio, que sonaba sin sintonizar. Emitiendo ruido blanco a todo volumen.

Según los registros del GPS, el taxi había zigzageado por las calles de la ciudad, dando vueltas sin detenerse más que en los semáforos, y finalmente en el parking del Hospital.

Cuando hubo terminado precintaron el vehículo a la espera de saber si sería llevado al taller de la policía a examinarlo más exhaustivamente.

Mientras Clementine hablaba de las pastas, el doctor, sonriente, escondió un par galletas en su bolsillo.

Cuando mencionó el accidente, su cara cambió y soltó un pequeño suspiro.

-Yo estoy... bien. Me preocupa la niña. Si no logran encontrar a sus padres, la decisión sobre su futuro se tomará en este despacho.

Frunció el ceño con desagrado.

-¿Y usted, Clementine? ¿Cómo lo lleva? ¿Quiere que… veamos una película? Algo que no sea… -Un pitido del ordenador distrajo su atención-Disculpe…- tecleó algo con una mano haciendo una señal con la otra a la doctora para que no se marchara.

-Tenemos a la policía en el hospital, me avisa el informático que están buscando a alguien que se coló el lunes en Intensivos.

Con la paciencia necesaria para trabajar sobre algo tan grande sin luz diurna ni ayuda rastreo la totalidad del coche. Sé que puedo haberme dejado algo por lo que acuerdo con el equipo el precintado del vehículo y les mando el informe de mis anotaciones para que puedan identificar cualquier rastro que pueda haber introducido.
El ruido de la radio me sobresalta pero antes de apagarlo me quedo unos segundos pensando que no es normal y hago una grabación con el móvil lo mas larga que me permite y anoto los dígitos del sintonizador. Recalco que no lo toquen aunque si bajo la voz.
Embalo aparte el GPS con instrucciones de que lo revisen por si hubiera manipulación después de revisar de nuevo el coche.
Cuando acabo me saco los guantes de las manos y los guardo en una bolsa e intento proteger mis dedos de la humedad metiendo las manos en los bolsillos.
Miro desde el coche en direccion al hospital y volviendo a sacar el móvil texteo a Leah.

Desde el móvil de Daniel.
-He acabado con lo que puedo del coche. Veremos las pruebas de las huellas y los rastros biológicos.
El GPS indica trayecto casi directo hasta aquí. Posiblemente llego el lunes. Buena caza con el vídeo.
Voy para allá echándole un vistazo a los alrededores. Daniel.

Terminado el mensaje me vuelvo a arrullar el cuerpo y las manos para proteger su calor.
Desde el costado del lado del conductor del coche observo una panorámica de 360 grados. Esto es lo que el tipo vio. ¿Hacia donde se encamino después?
Me adelanto un poco hacia el uniformado y el vigilante de seguridad y después de dar instrucciones al oficial para que espere y vigile hasta que los de la forense retiren el coche me dirijo al guardia contratado.
-¿Disculpa? ¿Te llamabas? Me gustaría que me acompañaras hasta las oficinas de videovigilancia. Pero quizás vayamos un poco indirectos. ¿Me puedes guiar y hacer de instructor de lo que veamos del edificio?
Empezando por los accesos y salidas desde aquí. ¿El metro esta muy lejos?¿Las paradas de autobús? ¿Cuales son las entradas al hospital que se pueden alcanzar desde aquí?
Con un gesto afable le comino a estar tranquilo - [B]No es un examen. Si algo no lo puedes contestar no pasa nada. Es que me gusta conocer el terreno antes de ponerme a pensar donde puede estar las evidencias y tu o tus compañeros me podéis ayudar. Os habréis chupado mas de ronda y os conoceréis los secretillos del edificio.[/B]
Le dejo que me guie hacia el puesto de vídeos atendiendo a lo que me pueda decir con respecto a lo que veo y a mis preguntas. A veces vuelvo atrás brevemente para echar un segundo vistazo y básicamente le pregunto por la disposición de las instalaciones, sus nombres y los compañeros que las vigilan e insistiendole que si lo necesita lo consulte si desde el lunes hasta hoy el o alguno de sus compañeros ha observado o intuido algo fuera de lo normal aunque entonces no le diera importancia. Mi tono no es dar coba o adular, si no de franco interés en lo que hayan podido ver.
Sin prisa pero sin pausa no dirigimos hacia donde esta Leah. De vez en cuando miro el móvil por si recibo respuesta.

Hablando con autoridad le pido a los de seguridad que sigan revisando los videos, y le pido a uno de ellos que avise por radio. Nadie entra y nadie sale de Cuidados Intensivos.

Reviso mi arma y salgo para Cuidados Intensivos por los pasillos del Hospital. Al llegar me identifico con la enfermera encargada para que me de un traje estéril. Le pido la lista de pacientes desde el lunes y si ha habido algún muerto o algo extraño que me quiera comentar

Demoró en responder y luego garabateo en el teléfono.
"búscame en cuidados Intensivos, rápido "

A la sonrisa que esbocé mientras veía por el rabillo del ojo cómo el doctor se escondía unas galletas en el bolsillo siguió una expresión seria -Sí, yo también estoy preocupada por ella. Parece tan frágil y tan fuerte al mismo tiempo -solté desviando la mirada hacia un lado para luego estremecerme levemente ante la posibilidad que Max estaba barajando: decidir el destino de la niña a través de una junta médica, o ni siquiera eso.

Alcé una ceja mientras volvía mi mirada hacia él, ¿Acaso me estaba invitando a ver una película? Iba a contestarle, de hecho abrí mi boca para hablar pero me detuve cuando me dijo que teníamos compañía policial -¿La policía? ¿Aquí? -inquirí confundida -No sabía que alguien se había colado en Cuidados Intensivos... -. ¿Cómo podía ser que no me hubiera enterado de algo así?

Fijandome en lo escueto y apremiante del mensaje le pido a mi acompañante que me dirija lo mas rapido posible a cuidados intensivos. No pierdo la calma pero si refuerzo la atención.
Me da que Leah ha encontrado una buena pista.

El ordenador pitó otra vez y el doctor Seyrig se colocó la bata mientras leía.

-La policía quiere entrar en Cuidados Intensivos. Vamos a ver qué pasa.

El jefe de seguridad comentó a Leah que era necesario una orden judicial expresa y un equipo de intervención especial para entrar en Cuidados Intensivos con un arma.

Dieciocho pacientes estaban en estado crítico allí adentro y si por casualidad hubiera una persecución podría ser un desastre. Afirmó tajante que se debía a la seguridad de sus pacientes y que la posibilidad de un tiroteo era el peor de los escenarios posibles.

-Entró hace hace cinco días. Es altamente improbable que haya permanecido oculto en un sitio donde hasta las bacterias tienen limitado el paso. Pero entiendo que una supervisión visual es lo adecuado. ¿Qué les parece si entran con uno de nuestros médicos, vestidos como un colega? Si no les conoce, podrían detectarlo sin levantar sospechas, volver con la información y montar un operativo especial.

Mientras hablaba, los doctores Seyrig y Ouvrard y el detective Mallutz llegaron también a la puerta de Intensivos.

Mientras me cambiaba de ropa le explicaba a Daniel que las camaras habian visto al sospechoso entrar y no ha salido en 5 dias. Le deje mis dos armas a Daniel y me prepare a entrar. 18 pacientes huh?

- Daniel verifica si algunos de los pacientes posee alguna relacion con el caso. Incluso puede que alguno haya muerto en los ultimos dias o salido de Intensivos para alguna habitacion. Yo voy a entrar a inspeccionar.

Luego vi a la doctora Clementine Ouvrard segun indicaba el bordado de su bata.

- Mucho gusto soy la Agente Leah Tautou, sin extender la mano.

Ya habria tiempo para formalidades.

- Supongo que voy a inspeccionar con usted, estoy lista para cuando usted quiera. Conoce algo del caso? Sabe a quien estamos buscando?

El hecho de entrar desarmada me quitaba seguridad pero no iba a discutir.

Espero por la doctora.