Partida Rol por web

Jane se puso una mano en la nuca. Y se zarandeó un poco.

-Daniel. Entiendo que quieras pillar a los malos… capturar a la organización criminal y que no haga más daño y eso… pero si por mí fuera… yo preferiría… que buscaras… a…

Suspiró.

-Creo que mi mamá está muerta. Pero mi papá debe estar en algún sitio… buscándome. Me gustaría que me viera antes de morirme. Si no, creo que se sentiría fatal.

Escucho las palabras de Marie y me desconciertan aun mas. No es posible que ella sea otra victima. No es posible que no conozca a la niña, alguien nos esta engañando y en la incertidumbre de los que nos rodea espero fervientemente que se ella y no la niña. No sabria como manejarlo.

Veo la angustia en Marie, la impotencia de sentirse indefensa mientras habla de nuestro enemigo, al igual que sus victimas anteriores, ese miedo indescriptible que yo tambien senti.

La puerta?

Veo como la doctora trata de consolarla y desisto de hablar con ella, pero la puerta me intriga. Estara oculto alli?

Con cautela me acerco a la puerta y pongo la mano sobre el pomo. Por un momento me detengo y tengo miedo, miedo de volver a enfrentar a esa criatura, miedo de verla a la cara, miedo de que vuelva a penetrarme como lo hizo en ese cuarto olvidado de Dios. Instintivamente tomo mi arma para darme cuenta que estoy desarmada. Me preparo para lo peor aunque mi cara muestre tranquilidad y que no habra nada tras la puerta.

Giro el pomo para abrir la puerta....

La puerta se abrió y un gran mueble con cientos de lucecitas iluminaba pobre e intermitentemente un cuarto que seguía siendo oscuro. Habría sido un lugar inocuo de no ser por el fuerte olor a sangre.

Cuando los ojos se le acostumbraron pudo distinguir al fondo de esta otra estancia, otra puerta, esta vieja, oxidada.

Veo a la doctora indicandole con mis gestos que no hay nadie dentro y asegurandome que la puerta quede abierta decido entrar para tantear la siguiente puerta oxidada. Un tablero electrico con muchas lucecitas da cierta iluminacion al lugar y no veo encendendor o suiche de luces asi que entro con cautela.

El fuerte olor a sangre me extraña dada a la limpieza mostrada en el hospital pero el cuarto parece algo olvidado por el personal de mantenimiento. Mi mano se extiende y trato de abrir la siguiente puerta.

Escucho a Jane con atención intensa. Perseguir detalles esta en mi carácter y mi entrenamiento pero no acaba de pararse ahí. Tratar unicamente este asunto como una tarea de busca y captura, un juego de polis y ladrones, me deja con un agujero.
La miro. Fijamente a su rostro de conciencia, ese que no parece de este mundo pero que en la raíz de donde nacen las percepciones y lo que nos hacen sentir, me resulta tan natural como cualquier otro semblante.
No seria así si no estuviera Doe aquí, junto a ella. Entonces se que me turbaría la naturaleza de encontrarme con un fantasma. De que la Muerte en su función hubiera sido alterada.
No es correcto que las separe, concluyo mentalmente.
Son ella, solo que por mor de cierta ebriedad mística de la realidad, es posible verla desdoblada. No mas Jane o Doe. Jane Doe.

Mi cara debe estar seria. Algo solemne. Quizás mucho.

Jane Doe se esta esforzando al limite. Me parece que sus fuerzas se acaban. Quizás es por que se ha ido Leah.
No se si lo que me dice en su petición es, fruto de la lógica de un conocimiento mas amplio del que se supone debería tener, o la patina de recuerdos que el borrado que menciono no puede arrebatar.
Creo que es básicamente una mezcla de los dos. Saber que los que la tenían no son de su familia. Que su familia estará ahí fuera. Que sus padres sufrirían así si ella desapareciera.
-Te prometo que los buscare. Por la Virgen y la Santa Blanca - le aprieto la mano flácida con ternura - Me es imposible prometerte que lo conseguiré, mas allá de que si pondré en ello mis fuerzas hasta que no me queden en ello.
Son dos promesas severas las que llevo en menos de un par de días. Primero a Leah. Hoy a Jane Doe.
Me siento que solo podre hacer una tercera. Y que esa la tendré que escoger con el mas exquisito de los cuidados. Como si con ella se cerrara un circulo.
Vuelvo a comprobar el móvil por si Leah me ha dicho algo. No ha pasado mucho tiempo. No hay nada.
Enciendo la cámara y me levanto para descubrirle los pies y hacerle una fotografía de la huella de la planta de cada uno.
La gente suele pensar que solo están registradas tus huellas dactilares si ta han fichado. Pero hay un registro de todo el mundo hecho cuando naces. Y esa tampoco cambia con el tiempo.
La adjunto a un correo y se la envío a Chana, y al servicio de reten, con prioridad de búsqueda de una coincidencia en los archivos de los hospitales. Hago una estimación de edad para acotar la búsqueda al tiempo en que Jane Doe pudo nacer.
Mientras lo hago se lo voy contando a Jane con voz tranquila.
También elijo una fotografía de la niña mas o menos decente y le pido a Chana que organice una petición de familiares a nivel nacional. Dirigiéndolos hacia nuestra oficinas.
-Así podemos ganar de las dos formas - comento - Descubriendo quien eres por medio de la burocracia o por medio de las redes de comunicación.
Creo que tu Padre no estará lejos. Un padre o una madre que busca a su hija debe ser ahora como yo. Un buscador conjurado. Puede que el mensaje llegue mas rápido de lo que pensamos.
Y también puede que encontremos a otros que no esperábamos.- Encojo el gesto dando pie a la incertidumbre.
Me vuelvo a sentar a su lado.
-¿Quieres oír que es lo que mas echo de menos de Arizona? - digo con tono confidente - Que aun siendo uno de los lugares mas áridos del planeta puedes encontrar sitios tan verdes como los de Irlanda.
- mi tono es melancólico. Evocativo. Sincero. Si ella puede sacar algo de sus propios recuerdos puede que sirva ponerle en situación con los míos - Mi madre me lo cuenta desde que era muy pequeño. Cada vez que íbamos de excursión a las North Rim en primavera. Allí mi hermana me pegaba unas palizas al corre y pilla de campeonato.

La segunda puerta se abrió sin mucha dificultad. En el suelo había un candado roto tan oxidado que parecía un resto arqueológico.

Al abrirla vino un golpe de olor a sangre y a carne tan intenso que habría provocado el vómito de Leah de no ser porque no era un olor pútrido, sino más bien fresco, como el que pudiera tener un matadero.

Tras la puerta bajaban unas estrechas escaleras -iluminadas por una luz amarillenta que venía del piso de abajo- con las paredes enmohecidas por la humedad por cuyas fisuras y desconchados se adivinaba la antigüedad y la decrepitud del edificio de ladrillos de barro.

Me devolvi hasta donde estaba la doctora. No sabia bien que hacer y debia tomar precauciones.

- Doctora, al parecer hay algun tipo de pasaje olvidado. Voy a investigar pero si no vuelvo en 15 minutos busque a Daniel y mande alguien por mi.

- Y trate de que Marie no este sola. No creo que nos este diciendo todo, asi que si puede sacarle algo mientras este despierta, despues hablamos.

Me gire y me quite las proteccion de la cara del traje esterilizado. Necesitaba mis sentidos alerta. Entre por la puerta y la deje entre abierta por cualquier cosa.

Baje por las escaleras oxidadas apenas iluminada por un bombillo que parecia tan viejo como las paredes. Realmente era una posicion para estar nerviosa y senti acelerada mi respiracion. Continue bajando y el olor a sangre era mucho mas fuerte, pero era sangre fresca.

O algo la mantenia fresca o era realmente fresca.

- Hay alguien aqui? dije en voz alta.

Llegue al fondo al suelo y lamente enormemente no haber traido mi arma y una linterna. Que estupida me sentía.

Me siento de manos atadas ante las circunstancias, no puedo ayudar a la agente pero lo deseo; que vaya sola a enfrentarse a un ser cuyo verdadero poder desconocemos me resulta imprudente, para con ella y para con nosotras... Y al mismo tiempo, ya no sé si miente Marie, que parece muy convincente, o si miente la niña, que parece muy inocente. Me duele la cabeza de pensar. -¿El demonio ha dicho? ¿Cómo sabe lo que es? ¿Qué es lo que le cuenta? Necesito que me lo describa, tal como lo ha visto.

Me mantengo a distancia prudente de Marie por si intenta algo y me muevo unos pasos hacia la puerta que atravesó la agente Tautou para seguirla con la mirada hasta donde puedo. -Agente, ¿Y si en vez de aventurarse sola no pregunta si ya ha llegado el apoyo que venía en camino? -pregunto a media voz, para que me escuche pero sin gritar.

Me devuelvo al escuchar la voz de la doctora y hablo con ella en voz baja para que Marie no escuche. Ciertamente tiene razon, deberia esperar por los demas. Pero no quiero darle oportunidad de escapar si hay alguien alli. Ademas el fuerte olor a sangre me tiene intrigada y si hay alguien herido es mejor no perder el tiempo.

- Doctora, tiene razon. Pero no puedo permitir que escape si hay una salida y ademas hay mucha sangre y puede que haya alguien herido. Voy a bajar de todas formas y vaya usted por el equipo de apoyo. De todas maneras el pasaje es estrecho asi que solo podemos entrar en fila.

- Voy a bajar, si hay peligro me devuelvo. Si hay alguien herido tratare de sacarle. Mientras vaya usted por ayuda. No creo que Marie vaya mas lejos de alli y mucho menos que nuestro enemigo aparezca.

Mi voz era firme y decidida asi que me di media vuelta y volvi por el pasillo, atravese la puerta oxidada y comence a bajar mientras veia a la doctora mirandome desde la entrada.

Hice un gesto con la mano de que todo estaba bien y baje.

Todavia no sabia si era una buena desicion, pero me sentia como una leona que no queria dejar ir a su presa.

Las escaleras llenas de polvo y piedrecillas fruto del desgaste y el abandono bajaban hasta un sótano. El olor de la sangre y carne era cada vez más intenso, tanto que se le apoderaba de los pulmones y se hacía difícil respirar.

En el último tramo ya lo pudo ver. Era él. Al fin, él. Mediría el metro noventa y sostenía unos largos y enredados intestinos con un brazo levantado mientras que con la otra mano removía el interior de un cuerpo monstruoso que yacía sobre la camilla, como si buscara algo entre sus vísceras.

Ella no consiguió, al menos en ese primer instante, entender la anatomía del extraño cadáver. Lo muerto, la víctima de Edmund, tenía cuatro brazos, cuatro piernas y dos cabezas. Una totalmente negra, como si estuviera pintada de alquitrán, que le salía del pecho y tenía los ojos en blanco y la lengua fuera. Y otra, la que estaba en el sitio donde era normal que hubiera una cabeza, con los ojos abiertos, inerte, sin vida. Era como si un hombre se hubiera comido o fundido con otro y él estuviera descuartizándolos con parsimonia.

Entonces, ese ser que había venido con la forma de Edmund Terry paró lo que fuera que estuviera haciendo y reparó en Leah. Giró su cabeza, la miró muy intensamente a los ojos con sus ojos de loco e hizo una mueca, un rictus que era algo así como si un ser que fingiera ser humano tratara de imitar, sin mucho éxito, una sonrisa.

Termino de bajar escalera solo para ver una escena dantesca donde una extraña criatura saca los intestinos de otra aun más aberrante. Mi corazón se detiene o es mi respiración, el pedido pecho me late y siento la adrenalina que me enerva sin consideración. Mi mano aun sujeta la escalera mientras la otra busca mi inexistente arma.

Mis ojos como platos ven la lascivia de la criatura que ahora me observa y en su deformidad veo que es Thierry quien me observa. Las piernas no me responden mié tras mi cerebro trata de darle sentido a la macabra inhumación.

Mi mano se extiende como parando una pared de maldad. Thierry esta aquí, Thierry es de verdad, lo estoy viendo y es tangible. Pero esta vivo y se puede matar.

De alguna manera razono que no es algo que pueda meter preso. Ni siquiera es humano. Respiro por la boca para evitar las arcadas por la fetidez o por los nervios. Necesito hacer tiempo para que lleguen los refuerzos.

- Maldito, que demonios eres tu? Digo titubeante.

Con la mano en la escalera lista para subir corriendo, espero su reacción pidiendo a mis adentros que no se acerque.

- Que es lo que quieres maldito?

Volvió su mirada al cadáver. Su voz sonó inhumanamente grave y casi con eco.

-Soy el Devorador de Cadáveres, el Pesador Almas.

Dejó las tripas en su sitio y con la otra mano sacó de entre los órganos del cuerpo yaciente una piedra negra del tamaño de un puño. Fue sacar eso, tan oscuro que parecía absorber la luz y la carne y las vísceras del cadáver empezaron a bullir soltando un vapor blanquecino y brillante.

-He sido convocado y vengo a proteger el paso de los usurpadores... Prepárate…

La criatura me miraba y mis piernas flaqueaban, trate de mirar tras de el y no parecía haber salida posible, solo la escalera. Podia subir y esperar por los refuerzos pero podria alcanzarme o huir. El objeto negro me intrigaba pero no deseaba tocarlo era demasiado... maligno.

- Usurpadores, de que demonios hablas engendro!!!

Insultarlo no seria una buena idea pero tal vez soltara un poco mas de informacion mientras le daba tiempo a los demas en llegar quien fuere que al menos tuviese un arma. Correr no era una opcion para mi aunque visiblemente se notaba mucho mas fuerte que yo, pero no mas agil.

Trague grueso y me prepare a esquivar cualquier ataque mientras miraba de reojo a mi alrededor, algo debia servirme como arma, algun pedazo de algo, aunque estaba oscuro y su presencia me ponia cada vez mas nerviosa.

- Lo unico que vas a conseguir maldito es que te devuelva al averno donde perteneces. Trate de sonar amenazadora aunque ni yo me lo crei.

Comence a caminar hacia atras para poner mas distancia entre la criatura y yo...

Donde estan muchachos....

- Que le hiciste a Noemi, que le hiciste a la niña y a Marie, habla desgraciado, grite ahora molesta.

Leah atravesó la segunda puerta oxidada y desapareció en la oscuridad. Clementine quedó sola. Entre el cuarto de Marie y el lugar al que se había aventurado la detective. El armario de comunicaciones no dejaba de parpadear sus infinitas lucecitas de colores y el olor a sangre era cada vez más fuerte.

Una voz de alarma interior crece y crece hasta volverse ensordecedora: no puedo dejar que la agente baje allí sola, tampoco puedo descuidar a mi paciente... y a mí misma. Decido ir por los policías, si es que llegaron, parto con paso presuroso hacia la salida de la sala de cuidados intensivos pero sin hacer escándalo, tratando de no molestar a los pacientes ni llamar la atención.

Miles de pensamientos cruzan por mi mente agitada, ¿Quién miente, quién dice la verdad? ¿Podremos dar con el asesino? ¿qué ocurrirá con el demonio que ronda a Marie y a la niña? Tantas preguntas y tan pocas respuestas en el horizonte...

Finalmente me asomo por la puerta vaivén mirando en derredor en busca de quien pudiera ayudarme.

A cada paso que daba Leah hacia atrás, él dio uno hacia adelante. Su voz resonaba dentro de su cabeza:

-Yo vivo agazapado bajo la balanza, moro en el submundo con medio cuerpo sumergido en el lago de fuego. ¡Yo devoro los corazones de quienes han de morir doblemente, de los que han de ser aniquilados por el Devorador de Sombras, sirvo al gran dios que se lleva a las almas y que devora la inmundicia y come la porquería, el guardián de la oscuridad que mora en la luz. Los que están en el delito le temen... ¿Tú, le temes?

Aunque siento que esta más cerca de mi, continúa mi búsqueda de algo que me sirva para defenderme.

- Temerle? Yo? Ni siquiera tengo miedo de ti!!

Estaba prácticamente arrinconada en la habitación y pude ver las deformidades de su cuerpo, lo cual me tenian ya bastante asqueada y nerviosa. Su cuerpo evidenciaba ser una ser sobrenatural y hasta dude que un arma fuese suficiente para enfrentarle sin embargo note que no poseia esa aura de miedo cuando su presencia se mostro en la habitacion del panico. Eso me dio seguridad de que era mas fisico en este momento, y asi, podia morir.

Era realmente desagradable pero no sentía ese miedo paralizante de antes. Estaba lista para luchar con las manos si era necesario pero aun asi mire a mi alrededor a ver encontraba.

Daniel donde estas....

- Quien es ese dios que clamas, apenas se de ti, no ves que estas desvariando!

Aunque trate de sonar segura de mi misma giraba para tratar de mantener la distancia aunque se hacia cada vez mas corta. Mis palabras eran mas para buscar conversacion y ganar tiempo que para sacar informacion. Estaba asustada.

Por un momento pense que era mejor que Daniel no apereciere, arriesgaria su vida por mi, era un precio que no deseaba. Mucho menos la doctora o los demas.

Dios debía existir para estos momentos pero yo no era muy religiosa.

Dios mio ayudame.

Si me ataca tratare de esquivarlo, si me agarra peleare, hasta que lleguen refuerzos.

- Que buscas en la niña, quien es ella? Grite.

Cuando terminó sus palabras, un sentimiento hacia Leah y un calor inexplicable le hizo sonrojar y las manos le empezaron a temblar.