Partida Rol por web

Pía había roto a llorar tan pronto como Gaëlle dijo que la quería, la bardo notó claramente que era por la tensión acumulada sobre todo, aunque también de alegría y un poco, lo menos, por la regañina. Su rostro era un aluvión de emociones, todas a la vez y a la joven trovadora le pasó por un segundo por la mente si ella se vería igual de graciosa unos momentos antes, o ayer mientras hablaba con la otra chica y se sentía igual que ahora se sentiría ella.

La bardo mágica sólo podía asentir y hacer pucheros entre hipidos a la sarta de afirmaciones, acusaciones, cariños y reproches que Gaëlle soltaba casi sin respirar; de modo que cuando la joven criada entre los elfos se paró para esperar respuesta el breve tiempo que tardó en verse vencida por el ansia, apenas fue suficiente para que Pía dejase de sollozar y desde luego fue capaz de decir nada antes de verse sorprendida por el impulsivo beso de su antigua amante. 

La mayor de las dos amigas dejó su lloros casi de inmediato y unos segundos después respondía a los besos y caricias de Gaëlle con tanta pasión y fiereza que a punto estuvo de derribar a la juglaresa; por un segundo la joven humana temió que  su amiga tuviera la intención de derribarla al suelo y hacerle el amor allí mismo, pero un minuto después la timidez natural de Pía volvió a imponerse y se separó de ella arreglándose la ropa, recuperando la compostura y mirando de reojo a la gente que las rodeaba y miraba ceñuda; aunque no dejo de lanzar miradas furtivas a Gaëlle mientras ella también se arreglaba.

Unos momentos después Pía cogió a la pelirroja de las manos y entre breves pero apasionados besos, la llevó más hacia fuera del pueblo, en zonas cada vez menos concurridas mientras hablaba una o dos frases entre beso y beso en los labios.

-"Te creo, Gaëlle, y te prometo que no habrá más sorpresas en el futuro. Bueno... habrá muchas, pero agradables" - añadió con una sonrisa pícara y traviesa antes de volver a besarla por segunda vez en la misma frase - "Te esperaré, mi amor, aguardaré en Portalelfo el tiempo que haga falta, con un lecho de flores frescas y una gran bañera de porcelana rodeada de velas, hasta que vuelvas y si no lo haces... Entraré en el bosque de los elfos y te encontraré, te buscaré hasta el fin del mundo si hace falta." - su rostro brillaba de felicidad y emoción, juntó las manos de su amante en las suyas y las llevó a su pecho, acercándola a si - "Te lo juro, amor mio, nunca más volveré a dejarte cuando acabes tus asuntos aquí y vuelvas a mi lado. Seré tuya para siempre... Y tu serás para mi." - remató su frase con un beso, profundo y apasionado, tan largo que Gaëlle temió quedarse sin respiración antes de que sus bocas se separasen. 

Por primera vez desde que se habían reencontrado, Gaëlle estaba segura más allá de toda duda de que Pía era sincera en sus palabras; pero eso sólo hizo que la bardo se preguntase qué misterios y medias verdades se había callado.

La despedida acabó siendo apresurada. Tras unos arrumacos y cariñitos más habían llegado fuera del Arrabal, las personas más cercanas estaban a más de doscientos metros y eran un par de guardias con gesto severo que sin duda esperaban que la desterrada Pía se alejase de una vez para poder volver a su atareada faena. Gaëlle pudo notar en la sonrisa forzada de su amante al despedirse la misma pena que la invadía a ella, se giró y se fue muy apresurada tras un -"Hasta pronto, mi amor." - que sonó apenas sereno, a la bardo no le cupo duda que la voz se quebró después y que si hubiera añadido algo lo habría hecho llorando.

Era hora de volver a la ciudad, el futuro tenía ahora un poco más de luz, aunque no dejaba de provocar largas sombras. Tal vez aún podría disfrutar del Festival, aunque ahora que la tensión y la emoción habían remitido, volvía a tener un desagradable dolor de cabeza y su cansancio había vuelto a hacerse patente.

El investigador se dirigió hacia el Centro, Evea no estaba por allí pero el guardia del arco estaba discutiendo a gritos con varios turistas humanos que rezongaban sobre porqué la tipa esa malvestida con ropas de viaje podía entrar a ver el Centro y ellos con sus lujosas galas y su educación refinada no. Aquello le dijo al aasimar que Evea había entrado sin problemas, el saludo con los ojos del guardia cuando él esquivó la fila y pasó, entre miradas a medio camino de la suspicacia y la envidia.

Llegó al templo sin más incidentes, acompañado por la soberbia música de cámara que se interpretaba en los escenarios que había desperdigados por los principales parques de la ciudad interior. La villa estaba engalanada magistralmente, y tenía un aspecto en esos días con el que no tenía nada que envidiar a lugares del interior como Tornalsol. La sala de rituales estaba abierta al público, de modo que Theonil pasó sin llamar.

El culto estaba en su apogeo, un grupo nutrido de fieles estaba en los reclinatorios y el coro cantaba las lóas ceremoniales. Nasha era la solista y sonrió a su padre cuando le vio entrar, cantando aún con más ganas su solo. Aunque tardó un tiempo, dado que no se atrevió a marcharse antes de que su hija acabase su solo ahora que le había visto, realmente no perdió el tiempo, puesto que el sacerdote que debía atenderle estaba ocupado.

Theonil no se sorprendió cuando vio salir a Evea de la cámara de curaciones, el clérigo tenía prisa de modo que los amigos tuvieron que posponer su conversación pues insistía en terminar con él cuanto antes. El ritual fue rápido y no llevó más de un par de minutos, incluyendo los cánticos ceremoniales, una imposición de manos sin contacto físico y ser ungido con un óleo que provocó una sensación agradablemente cálida que caló hasta los huesos del maduro detective; cuando se disipó la sensación de calidez, se llevó con ella todo el cansancio y agotamiento que tenía, junto con su malestar.

Cuando Evea salía de recibir su agradable restablecimiento, se encontró de frente con Theonil, que esperaba a su vez para entrar a por el suyo. Decidió esperar escuchando los cantos ceremoniales de los iniciados de Rillifane, dado que el aasimar no tardaría mucho más que ella en recibir su conjuro.

Ambos tenían un aspecto impoluto y fresco, que contrastaba fuertemente con el del día anterior, heridos y agotados. Evea además lucía unas ropas de aspecto nuevo, parecían recién estrenadas y su diseño élfico prácticamente lo confirmaba. Unos minutos después los dos salían a través de la engalanada ciudad en dirección al arco de salida, desde donde pudieron distinguir a Karlack, también llevaba ropa limpia y aparentemente recién estrenada, pero tenía un aspecto un tanto cansado, con ojeras visibles. Llevaba sólo una coraza en lugar de la armadura de guerra del día anterior, lo que era mucho más apropiado para el Festival, amén de infinitamente más cómodo.

 La joven de tez oscura los saluda con cordialidad.

 - Buenos días.- Dice con un tono cantarín en su voz, al parecer el ambiente se ha ido adueñando de su persona.- Parece ser que hoy promete ser un buen día. ¿Teneís alguna recomendación acerca de alguna atracción? Tenía pensado irme, pero un poco de descanso me irá bien... y como tampoco tengo un rumbo claro a aseguir, creo que me quedaré un poco más.

Sonrío al ver a Evea y la saludo con un gesto amistoso

realmente hay mucho que ver, Evea, pero te aconsejaría que buscases  alguna ganga por los puestos, algún objeto mágico útil... Yo... - Me froto la cara, cansado- Intentaré buscar algo de información sobre lo de Tianna, pero... refréscame la memoria; quizás me deje algún cable suelto y quiero tenerlo todo bien atado antes de empezar.

Creo que me han dado la peor habitación de la posada, llega todo el ruido del festival, y esto no para.- dijo el guerrero con una sonrisa.

Theonil, si quieres te acompaño y terminamos la conversación de ayer

Está bien- Digo, con una sonrisa condescendiente- Tengo que mirar el precio a pagar, y quizás sólo te necesitaría durante el festival y un par de semanas más. Pago por semana, sin preguntas y discreción, cosa que confío esperar de ti. 

No soy de los que se quedan mucho tiempo en un sitio, y nunca me gustó hablar mucho, así que no creo que haya ningún problema.-  contestó sin perder la sonrisa

 La joven asiente mudamente con un gesto. Tras mirar a Karlack, a quien no conoce mucho a pesar de haber compartido viaje con la caravana... y la trifulca de la noche pasada, decide que no hay problema en que escuche el relato, además muy provablemente termine trabajando junto a Theonil.

 Tomando aire y aclarando su voz, la joven relata lo sucedido en los últimos tiempos...

 - Hace cosa de un año, en un preregrinaje del Caballero Rojo, Lady Tianna y yo encontramos unas capillas dedicada a la fe que habían sido brutalmente mancilladas. Explorando los alrededores, a parte de encontrar unos trasgoides, encontramos unas antiguas criptas en el corazón de las montañas donde en la antigüedad se enterraban en ellas los santos devotos del Caballero Rojo. Al llegar allí encontramos varios indicios de profanación también. Sin pensarlo dos veces nos internamos en esas antiguas criptas...

 Tomando mayor fuerza en sus palabras a medida que va recordando, prosigue:

- Varias semanas estuvimos andando y reconociendo las entrañas de esa cripta, en su interior encontramos un complejo subterráneo colosal. Las criptas tan solo eran una parte de este. Durante el tiempo que estuvimos bajo tierra, descubrimos varias cosas, la más perturbadora era la de un culto satánico que había puesto sus herejes manos en lo sagrado del lugar. Al parecer, el emplazamiento de la cripta no era casual, resulto ser que el lugar era un sitio de poder, donde la magia era poderosa y el contacto con el más allá, más cercano.- Sacudiendo levemente la cabeza prosigue el relato.- En ese lugar se estableció un culto dedicado a un poder del abismo relacionado con la no-muerte. El maldito culto había cobrado una fuerza inusitada y los devotos de la fe oscura estaban realizando rituales de indescriptible maldad para lograr ascender a su Señor de estatus. Lady Tianna dirigió la compañía de aventureros para frustrar los planes del culto,... varios compañeros perdieron la vida en esa fatídica oscuridad.

La voz de la joven termina en un hilillo apenas audible en ese punto. Cuando parece que no vaya a continuar, dice.

- Pero no en vano, o no del todo, tras numerosas escaramuzas y enfrentamientos, logramos diseminar el culto, eliminando a varios acólitos y dirigentes en el proceso, luchando contra demonios invocados para proteger a los adoradores de la oscura fe. Una vez expulsada la presencia oscura de la cripta, y borrar todo rastro de esta, descubrimos que el culto había escapado de la aniquilación, por lo visto varios líderes surgieron y se repartieron para difundir de nuevo la fe en ese poder oscuro.- Mirando a Theonil añade.- De eso hace cosa de un mes, cuando Lady Tianna recibió la visión de la ubicación de uno de estos emplazamientos. Tras tratarlo varias veces, ella nunca me quiso rebelar ese lugar... que seguro que es donde ahora estará, combatiendo con todo su ser y alma, para que en el mundo, bajo la luz del sol, gentes como estas puedan seguir viviendo sus vidas felices e ignorantes de tales sacrificios.

La vuelta hasta Zoquejo resultó mucho más agradable que el despertar, el bosque que rodeaba la ciudad era apacible e incluso las criaturas silvanas se mostraban relajadas y tranquilas. El ruido de la ciudad resultó mucho más aturdidor y descorazonador que el día anterior, a la solitaria druida le parecía que todas las personas del mundo se habían concentrado esos escasos cinco kilómetros cuadrados.

Sin embargo eso también resultó ser una suerte, los guardias en el Centro eran muy pocos, había acudido a esa zona en parte porque allí sólo había elfos y mestizos, en parte porque había muchísima menos aglomeración que fuera y también porque era donde estaba la posada de Nívea Selen. Fuera, tanto en el Arrabal como en el Festival, la presencia de guardias era muy numerosa pero estaban superados por la cantidad de gente y, aunque no había grandes alborotos, las pequeñas riñas, la gente preguntando y la vigilancia les mantenían saturados.

Auria dudaba que pudieran reconocerla, el posadero explorador había resultado una complicación, pero si la guardia había relacionado la loba huyendo de la posada con la huésped desaparecida quedó claro que no le importaba cuando, al girar un tronco de árbol de una vivienda particularmente pequeña, se topó de bruces con un vigilante, que tras pedirla disculpas y desearle un feliz Festival, siguió su camino sin prestarla mayor atención. Parecía que no la buscaban por el incidente nocturno.

Aún así siguió con discreción y procurando pasar desapercibida hasta uno de los puntos más concurridos del Centro, la plaza de entrada mostraba un buena cantidad de gente yendo y viniendo, el guardia del arco se mostraba especialmente estresado, explicando una y otra vez a engalanadas familias forasteras que los extranjeros no tenían permitido el paso al Centro y que los conciertos que sonaban en el interior eran exclusivos para residentes y ciudadanos del Reino elfo.

La joven druida se sentó en un banco discreto y resguardado, estaba hecho con la raíz viva y natural de un árbol. Allí esperó mirando la puerta de la posada hasta que Nívea Selen saliera.

Nívea Selen, con el pequeño Tronador trotando muy ufano a su lado y olisqueando todo lo que encontraba, abandonó la posada con mejor humor, el desayuno, sabroso y reparador, había mejorado su ánimo a pesar de que no tenía las mejores noticias que podía esperar. Una nueva sorpresa agradable le esperaba nada más salir. Cerca de la posada, en un banco medio escondido detrás de unos arbustos ornamentales con la forma de animales del bosque, estaba la joven Auria.

Tenía aspecto de haber estado en el bosque y algunas rozaduras extrañas para una druida de pleno derecho como creía que era la muchacha y, aunque no parecía estar herida ni enferma, su cara tenía reflejada una cierta preocupación. Aunque a la elfa no le era fácil leer el lenguaje corporal de las personas, le parecía que Auria había mostrado un cierto alivio al verla.

Auria por su parte había estado vigilando durante algunos minutos y se levantó de su banco rápida cuando por fin vio salir a Nívea Selen, ella tenía buen aspecto, parecía descansada y relajada; aunque su rostro no mostraba tanta alegría como se podía esperar de alguien que salía a la Feria, incluso unas arrugas suaves en su frente indicaban que podía estar algo pensativa. Aunque viendo lo feliz que su jabalí trotaba y hozaba cerca de ella no se diría que las preocupaciones fueran graves.

Gaëlle continuó durante unos minutos en pie observando a Pia mientras se alejaba. En aquel preciso instante deseaba irse con ella, inmediatamente, pero no podía, no aun. Pero al menos ahora sabía que cuando todo acabase podía hacerlo, y ella la esperaría. Era agradable, saberlo, hacía tiempo que no iba a ningún lugar donde alguien estuviese esperándola... Las cosas seguramente seguirían sin ser fáciles entre ellas dos, pero era algo que siempre había sabido. De otro modo no sería Pia... pensó. 

La verdad es que en ese momento no le importaba. Las dificultades pasadas aparecían en su memoria como imágenes lejanas, borrosas, difíciles de situar. En aquel instante su mente estaba ocupada por una sola idea: la idea de una playa, de noche, iluminada por la luna llena. Ella sentada junto a una pequeña hoguera, apenas vestida. Pia sentada justo tras ella, abrazándola, estrechándola contra su cuerpo, mientras comparten una botella de vino. A lo lejos música, fundiéndose con el sonido de la olas... Un ligera presión le invadía el pecho mientras lo imaginaba, el pulso se le aceleraba, un hormigueo en la boca del estomago... Ojala estuviese ocurriendo en ese mismo instante.   

Tras perderla de vista su mente volvió al mundo real. Tenía que volver al pueblo, acercarse al templo. Esperaba que allí tuviesen un remedio para su resaca, como le había dicho la capitana. No podía permitirse fallar en una actuación como la del festival, necesitaba estar en perfectas condiciones.

Comenzó a caminar, sin prestar mucha atención a lo que hacía, dándole vueltas aun a todo lo que había pasado la noche anterior. ¿Que ocurriría si se encontraba con Adalbern? No lo habían encontrado, y no tenía razón para pensar que se había ido. ¿Y si no conseguía dar con Notcha? Le aterraba fallarle así a su hermano, pero la capitana le había quitado las esperanzas de conseguirlo. Quizá Theonil pudiese ayudarle con aquello, parecía conocer bien lo que se hacía en Zoquejo.  

Tras atender los asuntos más urgentes, Gaëlle decidió acercarse por el templo. Lo cierto era que necesitaba esa magia restablecedora que le había ofrecido la teniente Recta como el comer, aunque sólo fuera para poder dar una buena imagen en sus actuaciones de por la tarde. De ese modo se había dirigido hacia el arco, frotándose las sienes que le bombeaban por la resaca y el jaleo y ajetreo del Festival que estaba rodeando no le ayudó en absoluto.

Entonces, como si su mente le hubiera invocado, allí estaba Theonil, justo fuera del arco de entrada, conversando con Evea y Karlack, quienes llevaban ropas impolutas y de aspecto nuevo, en el caso de Evea cuero de fino diseño élfico que Gaëlle pudo apreciar que quedaba de maravilla en la joven humana pues era tan esbelta que la ropa élfica le encajaba como un guante; las de Karlack parecían más convencionales similares a las que se podían encontrar en tierras humanas. 

Karlack tenía aspecto cansado, mientras que Evea y Theonil parecían frescos como rosas. Los compañeros pudieron observar llegar a Gaëlle, llegaba desde el Arrabal y sólo había atravesado del Festival la plaza del fielato. Aunque era obvio que se había aseado y refrescado, no tenía muy buena cara, parecía cansada, dolorida y Theonil y Evea podían aventurar que había llorado, por los ojos enrojecidos y las marcas en las mejillas; en el caso de Karlack, nada acostumbrado a esas cosas, Gaëlle tan sólo parecía haber pasado una mala noche, como él y quizá un poco resacosa.

Muy esclarecedor... - Digo, con un gesto serio- Echaré un vistazo antes de la hora de comer;  se me han ocurrido un par de sitios donde puede que sepan sobre el tema. Intenta recabar algo de información entre los llegados en la caravana... o... descansa. - Algo triste pongo mi mano en su hombro y añado- Si las cosas salen como creo que saldrán necesito hasta mañana para poder poner en orden todos mis asuntos y dedicarme plenamente a la investigación. Además... Me da en la nariz que quizás algún viejo amigo de ese almacén podría saber algo... 

Veo a Gaëlle entre la muchedumbre, y con un gesto más afable me acerco a ella:

-¡Señorita Bellerose! Supongo que no habrá sido una noche sencilla... ¿Hay algo que pueda hacer por vos o vuestra amiga? Su ayuda en el almacén fue inestimable, y no hay nada que me recomfortase más que devolveros el favor.

Al joven guerrero se le borró la sonrisa al mismo tiempo que los colores aparecían en su rostro.

Emm bu-buenos días.- apenas pudo articular más palabras balbucentes.

No sabía qué le pasaba, pero cada vez que estaba cerca de aquella chica parecía que las palabras le costaban salir de su boca, y hacía que pareciera un poco idiota...debe realizar algún tipo de embrujo que sólo me afecta a mí

 La joven asiente a las palabras de Theonil a la para que termina de fijarse en Gaëlle, sin poder evitar fijarse en los rastros de unas lágrimas recientes. No obstante no hacer referencia al caso.

 - Buenos días, Gaëlle, ¿ya ha sido liberada esa amiga tuya?

Al ver a sus compañeros de la noche anterior se acercó a ellos. La verdad es aquello era muy conveniente, porque más tarde pensaba buscarlos.

-Buenos días a todos - saluda cortésmente - no esperaba encontraros aquí ahora. ¿Fue todo bien despues de que nos separásemos?

Se dirigió entonces a Theonil y Evea, respondiendo a su interés por el destino de Pia. 

-Gracias por preocuparos, pero no hará falta nada. Ese asunto ya está... completamente arreglado - mientras hablaba se dibujó en sus labios una sonrisa - Pero si me gustaría pediros un favor, si no os parece demasiado, aunque preferiría discutirlo en algún otro lugar... quizá la taberna donde nos encontramos ayer... Es algo importante sobre lo que me gustaría que me aconsejaras - ahora se dirigía concretamente hacia Theonil - yo no conozco mucho esto y no se moverme por aquí... lo más probable es que no haya nada que hacer, pero... bueno, si te parece bien lo podemos hablar a la hora de comer en la taberna. 

Al hablar de aquello fue gradualmente poniéndose nerviosa. Se notaba que era algo delicado, algo importante para ella. 

-Ahora... venía a buscar algo de ayuda... Hoy voy a actuar, y la verdad es que no estoy en muy buenas condiciones. La teniente Recta me dijo que aquí podrían ayudarme. Si me disculpáis...

Tras despedirse se dirigió al interior del templo.