Partida Rol por web

La Costa de la Muerte se tiñe de rojo

Quince muertos fruto de la guerra entre narcotraficantes en Finisterre. Cuatro guardias civiles y un policía fallecidos en la operación.

Cuando todavía colean los efectos de la operación Nécora, el narcotráfico vuelve a la primera plana con los hechos acecidos en la localidad coruñesa de Finisterre durante los días 7, 8 y 9 de octubre.

Drogas, sectas y asesinatos en el Camino de Santiago

El influjo mágico del Camino se extiende más allá de Santiago, aunque muchos peregrinos se pensarán continuar hasta Finisterre para ver sus magníficas puestas de sol cuando lean este reportaje. 

Muertes todavía sin esclarecer

Las autoridades incapaces de explicar las muertes de la patrona de la pensión El Alcotán, Adelaida Moniz, de 63 años, natural de Padrón, y del académico irlandés, James Cross, reputado investigador sobre los caminos de peregrinación.

Monstruos en nuestra tierra

El caso de Hixinio Rui, natural de la aldea de Cures, nos habla del horror de las drogas. Vinculado a la tragedia homicida ocurrida en Finisterre el pasado octubre, Hixinio es una víctima de la adicción, un hombre simple de fisonomía abotargada y deformada por el consumo prolongado.

Manuel pliega con hastío el periódico, mira el teléfono descolgado y se levanta con pesadez para dirigirse hacia la puerta, donde alguien lleva pulsando el timbre con insistencia por espacio de diez minutos.

-Un periodista xa tería marchado -murmura el pescador, ahora retirado.

Hosco, abre la puerta, preparándose para alejar al inoportuno. Detiene la bronca reprimenda al ver al doctor Neira en el rellano. El médico sonríe nerviosamente, como pidiendo disculpas. Desde aquello no parece el mismo, aunque aparenta ser el mismo hombre mesurado y tranquilo.

-Ningún de nos o somos...-murmura antes de echarse a un lado y dejarle pasar.

-¿Perdón? -inquiere el doctor con un deje nervioso, pero ya está pensando en otra cosa. Se llega al salón, sin reparar en lo desastrado y sucio que está, y se derrumba en uno de los dos sillones orejeros.

-La han destruido -afirma mirando al marinero-. Por fin lo he logrado, a pesar de las quejas de la universidad y de la sociedad histórica. Hemos tenido mucha suerte con ese crimen, tan explotado por la prensa amarilla. Ahora están todos como locos buscando influencias perniciosas en nuestros jóvenes... -suelta una carcajada amarga-. Si supieran lo que hay detrás de todos esos cuentos... miles de años, Manuel.

El marinero no puede evitar sonreír y lanzar una mirada hacia las escaleras que conducen al piso de arriba.

-¡Por fin! Qué boa noticia, Santa Carmen nos garde. Dos años, Pedro. Dos años. Quizás ahora podamos dormir.

El médico suspira mientras se mira las manos, todavía le tiemblan, a veces.

-¿Crees que ese crimen ha tenido algo que ver? Sigo viendo conexiones con todo, Manuel. Sé que no tiene sentido, me lo repito una y otra vez, pero no puedo dejar de pensar que ... -hace un gesto señalando lo que les rodea-... que es tan fina la barrera que nos separa con, con... 

-El horror -termina el viejo marinero-. Non sé. Trato de no pensarlo demasiado. Ni siquiera cuando ella grita en sueños... está enferma, me repito.

-Y lo está -confirma Pedro incorporándose-. Voy a verla, le haré un reconocimiento, si te parece.

Manuel se encoge de hombros, como si hubieran tenido esa conversación otras veces.

-Vamos.

Pedro cierra el maletín con tristeza