Partida Rol por web

La rabia se apodera de mí por unos instantes y le espeto a Jensen:

-¡Que te jodan, analfabestia! ¿Crees que no tienes dueño? ¿Que puedes ir por la vida haciendo lo que te de la puta gana? ¿A quién crees que van a hacer responsable de nuestras desapariciones, tío listo?  Quizás tu no tengas miedo, pero los que te mantienen lo tienen, y cuando veas que te niegan trabajo, cobijo, comida, y te quedas en las últimas, recordarás porque cojones no hay que actuar como un gilipollas siempre que te venga de gusto, mamonazo! ¡vete, vete a la mísmisima mierda que te parió!

Joder, que a gusto me he quedado.

Espero que le joda el napalm a tiempo, pero ahora tengo otras preocupaciones, mi familia. Me giro a mi hermano, tratando de calmarme, mientras respiro profundamente, tras escuchar lo que me dice, ajeno a todos los demás:

-No puedo perderla, sé que ninguno en la familia lo entendéis, pero no puedo perderla. Ella lo es todo para mí y ahora mismo está demasiado débil para viajar, debo de volver a conectarla a las máquinas. Sin ellas, no sé cuanto aguantará...si nos vamos, debe de ser algo muy rápido, si en menos de una hora no recibe la ayuda médica apropiada...

No se atreve a terminar la frase, pues el mero hecho de pensar en perderla le aterra. No es consciente de todo lo demás que sucede a su alrededor, por lo que simplemente centra su atención en Alice y Larry.

-Dime que podemos poner a salvo en ese tiempo y me iré contigo, te seguiré donde haga falta, pero solo si me aseguras de que llegaremos a tiempo.

 Aún me dura la rabia, que Jensen desprecie nuestras vidas, incluso cuando iba a pagarle por ellas. Maldito idiota. Sin embargo, trato de controlarme, quiero que mi familia confie en mí:

-Puedo, puedo prometerlo, pero debemos estar unidos, todos nosotros, voy a necesitar tu ayuda hermano. ¿Cuento contigo?

En caso afirmativo, me giro hacia el otro "Thomas", también es casualidad:

-Chico, yo no te recomiendo seguirle, es una puta bomba de relojeria, en cualquier momento te va a dejar tirado. -aunque es verdad, debo admitirme, que me vendria bien su ayuda, cuantas mas manos, mejor para cargar con todo, y de todas formas, si mi plan sale bien, tendremos espacio para todos- Te invito a venir conmigo, tu decides.

Hago un gesto a mi hermano, junto a Alice, y a quien decida apoyarme en esta loca empresa, y les susurro*:

-Hermano, necesito saber dónde hay las ambulancias, necesitaremos el material médico para Alice, y contactar con la gente del helicoptero. No tenemos mucho tiempo, y tendremos que coordinarnos. Usaremos tu posición, para conseguir todo, si hace falta me infiltraré yo a dónde tenga que llegar. Pero vamos a salir de aquí de una pieza, todos. -cojo la muñeca de mi hermano, y señalo su reloj- calculo que en menos de una hora, si los muertos no llegan antes, nos invadirá el Napalm y moriremos. No podemos entretenernos. Debemos avisar a un helicoptero apra que nos recoja a las afueras del complejo, iremos ahí con la ambulancia y el material médico. No podemos escapar siplemente por carretera, ya que el radio del bombardeo nos matará sin darnos tiempo a escapar. Pero por aire... eso si es posible. Sin embargo necesitaremos la ambulancia, porque el helicoptero no podrá aterrizar aquí. Tienen ordenes de no permitirlo. ¿Cuento con vosotros? Cuentanos todo cuanto puedas, hay que organizarse ya.

-Sí, es alguien muy duro- se sonrió de costado ante la mención de su hermano, aunque no lo hubiera visto, esa forma tan ruda de describirlo del dio algo de confianza. Su familia no era gente sencilla, estaba preparados para lo peor… solo que nunca imaginaron un escenario como ese y seguramente estarían metidos en medio de todo ese horror. Intentando ayudar.

La tensión en el ambiente no hacía más que incrementar, no solo por Jensen y Larry, sino por la llegada de más militares. Las palabras del de mayor rango, le recordaron a cuando sus padres le dijeron que su perro estaba ahora en una granja fuera de la ciudad. El bombero continuaba sosteniendo la mano herida de la joven inconsciente, la cual se veía totalmente indefensa e inocente.

Las discusiones y planes continuaban, sobre todo entre el medico y su hermano. El bombero continuaba manteniendo cerrada la herida que se habia autoimpuesto Violeta, sin atreverse a moverse ni un centimentro de allí. Sabia bien como operaba Jense, incluso cuando todo era "normal" ahora deberia ser una persona muy peligrosa y su rostro frio no auguraba nada bueno para Larry. Cada uno parecia querer correr hacia un lado distinto, como ratas intentando huir de una inmintente inundacion. Thomas era el unico que se quedaba para ver que todos escaparan a salvo. Y por la cara del medico al oir lo que le dijo su hermano, la inundacion era peor de lo que todos pensaban.

La habilidad del chico para entrar y salir de las instalaciones del laboratorio sin ser visto me sorprende, decido seguirlo después de escuchar como en susurros Larry le dice a su hermano que el Napalm nos va a matar. Sé que yo no entro en sus planes de salvamento, por lo que tengo claro que lo más importante para mí es salir lo antes posible de aquí.

Sigo los pasos del chico haciendo exactamente lo mismo que él, me da la impresión de que ya ha entrado más de una vez en el laboratorio. Mientras lo sigo me pregunto si tiene idea de lo que está por venir, ninguna de las dos cosas de las que he oído hablar pinta bien. ¡Mierda!, vamos a morir en antes que termine el día. En este momento de mis reflexiones dudo y apunto estoy de dar la vuelta y suplicar al grupo que me dejen subir con ellos al helicóptero. Puede que si consigo un vehículo...haya un posibilidad

Miro hacia atrás, nadie se da cuenta que no estoy, sigo por el pasillo camino al exterior hasta que los pierdo de vista.

Debido a la tensión que se respira en el ambiente, los pasos de Mary pasan totalmente desapercibidos. La atención de todos los presentes está centrada en los conflictos armados que se está desarrollando en lo que parece ser, una completa locura. Si alguien pierde  los nervios y comienza a disparar, aquello va a terminar mal...muy muy mal. Así que siendo como es una chica lista, decide largarse de allí siguiendo los pasos del muchacho.

Dejando atrás el alboroto del ala médica, se adentra por un largo pasillo sin ver rastro del muchacho al que sigue. Aunque tras avanzar unos pocos metros por el pasillo, alguien la agarra por detrás y tapándola la boca con una mano, la arrastra hasta una puerta abierta que hay en el pasillo.

-Tranquila, tranquila, tenía que hacerlo antes de que te pillasen las cámaras.

Todo ha sido tan repentino y de forma tan brusca, que Mary apenas ha tenido tiempo de reaccionar y antes de darse cuenta, se encuentra metida en una sala amplia pero a oscuras, con el misterioso muchacho. Quién dando un par de pasos hacia atrás, alza las manos para indicar que no la desea ningún mal.

El muchacho es alto, con un cuerpo atlético y dispone de ese aire peligroso a la par que carismático que sin duda le hacen irresistible para la gran mayoría de las chicas. Viste con unas deportivas, unos pantalones vaqueros desgastados y un niki de manga larga. Por supuesto, a la espalda lleva la mochila con todo el botín que ha reunido.

-Me llamo Derek. Pareces diferente al resto de los que llegan aquí, al menos los de nuestra edad. La gran mayoría son todo nervios y pesadillas. Pero tu pareces una superviviente. Pensé que te vendría bien estar con alguien que sabe moverse por aquí, además no me vendría mal un par de manos adicionales, ya sabes, hay muchas cosas aquí que podemos llevarnos y el peso será más liviano entre dos.

Sophie, viendo que Mike, jefe de seguridad de las instalaciones y sus subordinados no iban a dejarla pasar, solo tenía dos opciones. La primera, era regresar a la sala de control desde donde observar todo lo que sucedía en One World. Desde allí podría ayudar en lo posible con una visión más amplia. A demás le había prometido al capitán que así lo haría. La segunda, era quedarse junto a sus amigas Violeta y Alice haciendo todo lo posible por ellas. Matt tendría que entenderlo, ellas eran todo lo que le quedaba de su anterior vida. - Muy bien... - dijo viéndose bloqueada por el jefe de seguridad y los suyos - Usted es el máximo responsable aquí Mike y las vidas de toda esta gente están ahora en sus manos. Yo no pienso separarme de ella. Pero que sepa que les está poniendo en riesgo... - dice mirando a Violeta que parece algo más calmada en la camilla. Sophie tiró de la camilla unos pasos hacia atrás para encontrarse con el doctor Thomas. - Siento lo de antes. Pero tenía que sacarla de aquí lo antes posible. Al parecer para nada ... Esperaba que el doctor entendiera la situación límite en la que se había encontrado. En la que si fuese su mujer quizá el hubiera hecho lo mismo... - Dejemolas descansar pues. Ayúdame por favor. - le pidió al otro Thomas, ese chico tan amable que había sujetado a Violeta momentos antes.

Abro los ojos como platos, al sentirme arrastrada fuera del pasillo -¿pero que haces?-- le doy un empujón, y escucho al joven bastante enfadada– ya sé que hay cámaras!!-- ¿y en serio piensas que te voy a ayudar? ¿por qué?--no sé si sabe lo que está a punto de pasar o se hace el tonto. Intento seguir el juego para ver si me da alguna información interesante pero la verdad es que no tengo paciencia ni ganas,-- vamos a ver chico déjate de rollos y dime por donde tengo que salir, si se dan cuenta de que no estoy en el área medica vendrán a buscarme los de seguridad y te encontrarás tu también en problemas.

Veo su cara de sorpresa, no esperaba esta reacción, sé que no soy agradable y en esta situación soy mucho peor. --necesito encontrar un transporte si me ayudas con esto puedes contar conmigo para robar lo que quieras, aunque créeme no te va a servir de mucho-- toco la chaqueta para comprobar que el cuchillo sigue en mi bolsillo.

En apenas dos minutos, el mundo se sumerge en un mar de locura y caos. Cada uno de los presentes tiene sus propios objetivos que sin duda, chocan con los del resto. El terrible virus que asola la ciudad, logra sacar lo mejor de las personas, pero también su parte más oscura.

Thomas Miller ha luchado desde el inicio del virus con todas sus fuerzas con el único fin, de salvar a su amada recién esposa. Pero un trágico accidente casi se la arrebata y ahora, pese a que aún sigue con  vida, no está en su mejor momento. Con los cuidados necesarios, sabe que sanará pero ahora mismo se pregunta si realmente podrá ver recuperarse a su mujer.

-No hay ambulancias aquí, Larry. Estos laboratorios han sido equipados de forma urgente por One World con material médico. Pero no disponemos de los mismos medios que un hospital, de hecho, no estoy ni tan siquiera seguro de que aún quede algún vehículo en los garajes. Quizás quede alguna de las furgonetas de reparto que podamos usar...Espera...¿Napalm? ¿De qué diablos estás hablando?

Una cosa es escapar de allí antes de que realicen el cierre de seguridad. Duda que los infectados logren abrirse paso hasta el interior de los laboratorios y acabar con los civiles. Pero si hay napalm de por medio, entonces todas aquellas personas, todos aquellos inocentes...todos morirán.

-¿Qué diablos está pasando Larry? ¿Qué es eso del Napalm? ¿Van a usarlo aquí?

El jefe de seguridad es un hombre veterano con ese aire militar tan propio de esos hombres que han servido a su país durante gran parte de su vida. No parece un mal tipo, aunque al igual que todos, está sometido bajo una gran presión. Aceptó el trabajo como jefe de seguridad en aquellos laboratorios como una forma fácil de ganarse un buen dinero antes de jubilarse, pero las cosas se han complicado tremendamente.

Sophie, Larry y Jensen están provocando tal revuelo, que con gusto les patearía el culo fuera de allí. Con la primera no puede hacer nada, Hawkins la protege. Con el segundo parece que no será necesario, pues está dispuesto a largarse y el tercer...el tercero es una jodida bomba de relojería con la que es mejor no jugar.

-Muy bien, Sophie, tú y el fornido que te acompaña seguir a Ted. Llevaréis a una zona segura a Violeta donde en caso de que tengas razón, no podrá hacer daño a nadie. Ya he solicitado que envíen a otro doctor para atenderla y compruebe si está o no infectada. Una vez comprobemos su estado y mis hombres terminen con lo que están haciendo, decidiremos si debe ser trasladada hasta la zona de contención o no. Pero por el amor de dios, no vuelvas a desenfundar el arma.

Haciéndose a un lado, les permite pasar con la camilla. Violeta descansa ahora apaciblemente y gracias a la presión de Thomas, la herida del brazo ya apenas sangra. Aunque sin duda, sería buena idea echarle un ojo.

El doctor Thomas, al escuchar las palabras que Sophie le dedica, apoya una mano sobre la de la joven y se la aprieta con cariño. Sophie es una de las mejores amigas de su mujer, lo cual la convierte casi en familia. La situación por la que están pasando es aborrecible y no puede culparla por cómo ha reaccionado.

Lo que Sophie en cambio sí percibe, es que Thomas parece muy afectado al escuchar lo que Larry le esta susurrando. La expresión de Thomas pasa por varios estados, siendo el miedo y la sorpresa los más evidentes.

Thomas, Sophie y Ted se encargan de trasladar a Violeta hasta una zona de los laboratorios que se mantiene cerrada en aquellos momentos. Se trata de un pequeño laboratorio dedicado al estudio y análisis de sustancias peligrosas. Debido a ello, existe una zona de esterilización y una cámara sellada por completo de la cual, no sería sencillo salir ya que las gruesas compuertas y los resistentes cristales, están diseñados para resistir un gran castigo.

Al llegar les aguarda un hombre con algo de sobrepeso, con una poblada barba blanca y con la cabeza prácticamente carente de pelo, salvo por una ligera pelusa blanca. El doctor viste con un traje propio de aquellos que van a entrar en quirófano a operar. Incluso lleva gafas, mascarilla y una redecilla para la barba.

-Soy el doctor McAllister, voy a encargarme de atender a vuestra amiga.    

Lo primero que hace es pedirles que se aparten e indicar una pila donde pueden lavarse.

-Si han entrado en contacto con la sangre de esta mujer, deben de limpiarse bien. Usen por orden, esos tres botes que les he dejado ahí.

El doctor asiente satisfecho al ver el buen trabajo que Thomas ha realizado con la herida del brazo y tras tomar una muestra del tejido con un bastoncillo, limpia la herida, extiende una pomada sobre ella y finalmente, la venda.

-Sobre esa mesa hay una caja, por favor, abrirla. Dentro hay varios brazaletes de metal similares a una pulsera. Necesito que se pongan cada uno de ustedes uno y que me pasen otro a mí. Después por favor, encienda la tablet que hay también en la caja.

Sophie, Violeta, Thomas el bombero y otro miembro del personal de seguridad abandonan la zona. Tratar a Violeta es una prioridad, pero la insistencia de Sophie, les ha obligado a tomar medidas especiales y trasladarla a una zona donde no pueda dar problemas.

Larry aún esta pensando sobre cómo lidiar con las preguntas de su hermano, cuando Jensen, que hasta entonces se mantenía impasible, avanza hacia él a la vez que toma una granada y la libera de la anilla. Mike, el jefe de seguridad abre los ojos en una mezcla de furia y desconcierto.

-Jensen, no me jodas. ¿¡Qué coño pretendes hacer!? ¡No puedes lanzar una puta granada aquí dentro!

Dos miembros del personal de seguridad desenfundan sus armas apuntándolo. Pero saben que si disparan, la granada caerá libre y entonces...Jensen por su parte tan solo sonríe como un perro rabioso, incluso su mirada parece distante, casi perdida en un océano de locura.

-Crees que soy un puto perro, uno al cual puedes domesticar. Crees que le importas una mierda a alguien y lo más importante, crees que la puta vieja pasa esa a la que llamas abuela, es alguien importante. Hoy vas a aprender una importante lección, payaso, hoy tendrás que vivir sabiendo que te has cargado a alguien te tu familia.

Jensen está a unos seis metros de distancia, arrojar la granada no sería una buena idea, seguramente él sería afectado también por el alcance de la explosión. Aunque Larry tampoco está muy seguro de ello ¿Cuanto alcance tiene una maldita granada? ¿Sera capaz de jugarse su propia vida por algo así?

La respuesta es no, Jensen no ha activado la granada para despedazar a Larry a su familia, más bien lo ha hecho para conseguir salir con vida de allí, después de lo que pretende hacer. Desenfundando un cuchillo con una habilidad que tan solo otorgan años y años de práctica, lo arroja en dirección hacia donde está Thomas.

Todo sucede a cámara lenta para Larry, el arma avanza con precisión milimétrica pero no es eso lo que más le preocupa. Es la sonrisa sádica de Jensen y el hecho de que el filo del cuchillo esté cubierto de sangre reseca lo que realmente le pone en guardia. ¿Será Jensen capaz de algo así? ¿Será capaz de usar un arma con sangre infectada contra la familia de  Larry? La respuesta es algo que Larry conoce de sobra.

Una terrible decisión cae sobre Larry, si se interpone en la trayectoria del cuchillo él mismo será contagiado. Puede tratar de apartar a su hermano,  pero eso provocaría que fuese Alice quién recibiese la mortal y cruel despedida de Jensen.

Tres vidas en juego, una sola elección.

Un demonio al que no deberían de haber provocado acaba de lanzar los dados del destino. ¿Qué hará Larry?

Acompañó a Sophie, llevando a la inconsciente Violeta hacia donde supuestamente había otro doctor. Le alegraba estar allí, para asegurarse que en verdad iba a recibir tratamiento y no un indoloro disparo en la cabeza. Lo había visto muchas veces en esos últimos días, ser practico antes que humanitario. Dedicó una última mirada al grupo que había traído consigo, sin poder encontrar a la joven Mary. Con lo tensa que estaba la situación, no le extrañaría que se hubiera ocultado detrás de algún armario.

-Blackburn- dijo al médico que atendería a Violeta, luego hizo siguió al pie de la letra sus indicaciones. Se lavó las manos a conciencia, limpiando la sangre que había en ellas. Tenía muchas preguntas para Sophie, la mayoría eran sobre que acababa de ocurrir, pues sentía que estaba viendo una película ya empezada. Solo que no era el momento adecuado-. ¿Para qué son los brazaletes?

Observo a Sophie disculparse ante mi hermano y me maravillo ante este milagro, de ver a una mujer como ella, disculparse ante alguien. Siento cierta envidia hacia mi hermano, que pese a todo mi sexappeal y mi intelecto, sea él el causante de semejante hazaña.

Pero bueno, no me dejo llevar por esa envidia, cuando se trata de mi hermano se lo perdono todo.

Finalmente volvemos al lio:

-No hay ambulancias aquí, Larry. Estos laboratorios han sido equipados de forma urgente por One World con material médico. Pero no disponemos de los mismos medios que un hospital, de hecho, no estoy ni tan siquiera seguro de que aún quede algún vehículo en los garajes. Quizás quede alguna de las furgonetas de reparto que podamos usar...Espera...¿Napalm? ¿De qué diablos estás hablando?

-¿Qué diablos está pasando Larry? ¿Qué es eso del Napalm? ¿Van a usarlo aquí?

 Finalmente empieza a entender la gravedad de los hechos. 

-SI, Napalm. Por eso trato de sacaros cuanto antes a costa de mi vida hermano. ¿Porque crees que te mentí? Hay que irse. Centremonos en esas furgonetas de reparto, quizás...

Mi hilo de pensamiento se interrumpe cuando oigo una voz. No es la voz del jefe de seguridad que anda repartiendo responsabilidades entre los presentes, no. Sólo hay una voz capaz de interrumpirme en estos momentos, la voz de alguién que creía haber mandado a tomar por saco. El puto Jensen.

Mi rostro debe ser un poema de exasperación, cuando vuelve por más caña. Pero de repente, la exasperación se transforma en palidez al ver el muy desgraciado lo que sostiene.

-Crees que soy un puto perro, uno al cual puedes domesticar. Crees que le importas una mierda a alguien y lo más importante, crees que la puta vieja pasa esa a la que llamas abuela, es alguien importante. Hoy vas a aprender una importante lección, payaso, hoy tendrás que vivir sabiendo que te has cargado a alguien te tu familia.

Mi mente empieza a viajar a toda velocidad al maravilloso mundo de las matemáticas. Ya estoy pensando en la decisión que voy a tomar, mientras arroja ese cuchillo envenenado... maldito hijo de la gran puta.

Podría agarrar a alguién y empujarlo a la trayectoría del cuchillo, pero yo no soy un asesino... recuerdo como quedé antes con lo del yonki... Lo más sencillo sería sacrificar a Alice, y permitir que mi hermano viviera junto a mí. Debo admitir para mis adentros, que durante un lapso menor de un segundo, esa fue mi intención. Pero como dije, ahora es de la familia y en cierto modo la quiero, y lo más importante... no soportaria el desprecio de mi hermano. Dejar morir a mi hermano haría que mi vida careciera de sentido, no tendría sentido vivir y sobrevivir el resto de mis días como un cascarón vacío.

Las matemáticas siempre són exactas, frías y simples una vez las dominas.

Estoy muerto.

Sólo espero que la abuela no le guarde rencor a mi hermano, no lo desprecie... aunque sólo sea para dar sentido a mi sacrificio y porque sigue siendo sangre de su sangre... aunque Alice lo tendrá peor que nunca, cuando se entere que me morí porque Thuomas no iba a abandonarla.

-Nunca debiste joderme, malnacido...-le espeto a Jensen, mientras me activo.

Corro en dirección al cuchillo y trato de mantenerme en pie, mientras se hunde en mi carne, para correr hacia Jensen, saltarle encima y hacer que la granada nos explote a los dos, interponiendo con mi cuerpo el area expansiva de muerte.

Hermano... salvate, salva a la familia. Por favor.

La reacción de Mary provoca que el muchacho tuerza los labios en una medio sonrisa de lo más pícara. Tras ajustarse la mochila, se pasa la mano por el pelo para comprobar que su perfecto peinado continúa tal y como debe de estar.

-Tranquila, gatita. No hace falta que saques las garras conmigo. Han activado el nivel de alerta rojo, eso quiere decir que van a meter a todos los civiles aquí dentro y que van a sellar el lugar. Así que olvídate de salir de aquí y desde luego, ahora nadie va a preocuparse de ti. De todas formas, puedo meterte en el sistema con el nombre y los datos que quieras.

Con un guiño, la sonríe orgulloso de sí mismo. Está claro que conoce bien el lugar y que sabe cómo moverse por allí. Aunque no parece muy dispuesto a abandonar el lugar, al menos por el momento.

-Aquí no hay muchos vehículos y aunque consigas uno y superes el cierre, no irás muy lejos. La ciudad está infestada y por lo que he oído, se acercan unos cuantos infectados hacia la zona. Así que este es el lugar más seguro en el que puedes estar.

La mención de los posibles problemas y el personal de seguridad no le intimidan lo más mínimo. De hecho casi parece divertirlo, parece que lleva el tiempo suficiente allí, como para conocerse el lugar como la palma de su mano. Aunque de pronto, su expresión cambia por completo y todo ese aire de seguridad que desprende, se transforma en desconcierto cuando escuchan una tremenda explosión que retumba por todo lo largo y ancho del pasillo.

Las luces comienzan a parpadear y el sonido inquietante e intenso de una alarma resuena por toda la instalación.

-¿Pero qué cojones...?    -La explosión ha sido demasiado cerca, quizás del ala médica que acaban de abandonar. Pero no es eso lo que aterra a Derek.   -¡No me jodas! Tenemos que buscar un sitio seguro, tenemos que llegar hasta las escaleras que llevan al sótano, allí hay un sitio donde podremos ocultarnos. Se ha activado el sistema de emergencia...eso significa que todas las salidas de emergencia han quedado abiertas...

Derek no necesita decir mucho más, Mary es más que capaz de sumar dos y dos. El edificio estaba sellado y por tanto, los infectados no podían entrar, pero ahora que el sistema de emergencia se ha activado, todos los accesos se han abierto y con el sonido de la alarma, los infectados se verán atraídos como las moscas a la miel.

-Ven conmigo si quieres vivir, je, siempre quise decir eso. ¿Te vienes o prefieres ir a tu aire?

Cada decisión, cada giro en el camino que ha tomado, len ha llevado hasta aquel preciso instante. Todo sucede en cuestión de segundos, pero para Larry, es como si todo sucediese a cámara lenta.

Una fracción de segundo es cuanto necesita para saber que Jensen pretende dejar una oscura marca en su familia, como jamás nadie ha hecho. Sabe que el mercenario puede matar a cualquiera arrojando el cuchillo con la fuerza y precisión necesaria, pero lo que busca, lo que ansia más que nada, es sumergir a Larry en la más profunda desesperación obligándolo a tomar una decisión imposible.

El cuchillo arrojado no busca alcanza un punto vital, pero su filo, envenenado con la sangre de los infectados, les ofrecerá un sino aún más aciago. Los dados están echados y la dama fortuna debe de elegir ahora cual será de ellos, quién no vivirá para ver un nuevo amanecer.

Larry podría sacrificar a Alice, pero con ella moriría parte del alma de su propio hermano. Sacrificarlo a él no es una opción, los lazos de sangre son poderosos y su hermano es una de las pocas personas que realmente quiere en este mundo. ¿Sacrificarlo? Es es algo impensable, así que opta por una última opción, abrazar la muerte para que otros vivan.

Liberando toda la tensión acumulada desde el inicio de aquella pesadilla y alimentando sus músculos con todo el odio y la ira que arde en su interior, estalla en un remolino de actividad que le impulsa a ponerse en pie y correr contra Jensen, usando su propio cuerpo como escudo.

Una punzada de dolor atraviesa su cuerpo cuando el cuchillo lo atraviesa. Pero no puede detenerse, debe de vengarse, debe de hacerle pagar a ese malnacido lo que acaba de hacer. Así que apretando los dientes y dejando el dolor a un lado, se arroja hacia él con todas sus fuerzas.

Jensen, sin perder la sonrisa en ningún momento, se prepara para propinarle una patada con todas sus fuerzas a la altura del pecho. Larry, quién ya ha previsto algo así, cruza los brazos a la altura de su pecho y embiste con todas sus fuerzas, proporcionando a su vez, todo el peso de su propio cuerpo en el empuje.

Su maniobra tiene éxito, quizás por la propia confianza de Jensen y ambos caen al suelo. Las voces que llegan hasta ellos suenan lejanas y distorsionadas, quizás por la adrenalina que fluye en su interior. Cree escuchar a su hermano llamándolo, pero no puede volverse a mirarlo, pues sabe que de hacerlo quizás pierda la fuerza necesaria para hacer lo que debe.

Jensen es más grande y fuerte, pero Larry repta sobre su cuerpo sin importarle ya absolutamente nada. El dolor no le preocupa y lo único que desea, es llevarse a ese maldito bastardo consigo. Muerde, araña y golpea como si estuviese poseído y entonces...

clinc, clinc, clinc

La granada se desliza de entre los dedos de Jensen y rueda por el suelo. Después, todo queda en silencio hasta que un brillante resplandor y un ensordecedor sonido, marca el final de todo lo que Larry conoce.

Una fracción de segundo antes de que sus vidas se apaguen, las miradas de Larry y Jensen se cruzan. El gigantesco soldado no teme a la muerte, aunque siente una gran repulsión por marcharse del mundo a manos de alguien como Larry. Siempre esperó encontrar la muerte frente a una gran cantidad de enemigos, no ante un playboy que se lanza a los brazos de la muerte, arrastrándolo con él.

-¡Hijo de putaaaaaaaaaaaaghhhhhh!

Jensen no podría haber encontrado un peor final para su vida, derrotado por alguien a quién ni consideraba un enemigo. No hay miedo, sino desprecio y vergüenza en su mirada. Subestimó a su enemigo y ahora paga el precio con su vida.

Sophie entró en la sala y saludó con la cabeza al doctor, cuyo nombre no prestó atención. Estaba absorta en sus propios pensamientos, con la mirada fija en el rostro artificialmente calmado de Violeta a causa de los sedantes. Con el dorso de la mano acaricia la mejilla de su amiga, antes de pasar por el proceso de esterilización.

- Cuidaremos de ti... - le susurró al oido como si de alguna forma pudiera escucharla.

Los pasos resonaron en la aséptica sala y casi como un automatismo, ausente, Sophie realiza cada uno de los pasos para desinfectarse. Con una sonrisa y saliendo por fin de sus atormentados pensamientos, se dirige a Thomas. 

- No se si te he dado las gracias ya... - comenzó agradeciendo al bombero. - ...con todo lo que ha sucedido antes ahí fuera, no recordaba habértelas dado por haber ayudado a mi amiga. ¿Sabes? me recuerdas mucho a alguien que conozco. Te lo presentaré más adelante.

La psicóloga tan siquiera espero a la respuesta del doctor a la pregunta que le había formulado Thomas y se puso el brazalete para luego acercarle otro al doctor, tal y como había pedido. Tomó la tablet y se la extendió a Thomas para que hiciera los honores.

Ted, el vigilante de seguridad que los acompaña, se mantiene a distancia con el arma desenfundada por si el estado de Violeta cambia y se transforma en una amenaza. Realmente espera que la mujer tendida esté bien y que no se vea obligado a meterle una bala en la cabeza. La mera idea de tener que hacerlo le revuelve el estómago, pero a sabiendas la gran cantidad de vidas que hay en juego, no puede dudar.

El doctor McAllister mantiene un pulso firme en todo momento, pese a que le han informado del posible contagio de Violeta. De nada sirve dejarse llevar por el miedo, la mujer está inmovilizada y por el momento sigue siendo humana. Así que debe de hacer todo lo que esté en su mano por ayudarla a recuperarse.

Los brazaletes, son de metal negro, con la forma y apariencia de un reloj pulsera pulsometro. Cuando se lo colocan, sienten un ligero cosquilleo en la muñeca y acto seguido aparece una cifra en la superficie de la pulsera, lugar donde se encuentra una pantalla digital.

0.0%

El doctor asiente al comprobar la lectura de ambos y toma el brazalete que le ofrece Sophie, el cual no tarda en colocar a Violeta. Instantes después, la misma cifra aparece en el brazalete de Violeta.

-Lo que lleváis ambos es un activímetro, una aguja microscópica toma periódicamente muestras de vuestra sangre y comprueba si estáis infectados o no. Si el porcentaje cambia en algún momento, es que estáis infectados, si esa cifra pasa del 49% ya no hay vuelta atrás, el virus estará demasiado extendido como para poder hacer nada por el superviviente.

Al activar la tablet, Thomas puede ver que aparecen de inmediato tres archivos. En cada uno de ellos se puede leer "Informe médico" seguido de un código numérico. Al pincha en uno de ellos, puede ver que aparece en primer lugar, el porcentaje de infección. Después, aparece una gran cantidad de información adicional, como si acabasen de realizar un análisis completo de la sangre. El sistema es increíblemente rápido y parece funcionar a la perfección.

-No todos aquellos expuestos al virus se transforman, hay varios factores que pueden ayudar al cuerpo a contrarrestar la infección. La genética, las condiciones físicas, la alimentación...e incluso varía según quién lo haya infectado o cómo. Si me permite...

Tomando la tablet, revisa uno de los expedientes y se brota la barba con aire pensativo.

-La paciente se pondrá bien, necesita descansar, comer y algunas vitaminas para ayudarla a recuperarse. Aunque después de por todo lo que ha pasado, aún posee una salud de hierro. Aunque el estrés parece haberla pasado una mala jugada, lo cual unido al cansancio, ha provocado en ella un estado de agitación. Parece que lleva días sin dormir bien, aunque nadie se lo puede reprochar después de todo lo que ha visto. La dejaré aquí en observación, pero debería de recuperarse en uno o dos días.

Dejando la tablet a un lado, les permite observar los resultados si así lo desean. Él mismo porta también un brazalete que activa para que vean que está libre del virus.

-Los activímetros son un recurso que One Wolrd está desarrollando para ayudar a identificar a los infectados y saber cuando ya no se puede hacer nada por alguien. Si el porcentaje pasa del 49%, la luz verde de la pantalla pasa a roja y suena una pequeña alarma. A su vez, el activímetro proporciona información adicional al personal médico para saber si al paciente le sucede algo...

Las palabras del doctor cesan cuando el sonido de una lejana explosión sacude los laboratorios. Las luces comienzan a parpadear y el sonido de una alarma de emergencia comienza a resonar.

-Esto no es bueno, no es buen para nada. Se acaba de activar el protocolo de evacuación, las puertas de emergencia se han abierto, lo cual unido al sonido de las alarmas...No sé que ha sucedido, pero si no logran recuperar el sistema, la horda que avanza hacia aquí se encontrará con el edificio abierto y el sonido atraerá a los muertos. Debemos de ir a un lugar seguro, quizás el sótano sea la mejor opción. Aunque es probable que muchos no logren llegar hasta allí...

La guerra es una de las mayores monstruosidades creadas por el ser humano. Los campos de batalla rugen sedientos de sangre, devorando las almas de los valientes que incluso a costa de sus propias vidas, se enfrentan al miedo con coraje y combaten hasta el último suspiro, todo ello para lograr proteger a los suyos. Pocos recordarán sus nombres, pocos llorarán sus muertes, pero ellos no buscan reconocimiento, ellos son lo único que protegen al país de las terribles fuerzas que desean sumirlo en el caos, la anarquía y arrebatarles la libertad que tanto sudor y sangre, han logrado establecer en EEUU. Sus cuerpos pueden caer, su sangre se puede derramar, pero nada ni nadie logrará tumbar sus ideales.

Hay quienes se atreven a llamarlos asesinos y les acusan de abusar de su poder. Si la paz fuese posible, el mundo sin duda sería un lugar mejor, pero mientras que la mitad de la población desee matar a la otra mitad, ellos estarán ahí para protegerlo.

La guerra es cruel, despiadada y en ocasiones les obliga a tomar decisiones con las que después, deberán de vivir el resto de sus vidas. El enemigo no ha dudado jamás en usar a mujeres y niños como herramientas con las que cobrarse las vidas de los fieros soldados que luchan a su lado. No es justo tener que apuntar a una madre o a su hijo, pero cuando las vidas de aquellos a los que llamas hermanos están en peligro, asumes el precio que se cobrará de tu alma y aprietas el gatillo.

Tal vez eso os haga parecer menos humanos, pero...¿Qué hay más humano que arriesgar tu vida cada día para proteger a millones de personas? Nunca es fácil apretar el gatillo, pero combatir con aquellos cuyo idioma desconoces y cuya piel no es del color apropiado, ayuda a sobrellevarlo.

Pero el enemigo ya no es un país extranjero, ahora combaten en su propio hogar contra una fuerza, que porta los rostros que apenas dos semanas antes, uno podía encontrarse en cualquier lugar de la ciudad. Hermanos contra hermanos, padres contra hijos, esposas contra esposos...poco importa los lazos que una vez los unieron, ahora todos aquellos que caen infectados encuentran la muerte y se alzan como nuevos portadores del virus y nuevos asesino.

Nunca antes ha sido tan difícil disparar, nunca antes ha sido tan difícil encontrar al enemigo pues ahora, cualquiera puede estar infectado y aquel en quién confías, en tan solo unos minutos puede convertirse en tu asesino. Quizás por eso, todos los esfuerzos por contener la epidemia han fracasado estrepitosamente. Aquellos que han dudado en dispara, no han tardado en engrosar las filas de los muertos. Muchos otros, simplemente han desertado aterrados o por el simple hecho de tener que disparar a las personas que una vez llegaron a conocer.

Ryan lo sabe, las cosas no van bien, han perdido comunicación con varios campamentos y el último recuento de bajas es desolador. Muchos creen que aún hay posibilidades de recuperar la ciudad, pero la verdad es que Topeka ha caído. Aunque según les han informado, el general al mando tiene un nuevo plan de acción. Pero para que tenga efecto, todas las tropas deben de movilizarse, dejando atrás los campamentos que hasta ahora, han establecido.

Como médico, su labor ha sido más bien escasa, pues aquellos que caen bajo la apabullante fuerza del enemigo, no tardan en alzarse como uno de ellos. Tan solo ha tenido que atender una herida de bala y fue debido a que un novato se disparó en el pie al encontrarse por primera vez con el enemigo. El resto han sido heridas de menor consideración, ya fuesen por contusiones, caídas y cortes menores.

Nadie sabe con certeza cuándo y dónde comenzó todo, pero hace poco más de una semana que el ejército se ha movilizado y desde entonces, no han parado de combatir. La moral está por los suelos, pues no están acostumbrados a tener que disparar a los suyos y mucho menos, a combatir a un enemigo que no siente dolor, ni miedo. Las luchas han sido las más encarnizadas a las que se ha enfrentado jamás, algo contra lo que no estaban preparados. Por ello, muchos de los que antaño fueron sus colegas, ahora caminan resucitados por aquel maldito virus.

Su campamento está establecido a apenas un kilómetro de Kansas Health & Environmental Labs. Unos laboratorios de One World (A quién algunos mandos del ejército culpa del virus) que han sido preparados de forma improvisada para atender a los supervivientes que el ejército va rescatando. Allí son recibidos por persona médico (la gran mayoría rescatado de un hospital) y después trasladados a una zona segura mediante helicópteros de la corporación.

Tras haber sido destinado durante los primeros días de la epidemia, al corazón de Topeka y haber combatido sin descanso durante cuatro días. Finalmente fue trasladado a un campamento a las afueras, donde la acción era menor y podía tomarse un descanso.

La noche comienza a caer, ha perdido la noción del tiempo ya no sabe ni en qué día de la semana vive. Tampoco es que importe, lo único que ahora debe hacer es seguir con vida y tratar de salvar a cuantos pueda. Ha sido destinado a un jeep militar junto con Andrew Bastex Colin, conocido vulgarmente como ABC por sus iniciales.

Es un soldado flacucho. bastante parlanchín, pero buen tirador. La misión de ambos es la de patrullar el perímetro y comprobar que no hay enemigos en las cercanías, a su vez si se encuentran con supervivientes, su misión es las de ocultarlos en un lugar seguro, hasta que pueda llegar un equipo de rescate.

ABC, un contador de historias nato, interrumpe sus palabrería cuando a través de la radio, se informa a todas las patrullas que el campamento está bajo ataque. Con las armas siempre preparadas y a sabiendas de que aún tardarán en llegar al campamento, ABC pisa a fondo el acelerador.

Apenas quince minutos después, todo lo que reciben a través de la radio es un sepulcral silencio. Cuando por fin divisan a lo lejos el campamento, ABC se detiene y tomando unos prismáticos, revisa la zona. Conteniendo la respiración, le tiende los prismáticos a Ryan.

El lugar ha sido completamente arrasado, muchos soldados ya han partido a las nuevas coordenadas y gran parte del arsenal pesado ha sido retirado, quizás por ello no han podido hacer frente a la inmensa horda formada por decenas de infectados que ahora se alzan por doquier. Su número, imposible de contar, avanza por la carretera principal en dirección a los laboratorios, pero lo hacen a paso lento.

-No puede ser...  -Dice casi en estado de shock.   -Han arrasado el campamento por completo...

El sonido de una alarma, que se extiende con fuerza ante el anochecer más silencioso que ha visto la ciudad en décadas, logra sobresaltarlos. Las puertas de los laboratorios, los cuales no están muy lejos de su posición, acaban de abrirse mientras que la alarma de emergencia no para de sonar.

Los infectados, como si fuesen animales o más bien, depredadores salvajes, se alteran con el sonido y comienza a acelerar el paso, hasta que no mucho después, la horda avanza como un solo ser a gran velocidad, más que dispuesto a devorar a los pobres incautos que logren atrapar en sus garras.

-No me jodas...el lugar está lleno de civiles. ¿Quién diablos ha activado la alarma y ha abierto las puertas? Si no hacen nada pronto...El lugar está vallado, pero no resistirá contra semejante horda. Si no se cierran las puertas, estarán jodidos.

Agradezco estos días que me han dado "de descanso" en zonas de conflicto con menos densidad de bajas. Hasta, así de mal debe estar mi cabeza, estaba disfrutando de la misión, mientras el aire me azotaba el cabello, con el Jeep en marcha.

Brisa refrescante, anochecer plácido... vale si, están muriendo personas y seguramente tendré que apretar el gatillo, pero ni punto de comparación con los primeros días de la crisis. ¡Esto són vacaciones!

ABC está dale que dale a la sin hueso, y yo me límito a responderle de vez en cuando para darle cuerda, es casi como un ritual. Ya estoy pensando en la cena de rancho, una deliciada comparada con las provisiones que tengo en la mochila, eso desde luego... cuando de repente suena unas alarmas que nos obligan a frenar para cerciorarnos.

ABC es el primero en agarrar los prismáticos.

-No puede ser...  -Dice casi en estado de shock.   -Han arrasado el campamento por completo...

-No estoy para coñas ABC, a ver pásamelos.

Contemplo la puta horda, tiene razón, y hay motivos para que ABC esté tan blanco ahora mismo... la madre que nos parió, vamos a perder otro refugio, a éste paso no sé si vamos a vencer al puñetero virus.

La horda es inmensa, y van hacia el buffet libre. Ahí dentro...

-No me jodas...el lugar está lleno de civiles. ¿Quién diablos ha activado la alarma y ha abierto las puertas? Si no hacen nada pronto...El lugar está vallado, pero no resistirá contra semejante horda. Si no se cierran las puertas, estarán jodidos.

Tras unos leves instantes de reflexión, le digo en un tono serio, pues mis vacaciones acaban de terminar:

-ABC, tenemos una misión: Escoltar a civiles a un sitio seguro. El complejo ya no es seguro, debemos salvar tantos como podamos.

Le miro, esperando una respuesta afirmativa, y luego sigo.

-Ahí dentro hay médicos, el escaso personal sanitario que hemos logrado sacar de los núcleos de infección, si los perdemos será un duro golpe para nuestra lucha contra el virus. Por no hablar de los civiles. Debemos captar la atención de los infectados. Evitar que entren tantos como podamos, uno creará una distracción con el Jeep, pon música a todo trapo, y que te sigan dando vueltas. Yo entraré dentro, cómo doctor es lo mejor por si hay heridos, para guiarlos hasta la salida. Mantén la frecuencia del Walkie, y te avisaré cuando salga de ahí para que me recojas.

Le miro un último instante, por si tiene pegas, objeciones o quiere mejorar el plan. Luego, simplemente doy unas palmadas a la puerta metálica del Jeep, mientras grito:

-¡Vamos ABC, vamos!

-Gatita??-- Vale, me tomo un segundo cierro los ojos y respiro, no quiero decirle alguna cosa de la que me arrepienta-- en serio? --En estos momentos me podría subir por las paredes..-- Mira, me llamo Mary y te agradecería que me llamaras así y para que sirve que me registre con otro nombre?-- me sorprendo a mi misma, he conseguido controlar ese mal humor que todos mis terapeutas quieren que controle... y yo que quería mandarlo a la mierda.

Parece que todo el mundo quiere llevarme la contraria. Veo como todo sigue una dirección y yo voy en sentido opuesto, no hay vehículos, ni seguridad, ni tiempo. Y el guaperas piensa que está más seguro aquí...--¿por qué piensas que esta ratonera es más segura?, a ver que me dices cuando llegue el napalm--

Una explosión retumba en mis oídos mientras que veo la cara de miedo de Derek-- eso va a ser el napalm, vaya!!, pensaba que destruiría toda la instalación--.

--¿Donde están esas escaleras? Espero que sean seguras-- Miro al chico, no me gusta depender de nadie pero no tengo mas remedio que seguirlo.