Partida Rol por web

-Es una sombra acosadora -exclamó la sacerdotisa entonces, como si cayese en la cuenta de algo-. Provienen del mundo de las pesadillas, no las puedes mirar de forma directa. Son... incorpóreas. Ghiaro, pueden ser expulsadas.

El clérigo imperial asintió y alzó su talismán.

-¡Padre de todos! ¡Destierra las sombras!

Sin embargo, tras el destello, las sombras siguieron perturbando a los presentes.

Minvant levantó entonces su símbolo de Uriel.

-¡Largo de aquí, criaturas tenebrosas!

Una de las sombras desapareció, aunque ninguno supo exactamente cuál de ellas, porque eran todas iguales y no las podía diferenciar, ni mirar directamente. Ahora solo había dos en la sala. O más. Nunca se sabía. Las columnas no les permitían ver cuáles faltaban, ni a dónde narices había ido la criatura expulsada. Sino seguía por ahí.

—¡Voy, Ruru! ¡Alexandar, el cuadro!

Tassabra se abrió camino y lanzó un poderoso golpe contra el cuadro. El golpe salió muy desviado, pero de pronto sintió una súbita oleada de energía que guio su bisarma hacia su objetivo. La pintura estalló en pedazos y las sombras se desvanecieron con un suspiro de ultratumba.

—¿Ya está? ¿Se han ido?

Ruru se percató de que el ataque de Tassabra no iba a ser todo lo efectivo que debería. Por ello, invocó su poder druídico para que la lanzada de la soldado rasgar el cuadro de arriba abajo.

- ¡Vaya, quien lo diría! - Excalmó sonriente Ruru. - Tassabra y Ruru trabajando en equipo solucionan el problema... - Negó con la cabeza. - ¡Increíble!

​​​​​

Se quedaron inmóviles durante unos segundos, como esperando a que sucediese algo peligroso o que alguna criatura del averno saliese de uno de esos cuadros. Pero no sucedió nada de eso, el cuadro que habían destruído seguía roto y la sombra no se veía por ningún sitio.

-¡Aquí!

Tendida en el suelo y sosteníendose en la pared, estaba la sombra. No tenía rostro definido, estaba hecha de jirones de nubes negras como las de una tormenta, aunque se le distinguía cierta forma humanoide.

Comenzó a hablar, aunque en un idioma extraño.

-Habéis destruído mi hogar... ahora moriré... el mago que buscáis está por ahí -señaló con la cabeza una puerta que había al fondo-. Allí lo encontraréis.

Ekarion gruñó - Dice que Lemaitre está tras esa puerta, y que los cuadros son el hogar de los constructos y una vez destruidos, mueren.

- ¿Podemos fiarnos de una sombra al servicio de Lemaître? - Preguntó Ruru, que no tenía muy claro porqué razón aquella sombra acababa de confesar aquello. - ¿Pregúntale porqué trata de ayudarnos? 

​​

Miró a la sombra - Pregunta mi amigo enano por que intentas ayudarnos, ¿Qué ganas con ello?

-Nada -respondió la sombra sin más, luego suspiró-. El mago me encerró en estas galerías para que le contase los secretos de Glorandal, pero una vez lo hice, no me dejó salir. Glorandal era un elfo muy sabio y muy antiguo que conocía los secretos de la magia y el arte, y sabía cómo dar vida a las criaturas que se pintaban. Yo era una de sus creaciones, llevo viviendo miles de años, pero sin mi hogar... desapareceré.

El dragón asintió - Si no nos hubieras atacado podrías haber vivido unos miles de años más, dime ¿Si te enviamos a tu propia dimensión, ahora que el cuadro no te ancla a ésta, seguirías viviendo? podría pedirle a la sacerdotisa que lo intente si nos dices cómo deshacer la obra de Lemaitre.

-El cuadro era mi dimensión, sin él dejaré de exitir. Para destruir la obra de Lemaitre, hay que destruir sus creaciones. Pero él no es una creación, de modo que no puede ser destruído.

Asintió - Entonces, cada cuadro es el ancla que permite que sus creaciones existan en éste plano, y destruirlos debilita si no es que mata a las mismas. - sonrió - Gracias ¿Hay algo que pueda hacer por ti?

La sombra negó con la cabeza ante su ofrecimiento de ayuda, pero no dijo nada más.

Miró a la sombra - Puedo pedirle a la Torre Negra que repare tu cuadro, pero no puedo prometerte la libertad ¿Prefieres eso, o la liberación de la muerte definitiva?

-No sé a qué te refieres con libertad. De lo que estoy seguro es de que no quiero desaparecer. Puedo ayudaros con mis conocimientos. Si me salvas la vida y no tratas de engañarme.

Ekarion asintió - Tienes mi palabra de que yo no te engañaré, y que una vez reparado el cuadro haré lo imposible para que quede en mis aposentos. 

Tras hablar con la sombra en abisal por un buen rato, en el que se intercambiaron asentimientos, sonrisas irónicas y una solemne promesa de Ekarion, el dragón recogió los restos del cuadro y los guardó en su morral práctico. - Destruir los cuadros es una forma de separar a las creaciones de su dimensión y las debilita si no las destruye. En el caso de esta sombra, no es creación de Lemaitre y es quien le reveló los conocimientos. Le he prometido restaurar su hogar a cambio de su ayuda. 

Miró entonces a la sombra y habló en abisal - ¿Como debo llamarte?, tu conoces este sitio mejor que nadie, ¿Hay alguna otra puerta secreta? - nuevamente, como le sucediera en la planta superior, el lugar se le hacía pequeño para sus posibilidades