Partida Rol por web

Oooooo.....

Hirii no se movió de al lado de Fjalar. Sonreía alzando los cuatro dedos (todos menos el pulgar) de la mano derecha.

... el cuarto camino secreto: entramos por las catacumbas. aquello captó de inmediato la atención del grupo Existen una especie de galerías subterráneas con un curso de agua en ellas que cruzan todo el Barrio de los Ladrones. Lo hizo la gente antigua. Algunos dicen que para desaguar el agua de la lluvia, otros que para proveer las casas de la gente de agua en vez de ir a buscarla a un pozo o canal...

 Se encogió de hombros como si aquello no tuviese importáncia.

 Yo y mis amigos jugámos a menudo en los túneles. Soy el que mejor se los conoce de todos. dijo no sin orgullo Sin embargo es un error ir de día, señores: gran parte de la banda de Barnur estan despiertos y activos. Sin embargo, bien entrada la noche... los que no se van al Barrio a beber, van al puerto de pu... a buscar el amor...

 Se ruborizó ante la idea, como el niño que era.

 Siempre dejan a alguien de guardia, claro, pero aunque despertasen a todos, serían menos que ahora mismo, ¿saben? así que se dirigió de nuevo al enano y le propuso ¿Por que no vuelven al lugar dónde se hospeden, duermen tranquilamente la tarde, se preparan, y quedamos esta noche en la fábrica de toneles? Allí les mostraré un acceso a los túneles y los guiaré hasta el mismo patio de la fortaleza, si así lo quieren...

 Hirii sonreía, pero estaba claro que le preocupaba que aquellos aguerridos aventureros no entendiesen su punto de vista...

 ¡Ciryon! ¡Turin!

 Los ojos rojos de la anciana, impregnados de lágrimas, relampaguearon por un momento.

 No eduqué a los cachorros de mi hermana para ser unos mal educados... dijo con voz airada y rota Por favor, señor, disculpe sus modales. Los jóvenes de hoy en dia no piensan en que en otra época serán mayores... y más sabios...

 La joyera aceptaba de manera implícita el alegato de Elendorn.

 Estoy segura de que aquellos que son mayores que nosotros saben resolver este ... contratiempo... con mayor maestría que nosotros. ¡Vergüenza debería daros! Al menos ellos intentan ayudarnos...

 Turin agachó la cabeza, pero Ciryon no pudo contenerse y le recordó a su tía que los "venerables elfos" cobraban por ayudarles. Entonces abandonó la sala y subió a su habitación por las escaleras interiores. Arriba se escuchó un portazo que hizo volar a la lechuza a una viga de madera del techo.

 Por favor, señor, vuelva con el noldo y transmítales mi gratitud y el malestar de los míos por no haber encontrado a los ladrones. Agradecemos su ayuda y esperamos que pronto pueda recuperar la tiara...

 La anciana cogió entre sus manos la derecha de Elendorn.

 La feliz pareja pudo disfrutar todavía de algunas horas antes de que sus compañeros regresasen a la taberna.

 Habían perdido ya suficiente tiempo, así que quisieron aprovechar aquel rato... a solas....

Elendorn asintió con una sonrisa sencilla y amable - por favor secad esas lágrimas - decía poniendo su zurda en el hombro a modo de apoyo sin retirar su diestra de sus manos - y no os preocupéis, es un buen muchacho, ser joven incluye ser impulsivo, basta con que medite un poco. Pondré al alto elfo al corriente del error del grupo que ha decidido tomar el mal camino, y aludiré decirle de las palabras del chico sobre su plan de irse por la claraboya, después de todo suelen ser los noldos a veces demasiado orgullosos, por si os parece rara su decisión, en mi humilde opinión supongo que tras utilizar el excusado utilizó el camino más fugaz por el que iniciar alguna idea que el silencio le haya ofrecido, realmente el ruido de aquí abajo no permitía pensar debidamente.

Inclinó ligeramente el rostro como saludo antes de iniciar con calma el camino de vuelta a la posada, parando al lado de Turin pidiéndole que alzara el rostro - pedir una disculpa rápida es mejor que mantener el rostro bajo, es correcto desconfiar, y más si es por el bien de la familia, basta con pensar un poco como se dice, alza tu rostro hablar por tu familia siempre debe enorgullecerte.

Camino a la puerta para que la cerraran a su paso. Habría querido ver el lugar, pero la marcha de sus compañeros hizo que volvieran a la joyería, una noche pérdida...

El enano asintió ante las palabras de Hirii. Ir de día sería arriesgado, pero por la noche podían coger la joya y salir sin ser descubiertos o, con suerte, con el menor número de peleas posible. Además, tenían que avisar al resto de sus compañeros por si querían acompañarlos en ese camino.

- Creo que es buena idea-dijo antes de darse cuenta de una cosa-... ¿Tendremos que nadar?

Le preocupaba que un riachuelo pasara bajo sus pies y tuviera que nadar para llegar al otro lado. Sabía que podía contar con sus amigos, pero no quería verse en tal situación si podía evitarlo.

El mago sonrió con ternura, a la vez que respondía con voz cálida a su amada diciéndole:

-Espero que os haya gustado, le dije a la joyera que quería el mejor -alardeó el noldo orgulloso de su compra- y en cuanto al mismo, pues es decisión vuestra si aceptáis lo que ello implica o no, como os he dicho muchas veces, mi decisión, ya ha sido tomada, el destino sólo depara para mi tu compañía o la soledad... -concluyó con una solemnidad propia de su raza.

─Catacumbas, vale ─el concepto de catacumbas resultaba algo ajeno a un hobbit, por mucho que sus casas se excavaran en las colinas y el pequeño guerrero no quiso insistir en ello, si el chico podía ir por ellas, fueran lo que fueran, él también─  ¿Entonces eres un experto en estas catacumbas, Hirii? De acuerdo. Me parece razonable volver por la noche a la fortaleza a través de las catacumbas. Al menos yo volveré esta noche contigo. Nos veremos a la caída de la noche en la fábrica de toneles.

La intervención del enano hizo que Rudigar torciera el gesto empáticamente. Resultaba curioso que alguien tan aguerrido como Fjalar tuviera miedo al agua, pero cosas más extrañas se habían visto. Como Ulivas Piermoso, el gigante de Cavada Grande, que medía casi 3 pies y medio de alto y gritaba como una niña cuando le acercabas un caracol. Madre mía, qué cruel era de pequeño, que martirizaba al pobre Ulivas con esos seres babosos... y vaya azotaina se llevó cuando logró alcanzarle, no caminó normal en 2 semanas. No, los miedos había que respetarlos, sobre todo si el "miedoso" estaba armado con un hacha...

Personalmente no podia estar más de acuerdo con las palabras del muchacho. Por primera vez demostraba tener algo de sesera. En realidad se ajustaba perfectamente a lo que habia propuesto en un principio. De modo que sentí y al igual que mis compañeros emplacé al chico a vernos en la fábrica de toneles aquella misma noche.

 Con el sol ya bajo a la entrada de la tarde, desde la ventana de su habitación, Elendin y Tirlindë pudieron ver regresar a sus compañeros al Descanso del Viajero.

 Llegaron en realidad repartidos en dos grupos, del norte venían Fjalar, Rudigar y Ragnar, mientras que de la propia avenida Menetar llegaba Elendorn. Los cuatro se encontraron prácticamente en la puerta de la posada.

 La pareja bajó las escaleras para recibirlos y allí, como en una recepción, desde el pie de las escaleras pudieron volver a ver a Elendin, vestida con sus ropas de viaje todavía, bajar a su encuentro en compañía del noldo, que vestía.... ¿era una sábana lo que llevaba a modo de toga, anudado al hombro?

Hizo un leve saludo a Elendin y se acercó a ellos, pasándoles de largo - hablmos en un lugar más apartado...

Entraba en la posada aliviado de ver al resto enteros... Pero no hablaría donde cualquiera le pudiera escuchar.

Elendin sentía curiosidad por saber qué nuevas traían sus compañeros, por lo que asintió y siguió al silvano, no sin antes advertir a su amado que no debía bajar así al salón de la posada, y que por favor subiese a vestirse con algo más decente, aunque fuese prestado.

El enano subió con sus compañeros para poder hablar sin problemas alejados de toda la multitud.

- Supongo que hay algunas cosas que contar-dijo Fjalar mirando el extraño atuendo del noldo-. Venimos del sitio en el que, de forma probable, esté oculta la tiara. Un joven ladronzuelo nos llevo directos, pero no pudimos entrar por que es una guarida de ladrones, lo mejor es esperar a la noche a que estén durmiendo o emborrachándose en alguna posada.

El guerrero esperó entonces a que hablaran los elfos de lo que había sucedido en su camino. Quizá pudieran relatar por que el noldo llevaba una toga, aunque podía imaginarse mil aventuras posibles que llevaran a ese encuentro. Algunas de las cuales pasaban por ser perseguido por enfurecidas y barbudas enanas que creyeron estar siendo espiadas por un pervertido desnudo...

Al ver a Tirlindë vestido de aquella guisa el hobbit enrojeció hasta la médula. Se había olvidado de que él era el que tenía la ropa del anteriormente invisible mago, y que era su responsabilidad el ponérsela de nuevo a su abasto. La había estado paseando todo este tiempo sin darse ni cuenta, tan entretenidos como habían estado.

─Yo, estooo... lo siento ─dijo entregándole al alto elfo su ropa mientras entrecerraba los ojos, temiéndose encontrar con una soberana bronca.

Pese a todo, la presencia de Elendin en la habitación no le pasó desapercibida e hizo que enarcara una ceja y se plantease si no estaba viendo una visión. No, no lo era, ¿verdad?

El mago, pese a su indumentaria improvisada, se encontraba más jovial que de costumbre, pues Elendin había vuelto para quedarse, pero dejaría que fuera ella quien dijese la buena nueva. Es por ello, que no tuvo en cuenta el olvido del hobbit para con sus efectos personales, por lo que ausentándose un segundo para cambiarse, volvió de nuevo con el grupo a la zona apartada y les dijo:

-No sé si Rudigar os aclaró mi paradero, pero yo he seguido al alcalde la ciudad, que luego se reunió con el hombre de confianza de la reina y luego con un prestamista gondoriano, a mi parecer, ninguno de ellos es sospechoso, por su forma de actuar parecía realmente afectados por la pérdida, y además gozaban de buenas relaciones entre ellos, por lo que yo descartaría dichos sospechosos, siento que la investigación no haya sido de más ayuda, pero algo es algo -comentó esperando que los demás hubiesen tenido más suerte, como parece que así ha sido por las palabras del enano...

De vuelta en la posada vimos a Elendorn llegar desde la avenida Menetar. A bien seguro tendría cosas que contarnos, del mismo modo que nosotros, pero no fue aquello lo que más llamó mi atención. Allí en la posada se encontraba el Noldo, extrañamente ataviado con una toga casi ridícula, pero a su lado se encontraba Elendin. La cabeza me dió un vuelco, costaba imaginarse que la habia traido de vuelta después de haber sido testigo de la determinación con que habia abandonado el grupo, sin embargo a simple vista parecía estar bien de salud y en su rostro ni se apreciaba ninguna señal de preocupación.

Bienvenida Elendin! La saludé en primer lugar.
¿Ha ocurrido algo? ¿Se encuentra birn tu amigo el montaraz?
A nadie más le resultó extraña la presencia de la joven en Tharbad de nuevo, y si asi fue, fueron más cautos que yo al mostrar su preocupación.

─Tirlindë, ahora que ya estamos de nuevo juntos ─y vestidos─ tal vez podríais ayudarnos a entrar en la fortaleza abandonada con vuestros hechizos. Había pensado en que nos guiárais invisible ─y desnudo─ y así sabríamos a qué nos enfrentamos...

Rudigar seguía traumatizado por la metida de pata que había perpetrado con la ropa del noldo y no se quitaba de la cabeza a Tirlindë paseándose en paños menores cueros por la ciudad humana.

─Seguro que alguien puede guardarte la ropa mientras nos guías... ─alguien menos cabeza de chorlito─ ¿Elendin? ¿Tú te llevarías sus ropas?

Cuando estuvieron en un lugar más relajado y el alto elfo vestía sus atuendos habituales, el silvano se dispuso a hablar, aunque esperó a que acabara el hobbit que se le había adelantado.

- antes de apresurarse en hacer demasiadas cosas, debo decir que la decisión de todos de ir con un ladronzuelo en lugar de confiar en Turlin, me ha impedido investigar por nuestra cuenta, ya que el muchacho ha vuelto molesto a la joyería. La anciana estaba más preocupada que nunca y he intentado mediar en favor a calmarla, la decisión de tomar ese camino ha llevado a una conversación que nos desprestigiaba, haciendo que el más joven, comentara sobre la posibilidad de que Tirlinde fuera un criminal y por ello huyó por la escotilla del baño. Hablaban como si no estuviera presente incluso, por suerte la anciana es sabia y acabó por hacer callar los modales de sus sobrinos, cuando le dije que no podía responder por las decisiones de quienes fueron con los chicos de los callejones, pero que si lo hacía por el Noldo al que había salvaguardado como guardaespaldas un largo tiempo, y que si había decidido ir por la claraboya, debíaser por motivos que solo la sabiduría obtenida a través de los siglos ofrece, y que como humilde opinión, pensaba que el alto elfo necesitaba pensar en silencio y dado el alboroto de la entrada, al obtener su idea en el baño, decidió comprobar algo yendo por la salida más cercana. Lothiriel asintió ante mi explicación sabiendo que las opiniones de sus sobrinos podían ser ofensivas para mentes curtidas por el tiempo como las de los elfos, y se disculpó repetidas veces en nombre de los chicos. Por ello preferiría que no vieran a Tirlinde por los callejones por tal de que su prestigio no severa afectado.

El noldo dejó que fuera su amada quien respondiera a las preguntas sobre su persona, por lo que respondió a lo que le decían Elendorn y Rudigar:

-Maese hobbit, siento deciros que no puedo guiaros mientras estoy invisible, si hago cualquier ruido como hablar mientras estoy invisible, la magia se rompe y volveré a ser visible, por lo que me quedaría sin magia muy rápidamente, no obstante, sí que podría infiltrarme y echar un vistazo- respondió al mediano para acto seguido mirar a Elendorn, cuya defensa de su persona le había resultado bastante satisfactoria y le dijo- os agradezco que dejarais en buen lugar mi nombre, pero no debéis preocuparos por que me vean en calles de bajo prestigio, como bien sabéis, puedo evitar ser visto, no obstante lo tendré en cuenta -concluyó viendo si tenían más información que dar.

 Reunidos en la habitación que compartían el enano y el mediano, el grupo debatió sus opciones, fuera, la tarde parecía desarrollarse apacible a través de la ventana, viendo a la gente pasar de un lugar a otro, trabajando o simplemente paseando.

 Ragnar había mencionado algunas compras. Si deseaban realmete comprar equipo deberían apresurarse o los comercios cerrarían sus puertas.

La montaraz se encogió de hombros.

- Entendí por el camino que mi lugar estaba con vosotros, por eso me dí la vuelta - no dando más explicaciones de su regreso, procedió a tranquilizar a Ragnar sobre el estado de salud de su compañero - Amrith cabalga hacia su destino, confío en que le irá bien - después escuchó al hobbit, y le sonrió gentilmente aceptando el ofrecimiento - tranquilo maese Rudigar, yo llevaré las ropas de Tirlindë - y posteriormente al resto del grupo - ¿dónde creéis que debemos ir ahora?