Partida Rol por web

 19 Girithron
           10:00

 Nadie dijo nada aunque todos ya lo sabían. Cuando bajaron a desayunar esa mañana, Tirlindë y Elendorn fueron los primeros. Sobre la mesa el mago dejó las cuarenta monedas de oro que había encontrado anoche en su habitación, último pago sin duda del emmascarado que, sin embargo, no se dejó ver el pelo esta vez. Bien, esta ni ninguna, pero eso ya es otra historia...

 Uno a uno fueron bajando, Fjalar, Ragnar y finalmente Rudigar, que aún recuperaba sueño de sus días de arduo trabajo. Elendin bajó la última y se pusieron a desayunar prácticamente sin mediar palabra. Sólo cuando, rato más tarde, apareció Amrith, vestido para marchar de viaje, con botas altas y recias, capa parda y el arco al hombro, Elendin se puso en pie y se dirigió a los presentes.

 Nuestro pequeño tirador, Rudigar, como me alegro de que hayas vuelto al grupo. Tú los protegeras con tu vista de halcón. le dijo al joven hobbit, luego se dirigió al enano Fjalar, cuantos combates contigo a mi lado y cuantas risas en las tabernas con tus canciones... y tus sueños...

 Entonces se dirigió a los dos elfos rubios y salvajes. 

 Elendorn, que raro se me hace marcharme de vuelta al camino, al polvo y la espesura, dejándote aqui, atrás, en una ciudad de piedra... le dijo tocándo suavemente su hombro antes de decírle al beórnida Ragnar, tú fuíste la última incorporación a nuestro grupo y, sin duda, nos completaste de una forma maravillosa.

 No le dijo nada a Tirlindë. Sólo se acercó a él, lo abrazó con fuerza y lo besó en la mejilla antes de salir acompañada de Amrith hacia el brillante Sol de la mañana que ya se percibía más allá de las puertas de la posada.

 Una vez hubieron terminado el desayuno, el grupo se puso de nuevo en marcha por la avenida Menetar, a través de los puentes y puestos de guardia, aún amparados por sus falsos salvoconductos, hasta la humilde tienda de Lothiriel, la joyera. La anciana parecía pesarosa y triste, sin embargo, un extraño joven con una lechuza durmiendo sobre su hombro, trataba de consolarla. El joven se giró hacia los recién llegados, mientras la artesana hundía su mirada entre sus propias manos.

Elendin se despidió, pese a que no lo veía necesario, el silvano consideraba que volverían a verse pronto, o eso esperaba, aun así le dedicó una de aquellas sonrisas melancólicas que solía utilizar al creer haber olvidado como era sonreír de forma amplia y sincesa.

Cuando se despidió de forma definitiva, no quiso decir nada al Noldo, para no herir su ego, más sabía lo que era ver partir a su amada, solo un susurro - pronto te echará de menos - dijo con una sonrisa cómplice. Tocaba ir a ver a la joyera que al parecer no estaba sola; alguien con un ave estaba allí.

Pensó si sería oportuno decir algo o esperar que hablara la mujer, pero también cayó en la cuenta de que aquella mujer le había escuchado más bien poco a él, no querría asustarla diciendo que sus personalidades habían sido algo fingidas, pues la intención de ayudar era sincera. Por ello miró al noldo, ofreciéndole hablar al menos en nombre también del silvano.

Qué difícil eran las despedidas de seres amados. No es que Elendin se hubiera muerto ni nada, pero el hobbit descubrió que era más sensiblero de lo que se estila entre la gente grande, así que trató de aguantar las lágrimas dentro de los ojos.

─Buena suerte, jefa. Vuelve pronto ─dijo apenado, cargando involuntariamente de esperanza el final de su despedida.

Las monedas lentamente se iban acumulando en su bolsa, pero, aunque un justo pago por los servicios que iba haciendo el grupo, eran magra recompensa para ir perdiendo compañeros por el camino. Y no obstante, ahí seguía el grupo, sin visos de ir a disolverse por algo tan temporal como la marcha de un amigo. Aunque aún estaba por ver cómo se adaptarían al cambio, al pequeño guerrero no le cabía duda de que seguiría con el resto de compañeros allí donde les llevara el destino. Como, por ejemplo, a hablar con un tipo con un buho en el hombro...

El noldo ya le había dicho a su amada todo lo que tenía que decirle, por lo que frente a sus compañeros no pudo más que corresponder el beso de despedida de su amada con otro igual, sin añadir nada más.

Tras ello, fueron directos a la joyería y allí la dependienta se deshacía en lágrimas frente a un sujeto que no parecía tener malas intenciones, por lo que respetando la entrada que le hacía el silvano le dijo a la empresaria:

-Saludos noble señora, ¿puedo preguntar qué ha ocurrido aquí? he venido junto a algunos compañeros más para ayudarla en el asunto que acordamos -dijo sin dar más detalles pues no sabía si el tipo del búho era de fiar o no- ¿sigue en pie el trato? -preguntó con interés pues no sabía si los recientes acontecimientos habían alterado en cierta forma la huida que tenían pactada.

Acompañé al resto del grupo a ver a la anciana, aunque para mi aquel encargo solo se trataba de una nueva distracción que nos alejaba del verdadero proposito de nuestra búsqueda. De cualquier forma, comprendí que era una distracción necesaria para que todo el grupo pudiese centrarse de pleno en el asunto de Turlin.

Pocp conocia sobre el acuerdo al que habian llegado el Noldo y el Silvano con la vieja, de modo que me mantuve al margen y esperé a que todo se reolviese con la mayor brevedad posible.
En mi cabeza le daba todavia vueltas a la inesperada marcha de Elendin. Las circunstancias habian envuelto su partida en un halo de misterio. Me preguntaba si su partida estaba de algun modo relacionada con las palabras del mago. Y si tal vez, el resto hubiesemos errado el verdadero camino a seguir.

El enano se despidió de la humana de la misma forma que se había despedido de su vida en las minas.... con pesar. Las aventuras que habían vivido habían sido una unión más fuerte que el oro así que le dedico unas palabras amables en khuzdul y salió con el resto del grupo para buscar a la joyera.

No esperaba ver a la señora tan pesarosa, pero sabía que tenían un trato pendiente con ella así que espero que respondiera las preguntas de su compañero mientras miraba la tienda con curiosidad.

 La anciana apesadumbrada niega con la cabeza a las preguntas del alto elfo.

 Pensaba pagaros con mi último trabajo: una preciosa tiara que el Rey Ostoher, descanse en paz en Mandos, me encargó para su hija, la princesa Nimrodel, justo antes de salir a luchar en el norte y ser brutalmente asesinado...  explica la anciana entre sollozos. 

 Incapaz de proseguir hace un ademán al joven del buho para que se explique por ella.

 Pero, tía... ¿qué clase de tratos tenías con esta gente? Parecen extranjeros sucios y busca vidas.  se queja el joven de rubios cabellos. Al parecer se trata de uno de los sobrinos de la anciana La Tiara fue robada... anoche. Dormimos en el piso de arriba y al bajar esta mañana, mi tía ha intentado abrir la caja fuerte dónde la tenía guardada para continuar el trabajo... y ha encontrado la caja fuerte forzada y abierta. La tiara no estaba.

 Confusa, la mujer le tiende una carta al noble noldo.

 El perspicaz guerrero enano es el primero en observar que, si bien la caja fuerte como dicen la anciana y su sobrino, ha sido violentada. De forma burda, además. La entrada a la tienda, por la que el propio grupo ha entrado, no parece haber sido forzada. El pomo de la puerta está en su sitio y el cerrojo oculto en la hoja de la puerta, pero dispuesto para ser usado.

En la carta dice lo siguiente, todo escrito en Oestron:

 Si quieres volver a ver la Tiara intacta, reúne cinco mil monedas de oro y llévalas a la Torre de la Gárgola que hay en las ruinas de la vieja fortaleza, sóla, a medianoche dentro de cinco días a partir de hoy. No intentes encontrarnos. Si no vienes sola, no hay trato. Puedes traer una escolta de no mas de cuatro guardias para atravesar la Fortaleza con seguridad, pero no deben entrar a la Torre contigo. Si no vienes, nos veremos forzados a fundir la Tiara.

-Es interesante-dijo el enano mientras miraba fijamente al joven-. El ladrón forzó la caja fuerte, pero no así la entrada...

Fjalar comenzaba a desconfiar del sobrino de la anciana, puesto que estaba bastante interesado en que no investigaran el robo que había sucedido.

"Supongo que, o bien olvidaron cerrar la puerta por la noche, o el ladrón contaba con una llave de la puerta o estaba dentro de la tienda" pensó mientras sus palabras calaban en las mentes de sus oyentes.

El guerrero descartaba, por descontado, que la anciana hubiera dejado la puerta abierta y, además, no creía que el ladrón contara con una llave para entrar, así que decidió aventurar su suposición.

-Da la impresión de que el ladrón ya durmiera en esta casa para robar la tiara sin necesidad de forzar la entrada.

El mago le pasó la nota al resto de sus compañeros, haciendo un gesto con la mano a la anciana para que entendiera que eran de confianza, por lo que pudieron leer claramente lo siguiente, escrito en oestron:

 Si quieres volver a ver la Tiara intacta, reúne cinco mil monedas de oro y llévalas a la Torre de la Gárgola que hay en las ruinas de la vieja fortaleza, sóla, a medianoche dentro de cinco días a partir de hoy. No intentes encontrarnos. Si no vienes sola, no hay trato. Puedes traer una escolta de no mas de cuatro guardias para atravesar la Fortaleza con seguridad, pero no deben entrar a la Torre contigo. Si no vienes, nos veremos forzados a fundir la Tiara.

Acto seguido le habló a la joyera diciendo:

-¿Dices que aceptaste el encargo para pagarnos? eso no es necesario señora, como ya le dijimos, lo único que queríamos mi compañero elfo y yo eran esos pendientes mágicos y otra joya para él, no había necesidad de ningún pago -dijo esperando que eso tranquilizase a la anciana también- no obstante, si el resto de nuestro grupo va a ayudar también, quizás haya sido acertado dicha inversión, pues estoy seguro de que no le importará pagar por sus servicios, ¿cierto? puede tener por segura que le devolveremos la tiara intacta y sin necesidad de pagar el rescate -expuso esperando que las garantías de éxito aflojasen la bolsa de la mujer y permitiera a los demás tomar tajada también- es más, ya sé como hacerlo, aunque tras el acertado apunte de mi compañero naugrim, creo que lo mejor es hablarlo en privado, mejor que sólo lo sepa usted -concluyó esperando que la anciana accediera y le dijera a su sobrino que se retirase, en vista a los hechos y al desdén con el que lo había tratado, aquel edain no presagiaba nada bueno, y el mago no quería pasar ni un instante más ante alguien tan inútil como para no reconocer a un ser superior cuando lo ve... 

Una vez más las cosas se torcían. Las extrañas y retorcidas voluntades y planes de la gente grande daban dolor de cabeza al hobbit, demasiado acostumbrado a las cosas sencillas. Rudigar tal vez era algo ingenuo, pero probablemente el serlo también hacía de él una buena persona.

No obstante, cada vez más acostumbrado a la compañía de aquel extraño y variopinto grupo, supo morderse la lengua antes de decir un "No entiendo...". Los elfos y el enano ya planteaban dudas con mucha más habilidad de la que el pequeño ballestero jamás hubiera podido. Puede que no fuera un gran intelecto, pero sí había aprendido a callarse cuando su boca estaba mejor cerrada. Sí. Casi hasta se sentía orgulloso de ello.

Se reincorporó a lo que decía Tirlindë justo a tiempo para saber que tenían una nueva misión: recuperar una tiara para una princesa a cambio de un pequeño estipendio.

Rudigar asintió a las palabras del noldo, convencido.

Seguramente el camafeo debería esperar, pero si bien acusaban indirectamente al chico de haberlo podido preparar todo él, el silvano permanecía serio sin decir nada. En un momento aquel chico les había insultado sabiendo menos él de ellos que al revés. Por su parte en cambio veía a un muchacho que bien podía estar buscando mantener una vida llena de privilegios, 5.000 monedas, parecía mucho, pero para un crío que se pudiera creer rico, acabarían por desaparecer entre derroches en uno o dos meses; si, bien encajaba la posibilidad de que aquel crío fuera el culpable.

Intuyó la propuesta del Noldo, solo ”4" acompañarían a la señora y "ninguno" entraría con ella. Solo cabía esperar que hiciera patentes los pensamientos del silvano.

 Eso es absurdo. sentenció el joven rubio En esta casa sólo vivimos mi hermano Cyrion y yo, junto a nuestra anciana tia, que nos acogió al quedar huérfanos hace años. Sólo existen tres llaves de esa cerradura y las tenemos sólo nosotros tres...

 Las palabras del joven fueron tan duras y alteradas que la lechuza se despertó comenzando a graznar y levantándo el vuelo desde su hombro hasta algún lugar oculto escaleras arriba. 

 Gwynn, ¡vuelve! le ordenó pero el pájaro no hizo caso Maese enano, es más probable que el ladrón nos robase la llave a uno de los tres... en el mercado quizá o en el puerto... habrán hecho una cópia con arcilla o yeso.... Y luego vuelto a dévolverla entre nuestros ropajes...

 El joven intentó imaginar otros posibles escenarios menos verosímiles para explicar ese hecho: quizá el ladrón era lo bastante hábil para abrir la cerradura con la ganzúa como si fuera una llave... quizá poseía una ganzúa mágica que actuaba como una llave en cualquier cerradura... Hasta que el noldo le propuso a la anciana hablar en un a parte.

 ¿Y quienes sóis vosotros, extranjeros, para hablar con mi tía a solas después de que haya sido robada? ¿Hasta que punto podemos fíarnos de vosotros?

 Lothiriel asintió con la cabeza, trémula de pies a cabeza. Sin embargo le indicó que subiese a buscar al pájaro antes de que picotease la comida que tenían en la casa para ellos. El joven Turin se mostró sorprendido, pero accedió.

 Un minuto... subo a por Gwynn y bajo de nuevo. No hagan nada raro....

 Y dicho esto subió las escaleras al piso superior, dejando a la anciana a solas con los aventureros.

Permanecía ausente, con la mente divagando por extraños parajes oníricos.
Magos malvados enfundados en capas negras dominaban mis pensamientos, y desde sus oscuras torres implacables se reian de mi y de mi inevitable destino.

En un momento de la conversación, cuando el chico subió al piso superior, tomé finalmente la palabra.
Calma amigos... la situación parecía haberse enredado sin motivo aparente a mis ojos ...no tenemos razones para pensar que estos chicos esten involucrados...pensad ¿Por qué razón los sobrinos de la señora robarian una Tiara, que sin duda tendría más valor para ellos después de su venta? ...es más, de haberlo hecho, ¿No habrían huido acaso con su botín? trataba de asimilar todavia los datos que se nos habian presentado...5.000 Oros...eso es mucho dinero señora. mi mente no era capaz de imaginar todas aquellas monedas juntas. Aquella cantidad serviría para mantener a una familia holgadamente por decadas. Tal vez la vieja se hubiese equivocado al comentar su precio, y el joven, por respeto, no habia querido corregirla.

El mago se alegró de ver como el impertinente joven se marchaba de una vez, por lo que le dijo a la entristecida señora y a sus compañeros en voz baja:

-El plan es sencillo, como sabéis, y el propio Rudigar puede dar testimonio de ello, poseo la capacidad de otorgar la invisibilidad, en concreto podría usarla tres veces, aunque eso me dejaría sin magia, lo que no es nada recomendable, creo que lo mejor es que vayamos todos, poco antes de acercarnos al lugar, realizaré mi hechizo sobre mi y otro más del grupo, el cual debemos decidir ahora, de esta forma podremos entrar junto a Lothiriel en la torre, y cuando se produzca el intercambio, usaré mi magia para dormirlos, así como el otro acompañante podrá acabar con aquellos que se resistan -expuso haciendo ver a los demás su brillante plan y de paso enorgulleciéndose de las elevadas artes que sólo él poseía- así pues, ¿quienes serán los acompañantes invisibles? creo que lo mejor es que vaya yo, pues puedo acabar con varios enemigos en poco tiempo, aunque luego no sea tan valioso, y quizás el señor naugrim sea la otra opción más acertada, pues podrá proteger a Lothiriel en caso de fuego cruzado, eso sí, tal y como le dije al maese hobbit, la invisibilidad sólo es efectiva en cuerpos sin nada, por lo que nuestra estimada señora deberá ser quien lleve nuestros ropajes en una mochila, con la cual nos equiparemos en cuanto tengamos un mínimo de privacidad en la torre ¿qué decís? -preguntó esperando la respuesta de los demás, pues puede que sugirieran alguna combinación mejor, era cierto que podía usar toda su magia para hacer invisible a alguien junto con su ropa, pero eso lo dejaría sin ninguna reserva, lo que lo dejaba en una situación bastante precaria.

Por último se giró hacia la joyera y le dijo:

-Es importante que nadie, ni siquiera sus sobrinos sepan de lo aquí hablado, no es por mera desconfianza, pero cualquier desliz en una conversación en un mal lugar puede resultar letal para nosotros -expuso esperando que la mujer entendiera que se jugaban la vida.

El plan del Noldo tenía fallos, pero era tal y como él mismo había imaginado - Puede que sospechen si nuestra aquí presente afligida llevase una amplia mochila, sugiero que lleve lo justo, una falsa bolsa de monedas y un bastón en el que apoyarse, si dicho bastón fuera por ejemplo "una jabalina" no se percibiría extraño. Tal vez una segunda vara en la que atar la falsa bolsa como mucho...

No diría al Noldo que debía pensar también en la sobrecarga que pretendía poner en la espalda de la pobre anciana, solo ofrecería su idea en espera de que él mismo viera su error, que obviamente no admitiría, pero dárselo a pensar para que "modificara" su plan sin hacerle una referencia directa debería funcionar. Ese orgullo era a menudo difícil de tratar.

El enano miró al noldo con incredulidad. ¿Qué pretendía que hiciera sin armas ni armadura? Dudaba que la mujer pudiera con el peso de su equipo y, por descontado, no creía que fuera adecuado pelear con las manos desnudas como si estuviera boxeando.

- No creo que sea bueno que vaya allí sin mi equipo. Podría luchar contra alguien también desarmado y sin armadura, pero los guerreros entrenados podrían conmigo sin ningún problema y eso nos dejaría en una situación bastante precaria-confirmó el enano-. Si queréis que vaya alguien sin que el peso sea demasiado debería ser el mediano...

No me sorprendió la resolución del Noldo. Era habitual en él llevar la voz cantante y decidir por el resto del grupo, en ocasiones, precipitadamente.

¿Por qué precipitarnos Tirlinde? respondí al fin.
Por lo que acabas de contarnos, disponemos todavía de 5 días antes del encuentro. Tenemos todavia tiempo para perfilar un plan. Antes deberiamos recopilar más información. ¿No os parece? Dije esta vez, dirigiendome a todos.
Díganos señora, ¿Donde esta esa fortaleza, y cuanto se tarda en llegar desde aqui? Si la torre no estaba lejos, podríamos inspeccionar la zona con antelación y preparar el encuentro con seguridad. Incluso era posible que encontrasemos a los culpables antes de todo aquello y pudiesemos resolver aquel asunto sin exponernos a un riesgo semejante.

además, llegado el momento, en la carta pone que puede acudir con una escolta de 4 hombres...tu idea de hacerte invisible es buena Mago, pero nosotros somos 5, bastaría con que tu te infiltrases llegado el momento, y una vez dentro, nos procurases una manera segura de acceder a la torre

Todo parecía demasiado precipitado, pero queria asegurarme que nada se decidiría antes de comprender totalmente a que nos enfrentabamos.

─Bueno, yo no soy demasiado bueno en el cuerpo a cuerpo, prefiero de mucho mi fiel ballesta. Pero tengo Espada corta invisible desde hace un tiempo, de manera que alguien que pudiera manejarse bien con ella no iría desarmado, yo se la prestaría gustoso... ─ofreció el pequeño guerrero, ajeno a los tejemanejes de orgullo herido y posibles motivos ocultos. Rudigar era tan pequeño como sencillo, sólo quería ayudar a los suyos.

La idea de que hubieran robado aquella tiara tan valiosa, le abrumaba. Le abrumaba por el valor y le abrumaba porque no podía hacerse a la idea de qué podía hacerla tan valiosa. En ningún momento habían hablado de magia, así que simplemente debía ser por el oro y las joyas. Aquello era un sinsentido. 5.000 monedas de oro. Alguien podía comprar media Comarca por 5.000 monedas...