Partida Rol por web

- ¿AMOR? ¿Te atreves a hablar de amor? Te interrumpe. - Amor es es de unos padres por su retoño.

Entonces continúas hablado, pero la voz resuena ante su grito por las montañas. Impresiona y miras a lo alto. Incluso dirías que el grito ha llegado desde allí. Desde la cumbre más alta. Pero por mucho que mires no ves nada. Allí no hay nada ni nade, más que nieve.

Entonces te das cuenta que parece una amenaza lo que has dicho: 

...

Si no encuentro aquí un compañero, me iré. Sin hacer daño a ninguno de los habitantes de este valle. 

...

Velada, pero puede ser mal interpretada. Te preocupa.

Entonces ves al caribú, a por lo menos dos kilómetros. Es una figura que se mueve, pero sobre el blanco, puedes distinguir el color. No sabes si es el "tuyo", pero es el único que hay ... y escapa a correr. Ha salido por donde has venido. Ha salido por el collado.

Entonces te das cuenta de una cosa. La voz, la reverberación de esta, ha hecho que la nieve vibre, y te ves toda esa masa blanca cayendo sobre ti, desde las montañas, de un momento a otro.

Hay muchos tipos de amor, digo indignado. Tengo mucho que discutir sobre eso, yo no soy padre pero he amado y amo, pero no hay tiempo para hablar, así que no sigo con las palabras. De hecho, aun mientras hablo me estoy moviendo, la nieve es una gran amenaza y no me puedo permitir perder un segundo. Salgo corriendo en la misma dirección que el animal (ellos saben siempre el mejor camino, este es su hogar), hacia el collado. Corro lo más rápido que puedo.
 

- Pues si eres digno y alguno te quiere acompañar ... lo hará. Y sentenció: - Si eres digno.

La presencia y la voz desaparecen. Es como si jamás hubieran estado allí.

Dos kilómetros no los vas a hacer en unos segundos, pero ha un problema. Las cumbres han cedido. La tensión superficial no era suficiente y entre el sol, las vibraciones y lo inestable, la nieve cae, como un torrente en una riada.

- Avalancha. 

El collado está muy lejos. Los árboles no pararán todo eso, y si lo hacen, se verán arrastrados, y con sus ramas y puntas rotas puede se incluso peor. El lago ... está congelado y sí lo tienes cerca, pero ante el peso de todo eso, cuando llegue, no sabes si el hielo aguantará y caerás dentro...

Dilema.

No hay tiempo. Huir no es una opción. No puedo para la lluvia, ni la nevada, ni por supuesto el alud. Miro a mi alredor, buscando un lugar en el que refugiarme. Por supuesto no he visto una cueva o algo parecido. Los arboles me podría proteger de un poco de nieve, pero me temo que el alud los destrozaría y añadíria problemas. El lago... ahora era seguro pero quien sabe si con la nieve. Pero supongo que es mi única solución. Así que corro hacía el lago y intento colocarme lo más al centro posible, para que no me alcance la nieve. Pero no me quedo quieto allí, sigo avanzando en la dirección del collado, con la intención de salir del lago tan pronto como pueda. Mientras corro murmuro mis bendiciones a la tierra (ojala tuviera tiempo de tocarla) y pienso para mí (quizás para recordarselo a los dioses) que soy un vigilante y soy amigo de los elementos de la naturaleza.

¿Corres hacia el collado entonces? 

Primero corro hacía el interior del lago (huyendo del alud). Y si me da tiempo y nada malo pasa antes (cosa que dudo), una vez este a salvo (lo máximo lejos del alud que puedo) sigo hacía el collado. Aquí estoy asumiendo dos cosas, (a) que hay alud por las dos vertientes (y por eso me paro en el centro, porque llega un momento que si sigo me acerco al otro alud) y (b) que la dirección al collado no es  la dirección en la que viene la nieve, sino perpendicular a ella. I por tanto no me acerco a la nieve, solo intento salir del hielo lo más rapido posible hacía un lado.

Me muevo hacía el lago, alejandome del alud que se acerca.
 

Empiezas a correr desesperado, hacia el lago, y cuando llegas descubres que está congelado, pero con una capa de nieve encima, y te hace resbalar. Tras unos pasos caes de bruces. Estrellas la cara contra una nívea estampa y esta cede por tu peso. Te hundes lo mismo que si estabas en el suelo. Como medio metro. O tal vez un poco más.

Llega el estruendo y pasa por encima como una ola en el mar.

El estruendo es ensordecedor, pero por suerte, el espacio y la nieve que había sobre el hielo ha frenado la caída del alud. Eso y la arboleda. Estás enterrado, pero por suerte, llegas a ver la luz a través, y te pone en pie en breve. Resbalas otra vez, pero evitas la caída durante unos momentos y un chasquido extraño en el tobillo te hace caer. Te duele. Te incorporas con más cuidado, pero con mucho dolor. Estando ya en pie el paisaje es desolador. La mayor parte de los árboles han sido arrancados y lanzados sobre sus hermanos, que los mantienen a duras penas. No queda en pié ni un 10% de la foresta de un momento atrás, y esta es la que estaba en la parte más baja (y tampoco toda). En algunos lugares la lengua de la avalancha se mete en el lago muchos metros. Empiezas a toser. La mayor parte de lo que ha llegado hasta a ti era nieve-polvo. Por suerte, es liviana, pesa poco y nada resistente. En las cimas, algunas rocas han quedado al desnudo. De todas maneras, hacia el collado, justo por donde has venido, y también justo por el otro lado, la "riada" ha conseguido romper el hielo. Lo sabes porque ves moverse algún que otro tronco, como si flotara, con un va-y-ven porque aún le resta energía del movimiento.

Piensas: - Menos mal. El collado está sepultado. Si voy hacia allí, estaría enterrado bajo toneladas de ... "cosa".

Mierda. Maldigo mientras me caigo en la nieve. Ufff. Me alegro de haber sobrevivido y miro a mi alrededor. Siento el dolor en mi cuerpo y me pregunto si me hecho algo grave. Me miro el tobillo y las piernas, buscando a ver porque me duele. ¿Hay algo roto? ¿Algún hueso fuera del sitio? ¿Es solo golpes? Me analizo y intento aplicarme los mejores primeros auxilios que pueda en este momento. No me quiero detener demasiado tiempo aquí en el hielo, pero asegurarme que no vaya a peor por no haber tenido cuidado al principio.

Me fijo mucho a mi alrededor para ver los cambios en el paisaje. Mi objetivo es buscar una ruta de salida. No me gusta estar sobre el hielo del lago, por mucho que el hielo de momento me mantiene. Miro en todas direcciones para asegurarme en qué dirección me conviene moverme. El hielo se está rompiendo en la dirección al collado y en la opuesta ¿Hay hielo roto en dirección perpendicular, subiendo por la vertiente?¿Cual de las vertientes tiene tierra firme más cerca? Por supuesto, también tengo un ojo en la nieve, buscando si hay algún animal a mi alrededor.

Ha sido un chasquido interno. Algo ha pasado en el tobillo y puede ser que fuera una mala postura, pero duele. Vas de puntillas. Tendrias que apartar nieve y eso, par sentarte y poder mirarte bien "la pata". Tú verás.

¿Hay hielo roto en dirección perpendicular, subiendo por la vertiente?

No lo sabes, pero en perpendicular es donde más "escombros" han llegado.

¿Cual de las vertientes tiene tierra firme más cerca? 

Casi igual. Te comenté que estabas casi en el centro, y por algunas partes, lénguas de nieve (y palos, y ... ) han llegado al lago.

Cuando el silencio es silencio y te acompañan los pitidos que aún te pululan por los oidos escuchas algo. Un algo que no sabes discernir. Está casi por donde has venido, pero justo en la otra dirección. (como si continuaras en la escapada). Se aleja unos 45º del collado, pero sería ir directo a una de esas lenguas de escombros (lo llamo así para entendernos).

Suena a llanto.

Un llanto de auxilio es siempre una llamada para mí, pienso, al menos para acercarme a mirar. Me dirigo poco a poco en el sonido del aullido, camino con cuidado para no empeorar la herida. Tendré que esperar a más tarde para poder sentarme a curarme. Sin embargo, cuidar mi cuerpo no es la única razón para andar con cuidado, me fijo en el hielo por el que camino, asegurando dentro de lo posible que no este roto o resquebrajado por debajo de la nieve. Si hace falta me aseguro tocando con el bastón por debajo de la nieve antes de pisar. Me fijo en la lengua de nieve, tierra y escombros que me separa del aullido y a la que me estoy acercando. ¿Aún se mueve montaña abajo o ya está quieta? ¿Me parece lo suficientemente estable como para moverme por encima? ¿Se notan oscilaciones como si flotara sobre agua líquida?

Con el tobillo así no puedes mantenerte en pie mucho tiempo, y decides gatear.

Eso te ha salvado la vida. 

No lo sabías, pero un tobillo jodido, es un dolor, y ahora, empiezas, como un bebito a usar su mismo medio de transporte.

Vas apartando la nieve poco a poco, ya que si estiras los brazos, del todo, te llega la nieve a las narices. De cuando en cuando haces paradas y levantas la cara, una para guiarte, y otra, para saber si ... donde estás. Es un horror el infierno blanco, y te estás imagiando lo angustioso que debe ser morir sepultado por esta masa blanca, que parece tan delicada e inocente.

En tu gatear, tocas el hielo. Sabes que ... o notas, si está muy frágil, demasiado ... o te da un mínimo de confianza. Además, resbala bastante. - Menos mal que voy a gatas. Además descubres que el hielo no es perfectamente liso. Imaginas que donde se situó nieve tiempo antes de esta última precipitación que se solidificó y fusionó con la superficie, charcos en descongelaciones, fracturas por vete a saber qué ... y eso es lo que más te llama. Fracturas.

Tanteando notas por donde es más "fino" y te vas haciendo una composición de por donde ir. Al echar la vista atrás, te vas dando cuenta que lo que vas evitando es una especie de curva. - ¿Tal vez la forma de otra lengua? Estás llegando a la"riada de escombros" y parece que las hecho un rodeo grande. Como si hubiera una mayor, o muy cercana a esta. Cada vez tienes más claro que esto aquí ha pasado otras veces. 

No te sorprende, tras mirar hacia arriba. - Lo raro es que no pasase más a menudo.

Tras una media hora, estás al otro lado de la lengua (La actual) guiándote por el sonido, que no llegas a escuchar. Es algo más ... notado que oído. Y ha cesado. Tras el rodeo llegas al final. El hielo se ha termiando. - Esto es tierra. Y tienes toda la mano enfangada. Es un limo fino y asqueroso. Justo el que había en el borde de un estanque de muy poca profundidad.

Allí escuchas un ronroneo que se te hace familiar. - Un gatito mamando. Te viene a la mente. O eso, o cuando mullen porque les gusta algún tejido, sea por excitación, sea por irse a dormir.

Por fín, tierra firme. La sensación de sentir la tierra me alegra el espíritu un poco, aunque mi situación tampoco ha mejorado demasiado. Me permito unos segundos para poner mis manos en el suelo de tierra (tierra!) i musitar unas palabras de agradecimiento a la madre tierra. Estoy vivo.

Miro a mi alrededor para ver de donde viene el sónido de un animal. No me muevo demasiado y si lo hago, intento hacerlo en el máximo silencio.
 

El sonido parece provenir la de escombrera de nieve, palos, barro y vete a saber que, que bajó de la ladera.

Estarás como a pocos metros, y el estar ya en tierra firme te da confianza suficiente como para ponerte en pie y cojeando, buscar la fuente de aquel sonido que no eras capaz de detectar ahora.

Me acerco hacía la fuente del sonido. Miro mi pierna y me pregunto si debería pararme a curarla. Pero lo primero es lo primero, parece que hay alguien herido en esta escombrera y tengo que ayudar. Después me encargaré de mi. Camino poco a poco, ayudandome de mi bastón para el camino y de un poco de gateo si hace falta, hacía la escombrera. ¿Quien hay por ahí? Vengo en tu ayuda, amigo. musitó en voz baja y dulce, muy suavemente.

Ves las fauces abiertas, ensangrentadas y tiradas, de un león de las nieves. No ves todo su cuerpo, pero el palo que está clavado en la nieve, también tiene que atravesar el cuerpo del animalito.

Está inerte, con los ojos pálidos y sin "luz".

Ahora puedes escuchar bien el ronroneo.

Estará como a 3 metros, pero ... hay una muralla, estilo barricada que sortear aún.

Miro sus ojos inertes y le cierro los párpados. Descansa en paz, amigo. Vuelve a la tierra... y a la nieve. El tobillo no me lo va a poner nada fácil, pero el ronroneo me llama con urgencia. Presiento que hay una cría en apuros. Miro la barricada y me dispongo a trepar por ella, con cuidado por mi tobillo.
 

Te cuesta un mundo atravesar aquello, y el pie no te lo pone fácil.

Cuando llegas ves el "espectáculo". Su cuerpo está "roto". Los golpes de la avalancha han destrozado el precioso cuerpo de esta hembra y de uno de sus cachorros. Es raro, pero tenía tres, y no suelen tener más de dos. Ambos, ensangrentados yacen juntos, lomo con lomo; pero hay dos más. De la misma camada que el otro. Ambos intentando mamar del cuerpo muerto de su madre.

Se nota que están hambrientos. Se nota que están desesperados. No parecen heridos, o por lo menos eso piensas hasta que te acercas. Uno de ellos tiene algo clavado en el lomo. Parece una rama, de no más de un palmo. No sangra, pero eso no parece que sea su sitio.

No hay huellas por la zona, así que todos han sido víctimas de una avalancha, que aunque sea algo natural, empiezas a pensar que fue provocada por tu causa. Por tu presencia ... o por lo que fuera. - Si no hubiera estado aquí ....

El herido se percata de tu presencia y bufa. El otro, ajeno, le mira, y sigue con su fútil intento de alimentarse.