Partida Rol por web

Je, je, je. Sabía que no resistirías las necesidades básicas. Aunque no sea un delicado plato servido por una camarera elfa también entra bien a estas horas y tras todo el camino a cuestas ¿eh?

Arranco unos trozos de pan y los reparto. Luego corto unas rebanadas de queso y cecina para acompañarlo. Una cena tardía es mejor que ninguna cena.

Morz dejó de masticar por un instante y dio un pequeño salto.

¿Han oído eso?, dijo en con un tono normal de voz, creo que hay alguien espiándonos.

Con su mano señaló una ventana que estaba cerrada, pero que al fijaros con mayor detenimiento descubrís que tenía un pequeño agujero por el que se podría ver y oír lo que pasaba en el salón.

A mí también me ha parecido oír algo, aunque no le he dado importancia al no decir nada vosotros, que sois expertos en esto, seguro que es un gato, ¿verdad?

Respondí tranquilamente, no le había dado importancia alguna.

Laern abre los ojos y sacude lentamente el chorizo en dirección a su viejo amigo enano.

- ¡Y kfe lo difas! -con la boca llena-. Entonfes... ¿Todfo solufionado para hoy?

Mira al capitán y al enano alternativamente.

Laern traga con fuerza al escuchar al hobbit y al hechicero.

- ¿Cómo? ¡Maldita sea!

Corre hacia la puerta con la mano en el puño de la espada y la abre, preparado para rodear la casa y dar con el mirón.

¿No me has oído Laern?, creo que hay alguien o algo. Mmmmm... aunque puede ser un gato como ha dicho Zarek.

Morz seguía mirando a la ventana y había dejado de comer, parecía intranquilo.

Toc, toc. - sonó la puerta, interrumpiendo toda conversación - Soy Jilban, ya he vuelto, ¿necesitan algo? - dijo el hombre después de que la puerta se abriera ante sus narices y se encontrara cara a cara con Laern.

Pero entonces se dio cuenta de que había abierto muy rápido.

¿Sucede algo? - preguntó con curiosidad -

Laern está enfurecido.

- ¡Demonios, sí! ¡Nos estaban espiando! -coge por la camisa, solapa, capa o cuello al aldeano mientras señala la oquedad sin ni siquiera apartar la mirada del aldeano- ¡Por el agujerito de tu ventana!

Yo no he . . .

Laern se mueve antes que yo y además tiene las piernas más largas, pero tiene que dar un largo rodeo para llegar ahí afuera.

Me abalanzo sobre la ventana a abrirla bruscamente con la intención de atrapar a quién sea que está ahí afuera. Si se abre hacia afuera empujaré con fuerza intentando atontar o noquear al espía. Si se abre hacia adentro una mano tirará del ventano y la otra para intentar atrapar al "ruido".

La cara de Jilban expresaba sorpresa a la par que miedo, y es que tener a todo un mariscal de Talona frente a frente, y que este le haya cogido como si de una marioneta se tratara, puede doblegar al más pintado.

¿Qu...qu..q..qué pasa? - dijo bastante asustado - Acabo de volver señor, he dejado a mi familia en otra casa y nada más. - Habló rápido y en voz baja -

Mientras que todos los miembros del grupo seguían sentados en los sillones alrededor de una mesita, en la que cada uno había depositado su cena y su bebida, Görg decidió tirarse hacia la ventana para descubrir al posible espía.

Ver a un enano pegar un salto de ese calibre no es muy normal, y cabe destacar que nunca habíais visto a Görg hacer nada parecido.

Un ruido de cristales rotos enmudece a todos, incluido a Jilban que estaba terminando de hablar.

Görg había quedado con medio cuerpo fuera y el otro medio dentro, y giraba la cabeza de un lado a otro.

Sin soltar al campesino, Laern vuelve la cabeza sorprendido.

- ¡Por todos los dioses! ¡Que alguien le baje! Discúlpeme, ciudadano -más tranquila y cortésmente a Jilban-.

Y, dejando al aldeano a un lado, sale corriendo para rodear la casa. Si hay alguien ahí fuera bien pueden darle un golpe en la cabeza al impetuoso enano.

Todavía tenía el susto en el cuerpo, pero Jilban decide salir tras Laern para descubrir al espía, después de todo era su aldea.

¡Vamos! - dice en voz alta, aunque bien podría estar hablando solo -

El cuello de su chaqueta se había hecho un poco más grande tras la cogida del mariscal, seguro que a la mujer del aldeano no le hará ninguna gracia.

Bah, ya se encargarán los demás. - dijo en voz alta Morz, aunque en realidad él pensó que solo lo estaba pensando, valga la redundancia -

Me levanto del sillón y salgo corriendo tras Laern. - Se va a enterar ese espía de medio pelo.- digo muy convencido.

Al salir por la puerta busco con la mirada a Laern, pero solo puedo ver la espalda del aldeano, cuyo nombre no recuerdo ahora mismo.

Tras "asomarte" por la ventana ves una sombra desaparecer en dirección a la parte trasera de la casa, pero no has sido capaz de distinguir nada más que eso, ni tan si quieras has distinguido lo gran que era esta.

Girando la cabeza hacia el interior grito ¡Va hacia atrás de la casa! Rápido, rodeadlo. Pero Laern ya sale, no sé si me habrá oído a tiempo.

Luego vuelvo a mirar al exterior pero de pronto mientras clavo mis ojos en la oscuridad me doy cuenta que estoy colgado sobre el alféizar en una incómoda posición. ¿Qué altura hay al suelo? Si es poca altura creo que prefiero lanzarme fuera antes que a alguien se le ocurra estirar de mis pies hacia adentro.

Empiezo a bascular para descolgarme controladamente desde la ventana.

El salón estaba en la planta baja, por lo que la ventana estaba al lado del suelo, aunque para un enano al lado del suelo es un poco más de lo normal.

Ireth apenas reaccionó ante el salto de Görg, pero sí estuvo lista cuando éste dio el grito de ir a la parte trasera de la casa.

Con gran velocidad, tomó su espada y corrió a la puerta trasera, agazapándose junto al marco, antes de abrir una rendija para observar el exterior y ver si podía divisar al espía.

Anioz reaccionó tarde

-"Morz, quédate aquí, voy a ver que pasa" dijo saliendo de la casa

saliendo de la casa me dirijo hacia Ireth corriendo y la sigo