Partida Rol por web

El rostro de la Bestia

00.- La llegada a S. Gabriel

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26/11/2008, 15:26
Director

Finalmente los tres viajeros se ponen en camino en dirección a las puertas del monasterio, que se yergue impertérrito en mitad de la soleada planicie. Sus altos muros se van haciendo cada vez más imponentes conforme se van acercando a ellos, hasta que finalmente unas grandes puertas de madera les cierran el paso al interior de la construcción.

Abraham, quien ya conoce el monasterio, baja del carro y golpea repetidamente una gran aldaba que cuelga de la puerta. Al momento, un pequeño ventanuco se abre y unos ojos cargados de arrugas aparecen tras él.

Notas de juego

Pese a que Tomás no ha dicho nada, supongo que puede darse por bueno el relato de María y así le damos un empujoncito a esto.

La mula del mercader no estaba con él, por si habían dudas.

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26/11/2008, 15:42
Damián

- Oh, ya están ustedes aquí..., dice la voz desde el otro lado de la puerta y, al momento, se cierra la ventana y comienza a escucharse el sonido metálico de los pestillos al abrirse. Tras la puerta aparece un hombre menudo y entrado en años que dedica una media sonrisa a Abraham y dice:

- Veo que finalmente ha traido a sus amigos... soy Damián, el guarda del monasterio, dice a modo de presentación dirigiéndose a María y a Tomás. - No sé qué planes tenían, pero... es la hora de comer y creo que ha sobrado algo de la comida que ha preparado mi mujer para los peregrinos... ¿se quedarán ustedes?

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26/11/2008, 16:42
María Somontano

-Si, gracias, nos vendran muy bien tanto el descanso como el almuerzo.

María sonrió al hombre, y se dejó guiar hacia el interior del imponente lugar.

Notas de juego

Vale, he editado mi post para que cuadre con lo de la mula entonces.

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26/11/2008, 18:14
Abraham

Abraham se iba a pronunciar ante el equívoco de Damián sobre la relación previa con la Señora de Sepúlveda y su acompañante, pero al no intentar corregirle ella decidió no enrevesar el tema de forma innecesaria.

Tras saludar a Damián y dejar pasar primero a la Dama, le ofrece la prioridad de paso a su acompañante aunque no insiste demasiado para no tener que lidiar con sus rudos ademanes.

El frescor del interior del edificio de piedra es tonificante y al poco de entrar y tras haberse preocupado por un buen lugar para mantener su carga a resguardo no tarda en mostrar interés por el estado de su acompañante en la travesía, la fiel Bernarda.

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26/11/2008, 19:35
Damián

- Será un placer tenerles como huéspedes en nuestro monasterio... puede decirle a su siervo que deje el animal en la cuadra, en ese edificio de la izquierda, dice a María, señalando a una construcción de piedra de un solo piso cercana a la puerta de entrada. - En cuanto al carro, déjenlo por aquí, donde no moleste demasiado... no hay muchos peregrinos durante estos días, pero nunca se sabe, quizás lleguen algunos más durante la tarde... pero, ahora que lo pienso, creo que ni siquiera les he dado la bienvenida... qué cabeza la mía..., dice el guarda que empieza a darse suaves golpes con la palma de la mano en la frente, como haciendo ver que su memoria ya no es lo que era y escusándose por ello. - Están ustedes en el monasterio de S. Gabriel, fundado hace más de tres siglos por Fray Antonio de Guzmán, hijo del, por entonces, señor de estas tierras. Actualmente, el monasterio es famoso, aunque quizás esto ustedes ya lo sepan, por tener una amplia y cómoda hospedería para los peregrinos que viajan por el camino del Apóstol, y también por la importante colección de libros de su biblioteca., dice el hombre casi de carrerilla, como si fuese algo que se hubiese aprendido de memoria y que recita a todo aquel que cruza las puertas del monasterio.

- Cuando hayan acomodado sus pertenencias les acompañaré a la hospedería, donde, si no me equivoco, ya debe haberse servido la comida...

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27/11/2008, 14:44
Hicham
Sólo para el director

Hicham sale del comedor tranquilamente. Le gusta pasear siempre despues de comer, camina despacio contemplando la belleza del pequeño monasterio, contemplando el hermoso claustro y la cuidada vegetación de todo tipo.

Se sienta y observa, es lo que más le gusta hacer, "Observando se aprenden muchas cosas" le decía su padre siempre, cazador de profesión.

Espera a que la biblioteca abra de nuevo.

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27/11/2008, 15:25
Director

Notas de juego

Perdonad que os tenga un poco paralizados, pero vosotros estáis haciendo las cosas más rápido que los demás y tengo que cuadrar los tiempos y las escenas.

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27/11/2008, 16:58
Hicham
Sólo para el director

Notas de juego

No hay problema, mi personaje se queda observando hasta que me indiques lo contrario

XD

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28/11/2008, 21:46
Abraham

Abraham tras dejar sus telas y otros aperios a buen recaudo y visitar a Bernarda de camino a la hospedería le pregunta a Damián:

- "¿Sería posible encontrar a alguien que me ayudara a traer el carro para repararlo? Agradezco la hospitalidad pero creo que puede llevar tiempo y tengo compromisos en los próximos días y un negocio que mantener. No quisiera abusar de vuestra generosidad ni desperdiciar el regalo que ha sido este encuentro."

Sin duda estaba hambriento y sobretodo sediento, notaba la boca pastosa por tanto hablar y no beber. Los monjes tenían fama siempre de austeros pero también de buenos cocineros y esperaba poder disfrutar de una buena comida casera tras tantas raciones de viaje.

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29/11/2008, 11:15
María Somontano

María agradece al bien dispuesto Damián su recibimiento, y accede a sus indicaciones.

-Tomás, encárgate de la mula, y luego asegúrate de que mis enseres personales sean trasladados a la Horpedería. Gracias.

Sigue entonces al guarda, dando vistazos a derecha e izquierda, haciéndose una idea del lugar al que el camino les ha traído.

-¿Una famosa biblioteca, decís? ¡Ah, eso es interesante! No, no lo sabía, y aunque es extraño en una mujer, he de decir que fuí instruída en el arte de la escritura y la lectura, pues mi padre era hombre que amaba la Literatura. De modo que si me está permitida la entrada, me gustaría visitarla. O, si me está vedada, quizá el abad permita que alguien quiera hacerme el honor de mostrarme alguno de los ejemplares.

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30/11/2008, 19:52
Abraham

Abraham miró a la dama interesado, sabía que entre la nobleza no era algo habitual demostrar interés por la cultura ya que el dedicarse a otras aficiones y placeres era algo más sencillo y de gratificación más inmediata. Sin duda la Señora de Sepúlveda demostraba ser una persona excepcional como él había intuido en su encuentro.

Sería interesante distraerse un poco de sus quehaceres y visitar el monasterio si les daban permiso, aunque los efluvios de comida había agarrado con fuerza el estómago de Abraham y tiraban de él hacia el comedor sin poder hacer mucho para remediarlo. La comida era su pasión y tal vez su debilidad, solo esperaba que el Señor no le castigara por su gula.

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01/12/2008, 18:58
María Somontano
Sólo para el director

Habiéndose preocupado de que la mula quedara en condiciones en los establos, y de que se llevaran sus cosas hasta la Hospedería, María siguió con Damián y con su nuevo compañero, Abraham el comerciante, hacia el interior del Monasterio. Antes, sin embargo, volvió a echar un vistazo a las telas y mercaderías que habían dejado en el carro del judío, con alegre curiosidad...

..si vió algo que le encandiló, y que era pequeño, y fácil de despistar... la mujer debería hacer un auténtico sacrificio para no deslizarlo hasta su bolsa. Bueno... quizá lo hizo...

Notas de juego

Pues eso, que la cleptomanía aprieta. Pero no voy a exponerme a que me pille el judío nada más conocernos, o sea que sólo es un pensamiento, o una posibilidad muy muy clara y sin riesgo alguno.

Y por mi parte nada más si no es comer y/o ver la celda que le aguarda a la mujer.

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02/12/2008, 08:16
Director

Notas de juego

En principio, lo que has visto son grandes rollos de tela que, desde luego, no podrías deslizar a ningún lugar más pequeño que una carreta. Las telas, según tu experiencia, que no es poca, son de calidad media, más bien tirando a alta. No son tejidos para hacer faldas de huertana, sino para vestir a burguesía con recursos o incluso a algún noble.

Además de los grandes rollos, el judío lleva siempre tras de sí una bolsa de cuero bastante grande, en cuyo interior, seguramente, debe estar guardando multitud de cosas la mar de interesantes...

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02/12/2008, 08:24
María Somontano
Sólo para el director

Notas de juego

OOOk. Anotado en la mente de mi pequeña ladroncilla por si se tercia la ocasión.

A la espera de como sigue quedo.

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02/12/2008, 08:58
Director

Para Tomás y María, quienes cruzaban por primera vez los muros de S. Gabriel, la visión del interior del monasterio les sorprendió bastante. Una gran explanada se abría ante ellos y justo enfrente, una fantástica iglesia hecha de piedra, totalmente acabada (no como las muchas que aún estaban en construcción en la mayor parte de los pueblos de Castilla, Aragón y Navarra), y, aunque sobria en el ornamento, majestuosa en las distancias cortas.

A izquierda y derecha podían verse también otros edificios de piedra, menos imponentes, pero igualmente bien conservados. Además, todo el recinto estaba cercado por un alto muro de varios metros de altura, del que, por lo que parecía, sólo podía salirse por la puerta que acababan de cruzar.

Pese al buen aspecto general del lugar, no se ve absolutamente a nadie por allí.

Una vez colocado el carro en el lugar que Damián indica y acomodada la mula junto a la maltrecha Bernarda, en los establos del monasterio, los tres viajeros son conducidos por el guarda a la hospedería, un edificio de dos plantas hecho de piedra situado junto a los establos.

Al entrar, pueden observar un amplio salón con algunos largos bancos y asientos, una chimenea de piedra y algo de mobiliario más bien sencillo. Allí pueden ver, además, a un hombre vestido con una especie de túnica que está en pie y parece que tenía intención de salir y a otro, con aspecto de rudo, sentado en la mesa, con una escudilla vacía ante él.

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02/12/2008, 09:15
Director

Justo cuando Hicham iba a abandonar el salón, en la puerta aparece de nuevo Damián, el guarda, acompañado esta vez por lo que parece ser un variopinto grupo de visitantes. Se trata de un hombre rudo, malcarado, pertrechado con armas y armadura, otro hombre, quizás más mayor, con ropajes ligeros de buena hechura y aspecto de no haber roto un plato en su vida y, lo que más llama vuestra atención, una joven y hermosísima mujer bien vestida y de aspecto refinado.

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02/12/2008, 09:20
Damián

- Bien señores, parece que nuestros otros dos huéspedes ya han comido... ahora le diré a mi mujer que mire a ver si le ha sobrado algo del guiso para darles algo de comer. Arriba están las celdas de los peregrinos y la sala común. Normalmente reservamos las celdas para los visitantes de buena clase y la sala común para el resto, pero como está todo prácticamente vacío, sírvanse de elegir el alojamiento que gusten en caso de querer pasar la noche en el monasterio. Cosa que les recomiendo encarecidamente, Dios sabe lo que podría pasarles si deciden seguir viajando por la noche..., dice el guarda, reservándose lo que intenta ser un tono tétrico para esta última frase.

- Bueno, pónganse cómodos, que ahora vendrá Sara y les echará algo de comer..., dice el guarda y sale del salón, dejando allí a los cinco huéspedes mirándose los unos a los otros.

Notas de juego

Bueno, estamos todos juntos, quien quiera hacer o decir algo, ya sabe, a marcar a todo el mundo.

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02/12/2008, 09:44
Gonzalo Blasco

-Que me aspen si he visto antes cosa tan extraordinaria -digo mirando fijamente a la preciosa dama-. Un monje permitiendo al pueblo llano alojarse en las celdas de buena clase, ¿qué será lo próximo?

Luego me levanto y hago una pronunciada reverencia a la mujer, y saludo con la cabeza a los hombres.

-No se preocupen por el moro, que no es tal, sino cristiano viejo, de toda la vida, y de Jaén, para más datos. Él es Isan y yo Gonzalo Blasco, y les recomiendo el guiso de de Sara que es... ezquisixto.

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02/12/2008, 09:46
Hicham

Hicham mira a la gente que se acaba de topar por la puerta y haciendo una grácil reverencia saluda al personal.

-"Buenas tardes señores y señora, encantado de saludarles, mi nombre es Hicham, ejerzo mi profesión de curandero mucho más al sur, pero si alguno de ustedes desease algun remedio contra alguna dolencia o requisiese mis servicios para cualquier eventualidad sería un placer para mí prestarselos"

Levantando la mirada esboza una sonrisa que se dibuja en su rostro nívea como sus blancos dientes.

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02/12/2008, 09:56
Abraham

Abraham aunque distraído ante el olor del guiso no olvidó sus buenos modales y se adelantó a saludar a los otros dos huéspedes del monasterio:

- "Bienhallados sean vuesas mercedes. Da gusto encontrar gente tan peculiar y agradable. Mi nombre es Abraham y soy comerciante de telas que viene desde el lejano Reino de Navarra y que ha sufrido un percance, pero el Señor ha tenido a bien mandarme este ángel y a su escolta para ayudarme a trasladarme al cómodo cobijo que ofrece el monasterio." - Viendo que el paisano parece extasiado por la belleza de la dama e intentando frenar sus impulsos de abandonarse a la comida ignorando lo demás Abraham se acerca y se dirige al jienense:
- "Hermano sarraceno, si sabéis de tratar heridas me gustaría pediros un favor. No sé si el reino animal entra dentro de la segura vastedad de vuestros conocimientos, pero os agradecería en demasía si pudierais tratar y aliviar a mi fiel montura que se ha visto herida en el accidente que hemos tenido."