Partida Rol por web

Antes de que el sol despuntara ya se había levantado, tomo un poco de agua de la charola y se froto la cara tras lo cual embucho un poco en la boca para escupirla luego. Se dirigió a la pequeña mesa y arrastro la silla para sentarse  a repasar el grimorio que tenía al frente, los trazos extraños se fueron volviendo visibles mientras desencadenaba en su cabeza el conjuro de leer magia, medito unos segundos y escogió los hechizos que mejor podrían serle de ayuda durante el viaje del día.

Cuando termino, ya la habitación se alumbraba levemente con la luz matutina, cerro su libro alisto su petate y bajo a comer algo, unos cuantos clientes ya invadían la posada muchos de los cuales por sus extrañas posiciones y ronquidos tal vez pasaron la noche allí mismo; observo las mesas desde la escalera y encontró uno de su agrado fue hacia allí y espero el plato que servían como desayuno.

conjuros para el dia

El amanecer llegó y con él, el bufón despertó, estirándose y bostezando aparatosamente. Se levantó medio dormido aún para lavarse bien la cara. Después se vistió con su elaborado traje, se recogió el pelo, se puso su tocado de plumas y se maquilló como solía hacer todas las mañanas desde que empezó la carrera de la comedia.

Aún bostezando, Enzo bajó a la taberna para disfrutar del ligero desayuno que estaba incluido en el precio de la habitación con la cena. Después de los gastos del día anterior, el bufón tenía que ganar dinero como fuera o corría el riesgo de morirse de hambre en una fría esquina. Que hablando de frío, el día estaba comenzando de manera bastante desagradable climáticamente hablando. Y él tenía que patearse la ciudad haciendo publicidad de un establecimiento de panes… Si la cosa no le reportaba beneficio suficiente como para poder volver a cenar y dormir bajo techo, tendría que empezar a pensar en robar a los transeúntes. Eso o unirse a la aventura de su amigo Socar, que al menos él le invitaría a comer.

Tras rumiar aquellos pensamientos y con su típica sonrisa pintada en la cara, Enzo se sentó en la barra de la taberna.

 -Buenos días, amable tabernero. ¿Qué tiene para desayunar hoy?

La voz de Blagh hizo que Thorgüs despertara levemente antes de que Darko le lavara la cara de un lengüetazo. Tras eso se aseó, se vistió, tomó sus pertenencias y se dirigió hacia la parte de abajo donde se encontraba la taberna, esperando que hubiera algo para echarse a la boca.
-Buenos días.
Fue el saludo, dirigido a todos pero a nadie en especial, de Thorgüs al dirigirse hacia la barra.

Estando el espíritu en armonía con su fe bajó el Karuth las escaleras que separaban las habitaciones, dedicando una sonrisa y asentir de la cabeza a los presentes, dedicándole especial deferencia a Enzo, con quien había tenido la fortuna de hablar la noche anterior.

- Espero la noche os haya hecho bien, el día se presta a ser largo- vio que había un sitio que le permitía estar cerca tanto de Dalabrac como del curioso amigo de Socar, se acercó allí y pidió permiso a los dos con la mirada antes de tomar asiento.

Aguardó a que Blagh pasase cerca de ellos con el desalluno para preguntarle acerca de lo que había oído al pregonero gritar en la distancia mientras rezaba en su habitación.

- Decidnos, posadero, ¿dónde se encuentra Puente Brandon? -le dedicó una mirada de complicidad a Dalabrac y a Thörgus antes de seguir- ¿Qué detalles tenéis acerca de ese cometido con los bandidos? ¿Cómo demostrarle a las gentes de ese lugar que se ha atajado su problema y que hay gente merecedora de las 100 monedas de oro? -fue entonces que miró a Enzo y le sonrió- Quisiera pensar que esa información ganarían el favor de vuestro amigo Socar, lo dejo a vuestros pies.

Agradeció toda la información que el ocupado enano pudiese dar, tomando nota de todo lo que fuera a decir.

Mientras esperaba a su desayuno, fue a sentársele al lado el tortolito que había estado tan acaramelado la noche anterior con su tortolita. Pero qué monos que eran los enamorados cuando se decían cosas como las de los libros para jovencitas románticas y señoras aburridas.

 -La noche nunca me hace mal, amigo mío. Antes todo lo contrario, siempre me llena de sueños maravillosos que me inspiran para mis actuaciones del día siguiente.

Entonces aquel hombre comenzó a hablar sobre no se qué misión de unos bandidos y sobre una recompensa de 100 monedas de oro.

 -¿Dejáis la información a mis pies? Será para que la pisotee, ¿no? Curiosa manera de ayudar, caballero, ya que estas cosas suelen dejarse en las manos, ¡jajajajajajajajaja! En cuanto a los problemas de bandidos, no son cosas que nos incumban. Yo soy un artista y mi buen amigo Socar es un devoto. Si hablarais sobre herejes o gente aburrida, entonces sí tendríais toda mi atención.

El bufón puso los codos en la barra para apoyar la barbilla en sus manos y mirar fijamente a Moris.

 -¿Conocéis quizás a alguien que necesite desesperadamente a un maestro de la comedia por un casual?

Socar había pasado la mayor parte de la noche meditando, dada su naturaleza, le era imposible conciliar el sueño como al resto de los mortales. De este modo, trato de entrar en comunión con su dios para pedirle retos que le permitieran mostrar su poder.

Finalmente, llegó la mañana, debía de partir. Tomo su tabardo y aseguró que su arma y escudo estuvieran listas. Seguidamente bajó las escaleras, otros se le habían adelantado, pero eso sirvió para recordarle el asunto de los criminales y el hecho de que la información al respecto la poseyera el posadero de la taberna en la que se encontraba. Tal vez aquello también le podría ser de utilidad para sus fines, así que espero a oír la respuesta del enano una vez hizo acto de presencia en el salón

Un brillar despertó en los ojos de Moris, quien ladeó la cabeza para apoyarla en sus dedos, pues no aguardaba un debate tan temprano; sin embargo, encontrárselo le llenaba de propósito, como un podenco al que le abren la puerta al exterior. Rió la ocurrencia del bufón antes de replicar.

- Quien deja cosas en las manos incita, quien las deja a los pies invita -refraneó- y supongo que quien pisotea... No desea el tipo de ofrenda que se le ofrece -improvisó mientras buscaba algún gesto por su parte que confirmase sus sospechas-. Vuestras razones tendréis, al igual que yo las mías, para ver partir a alguien estimado sin acompañar o rogar su compañía ¿Teméis por esa persona, por vos o por los que se crucen en el camino? -vio entonces a Socar bajar las escaleras y chasqueó la lengua, aquel debate terminaba antes de empezar- Sea cual sea el caso, no seré yo quien incite a vuestro amigo con el asunto de Puente Brandon.

Entonces se levantó de su asiento para recibir al paladín con diligencia.

- Hextor nos guía, Wee Jas nos guarda, Socar; aquí nos tenéis a todos reunidos.

Tras un merecido descanso y aseo, Samira bajó para tomar el desayuno prometido. Descendió por las escaleras con elegancia, casi podría parecer que flotaba en vez de caminar. Llevaba su larga melena suelta y los mechones naranjas contrastaban con su vestido, hoy azul verdoso. 

Era una dama educada, pero aún así fue incapaz de evitar desviar la mirada a aquellos platos que contenían el desayuno de los otros. Se sentía hambrienta y le costaba no apresurar el paso para conseguir cuanto antes su desayuno. Pudo ver al grupo de aventureros que partirían en breve, de entre todos ellos conocía a Moris, y por eso se acercó, silenciosa como una felina.

-Buenos días caballeros- saludó al grupo - Muchas historias se cuentan sobre aguerridos aventureros, no conozco ningún hombre que no desee ser inmortal en la historia. Sin embargo - clavó sus ojos turquesa en los del Karuth - os ruego prudencia. Pues la mayoría de los héroes sobre los que se canta terminan muertos antes de tiempo - 

Había sopesado durante toda la noche si añadirse o no a aquella comitiva. Pero todos sus razonamientos la conducían a la misma conclusión, Samira no estaba hecha para ese tipo de aventuras, y ninguna parte de ella saldría, de una forma natural, en pos de la muerte, ya fuese la propia o la de otro, y Samira estaba convencida de que de aventurarse a ello supondría más una molestia para el grupo que otra cosa. ¿En que beneficiaría eso? En nada, mejor era esperar y sentir el fulgor de la alegría recorrerle el cuerpo cuando se reencontrase con él. 

Moris permaneció de pie ante la aparición de la bailarina, al igual que otras veces en que su presencia le sobrecogía, traicionándole su cuerpo al negarse a moverse aunque fuese para sentarse de nuevo. Sólo cuando sus miradas se cruzaron pareció el encantamiento ceder a la vez que de sus labios brotaba una sonrisa, encantado de verla aunque fuera para despedirles.

- Por una dama roja parto y por otra ansío volver -asintió el karuth ante las palabras que ella les había dedicado para luego dirigirse al resto-; caballeros, me honra el presentarles a La Brisa de Puerto Calim, Samira -inclinó entonces la cabeza ante ella y abrió la mano para ir indicando a quién le presentaba-; aquí presentes ante vos el Paladín de Hextor Socar, el Rey de Bufones Enzo y los valientes Dalabrac y el maestre enano, ambos cuya confraternización me queda pendiente.

En cuanto la bella doncella hizo su aparición, Enzo sonrió sin quitarle los ojos de encima. Nada más terminar de hablar aquel sacerdote de Wee-Jas, el bufón se levantó de un salto de donde estaba sentado y se acercó a la pelirroja muchacha para hacer una elegante y elástica reverencia.

 -Es siempre un placer y una alegría refrescarse los ojos con una bella visión por las mañanas, mi señora.

Antes de que la joven pudiera decir nada, Enzo se había acercado a ella para tomarle de la mano y dejar un delicado beso en el dorso de la misma, que apenas fue un roce de sus maquillados labios sobre la fina y blanca piel de la muchacha. Soltó su mano con cuidado y clavó sus ojos aguamarina en las turquesas que relucían en el rostro de Samira.

 -Vincenzo Biancarella a vuestro servicio, mi señora. La gente suele conocerme como Enzo el Multicolor, Rey de Bufones y Bufón de Reyes, el más grande artista que ha visto esta pobre y triste tierra.

Enzo musitó unas palabras y realizó unos breves gestos antes de llevarse la mano a la boca. Fingió que tosía y una bella mariposa de color esmeralda surgió de su boca para ir a revolotear alrededor de la hermosa muchacha.

 -Ay, os ruego que me disculpéis, pero a esa no he podido retenerla en mi estómago.

Thorgüs se dedicó a observar a tan variopinta gente, su forma de hablar era extraña para lo que estaba acostumbrado, pero estaba en la ciudad y aquí todo era diferente. Se sobresaltó un poco al ver salir una mariposa de la boca del hombre, más por la sorpresa que por el truco en sí.
Y seguía devorando el desayuno mientras esperaba que alguien diera directrices de como se iba a desarrollar la misión.

Buenos días a todos. Dijo en cuanto vio como se iban despertando todos sus huéspedes. Espero que hayáis podido descansar y que hayáis disfrutado de nuestras habitaciones. El enano parecía estar de mejor humor que de costumbre.

El desayuno estaba incluido en el precio de la habitación, es cierto que no os saciará el hambre de todo el día, pero al menos apagará el rugido actual de vuestras tripas. Les dedicó una amplia sonrisa y pronto empezó a preparar té y café en función de la demanda. Después sacó un pequeño puré de color rojizo que tenía muy buena pinta y sacó varios panes que parecían recién traídos del Gremio de Panaderos.

¡Que lo disfrutéis! Dijo mientras terminaba de preparar el local, pues parecía que acabara de abrir.

Sobre Puente Brandon solo os puedo decir que está a unas horas de aquí tomando el camino del Norte. Dijo asintiendo a sus propias palabras. Pero también os puedo decir que aunque el problema aún no parece que haya sido solucionado, sí que os puedo garantizar que han sido numerosos los aventureros que se han interesado en tal empresa, por lo que la competencia por la recompensa puede ser muy dura. Concluyó encogiéndose de hombros mientras seguía a lo suyo.

Al salón fueron llegando de apoco varias personas , Dalabrac los miraba uno a uno con una sonrisa en su cara, había pasado muchas noches acampando antes de llegar a la ciudad así que la cama le había parecido el lecho de un rey , su sueño había sido profundo y poco perturbado. Pensaba sobre la misión mientras jugaba con un pequeño trozo de esterilla entre sus dedos.

La mención de su nombre lo saco de sus cavilaciones, reconoció al hombre como Moris, lo había visto la noche anterior entre el grupo que estaba interesado de hacer parte de la misión, se levantó en la silla e hizo una pequeña reverencia mientas era presentado.

Tendremos buen tiempo de compartir historias en el camino - menciono ante el comentario de la falta de confraternización.

Tras ver que el Enano estaba dejando la mesa con el desayuno servido se acercó y tomo un trozo de pan y lo remojo en el puré, el buen sabor le ensancho aún más la sonrisa

Este día tiene buena pinta!  

Samira sonrió levemente ante las palabras de Moris, aquellas que daban a entender que ansiaba regresar por ella, pues esto le llenaba de alegría y esperanza. Fue mirando uno a uno a todos los que el Karuth iba presentando, y la bailarina les iba dedicando una leve inclinación de cabeza con una mirada cálida y expresión amable en el rostro a cada uno de ellos. 

Cuándo Moris terminó las presentaciones Enzo se acercó a ella. Samira le miró con cierta curiosidad, pues aquel hombre multicolor despertaba como mínimo curiosidad en ella. Su halago fue recibido de buen grado, y cuando tomó su mano para besarla con tanta delicadeza ella no hizo ninguna intención de evitarlo. De hecho el bufón sentiría sus finos y largos dedos como algo liviano y delicado, como toda ella, que parecía ser capaz de flotar. Entre la reverencia, estos gestos de cortesía y sus palabras Enzo había logrado la absoluta atención de la bailarina, en el rostro de la cual iba dibujándose una sonrisa. Enzo puso broche de oro a su presentación dejando salir de su boca una hermosa mariposa que revoloteó alrededor de la chica. Samira se sintió como una ninfa con aquello, la mariposa se le antojaba delicada, bella y liviana como ella misma y por esta razón aquel truco había resultado tan maravilloso para ella. Su sonrisa se ensanchó mostrando sus blancos dientes, y sus ojos parecían brillar con aquella magia, relucían como los de los niños que admiran todas estas cosas sin buscar trucos, simplemente creyendo y gozando plenamente del momento. 

-Siempre es un placer encontrar a un compañero del mundo del espectáculo- dijo a Enzo -espero poder tener el honor de conocer más de sus habilidades majestad- hizo una leve reverencia, pues si era el Rey de Bufones no merecía menos que el trato correspondiente a tal categoría. Sin embargo Tormentos Cristalinos tenía ahora a otro gran artista entre sus gentes, así que posiblemente hubiese de compartir el hecho de ser el más gran artista que las gentes de la ciudad hubiesen visto. Ese puesto podrían compartirlo, ya que Samira creía que las habilidades del uno y del otro eran muy distintas.

- Un gran trabajo- observó ante el magnífico maquillaje, peinado y ropajes del hombre. Bien debía invertir un buen tiempo en aquello cada mañana, y sin duda tenía la práctica suficiente para poder hacerlo con los ojos cerrados.

Apareció Blagh con los desayunos y los ojos de ella se desviaron sin poder ser retenidos. Tan solo un instante, pero estaba claro que tomaría aquellos manjares con gran placer. Se quedó sentada junto al grupo, centrando su atención en Moris y en Vincenzo. Empezó a comer, lo hacía con delicadeza, sin prisas, ella era toda una señorita. - Efectivamente, señor Dalabrac, no imagino mejor forma de empezar el día que con un buen desayuno. Tiene mejor sabor del que había esperado- confesó. Pretendía ser un halago, pues comparado con otros establecimientos que había visitado La Pezuña en la Boca no parecía ser el más glamuroso, sin embargo se notaba que el cocinero le ponía entusiasmo. O eso, o que ella tenía demasiado apetito.

    Socar se mantuvo impertérrito ante el primer saludo del clérigo, seguía sin tener del todo claro si se sentía cómodo con la presencia de aquel adorador de otra deidad distinta a la suya. A parte, que su interés seguía estando en saber la respuesta que daba el tabernero acerca del encargo del puente Brandon y ni si quiera la llegada de la dama logró desviar su atención, aunque, oyendo las tontería de Vincenzo, supuso que se trataría de una mujer atractiva desde los ojos de los humanos.

    Una vez Blagh terminó, el paladín relajó su postura y se aproximó al mediano y compañía para tomar asiento, aún sentía cierto resentimiento por el hecho de que el bufón se hubiera negado a ir con ellos por aquella sarta de memeces, pero se ahorró comentario alguno al respecto. 

    -Efectivamente, maese Dalabrac, el clima nos ayudara en esta modesta gesta.- Fue su sencilla respuesta al comentario del mediano, Socar creía que tratar de ese modo a sus compañeros podría ayudarlo a obtener una mejor cohesión de grupo, pese a que no dejaba de haber sido un comentario para mostrar una evidencia. -Desayunad bien, pues una vez partamos necesitaréis fuerzas para estar listos si surge cualquier inconveniente en las marismas, aunque tampoco habrá que preocuparse, contamos con el favor de Hextor de nuestra parte.-

Enzo sonrió al escuchar las amables palabras de aquella doncella. Sin embargo, no contestó ya que el tabernero les trajo el desayuno. Tomó de la mano a la muchacha, sintiendo sus ligeros y delicados dedos entre los suyos propios. Acarició ligeramente la mano de Samira con su pulgar, mientras la acompañaba hacia la barra de la taberna y le dedicó una de sus mejores sonrisas. Devolver halagos por halagos era algo que Vincenzo Biancarella siempre había considerado de muy buen tono.

El desayuno fue recibido de buena gana por el hambriento artista, que devoró los alimentos que el enano había puesto delante de él como si llevara semanas sin probar bocado. Tal vez fuera la única comida decente que fuera a realizar en todo el día, tenía que aprovecharla muy bien.

Su gran amigo Socar seguía hablando de su misión y de que tenían que desayunar bien para estar fuertes.

 -Cuánta sabiduría hay en esas palabras, amigo mío. Lástima que no pueda acompañaros, pero mi espíritu permanecerá con vosotros.

Porque mientras su amigo se iba de excursión, él tenía un importante trabajo que realizar. Trabajo al que llegaría tarde como se distrajera un poco.

Enzo terminó rápidamente de desayunar y se despidió de los presentes con una elegante reverencia.

 -Encantadora dama, caballeros, hasta que nos volvamos a encontrar.

Y con aquella escueta despedida, el bufón giró sobre sus talones para marcharse de allí.

Thorgüs terminó su desayuno, aunque guardó un poco de pan en el bolsillo por si llegara a necesitarlo en un futuro cercano. Escuchó como el bufón trataba de despertar la atención de la chica, fue divertido hasta que el tipo oscuro y extraño habló.
Parecía que iba a ser el líder de la expedición, cosa que no importaba demasiado a Thorgüs. Tras terminar el desayuno y asegurarse que llevaba todo consigo se recostó un poco en la silla y se dirigió al grupo.
-Por mi podemos partir de inmediato, ya estoy listo.
Tras esto se rascó la cabeza mientras repasaba mentalmente si era cierto que llevaba todo lo necesario.

El puré tenía un sabor delicioso y el mediano saboreo cada bocado del pan untado, asentía con la boca llena  ante las afirmaciones de los demás comensales, lastimosamente eran muchos y le cuenco pequeño así que se acabó pronto.

Se reacomodo en la silla con el estómago a medio llenar, suspiro al caer en cuenta que en solo un par de horas volvería a tener hambre.

Acabada la comida cuenco se levantó de la mesa con gesto perezoso

Estoy con el amigo barbado, por mi podemos partir.