Partida Rol por web

El foro de punta Tormento (61)

Esta estructura de piedra, un foro rodeado de múltiples columnas y vigilado por dos grandes estatuas de caballeros montados, se abre a la interperie. En el centro del foro se alzan cuatro estatuas más; un paladín, un pícaro, una maga y un druida, a imagen y semejanza de los cuatro aventureros que fundaron Tormentos Cristalinos hace tantos años.

El puente de piedra que conecta el foro con la isla de Roble es una maravilla arquitectónica, sostenido sólo por cuatro delgados pilares que descienden hasta el suelo y el lecho marino.

La fortaleza de la Isla de Roble (62)

Esta pequeña y chaparra fortaleza está abandonada. En el pasado, el concejo mantuvo una reducida guarnición de guardias en este lugar, con la idea de convertir a isla en una base naval. Los planes se desecharon cuando un grupo de druidas se presentó voluntario para cuidar la isla, ocupar el faro de su extremo y avisar a la villa en caso de ataque desde el mar. La fortaleza aún sigue en pie, vacía y cubierta por las plantas trepadoras, y se ha convertido en el punto de encuentro predilecto de los jóvenes nobles enamorados que desean tener un lugar privado lejos de sus padres.

La Isla de Roble (63)

Esta isla de tamaño considerable emerge de la desembocadura del río del Martín Pescador. Con unos 75 metros de elevación sobre el nivel del mar, alcanza casi la misma altura de las tierras altas de Tormentos Cristalinos en su zona más elevada. Robles y un puñado de abetos cubren su superficie, halcones y águilas anidan en sus ramas, y pequeños roedores y conejos corretean entre la maleza a ras de suelo.

Mi intención era ir a la própia isla pero me quedo alucinada por el foro y las estátuas.

-Ala!- Exclamo sorprendida mientras me meto entre la columnata del foro para ver si hay alguién por ahí.

Una mediana se acerca a ti y te mira de arriba a abajo. No parece muy hospitalaria, y simplemente te dice: ¿Podría hacer algo por usted?

-¡Caramba, que pequeñita eres!- Le digo agachándome para que mi cara quede a la misma altura que la suya.- ¡y que mona!

-Yo soy Glavra- Le digo tendiendole la mano- Estoy buscando un tesoro ¿sabes? pero no se me da muy bien ¿me ayudarías a buscarlo?
 

¿Un tesoro? Dijo arqueando una ceja. Me temo que te equivocas, esta tierra es sagrada y no hay nada escondido en ella. Y de haberlo sería propiedad de los druidas y de la isla. Así que lo lamento, aquí no hay nada que pueda interesarte. Concluyó dejándola con la mano tendida sin devolverle el respectivo apretón.

Bajo la mano sin darle importancia a que no me la haya estrechado. No es la primera vez que me hacen el feo, ni será la última. Como siempre no me afecta.

No quiero llevarme nada, solo encontrarlo- Le digo con una gran sonrisa, aún de cuclillas para quedar de frente a ella.

Pese a todo me encanta la pequeña criaturita con la que hablo. - Si me ayudas, te lo puedes quedar cuando lo encontremos y darselo a los duridas esos- No sé que será un durida pero debe de ser gente importante - . Si es suyo, querrán recuperarlo ¿no?- Me siento tentada de darle un pellizquito en las mejillas a la adorable criatura pero consigo controlarme lo suficiente para no hacerlo.

¿Sabes que yo una vez perdí mi espada favorita y nadie me la devolvió? Me puse muy triste hasta que un día paseando vi que un osgo venía con mi espada ¿Sabes lo que es un osgo? pues son unos tipos muy maleducados ¿Te puedes creer que no venía a devolverme la espada? quería pincharme- Le digo mostrándole una delgada cicatriz en el abdomen- Me enfadé mucho y... despues ya no me acuerdo lo que pasó pero cuando desperté me había devuelto mi espada y me dejó un brazo peludo, aunque el brazo peludo no era mío... busque al osgo para devolverselo, pero no lo encontré. Al final un gnomo muy amable me aconsejó que hiciera un guiso con el brazo y me lo comiera- Continuo - El gnomo era muy amable, pero no sabe de cocina, el guiso estaba asqueroso y luego pasé una semana con dolor de barriga... - Me detengo cuando ya no me acuerdo de lo que estaba contando.

A veces me dicen que hablo demasiado, jijiji- Me río encogiendome de hombros - Bueno ¿Me ayudas? porfa... será divertido.

Liria puso cara de desagrado cuando escuchó toda la historia absurda de la que le hablaba. ¡Eso es absurdo! Dijo tras terminar la historia. Después negó con la cabeza. Lo lamento, esta tierra es sagrada y nada de lo que hay aquí debe ser movido, tocado o investigado. Dejalo estar. La naturaleza es sabia y los druidas no queremos tesoro, nuestro tesoro es esto, la naturaleza, el aire, el mar, los seres que habitan en ella, y nada, ni nadie vendrá aquí a romper eso.

Así que, por favor, no me hagas que te lo repita dos veces. Aquí no pintas nada, así que haz el favor de dejar a la Isla de Roble en paz. ¿Entendido?

-¿El tesoro es el aire y el mar? - Parpadeo perpleja, he visto mucho aire, mucho mar y muchas criaturas, pero no sabía que fueran tesoros.

- Eres una criaturita muy borde y desconfiada...  pero adorable jijijiji- Esta vez si que extiendo una mano dispuesta a darle un pellizquito en la mejilla a la adorable mediana - No he hecho nada malo, ni he roto nada y tampoco tengo otro sitio al que ir. Estoy cansada de dar tumbos por la ciudad y este sitio me gusta ¡Me quedaré aqui contigo! 
 

La mediana no puede mirar de forma molesta el pellizco en su mejilla, aunque por alguna extraña razón no se queja ni dice nada más. Efectivamente, el tesoro de esta isla es exactamente eso, el mar, el aire y la naturaleza y todos lo que vivimos aquí. Usted no pertenece a él y yo creo que ya ha visto y visitado demasiado, así que haga el favor de marcharse, aquí no hay nada que ver, ni es un lugar para quedarse. Si lo que necesita es un lugar donde ir, vaya usted al Parque de la Rana, verá que bien se encuentra allí y seguro que también hay montones de tesoros que encontrar. Concluyó agarrándote de un brazo para llevarte hacia el puente de la isla.
 

Pero... pero... -Empiezo protestando pero viendo que en vez de alejarme, salimos del foro de punta tormenta y me lleva al puente que separa el foro de la isla del roble no protesto y me limito a trotar feliz tras ella. 

-¿Habrá cambiado de opinión? - Pienso confusa.- Creía que no había aceptado.

-Que bien, podré ver esas ruínas- Pienso viendo la fortaleza del roble al otro lado del puente al que me lleva.

Liria te llevó hasta allí y después se quedó con sus pequeños bracitos en jarras. No pensaba moverse de allí hasta que no te viera largarte de allí.

Me alejo lo suficiente para que la mediana me pierda de vista.

Se me ha metido en la cabeza explorar la isla y no voy a dejar que me despachen por mucho que insista la mediana. Doy un rodeo, en cuanto la pequeña se de media vuelta cruzaré el puente de nuevo.
 

En cuanto vuelves a tratar de entrar en la Isla, te das cuenta de que Liria vuelve a estar allí observándote. Parece que tiene un extraño vínculo con aquel lugar, vayas donde vayas, siempre aparece ella.

Finalmente me doy por vencida y me largo de aquel lugar.

Los ojos de la elfa se abrieron en sorpresa al descubrir lo que aquella fortaleza abandonada escondía. De entre todas las posibilidades que hubiera contemplado, el hallar naturaleza abierta en la isla hubiera sido lo último en pensar. Retiró su capucha y dejó caer su cabello sobre sus hombros, respirando hondamente y abriendo sus brazos en comunión con aquél lugar mientras paseaba por la sombra del abeto y el roble. ¿Dónde quedaba aquél guetto élfico que esperaba encontrar al resto de tel'quessir? las viviendas construídas de ladrillo sobre la tierra, lejos de la arquitectura majestuosa y natural de Suldanessalar y el olvido de las tradiciones del Seldarine. Nada de aquello parecían casar con los prejuicios con los que vino a Tormentos Cristalinos. Pero tampoco parecía hallar habitantes en aquella isla.

Caminó entonces isla adentro, buscando indicios de civilización élfica o natural. Las estatuas de los fundadores de la ciudad le dió una ligera idea de que el druida pudiera estar relacionado con este lugar, y de ser así, quizás también algún nodo o círculo druidico, lejos de la capilla de Obad-Hai. 

Decidió tomar su arpa entonces y comenzó a tañir sus cuerdas en una canción élfica tradicional en honor a Rilifein Ralathil, tratando así de llamar la atención a quienes supieran escuchar el canto de la suldanessalita.

Una mediana se acerca a ti y te mira de arriba a abajo. No parece muy hospitalaria, y simplemente te dice: ¿Podría hacer algo por usted?

Los dedos tañeron entonces con lentitud las cuerdas del arpa cuando vió aparecer a la mediana. Su presencia la desconcertó en verdad, pues siguiendo las palabras del druida de Obad-Hai, bien creyó que encontraría a otros elfos como habitantes de esta isla, y no otros medianos, aunque en seguida recordó el caótico razonamiento del servidor de la naturaleza. Pese a ello, bajó el arpa para atender a la mediana, dando respuesta a su pregunta.

- Dulce agua tengáis a la luz de este día. En plena oración y cántico me disponía pensando que otros elfos podrían habitar esta recóndida isla, mas...parece que son otros pueblos quienes viven en él. Contadme, os lo ruego. ¿Sabéis de alguna comunidad élfica que more en Tormentos Cristalinos? Desde lejos recién llego en busca del nombre familiar de Dornal, pues tristes palabras he de entregar. ¿Existe alguna ciudad o asentamiento de habitantes de esta isla cerca? Agradecería sin duda un lugar en el que descansar y pensar en todo cuanto se abre en tierras ajenas.

Mi nombre es Liria Tolivar, y soy miembro del aquelarre de druidas de esta isla. No somos todos elfos, pero sí alguno de ellos. Dijo sonriente. Hay muchos elfos que conviven en esta ciudad, pero aquí nos distinguimos a nadie por su raza, por lo que los gremios no se organizan en función de ellos, sino en función de su profesión.

Así que comunidad como tal no, pero sí individuos elfos.
 

Ah...! -sonrió la elfa más distendida al escuchar la buena nueva, pues un círculo de druidas podría ser lo más parecido a la comunidad silvana del Weldath que podría hallar, tal como en ocasiones caminó entre los de Musgolito.- Vuestras palabras son las primeras en despertar una sonrisa, os confieso. No quisiera ser atrevida, mas si me permitierais acompañaros hasta vuestro círculo, tenderíais una mano a esta elfa de los bosques de Tethyr. Quizás incluso hallar asilo de confianza en esta ciudad de piedra y moneda, antes de la llegada del ocaso de Labelas.