Partida Rol por web

Si conoces bien a los druidas sabrás que son una comunidad muy celosa de los extraños, me temo que como recién llegada no estaría usted bien admitida dentro del círculo, pero yo, Liria Tolivar, soy la líder del aquelarre, y como tal puedo ser yo quien os ayude. ¿Qué es lo que necesita exactamente? ¿Por qué necesita conocer al resto de miembros?
 

Sonrió la elfa a la druida al escucharle y negó a sus preguntas con tranquilidad. - En verdad solo deseo hallar alguna comunidad élfica que habite en Tormentos Cristalinos. Conozco bien el secretismo que envuelve los círculos druídicos, y no desearía entrometerme en vuestros secretos. He viajado desde muy al Sur en busca del apellido Dornal en esta ciudad. Tengo noticias y algo que entregarles, y pensé que quizás la comunidad silvana podría saber de ellos. ¿No existe ningúna comunidad tel'quessir en esta isla?

Pues lo lamento, pero me temo que no. Dijo sin saber qué más contestarle. No sabía como poder ayudar a esa hermana.

-Agradecida en cualquier caso por salir a mi encuentro, Liria. Seguiré mi camino en búsqueda de completar mi misión. Si tuvierais cualquier consejo que dar, bienrecibido será. De no ser así....suave brisa a vuestra espalda hasta nuestro próximo encuentro entonces. Que Rilifein os sonría cada día.

Tras la despedida con la druida, dió un último vistazo a aquél lugar abrazado por la propia naturaleza. De tener que pasar una larga temporada en aquella ciudad, sin duda la elfa tomaría aquella isla como su nuevo hogar, pues la tranquilidad que procesaba aquella espesura, era lo más cercano que podría tener de Tethyr.

Volvió entonces sobre sus pasos, perdida y de vuelta al mismo punto en que comenzó su aventura en esa ciudad desconocida. Recordó entonces en sus andaduras por el mercado, que el nombre de Tarn asomó en varias ocasions. Parecia haberse forjado un nombre en la ciudad como buscador, aunque ignoraba de qué índole. Pero ante lo poco que tenía por perder, querría intentarlo y preguntó a la salida de la isla, en el ágora, por dónde podría dar con aquél hombre.

El foro de punta Tormento (61)

Esta estructura de piedra, un foro rodeado de múltiples columnas y vigilado por dos grandes estatuas de caballeros montados, se abre a la interperie. En el centro del foro se alzan cuatro estatuas más; un paladín, un pícaro, una maga y un druida, a imagen y semejanza de los cuatro aventureros que fundaron Tormentos Cristalinos hace tantos años.

El puente de piedra que conecta el foro con la isla de Roble es una maravilla arquitectónica, sostenido sólo por cuatro delgados pilares que descienden hasta el suelo y el lecho marino.

La fortaleza de la Isla de Roble (62)

Esta pequeña y chaparra fortaleza está abandonada. En el pasado, el concejo mantuvo una reducida guarnición de guardias en este lugar, con la idea de convertir a isla en una base naval. Los planes se desecharon cuando un grupo de druidas se presentó voluntario para cuidar la isla, ocupar el faro de su extremo y avisar a la villa en caso de ataque desde el mar. La fortaleza aún sigue en pie, vacía y cubierta por las plantas trepadoras, y se ha convertido en el punto de encuentro predilecto de los jóvenes nobles enamorados que desean tener un lugar privado lejos de sus padres.

La Isla de Roble (63)

Esta isla de tamaño considerable emerge de la desembocadura del río del Martín Pescador. Con unos 75 metros de elevación sobre el nivel del mar, alcanza casi la misma altura de las tierras altas de Tormentos Cristalinos en su zona más elevada. Robles y un puñado de abetos cubren su superficie, halcones y águilas anidan en sus ramas, y pequeños roedores y conejos corretean entre la maleza a ras de suelo.

Lictea apresuró el paso al ver que llegaba al faro cruzando cruzando el foro y la antigua fortaleza. Sin saber muy bien a quién preguntar ni quién era Lira, la mujer preguntó al primero que se le pasó por delante.

- Oye, me mandan a buscar a Lira. ¿Sabes quién es? Es un asunto urgente.

El foro de punta Tormento (61)

Esta estructura de piedra, un foro rodeado de múltiples columnas y vigilado por dos grandes estatuas de caballeros montados, se abre a la interperie. En el centro del foro se alzan cuatro estatuas más; un paladín, un pícaro, una maga y un druida, a imagen y semejanza de los cuatro aventureros que fundaron Tormentos Cristalinos hace tantos años.

El puente de piedra que conecta el foro con la isla de Roble es una maravilla arquitectónica, sostenido sólo por cuatro delgados pilares que descienden hasta el suelo y el lecho marino.

La fortaleza de la Isla de Roble (62)

Esta pequeña y chaparra fortaleza está abandonada. En el pasado, el concejo mantuvo una reducida guarnición de guardias en este lugar, con la idea de convertir a isla en una base naval. Los planes se desecharon cuando un grupo de druidas se presentó voluntario para cuidar la isla, ocupar el faro de su extremo y avisar a la villa en caso de ataque desde el mar. La fortaleza aún sigue en pie, vacía y cubierta por las plantas trepadoras, y se ha convertido en el punto de encuentro predilecto de los jóvenes nobles enamorados que desean tener un lugar privado lejos de sus padres.

La Isla de Roble (63)

Esta isla de tamaño considerable emerge de la desembocadura del río del Martín Pescador. Con unos 75 metros de elevación sobre el nivel del mar, alcanza casi la misma altura de las tierras altas de Tormentos Cristalinos en su zona más elevada. Robles y un puñado de abetos cubren su superficie, halcones y águilas anidan en sus ramas, y pequeños roedores y conejos corretean entre la maleza a ras de suelo.

Yo soy Liria, no Lira. Dijo respondiendo de una forma algo ruda y seca. Qué quieres.

La chica va hasta el faro pasando por la fortaleza y por la isla de roble. Encuentra el faro y toca a la puerta esperando encontrar a la druida Liria Tolivar para pedirle consejo.

¡Buen día, hay alguien! - llama en voz alta 

Lictea se mordió la lengua, no era plan de sacar su carácter con una druida que parecía ser tan famosa en la ciudad y de la cual necesitaban ayuda.

- Mi nombre es Lictea y me manda la guardia de la ciudad a buscarla. He dado aviso a Iborian también.  En el Parque de la Rana hemos luchado contra un monstruo parecido a una rana gigante, aunque yo creo que era un ajeno de otro plano, quizá convocado allí. Lo estaba destrozando todo y comiéndose a la gente de un solo bocado. Lo dejamos malherido pero escapó.- Se tomó un respiro y justo entonces apareció aquella muchacha que tan bien había desempeñado su papel en dicha batalla.- Esta es Liria. -Dijo haciendo una seña con el brazo como para presentarlas.- Esta chica de aquí también estaba en el parque. Puede corroborar lo que te digo.

Buen día, soy Milkahá, mucho gusto Liria, le estaba buscando- dice la chica haciendo una reverencia - Si así es, estuve en el parque esta mañana y peleamos contra una enorme rana, pero huyo. Luego Zarus y yo fuimos a investigar a la capilla de Obad-Hai, donde encontramos esto- dice mostrando a la druida el frasco donde llevaba las algas - y no encontramos al druida, Zarus sostiene que sea probable que estas algas hayan convertido al druida en la rana y tal vez estén detrás de las muertes que se han dado por la enfermedad que trasforma a la gente en pez - les dice.

Liria Tolivar tomó el frasco repleto de algas que le había traído Milkahá. Lo analizó con muy mala cara y chasqueó la lengua. Ya sé lo que es. Dijo al verlo. No necesitaba haberlo analizado, sabía perfectamente de qué se trataba. No me extraña que ese tal Zarus piense así. Estas algas son terribles y venenosas. En función de la cantidad que comas pueden ocurrirte una serie de terribles desgracias. Normalmente relacionadas con algún tipo de mutación. Si dices que el druida Kastilar se las comió es muy probable que la rana de la que habláis sea él. Negó varias veces con la cabeza preocupada. La cosa pinta mal, muy mal. Sobre todo si encima se ha vuelto agresivo. Tomó las algas, entró en el faro y guardó allí el tarro. No sabíais donde porque no pudieron ver lo que hacía dentro, pero no os quedaba más remedio que confiar en que las hubiera dejado a buen recaudo. 

Después murmuró una serie de palabras, y en seguida una águila hermoso y gigantesco se materializó junto a ella.

¿Subís?

- ¡Wow! ¿Y qué hago con éste?- Dijo a la vez que pegaba un pequeño puntapié a su lobo Lico.- ¿Puedo llevarlo conmigo?-  Lictea era una pastora de lobos y no iba a ninguna parte si Lico no estaba en buenas manos. Por su parte Lico no parecía muy convencido de que fuera a gustarle ir en lomos de una cosa con plumas. Era estupendo que por fin encontraran a alguien que sabía algo acerca de las algas y de la gente que se había convertido en pescadillas andantes.

Milkahá se quedo con los ojos como plato al ver tan grandiosa ave, metió a Avy la pequeña comadreja que siempre le acompañaba dentro de su pequeña canasta que llevaba al cincho y busco el modo de subir junto con la druida Liria, luego miro con un poco de preocupación el lobo de Lictea. Era verdad, ¿como llevaría a esa criatura sobre el lomo de el águila?

Liria negó con la cabeza. Me temo que él podría resbalarse si lo subimos. Dijo mientras se colocaba en el lomo del ave y miraba a Milkahá. Será mejor que te agarres fuerte, no vayas a caerte. Le dijo mientras el águila alzaba el vuelo y levantaba una increíble polvareda que cegó por unos instantes a Lictea. Gracias por avisarme. Nosotras dos y Rawk nos ocuparemos de la rana. No tienes por qué preocuparte. ¡Pronto lo solucionaremos!

Lictea se despidió de la druida y de Milkahá con un gesto de la mano. Cuando ambas no fueron más que un puntito en el horizonte miró a Lico con cara de pocos amigos.

- ¿Ves lo que haces? Por tu culpa no vamos con ellas. Grrrr.- Le agarró del pelo del lomo y tiró de él mientras el lobo se resistía y gemía lastimeramente.- Es hora de ir a ver a los otros.- Volvería a la Catedral de Pelor a pasar la noche. Había hecho lo que podía por aquella apestosa ciudad.

Milkahá se sostuvo con fuerza y no pudo evitar soltar un ligero y ahogado grito de miedo al sentir como se elevaba por los aires. Lictea se hizo pequeña en la lejanía junto con su lobo mientras ella se marchaba con la druida a resolver el problema con la rana. El viento soplaba cada vez mas así que el viaje seria agitado por aire.

El foro de punta Tormento (61)

Esta estructura de piedra, un foro rodeado de múltiples columnas y vigilado por dos grandes estatuas de caballeros montados, se abre a la interperie. En el centro del foro se alzan cuatro estatuas más; un paladín, un pícaro, una maga y un druida, a imagen y semejanza de los cuatro aventureros que fundaron Tormentos Cristalinos hace tantos años.

El puente de piedra que conecta el foro con la isla de Roble es una maravilla arquitectónica, sostenido sólo por cuatro delgados pilares que descienden hasta el suelo y el lecho marino.

La fortaleza de la Isla de Roble (62)

Esta pequeña y chaparra fortaleza está abandonada. En el pasado, el concejo mantuvo una reducida guarnición de guardias en este lugar, con la idea de convertir a isla en una base naval. Los planes se desecharon cuando un grupo de druidas se presentó voluntario para cuidar la isla, ocupar el faro de su extremo y avisar a la villa en caso de ataque desde el mar. La fortaleza aún sigue en pie, vacía y cubierta por las plantas trepadoras, y se ha convertido en el punto de encuentro predilecto de los jóvenes nobles enamorados que desean tener un lugar privado lejos de sus padres.

La Isla de Roble (63)

Esta isla de tamaño considerable emerge de la desembocadura del río del Martín Pescador. Con unos 75 metros de elevación sobre el nivel del mar, alcanza casi la misma altura de las tierras altas de Tormentos Cristalinos en su zona más elevada. Robles y un puñado de abetos cubren su superficie, halcones y águilas anidan en sus ramas, y pequeños roedores y conejos corretean entre la maleza a ras de suelo.

El joven gnomo se dedica a pasear por este lugar para ver si encuentra algo interesante o no, tiene la esperanza de encontrar algo de valor que se hayan olvidado o perdido, por lo que va de un lugar a otro buscando entre las malezas piedras, todo lugar donde cree que puede hallar algo.
Después de dar vueltas mas o menos hasta el medio día decide regresar a tormentos para ver si puede conseguir algún trabajo o encargo para así poder juntar plata que mal no le viene.

El foro de punta Tormento (61)

Esta estructura de piedra, un foro rodeado de múltiples columnas y vigilado por dos grandes estatuas de caballeros montados, se abre a la interperie. En el centro del foro se alzan cuatro estatuas más; un paladín, un pícaro, una maga y un druida, a imagen y semejanza de los cuatro aventureros que fundaron Tormentos Cristalinos hace tantos años.

El puente de piedra que conecta el foro con la isla de Roble es una maravilla arquitectónica, sostenido sólo por cuatro delgados pilares que descienden hasta el suelo y el lecho marino.

La fortaleza de la Isla de Roble (62)

Esta pequeña y chaparra fortaleza está abandonada. En el pasado, el concejo mantuvo una reducida guarnición de guardias en este lugar, con la idea de convertir a isla en una base naval. Los planes se desecharon cuando un grupo de druidas se presentó voluntario para cuidar la isla, ocupar el faro de su extremo y avisar a la villa en caso de ataque desde el mar. La fortaleza aún sigue en pie, vacía y cubierta por las plantas trepadoras, y se ha convertido en el punto de encuentro predilecto de los jóvenes nobles enamorados que desean tener un lugar privado lejos de sus padres.

La Isla de Roble (63)

Esta isla de tamaño considerable emerge de la desembocadura del río del Martín Pescador. Con unos 75 metros de elevación sobre el nivel del mar, alcanza casi la misma altura de las tierras altas de Tormentos Cristalinos en su zona más elevada. Robles y un puñado de abetos cubren su superficie, halcones y águilas anidan en sus ramas, y pequeños roedores y conejos corretean entre la maleza a ras de suelo.