Partida Rol por web

Pues supongo que deberíamos adentrarnos en el bosque. Y si no los encontramos, dejar que nos encuentren ellos. 

El joven se encogió de hombros. De pronto abrió los ojos como platos.

O podemos hacer que una bella joven desvalida se "pierda" en el bosque y atraerles donde estemos. 

-Señor Alberic, ¿fue de día o de noche el ataque?- pregunta la chica. Camina por el lugar observando y buscando alguna pista.

De día, por supuesto. Nadie en su sano juicio se movería por el bosque de noche. Como ya os he dicho la arpía tiene un nido no lejos de aquí, y es mejor saber moverse bien por aquí, y no acabar en su guarida. Dice mientras ve al torpe guerrero mirar la tierra y a la joven contemplar el suelo, sin mucho o ningún resultado.

Eylune escuchó atentamente las explicaciones del muchacho, y sintió un escalofrío cuando pronunció la palabra arpía. Nunca había visto una pero por lo que contaban de ellas en la tribu era mejor no acercarse demasiado.

Eylune trató de escuchar por los alrededores algo que la resultara artificial, pero todo estaba muy tranquilo. Luego, se paseó mirando el suelo intentando buscar algún rastro, pero no encontró nada.

Frustrada, se acercó al grupo con mirada hostil. Estoy con Gruger, podemos intentar ocultar nuestras armas y pasearnos por el bosque como si estuviéramos perdidos para intentar atraerles. Podemos hablar de que somos mensajeros y llevamos algo para algún rico del pueblo, eso los atraerá. Eylune no era sutil ni discreta y sabía que si querían llegar hasta ellos había dos opciones, encontrarles o hacer que ellos les encontraran.

De acuerdo Grunguer, por aquí no hay nada que nos de alguna pista, solo que sera mejor si permanecemos juntos - la chica deja de buscar (pero recoge algunos guijarros para su honda*), toma su honda y la esconde entre sus ropas de tal forma que pueda usarla de inmediato, pero que no se note su presencia.

No me habéis entendido bien. No basta con guardar las armas, nosotros tenemos pinta de guerreros con armas o no, en cambio ella.... dijo señalando a Milkahá, es un blanco aparentemente fácil para ellos.

La idea es que haga de cebo para después caer nosotros sobre ellos

Bien- dice la chica con una sonrisa -solo procuren estar cerca valientes guerreros, que la lucha cuerpo a cuerpo no es lo mio. En eso pongo toda mi confianza en ustedes.
Toma un trago de agua del odre para después ponerse en marcha - me adelantare un poco - les avisa. Camina con la vista baja sin mirar mucho el paisaje, de ves en cuando mira el horizonte tratando de encontrar aquel lugar ficticio que una viajera ficticia buscaría, sus pasos no son lentos como los de quien toma un paseo pero tampoco tan rápidos como el de quien teme algo, sino ligeros y pacientes como el que tiene un largo camino que recorrer, tenia experiencia en eso pues venia viajando a pie desde hace días. Llevaba el báculo consigo a modo de apoyo para el camino, Avy seguía durmiendo en su refugio móvil.

Está bien, así lo haremos- dijo asintiendo a Gruguer- Tranquila, no nos perderemos la fiesta- añadió contestando a Milkahá. Lo primero es encontrar algún maldito rastro.- dijo un poco exasperada.

Eylune suspira y fija la vista en el suelo. Se agacha y empieza a caminar en círculos amplios alrededor de la zona del ataque. Por algún lugar tuvieron que aparecer piensa para sí. Se centra en las hojas secas, aplastadas en la tierra. Sabía poco del tema de buscar rastros pero siempre había que buscar cosas permanentes. A medida que va caminando se fija en la hierba para ver si alguna tiene pinta de estar más aplastada que el resto. Da un par de vueltas hasta que localiza una zona por la que pudieron aparecer, en la que el follaje parece que hubiera sido aplastado y que empieza a recuperarse ¿Qué os parece? Camina hacia allí Milkahá.- la propone.

Lo segundo es esconderse, la parte más difícil de todas. Mientras Milkahá camina, Eylune se plantea si es mejor esperar quieta o seguirla en la distancia. Opta por la segunda opción ya que la primera la obligaría a caminar en círculos, y necesitan cubrir una distancia demasiado amplia.

Así que espera un poco a que ella se aleja antes de indicar a sus compañeros que se pongan en marcha, ya con gestos. Controla su respiración lo mejor que puede, cubriéndose la cara con un pañuelo para que amortigüe el sonido. Además, al caminar evita todo lo que hay en el suelo que pueda hacer ruido al ser pisado, como hojas secas, ramas o charcos.

-¿Cerca? JAJAJA-la risotada de Khrirm hizo que un par de pájaros se elevaran.-Cuando comience la lucha estaré tan cerca que los bandidos creerán que me has parido. JAJAJA-el guerrero paró de reír en seco y la dijo-Ten cuidado.-

Después se mantuvo detrás de Eylune un poco apartado, (sonrojándose cuando la miraba demasiado tiempo el trasero) puesto que el silencio no era su fuerte y no quería que supieran de su presencia hasta el último momento.  

Gruguer asintió ante el plan. Era joven e inexperto, con ganas de comerse el mundo. 

Fue tras Milkahá siguiendo el linde del bosque. Intentando ocultarse entre el follaje sin perder de vista a la chica. A la vez que buscaba alguna pista de la localización de los bandidos.

Dada su corta experiencia el joven Gruguer pensaba que estaba oculto hasta para el ojo más agudizado, pero incluso sus propios compañeros se daban cuenta que iba llamando más la atención él que la joven dama

Mientras Milkahá está siguiendo un rastro que es incapaz de seguir, pero sí de inventarse. A lo lejos aparecen un par de figuras salvajes y humanoides cuyo musculoso cuerpo alcanza los más de dos metros de altura. Su pelaje parece áspero y cubre la mayor parte de su cuerpo. Su boca está llena de largos y afilados colmillos, y su nariz guarda cierto aspecto parecido con la de un oso.

En cuanto ven a la mujer sonríen para sí mismos. Habían encontrado una presa y algo de entretenimiento para aquel día que había comenzado. Ninguno fue capaz de comprender lo que dijeron entre sí. Pero ambos se acercaron a la muchacha mientras movían la maza de armas que ya tenían en la mano.

Milkahá parecía ser una buena presa.

Al notar la presencia de los humanoides, la joven toca discretamente una de las pulseras de cuero que trae puestas, hábilmente trabajadas por artesanos de su pueblo natal en cuero curado. - Deilemthe ekthum - parece decir entre labios, deja de caminar y luego se pasa las manos por el cuerpo, como si quitara algo de polvo de sus ropas, pero sin quitar la vista de los salvajes que se acercaban. Inmediatamente un traslucido destello azulino casi imperceptible apareció sobre su piel. 

- ¡Buen día, señores! - saludo a los horrendos humanoides agitando la mano en el aire 

Khrirm iba ensimismado mirando...
Al pararse Eylune el guerrero vio lo que se acontecía. Dos humanoides con claras intenciones iban directos hacia la chiquilla. El guerrero cargó su arco pero no disparó. Sentía curiosidad por saber por qué Milkahá les saludaba. Espero con la flecha dispuesta a travesar el gaznate de uno de ellos.

Eylune vio lo que necesitaba, un par de hombres oso que buscaban pelea, no había nada mejor después de desayunar.

Gruguer se quedó quieto al ver a aquellos dos enormes contrincantes.

Aguardó con paciencia a pesar de que todos los sentidos le pedían que se lanzara al ataque. No quería que los emboscadores pasaran a ser los emboscados.

Milkahá se lanzó un conjuro de protección en cuanto vio llegar a sus enemigos, y justo cuando trató de dialogar con ellos, Eylune salió de su escondrijo para atacar a uno de ellos por la espalda.

La mujer estaba de mal humor por la mañana, y aquellas dos bestias eran el claro ejemplo de algo en lo que podría desencadenar su furia.

Khrirm se sorprendió mas que los osgos al ver salir gritando y enarbolando el arma a Eylune contra ellos. La flecha salió disparada perdiéndose en el bosque.

Eylune saltó preparada para rebanarle el pescuezo al primer hombreoso. Lanzó su hacha contra él cegada por la ira y el deseo primitivo de la pelea.