Partida Rol por web

Los días siguientes transcurrieron con relativa calma. Estaban caminando por las Llanuras del Hambre, cierto, pero el aparato arreglado por Wang contrarrestaba la curación por energía negativa de los no-muertos de las planicies. Los muertos vivientes inteligentes les solían evitar, y los más estúpidos eran presa fácil para las espadas y la magia.

Todo desafío parecía superable menos el frío. El frío lo atenazaba todo. Hollín directamente no salía del bolsillo para el familiar de Becky. Los conjuros de protección contra los elementos no llegaban para todos, y por turnos rotatorios, los más fuertes y corpulentos se enfrentaban al lacerante viento sin defensas mágicas. No había día ni noche, solo luna, y cuando ya no podían más era cuando se obligaban a parar y a dormir. La leña empezaba a disminuír. El frío aletarga; el frío adormece. Los primeros en notar los síntomas fueron Onfale y la pareja de novios... quizás también Tybalt.

Esto no tiene sentido. A Onfale y a Evea les estoy lanzando todos los días mis conjuros de soportar los elementos, pero caminan cabizbajos, arrastrando los pies por la nieve, como si fuesen zombis o estuviesen enfermos.

Evea se desplomó en la nieve. Ya no podía más. Se sentía débil, y no sabía lo que le estaba pasando. Becky se arrodilló junto a ella y le aflojó las ropas, más por curiosidad que porque pretendiese salvar a su rival amorosa.

Ugh... qué asquito.

Otros que se encontraban mal, al retirar las ropas y explorarse, encontraron erupciones y movimientos involuntarios en distintas partes del cuerpo.

¡Son Jadewo y Evea! Os dije que no debíamos traerles. O no lo dije, pero lo pensé. Nos están contagiando algo raro. Nos...

Sin tapujos, levantó su camisola hasta enseñar casi el pecho. Se revisaba nerviosa, hipocondriaca. Pero Becky al menos estaba bien. Tampoco tenían síntomas, al menos por ahora, Leiath, Flame, Aire y Alice. Tybalt era una incógnita, tenía un sistema inmunológico distinto. Tal vez fuese inmune, o tal vez la enfermedad hacía mella en él a menor ritmo.

La joven Aire pareció volver a la "normalidad" en ese nuevo trayecto. Al fin y al cabo, ¿qué peligros podría haber por esas llanuras tan tristes? Es cierto que a veces la magia salía de ella, y disfrutazaba alcanzando a los no muertos con sus ataques mágicos, practicando para aumentar su fortaleza y potencia, buscando mejorar para hacer su magia más resistente y poderosa...

Pero ya no era la Aire de ojos oscuros, ella descansaba. Es cierto que se acercaba poco a Leiath, con la que aún estaba ofendida. A veces se la olvidaba, por supuesto, pero se obligaba a recordarlo: La peor de todos era, sin duda, la bruja de Hala. Aire no quería decir nada, pues todos parecían encantados con su presencia, pero a la hechicera no le hubiese importado nada en lanzarla fuera del poder del artilugio y dejar que los no muertos la devorasen. Pero no podía.

Pasaba mucho tiempo con Loki, le enseñaba a Aristóteles, pero ni en sueño se lo dejaría coger. Su osito de peluche era muy valioso para que un niño pudiese jugar con él, pero no dudaba en dejar que tuvieran conversaciones, aunque casi siempre era ella la que tenía que traducir.

Los días pasaban, y mientras las mujeres, salvo Evea, se mostraban fuertes, los hombres no podían con su vida. Becky lo hizo notar justo antes de que Evea cayera al suelo, y su cuerpo reclamara, de esa forma tan particular, el descanso que necesitaba.

¡Uy! Yo creo que tiene un bicho dentro... O quizá es un hijito. ¿Puede que esté embarazada? preguntó con inocencia

Flame no dudó en sacar a Ayash de su funda. Estaba disfrutando con la experiencia de cercenar cuerpos ya muertos, pero especialmente disfrutaba de ver como sus cabezas inertes rodaban por el suelo frío y congelado. Pero cuando Becky avisó de la enfermedad que los dos enamorados habían contraído, la chamán no dudó ni un instante en desenfundar su espadón más poderoso para protegerles. Tybalt también tenía mala cara, pero el semihumano se había ganado su respeto luchando codo con codo junto a ella. Si tenía que salvar a alguien sería a él, pero los otros dos eran dos cargas más en ese viaje, y más aún cuando parecían tener algún tipo de parásito en su cuerpo.

Será mejor que tengais algo para curar lo que tengan, dijo a Leiath, porque no dudaré en rebanarle la cabeza si hace falta y sobre todo si nos pone en peligro al resto. Los que conocían a Flame desde hacía tiempo sabían que era una mujer de armas tomar, y especialmente dura en sus decisiones, pero nunca tan malvada. Era cierto que las brumas oscuras de Ravenloft y aquellos planos por los que estaba pasando, estaban haciendo mella en su forma de ver y de plantearse la vida. Especialmente, la forma de plantearse la vida de los demás. Pues ella tenía su propia lista mental sobre quiénes eran más o menos prescindibles en todo ese momento, o a quién le debía más o menos su vida. Y sin duda, los amantes y el niño, no estaban entre los primeros.

Jadewo marchaba por esa planicie junto al lado de Evea, andando enfundado en su armadura de metal con la capa pegada a sus hombros, parecía que la armadura lo abrigara bastante a pesar de ser de metal. Tras los primeros días el grupo se percató de que el hombre tenía un par de gemas, que iba intercambiando la una por la otra en función de si descansaban o no... para dormir con la pesada armadura puesta y levantarse como si nada. O eso parecía cuando entraba en una tienda que sacaba cada noche para que entraran Evea y él, y convidar al pequeño Loki a refugiarse dentro.

Pero la marcha, de algún modo iba desgastando las energías del guerrero, y de Evea, hasta que llegó un momento en que el delicado estado de Evea la hizo desfallecer. Sorprendido, el joven se arrodilló junto a ella para atenderla, apartando las distintas mantas y ropas de abrigo que vestía ella para examinar su estado hasta que Becky reveló aquello. 

La expresión de Jadewo era un poema, no daba crédito a lo que veía, examinando su cuerpo también para comprobar o no si le pasaba algo. Recorriendo a sus conocimientos para intentar descubrir de qué se trataba eso...

-Leiath, Onfale... ¿qué... ¿qué es eso?- Por la reacción de Becky, estaba claro de que no sabía de qué se trataba.

El perfumista acusaba el frío reinante en las planicies del Hambre. No le hubiera importado no comer, como cuando se perdió en las brumas, pero las bajas temperaturas agriaban aún más su carácter y consumían sus fuerzas. Se había creado en un clima cálido y seco, donde el sol inclemente tostaba la piel- siempre que no se pusiera remedio a ello.- y el calor hacía fluir las esencias con facilidad. Aquel frío dejaba al perfumista casi sin su sentido más desarrollado, el olfato.

Sumido en funestos pensamientos y sin ganas de hablar, acudió a la llamada de Jadewo. Lo que vio le obligó a aclarar la mente y fijar su analítica mirada en la piel de Evea bajo la cual algo se movía. Instintivamente se palpó su bello cuerpo, trabajado durante tantos años, paranoico por sufrir lo mismo. No era justo.

-¿Embarazada?- Hacía tanto que no tenía sexo que le parecía imposible. Se ruborizó al haber tenido un pensamiento tan infantil, pero era difícil no contagiarse de la inocencia de Aire. Por supuesto que él no podía quedarse embarazada y no por no haber follado sino por ser antinatural. Aún cabía la posibilidad de que Jadewo, a pesar de su bella apariencia, no fuera más que un monstruo con piel de corderito y que, tras dejar embarazada a Evea en esas noches ocultos en la tienda junto con Loki, ahora sus hiper-desarrollados embriones eclosionaran como huevas de mosca entre la mierda. No, se negaba a creer tal cosa. Tenía que haber otra razón.- Dejadme ver.- Palpó los bultitos móviles, tanteando si estaban calientes o no, si se podía adivinar la forma que ocultaban, tratando de localizar en qué órganos estaban albergados. Si fuera bajo la piel y eclosionaban sería menos grave. Si dañaban órganos vitales sería otro cantar. Miró con preocupación a Leiath, deseando que Hala tuviera solución para ello también. más le valía pues Flame amenazaba con cortarles la cabeza y él, posiblemente, también podría estar infectado.- Podría ser un parásito como dice Aire. Evea, cielo, ¿alguna de las hormigas o la Myrmarca te clavó su aguijón durante el combate?- Él recordaba perfectamente cómo el aguijón penetraba su preciosa piel pero, ¿y la de ella? El efecto del veneno parecía habérsele pasado pero, ¿y si tenía algún efecto secundario que no conocieran?

Tubo que contener una mueca de desagrado. Habría vomitado si hubiera comido hace poco, pero no recordaba cuando había comido ese “día” o si había comido, en ese plano todo era confuso. ¿Qué es eso? Tiene que ser alguna enfermedad o algún parasito. Procuro decir esta segunda opinión en un tono más bajo, de tal manera que los afectados no le escuchase. A nadie le animaba tener un parasito en su interior, sabiendo que podría salir al exterior reventado la caja torácica. ¿Habéis comido algo “raro”, como huevos de Tenia o de algún otro parásito? ¿Os ha picado algún insecto u os ha mordido algo, hay enfermedades que se tramiten por picaduras o mordiscos?

¿Aguijón?-hizo memoria...-No. Me dieron con una de sus lanzas en el hombro. Pero no me mordieron ni me clavaron el aguijón.

Jadewo también se acercó a examinar a Evea. Le palpó la herida del hombro, ya curada, y notó una leve hoquedad bajo la piel, como un canal. Siguiendo con los dedos, se guió por el tórax hasta el estómago.

¿Es muy grave, Jad?

El joven rubio determinó que algún tipo de larva se había comido la carne bajo la piel abriéndose paso hasta la pared abdominal, buscando la mayor concentración de calor corporal posible. También determinó que eran varias las larvas, y estaban en la carne, no en los órganos. De cualquier manera, la mordedura de esa larva debería de contener algún tipo de toxina, porque estaba creando una infección que a la postre podría provocar una muerte más rápida que la de las larvas.

Efectivamente, todos los enfermos habían sido víctimas de una lanza formícida. Becky examinó la lanza que había recuperado de la madriguera como botín. Al apretarla de determinado modo, la mitad superior de la lanza se abrió longitudinalmente hasta formar una "Y". Por dentro, la lanza estaba acanalada, y tenía lo que parecía ser una hilera de huevos diminutos.

Habían encontrado la causa de su enfermedad, pero no conocían la cura. Un conjuro de quitar enfermedad podría frenar la infección; eso no eliminaría los parásitos, y la infección volvería con el paso de los días, pero daría unos meses más de vida. Tal y como estaban ahora, no durarían más de una semana.

El pesado camino lo hizo la jóven bruja con el corazón dividido. Dividido entre la pena de abandonar a su suerte al numeroso grupo de niños y la alegría por continuar su sagrada misión de librerar las almas puras de su encierro.
Por el camino intentaba animar a sus compañeros contándoles historias sobre otros aquelarres que, como ellos habían completado los deseos de Hala y habían alcanzado gloria y poder.

Notó que Aire la esquivaba y se acordó que había sido dura con ella en un momento de debilidad.

Una noche, fue a sentarse junto a ella al dudable calor de la hoguera, la abrazó cubriendola con su manta para compartir el calor y se diculpó.

- Siento haberte tratado tan mal el otro día. No era mi intención, pero es que a veces tengo mal temperamento, me viene de familia. Sabías que mi tatara abuela se convirtió en un temible monstruo que vagaba por los bosques de Ravenloft? Ella era bruja de Hala también, pero su corazón se oscureció y se convirtió en una temible criatura. Claro que eso no me pasará a mi con todos vosotros a mi lado...

El día en que la enfermedad de tres miembros del grupo quedó patente, Leiath , como buena sanadora, los oscultó con detenimiento (se detuvo más en Jadewo, pero claro, éste era más grande y había más por oscultar). Al día siguente podría preparar los hechizos necesarios para detener la enfermedad. Pero cómo conseguiría curarla?

Esta noche que duerman los enfermos en el agujero extra-dimensional de Alice, asi estarán calentitos y seguros, mañana les puedo intentar curar esa fea infestación- afirmó la bruja.

Al final no había sido el veneno de los aguijones sino de la puntas de lanza infestadas de huevos de vete tú a saber qué.

Huevos...

- Ah, genial...- Era asqueroso, repugnante y lo peor es que se encontraba fatal. Su voz sonaba cansada y debilucha. Al menos Leiath podía contrarrestar la infección pero no solucionaba el problema de raíz.- No nos va a quedar otra que llegar a Naratyr y rezar a Hala para que allí encontremos alguien o algo que pueda sacarnos estos bichos.- La historia de Leiath le pareció fascinante aunque intuía que ella misma podría ser la protagonista de su historia. La Bruja de Hala estuvo a punto de convertirse en una bestia también, afectada por el mal de la licantropía y no fue precisamente gracias a ellos que se curase. La que obró el milagro fue la misma que los metió en el tremendo lío en el que estaban metidos. Muchos de sus compañeros de entonces la hubieran abandonado sin pensárselo. Sólo esperaba que ella no hiciera lo mismo con él, ahora que no era más que un contenedor, un soporte donde algún tipo de bicho se alimentaba hasta alcanzar su madurez y salir al exterior. Creía recordar que, al menos entonces, él actuó con compasión y no quiso abandonarla a su suerte, aunque fuera una mezcla de compañerismo e interés. Si lo pensaba con frialdad hasta podía tener gracia. Le habían dado los huevos que no tenía y la posibilidad de engendrar vida, cosa que su Creador le había arrebatado a la fuerza hacía ya mucho tiempo. ¡Qué cosas!

Evea, que ni siquiera tuvo fuerzas para protestar cuando Leiath le metió impúdicamente mano a su, SU, novio, recobró fuerzas suficientes para ponerse en pie.

No... No me voy a dar por vencida. No hay día ni noche. No tenemos modo de medir el paso del tiempo. Si nos volvemos perezosos y descansamos más veces de la cuenta, moriremos en la nieve. Y yo no pienso morir en la nieve. Mientras tengamos un ápice de fuerza, no podemos pararnos.

Jaleados por Evea, el grupo prosigue en una dura caminata por la nieve. Al cabo de varias horas, o lo que a ellos parece una eternidad, divisan el río Estigia. Hace demasiado frío para que los ríos normales fluyan y descarguen aguas limpias en el Estigia, así que este río mágico sigue con aspecto sucio y contaminado. Ya no hay presencia de los torbellinos de la Llanura de las Mil Puertas, en la primera capa del Abismo, que todos menos Tybalt, Loki y la parejita presenciaron. Aquí el río fluye más lento por el frío, se vuelve más denso, casi como un glaciar, sin perder sus propiedades líquidas.

El río cruza de derecha a izquierda, perpendicular a la trayectoria seguida por los viajeros. Pero primero, para llegar hasta el río, deben bajar por una pendiente empinada de nieve hasta una marisma, un terreno más bajo que el nivel del río, inundado por el meandro.

Aire no prestó mucha atención a Leiath hasta que le mencionó al monstruo en el que se convirtió su familiar. ¿Podría estar pasando Leiath por esa misma transformación? ¿Tardaría mucho tiempo en convertirse en ese monstruo? Aire decidió que no podia quitar el ojo de encima a la bruja de Hala. Desde ese día, la vigilaría muy de cerca, y Aristóteles con ella.

Pero el trabajo se la acumulaba. Ahora tenía que vigilar también al bichito de la tripa de Evea ¿Por qué no la hacemos una raja en la tripa? A lo mejor salen los bichos. Y después la puede curar Leiath giró la cabeza a la bruja de Hala. ¿Ahora que era un monstruo la costaría más curar a la gente? Quizá había sido ella la que había puesto el bicho dentro de Evea, a pesar de que hubiera visto los huevos en la lanza.

Caminaron demasiado tiempo, y Aire estaba muy cansada. Bostezaba y arrastraba no sólo los pies, sino a Aristóteles también. Sólo se movía de alguna manera distinta cuando escuchaba los ruídos de los parásitos de Evea, que daban más miedo que otra cosa.

Debo reconocer, dijo mirando a Aire mientras asentía, que estoy de acuerdo con ella, dijo sin guardar a Ayash ni un momento. Podríamos proceder a rajarla para ver qué había ahí dentro, y luego más tarde curarla. Vale sí, quizá la podéis dormir o algo para que no sienta, pero no veo problema en hacer eso y así le quitamos lo que quiera que esté incubando. Dijo mientras mantenía muy firme su mirada, pues no se fiaba ni un pelo de la Evea de antes, mucho menos se fiaría ahora.

El guerrero arcano seguidor de Tyr miró a las dos mujeres que propusieron rajar a Evea.

-No es tan sencillo.-Dijo con determinación.- De haber sido posible hacerlo con garantías de lograrlo se estaría haciendo, sin lugar a dudas no retirar estos bichos es un peligro para la salud de Evea, pero tiene que hacerlo alguien que sepa qué está haciendo. Llegaremos a Naratyr, y encontraremos a alguien. Las plegarias a Hala y a Tyr nos procurarán el tiempo necesario.

Dicho esto el grupo redobló esfuerzos para llegar cuanto antes al enclave para encontrar su objetivo. Pero estos esfuerzos pasaron factura a Jadewo, quien temía por el estado de Evea, pendiente de ella en todo momento y cargando con el equipo de esta, fatigándose pronto enfundado en su armadura de metal.

Onfale estaba pasando desapercibido a pesar de estar también infectado por los mismos huevos que Evea. Por ahora no dijo "esta boca es mía" pues prefería que las improvisaciones, como la de rajar el cuerpo para sacar los gusanos, se las practicaran primero a Evea, por si acaso. Luego ya, si veía que tenían resultado satisfactorio podrían plantearse hacérselo a él. El camino a través de las Llanuras del Hambre hasta el Río Estigia no fue agradable, como cabía esperar. La mayor parte de ellos llegaron agotados por la inclemencias del tiempo.

- No sé qué haríamos sin ti, Leiath.- Repetía una y otra vez Onfale a la Bruja de Hala que se desvivía por los demás. A pesar de no estar tan mal como Evea, Onfale sentía la soledad de no tener una pareja al lado en quién apoyarse.- Cof, cof.- Cuando nadie miraba se palpaba debajo de la ropa, su suave piel de terciopelo, en busca de extraños movimientos de larvas excavadoras.

Alice aguanto al principio bien la marcha pero a medida que esta se alargaba en el tiempo empezó a decaer su ánimo y empezó a tropezar con la nieve. Extraños pensamientos comenzaron entonces a recorrer la mente de la maga. Maldito Hollín, metido dentro del bolso de esa rubia oxigenada, seguro que disfruta. Maldito Cuervo, también aprovechara para meterle mano a la rubia. Era muy extraño que un mago tuviera envidia de su familiar “esclavo”.

Leiath aguantaba la marcha como una campeona. Hala le daba fuerzas.

Pese a que parecía haber retrasado la enfermedad que consumía a los enamorados y a su querido Onfale, le preocupaba la idea de no saber cómo curar aquello. Qué clase de sanadora era?!

Pero no se regocijó en su propia falta de conocimiento, sino que continuó intentado subir el ánimo a sus compañeros, estabe con pequeños juegos como lanzar bolas de nieve. Por suspuesto empezó con Aire, la cual parecía no querer perdonarla por lo ocurrido en la ciudad.

Pero mira que eres bestiaja...-dijo a Flame-¿Cómo vamos a rajar a Evea...? ¿en canal...? ¿...como si fuese una cerda...? Umh.

Parecía replanteárselo. Sin Evea, Jadewo quedaba completamente a disposición de Becky. En cualquier caso, ya estaban junto al río, así que lo que correspondía era bajar la colina de nieve y activar el fetiche en el Estigia. Evea bajó bien... Mejor que su rival amorosa, desde luego. Existe un deporte que traspasa fronteras y es practicado en casi todos los planos del multiverso: la rueda de queso. Así bajaba Becky... y Loki era el queso que perseguía. Ambos cayeron de bruces en la marisma, es decir, en los dos palmos de agua helada que inundaba una explanada de nieve sumergida.

Aaaagh... ¡No bebas, Loki!-advirtió, levantando un poco el torso, como haciendo una flexión, y dejando una mano libre para tirar de Loki para arriba-Es agua del Estigia. Si bebes, perderás la memoria.

Loki asintió, con la cara toda mojada y los ojos aún cerrados por el agua. Entonces, de la explanada de nieve sumergida, se alzaron unos brazos que agarraron a Becky por el hombro...

¡AAAAAAAAH! ¡AAH! ¡AAAAAAAAAAAAAAH!

De la nieve de la marisma surgieron los cadáveres largo tiempo enterrados de diez zombis. Los más alejados de Becky, Loki y Evea, chapotean en el agua en dirección a ellos... los más cercanos, directamente intentan devorarles.

El esfuerzo de la marcha forzada había hecho que Jadewo avanzara con el escudo atado a la espalda, sobre el morral, aún estaba buscando un camino adecuado para bajar cuando vio como Becky y Loki se precipitaron ladera abajo... viendo que Evea había tenido mejor suerte, decidió seguir el mismo camino... cuando, de repente, escucho los gritos de auxilio de Becky ante las manos que se alzaron del agua, seguidas de brazos putrefactos y fauces hambrientas. 

El joven rubio embutido en armadura completa perdió pie y se precipitó colina abajo para terminar en una incomoda situación rodeado por muertos vivientes, empapado de agua gélida.