Partida Rol por web

Cuando paró de convulsionar y pudo recuperar un poco la compostura escuchó como el humano se dirigía a él, entonces rechinó los dientes y abrió los ojos de par en par, aquello era el equivalente skaven a una sonrisa humano, aunque difícilmente aquel nórdico lo sabría. Tras limpiarse los espumarajos de la boca le respondió.

(Reikspiel) —No, no, no. No tengo ninguna duda de a quien seguir/adorar, también imaginaba/suponía que podías entenderme, y yo no he dicho en ningún momento que quisiera comerte, no, no, no, me limitaba a decirle a la enorme cosa ogro a que deberías saber. Las cosas humanas no son comida para los skaven, es una tontería matar/comerte algo a lo que le puedes sacar provecho, pero también es tontería enterrarlos/quemarlos después de que mueran.
Skreek—. Dijo llevándose la mano al pecho. —Solo quiere salir/largarse de aquí, y si hay que luchar para hacerlo… una manada luchando junta siempre es más fuerte que el mas fuerte de la manada luchando solo. Y yo no tengo mala opinión de las cosas enanas, simplemente no me fio porque son rencorosos/tozudos y no olvidan que los poderosos skaven les hayan ganado/vencido tantas veces.

No hay ventanas, puerta igual que los barrotes de la celda , con candado  y llave las cuales llevan los carceleros, no sabes quién teniente las llaves de las esposas que te unen al elfo pero si que sabes que con la misma llave abrían mucha esposas.

Para abrir la cerradura o la esposa haría falta una tirada de forzar cerraduras (-10) y otra de sigilo para que no te descubran (-20).

Actualmente es más factie amputar el brazo al elfo, aunque tus tientes es lo único que tienes para ello.

Puedes golpear las esposas contra los barrotes o la pared (tira daño desarmando contra tu BR) para ver qué se rompe antes, si tu muñeca o la esposa.

La sorpresa de Dökar pronto se convirtió en un temor reverencial, que dío paso a un siniestro regocijo. De algún modo supo que llevaba esperando aquello toda su vida. La respuesta a todos sus perversos impulsos y ambiciones.

(Kazalid) - Si. Por supuesto que si ¡¡ACEPTO!! -

¿Habría sido ignorancia lo que había llevado a sus necios congéneres a contar de manera tan inexacta e incompleta los relatos sobre sus parientes caídos y su oscuro dios? ¿A tachar de mero siervo del caos al que era un amo y señor? No, seguramente fuese miedo. Miedo a que los enanos supieran de la existencia del dios del fuego negro. Un dios que realmente escuchaba sus plegarias y recompensaba sus acciones. Un autentico dios.

(Kazalid) - Si, mi señor. ¡Vuestra palabra será mi dogma, y vuestro poder mi poder!. ¡Conquistare y dominare en vuestro nombre y en el mío! ¡Y todos los necios del sur nos conocerán y temerán! ¡Muahahahaha! -

- ¡¡MUAHAHAHAHAHAHAHAHA!! -

Dökar tardo un momento en darse cuanta de que estaba riéndose en voz alta. ¿Cuánto tiempo habría estado en trance? ¿Y desde cuando aquel raki tenía un aspecto más cornudo y piojoso de lo habitual? 

Grogg despertó de mal humor cuando alguien rió por encima de sus propios ronquidos. Era incómodo dormir allí, aunque por suerte no tenía hambre. Buscó algo que tirarle al tipo que hacía ruido.

- Calla o te morderé un brazo - dijo, aún medio dormido y con solo un ojo entreabierto - ¿Cuándo vamos a combatir? ¿Skreek? - buscó al skaven aún adormilado y desorientado. Ojalá tuviera que combatir con el tipo que hacía ruidos para poder comérselo.

Ya era primera hora de la mañana, aunque poco podíais saber sobre la hora pues no os legaba más luz que la de las antorchas del pasillo de esas "cárceles" creadas en tan singular estructura.

El Mismo mutante vuelve a aparecer despertando a los más rezagados y entregando ración doble en el desayuno.

Espero que hayáis dormido y rezado bien. Los 4 son generosos y no dejarán que nadie muera sin tener comida de más. En unas horas os sacarán por tandas durante toda la mañana, los supervivientes tendrás ración extra, y para los ogros los cuerpos caídos también que sé que estaréis hambrientos jajaja.

Los afortunados que no salgáis hoy a combatir tendréis la oportunidad mañana en lugar de los que hayan luchado hoy, así continuaréis hasta que el señor lo designe. Dad lo mejor para sobrevivir y dar un espectáculo digno de los 4 dioses de los poderes ruinosos, pues solo ellos podrán salvaros.

Poco a poco, algunos van saliendo atados en pares tal como venían. Salía todo el grupo de una misma celda y pasado un buen tiempo volvían algunos. En varios casos no volvieron, en algún volvieron todos y en otros solamente entre 1 y 3. Aquello os hizo pensar, que al menos en algunos casos, se combatía por grupos, puede que hasta celda contra celda en vez de hacer batallas campales.

Así pasó toda la mañana siendo vuestras celdas relegadas al día siguiente.*

Aquella noche recibisteis la ración normal, para disgusto del ogro que no había tenido comida extra más que la del desayuno y otra vez volvía a aquel escuálido menú.

A la mañana siguiente, Volvió a pasar el mutante dando de nuevo ración doble, parecía que solo daban doble para que tuvierais energías suficientes para estar activos por la mañana teniendo ya todos hambre haciendo solo  comidas al día bastante escasas, aunque alguna pudiera estirarla a 3, pero este era vuestro día y el ogro era el más emocionado por tener por fin diversión y la promesa de la comida.

De esta manera, os sacaron custodiados por guerreros armados hasta una sala donde había armaduras ligeras y algunas armas, armas de mano, a 2 manos, arrojadizas y escudos. No tenían más. Allí os encerraron junto a otros 4 presos que habrían sacado de alguna otra celda diferente al lugar de donde estabais; y bajo la atenta mirada de los guerrero que estaban alejados de vosotros por un enrejado de metal igual que el de vuestras celdas, mirándoos con arcos cargados por si alguno empezaba a luchar antes de tiempo os fuisteis armándoos.

Uno de los guerreros que os custodiaban se dignó a hablaros.

Eh, bastardos, no interumpid al señor cuando empiece a hablar. Los primeros de ayer lucharon antes de tiempo y ordenó que soltaran a los engendros del caos. Aunque fuera divertido no era el anuncio que quería dar y se quedó todo el día de ayer malhumorado, suerte tuvieron que no ordenara sacar a todos los de esos pabellones desarmados para que fueran devorados.

Se escuchaban una gran algarabía fuera, parecía que solo la pared de madera que había en la pared rocosa os separaba de la plaza donde se llevaría a cabo el espectáculo. Era una puerta grande, lo bastante para que 3 ogros pasaran juntos.

A vuestros lados había otras celdas como las vuestras, con roca por delante y por detrás salvo la puerta de madera y la reja de metal por la que habíais entrado. Y a vuestros laterales había más participantes esperando sus turnos, y parecía que había muchas más celdas a cada uno de los lados, con 8 integrantes cada celda.

Parece que por fin los iban a soltar a la arena y que podría ser el último día sobre la tierra.

Aunque fuera más bien inquietante y la posibilidad de morir fuera muy elevada lo cierto es que contaba con estar ya muerto y esto, en el fondo, era una posibilidad con la que no contaba.

-En cualquier caso, y por mala que sea esta muerte, siempre será mejor que reventar como esclavo en unas minas o sacrificado a los cuatro con a saber qué consecuencias en el mas alla-pensó.

Se encontraba más excitado que amedrentado, una forma de liberar tensiones, suponía.

Se dirigió primero a Dökar.

(Norse)-Hable con la rata el otro día y parece que está de acuerdo con el plan de afrontar las cosas de, como lo llamo ella. La manada. Si bien parece algo untuosa y falsa yo diría que de principio podríamos tener una baza con ella, porque le interesa, y en eso si me la creo, salir viva de aquí. Que luego nos clave un puñal entre los hombros, bueno, eso no lo descarto. Ahora se lo recordare y que la fortuna nos acompañe. Si nos tenemos que enfrentar entre nosotros pues ha sido un placer conocerte Dökar e intentare comunicar tu muerte a la familia. Y ya que estamos, ¿se puede saber con quién demonios estabas hablando el otro día?, estabas como en trance y hablando en tu idioma Mira que estamos en una situación siniestra pero, incluso en ella, resultabas inquietante. Si la rata sigue de acuerdo te hago una señal.

Después se dirigió al  ogro y la rata.

(Reikspiel)-Skreek espero que recuerdes nuestra conversación, porque probablemente que sigamos vivos un día más, todos depende de ello. Pelear, si nos dejan, en… ¿manada?. Gran Grogg, si peleamos todos juntos, yo Harold, te prometo más comida y más peleas. ¿Qué más le podemos pedir a la vida?. Si peleamos separados, con toda probabilidad, la muerte, y lo que es peor, el  fin de los festines.

Finalmente llegaron los combates y con ellos, una ración doble de comida. Por los supervivientes que volvían, era presumible que lucharían por grupos y eso, significaba que contaban con la ventaja de tener un ogro en su celda. Aunque la jornada pasó si que fueran llamados, para el skaven fue un alivio y al menos pudieron disfrutar de otra ración doble al día siguiente.

Cuando les dejaron en la sala donde esperarían su turno para combatir, empezó a inspeccionar los alrededores, preguntándose si aquellos prisioneros serian sus rivales. Entonces buscó una armadura que le valiese, una espada y un escudo. Aquello estaba pensado para un estilo de pelea mucho mas directo del que él estaba acostumbrado, pero sus compañeros si parecían duchos en aquella forma de combatir, así que si conseguían compenetrarse mínimamente podrían resultar bastante letales.

(Reikspiel) —Sí, sí, sí. Skreek recuerda esa conversación, sí. Y como ya dije, luchando juntos es mas probable que sobrevivamos. Mientras no tengamos que luchar entre nosotros, no tienes que preocuparte, Skreek te cubrirá las espaldas, no te las apuñalará.

A juzgar por el comportamiento de los prisioneros supervivientes parecía que efectivamente los compañeros de celda luchaban juntos. La espera hasta el día siguiente resulto tediosa y odiosa, pero al menos les dio algo mas de tiempo para descansar y recuperarse. Tras dos días tomando algo parecido a comida y una noche de descanso en tierra firme Dökar se encontraba mejor de lo que se había sentido en meses. Y, para que negarlo, las promesas de poder infinito también le habían animado bastante.

 - (Norse) No se a que te refieres, humano, quizás hablase en sueños - Estaba seguro de no haber hablado, salvo en su propia cabeza, pero nunca antes había tenido trances religiosos - (Norse) Mientras la rata entienda que nos necesita para seguir con vida no habrá problema - Por supuesto lo contrario no era aplicable, pero no parecía que los bárbaros repusieran las bajas en las celdas con nuevos prisioneros, por lo que incluso la ayuda de un raki seria mejor que ninguna. - (norse) ¿Sabes quien ese ese "señor" del que hablan? ¿o la tribu a la que pertenecen estos barbaros? -

El enano examinó la armería con ojo crítico. El equipo tenia el típico acabado chapucero de los humanos pero seguía siendo mejor que el que se entregaría generalmente a meros esclavos sacrificables. Era reconfortante volver a sentir el roce de la armadura en la piel, y el peso de un arma en las manos. Tras sopesarlo Dökar se decidió por un pesado pico, sería útil en caso de que tuvieran que enfrentarse a bestias escamosas o a adversarios con armadura. El ogro se bastaría solo para comerse a los elfos y al humano de la celda de al lado, si es que tenían que enfrentarse a ellos. 

Grogg entró en la armería. Estaba contento, como podía reflejarse en sus colmillos inferiores, sobresaliendo de sus labios más estirados de lo normal. Agarrar armas significaba pelear. Pelear significaba comer o ser comido. Pero no tenía nada de qué preocuparse combatiendo contra esos seres inferiores y chiquitos. Podía comérselos uno a uno o tal vez todos a la vez. Según había entendido, estaba prohibido comerse a sus compañeros de celda en la celda, sí, pero podía hacer lo que quisiera al salir de ella. Eso le gustaba. Ya notaba el estómago rugiendo, y la saliva formándosele en la boca.

Un ser pequeño, esta vez un humano, le habló mientras Grogg agarraba un mangual muy parecido al que tenía antes de que lo atraparan. Lo miró un segundo y decidió que serviría. Lo extraño fue que pudo enfundarse una armadura ligera de su talla, algo muy extraño en los reinos de los hombres. Tal vez debía haber pertenecido a un ogro que murió, o a un hombre muy muy grande.

- Grogg sabe pelear solo y en manada. Grogg se adapta, Grogg sobrevive - sonrió maliciosamente mientras un poco de baba se le caía de la boca - y Grogg come.

Con esto, el humano no sabría muy bien si Grogg había entendido lo de que tenían que pelear juntos, y es que el ogro solo tenía en mente sobrevivir y comerse a quienquiera que hubiera caído en combate o, mejor, comerse a gente que aún no hubiera caído.

A la mañana siguiente vino al grupo de celdas el mismo mutante del dia anterior que vino a darnos de comer. Se llevó a otro grupo de presos para el divertimento de sus esclavistas. Cuando acabó la algarabía y volvió el mutante con tres supervivientes, la noche transcurrió sin más contratiempos. Los cuatro nos mantuvimos en silencio en la celda así que llegó un nuevo día y este nos tocaba a nosotros. Era momento de pensar en una estrategia para enfrentarnos a lo que fuera que nos deparara. 

Nos alojaron junto a otro grupo de presos, un ogro, un skaven y dos nórdicos, pero separados por unos barrotes y entre medio unos estantes con armas y unas panopilas con armaduras ligeras de cuero. No había mucho margen para hacer locuras puesto que estábamos siendo apuntados todo el rato por grupos de arqueros así que empecé a equiparme la armadura y observé las armas. No había mucho donde elegir, espadas, hachas, martillos de una mano, entre otras. Sus congéneres a dos manos y varias armas arrojadizas, dagas y hachas en su mayoría. Entre las espadas vi una que parecía estar en buenas condiciones así que la sostuve para comprobar las condiciones en la que se encontraba. Un filo bien afilado, el cuerpo de la hoja estaba bien recto y la empuñadura se adaptaba bien a mis manos. Parecía que esa espada estaba esperando a que la cogiera:-Estoy listo. Ahora a ver contra qué nos enfrentamos.-dije y esperé pacientemente a los elfos y al enano a que terminaran de prepararse y que fuera el momento de entrar al combate. 

Finalmente, una celda se abrió, pero no fue ninguna de las vuestras sino otra que estaría a unos 3 celdas a la derecha (2 celdas para el otro grupo). Había 8 miembros, como en todas las celdas, encadenados en pares. En este caso era más fácil diferenciarlos pues eran 4 humanos y 4 enanos claramente divididos por la raza, no como en otras. Todos se comportaron y no iniciaron refriega inicialmente, solamente se miraron con tan mala cara como la que ponían al resto de los que no eran de su raza excluyendo a los captores.

En un palco, sin mucha decoración, un hombre con armadura se alzó a hablar dejando callado al variopinto grupo de expectadores.

Bienvenidos al segundo día de celebración. Mis ánimos están mejor y parece que la advertencia de ayer fue escuchada, así que explicaré el motivo de tan grande reunión.

El silencio solo se veía interrumpido por la respiración de quienes serían luchadores.

Hace ya 3 años de que la conquista del sur se detuvo y el señor del fin de los tiempos desapareció.

Los cuchicheos iniciaron y se agrandó a un ruido de fondo que continuó hasta que el señor que hablaba hizo un ruido ronco a modo de tos.

Pero no hay por qué preocuparse, los dioses saben que volverá más poderoso que nunca pues este fue solo el primer asalto. Sabemos que se recupera de sus heridas y los líderes de muchas razas están muertos, diseminados o debilitados; además ya luchan entre ellos mientras nosotros somo cada vez más numerosos y fuertes. Todo plan del hacedor del destino y aprobado por los otros dioses el cual le fue dado al amo del fin de los tiempo. Y ahora me toca a mi, uno de sus generales de su escuadrón de élite y conocedor del plan junto al resto de campeones de los dioses del caos cumplir la parte que me fue encargada.

En los próximos días, todos los cautivos lucharán en grupos de 4 contra 4 según hayan sido reunidos en las celdas contra otro grupo. Lucharán hasta que uno de los grupos no tenga ningún miembro vivo. Serán sacrificios a los dioses hasta la señal divina que nos ordene parar. Quienes hayan sobrevivido hasta ese momento serán preciados recipientes para los poderes del caos, lo bastante poderosos para beber la sangre derramada por los dioses para que se inicie la siguiente fase del plan dado al señor del fin de los tiempo. 

Estos recipientes, si son dignos, recibirán la marca, sino se unirán como engendros a los ejércitos del caos. Y quien se niegue serán un sacrificio más a los dioses.

Hasta que llegue ese momento, luchad por los dioses, vivid por los dioses y morid por los dioses. Los dioses del caos prevalecerán en este mundo que nos pertenecerá con el poder que nos otorga liberándonos de los débiles de cuerpo, mente y alma y dándonos sus bendiciones; y como participantes de este enorme ritual, todos tendremos el privilegio de grandes bendiciones una vez que culmine correctamente.

Ahora, ¡LUCHAD A MUERTE!

Aquella fue la orden clara en la que los humanos y enanos iniciaron tanteándose inicialmente, tuvieron un lento comienzo de intercambio de golpes acelerado por un par de flechazos desde la grada, parecía que si los expectadores no estaban satisfechos o los veían lentos no dudarían en dar un aviso en forma de flecha, jabalina, daga u otra arma que como poco se clavaba a los pies del participante que le había puesto de los nervios, aunque era más común el disparo a la pierna muchos lo hacían sin importarle que el impacto causara una gran desventaja en el participante o su propia muerte.

Finalmente, con un enano que había sido avisado por una daga en la pierna y un humano con una jabalina en su pecho muriendo en el acto, el resto se lanzó en un encarnizado combate donde su seguridad brillaba por su inexistencia buscando eliminar a los otros antes de que estos lo hicieran con él.

Al final, solo un enano herido quedó con vida tras aplastar la tráquea del humano restante con el mango de su hacha al errar el golpe que iba destinado a cortarle la cabeza, y una vez en el suelo acabó el trabajo de 2 sendos tajos en el cuello para asegurar la muerte de su enemigo.

Tuvo que ser llevado por un par de guerreros con lanzas a su celda pues al finalizar cayó agotado al suelo casi sin poder moverse, por lo que estos lo obligaron con ligeros toques hasta que entendió que el primer pinchazo era solo un aviso de que si no despejaba el lugar rápido el segundo sería un lanzazo directo a su pecho.

Así, aún con los cadáveres presentes se abrió la siguiente celda.

Después de largo rato esperando, rabioso y babeante al escuchar los gruñidos y gemidos de los combatientes de la arena, por fin le tocaba a él. Grogg estaba ansioso, y quería despedazar a sus enemigos. Grogg era listo, y sabía que tenía que hacer equipo con sus compañeros de celda para matar a los de la celda de al lado. Grogg estaba preparado. Tenía un arma, no podía pedir más. En cuanto dieran la orden de atacar, él se encargaría de alguno rápidamente, y le comería las piernas mientras se pensaba a quién comerse después. Los ojos desorbitados del ogro demostraban locura y pasión, rabia y desenfreno. Se dio unos golpes en el pecho mientras gruñía y luego miró a sus compañeros de celda. - ¡Ahora empieza lo divertido! - rugió. Había sido un gladiador en las arenas de combate durante mucho tiempo. Esto era solo una pequeña prueba para él, una más, de todas a las que había sobrevivido. Esos pequeñajos ni siquiera iban a hacerle sudar.

La inminencia del combate comenzaba a alterarle de forma visible.

La imagen casi razonable, para un norse, que tenía iba desapareciendo para aflorar en el instintos más primarios y de peso cultural. Había algo de Berseker en el.

Comenzó a golpear el escudo con su espada mientras profería un cantico de guerra tradicional que se hacía más y más inconexo en tanto avanzaba y se llenaba de auténticos rugidos mientras enseñaba los dientes como si de un animal fuera.

También le recorrió una excitación por el combate, si, pero también sexual por la inminencia del dolor que iba a provocar y recibir, y en medio de los golpes de en el escudo se hacía cortes en los brazos que lo ponían aún más frenético.

El Señor del Fin de los Tiempos, ese era un nombre que incluso Skreek había oído alguna vez. Al parecer aquello era una especie de reclutamiento para sus ejércitos, lo que siempre era mejor que ser simplemente sacrificados o usados como carnaza para entrenar a los engendros del caos.

Los compañeros del skaven parecían ansiosos por entrar en combate y seguramente se lanzasen a por sus rivales a la primera de cambio, cosa que le parecía muy bien a Skreek, ya que tenia una estrategia en mente y el ímpetu de estos le venía muy bien.

Antes siquiera de que les diesen la señal para salir, el rátido ya estaba agazapado tras el ogro, intentando no llamar la atención de sus rivales.

—Yo os cubro las espaldas, si, si si.

La calma ante de la tempestad, siempre era igual antes de un combate y este caso no iba a ser diferente. Desde la celda pude ver como humanos y enanos se mataban entre sí para divertimento de sus captores y no pude hacer otra cosa que observar y rezar en silencio por sus almas mientras veía como el último superviviente desfallecía de puro cansancio y era retirado de la arena por un par de guardias con lanzas. En breve nos tocaría a nosotros combatir y hasta el último momento no sabríamos contra quién. Tal vez la celda de al lado, con el ogro, tal vez otra celda. No se sabría hasta que no se abrieran las puertas. 

Sostuve la espada de dos manos, con la punta apoyada en el suelo y la levanté para sostenerla frente a mi rostro para realizar un breve rezo a Sigmar, aunque mi voz no le llegara en ese páramo del Caos, donde nos encontrábamos. Al terminar bajé mi espada, listo para combatir:-Rezad lo que sepáis, tal vez os ayude en el combate.-les dije a mis compañeros de celda.  

El enano sonrió como un demente al escuchar las palabras del General de Élite. 

- Poder y gloria para los vencedores. Cuenta con ello, sarnoso. - musitó, observando con ojos de loco alrededor. Flexionó los músculos y se golpeó el pecho, inspirando y expirando con fuerza, una y otra vez. Profirió varias maldiciones en su propio idioma, aunque por el tono y la pasión que le puso, eran casi ininteligibles. La arena debajo de él se levantó cuando golpeó varias veces con sus pies en el suelo. Esto provocó varios vítores de algunos espectadores cercanos. 

Aquello le dio una idea a Dökar, que levantó los brazos, alzando el pico lo más alto que podía, y comenzó a animar al público, girando aquí y allí. Los que observaban, la mayoría con ganas de diversion y seguramente muchos borrachos o excitados por las drogas consumidas, comenzaron a vitorear cada vez más alto los gestos del matador. 

Desde luego, la visión de un matador enano glorificando a los Dioses del Caos eran todo un acontecimiento que no pasaría desapercibido a nadie. 

- Vamos compañeros, acabemos con esos majaderos. ¡Gloria a los Dioses del Caos! ¡Hashut, cuenta los muertos! - gritó el enano, totalmente entregado a la adoración de su nuevo Dios y a la matanza y sacrificio de sus enemigos. Se giró hacia los futuros muertos, cogiendo el martillo con las dos manos y sonriendo siniestramente. 

Evento de combate N1 Finalizado

Continuación:

La celda era la misma y en esta ocasión habíais vuelto los 4 vivos y de una sola pieza, y algunos hasta con alguna bendición de vuestros dioses, si vuestros enemigos seguían siendo así de débiles ya podíais ver vuestra libertad, pero por desgracia cuanto más combatierais más difícil serían las batallas pues serían supervivientes que, al igual que vosotros, habían abrazado sus bendiciones. Por fortuna teníais 1 día completo de descanso y doble ración esta noche, la cual el ogro podía aderezar con ingredientes extra.

A lo largo de la mañana, otros combatieron también, y parece que no todos tuvieron vuestra suerte ya que en la mayoría de los casos solo volvían 2. Eso significaba que pasado un tiempo los guardias comenzarían a mover algunos esclavos-gladiadores de unas celda a otras para rellenar los huecos que se iban produciendo por los combates.

Dökar estuvo a punto de lanzar su pico contra uno de los guardias en un gesto de desafío, pero consiguió enfriar la cabeza lo suficiente para dejar caer el arma y la pobre armadura que les habían entregado y entró con el resto hacia la celda. 

Estaba claro que no iban a escapar de allí tan fácilmente, tendría que ganarse su libertad a base de matar a más desgraciados. - Oh...no es así...debería de pensar que el resto son agraciados por los otros poderes del caos...y que debo demostrar que el mío es el más fuerte. - repensó, mientras se agachaba en la celda y se apoyaba contra la pared para descansar. 

Una semilla de sospecha se plantó en su mente, pero decidió dejarlo para más tarde. 

(Norse) - Bien hecho. No han tenido oportunidad contra nosotros. Si el Ogro sigue así, cargándose uno nada más empezar, tendremos ventaja numérica y será más sencillo, y si no, pues lo haremos a la vieja usanza...jejeje... - rió. - Diles que mientras nos cubramos los unos a los otros, y nos ayudemos, tendremos muchas posibilidades de salir de aquí con vida. Si no, nos matarán y nos devorarán. Así de simple. No somos amigos, pero podemos ser compañeros de matanza. - 

Ni en sus peores pesadillas a Dökar se le había pasado por la cabeza alguna vez que un skaven sería un amigo. Ni de coña. Nunca. Ni un ogro. Jamás. Pero podría aguantarlos como "camaradas de matanza" para salir de allí con vida. No parecían formar mal equipo de batalla. Y eso sí sabía apreciarlo un matador como él.