Partida Rol por web

*MIERDA MIERDA MIERDA - había dejado de sonreír y me miraba con asco. Ya estaba acostumbrado a que me mirasen así, pero no sabía si éste tipo me daba más miedo con la sonrisa o sin ella. Pero parecía que me estaba tomando en serio.

Traidor o no, a Forbúl se lo cargó de un tiro, así que no tenía muchas opciones y no esperaba que me usase como rehén. Sólo podía darle información medio falsa.

-.. pues... - tenía que decir algo que fuera verdad y otra cosa que fuera mentira y él no pudiese saberlo - por estar en desacuerdo con su alianza con los sangrientos piratas cuando lo descubrí. Los están usando para luego hacerse los héroes. Cuando presencié lo del puente supe que era verdad, pero el líder pirata, un agente de la ONU, me emboscó y dejó inconsciente al cruzar el puente.

-No sé mucho de la ciudad, sólo estuve en Villa Ganga una vez. Lo único que pude reconocer al escapar de la furgoneta donde me encerraron era la "Tortuga y Serpiente del Norte", donde se suponía que teníamos que esperar indicaciones.

Ni idea de hasta donde iba a creérselo o no, pero de perdidos al río... Tampoco podía ponerme a montarme una película demasiado extensa sobre realidades alternativas.

Lo primero que El Negro pudo ver fue un flashazo delante de sus ojos, cegándolo momentaneamente. Volviendo todo su alrededor negro, teniendo que basarse en sus otros sentidos para tratar de comprender que era lo que estaba ocurriendo en estos momentos a su alrededor.

El sonido de un disparo interrumpió su discurso, el rostro de El Negro se tiñó de rojo carmesí y restos de sesos, a la par que sus fosas nasales se llenaban del olor de pólvora y hierro que ya era bastante habitual para este Agente, aunque a pesar de eso, uno nunca se acostumbra del todo.

A su lado, aquella anciana que lo había estado "limpiando" cayó al suelo.

-Respuesta incorrecta.

Dijo con un tono serio, pero que, por algún motivo no mantenía el gesto de asco y repulsión que hasta entonces había mantenido con El Negro, ahora parecía que una leve sonrisa de satisfacción se le había dibujado en el rostro o al menos intentaba aparecerle

-Tenemos información de que has estado en Villa Ganga antes del incidente del puente, lograste de algún modo escapar tu solo de la jaula y te infiltraste en el regimiento. -Recordó aquel primer encuentro, ahora sí, con una leve sonrisa- Y evidentemente, también sabemos que has estado en Villa Ganga después del incidente en el Puente. ¿Dónde te has estado refugiando después del incidente del Puente?.

El resto de los que se encontraban con El Negro encerrados se alarmaron al ver morir, siendo ejecutada ahí mismo, a una de ellos. Por lo que estos miraron con terror a El Negro, implorando para sus adentros de que este respondiera la verdad la próxima pregunta, o al menos lo que aquel hombre armado quería escuchar.

NNNNNNNOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!...

Pobre vieja señora.... Había sido irritante pero no era motivo suficiente como para desear su muerte... y mucho menos acontentarme con ella. No había forma de salir de ésta, así que tuve que decir la verdad por fuerza. O seguir mintiendo y que fuesen cargándose a todos uno tras otro. Pero éstos no estaban por la labor de "querer morirse"... así que... completamente serio tuve que decir algo.

- ... lo último que recuerdo es haber acabado dentro de un contenedor detrás de un edificio enorme con un dragón enroscándolo, de color rojo... cuando dije que era la primera vez, me refería a ésa que mencionas... no era suficiente como para conocer la zona... la segunda vez apenas sabía donde estaba por estar escapando... - Aquellos rehenes no eran más que moscas para ese tipo. Me preguntaba si sería el siguiente. 

Ver como de manera rápida El Negro empezó a responder todas las preguntas que tenía hizo que Ted Hyun esbozara una mueca de desagrado, había cierto desprecio en su mirada, como si todo el respeto que le había vuelto a tener a pesar de ser el enemigo se hubiera esfumado por completo.

-El "Dragon Rojo". -Comentó resumiendolo todo- ¿Ves como no era tan difícil de decir?. ¿Y que ha costado? Una vieja revoltosa muerta... Bueno, luego del Dragón Rojo puedes decirme a donde has ido a resguardarte, pero descuida. Te daré unos minutos para que respondas. Antes tendré que hacer un par de llamadas al regimiento de Villa Ganga.

Sin esperar respuesta alguna, al menos no de momento, el hombre se encaminó hacia la salida.

Un par de minutos más tarde, aquellas personas encerradas que temían decir nada o siquiera acercarse a El Negro por miedo a que esto conllevara un disparo o dos, estos pudieron escuchar una voz proveniente de la habitación contigüa, en donde estaba el resto de los policías militares. 

-Buenas tardes, ¿Como estáis todos?. Vengo a repartir un poco de correo. -Luego de un par de papeles moviéndose de un lado a otro, la puerta se abre para mostrar a aquel cartero con sus rizos cayéndole a ambos lados de la cara, el cual aún con la mochila de cartero se acercó a los presentes- ¡Oh!. Veo que habéis sido unos chicos malos. ¿Que tal estáis?. Sadie te manda saludos, y los niños me pidieron que les comprara algo de por aquí... ¿Has visto algo interesante que les podría gustar?

Aún ligeramente empalidecido, dentro de lo que podía empalidecerme, por el asesinato injusto de la vieja babosa... miro marchar al psicópata gigantón. Al mirar a los demás es evidente que ninguno se atreve a acercárseme... yo instintivamente me agacho hacia la anciana pero ya es demasiado tarde. - Lo...lo siento... - Pero para mi sorpresa una voz conocida sonó de la sala de al lado. ¿el judío?!

Y sí, aparece en escena, entregando cartas a algunos de los presentes. Así tan pancho. 

-...!!.. -mi cara es un poema de: ¿QUE HACES AQUÍ??! HUYE, MALDITO!. Me sujeté fuerte con las manos a la barra. El gigantón estaba haciendo una llamada, era ahora o nunca - Elijah! - susurré fuertemente con cara de circunstancias - Tienes que salir de aquí! o sacarnos de aquí! o lo que tengas que hacer! van a matar a toda esta gente como a la pobre anciana!... sabrán que dormí en tu casa y te matarán a ti también!! el mono mató a la pija esa de la fiesta!!... Tienes que avisar a tu familia!!... - estaba tan nervioso y desesperado, lo último que quería era verle muerto pero desde luego tampoco quería morir. O que siguieran matando a estos inocentes.

A propósito, qué eran esas cartas que estaba entregando?? Desvié mi mirada para ver...

El hombre escuchó con tranquilidad y pasimonia lo que El Negro tenía que decir al respecto, sin ningún tipo de expresión en su rostro a pesar de que aquel hombre claramente parecía estar advirtiéndole de algo realmente grave. Aún así, su rostro risueño no se movió ni un poco.

-Cariño, no tienes que comerme la oreja. Ya nos caes bien. Y el "Hombre Colgado" ya nos ha explicado todo. Escuchad, no sé lo que vosotros tramáis, pero sé una cosa: Las leyes son amenazas hechas por el grupo étnico socioeconómico dominante en una nación determinada, es solo una promesa de violencia que se promulga y la policía es básicamente un ejército de ocupación. ¿Sabes a lo que me refiero?. 

¿Quieres un poco de beicon?

Dentro de la bolsa está saliendo algo de humo...

De aquel sombrero típico judío ortodoxo, el hombre logra sacar una máscara de esquiar que se la pone en la cara, dejando tan solo dos pequeños agujeros en el lugar de sus ojos; mientras que, con la otra mano, abre un poco más la maleta de donde saca un coctel molotov ya encendido y lo lanza contra la puerta contraria por la que hubo entrado.

-¡Es hora de la barbacoa!. -Gritó mientras volvía a alcanzar la maleta para sacar una pequeña pistola improvisada y la usaba para reventar el candado de la celda- ¡VAMOS A MATAR A UNOS CERDOS! ¡HA LLEGADO EL DÍA DE LA MATANZA!.

Aquellos hombres estaban muy confusos, mirando tanto a aquel judío ortodoxo vestido de cartero como, de la nada, sacaba un arma y un coctel molotov para luego mirar con preocupación a El Negro, cuestionando bastante fuerte de dónde y cómo conocía a esta persona. - A pesar de ello, cuando las puertas se abrieron, tomaron la oportunidad para largarse.

El sonido de distintas explosiones y posteriormente disparos provenientes de la puerta de entrada se hizo eco en la zona de las celdas; al parecer los policías estaban enfrentándose contra algo o alguien, aunque lo más probable fuera un enorme grupo de personas también armadas.

Sea como fuere, todo este alboroto llamaría la atención de las personas importantes, o peor aún, del ejército, más cuando el Comandante de Defensa se encontraba en aquel mismo lugar. Tendrían poco tiempo.

Ah. AH. Esa no me la esperaba. -AH!! - no dejé escapar la oportunidad - Eres nuestro salvador!! - aunque no tenía ni idea de quien era ese "hombre colgado". 

El edificio estaba en llamas, y olía a cerdo quemado!! -Vamos vamos vamos! tenemos que salir de aquí... alguien quiere llevarse a .... - todos salieron en tropel... La pobre vieja se tuvo que quedar atrás... cuanta pena me dio. Intenté levantar su cuerpo, pero tenía menos fuerza que un peo seco a medio gas.

-Lo siento yaya!... - hice una rápida señal de cruz a modo de respeto, como me enseñó mi abuela. Aunque a saber si servía con los chinos igual que con los católicos, y acto seguido miré a Elijah con su máscara y su pistola - ... no tendrás otra de esas verdad?? - por pedir, que no falte. Las explosiones sonaban a diestra y siniestra. - Hay que vigilar con el comandante de defensa! es un monstruaco de tio! Y está loco!!

El hombre negó con la cabeza, al parecer no habría más armas para que El Negro pudiera llevarse, pero eso no quitaba que al menos ahora este se encontraba libre, luego de haber sido rescatado por quizás la persona menos ortodoxa del mundo, a pesar de ser un judio ortodoxo.

-¿El Comandante de Defensa?. -Inquirió Elijah Hoffman- ¡Ese es el Cerdo mayor!. ¡Vamos a por él!.

Y sin esperar por nada ni nadie, Elijah Hoffman se dirigió hacia la puerta en llamas a causa del coctel molotov que había lanzado con anterioridad, teniendo problemas a la hora de aventurarse a cruzar por miedo a que su barba o sus rizos se quemaran.