Partida Rol por web

Escucho las palabras del regente con atención y extrañeza. Parece ser que los muros de la capilla no son enteramente seguros para ciertos asuntos, así que... tendré que permanecer alerta. Salgo de la sala y regreso a mis aposentos, donde me espera mi creación y mi estudio. Retomo mi labor con ansias renovadas intentando buscar no ya la fórmula del fuego griego, sino un combustible de gran potencia que de algún modo se adhiera a la ropa o al cuerpo de quien lo reciba. Empleo resinas y aceites, calentados para aumentar su viscosidad, y cuanto soy capaz de imaginar para estabilizar la mezcla. Doy lo mejor de mi y de mis conocimientos con la esperanza de lograr algo, sin embargo, el fuego en la mano del regente sigue rondando mis pensamientos.

Tras un tiempo de trabajo, extraigo la mezcla resultante y la guardo en dos botellas. Después, me dirijo a ver al regente de la capilla de nuevo.

Al llegar al sancta del regente te encuentras las puertas cerradas de par en par, del otro lado de la puerta te llega el murmullo de una conversación.

De improviso escuchas el ruido de una silla, y pasos que se acercan, la puerta se abre por ella asoma la cara de Carles, el aprendiz que te recogiera a tu llegada a Barcelona.

Al pasar a tu lado sonríe confiado sin decir palabra prosguiendo su camino. Entonces reparas en que Xavier te está observando desde detrás de su escritorio.

Con gesto cansado te hace una seña para que te acerques -cierra la puerta al entrar- ordena -¿y bien aprendiz que se os ofrece en esta ocasión?- pregunta algo molesto a la par que cansado.

Cierro la puerta con la mayor suavidad y cuidado con que soy capaz, después, sin atreverme aún a mirar a mi anfitrión, una vez hecho esto, me acerco con timidez al regente y, sin atreverme a levantar la cabeza, le digo:

-Vereis, la verdad es que me trae a vuestra presencia un doble motivo. Por un lado, me gustaría saber si podría contactar con los Nosferatu de la ciudad, hay cierta información que preciso y creo que ellos serían los más indicados para proporcionarmela.Por ello, si pudierais ponerme en contacto con ellos, os estaría eternamente agradecido. Se muy bien que quiza no les resultemos del todo gratos, pues es bastante conocido el rumor acerca de la procedencia de las gárgolas, por ello acudo a vos, para saber si sería posible. Por otro lado, vuestra muestra de poder y vuestras palabras de antes me tienen intrigado. Estaba decidido a busar la fórmula y a entregarosla para ayudar a la defensa de la capilla como muestra de mi gratitud por haberme acogido pese a las diferencias manifiestas que os enfrentan con... quien aquí me envió, pero habeis sembrado en mi el germen de la duda. ¿Tan poderosa es la taumaturgia que puede ser para nosotros más letal que el fuego que arde incluso bajo el agua?

De Cinçao escucha atentamente tus palabras sin decir nada por el momento, su mano bajo se mentón, el silencio se hace cada vez más tenso, por momentos sientes el peso de su escrudiñamiento, pasada la eternidad rompe el incomodo silencio.

-Joven aprendiz, como sabéis los nosferatu nos guardan cierto rencor, bien es cierto que os puedo poner en contacto con esas "alimañas" pero os habéis parado a pensar en el precio que ello implica- dice tomando el tono de un padre benévolo que da una lección a un chiquillo -en otras palabras, nada en nuestra sociedad es gratis y menos aún viniendo de un nosferatu-.

El regente chasquea los dedos, de pronto a tu espalda escuchas el sonido de algo que se arrastra, para cuando vuelves la mirada algo choca contra tus pantorrillas derribandote, unos brazos de madera se cruzan sobre tu pecho, nervioso miras a uno y a otro lado, parece un sillón, el sillón donde sueles sentarte.

El regente se levanta, bordeando una vez más la mesa para situarse frente a ti, agachando la cabeza se acerca a tu oído.

-¿Que te hace pensar que necesito de artilugios propios de alquimistas?, somos maegi aprendiz, no lo olvides jamás- susurra a tu oído.

El regente hace un movimiento de manos, la presa del sillón se relaja volviendo a tomar la acostumbrada posición inherente a su función.

-Paraos a pensar por un momento antes de hacer preguntas sin sentido- dice con ceño fruncido -a través de nuestro refinado arte todo es posible, hemos superado los limites de la magia gracias a nuestra condición inmortal-  prosigue con su elaborado discurso con sus manos tras su espalda -ya no tenemos que preocuparnos de los efectos perniciosos que gobiernan a nuestros contrapartidas mortales- escuchas su voz desde un punto más lejano de la estancia  -a través de la taumaturgia todo es posible ... todo, tan solo es necesario tiempo, y este está de nuestra parte, ¿entendéis?- suena justo a tu lado.

 -Mi tiempo es escaso, por lo que cada minuto me es muy valioso, no os andeis con rodeos ¿qué deseais?- dice con tono severo.

A la vista de que mi anfitrión parece no estar de muy buen humor, opto por ir directo al grano y sin rodeos. Levanto la cabeza por primera vez en el tiempo que llevo allí y le digo:

-Vereis. Creo que ha llegado la hora de dejar de lado desconfianzas y rencillas anteriores e ir directos al grano. Como sabeis llevo poco tiempo de no-vida, y la verdad es que hasta ahora, mi aprendizaje se ha limitado a ejercer como ayudante de laboratorio, es decir, no he enfocad mis estudios hacia la taumaturgia excepto para dominar el rayo. Este poder en su día me valió para acabar con un mago, y por ello lo tengo en alta estima, pero ahora tengo un problema más grave. Se trata de otro mago, aprendíz del anterior, al que conocí en mi vida mortal. Es más poderoso que su maestro y tengo motivos para creer que cuenta con el apoyo de un Patricio que he rastreado hasta esta ciudad. No se si sabe de su condición y viceversa, pero mi intención es simple. Verles a ambos reducidos a cenizas y hacerles sufrir en el proceso como jamás han sufrido...

Mientras digo esto e imagino la forma de infigir al patricio el máximo dolor posible, mis ojos se iluminan y mi voz se vuelve un poco más débil que de costumbre, casi como si hablase en susurros. Mis manos, de natural temblorosas, se frotan ahora de un modo frenético, como si de ello obtuviera placer. Tras esto, hago una leve pausa y sigo:

-Es por ello que necesito vuestra ayuda. Matar a un mago no es tarea fácil hasta donde sé, y un Patricio... Están demasiado bien relacionados como para poder matarlo sin más. Mi plan era lograr información sobre él a través de los Nosferatu y tratar de pillarlo en un descuido, pero creo que quizá vos, que estaismás instruido por la experiencia y por vuestro rango, podríais orientarme mejor.

Hago una pausa esperando su respuesta.

El regente calla, su rostro muestra preocupación por primera vez desde que llegaras a la capilla, tranquilo toma asiento tras su atiborrada mesa, su mano diestra masajea su sien

Los segundos se convierten en minutos -en Barcelona no faltan cabalas de magos, por un lado tenemos a los judios del call, y por otro a algunos antiguos sodalis de la casa de hermes, estos últimos estarían muy interesados en cualquier tipo de información referente a nosotros- dice para si.

Su cabeza se alza, mirandote directamente -habladme de ese patricio-.

El regente parece abatido por mis palabras, como si hubiera descargado un poderoso mazazo sobre él. Su enfado remite y es reemplazado por el miedo. Sin dilación, ya que parece dispuesto a ayudarme, respondo a su pregunta:

-Vereis. Se trata de un cainita de aspecto anciano. Esquilo de Leucades es su nombre. Antes habitaba en París, donde creo que pudo conocer al mago en cuestión. Cuando me enteré, traté de acabar con él con los medios de que disponía, y logré estacarlo y llevarlo a la capilla para destruirlo allí, pero, no sé como, logró escapar. Mi maestro, lo rastreó hasta aquí y vine a acabar con él de una vez por todas. Al principio no os dije nada por verguenza, pero creo que lo mejor es que lo sepais.

Sin interrumpirte escucha tu relato, su cara de preocupación comienza a desparecer conforme avanzas en él para ser sustituida por la duda, luego por su acostumbrada fachada de suficiencia y seguridad.

-Joven aprendiz, sois un necio, sin duda alguien os ha utilizado para eliminar al patricio haciéndoos creer que tenia algo que ver con ese mago del que habláis-  sentencia - sabed que es muy difícil por no decir imposible que un patricio entable contacto con la orden de Hermes, no sabrían ni por donde buscar y lo mismo para los patricios, para bien o para mal solo nosotros tenemos contactos con ellos-  pausa.

-Tenéis un problema bastante grave, y lo que es peor me habéis salpicado a mí- dice señalándose a si mismo -ahora veo con toda claridad las intenciones de vuestro maestro- a penas logra contener la ira, por momentos consigue mantener el autocontrol cayendo en una actitud reflexiva masajeando sus sienes.

-Si ese patricio ha sido aceptado en la ciudad no podéis tomar medidas contra él, al menos no abiertamente, por suerte para vos lo mismo se le aplicaría a él, pero por desgracia para nosotros si alguien desaparece miraran en nuestra dirección, aquí no gozamos de buena reputación... aunque tal vez... sí, tal vez... hace poco llegó una comunidad de Tzimisces...- añade con tono reflexivo.

Poco a poco comienzas a ver las trazas de un plan tomando forma, las herramientas están dispuestas y los actores preparados.

Escucho detenidamente al regente. Parece que no será demasiado complicado librarme de la molestia que se me clava como una astilla, pero todo ha de verse. El regente parece dispuesto a ayudarme... espero que no le salga el tiro por la culata. Viendo que tiene un plan, decido prestarle mi ayuda en cuanto pueda.

-Parece un poco arriesgado, no debemos olvidar el odio que los Demonios sienten por nosotros... ¿Estais seguro de que funcionará?

Hago una breve pausa y rápidamente añado:

Bueno, vos por experiencia y poder sabreis mejor que yo como lidiar con ello. De todos modos, ¿Necesitais mi ayuda para algo, mi señor?

Espero su respuesta con impaciencia sentado frente a el.

De nuevo el regente enarca una ceja, incrédulo al escuchar tus palabras, con tristeza sonríe negando con la cabeza -a veces no entiendo como fuisteis capaz de acabar con vuestro anterior maestro- dice manifestando su opinión sobre tu eficacia -tal vez tuvisteis un golpe de suerte- sonríe con tristeza.

-Comienzo a pensar que os gusta demasiado el tono de mi voz- dice con chanza -como bien sabéis los Tzimisces son nuestros enemigos- comienza con tono docente -pero no somos los únicos enemigos que tienen, los Ventrue son nuestros aliados gracias a su sed de conquista, y por tanto también enemigos de los Tzmisces- comienza explicando los hilos de su plan -lo único que debemos de hacer es utilizar la muerte del patricio haciendo que apunte a los Tzmisces-  continua desentreñando una poco más la teleraña - para recoger hay que sembrar antes- dice por último añadiendo un toque más de misterio.

Tras una pausa, lo suficiente como hacerte calar la idea que poco a poco va tomando forma, continua ahora con el móvil -es muy sencillo aprendiz- comienza explicando -lo único que debemos de hacer es perjudicar a unos y a otros, tensando las relaciones, por desgracia los Tzmisces se encuentran muy lejos de Barcelona en estos momentos, pero no lo suficiente como para ser ajenos a su política, unos rumores aquí y otros allá para empezar ... - sus manos se separan , para ir cada uno por su lado -con suerte puede que incluso os ahorren el trabajo- hace que choquen con fuerza representado a unos y otros.

-Pero, antes que nada debemos de hacer algo con vuestra cara- dice señalándote -¿no queremos que el patricio os reconozca? ... ¿o sí?- clava la mirada en tus ojos -conozco el ritual apropiado, pero mi ayuda en este asunto tiene un coste... - el lazo ha sido cerrado, primero crea la necesidad, luego ofrece la solución y por último menciona de pasada un coste añadido -os advierto que si fracasáis os mandaré a Viena donde deseareis la muerte definitiva- advierte con tono desapasionado, de buena mano sabes que no puedes permitirte un fracaso.

El magus te mira de reojo con una sonrisa taimada -hablando de Viena ... ¿sabéis que Goratrix ha sido llamado a consulta por Tremere?- cuenta distraído, como si la cosa no fuera con él - por vuestra cara adivino que no- sonríe con suficiencia -parece que su fracaso en el asunto templario le va a costar caro ... muy caro, al final el tiempo pone a cada uno en su lugar ... es curioso que nuestro mayor aliado pueda llegar a ser nuestro mayor enemigo- separa sus mano acomodándose sobre el respaldo de su sillón con una sonrisa de satisfacción bailando en su cara.

Escucho cada palabra del regente. Cada una de sus palabras me hace darme cuenta de algo evidente, me tiene. Es un Tremere en el peor de los sentidos posibles del nombre, sin embargo, algo me dice que me va a gustar ser como él. Cuando escucho lo de mi maestro, mis ojos se abren como platos y noto como, pese a no respirar, me falta el aire. Me tiene pillado, muy bien pillado, pero podría ser peor. Ahora carezco de apoyo, pues mi señor ha sido enviado de nuevo a Viena para rendir cuentas ante nuestro señor, pero el tiempo pone a cada uno en su sitio. De momento no tengo otra opción que servir a este Regente de capilla... puede que con ello me gane su confianza. Sin más, respondo:

-Bien, entiendo que no os guste veros salpicado por el fracaso de un pupilo ajeno... y entiendo igualmente que por ello ambos daremos lo mejor de nosotros por que esto se solucione de forma satisactoria. Decid cual es el precio de vuestra ayuda... Mi señor.

Pronuncio estas últimas palabras con una resignación evidente mientras espero la respuesta, seguramente cargada de sorna de mi anfitrión.

El regente sonríe complacido al escuchar tus palabras -obediencia y lealtad, joven aprendiz- pronuncia lentamente haciendo hincapié en cada palabra.

-¿Sencillo?, ¿verdad?- de nuevo se levanta tomando una daga entre sus manos. Tranquilo avanza situándose frente a ti, entonces con un rápido movimiento abre una herida con el frío acero de la daga, una mueca de dolor se dibuja en su cara, extiende su brazo mostrándote la herida.

Puedes oler el dulzón olor de la vitae que mana negra y espesa de la muñeca del regente, tu corazón late más rápido con la promesa de ingerir la deliciosa vitae

-Bebe- su voz se torna más grave, más solemne, su rostro serio te contempla bajo esos fríos ojos, expectantes a tu reacción.

En vista de que son pocas, muy pocas, las opciones que me quedan, tomo la solución más fácil y bebo. Se que después de esto no volveré a ser el mismo. Se que ahora solo soy una marioneta para el controlador y retorcido juego de Xavier. Pero también se que sin su ayuda estoy perdido, se que le necesito, y se que el lo sabe.

Sujeto su muñeca con mis manos temblorosas. La vitae comienza a manchar mis dedos y siento como mi corazon se acelera y mis colmillos tratan de salir. Acerco la muñeca del regente a mis labios y saboreo el dulcísimo nectar de la servidumbre.

Una vez concluyo mi trago, vuelvo mi mirada hacia el regente y espero en silencio saboreando aún en mi boca el dulce sabor de su vitae.

El rojo néctar baja por tu garganta quemándote desde dentro, abrasándote en una vorágine de placer carmesí. La obediencia y la lealtad saben a ambrosia, alimento de dioses, y así debe de ser pues por la sangre postergáis vuestra vida y por la sangre vivís, todo lo demás carece de importancia..., con este solo pensamiento bebes más y más sangre.

El regente apoya su mano sobre tu cabeza con gesto paternal, tus ojos se inyectan en sangre, quieres más, lo quieres todo..., la férrea garra del regente te aleja sin esfuerzo - ya es suficiente- poco a poco la herida de su muñeca se cierra dejando de manar el rojo liquido.

Haciendo acopio de autocontrol y tu férrea voluntad, consigues reprimir a la bestia deseosa de volver a lanzarse sobre Xavier.

-Tengo planes para vos...- susurra a tu oído -grandes planes- sonríe cómplice dándote un par de palmadas en la espalda.

-Pero antes ocupémonos de vuestro problema- en un alarde de infinita compasión se apiada de vos, haciendo participe de vuestro problema, sin duda el regente se preocupa por vos o tal vez sea la vitae que has ingerido.

-Conozco un ritual el cual os hará tomar la apariencia de otra persona- confiesa -vuestro hermano Carles apenas se interesa por la vida social, sumido en sus estudios como buen aprendiz- alardea sembrando la envidia y la sana competencia propia del clan

-Tal vez podáis tomar su apariencia y acompañarme a la corte así estaréis más cerca de vuestra pieza- comenta distraído -pero... el ritual no dura por siempre, llegados un momento volverás a tomar tu apariencia acostumbrada, por lo que tus "asistencias"  deben de ser breves- advierte por último.

El rojo néctar baja por tu garganta quemándote desde dentro, abrasándote en una vorágine de placer carmesí. La obediencia y la lealtad saben a ambrosia, alimento de dioses, y así debe de ser pues por la sangre postergáis vuestra vida y por la sangre vivís, todo lo demás carece de importancia..., con este solo pensamiento bebes más y más sangre.

El regente apoya su mano sobre tu cabeza con gesto paternal, tus ojos se inyectan en sangre, quieres más, lo quieres todo..., la férrea garra del regente te aleja sin esfuerzo - ya es suficiente- poco a poco la herida de su muñeca se cierra dejando de manar el rojo liquido.

Haciendo acopio de autocontrol y tu férrea voluntad, consigues reprimir a la bestia deseosa de volver a lanzarse sobre Xavier.

-Tengo planes para vos...- susurra a tu oído -grandes planes- sonríe cómplice dándote un par de palmadas en la espalda.

-Pero antes ocupémonos de vuestro problema- en un alarde de infinita compasión se apiada de vos, haciendo participe de vuestro problema, sin duda el regente se preocupa por vos o tal vez sea la vitae que has ingerido.

-Conozco un ritual el cual os hará tomar la apariencia de otra persona- confiesa -vuestro hermano Carles apenas se interesa por la vida social, sumido en sus estudios como buen aprendiz- alardea sembrando la envidia y la sana competencia propia del clan

-Tal vez podáis tomar su apariencia y acompañarme a la corte así estaréis más cerca de vuestra pieza- comenta distraído -pero... el ritual no dura por siempre, llegados un momento volverás a tomar tu apariencia acostumbrada, por lo que tus "asistencias"  deben de ser breves- advierte por último.

Aún relamiendome por dentro a causa del delicioso nectar que acabo de ingerir, alzo la vista hacia Xavier mientras digo:

-Bien, nos ocuparemos de mi problema, como deseeis. Sin embargo, una duda me corroe. ¿Qué hago si en mitad de la corte el ritual se disipase? Bien sabeis que no esta permitido usar los dones de la sangre en el eliseo... Supondría una grave falta de respeto al príncipe y, posiblemente, una pesada carga para vos...

Tras decir esto, espero la respuesta del regente

Xavier ríe en una sonora carcajada en respuesta a tu pregunta -eso ... joven aprendiz lo averiguaras pronto ... muy pronto- sonríe con malicia.

A las dos semanas consigues realizar el ritual por primera vez, pasos, palabras ... gestos ... tus manos se posan sobre el semblante del no muy contento Carles, pero por desgracia para él no tiene demasiadas alternativas, un pequeño consuelo para tu frío y negro corazón ... todos, absolutamente todos servís a Tremere según los caprichosos deseos de Xavier de Cinçao.

Finalizado el ritual suspiras una vez más observando la sonrisa de suficiencia de Carles, de pronto al cabo de unos minutos, comienzas a sentir "algo" un cosquilleo bajo la piel ... el cosquilleo se convierte en una molestia y luego en dolor ... mucho dolor ... el dolor te sobrepasa arrancadote aullidos comparables con los que dieran tus victimas.

Tus manos crispadas buscan tu rostro, de pronto el dolor cesa, la sonrisa de Carles se esfuma, atrás de Cínçao asiente sin decir palabra.

-Dale un espejo- ordena Xavier al perplejo Carles.

Al tomar el espejo ves tu rostro, solo que no es tu rostro es el del cainita que tienes enfrente, Carles, ahora con gesto resignado, a sabiendas de los problemas que le puedes ocasionar mientras usurpas su identidad.

Finalizada tu tutela con Xavier puedes dedicar tu tiempo a la extensa biblioteca, buscando aqui y alla al amparo de una vela entre sus preciados tesoros.

Tras echar un vistazo a gruesos y amarillentos volumenes, encuentras algo que sí puede ser de utilidad, en este volumen escrito por la mano del propio Etrius y copiado por algun aprendiz anonimo puedes ver los entresigos de la taumaturgia, el resultado de las investigaciones de un viaje de más de un siglo en compañia del maestro de maestros, Tremere en persona.

Nervioso y excitado continuas su lectura, tratando de asimilar conceptos o más bien, ampliando aquellos que tienes, poco a poco comienzas a sentir que en parte las palabras de Cinçao eran acertadas muy acertadas, toda la base de la Taumaturgia está aquí, en el poder que subyace en vuestra sangre, el la sangre cainita.

Según sus estudios, vuestro poder procede de una paradoja en si mismo, un atisbo de poder divino canalizado a través de la propia sangre maldita del primer asesino, cierto o no, parece que el mago vikingo convertido al cristianismo da cierta credibilidad a los relatos de la estirpe, o al menos señala a Dios como responsable de vuestra existencia y fuente de poder.

Atrapado por la lectura seguis leyendo, al cabo de un buen rato caes en la cuenta de las horas y horas pasadas, al ver la llama que te alumbra casi consumida, la vela de cebo casi consumida tras largas horas de estudio.

Tus miembros comienzan de nuevo la rigidez de la muerte, al levantar la vista a uno y otro lado, compruebas que estas solo, ni rastro de Carles, quién acostumbra a pasar horas en silencio sumido en la lectura.

Guardo el pesado libro como si de un tesoro se tratase mientras pienso en lo larga que será la siguiente noche. Por mi mente circulan pensamientos encontrados, por un lado, disfruto la tutela de Xavier, aunque no se muy bien si es por el poder y conocimiento que me ofrece o por el hecho de haber bebido de su sangre. Por otro lado, no me sabe bién la traición que casi seguramente me obligue a infligirle a mi maestro Goratrix.

En medio de estas cavilaciones, me retiro hacia mis aposentos a descansar. La noche ha sido larga, pero las siguientes lo serán aún más, no cabe duda. Si he de acompañar a Xavier a la corte, he de parecer Carles, y he de esforzarme por no parecer yo. Mañana al anochecer buscaré a Carles y lo interrogaré un poco. No puede haber errores, mi no vida depende de ello.
Con esta idea atormentandome, me acuesto y espero inerte un nuevo anochecer.

Un nuevo anochecer llega, al abrir los ojos observas como tu particular hombrecillo de cristal, que hace las veces de ayudante de laboratorio, se despereza.

Al verte comienza a dar brincos de alegría, orgulloso se señala a si mismo para luego señalar los compuestos alquímicos preparados para el trabajo, por desgracia tus lecciones con Xavier y tu perfeccionamiento del ritual no te dejan demasiado tiempo para reanudar tus trabajos.

Poco a poco recuperas la movilidad, primero en los dedos de los pies luego en el resto del cuerpo, con la idea de hacerte pasar por Carles, partes en su busca, es preferible encontrarte con él a primera hora de la noche, pues no es de agrado interrumpir la sesión de estudio de otro aprendiz.

Cabizbajo el hombrecillo se marcha a grandes zancadas, sentadose otra noche mas sobre un libro, abatido, a la espera de serte de ayuda.

Tus pasos te conducen hacia la biblioteca, al poco aparece Carles, dispuesto a sentarse en una mesa para proseguir su "lectura".

-Buenas noches, sodales- saluda con desgana al pasarte de lado.

Carles pasa a mi lado, no parece muy contento, algo lógico, la verdad. Me acerco a él con cuidado y tratando de no resultar impertinente, mi cabeza se mantiene levemente agachada y procuro no mirarle a la cara. De mi boca salen tímidamente unas palabras:

-Lo lamento si te importuna, jamás busqué esto, espero que lo entiendas, pero el maestro Xavier dice que debo...

Dejo la frase sin concluir y levanto un poco la mano derecha mientras inclino la cabeza aún más, como si temiera una bien merecida bofetada.