Partida Rol por web

Al menos aquel hombre estaba intentando ayudarles y sus consejos a Ivalic le parecían acertados, sin embargo debía comprobar una cosa que no había preguntado, así que se acercó al paladín y le susurró al oído.

-Herr Urik ¿La espada de Liddo es de plata?

El niño le enseñó la espada al paladín, sabía que era mágica pero no de que material era, quizás no le sirviera para los peligros que debían enfrentar.
Dejó que Herr Urik hablara con la aparición mientras asentía a todo lo que el paladín decía.

-Es usted muy valiente Herr Urik. ¿Pero que haremos si Layla es una chica lobo y se presenta ante usted? Deberíamos conseguir una red o algo para atraparla, podría hacerle daño o herirla usted mientras intenta ayudarla.

Compruebo si la espada de Ivalic es de plata antes de responderle.

Después me desengancho del cuello mi Talismán de Salud y se lo pongo a él.

- "Ahora iremos a buscar a Gertruda al bosque. Espero que los demás quieran acompañarnos, necesitamos la destreza de Maese Varikov buscando huellas.

Ya que estamos en el bosque podemos buscar a Ludovico para ver si nos puede vender algo, estas gemas del alma que hemos conseguido parecen valiosas y quizá nos sirvan para comprar las armas que precisamos.

Después, podríamos intentar hablar de nuevo con Arik y contarle nuestro plan para capturar a Layla, a ver si podemos conseguir que se una al plan y tal vez que nos consiga una red que Frau Helene y tú podáis arrojarle desde un tejado. Y si eso no funciona... hará falta recurrir a ballestas con virotes de plata.

Ivalic, hoy va a ser un día peligroso, y la noche más todavía. Así que no te separes de este amuleto. A mí me ha protegido bien hasta ahora y espero que haga lo mismo por ti en los días aciagos que se avecinan." -

Varikov recibió al elfo con un gruñido, pero era así como hubiese recibido a cualquier otro. Lo miró con los ojos rojos de sueño mientras intentaba buscar un mejor sitio para dormir en el suelo. Se envolvió en sus propias ropas y siguió durmiendo o por lo menos eso intentaba aparentar. 

Él solo quería matar a Strahd. ¿Cuándo empezaron a perseguir cualquier otro tipo de bicho y por qué? Balbuceó algo imposible de entender, probablemente se lo decía a sí mismo o a sus voces, pero lo que tenía claro era que por fin iba a gastar el filo de su hacha. 

- ¿Puese probar con plata si alguien ye hombre lobo, ho? Preguntó de repente sin levantar la cabeza del suelo ni abrir los ojos. Evitó llamar al elfo "orejas puntiagudas" o cualquier otra cosa que se le había ocurrido, sus voces no lo aprobaron. Pero antes de que se haya transformado, claro. 

Me avergüenza reconocer que, pese a todos los esfuerzos de la
organización, los Iluminadores nunca han logrado capturar con vida
un licántropo. Desconocemos cómo reaccionaría un hombre lobo en
su forma humana al enfrentarse al contacto de la plata.

Y, hablando de plata, Herr Urik comprueba que la espada de Liddo es de acero. Ivalic, cuyo cuello muestra ahora el amuleto de salud de Ashlyn, también le enseña sus canicas, las que dispara con el tirachinas, y en esa segunda ocasión el Caballero del Cuervo localiza tres que son de plata.

Sobre el plan del Caballero del Cuervo, cuidado con dar pistas a la presa:
si esa Layla conoce ya el olor de Herr Urik, o escucha el chirriar de la
armadura al caminar, es probable que no se trague el e...

El conjuro finaliza dejando la palabra en el aire. ¿Envite? ¿Embuste? ¿Engaño? En cualquier caso, eso no les da vía libre para proseguir la aventura: sólo han dormido tres o cuatro horas, tras veinticuatro de vigilia. Siguen cansados. Lo más aconsejable es retomar el sueño, comer en un par de horas la humilde comida de Natalija y dejar la exploración para más tarde.

En un rincón, Parriwimple mira a Urik y se rasca la base de la nuca. El ochenta por ciento del valle está ocupado por el bosque. Realmente, Ludovico no les queda de paso, ya que el semivistani vive del otro lado del río Ivlis y el Hada de este.

Finalmente Herr Urik pudo comprobar que la nueva espada de Ivalic era de acero y no de plata, lo que dejó algo preocupado al niño.

-Herr Urik ¿Y yo también voy a necesitar una espada de plata? ¿No me sirve esta?

Menudo chasco se había llevado con lo contento que estaba con su nueva espada y ahora podía ser inservible para combatir la mayoría de monstruos que amenazaban su pueblo, así no podría ayudar bien. Como contrapunto entre sus canicas especiales encontraron tres que eran de plata, lo cual parecía ser una buena noticia, aunque el niño no las tenía todas consigo.

-Antes la Señora Helene y Herr Urik tocaron a Layla con plata y no le pasó nada, quizás no sea una chica lobo... ¿Nadie piensa que quizás Arik mentía? La tenía allí abajo encerrada y hambrienta, además estaba herida, si no llegamos a aparecer nosotros quizás habría muerto. Pero... si de verdad es una chica lobo... ¿Que podemos hacer? Yo no quiero dispararle mis canicas de plata y hacerle daño... Y la imagen tenía razón, los lobos tienen buen olfato ¿Verdad Señor Varikov? Creo que reconocería a Herr Urik, pero si es verdad todo lo que decís... quizás podamos convencer a Arik para que haga de cebo, aunque sigo sin tener muy claro como vamos a pararla y que vamos a hacer después con ella... Si no se le puede curar... ¿No sería mejor intentar encontrarla antes de la luna llena y decirle que se marche lejos del pueblo y que vuelva cuando acabe la noche?

Seguían aún con varios frentes abiertos y la línea de actuación no estaba aún muy clara, además Ivalic seguía con mucho sueño pues la imagen lo había despertado en mitad de uno en el que Varovia volvía a ser un pueblo feliz y sin peligros, en el que Stara y Viktor se quedaban y tenían a su bebé, Guissepe tenía un niño de verdad y no era malo sino que jugaba con el resto, Gertruda volvía al pueblo sana y salva, Vjelkus y él encontraban a sus padres en el bosque y eran grandes amigos... Supuso que faltaba aún mucho para que se cumplieran algunas de esas cosas, pero al menos intentarían cumplir algunas de ellas.

-¿Podemos seguir durmiendo un poco? Tengo sueño...

- "Es un buen acero, Ivalic, y sin duda será útil contra muchos monstruos, pero no contra los que únicamente sean vulnerables a la plata..." -

Ivalic se volvió a quedar pensativo mientras miraba su espada, ya le habían dicho que era un buen acero y eso le tranquilizaba, aunque hasta el momento sus únicos ataques habían sido contra un muñeco de madera.

-¿Y cuales monstruos son esos Herr Urik? ¿Son muchos?

- "Perdona Ivalic, pero me he quedado pensativo pensando que es mucho lo que ignoramos sobre los monstruos, y creo que es mucho lo que supongo en base a cuentos y leyendas populares que tal vez no sean del todo fidelignos.

En principio la plata de por sí, o al menos una aleación que contenga una mitad de plata, sirve contra los cambiaformas licántropos. Sin embargo, en el caso de los vampiros y algunos no muertos poderosos se requiere que además esa plata esté encantada, como la espada que perdí a manos de Madame Jackeline Montarie.

Lo que estoy pensando es que un tipo de licántropo hombre lobo que, digamos, sólo ve activada bajo la luna llena su maldición, podría pasar completamente como humano si se le hace la prueba de la plata en cualquier otro momento. Muy bien pudiera ser que la prueba de la plata que le hicimos a Layla no sirviera para nada, al basarse en la errónea suposición de que sentiría una fuerte aversión al simple contacto con el metal incluso en su forma humana..." -

Parriwimple estaba cansado y preocupado. Veía que, como de costumbre, todo se embarullaba, y al final iba a terminar haciendo cosas que seguro eran importantes, pero no tanto como ayudar a su amiga. Negó con la cabeza. El extraño espíritu elfo hablaba mucho. Todos hablaban mucho. ¿Cómo podían no liarse con tantas palabras? Él desde luego lo hacía. Pero en todo caso tenía que decir que...

Vaya, ¿qué era lo que tenía que decir? Parriwimple se quedó en silencio rascándose la nuca con vehemencia. ¿Algo de la plata? No, no era eso. ¿Algo de su tio? Tampoco ¿Algo sobre Gertruda? Debía ser algo de Gertruda. ¡Ah si! Gertruda no estar cerca Ludovico.

- Deber buscar Gertruda. Estar tiempo desaparecida. Parriwimple preocupado. Zona donde poder estar ser al este del río, donde hada. Ludovico al otro lado. No estar cerca, ni de camino. Pero tener que buscarla ya. Si querer dormir, deber hacerlo pronto. Muchas cosas que hacer. Parriwimple descansar un poco más.

Y tras este larguísimo discurso el gigantón intenta descansar unas pocas horas más.

-No pasa nada Herr Urik, seguramente usted también estará cansado como Parriwimple y como yo, además no puede culparse por no saberlo todo. Y ahora que Jacqueline Montarri se está quedando sin cabezas seguro que puede usted vencerla fácilmente y recuperar su espada de plata, una lástima que no sepamos donde está para ir a por ella, pero no tenemos tiempo. Será mejor que descansemos un poco y sigamos después hablando. Yo también creo que deberíamos buscar a Gertruda y luego volver al pueblo al anochecer para comprobar si Layla es una chica lobo, tal vez no lo sea y por eso no funcionó lo de la plata. En cualquier caso anotaré todo eso que hicieron cuando tenga tiempo para contármelo con todo detalle y lo que suceda después, quizás a futuros aventureros les sea de ayuda.

- "De acuerdo pues. Por favor, pídele a tu hermana que nos despierte sin falta dentro de una hora. Durmamos todos un ratito, después iremos directamente al bosque, a la parte este del río, donde el hada. A ver si podemos encontrar la pista de Gertruda. Hagamos de ese nuestro próximo objetivo inmediato. Tal vez esa sea la única manera de avanzar, fijándonos objetivos a corto plazo y siguiéndolos tanto como podamos." -

-No creo que sea buena idea Herr Urik, Katta está durmiendo y probablemente no se despierte hasta tarde después de la noche tan horrible que ha pasado. ¡Pero tengo una idea! Nos dormimos todos y el que primero se despierte aviesa a los demás! ¿Que os parece? Así seguro que no estamos durmiendo mucho más rato que el necesario. -Ciertamente Ivalic seguía teniendo bastante sueño, así que no le importaba acostarse durante otro buen rato, no paraba de bostezar.- Aaaaaoooooo. Y después iremos en busca de Gertruda si...

No muy convencido me acuesto, aunque intento mentalizarme para despertarme pronto.

Harta de tanta conversación, Katta se incorpora en la cama y le lanza la almohada a su hermano para que se duerma, con no muy buena puntería (acaba golpeando mullidamente al enano Varikov), pero solo porque Ivalic se volvía a tumbar justo en ese momento. Luego, somnolienta, vuelve a caer redonda. En poco tiempo, llega Natalija con una cara horrible, visiblemente cansada entre el trabajo en la panadería y haber pasado la noche en la bolsa de Maligno. Despeinada. Con ojeras. Un poco de pan duro que desechó su patrón sirve para hacer tostadas con aceite. Esa es toda la comida que tienen, aunque pueden repetir hasta hartarse. La presencia de los aventureros está haciendo mucho daño a la economía doméstica de los Yannof.

Finalmente, el grupo se pertrecha y abandona el pueblo, sin rumbo fijo, internándose en el bosque. Varikov, desinteresado, empieza a buscar algo para cazar, y por azar, encuentra las huellas de unos pies descalzos. Por tamaño, podrían ser de una muchacha de la complexión de Gertruda. Sin embargo, las huellas conducen a una charca, internándose en el agua. Sin embargo, tras revisar el perímetro de la orilla, Varikov no encuentra ningún punto en el que las pisadas volviesen a salir.

La pequeña laguna tiene las aguas lo suficientemente cristalinas para ver el fondo, quizás a dos pies de profundidad. Insuficiente para ahogarse, y suficiente para ver su cuerpo si realmente Gertruda estuviese aquí.

No hagáis mucho el pavo, recordad que tenemos un advenimiento demoniaco que evitar en la colina de Lysaga. Si mareamos mucho la perdiz, no llegaremos a tiempo.

Tras dormir un poco más el grupo de aventureros se despertó e Ivalic comprobó que su madre ya había vuelto de trabajar, la pobre tenía un aspecto bastante cansado, entre la enfermedad reciente y lo que había pasado la noche anterior pero aún así preparó comida para todos sus amigos, algo sencillo pues su familia no tenía más.

-Gracias por todo mamá. Por cierto, ¿Habéis visto a Layla? Ayer estaba escondida de Maligno por el pueblo pero la perdimos de vista, espero que esté bien. Arik dice que se convierte en lobo cuando hay luna llena pero la Señora Helene y Herr Urik le hicieron un ritual con plata y lo pasó, claro que parece que igual no sirve del todo... Si la veis decirle que la estamos buscando para ayudarla. -Antes de marchar Ivalic rebuscó en su bolsa de cuero y sacó la gema que había ganado la noche anterior.- Toma mamá, con esto podrás comprar comida y todo lo que necesites para la casa.

El niño estaba orgulloso de poder contribuir a la economía familiar, al fin y al cabo ¿De que servía ser un aventurero y ayudar a la gente si no podía ayudar a su familia?
Tras eso el grupo salió en busca de Gertruda y encontraron su rastro gracias a la pericia de Varikov que los condujo hasta una laguna, el trampero aseguraba que las huellas se habían metido dentro y que no habían salido por ninguna parte.

-Pues entonces tiene que estar dándose un baño. Iré a mirar. -Ivalic se descalzó y se subió los pantalones lo suficiente para que no se mojaran y comenzó a mirar en el interior de la laguna.- ¡Está fría! jajajaja. ¡Vjelkus! ¡Parriwimple! ¡Meteros en el agua! ¡GEEERTRUDAAAA! ¡GEEEERTRUDAAA!

Antes de salir le doy las gracias a Frau Natalija Yannof por su hospitalidad y le entrego una bolsa llena de monedas de plata y cobre, pues supongo que si la señora intenta venderle la gema del alma a Bildrath, éste la timará.

Una vez en el bosque observo todo a mi alrededor. Lo de la charca me parece extraño.

Susurro a mis compañeros:

- "Si Gertruda está bajo el agua y no ha salido es que ya no necesita respirar... Claro que también pudiera ser que no fuese ella, sino una ninfa acuática, como una ondina o nayade." -

Los había dejado hablar, permaneciendo en silencio, los ojos cerrados y permitiendo que el sueño la acunara. La imagen del elfo apenas la había disturbiado y su voz solo había servido para acariciar sus oídos como si de una canción se tratara. No había permitido que las habituales prácticas de Urik, que consistían en estar activo todo el tiempo, la perturbaran. ¿Qué sentido tenía planificar incansablemente cuando la práctica demostraba que no servía de gran cosa pues eran constantemente asaltados por imprevistos?

Y ahora, en pie frente a aquellas aguas frías, respiraba hondamente, sintiéndose descansada y en paz.

-Me gustaría saber cuál es vuestro estado de salud y si necesitáis curación. Lo mejor sería tener cubierto ese aspecto antes de lanzarnos en tropel a nuevos enfrentamientos.

El sueño fue una bendición para Varikov. Cuando despertó por segunda vez aprovechó la pobre comida que la cansada madre de Ivalic les había preparado y llenó el estómago. Se preguntó cuándo iba a ser la próxima vez que iban a poder dormir y comer. Alejó ese pensamiento con un gruñido, el mismo que usó para agradecer y despedir a la mujer. 

Quería ir a por Liddo, pero el resto pensaban que era mejor intentar salvar a alguien que matar a otro. Se dedicó a encogerse de hombros y a buscar huellas. Por suerte no fue un tiempo perdido o eso parecía. Pequeños pasos los llevó hasta una laguna de claras aguas. El enano no quería acercarse mucho al agua, así que hizo como que estaba ocupado buscando huellas mientras el niño buscaba su muerte... o a la persona que se había metido en el agua. 

Dedicó un poco de tiempo para comprobar si el dolor que tenía en algunas partes del cuerpo eran solo moratones o heridas más graves. Se apartó de Helene, no vaya a ser que a la mujer se le iba a ocurrir tocarlo con la excusa de ayudarlo. 

En un instante, una bruma ascendió...

Todas las leyendas de Barovia previenen sobre las Brumas. Conceden deseos a costa de pagar un precio muy alto, parecido a hacer un pacto con el diablo...; se presentan para anunciar alguna desgracia o la muerte de una persona...; son portales a otros mundos, que se llevan a la gente que se pierde en ellas para no volver, o traen monstruos terribles de pesadilla...

En fin, las historias sobre las Brumas son variadas, pero nunca tienen un buen final. La niebla, como un barco mecido por el viento, se va desplazando hasta abarcarlo todo. Se sumergen en las Brumas a la fuerza, y pierden de vista a sus compañeros, ya que el banco de niebla es tan denso que no permite ver a ningún compañero a más de un palmo de distancia.

¡SPLASH!

El sonido de algo arrojándose a la charca en la que está metido Ivalic, o emergiendo de sus profundidades, les hiela la sangre. El sonido de agua desplazada se repite, como si alguien o algo estuviese nadando en dirección al hijo de la señora Yannof.

¡IVALIC! ¡SAL DEL AGUA!

 Un rostro se perfila en la niebla, al lado de Ivalic. Es un rostro femenino, y a la vez tiene algo de ultraterrenal. En una mueca, enseña los dientes, quizás sonriéndole. Las manos de la criatura se hunden en el agua y la agitan, salpicando los pantalones de Ivalic que con tanto esmero se había cuidado de preservar secos.

 Jijijiji...-la risa es tibia, casi inaudible, ahogada por el ruido de aguas revueltas.