Partida Rol por web

Irina se movio con celeridad impactando con dos golpes consecutivo en los duros huesos del esqueleto...

Ataco al zombi y le hago un tajo en uno de los brazos que extiende hacia Parriwimple.

Parriwimple toma su clava con ambas manos, intentando golpear al zombie, lo que logra, obteniendo un golpe lateral que solo debido a la prodigiosa fuerza del gigantón causa daño al zombie.

Los movimientos de las mujeres dejaron a Ivalic sin una visión clara del esqueleto en cuanto saltó de la ventana. Un repiqueteo de huesos al estrellarse en el suelo hizo suspirar al niño.

Ufff... debe de haberse roto, menos mal.

Pero la alegría no le duró mucho pues enseguida vio como una calavera iba irguiéndose poco a poco hasta volver a su posición natural, si es que aquello tenía algo de natural. Desde allí y con las dos mujeres en medio Ivalic no podía disparar su tirachinas. Agradecía el escudo que ambas le proporcionaban pero no se sentía cómodo mirando como ellas arriesgaban su vida para salvarle sin hacer nada. Decidió moverse hacia atrás y hacia un lado para alejarse del esqueleto y a su vez tener una buena línea de disparo.

Los planes del enano fueron interrumpidos antes de dar dos pasos hacia el altar. Parriwimple tuvo mucho que ver, ya que fue él quien trajo a un bonito no muerto entre ellos. Varikov ya tendría tiempo más adelante de darle una colleja, mental, que físicamente sería imposible. Ahora tenía que prestar atención a su hacha, que sujetaba firmemente con sus dos manos, y al bicho a quien apuntaba con ella.

-¡Atrás, impía y blasfema criatura! -grita la mujer, de pronto enfebrecida-. ¡Regresa a la muerte! ¡Vuelve a tu descanso, y que sea eterno...!

De pronto, como si el arma estuviera animada por una vida tan ajena como la que mantiene en pie al esqueleto, la espada de Ashlyn se mueve con una rapidez y precisión impropia, golpeando al no-muerto con una violencia asombrosa. 

El segundo ataque, casi como eco del primero, impacta con mucha menor nitidez, la fuerza de Ashlyn perdida entre las costillas desnudas de su enemigo.

Entre el muro de la iglesia y las dos mujeres era casi imposible disparar al esqueleto si se movía hacia la izquierda en dirección a la salida como era su intención y dejar a las mujeres solas contra el esqueleto no era una opción para él así que decidió escorarse hacia el otro lado donde si tendría una buena posición de disparo, aunque se quedara algo más desprotegido. Volvió a estirar la goma de su tirachinas y soltó esperando poder darle al esqueleto esta vez.

-¡Muere maldito esqueleto! Gritó con rabia.

Su decepción era patente al ver perderse la canica lejos del esqueleto, era demasiado delgado y ágil, se lo estaba poniendo muy difícil.

Y tan impropia: Ashlyn no había mostrado esa rapidez y precisión en la vida. Y sumado al tajazo furtivo de Irina, el esqueleto ya mostraba signos de desestabilizarse. Pero era un esqueleto, la falta de musculatura ya apuntaba a que se trataba de una criatura débil de complexión.

Una de las canicas perdidas de Ivalic chocó contra la pared de la iglesia haciendo que la calavera girase en dirección al origen del disparo. En todos volvió el recuerdo de aquellas palabras de Danovich que se escaparon por la ventana rota del templo:

...mata a ese niño...

El esqueleto siguió fielmente las indicaciones y tras ignorar a las dos mujeres caminó con su traquetear de huesos hasta plantarse ante Ivalic, y cruzar su pecho con una profunda y grave herida. Entonces, tras la paladina y la noble, se escuchó la voz vieja de Madame Eva, que había vuelto de quién sabe dónde.

Ains-suspiró, subiéndose la faja bajo el vestido-, qué bien me ha venido ese pis. Pensé que reventaba. ¿Ha dónde ha ido el resto?

Viendo el esqueleto, la vistani sacudió las gotas de orina de sus dedos como si fuese agua bendita, y trató de repeler al espíritu maligno.

Oase de nisip, pulbere nisip. Stai departe, creatură foame-arrugó el entrecejo, resignada-. Nada. Parece que me ha mirado mal un tuerto.

Tras la sucesión de golpes, el cadáver andante cae como un árbol talado por su pie sobre el enano Varikov. Un segundo zombi, con su característica lentitud, ocupa el espacio bajo el dintel, sin que el Trampero pueda golpear con su hacha hasta que finalmente logra apartar el peso "muerto" a un lado. Pero en lugar de conectar el golpe, desvía la vista hacia su derecha.

Uuuuh, pinta mal isto. ¿Escuitáis ese ruido en la habitación de allí? No son vioces de la cachola, es un ruido distinto. Como a cacharrada, cacerolas cayendo al suelu, u algu.

Ni Parriwimple ni Herr Urik, afanados en la tarea de acabar con el segundo zombi de la habitación, han escuchado nada. Según señala Varikov, el ruido procedería del otro cuarto de la derecha.

Las palabras de Varikov me distraen, me desconcentro y fallo mi ataque al segundo zombi.

Las palabras de Varikov distraen igualmente a Parriwimple quien, sin embargo, se las apaña para dar un golpe brutal en el pecho del zombie, a pesar de haber estado a punto de fallar el golpe.

- ¿No deber ir a mirar? - pregunta con curiosidad.

Ivalic recibió el ataque del esqueleto horrorizado al ver los huesos ensangrentados saliendo de su pecho, el dolor era insoportable y tan solo tenía ganas de llorar, salir corriendo o tirarse al suelo y retorcerse, estaba claro que el fin había llegado para él. Su tirachinas resultaba inútil y las armas de las mujeres, aunque habían provocado algún daño al esqueleto, no habían sido capaces de detenerlo hasta el momento, en el siguiente golpe moriría sin remedio y quizás no hiciera falta ni eso pues estaba perdiendo mucha sangre. Dio un pequeño paso hacia atrás, más por inercia que en un intento real de escaparse pues era inútil y sacó fuerzas para intentar un último truco. Repitió mentalmente las palabras intentando mantener la concentración a pesar del dolor que sentía hasta que desde detrás del esqueleto se pudo oír una voz que intentaba imitar a la del Padre Danovich.

¡Esqueleto, soy tu amo y te ordeno que te ataques a ti mismo!

Había utilizado este truco en alguna ocasión, pero siempre para hacer bromas o intentar ganarse algo de dinero, nunca había pensado que podría salvarle la vida y ahora que funcionara era su única esperanza. El esfuerzo que hizo en el conjuro lo dejó agotado y mirando la reacción del esqueleto, si salía mal quizás fuera lo último que vería.

Irina vio como el esqueleto la ignoraba para perseguir a Ivalic y aprovecho para descargar un golpe tremendo contra el craneo de la criatura. Aquel golpe hubiera acabado con cualquier cosa pero el duro huesod ele squeleto parecio resistir el filo del arma de la guerrera.

Cuando el esqueleto clavo sus guerras en la carne del chico, Irina salto sobre el asestandole estocadas pero, de nuevo, poco daño podia causar sin un arma contundente. 

-IVALIC, CORRE! CORRE, MALDITA SEA, CORRE TAN RAPIDO COMO PUEDAS!

Visto desde lejos, el abrazo que el zombie le dio a Varikov parecía hasta pasional, pero no gracias a sus movimientos, ya que el muerto no muerto había muerto, sino por los intentos que el enano hacía para quitárselo de encima. Como era de esperar, sus acompañantes no le ayudaron. Se quedaron ahí, mirando. El Trampero sabía que se estaban riendo de él. Lo sentía. El paladín se hacía mucho el santo, pero no le costó nada abandonar a las mujeres y al niño cuando el grandullón y él vinieron a derribar la puerta. Y para Parriwimple no podría haber otra cosa más divertida en ese momento, que un ser bajito, rechoncho y feo retorciéndose debajo de un apestoso cadáver.

Poco les duró a los desgraciados estar de brazos cruzados, el segundo zombie hizo lo que mejor sabía hacer. Atacar. Ya puesto en pie y listo para poner en uso su hacha, no para ayudar a esos inútiles, sino para matar al enemigo común, Varikov se paró en seco y miró a su derecha, distraído por unos sonidos extraños. ¿Estaría ahí el cura? se preguntó mientras hizo uso de su arma.

- Mirar después, matar zombie primero.

La mujer ataca con fuerza, desplazando su cuerpo hacia delante con la intención de interponerse entre el esqueleto y el niño. Uno de sus dos golpes impacta en el no-muerto... apenas haciendo saltar unas esquirlas de hueso de uno de sus hombros.