El sol aun no se asomaba por el horizonte, aun era temprano, mis primos no se habían levantado. Tenia tiempo para una breve lectura antes de clase. Abrí una pequeña maleta que descansaba en un rincón de la habitación y observe los libros que llenaban hasta el ultimo resquicio. Buscaba uno en concreto. Mi mano se alargo hasta que acaricio el cuero del libro que ansiaba volver a leer. Me senté con parsimonia en mi escritorio y lo abrí por una pagina cualquiera. Pequeñas motas de polvo se elevaron en el aire. Hacia mucho que no tocaba aquel libro, era de los pocos que había rescatado de la colección de mis padres y no había descubierto el verdadero significado de su interior hasta mucho tiempo después de su perdida. Me aparte el flequillo aun húmedo tras la ducha y empecé a leer las primeras frases.

Según iba releyendo las hojas mi memoria se iba refrescando.

El libro hablaba sobre la historia de como criaturas inteligentes, con unas capacidades sobrenaturales prodigiosas habían vivido tiempo atrás junto los hombres. Relataba la gran guerra hacia setecientos sesenta y un años acabada con un enorme cataclismo que había provocado la desaparición de medio mundo. Aun este libro de historia, no podía documentar certeramente que había ocurrido en aquella época. Simplemente el hombre empezó a reinar y nuestro mundo, Gaia, acabo unificado bajo el imperio.

Siempre había pensado que era un cuento mas que un libro que intentaba narrar la historia. El tiempo me había enseñado que las cosas que narraba el libro eran mas veraces de lo que pensé en un primer momento.

Alienas, así es como los humanos han empezado a llamar a las razas que habían empezado a mostrarse poco a poco  de nuevo en nuestra sociedad. Aquellas eran las criaturas inteligentes que según el libro habían convivido con el hombre en el pasado.

Muchas de estas criaturas ardian ahora en deseo de ser libres y tener que dejar de ocultarse, con pensamientos sobre recuperar las tierras que una vez les pertenecieron a sus antepasados. Otras parecían no perseguir ese fin. Mire disimuladamente el panfleto de la academia a la que habia empezado a acudir con mis primos. Había tenido tiempo para leerlo con detenimiento. De una forma u otra buscaba paz y convivencia mutua, parecía querer fomentar el buen trato entre las razas enseñando que el hecho de ser diferentes no los hace enemigos.

Un grito de mis primos me sobresalto. Cuanto tiempo llevaba leyendo absorta en mi mundo de pensamientos. Cerré el libro con prisa mientras salía lista para otro día de clase. - ¡Vamos Remiel!- grite a mi compañera que había aprovechado para alargar su tiempo de descanso sobre la cama.

Una pequeña neblina de polvo permaneció revoloteando sobre el escritorio tras el abrupto cierre del libro, bailando entre los rayos del sol que entraban por la ventana y proclamaban el inicio de un nuevo día.

Ves un cielo plomizo. -Haa... haa... -Corre un ligero viento que ahoga el sonido de unos jadeos provenientes desde tu espalda. Contigo hay un sylvain, de cabello largo, liso y negro y ojos aún más negros. Están espalda con espalda. Lleva una vestimenta típica de los samurai de Lannet, una armadura que cubre su pecho y abdomen, una katana muy gastada y ensangrentada, que emplea para mantenerse en pie apoyandola en el suelo. -Hasta aquí habremos llegado? -Habla mientras intenta recobrar su aliento, su voz refleja lo agotado que está. A tu alrededor ves un millar de criaturas de diferentes tamaños guardando distancia, pero formando un círculo cerrado alrededor de ustedes, todas con intenciones hostiles, equipadas con armas y armaduras, atentas a tus movimientos y los de tu compañero. Solo están ustedes dos. El suelo está poblado de incontables cadáveres, y tanto tú como el sylvain están bañados en sangre. -Mejor que caer bajo este enemigo. Deberíamos acabar esto como guerreros. Y ya... cortar y abrir nuestras barrigas.

-No digas idioteces. -Lo interrumpe una voz igual a la tuya, que proviene de ti mismo. Te levantas, empuñas tu espada, tan desgastada y cubierta de sangre como todo lo que se encuentra ahí. -De pie.
Coges tu espada con ambas manos y te paras listo para continuar. -Si tienes tiempo de planear una muerte bella, por qué no en cambio vivir una vida bella hasta el final?
El sylvain te mira, cierra los ojos y sonríe. Se yergue también.
-Vamos, Zura. -Le dices a él.
-No es Zura. -Te responde y también sostiene con ambas manos y con firmeza su katana. -Es Katsura.

Despiertas.

Al abrir los ojos te encuentras con el techo de tu habitación, y con el sol apenas saliendo. Ves tu despertador que indica las cinco de la mañana con trece minutos.

Estás en el vestíbulo de un palacio, la arquitectura parece oriental, pero tiene algunos detalles que lo hacen exótico de maneras que solo has podido ver en libros, como si fuera salido de un cuento de hadas.
Allí estás de rodillas, agachando la cabeza. No ves lo que hay detrás de ti, pero sientes la presencia de dos soldados que te apuntan con sus espadas. Delante hay un hombre con orejas alargadas, cabello rubio platinado y unos ojos de color azul brillante, un sylvain. Está vestido con ropas caras, una toga que le cubre el cuerpo y una capa de seda que lo envuelve. También lleva una diadema con joyas en su frente y pendientes en sus orejas.
-Sabes que soy misericordioso, pero mi paciencia tiene un límite, Falenas. Eres como un hermano para mí, y hacer esto me duele. -Te habla a ti. -Lo siento, pero debo mantener mi reputación, y deberías agradecerme, porque aún así me estoy arriesgando. -Su voz es pomposa y condescendiente, pero está siendo sincero y sientes que de verdad te aprecia. -Debiste habertelo pensado dos, o tres, o cuatro veces, antes de coquetear con mi hermana.

Notas que te pinchan la espalda, uno de los guardias te ordena que te pongas de pie. Al pararte notas unas cadenas que sujetan tus manos detrás de tu espalda.

-O con mi prima, o con mi otra prima. -Continúa hablando el sylvain.

-Es que están muy buenas. -Le respondes con una sonrisa de lado.

-.... -El sylvain se dirige a los guardias, ya sin ganas de continuar la conversación. -Ya llevenselo, después intentaré hablarle de nuevo. -Espeta algo ofuscado.

...

Despiertas.

Al abrir los ojos te encuentras con el techo de tu habitación y con el sol apenas saliendo que entra por la ventana. Ves tu despertador que indica las cinco de la mañana con dieciséis minutos.

Episodio 2

Son las seis y media. Las miradas semi-dormidas de los hermanos se cruzan en el pasillo, a unos metros de distancia, con la puerta del baño en medio de ellos. El aspecto más sorprendente de esto es ver a Yuri despierto, aunque cabeceando y algo mareado, a esta hora de la mañana.

Al rato aparece Hanako, ya aseada y casi lista. Aún habría que preparar un buen desayuno, en la nevera quedan suministros suficientes.

Mientras algunos se despabilan y otros deciden como organizar la mañana, oyen que alguien llama a la puerta.

---Mssmsdias...- digo medio bostezando  mientras camino a pasos vacilantes hacia el baño para despejarme la cara, cuando salgog tengo mejor aspecto, aunque singularmente cansado, sin decir apenas palabras me siento y comienzo a devorar el desayuno a toda velocidad- Hoy iré  antes a la escuela, tengo que mirar una cosa en la biblioteca y luego tengo que ir a uno de los clubes que todavia no a explotado...

"Vaya, que sueño más extraño" pienso mientras me desperezo y me voy levantando de la cama "No solo lo recuerdo perfectamente, sino que además me ha despertado antes de tiempo... estaré más enfermo de lo que creo?" Esbozo una sonrisa mientras me dirijo a mi mesilla y comienzo a preparar todo para el día de hoy, así como terminar los preparativos que estuve haciendo durante la noche. No me había acostado precisamente temprano, pero estaba más despejado de lo que pensaba. Algo no cuadra, y menos todavía con mi cuerpo.

Buenos días Eth. Hanako...- realizo una pequeña reverencia, todavía acostumbrado a Lanet, aunque aquí esa costumbre no se dé en ningún caso.- Habéis dormido bien?- Soy consciente de que Hanako no notará nada raro, ya que casi no me conoce, pero Ethien fijo que lo está flipando mientras me ve completamente despejado a primera hora y sin la habitual necesidad de tirarse encima mía mientras duermo para conseguir despertarme. Además, ayer me encerré en mi cuarto nada más habíamos llegado a casa. Es cierto que jamás había perdido dos combates en un mismo día, aunque tampoco he ganado alguno jamás ya que nunca me dejaron pelear contra nadie que no fuese un alto rango en el dojo de casa.- Hoy también iré temprano. Ifi-dono me ha invitado a ir temprano al club de kendo, así veré que es lo que me espera... tengo que evolucionar nuestro estilo que parece estar un poco obsoleto en este lugar.- le sonrío cuando escucho que alguien peta a la puerta. Quién puede ser a estas horas de la mañana? Todos hemos madrugado algo más de lo normal y ni siquiera hemos desayunado. Puede que sea el señor Bishop?... Puede ser, pero aún así se me hace algo raro. También puede ser alguien de Tol Rauko; después de todo, ayer no es que nos hayamos cortado mucho en la escuela

Así pues, me dirijo a abrir la puerta, con mi boken fuera de su funda de tela y enfundada en mi cinturón para ser más cómodo de llevar.

Había despertado temprano y ya estaba aseada para cuando mis primos empezaron a hacer ruido. Salí de la habitación totalmente despierta mientras remiel, tumbada en mi hombro y con cara somnolienta intentaba acurrucarse para dormir de nuevo. Nunca le había gustado madrugar y parecía que aquella manía no la iba a cambiar.

Aproveche para prepararme un austero desayuno basado en un par de rebanadas de pan y un poco de leche y me senté en un extremo del sofá a tomármelo. Remiel se dejo caer hasta uno de los cojines cercanos y siguió durmiendo ante mi anonadada mirada. No entendía como podía dormir tanto.

Poco rato después apareció Yuri saludando al cual respondí con un breve asentimiento de cabeza. - A mi también me gustaría ir pronto, ayer no pude ir a ningún club al final.- Comento mientras llaman a la puerta. No llego a levantarme del sofá, pero me inclino para ver quien llamaba a estas horas.

Yuri abre la puerta y en el pasillo se encuentra con una señora mayor, con el cabello gris recogido con un moño y un vestido semiformal. Cubre sus hombros con una chalina y en sus manos trae una botella de sake de ciruela de una marca reconocida en Lannet.

-Buen día. -Tiene voz de fumadora y denota cansancio. -Ayer no pude pasar a saludarlos, y luego cuando tuve tiempo ya estarían en clase.

Junto a ella hay una joven menudita, de aspecto delicado. Trae puesto el uniforme de la academia, su pelo negro brillanta hasta la altura de los hombros y unos ojos amarillos de mirada penetrante, pero tierna a la vez, si es que eso puede ser posible.

-Anda Sita, saluda a los chicos, no son tus compañeros? -La vieja le pone una mano en el hombro y la empuja suavemente para que entre. -Con permiso. -Sin esperar respuesta ambas se meten. -Bonito piso, el mío solo tiene una habitación, pero no es que necesite más tampoco.

-Buenos días. -Cuando la pequeña de no más de metro y medio entra, Ethien y Hanako la reconocen enseguida, se la encontraron la otra noche.

La señora le presenta la botella a Yuri. -Un regalo de bienvenida. Beban con moderación.

Quizá fuese porque había visto a la muchacha el día anterior, o quizá porque llevaba el uniforme de la academia y aun era muy pronto. El caso es que por auto reflejo me levante del sillón y camine hasta la puerta para saludar a aquella señora y a la muchacha que la acompañaba. Parecía que la muchacha se llamaba Sita, juraría que no la había visto en nuestra clase el día anterior,  aunque tampoco llegue a fijarme mucho en mis compañeros, hoy tendría que esforzarme en aprender sus nombres para ejercer bien.

-Encantada.- Respondí mientras me acercaba a ambas y hacia una breve reverencia con la cabeza.- Yo soy Hanako, ellos son Ethien y Yuri.- Dije mientras señalaba respectivamente a mis primos formalizando la presentación. Después de hacerlo la señora presento la botella de sake. Nunca había bebido y, aunque el sabor de ciruela llamaba mi atención no tenia muy claro como actuar. Me mordí el labio inferior ligeramente en un gesto de nerviosismo. Le estaba ofreciendo la botella a Yuri así que espere que el la recepcionara.- Muchas gracias, lo haremos.- Respondí haciendo referencia a su recomendación de beber con moderación. Mientras lo hacia una imagen paso por mi mente. Remiel sosteniendo la botella y derramando el liquido directamente sobre su fogosa garganta. Un escalofrió me recorrió, sería mejor que no la dejara tocar la botella.

-Esto… Sita, es tu nombre ¿no? estábamos casi a punto de ir a la academia ¿Quieres acompañarnos?- No sabia si estaba siendo muy entrometida, pero era lo correcto ¿no? Si vivía cerca podía ser una buena amiga. Dirigí una mirada a la señora que nos había dado la botella. ¿Serian familia? Ahora que lo pensaba la mujer no había dicho su nombre. 

Cuando abro la puerta, una anciana y una jovencita, con el mismo uniforme que nosotros, está en el arco de la puerta. La señora no se presenta en absoluto, pero si presenta a la jovencita. Será su nieta? A saber... Pero estas pasan sin ningún tipo de consideración dentro de nuestro apartamento, sin tan siquiera pedir permiso- Pasen, pasen, no se corten...- Contesto tranquilamente, sin parecer sardónico, pero algo sorprendido de la actitud de estas

- Un placer conocerlas. Viven también en el edificio?- Pregunto mientras voy cerrando la puerta para que nadie más aparezca de la nada. No quiero saber si la gente de aquí no tiene la educación de preguntar en condiciones para autoinvitarse a entrar en un piso. Sobre todo un piso de completos desconocidos. Recojo la botella con una pequeña reverencia, agradecido.- Muchas gracias. intentaré que no le echen el guante a la botella cuando esté despistado... a saber lo que puede pasar si me despisto.- echándole una mirada de reojo a mi hermano, que es el que normalmente la lía siempre que lo dejamos solo. No quiero saber lo que podría hacer si llega a beberse la botella y emborracharse

- Como dice Hanako, nos disponíamos a ir ahora a la academia, después de tomar algo de desayunar. Quieres acompañarnos?- pregunto amablemente a la chica con nuestro uniforme.- Vamos a visitar diferentes clubs ya que ayer no tuvimos ocasió, pero siempre es mejor hacer el recorrido con compañía, no crees?

La señora responde con su nombre a Hanako. -Mélima. -Y camina por la sala, pero no se sienta, sino que se recuesta a una pared y se cruza de brazos. Sita la sigue de cerca y se queda de pie junto a ella, inmóvil.

La pequeña inmediatamente asiente cuando Hanako le propone acompañarlos. -Aún es temprano, el autobús pasará en trece minutos, yendo a pie a la parada estaremos allí en dos y medio, así que no hay prisa. -Tiene una voz muy suave y delicada, y habla sin denotar emoción alguna.

-Seh, en el 102.- Mélima señala hacia abajo con el dedo en respuesta a la pregunta de Yuri. -Hace años que no veía nuevas caras en este cuchitril de viejos. -Diciendo esto observa detenidamente tanto a Ethien como a Yuri. -_{Y vaya qué caras...}
Da unos pasos yendo a la salida, Sita no la sigue. -Hagan lo que tengan que hacer, ya hablaremos en otra ocasión. -Cuando va por el umbral de la puerta les comenta. -Luego de clase pueden darse una vuelta por mi local, está pegado a esto.
Recuerdan que junto al edificio hay un bar, inmediatamente al lado y separado por un callejón angosto. Debe estar refiriéndose a eso, pues al otro lado hay otro edificio de apartamentos, aunque más bien sería por el letrero en el ventanal del mismo que dice "Licores Nocturnos Mélima". -Justo ahora acabo de cerrar y me estoy muriendo de sueño, así que nos vemos.

Se va.

Sita queda allí mirándolos, sosteniendo el bolso de la escuela con ambas manitos delante suyo.

Asentí al escuchar el nombre de la mujer con la cabeza. La muchacha parecía tener bastante claro el horario del bus. ¿Estaría en segundo año? Escuche en silencio como hablaba la mujer mayor hasta el punto que hizo un comentario respecto las caras en voz baja, no me había mirado pero podía haberse referido a mi indirectamente. Me tape inconscientemente el rostro con el flequillo aun ligeramente humedecido. Cuando la mujer se marcho deje escapar un ligero suspiro. Antes de que lo acabara una voz sonó detrás mía bajito.

_{-Esa frase sobro ¿verdad?.}

No puede si no asustarme ante tan espontanea aparición dejando escapar un ligero gritillo. Los años que llevaba Remiel conmigo habían conseguido que ambas supiéramos si algo le afectaba a la otra. Remiel había aparecido revoloteando detrás mía y finalmente se sentó en mi hombro con cara aburrida mientras se encogía de hombros ante la mirada de mis primos y Sita.- Con tanto escandalo no había quien durmiese.-  Probablemente todos pensarían que Remiel, en un ataque de aburrimiento se había dedicado a acercarse a mi para asustarme, aunque realmente aquello había desecho algunos de los nervios que tenia. Muchas veces tenia envidia de la manera despreocupada que tenia Rem de actuar.

Bueno, cuando estéis listos podemos marchar.- Comente intentando calmarme tras el susto que me había llevado. Realmente quería llegar al bus para iniciar una breve lectura durante el trayecto.

¿Qué? ¿Sin desayunar?.- Pregunto en voz alta Remiel mientras se levantaba de mi hombro y se colocaba delante de mí.

Puse los ojos ligeramente en blanco mientras señalaba la mesa donde hacia un momento había estado desayunando.- Tienes tostadas allí, aunque ya se habrán quedado frías dormilona.- No había acabado de hablar cuando Remiel ya había salido revoloteando hacia el desayuno.

La aparición de las dos muchachas hizo que me parase en seco poniendome en tensión, de hecho, apenas me acerqué a las dos recien llegadas con cierta cautela y aunque finalmente solo quedó una no mejoraba la situación ya que al parecer, iba a acompañarnos a la escuela....

---Esto...¿sabeis? Quizas vaya en el proximo autobus... esto de madrugar más de la cuenta me deja muerto...así que bueno.... iré en el siguiente ¿vale?- digo mientras comienzo a alejarme del trio.

"Así que esta anciana es Mélima, de la 102..." pienso mientras cierro la puerta tras ella y vuelvo a la cocina para seguir con mi desayuno "tendré que estar con los sentidos bien afinados"

Después de coger unas cuantas tostadas así como un poco de zumo me fijo en que Sita está quieta, observándonos... "Será vergonzosa o estará simplemente viéndonos para ver como somos?" Sita. No te cortes y coge lo que quieras, como si estuvieses en tu casa.- le comento con una sonrisa.- No vamos a tardar mucho en irnos, pero tampoco somos los que seguimos el reloj tan a rajatabla.- Despues voy a la habitación a coger mi maletín, así como la funda de mi boken para no ir con él al aire. Mientras vuelvo de esta escucho el comentario de Ethien y una sonrisa malévola sale de mi rostro, abrazando a mi hermano por el hombro, como quien no quiere la cosa.- Venga Eth. Prometiste acompañarme al club de kendo y después ir yo por los tuyos, verdad? No irás a faltar a la palabra de tu hermano mayor... _{Por 2 minutos, pero pienso aprovecharlo todo lo pueda.} Venga. Coge tus cosas y para la calle!!

Mi respuesta es un gruñido y una mirada llena de antipatia hacia mi hermano.

---A estas horas el bus irá a tope de personas y paso un poco de ir apretado hasta bajarme de la escuela,entre otras cosas...-digo dirigiendole una mirada significativa a Yuri

---Y te recuerdo que es una chica...ya sabes mi problema con las mujeres ¿o acaso tengo que recordartelo?

De pronto a Yuri le empiezan a sangrar los ojos, la nariz y los oídos, suelta inmediatamente a su hermano, emite un alarido agarrándose la cabeza y cae al suelo convulsionando.

La joven habla de nuevo con su voz suave y tono inexpresivo, pero que a su vez denota respeto hacia ustedes. -No se preocupe, señor Ethien, su maldición no se verá desencadenada por entrar en contacto conmigo. -Sita da unos pasitos hacia el chico y antes de que él pudiera reaccionar coloca su mano en el pecho de él. Y no ocurre nada.

-Le agradezco mucho, señor Yuri. -Hace una delicada reverencia en respuesta al ofrecimiento del otro hermano, retirando la mano del cuerpo de Ethien. Sin embargo Yuri ya está en el suelo echando espuma por la boca y con los ojos en blanco y por lo tanto no puede oírle. -La comida no me es menester.

Remiel aparece con la boca llena de pan. -No habías dicho trece minutos tú? Hay que darse prisa o estos no llegarán a tiempo. -Revolotea hasta la mesa para agarrar otra tostada y regresa hasta Hanako. -Hana, vas a ir temprano tú también? -Los bocados que se mete le inflan abundante sus mofletes.

No puedo mas que asustarme cuando vea como a Yuri empieza a sangrar.  Abro los ojos asombrada cuando empieza a echar espuma y cae al suelo. No conocía lo suficiente a mis primos para saber si alguno de ellos tenia alguna clase de enfermedad pero aquello no era normal. Parecía que esa mañana no ganaba para sustos

Corrí a su lado y le levántela cabeza del suelo. ¿Estaba sufriendo un brote psicótico? Había escuchado que eran parecidos a eso y que no había que dejar que el afectado se tragase la lengua. Con cierto esfuerzo hice que pusiera la espalda erguida con respecto al suelo.- Pero ayudarme! ¿No veis que le pasa algo?- Tanto Sita como Ethien no parecían asombrados, es mas la primera tenia puesta una mano en el pecho de Ethien. Si no fuera por las palabras que menciona sobre una maldición esa pose habría adquirido un significado distinto.

Deje de prestar atención a ambos -Yuri, Yuri. ¿Estas bien?- Dije mientras bamboleaba ligeramente por los hombros a mi primo. El cual parecía que volvía un poco en si. En ese momento Remiel llego volando.- No se si Yuri esta en condiciones Remiel, eso no parecía normal.- Dije mientras sacaba un pañuelo del bolsillo y le empezaba a limpiar la sangre de la cara.- ¿Quieres que te acompañe a un hospital o algo?