Partida Rol por web

Marcus fue el primero que avanzó...

¿Me permites, Selena? - dije sujetándole de una mano.

Hice una inclinación de cabeza...

Empecé a moverme a paso normal, siguiendo el ritmo de la música que sonaba...

Es bonita, ¿no?...Ups, perdonad - les dije a la pareja de al lado cuando les pisé sin querer.

Tranquila, mon cherry...

Susurro al oído de Diana cuando veo todo su nerviosismo. Entonces suena la música y la sonrisa se amplía en mis labios.

¿Lo intentamos? ¿Mostramos la presteza milenaria de los no muertos?

Le guiño un ojo y me dispongo a comenzar el baile con ella.

Y no te preocupes... todos saben que ha sido un accidente. Alza tu mentón y muéstrate orgullosa.

Le levanto el mentón con los dedos para que me mire a los ojos y sonrío mostrando mis colmillos.

Y bailo, con los ojos entornados, dejándome llevar por la música. Sin ser un genio, al menos no le piso...

Culpa nuestra.

Le digo a Marcus.*

Arthur siguió la mirada reprobatoria de Sam, sonriéndose. ¿Acaso percibía cierta envidia en su compañera?, quizá. En cualquier caso le divertía pensar en ello como una faceta más humana de la chica.
Cuando el tema musical cambió y el volumen fue "in crescendo" el chico alzó la mirada. Aquella melodía denotaba elegancia y clase. Era perfecta.
Con una sonrisa cortés se inclinó de nuevo frente a su compañer, aesta vez con un poco más de teatralidad, y tendió su mano.

-¿Me concederéis este baile? -inquirió antes de acompañarla hacia el centro de la sala.

Aunque su expresión confada exhibía seguridad en su interior Arthur estaba bastante nervioso. Jamás antes había bailado y no esperaba hacer grandes progresos por arte de magia... desconocía cualquier posible hechizo que le fuese de ayuda.
Para evitar hacer el ridículo y dejar mal a su pareja procuraba realizar pequeños pasos, evitando los giros y piruetas de diversa índole... pero aún así no pudo evitar desacompasarse con Sam y pisarla en más de una ocasión.

-Perdona... -masculló con el gesto un poco más tenso-... esto no es para mi.

-Hola Sara -dije cuando llegaron ambas- tu vestido es muy bonito y original -dije sonriendo. Entonces apareció la profesora Lovegood y dijo que comenzaba el baile. Sin dudarlo un momento puse una mano en el hombro de Nikolay y otra en el hombro de  Sara- ¿No tenéis pareja, verdad? -pregunté- Pues ahora sí.

Y tras emparejar de forma espontánea a Sara y Niko, sin saber si tenían pareja o no, cogí a Daphne de la mano y me dirigí hacia donde teníamos que ponernos a bailar.

Cogí a Daphne como mi madre me enseñó y comencé a intentar seguir el ritmo, pero mis pies decidieron que ellos seguían otro ritmo, cada uno un ritmo diferente, lo que hizo que al final me dirigiera hacia Daphne...

- Yo...- miré a la chica llamada Sara y rojo como un tomate, me incline para disculparme.-Perdoname, Sara, pero tengo una pareja... le debo el primer baile, pero si sigues libre después sera un placer bailar contigo- intentó sonreír lo mejor que pudo sin que se notara la vergüenza y el miedo a que la chica se sintiera mal y girándose, fue en busca de Eli, aunque a saber si ella ya había decidido tener otra pareja. Al encontrarla, le tendió la mano como practicaba con su hermana, colocando una detrás e inclinando la cintura.

- ¿Me concede este baile?- sonrió algo mas tranquilo, al fin y al cabo, ahora tenía algo más de relación con las chicas de Griffindor, pero en su voz se notaba aún el temblor de la vergüenza y el leve miedo que tenía por las mujeres. Tomandole la mano la guió... bueno ella le guió y comenzaron a bailar, aunque se decía que el chico llevaba el ritmo. Recordando las bases que practicaba con su hermana, Niko comenzó a moverse de manera suelta, y perdiendo algo de aquel temor incluso arriesgándose a hacer algún paso extra oficial, como separarse de ella agarrándola solo de la mano y dando un leve tirón para que volviese de nuevo a él.

Daphne se sintió profundamente decepcionada con la actitud de Nikolay, pues éste había dejado claro que Sara, su dulce y agradable amiga, era un segundo plato. Amon tiró de ella y la niña deseó que alguien se vengara de esa afrenta. Una lección kármica que se dice, aunque por lo visto, la lección kármica se la llevó ella por tener esos pensamientos pues, pese a avisar a Amon de que no sabía bailar, éste creyó que si se le tiraba encima como en una de esas películas muggles de los ochenta al estilo Dirty Dancing ella le levantaría en vilo y girarían en armonía.

Craso error.

No solo no podría levantarle,sino que no previó que Amon se abalanzara sobre ella asíque ambos cayeron al suelo y rodaron por éste, al principio soltando grititos y al final, animados por el baile de la croqueta, rodando entre risas como si de un juego se tratara.

Diana vio como Noah se acercó a por ella, era la hora del baile.

- Gracias por tus palabras Colin- le dedicó una cálida sonrisa y se puso en pie- luego nos vemos- le dijo a su amigo de Ravenclaf y se fue con Noah.

Cuando Noah le habló, el último resquicio de culpabilidad se le esfumó y volvió a interpretar su papel de vampira... aunque eso de mostrarse orgullosa no se le daba bien, pues no podía parar de asombrarse por los adornos, los disfraces y lo bien que bailaban las demás parejas.

Diana no tenía ni idea de como bailar, es más nunca se le había dado bien y encima iba con un vestido largo que hacía que de vez en cuando se lo pisara... pero lo peor es que el pie de Noah tenía la mala costumbre de ponerse debajo del suyo...

- Ups... lo siento... vaya... otra vez... como bailarina no me ganaba yo la vida...- entonces Noah, que bailaba mejor que ella chocó con Marcus, pero el muchacho no pareció molestarse. Y siquieron bailando tratando de dejarse llevar por la música, Noah con elegancia y Diana como podía, propinando algún que otro pisotón extra a su compañero.

¿Me permites, Selena?

-Claro, vamos a ello. Respondió animada la jovencita.

La Ravenclaw escuchó la canción y pronto reconoció las pautas que seguía y el ritmo.

Aun con los nervios, la pequeña parecía cogerle el tranquillo al asunto. Entre eso y ver que otras parejas estaban teniendo dificultades para mantenerse en pie, acabó relajando a Selena.

-Sí, la verdad es que no está mal para bailar. Dijo después del pequeño choque con los Gryffindor con los que se disculpó amablemente.

Gwen tras beber un poco de una extraña bebida color azul utilizando una pajita, para que el maquillaje no se le estropease. Escuchó el anuncio de la profesora y vio al resto de los alumnos de Hogwars encaminarse hacia el centro para bailar. De buena gana se hubiera quedado sentada en una de las sillas y se habría quedado allí, examinando con ojo crítico como más de uno pisaba a su pareja o se chocaba con otros... pero al ver a Selena bailando con Marcus, decidió que si la empollona de Ravenclaf podía, ella no iba a ser menos, así que cogió del brazo a Perry y se fue a bailar con el resto.

- Venga Perry, a ver que tal se nos da... bueno, parece que no va mal- Gwen no sabía bailar, pero descubrió que si se fijaba en otros, trataba de imitarlos y se dejaba llevar por la música... podía defenderse. Al menos no le había propinado ningún pisotón a su compañero.

Perry no sabía si era porque la infección zombie empezaba a hacer mella en él o si estaba nervioso por bailar con Gwen delante de todos, pero comenzó el baile estando un poco rígido. Tras unos segundo logró recomponerse y todo fue perfecto.

- No va nada mal, no- Perry torció el cuello mirando a los que se chocaban con ellos- Son los demás los que se chocan con nosotros no nosotros con ellos ¿no? jajaja. Para ser una zonbie y un proyecto de zombie no se nos da mal.

Ahora les tocaba bailar a los que tenían pareja. Le hice un movimiento asintiendo con la cabeza a Diana. Pues bueno.. a esperar y mirar cómo lo pasan en grande.

Sam sonrió ante la petición de Arthur y le siguió hasta el centro de la pista. Dejó que él pusiera su mano en su cadera al tiempo que ella apoyaba su mano en su hombro. Se cogieron de la mano y empezaron el baile.

Pero Sam enseguida mostró gestos de dolor. Arthur no sabía llevarla, estaba claro que no le habían enseñado a bailar y eso, a la niña, pues le turbaba en su danza. El chico le pisó varias veces y Sam, a modo de respuesta, también le pisaba. Adrede, por su puesto.

Creo que no somos buenos bailarines dijo. Pero al segundo Amon pasó con su amiguita de Huffelpuff rodando por el suelo. Aunque no somos los peores, está claro.

Estaba totalmente avergonzada. Nikolay me había rechazado. ¡Y ni siquiera le había pedido que fuera mi pareja! Noté como mi cara empezó a ponerse roja en el momento en que el niño se daba la vuelta. Me toqué la mejilla y sentí que ardía. Sulfurada, miré a todas partes, buscando un lugar para esconderme y deseando que nadie nos hubiera visto ni escuchado. Empecé a dar pasos hacia atrás cuando vi el desastre: Daphne y Amon se habían caído al suelo y, en su intento por levantarse, no dejaban de rodar.

¡Dios mío! dije y me llevé las manos a la boca para silenciarme. Decidida a ayudarles a que no hicieran más el ridículo, salí corriendo hasta ellos. Llegué y cogí un brazo de Daphne... Que me arrastró. Caí sobre ambos y rodé con ellos, haciendo que en cada vuelta el brillo de mi túnica fuera diferente.

Tomaba un trago mientras veía a todos bailar. Bueno al menos lo intentaban. Entonces de repente Amon y la niña con la que habla comenzaron a rodar. Una sonrisa se dibujo en mi rostro. Era muy divertido la forma como se movían, pero lo mejor fue después la niña de brillantes colores fue a ayudarlos y termino dando vueltas con todos. Haciendo que los colores iluminaran el techo y las paredes.

Me acerco a los caídos y les tiendo la mano para ayudarles a levantarse. Al hacerlo me doy cuenta de cuanto me ha llamado la atención el vestido de la niña de colores, con toda la cortesía que me han enseñado le pregunto. ¿Bailarias con migo? Mientras extiendo mi mano.

No paraba de reírme. Estaba haciendo el ridículo y no podía evitarlo, pero me lo estaba pasando mejor que esos que estaban bailando de forma normal. Entonces Sara apareció y se unió a nosotros. Ya está, con esto había valido la pena la fiesta. Entonces llegó Cassius y nos tendió la mano para levantarnos- Gra... -iba a decir; pero antes le pidió a Sara bailar, así que decidí levantarme por mi cuenta y, aún riendo, tendí la mano y levanté a Daphne- No prometemos como bailarines, ¿eh? -dije aún entre risas, mientras esperaba a ver que pasaba con Sara y Cassius

Daphne se incorporó con la ropa torcida y el pelo ligeramente alborotado.
-No, desde luego no-admitió sonriendo alborozada por las risas compartidas. Con mucho cuidado se alisó la túnica azulada y se arregló el cabello color miel mientras le decía algo en voz baja a Amon, aleteando los labios junto al oído de éste.

-Mándale besitos a Sara, que ella decía que nos ibamos a besuquear

Tenía la pierna aprisionada entre los cuerpos de Amon y Daphne cuando dejamos de girar. No sabía si reír o llorar, pero la risa de Amon me decantó por imitarle. Ambos se apartaron e iba a levantarme cuando apareció Cassius cual caballero salvador. Le miré directamente a los ojos.

Vaya, que apuesto y qué color tan bonito... pensé mientras me tendía la mano para ayudar a levantarme. Al escuchar su pregunta, me sonrojé de nuevo y desvié la mirada.

Va-vale... susurré. Recordé las palabras de las monjas.

"Cuando bailes con un niño, no permitas que baje la mano más allá de la cadera y tu pon su mano en el hombro. Entre los dos tiene que haber espacio suficiente para que el Espíritu Santo entre. Deja que él te lleve, pero estate atenta porque los hombres a veces se equivocan"

Me repetí las palabras varias veces mientras tomaba posición. Miré de nuevo a los ojos a Cassius y le sonreí, esperando que él tomara la iniciativa.

En un principio pensé que lo que había usado para cambiarme la ropa estropeada por la cría de diana sería un problema demasiado serio. Después de todo tenia la pinta de un muerto viviente. Pero la pequeña niña de colores se lo tomo bastante bien. De hecho casi podría decir que le gustaba como había quedado. Soy una serpiente es natural. 

En casa mi abuela se esmeraba en mi enseñanza y los bailes de salón eran parte del programa con lo que soy un gran bailarín y confiado le pedí la canción a sara.

Como toda una señorita bien educada sara posa sus manos de forma que quedemos a una distancia adecuada el uno del otro. Parece que también le han enseñado bien. Todo estaba perfecto pero lentamente mi confianza se vio minada. El estúpido disfraz me impedía moverme como lo sé hacer. 

Gracias a lo muy bien que se me da el baile pude llevar la canción de forma aceptable para los estándares de las serpientes pero bueno/muy bueno para los demás. Sara por otro lado era una experta bailarina. 

Rememorando mis días en casa logro sacar toda la educación y encanto que me ha sido transmitida en casa para hablar con sara. Bailas muy bien. Digo mientras damos vueltas. ¿Cuando este sin este disfraz me darias una segunda oportunidad para resarcir estos movimientos?