Ese día a Sam no le apetecía moverse de la cama, y dejó que sus compañeras se fueran una a una mientras ella seguía tumbada. Le hubiese gustado tirar a Negro sobre la cara de Asterope, pero optó por no molestar a su mascota, que también dormía bajo las sábanas. Cuando todas se fueron, Sam se sentó, poniendo las almohadas apoyadas en la pared para no hacerse daño. Su gato no tardó en salir y sentarse a su lado. Ambos se miraron detenidamente, como leyéndose las mentes, hasta que Sam decidió que era el momento de acudir a clase. Le tocaba Duelo, y esa asignatura le llamaba mucho la atención, no como la de Criaturas Mágicas.

Pasó un buen rato hasta que la muchacha estuvo limpia y preparada. Guardó la varita en la manga y salió del dormitorio.

Li entra en los dormitorios directamente, deja sus ropas de abrigo en la cama mientras coge una muda y el pijama para encaminarse entonces a la ducha, se da una larga ducha de agua bien caliente ya que hacia demasiado frio para ella en el exterior y necesitaba calentarse. Una vez con el pijama se va a la cama y se pone a leer el libro que habia cogido en la biblioteca el otro dia acostada y tapada hasta las cejas hasta quedarse dormida

Ludmila entro en el dormitorio, y luego se dirigió al salón de bano, llevando a cabo su rutina habitual. Salió aseada y con el pelo brillante, y se sentó en la cama mirando a la nada, mientras pensaba...

Sam entró en la habitación y se fue al baño. Una vez aseada y cambiada, se metió en la cama, donde su gato ya estaba esperándola.

Buenas noches

Kendra se aseo, se cambio y se metio en la cama. Habia sido un dia largo y estaba cansada.

Cuando llegó, todas estaban ya dormidas. Normal, con las horas que eran. Con mucho cuidado y silencio, Asterope dejó las cosas sobre la silla y se fue al baño. Nada más cerrar la puerta, estornudó. Esperaba que no la hubiera escuchado nadie. Se aseó y se puso rápidamente su camisón, que a pesar de ser largo no abrigaba tanto como a ella le hubiera gustado, con el frío que hacía.

Comprobó que su capa se había ensuciado aún más en el tiempo que había pasado en los terrenos, lo cual le hizo pensar que, probablemente, había paseado esa mancha de los jardines a la mesa de Hufflepuff y de la mesa de Hufflepuff al dormitorio. Esperaba que no la hubiera visto demasiada gente.

Volvió a estornudar dos veces seguidas antes de salir. Cielos... espero no estar resfriándome. Lo que necesitaba. Cogió papel higiénico para sonarse la nariz y aprovisionarse para la noche, por si acaso.

Cuando salió, se metió al calorcito de la cama y se puso al lío. Tenía que repasar esa redacción ya, añadir cosas nuevas, así que sacó lo que llevaba escrito y el libro en galés que había sacado de la biblioteca. A pesar de las horas que eran, Asterope consiguió mantenerse despierta y concentrada hasta que hubo acabado.

Tras recoger todo lo que tenía sobre la cama, se tumbó y se tapó hasta arriba con las mantas. Agarraba con la mano un montón de papel higiénico, pues parecía que, poco a poco, se le iba taponando la nariz. Esperaba poder descansar.

Li se despierta por la mañana temprano, hace bastante frio en la habitaicon y no tiene apenas ganas de salir de la cama, es cuando se da con el libro que habia estado leyendo por la noche en la cara que decide finalmente levantarse, mientras se levanta algo adormilada aun recuerda que hoy tenia vuelo, una de las clases que mas le gustaban, sin embargo, hacia mucho frio para eso, asi que decide abrigarse aun mas que el dia anterior.

Tras asearse Li se pone dos camisetas interiores, un gersey y la tunica, ademas de calentadores encima de los calcetines y de los guantes, un gorro de lana que le cale bien y practicamente le tape media cara, ademas de una bufanda bien gruesa que le tape la garganta, dispuesta para salir al exterior sale direccion al comedor para desayunar

La niña estaba de brazos cruzados, con el camisón y la bata puestos y cara de enfado. Ante ella, un chico mayor angustiado la miraba suplicante. La cría repetía:- No, tienes que decírselo. Tienes que contárselo. Cuéntaselo ya. ¡Díselo, vamos!

El chico se agarraba la cabeza, como si dentro de ella se estuviera librando una cruenta batalla-. ¡¿Qué les digo?!

La niña lo miró y dulcificó sus palabras–. Pues que eres un vampiro –contestó, dándole unas palmaditas en la cabeza-. Todos lo saben menos ellas. Viven engañadas, pensando que cuando celebréis su cumpleaños comerás del pastel. Pero no podrás comer pastel porque solo puedes alimentarte de sangre. ¡No puedes comer pastel! ¿Te das cuenta? ¿Sabes lo que significaría para ellas? Que tendrán más pastel para cada una, sí. Pero quieren compartirlo contigo... ¡Y solo puedes beber sangre!

El chico pareció caer en la cuenta de algo-. Puedo beber la tuya y así no me obligarás a contárselo.

Tenía rostro triunfante, pero la niña respondió, esta vez exasperada-. No puedes beber la mía, ¿no ves que soy una serpiente? Tengo sangre fría y los vampiros solo podéis tomar sangre caliente. Pensaba que eres listo, (...) –Pronunció su nombre, inaudible. Y, tras eso, estornudó. Y volvió a estornudar. Y una tercera vez.

- ¿Ves? Es tan fría, que vivo en un catarro constante. Y no te obligo, te aconsejo. Porque ahora somos familia. Soy hermana de (...) por parte de varita rota. Es mi deber cuidar de ella y, por extensión, de (...) -Por alguna razón, cada vez que decía un nombre, le quitaban el volumen y no se escuchaba-. Y que en su cumpleaños todo vaya...

Asterope salió de repente del sueño. Le estaba picando muchísimo la nariz y su cuerpo había decidido sacar inmediatamente a su mente del mundo onírico en el que se encontraba.

Se levantó con los ojos llorosos y moqueo. Alargó la mano hasta su mesa, llena de pañuelos que había usado por la noche. Llevaba unos días con un resfriado espantoso y cada dos por tres se despertaba porque no respiraba bien o porque le picaba la garganta o por cualquier otra consecuencia del virus que había pillado.

Unos segundos después, estornudaba en el pañuelo. Los tiró todos a la papelera y sacó un paquete nuevo. Salió de la cama justo cuando se cerró la puerta del dormitorio. Alguna de sus compañeras ya se habría despertado. Fue al baño a darse una ducha caliente que le abriera las fosas nasales.

Una vez preparada, cogió la mochila y bajó a la sala común.

La rubia se levantó de la cama y se dirigió con cierta premura al cuarto de baño. Unos minutos después estaba perfectamente alistada con su trenza formada a la perfección. Terminó de enumerar mentalmente las cosas que haría en el día mientras continuaba con los preparativos. 

Antes de salir, chequeó que ninguna estuviera dormida y se dirigió fuera. 

Sam abrió los ojos de pronto, al tiempo que se incorporaba y se quedaba sentada en la cama. Vio cómo alguna de sus compañeras ya se había levantado, otras ni se habían molestado. Pero ella no sería la que las despertara.

La muchacha entró en el baño mientras su gato se lavaba tranquilamente. Terminó en el baño y salió metiendose un colgante bajo la ropa y el cepillo en una mano. Cogió su mochila, cargada de libros, y salió del dormitorio.

Kendra se levantó poco despues de Sam, mirando a su alrededor, algo descolocada. No se habia dormido por poco. Rapidamente se ducho y se vistio y, rapidamente, se dirigio hacia la sala comun.