Partida Rol por web

Se desperezó y salió de la cama. Realizó su ritual diario en el baño, y como siempre, salió impecablemente peinada y vestida con el uniforme del colegio. Tomó sus cosas sin hacer demasiado ruido. Vio que Sam se movía en su cama, y notó que pronto despertaría. 

Y salió del dormitorio pensando en las clases del día. 

Asterope entró en el dormitorio. Se quedó parada por la sorpresa antes de cerrar la puerta, pues vio que Sam seguía en la cama. ¿La despierto o la dejo dormir? Decidió que lo mejor era dejarla en paz. Al fin y al cabo, no tenía nada de confianza con ella como para perturbarle el sueño. Y, si no iba a clase, era problema suyo. Bueno, de Slytherin también. Claramente es cosa de familia esto. Aun así, no pensaba decirle nada. Con esa niña no quería meterse.

Sin hacer mucho ruido, cerró la puerta y se acercó a su baúl. Aprovechó para dejar el libro de DCAM, ya que no lo iba a necesitar más y así se quitaba un peso. En el fondo estaba la Nimbus 2001. Se notaba que era vieja: La pintura negra estaba algo descolorida; tenía alguna ramita suelta; y había perdido brillo. Sin embargo, la pequeña apenas había tenido problemas con ella cuando volaba. Quizás no iba tan suelta como al principio y le costaba un poco arrancar, pero, por lo demás, estaba casi como nueva. El Sr. Bletchley había sabido conservarla perfectamente. Creo que el abuelo me dijo que el Sr. Lucius Malfoy se la regaló; una a cada miembro del equipo, si mal no recuerdo. Asterope había escuchado a los de segundo que había un Malfoy entre el profesorado. ¿Sería ese mismo, su hijo, su nieto? No se había enterado del nombre, así que no sabía quién era.

Cogió la escoba y salió de vuelta a la sala común.

Kendra entro en la habitacion de las chicas, escuchando a Anthony decir estupideces de fondo. Negó, notando como la ira se iba apoderando de ella. Sin embargo, cogio aire, dejandolo escapar lentamente. No, ella no era asi. No caeria tan bajo como el.

Patético. Eres patético.

La chica acabo por coger su escoba nueva y volvio trotando hacia el exterior, hacia la sala comun. No queria hacer esperar a sus amigos. Y aun tenian cosas de que hablar. Cosas importantes de verdad.

Ludmila entró a la habitación, tomó la escoba y decidió descender rápidamente a la sala común, mientras que emitía un suspiro por lo bajo.

Sam estaba sentada en la cama. Sabía que no había ido a clase, pero el sueño que había tenido le había perturbado ligeramente. Acurrucado entre sus piernas, estaba Negro, y ella le acariciaba de manera inconsciente.

Creo que es la hora... murmuró, preguntándose cómo lo tendría que hacer.

Se levantó de la cama y se fue al baño. Una ducha relajada y tranquila la vino bien, así que salió con su sonrisa perversa y empezó a vestirse.

Una vez que estuvo lista, acarició de nuevo a su gato, que parecía que asintió. Sam salió del dormitorio.

Nada más entrar en la habitación, Asterope guardó corriendo su Nimbus en el baúl. Estaba muy orgullosa de su escoba, de cómo había dado lo mejor de sí misma durante la clase, a pesar de ser una "ancianita". Se giró hacia Kendra, pues tenía ganas de preguntarle algo desde la hora de comer:

-Oye, ahora que estamos tú y yo solas. Le dijiste antes a Cassius que Ithan y tú no sois novios. Yo pensaba que os gustabais y estabais juntos –No es que Asterope fuera una cotilla. Nada más lejos de la realidad. Pero le había sorprendido la respuesta que Kendra dio al chico de segundo y pensaba ahora que quizás había malinterpretado lo que su amiga le había contado. 

Mientras se quitaba el uniforme del colegio para ponerse algo más cómodo, seguía hablando a través de las cortinas-. Por cierto, muchas gracias por tu ayuda con Linc. Y dáselas a Ithan de mi parte también. No sé de qué habrán hablado, pero el señorito Siral está súper tranquilo ahora –Habían pasado una mañana estupenda y ya casi ni recordaba el motivo de su discusión. Bueno, sí lo recordaba. Pero estaba a un par de risas más para olvidarlo-. Le daría yo las gracias en persona, pero es que después de cenar me vendré directamente al dormitorio, ¿sabes? –Había terminado de cambiarse. Abrió la cortina. Llevaba unos vaqueros y un jersey de punto. Se sentó en la cama para ponerse las zapatillas-. No me apetece mucho ir allí. Pero a la siguiente me apunto, ¿eh?

Una vez estuvieron las dos listas, volvieron a bajar a la sala común.

Kendra se giró hacia Asterope una vez entro en la habitacion, sorprendida por aquella pregunta. Con tranquilidad, dejó la escoba en su sitio y también comenzo a cambiarse de ropa, eligiendo algo negro y discreto que no la hiciera destacar en la oscuridad- Bueno... es... complicado, creo. O no. No sé. - comenzó a decir, algo perdida- El me dijo que yo le gustaba y yo le dije que el a mi tambien y desde entonces pasamos mucho tiempo juntos y es amable y atento y siempre está pendiente de mi... Y si, por un lado es como si fuera mi novio, pero... no me lo ha pedido aún, no sé si me explico.. - dijo, no demasiado habil con todo aquello de los sentimientos.

-No se, somos muy pequeños, despues de todo... A lo mejor no está seguro, o prefiere esperar... o a lo mejor no quiere novias ahora... No sé. - añadio, encogiéndose de hombros, con una diminuta sonrisa, dando a entender que por ella estaria más que encantada de serlo- La verdad es que me da vergüenza sacarle el tema... Y le dije eso a Cassius porque no quiero que llegue a oidos de Ithan y piense que voy por ahi diciendo cosas, ya sabes...

Termino entonces de cambiarse, y se disponia a volver a bajar cuando Asterope le dijo que no iria con ellos - ¿A cenar tampoco? Recuerda que dijimos de comer cerca de alli... - le recordó, con una media sonrisa- No te preocupes, no pasa nada. La proxima vez sera. Y no tienes que agradecer nada. Para eso estan los amigos, ¿no? - le dijo, ensanchando su sonrisa, sincera.

Acto seguido, cogio su bolsa, ya vacia de libros, y metio a Socrates en ella, despues de "saludarlo".

-Anda, vamos... -añadio, agarrando la puerta, para salir acto despues en direccion a la mesa comun.

Asterope entró en la habitación con aire satisfecho y una sonrisa en la cara. Había sido un día casi redondo. Esperaba que hubiera muchos más como ese. Cogió su camisón y entró al baño. Se cambió, lavó los dientes, cepilló el pelo y volvió al dormitorio, donde se tumbó de un salto en la cama. Estuvo boca abajo un par de minutos, pensando en lo bien que le habían salido las cosas. Excepto por el tiempo que había perdido con el trabajo de criaturas mágicas.

La pena era no poder pasar ese rato libre con sus amigos, pero ella no quería meterse en líos. Y, era extraño, pero hacía casi un mes que le medio prometió a cierto chico que no entraría nunca en aquel lugar. Y, a pesar del mal rato que había pasado con él y del miedo que le tuvo a esa persona durante un tiempo, se había tomado su "promesa" en serio: No iría a menos que le dieran una buena razón para ello.

Tras reflexionar sobre todo esto, se levantó y cogió su mochila. Quizás podría intentar avanzar un poco con el trabajo. Estaba cansada, pero aún no tenía sueño. Así que sacó su libro de texto y lo abrió por la página correspondiente:

"Los ciempiés monstruosos viven en la tierra húmeda, bajo las piedras y en los árboles, principalmente. Aunque tienen un aspecto inofensivo, su veneno puede llegar a ser mortal. Además, son muy rápidos y escurridizos. Si uno se fija, puede verles una especie de pinzas en la boca con las que muerden a sus víctimas. Se alimentan sobre todo de sangre o savia. Los más pequeños pueden comer hojas, hierba o insectos diminutos; los más grandes añaden a su dieta corteza de árbol e insectos de mayor tamaño."

Estuvo tomando notas un rato, hasta que se hartó de escribir. Guardó sus útiles de trabajo y sacó la novela de Willipin el Leprechaun, "El caso del núcleo de pelo de unicornio". No había terminado la segunda página cuando ya estaba enganchada a él. Tras el tercer capítulo, no podía creer lo que leía. ¿Pero cómo va a poder resolver el misterio? ¡Si no hay rastro mágico en la escena del crimen! ¿Y qué me dices de lo del pelo de unicornio? ¿Es posible que pertenezca a la varita de la señora de la casa? Tiene que serlo, no puede ser del elfo Frisky, ¿no? ¡Qué emocionante está esto!

Continuó leyendo y leyendo hasta que, tras acabar el capítulo 10 ("Willipin sigue las pezuñas del centauro"), los párpados comenzaron a cerrarse. Dejó la novela en su mesita y se tapó con las mantas, acurrucándose en la cama, hasta quedarse dormida unos 15 segundos después.

Sam entró en su cuarto y Negro salió disparado al lado del baúl. Era la hora de la cena. La niña abrí la tapa y el gato saltó dentro.

Empezó a cambiarse y se puso el camisón antes de ir al baño. Se lavó los dientes y se cepilló el pelo. Cuando salió, Negro estaba sobre su cama lamiendose la pata y pasándosela por la cara. Sam cerró el baúl y se tumbó en la cama. Ya era hora de dormir.

-¡Aste! ¡No te lo vas a...! - pero Asterope estaba profundamente dormida.

Kendra se obligo a guardar silencio entonces, sin querer perturbar su sueño ni el de Sam, que tambien se habia acostado. Kendra se dio cuenta entonces de que al final, con las prisas, no habia cenado. Rebusco en la mochila, donde habia echado un par de piezas de fruta antes, y entro al baño de chicas, comiendose una manzana y un melocotón.

Salio poco despues, con el pijama puesto y el pelo y los dientes cepillados, dispuesta a irse a la cama. Sin embargo, no se durmio directamente. Antes de eso, echo un vistazo a su mochila, en la que habia un libro con un extraño dibujo con forma de circulo en la portada.

Kendra echo un vistazo al libro, con una sonrisilla en los labios, y se dejo caer hacia atras, abrazada a aquel volumen.

Y asi fue como la sorprendio el sueño, con aquella sonrisilla feliz, y el libro entre los brazos.

Amanecer del Día 7

Domingo

Tercera Semana del mes de Octubre

Kendra abrió los ojos demasiado temprano para ser domingo. Cuando lo hizo, se dio cuenta de que tenía los dedos de las manos ligeramente entumecidos. Y es que, sin darse cuenta, habia pasado toda la noche abrazada a algo; en concreto a aun abultado libro, del que no se habia despegado.

Nada más abrir los ojos, una sonrisa apareció en sus labios, al recordar el dia anterior. Habia sido, sin dudarlo, el mejor dia de su vida y ahora mismo, y pese a la incertidumbre de la que era presa, estaba deseando bajar a desayunar, saber con qué se encontraría hoy, cómo cambiarían las cosas a partir de entonces.

Se puso en pie, acariciando la cabeza de Socrates, que dormitaba a sus pies y, acto seguido, fue corriendo a la cama de Asterope, con intencion de despertarla antes de nada- Aste... Asterope... Despierta... Ya es de día... Y tenemos que hablar... - le susurró, con aquella sonrisa radiante, esperando que su compañera no tardara en despertarse.

Tenia mucho que contarle. Mucho. Y no queria esperar siquiera a la hora del desayuno.

Asterope dormía profundamente soñando con dios sabía qué. Esa noche no era consciente de las imágenes que su mente proyectaba. En ese momento, una voz se coló en su cabeza. Pero aún no podía despertarse. Intentó hacer algún aspaviento con la mano para alejar a quien fuera que estuviera pronunciando esas palabras, pero no consiguió mover ninguna parte de su cuerpo. Justo cuando Kendra dijo "Y tenemos que hablar", la pequeña abrió los ojos y se pegó un pequeño susto al ver a su amiga encima de su cama.

-¡Uy! ¡Buenos días, Kendra! –dijo Asterope bostezando mientras se desperezaba. Se sentó en la cama, consciente de la sonrisa que traía la morena, y deseando escuchar lo que tenía que contarle-. Te veo de muy buen humor –le dijo, bajando la voz para no despertar al resto-. ¿Qué tal en el bosque? ¿Pasó algo interesante?

Miró la hora. Era bastante pronto. Recordó entonces que le había prometido a Linc que iría con él a clase de vuelo, para verle practicar. No quería llegar tarde, aunque ahora le daba igual esperar un rato más, porque tenía curiosidad por saber qué quería contarle Kendra. Nunca antes había aparecido en su cama para despertarla con tanta emoción.

Kendra sonrio de oreja a oreja, al ver a Asterope despierta- Buenos dias. - dijo, antes de nada, hablando en voz baja para no despertar al resto- Sí... No... Bueno... Si, claro... Pero no en el bosque... El bosque... fue genial... No paso nada, pero es el lugar más escalofriante que he visto nunca... - susurró, con una sonrisilla emocionada en los labios- Pero eso... no fue lo mejor... - añadio, con los ojos brillantes- ¿Te acuerdas de lo que te dije sobre que Ithan aun no me habia dicho nada de ser novios? Pues anoche... Envio a Linc a acompañarte... ¡Para poder pedirmelo! ¡Somos novios, Aste! - exclamo, dejando escapar una risilla entre nerviosa y emocionada. Nunca antes se habia visto a Kendra tan feliz- Y me regaló un libro suyo... Uno que quería leer desde hace tiempo... Estoy... uffff... Madre, mia, no me lo creo, Aste... - dijo, de pie, al lado de la cama de su amiga.

-Estoy deseando ir a la recuperacion de vuelo para verlos volar... Si quieres podemos ir bajando a desayunar juntas y vamos hablando por el camino... - añadio, suponiendo que su amiga se apuntaria tambien, tal y como habian quedado el dia anterior.

Si Asterope estaba aún un poco dormida cuando Kendra empezó a hablar, se le pasó a los dos segundos. Miraba a su amiga con la boca abierta y los ojos como platos, como si esa noticia fuera la más sorprendente que hubiera escuchado nunca, a pesar de que hasta hacía nada pensaba que esos dos eran novios-. ¡Ualaaaa! Eso es fantástico. Madre mía, qué fuerte, ¿no? Novios...

"Novios". Para Asterope esa palabra casi ni existía. Ella había llegado al colegio desconocedora de casi todo tipo de relación, incluso temiéndolas, y, como niña que era, esa en concreto ni se la planteó. Por eso le asombró tanto descubrir lo que Cassius tenía con la Ravenclaw, Gwen; que sus amigas se creyeran que ella y Linc eran algo más que amigos; y, ahora, que Kendra estuviera con un chico. Era todo un mundo nuevo para la Bletchley.

- ¡¿Te regaló un libro?! –preguntó con cara maravillada, dando a entender que Ithan se había portado muy, pero que muy bien. Ella sabría poco de estas cosas, pero si algo tenía claro es que un libro es el mejor regalo que podría hacerse a otra persona.

- Sí, vamos yendo rápido. Yo también había quedado con Linc ahora –Saltó de la cama y le dio un abrazo a Kendra. No pudo evitarlo, su amiga le contagió la alegría. Y últimamente se había acostumbrado a darlos-. Me alegro un montón.

Asterope salió de su cama con dosel, sonriente, acompañada de Kendra, con la que había mantenido una conversación más que interesante tras las cortinas. Cogió su ropa del día y se fue a darse una ducha rápida. Cuando terminó en el baño, volvió a la habitación. Acabó de prepararse y esperó sentada a su amiga.

- Oye, ¿y qué libro es? –Tenía mucha curiosidad por saber qué título tenía uno de los objetos de, probablemente, mayor valor para la niña.

Una vez Kendra estuvo lista, se pusieron las dos de camino hacia la sala común.

Kendra recibió, con sorpresa, aquel abrazo por parte de Asterope. En realidad, era la primera vez que su amiga le abrazaba y, sabiendo lo que a Asterope le costaban aquellas cosas, lo cierto fue que valoró aquel gesto más que nada en el mundo- Muchas gracias... La verdad es que no me lo creo todavia... Madre mia, Aste... - rio, mientras acababa por separarse de ella, de buen humor.

-Voy a por mis cosas, ahora seguimos hablando de camino... - añadio, mientras salia de entre las cortinas para ir a por su ropa.

Kendra imitó a Asterope, cogiendo sus cosas, y vistiéndose tras darse una ducha. Esta vez, sin embargo, iba con ropa de calle. Cosas de no tener clases en domingo. En cuanto terminó de arreglarse, se dirigio a Asterope, que estaba esperándola sentada- Es un libro que le vi hace tiempo y que me encantó. La verdad es que iba a pedirle que me lo dejara, pero no me dio tiempo... Se me adelantó... - dijo, cogiendo el libro de encima de la cama, para tenderselo a Asterope, mientras ambas salian del dormitorio.

-Se llama La historia...

No se acordaba cuando se había acostado. Abrió lentamente los ojos y por el rabillo del ojo vio que ya era de día. Tenía cosas que hacer, así que pegó un salto y se dirigió con sus cosas al baño. Minutos después salió con la trenza armada y su indumentaria de domingo. Tomó su escoba y salió con paso decidido al comedor. 

Sam se levantó y fue recibida por Negro, que había puesto su pata sobre la mano de la muchacha. Ella asintió y se levantó de la cama. Hoy era el día.

Se metió en el baño para darse una ducha. Se quedó pensando si tenía alguna recuperación, pero en ese momento no se le ocurría ninguna, así que al salir de la ducha se vistió y salió.

Te veo ahora le dijo a Negro justo cuando cerraba la puerta.