Partida Rol por web

Ludmila entró corriendo al dormitorio. Kendra tenía los ojos enrojecidos pero de entre sus brazos pudo ver la cabeza de su hurón. -Perfecto...algún imberbe que ha lanzado alguna broma de mal gusto. La rubia pareció respirar pensando en su propia mascota, Kevlar que estaría cazando ratones en los confines del Colegio. 

Se desvisitió, fue al baño y volvio con su camison dispuesta a prepararse para el proximo día. 

Amanecer del Día 9

Martes

Día después de Halloween. (solo por hoy rolearemos al día siguiente de lo que ha pasado)

Podría decirse que Asterope había dormido. Claro que dos horas en total durante toda la noche no era lo suficiente para descansar. Se había sumido en pequeños momentos de sueño ligero que no duraban más de veinte minutos en total seguidos por una hora de mirar al techo de su habitación. En una ocasión, se había levantado, había ido al baño y se había quedado un rato sentada en la poyata de la ventana, con los ojos fijos en el lago.

Y la pequeña volvía a despertarse. Miró la hora. Era demasiado pronto todavía. ¿Cuándo llegaría el momento de ir a clase? Así al menos podría entretener su mente en lugar de estar sin hacer nada. Tenía unas ojeras que le llegaban a los pies y el rostro lo tenía blanco.

Ya no sabía ni qué hacer. Le daban ganas de salir de allí y darse un paseo por todo el castillo. La pena era que estaba prohibido. Y, aunque ya los puntos le daban igual, no sería bueno para ella que la pillaran deambulando por ahí a esas horas. Así que se quedó recostada en la cama. Miró su baúl. Estaba deseando poder darle a Hefesto el adiós que merecía. Y pensar que los idiotas de los prefectos habían dicho que de eso se encargarían los elfos... Menudas ideas.

Kendra tampoco habia pegado ojo. Cada vez que lo intentaba, la imagen de las lechuzas cayendo en el Gran Comedor volvia a su mente, una y otra vez, impidiendole dormir.

Habia permanecido abrazada al cuerpo sin vida de Sócrates hasta que los prefectos la obligaron a entregárselo a los elfos domésticos y, desde entonces, se limitó a sostener en una mano la nota que Ithan le habia dado el dia anterior. Lo necesitaba más que nunca, y no podia dejar de pensar en cómo estaría, y en si él también estaría despierto, como ella.

En más de una ocasion se le ocurrio saltarse las normas y salir de alli, en direccion a la sala comun de Gryffindor. Sin embargo, el hecho de que dudara poder entrar en aquel lugar hizo que finalmente decidiera que era mejor esperar al dia siguiente para ir a su encuentro.

Y alli estaba, con los ojos como platos, mirando al techo, cuando escuchó a Asterope removerse en la cama. Suponia que ella tampoco podria dormir, asi que aprovechó para incorporarse, llamando su atencion- Aste... ¿estás despierta? -pregunto Kendra, con un hilillo de voz que dejaba claro que aun tenia aquellos sollozos a flor de piel. -¿Quieres que nos sentemos un rato en el baño? - preguntó, esperando asi no molestar a sus compañeras y tener un poco de intimidad para hablar. Al menos asi, quizas, el tiempo pasaria mas deprisa.

Tenía los ojos fijos en la cuerda plateada con la que se ataban las cortinas verdes de su cama de dosel. Intentando mantener la mente en blanco, sin pensar. Pero era imposible. Ahí estaba Hefesto, pasando por su mente una y otra vez. Ni siquiera notó a Kendra moverse en su cama, hasta que su amiga le habló.

Asterope salió de su trance. Se sintió tentada de no responder, porque no le apetecía demasiado estar con nadie. Pero luego imaginó que Kendra la habría escuchado mientras se recostaba, así que era inútil fingir que seguía dormida-. Sí, llevo un rato despierta –Su voz sonaba ronca y sin vida. No transmitía tristeza, ni enfado ni miedo. De hecho, no transmitía nada.

Se levantó y se fijó en que seguía teniendo las manos llenas de sangre. Antes de meterse en la cama, no le había apetecido limpiárselas y durante la noche, las veces que se había despertado, ni se había acordado-. Vale, vamos al baño –Entró y, una vez allí, lo primero que hizo fue lavarse y quitarse ese rojo de encima. Le costó, pues la sangre ya se había secado y estaba bien pegada.

Ludmila se removió en su cama, había dormido bien, pero sentía que algo no andaba bien. Probablemente haya sido la broma que le habían jugado a las chicas, u alguna otra cosa que no sabía precisar. 

Aguzó el oído y escuchó un murmullo en el baño. Miró las camas y ni Kendra ni Asterope estaban en sus camas. Acomodó su cabello y se dirigió en puntas de pie al baño. 

Efectivamente Kendra y Asterope estaban hablando. -Disculpen chicas, buen día. Qué fue esa broma de las mascotas?

Sam abrió los ojos. Negro no estaba, pero algo en su interior la decía que no tenía por qué preocuparse. Se incorporó lentamente. Había dormido bien, como si nada hubiera pasado. Y, realmente, lo que había ocurrido la noche anterior no le había alterado lo más mínimo. Si le hubiera caído encima una lechuza, quizá. Pero, salvo una mancha en uno de sus zapatos, no tenía por qué preocuparse de nada.

Miró a su alrededor. Kendra y Asterope no estaban, pero se sorprendió ver a Ludmila con la oreja puesta en la puerta del baño. Quitó las sábanas de sus piernas y se levantó. Sin hacer mucho ruido, se acercó a la joven rubia mirándola con curiosidad.

Sam se acercó hasta Ludmila y apoyó una mano en su hombro para no sobresaltarla demasiado. Cuando la joven la miró, Sam hizo una seña hacia la puerta

¿Qué ocurre? murmuró casi sin pronunciar palabra.

Su manita tomó el pomo de la puerta del baño, cuando siente una mano sobre su hombro. Era Sam.

-Parece que han gastado una broma ayer por la noche. Han dicho que las mascotas han muerto...los ojos de la blonda se entornaba dándole un cierto aire de reproche a aquel comentario. -Quiero saber que ha pasado. 

Y dicho esto, tocó la puerta del baño y entró con Sam a su espalda

Li había dormido bastante bien, la noche para ella había sido tranquila ya que no había ido al baile de Halloween, en cierta forma porque estaba enfadada ya que era su cumpleaños y desde su casa no llego ninguna comunicación ni carta, por ello bastante desanimada se fue pronto a dormir y a jugar con Kitti su gata negra. Al bajar a la sala común camina con tranquilidad, escucha ruido en el baño, seguramente habría alguna chica duchándose, es entonces cuando se da cuenta de que hay dos chicas pegadas a la puerta escuchando, no recordaba sus nombres muy bien, las dos chicas rubias.

Li se acerca caminando, tenia el pelo revuelto por haber dormido y quería lavarse la cara, cuando ve a las chicas pregunta:

- Esto, buenos días, veo que hoy hay bastante cola para entrar ¿verdad?

Era la primera vez que hablaba con esas chicas asi que muestra una sonrisa y procura ser amable hablando ya que no sabe como son realmente

Asterope estaba en el baño con Kendra, terminando de lavarse. No habían empezado a hablar cuando apareció Ludmila por la puerta-. ¿Broma? ¿Qué broma? –La pequeña no entendía si la rubia insinuaba que habían mentido o si consideraba la muerte de las mascotas una inocentada graciosa-. Lo que ha pasado no es ninguna broma –dijo con la misma seriedad y apatía con las que llevaba desde la noche anterior. No le apetecía explicar más, pues la voz se le cortó. Además, empezaba a escuchar a más gente que se acercaba al baño.

No sabía de qué quería hablar Kendra, pero tendría que esperar. Salió del baño. Lo último que necesitaba Asterope era compartir confidencias y sentimientos delante de Sam.

Asterope salió del baño y se encontró no solo con Sam, sino con una chica nueva. La dejó totalmente descolocada y confusa, aunque en ningún momento su rostro mostró alguno de estos sentimientos. Ella seguía tan falta de emoción como antes y ni siquiera pudo saludar. Le sonaba su cara, pero no sabía ni su nombre ni de qué curso era. ¿De dónde ha salido esta? No es su habitación. Ni siquiera se había fijado en ella cuando se levantó.

Era raro. No era ninguna chica de su curso. Quizás del curso de Sam, pero ella no tenía más amiga que Ludmila, así que le resultó extraño que alguien viniera a visitarla. ¿Qué hacía, pues, ahí? Sonreía, lo cual cabreaba a Asterope. ¿Cómo podía alguien sonreír después de lo que había pasado? Luego pensó que, tal vez, no había ido a la fiesta y se había quedado en la sala común, como había hecho Ludmila. Una de dos: O no sabía lo que había pasado o era una psicópata como Sam. Esperaba que lo primero.

La pequeña se fue a su cama, se puso el uniforme, cogió la mochila y, silenciosamente, salió de la habitación hacia la sala común. No tenía ganas de ir a clase, pero quizás le vendría bien esa distracción.

Asterope no fue la unica cabreada. Por su parte, Kendra no podia entender la actitud de las dos Slytherin que acababan de llegar. Negó, incrédula, ante la pregunta de Ludmila.

-¿Quereis saber que pasa? Pasa que todas las mascotas estan muerta. TODAS. Incluida la tuya. -dijo, mirando a Ludmila, con un nudo en la garganta. Aun dolia demasiado todo aquello. Y la sangre de Socrates aun estaba caliente, en sus manos.

Se fue entonces de alli, sin mediar palabra, tras asearse brevemente. Y se vistio, con el ceño fruncido, y los ojos rasados en lágrimas.

Y, sin cruzar una sola palabra con nadie salio de alli, en direccion a la Sala Comun.

Necesitaba verle. O eso o estallaria.

Ante las reacciones de las dos chicas Li se quedo bastante extrañada, mirando incrédula dice mas para si misma que para las demas chicas:

- ¿Como?, pero si Kitty esta bien, ha dormido conmigo toda la noche, no entiendo nada la verdad

Estaba bastante extrañada, pero lo que si que no le había gustado nada era la actitud de esas dos niñas, acaso esas dos mocosas pensaban que iban a poder actuar así con ella, Li huan, heredera de la rama principal de la familia Chang, si pensaban eso estaban realmente equivocadas las dos, tenían que mostrar mas respeto con un superior en el colegio y mas con ella, Li no estaba acostumbrada a esas faltas de respeto y le molestaban, pero tambien sabia mantener las apariencias, asi que simplemente entra en el baño, se asea, después va a su cama a coger el uniforme, se lo pone tranquilamente para estar impecable como a ella le gustaba estar y caminando con tranquilidad va a la sala comun

La blonda quedó de una pieza al escuchar las palabras de sus amigas. Sólo entonces reparó en la sangre seca que cubría  a la morena Slytherin. Era como un dardo de cristal que había perforado las entrañas. Sus ojos se abrieron de par en par pensando en Kevlar, la vieja lechuza de la familia Giles-Freire, quien tantas penurias había pasado. 

Las pupilas se le habían tornado midríaticas y su cuerpo se había crispado hasta la última fibra. Una niña oriental habí aparecido por detrás de Sam, parecía de segundo pero no lo podía saber con certeza. Aseguraba que su mascota estaba bien. 

Se dio media vuelta dirigiendose a Sam. -Parece que los gatos se han salvado de la "broma". dice la blonda, pero sus palabras contenían una furia apenas contenida. Dio media vuelta y comenzó a asearse sin más, dando la forma  a su trenza cocida. 

Se colocó el uniforme y se dirigió a Sam. -Voy a desayunar. Vienes?

Sam no comentó nada, se limitó a observar la situación. La nueva, que no sabía que pintaba allí, debía haber llegado de una galaxia lejana esa misma noche. Todos se habían enterado de la "lluvia de lechuzas", pero ella o bien era tonta o se lo hacía. Miró cómo las muchachas se movían de un lado a otro y entró en el baño en cuanto pudo para asearse.

Voy contestó a la muchacha

Kendra entro al dormitorio, demasiado temprano para ser ella. Se dio una ducha y se cambio, mirando aquella cama, ahora vacia, en la que solia estar Socrates esperandole cuando volvia de clase.

Suspiro, negando. Lo echaba de menos. Aun asi, en aquella ocasion aguanto las ganas de llorar y acabo por meterse en la cama, cogiendo un libro antes de su baul. Un libro con una portada con un simbolo extraño: "La historia interminable" rezaba en la portada.

E intento leer, hasta que el sueño se acabara apoderando de ella, transportandola hasta los brazos de Morpheo.