Partida Rol por web

La clase de Curación, Sanación y otras formas de evitar la muerte se impartía muy cerca del gran comedor. Era un aula muy amplia y repleta de mesas y sillas. Cada una de las mesas contenía un equipo de alquimia digno de cualquier mago. En el centro de ella había un gran caldero y a lo lejos unas grandes chimeneas con unos asideros donde colgarlo para dejar que calentase la mezcla que se quisiera obtener.

No lejos de allí había una gran repisa con ingredientes de lo más comúnes, como podían ser la manzanilla, el cardamomo, las colas de rata o los cabellos de theslas; pero también había otros ingredientes más extraños, como podían ser los ojos de gryndilows, los pelos de banshee o la esencia de sudor de minotauro.

Aquella clase prometía, y se parecía a las clases de pociones que vuestros padres y abuelos habían estudiado cuando eran jóvenes. Ahora era la clase de curación y el profesor Malfoy se encontraba allí, sentado sobre un gran sofá de cuero negro, cuyos reposabrazos eran sendas calaveras blancas y casi brillantes.

Una sonrisa brillante salía de la cara del profesor. En cuanto todos los alumnos llegaron a la clase, el profesor Malfoy se puso en pie y escribió su nombre en la pizarra.

Draco Malfoy, profesor de Curación, Sanación y otras formas de evitar la muerte.

Buenos días, queridos alumnos. Dijo con una voz dulce y paciente. Por favor, tomad asiento y elegid un caldero y una mesa. Ésta será vuestra para el resto del curso.

Como bien dice el nombre de la asignatura, en esta clase vamos a aprender técnicas de curación y de sanación, lo que nos ayudará a evitar, en la medida de lo posible, la muerte. Pero recordar algo muy importante, cuando la muerte le llega a un mago, ya no hay vuelta a atrás. Cualquier mago que investigue sobre esta práctica, se le acusará de Nigromante y será detenido por el Ministerio de Magia. Muchos han sido los interesados en esta práctica, pero aquellos que hayan venido pensando que van a aprender algo sobre ello, por favor, dijo señalando la puerta, que abandone la sala.

Cuando concluyó de explicar con todo detalle en lo que consistiría aquella asignatura sobre la curación, tomó asiento y comenzó la clase.

Por favor, abrid el libro de primero auxilios y pasos básicos sobre la curación del Dr. Lendman. Uno de los más grandes magos de toda la historia, y profesor de nuestras enfermeras Pomfrey y Wainscott.

Si os fijais bien, en la primera página aprenderemos a hacer una pomada para curar pequeñas heridas. Es una pomada muy básica y que los que hayáis pasado por la enfermera ya habréis visto. Pues bien, fijaos en los ingredientes. Después señaló a la estantería, allí tenéis todo lo que os haga falta. Raíz de manzanilla, flor de muérdago, polvo de armario viejo, un litro de agua de sirena y sabia de madreselva.

Debéis calentar en primer lugar el litro de agua de sirena, dejar que se caliente durante treinta minutos y no dejar de girarlo en ningún momento, siempre en dirección oeste, cuando hayan pasado los treinta minutos exactos, debéis de echar el polvo de armario y la sabia de madreselva. Comprobaréis que la mezcla empezará a espesar hasta reducir un 42,3% su volumen. Después agregais la flor de muérdago y notaréis un aroma dulzón que os embriagará bastante. En ese momento debéis de inhalar tres veces el vapor que salga y comenzar a girar en dirección opuesta durante 7 minutos más. Por último echad la raíz y dejad que se cueza viente minutos más.

Si todo sale como debe ser, obtendréis una pasta de color blanco azulada que podréis colocar en el tarro que tenéis a vuestra derecha. Si os sale bien os lo podréis llevar a vuestra habitación, pero antes debéis dejarme que le eche un vistazo para comprobarla.

En el libro están todas las notas necesarias, echadle un ojo cuantas veces queráis y preguntar cualquier duda que se os ocurra.

Adelante, comenzad a practicar. Dijo con una amplia sonrisa y contento por dar aquella clase.

Mircea pasó por delante del gran comedor sin intención de entrar, de camino a clase. No sabía a quien se encontraría en aquella asignatura. Los únicos con los que había hablado no parecían tenerle demasiado apego a una materia que podía considerarse hermana-gemela de la antigua Pociones.

Cuando entró, el profesor ya estaba allí, sentado sobre un sofá de bastante mal gusto. Le saludó con una ligera inclinación de cabeza, antes de dirigirse a los asientos y quedarse de pie tras una de las banquetas. Cuando empezase la clase y el profesor les pidiese que se sentasen, lo haría, no antes.

Llegado el momento, eligió un caldero de latón que parecía muy usado. Prefería no arriesgarse a coger alguno de los nuevos, pues nunca se sabía como podían actuar. Pero uno tan antiguo y usado significaba que su cocción era al menos adecuada. Había muchos de peltre que le atraían, pero sabía que si escogía uno de ese material, acabaría la clase sin haber conseguido acabar el trabajo que le encomendasen.

Tras prestar atención al profesor Malfoy y apuntar sobre un pergamino que había sacado de su sombrero, junto al libro de la asignatura, tinta y pluma, todo aquello que le pareció que quizás pudiera no venir en el manual de texto, Mircea se acercó al estante a hacerse con los materiales necesarios.

A ver, trató de poner su memoria a punto, sapĕa de madreselva, aqua de sirena...

Volvió a su mesa con los ingredientes necesarios y tras limpiar muy someramente el polvo que podía haberse acumulado en su caldero durante el verano, echó el litro de agua de sirena, tras medirlo en una especie de vaso de precipitado.

Siguió al paso las instrucciones, comiéndose la cabeza al tratar de descifrar lo que significaba: girar al oeste.

Cuando hubo acabado y rellenado el tarro con el potingue de color blanco azulado, esperó a que el profesor le diera el visto bueno. Mientras, se dedicó a limpiar los utensilios usados, recoger los materiales sobrantes desperdigados por la mesa y pasar un trapo librando así el caldero de los restos de la cocción.

Selena entro comiéndose una magdalena y guardando una segunda en sus bolsillos. Cuando vio el panorama de la clase se dio cuenta que se había hecho una idea errónea de aquella asignatura. Ella esperaba hacer hechizos con la varita, no pociones y pomadas, aunque ya que estaba, no perdía nada en probar.

Se situó en el primer sitio libre que encontró, saludando a Mircea por el camino, e intentó organizar las cosas de su pupitre. Había mil cosas a su alrededor, para que quería tantas? Lo descubrió enseguida cuando el profesor empezó a recitar las instrucciones. "Vaya, esto es más complicado de lo que creía!"

Animada por el reto que presentaba aquella clase, Selena se puso manos a la obra con el caldero y fue siguiendo las instrucciones como podía. Ella, como otros compañeros, también se trabó en lo de girar al Oeste. -Perdone profesor. Preguntó después de levantar la mano. -Cuando dice girar al Oeste, se refiere a girar la pócima en sentido antihorario o directamente por el medio de Este a Oeste? Resuelta la duda, siguió con la elaboración hasta llegar al último paso.

Eli observaba las explicaciones del profesor mientras su mente divagaba por otras lindes. ¿Se le daría mejor hacer mejunjes que lanzar hechizos? Si se le daba bien siempre podía resultar útil a sus compañeros, al menos como curandera. Porque de momento sabía que tenía poco que hacer en un combate o cualquier otro tipo de competición contra el resto de alumnos de Howarts.

Cuando terminó sus compañeros se pusieron manos a la obra, de forma metódica. Ella, que era de naturaleza algo torpe comenzó a reunir los ingredientes mientras sacaba la punta de la lengua y la torcía a la derecha... hecho que repetía cada vez que se concentraba en algo.

Como quien no quiere la cosa, fue mezclando todos los ingredientes, mientras en su mente sonaban canciones de los Auseboys, cosa que hacía regularmente como método de relajación. Cuando se dio cuenta de que estuvo a punto de tararearlas se tapó la boca y siguió con su labor. una vez hubo terminado miró su poción, alegrándose al ver que tenía una tonalidad muy parecida a las de sus compañeros y a las del señor Malfoy. Pese a sus distracciones lo había logrado, no es que se hubiera lucido, pero sí le había salido a la primera. Y eso era algo raro en ella. Así que no se quejaría por ello.

Sam llegó con tiempo de sobra a la clase. Al entrar, saludó al profesor con una inclinación de cabeza y un Buenos días. Su cabello, a pesar de descolocarse aparentemente con esa inclinación, volvió a su lugar perfectamente.

Según iba cogiendo los materiales necesarios, empezó a pensar en los Malfoy. Sus padres habían comentado cosas de ellos, muchas cosas, algunas buenas y otras no tanto. Ya poco se sabía de sus movimientos desde que Draco había madurado. Su padre hablaba de él como si de una desgracia se tratara, pero su madre decía que era lo mejor que les podía pasar. Sam miró disimuladamente al profesor, y por primera vez, no supo muy bien que pensar.

Comenzó a realizar la poción tal y como había indicado Malfoy... Pero algo le falló. Lo supo casi desde el principio, pues no estaba quedando como ella esperaba. ¿En qué me he equivocado? pensó, fastidiada. Y lo descubrió. ¿Dirección oeste? ¡Menuda forma de explicar las cosas!

El profesor Malfoy se dio un largo paseo por toda la clase mientras observaba los métodos de cocción de cada uno y sobre como lo hacían. Cuando vio que Sam Seeworth no estaba haciendo las cosas bien se acercó a ella para explicarle como era. A pesar de ello, sus indicaciones no fueron suficientemente útiles para lograrlo y no pudo remediar la poción. Lo lamento, pero creo que tendrás que quedarte durante la próxima hora para volver a intentarlo. Así puedo quedarme contigo para corregir los fallos que vea en la realización.

Creo que no ha quedado muy claro la dirección oeste, dijo mirando a Selena tras escuchar su pregunta. Quise decir de Éste a Oeste, o lo que es lo mismo en sentido contrario a las agujas de los relojes muggles.

Luego observó la consistencia de la pasta que habían obtenido los demás. Tomó su varita y se pinchó con una de las espinas que tenía y una pequeña gota de sangre comenzó a salir de su dedo, repitió la acción una vez más por cada pomada hecha. Después fue aplicando una a una hasta comprobar que todas habían sido un éxito.

¡Enhorabuena a los tres! ¡10 puntos extras para todos vosotros tres!

Mircea bajó la cabeza en la señal de aquiescencia cuando el profesor probó su pomada y vio que era efectiva.

Como ya había dejado todo recogido, tan solo tuvo que llevar el caldero que había usado al sitio donde lo había encontrado al principio de la clase.

Tras coger el tarro y guardárselo en el sombrero, se despidió y se marchó con prisas de clase.

Satisfecha por el trabajo que había hecho, aceptó el veredicto de Malfoy y guardó su pomada en la túnica. -Gracias, profesor.

Miró a Sam con curiosidad mientras recogía, pero cuando estuvo a punto de decirle algo, Mircea se cruzó con prisas y la distrajo. Intentó despedirse de él, pero el chico ya había salido por la puerta. "Bueno, en otra ocasión."

Entonces recordó que se dejaba algo y ella también se dio prisa para salir de clase.

Sam soltó un pequeño suspiro. Ya había detectado mi error, estúpido le hubiese gustado contestar. La próxima vez se guiaría por sus instintos.

Es usted muy amable, profesor Malfoy. Si no le importa, antes iré al baño. Vuelvo en un minuto dijo Sam, despidiéndose del profesor.

Y tal y como había anunciado, Sam apareció al cabo del minuto. La frente le brillaba, como si hubiera estado corriendo de un lado para otro. Recogió de nuevo los ingredientes para empezar la poción de nuevo, repitiendo los pasos y dejándose guiar por las palabras y consejos del profesor.

Consiguió terminarlo. Esta vez parecía tener mejor aspecto, incluso parecía que le había salido algo mejor que a sus compañeros. Resopló cansada. Miró al profesor, esperando su veredicto.

La niña no pudo evitar sonreír cuando el profesor le dio cinco puntos. No sabía apenas nada sobre el mundo mágico, pero si había oído que Draco había sido muy duro con su casa en el pasado, que no le pusiera ninguna pega a su menjunje fue para ella un halago.

Pero tenía que moverse, el trabajo de criaturas mágicas no se iba a terminar solo, y de momento estaba en racha. Así que se fue de allí, tarareando esta vez en voz alta la misma canción que le vino a la mente mientras estaba en clase.

¡Eso está mucho mejor! ¡Buen trabajo! ¡5 puntos extra para Slytherin! ¡Enhorabuena! Dijo mientras comenzaba a preparar la clase para la hora siguiente.

Sam asintió, contenta. Cogió la pomada y se la guardó.

Muchas gracias, profesor. Se levantó y se fue de la clase, arreglándose el pelo.

Al llegar a clase observo con una mezcla de asco y desaprobación quién será nuestro profesor de Curación. Draco Malfoy, una vil sierpe y de las peores.

Intento concentrarme en la Pomada que tengo que realizar mas no consigo hacerlo todo lo bien que hubiera deseado. Al terminar la Pomada no tiene el color blanco azulado que debiera.

- Joder, otra puta clase a recuperar. - pienso malhumorado. Vaya puta mierda de curso.

El rubio de ravenclaw llegó a la clase tan contento, con esperanzas de hacerlo bien y con las ganas de cuando se empieza algo nuevo por propia voluntad. Escogió su caldero y tomó todos lso ingredientes necesarios. El aula estaba llena de olores y eso le gustaba.

- Hola Noah.- Desde su sitio empezó a seguir la receta paso a paso y, a pesar de la complejidad de ésta, le parecía sencillo y bastante entretenido. Era un proceso largo pero el tiempo se le pasó volando. Cuando acabó tenía una pasta de bastante buen aspecto. La puso en el tarro y levantó la mano para indicar que había acabado y preguntar sus dudas.- Profesor, esta pomada sirve para pequeñas heridas, pero ¿del tipo que sean? Es decir, también sirve para pequeñas quemaduras por calor o frío o...- Dejó  que el profesor contestara.

Gwendolin entró en la clase realmente interesada. Tenía muchas expectativas y lo cierto es que en cuanto llegó y vio como era y quien la impartía, comprobó que aquella se iba a convertir en su clase preferida con diferencia. 

Tras echar un vistazo a los alumnos que la iban a cursar su sonrisa se amplió sin poder evitarlo, volvía a coincidir con Cassius y hasta con el chico tejón, el pequeño "alcahueto" que ayudó a preparar la cena del otro día. Les dirigió un saludo afectuoso y sin dudarlo escogió el asiento más cercano al profesor y junto a Cassius por supuesto.

Una vez elegido el sitio, sacó su libro lo colocó encima de la mesa perfectamente encuadrado, atendió con sumo interés al profesor, tomó apuntes, recogió los ingredientes exactos, se sentó relajada y tras tomar su tiempo y volver a releer el libro se dispuso a realizar la pomada siguiendo escrupulosamente los pasos, con delicadeza, precisión y paciencia.

Cuando la pomada tomó el color adecuado sonrió satisfecha y pidió permiso al profesor para mostrársela.

- Profesor Malfoy, creo que la pomada ha adquirido el tono indicado, ¿Puedo mostrársela?- le dijo con todo respeto, para la pelirroja aquel profesor se había ganado su admiración.

Limpiándome con la manga los restos de melocotón, avancé hasta situarme en un sitio cercano al profesor.

Mmm, este profesor no me disgusta del todo, pero siempre ha estado a la sombra de otros.

Hola - saludé.

Me senté en uno de los sitios que había disponibles, cogí un caldero y puse mi libro cerca de él. Atendiendo a las explicaciones del señor Malfoy, no podía evitar pensar que evitar la muerte no era mi objetivo, pero usar ciertas curaciones para ocasiones al límite de la muerte, sí que era lo que buscaba con esta asignatura.

Vi que tenía lo necesario para iniciar la mezcla e intenté que saliera decentemente. Echando poco a poco los ingredientes, no tenía mala pinta, pero solo él tendría la última palabra para verificar si era una pomada buena o, de lo contrario, para desechar.

Tras concluir con aquello, pregunté:

Profesor, ¿esta pomada sirve tanto para personas como para animales?

No estaba siendo el mejor día de Cassius, desde primera hora, la cosa había ido de mal en peor. Ya se había hecho la idea de que la cosa solo empeoraría según avanzaba el día. encima, Gwen había decidido que se sentarían en primera fila, lo más cercano al profesor. Le dedicó un afectuoso saludo a Gwen, y la verdad es que no atendió a las explicaciones del profesor, pensando en lo que había pasado a lo largo del día.

Y cuando fue a sacar el libro, se dio cuenta que se había confundido de libro. Muy bien. Hoy lo estamos bordando. Pensó de forma ironica, guardando el libro y solo siguiendo las instrucciones de memoria que recordaba que había dicho el profesor. Por supuesto, la papilla que salió de su caldero no podía ser bueno, o saludable.

Quizás se lo eche en la comida a alguno de primero, a ver que pasa...

Oliver llegó corriendo a clase de Curación, y alzó la mano, sonriente, al ver a Cass y a Gwen, dejando caer sus cosas en la primera mesa que pilló, cogiendo aire a bocanadas. Habia conseguido llegar por poco. Le hizo a Cass un gesto de "Luego hablamos" con la mano y comenzó a preparar sus cosa para la clase.

Lo primero que le sorprendió fue quién era le profesor. Ni más ni menos que Malfoy. Apretó ligeramente los labios, pensativo. Si estaba ahi sería por algo, independientemente de su pasado. Y confiaba en el criterio del colegio.

Escuchó entonces antento a la explicacion del profesor y se quedó algo estacando pensando en la parte en la que habló de artes oscuras y nigromancia. Para cuando quiso recuperar el hilo, obviamente, la explicacion sobre la pomada ya esta avanzada. Muy avanzada.

Resopló. Ya habia vuelto a pasarle. Tenia que aprender a prestar más atención.

Entonces hizo lo que pudo: comenzo a mezclar los ingredientes como a él le sonó más familiar, aunque lo cierto es que, mirándolo friamente, comentió más de uno y más de dos errores. Sin embargo, no lo supo hasta que no fue demasiado tarde. Lo cierto es que la pomada tenia un color y un olor sosprechosos y Oli comenzó a no confiar demasiado en que aquella poción fuera del todo fiable.

-Puagh, que asco... - dijo en voz baja, observando el resultado de su pomada, con una mueca de asco.Defintivamente tendria que practicar mas.

Alzó entonces la mano, al ver que el resultado no habia sido el esperado- Profesor Malfoy, una pregunta... ¿Es posible que vengamos cuando queramos a practicar y a fabricar más pociones? Creo que esto no se me ha dado muy bien hoy y me gustaria seguir practicando... - dijo el chico, mirandolo, con aire curioso. Si no, no tenia muy claro de donde iba a sacar todo el material para practicar fuera de aquella clase....