Partida Rol por web

Selena llegó al mismo tiempo que el resto de Ravenclaw y escuchó atentamente al profesor, narrar un poco de historia sobre aquel hechizo. Ella ya la conocía, pues su abuela siempre le había recordado la historia del chico que sobrevivió.

Aun estaba recordando las historias de la abuela cuando su varita salió despedida con gran fuerza de su mano. Perpleja miró a su alrededor y vio a su compañero de casa con una sonrisa bien ancha. -Colin! Le gritó como si hubiera hecho una travesura e inmediatamente se puso a buscar su varita por el aula.

Tardó unos 10 minutos bien buenos, en los que el resto de clase iba practicando hechizos. Cuando finalmente la encontró y se reincorporó, se encontraba junto a los Hufflepuff Oliver y Ardeen. -Hey, te importa que practique contigo, Ardeen? Es que ya no queda demasiado tiempo... Dijo algo avergonzada. Seguidamente se puso en postura de duelo y ejecutó el hechizo. -Expelliarmus Ardeen!

Daphne se sentó esperando a Sara escuchando la explicación y cuando llegó el momento de las prácticas se remangó la túnica.

-Va, Sara, prepárate-se colocó en posición-¡Expelliarmus!-dijo apuntándola.

En el mismo instante que Mircea entraba en clase y se sentaba, fue cuando el profesor empezó a hablar. Había tenido el tiempo justo para ir a su dormitorio a dejar la escoba, pero no se había acordado de dejar algo de la ropa de abrigo que había llevado por la mañana durante la sesión de vuelo. Por lo que aún con la bufanda negra bien apretada sobre el broche que cerraba su capa, el chico empezó a sudar copiosamente. Ni se había dado cuenta que con esas mismas pintas se había sentado a comer. Una breve inspiración fue lo que le valió para recordar que aún llevaba el sombrero puesto.Tras quitárselo y aflojarse el dogal de verdugo que le oprimía el cuello, empezó a prestar atención a la clase.

Pocos niños eran los que desconocían las aventuras y desventuras de Harry Potter. Aunque parece ser que en la época, un periódico convservador y muy incisivo de Valaquia catalogaba toda acción del niño mago como irreverentes e impropias de un mago de pura sangre. Alguna vez su tío le comentó que todo gran hombre reposaba sus pies sobre la tapa de un ataud lleno de los esqueletos de sus enemigos. Aunque cada vez que Mircea le preguntaba por aquella afirmación, Petru negaba haber dicho nada semejante.

Tras acabar la explicación del hechizo, Mircea se dedicó a practicar los movimientos y repetir la pronunciación. Aunque parecía un hechizo sencillo, prefería no arriesgarse a equivocarse en nada.

Oliver parecía muy ocupado con Gwen y Ardeen. El chico se giró buscando a Daphne y se la encontró practicando con Sara. Se acercó a las dos chicas. Desde el incidente de la semana anterior, las cosas parecían haber mejorado. Incluso parecía que su relación volvía a ser la misma que antes. Esperó a que su amiga acabase el hechizo con Sara.

-Daphne- avisó a la chica para que estuviera atenta. -Expelliarmus-

Daphne se volvió hacia Mircea, que se había acercado a las dos niñas y, anticipándose prácticamente a sus intenciones desvió el ataque del niño, apuntándole con su propia varita, perdiendo la fría tranquilidad con la que se había defendido. No quería atacarle, ¿y si algo salía mal?

-Expelliarmus 

Las voces y varitas de los alumnos salían despedidas por todas partes. Perry se mantuvo absorto observando el espectáculo con la varita sacada. Había interesantes duelos. Fijo su objetivo en Marcus, de su propia casa.

- Allá voy , Marcus.- Sin más aviso apunto su varita a su amigo y dijo las palabras adecuadas, acompañadas de los movimientos aprendidos.

- ¡¡Expelliarmus!!- ¡Tu varita es mia!

Oliver asintio a Ardeen y se coloco frente a ella, después de volver de su "práctica" con Gwen. En cuanto lanzó el hechizo, se protegio de su expelliarmus y, ya experimentado después del encuentro con Gwen, esta vez no le supuso mucho problema evitar que Ardeen le arrancara su varita de las manos.

-¡Muy bien! ¡Te ha salido a la primera!- dijo, contento de que, después de todo, su varita siguiera en su mano. Y, cuando le dijo que si quería practicar, asintió. No estaba de mal volver a intentarlo- ¡Prepárate, que voy! ¡Expelliarmus Ardeen!- gritó, enérgico y sonriente. Y el hecho de saber que podía conseguirlo hizo que el hechizo volviera a salirle, sin ningun tipo de problemas. Ahora solo quedaba ver cómo se defendía su amiga.

Daphne consiguió mantener la varita agarrada, aunque Mircea sabía que el hechizo le había salido bien. Sonrió orgullosamente ante la habilidad de su amiga.

Cuando recibió el contraataque, el niño fue capaz de quedarse aferrado a su varita. Saludó a Daphne con una ligera reverencia, instándola si quería a volver a intentarlo.

Él por su parte ya estaba contento.

Aún despistada por lo que había pasado en el comedor, casi no me fijé cuando Daphne lanzó el conjuro contra mi varita. La varita quiso volar hasta su mano, pero pude retenerla a tiempo.

Uf, qué poco ha faltado, Daphne.

Me giré mirando a Mircea y decidí que era mi objetivo.

Mircea, ¡Expelliarmus! grité con decisión apuntando con mi varita a la suya.

No, claro que no me importa Selena-dijo Ardeen con dulzura, y se preparó para el impacto. Eevitó con una agilidad asombrosa el impacto del expelliarmus de Selena, tanto que se sorprendió a sí misma.

Luego volvió con Oliver, el que también decidió practicar el conjuro, y con gran soltura volvió a evitar que la golpeara.
Vaya, estoy alucinada, este conjuro se me da genial.- dijo entre risas, no la había pasado nunca que le resultara tan fácil evitar un conjuro.
Y se quedó con ganas de volver a intentar quitarle la varita a alguien así que lo intentó de nuevo con Mircea. Expelliarmus Mircea- dijo con voz enérgica. Notó cómo volvía a salir esa luz rojiza de la varita y esperó con expectativas competitivas poder quitarle la varita a Mircea.

Sonrió, contento por haber conseguido 15 puntos gracias a su conjuro, aunque le seguía fastidiando bastante que sus esfuerzos no sirvieran de nada porque alguien se saltaba clases o no cumplia con sus obligaciones. Sin embargo, supuso que todos tanían nuestros días, y el mismo habia faltado alguna que otra vez a clase, así que decidio disculpar a sus compañeros. Sin embargo, se dijo que, si Seth seguía así, quizás debería hablar con él. Él siempre había sido un chico responsable y llevaba una temporada bastante extraño y huidizo. A lo mejor le pasaba algo, quien sabe.

Sin embargo, el pensamiento sobre Seth se vio eclipsado por algo mucho más divertido: ¡Habían quedado con los Slytherin!De un bote, cogió sus cosas, con una sonrisa radiante, dispuesto a salir de allí, en dirección al patio, donde habían quedado con las serpientes después de clase.

-Bueeeeno, voy al patio... ¿Quieeen vieeeene?- dijo, mirando a mis compañeros de casa, suponiendo que, a aquellas alturas, todos tendrán claro con quién iba y para qué- Vaaamos, que ya vamos tarde. - añadió, de buen humor, deseando poner en marcha toda aquella aventura que tenían por delante. Y, como ya hiciera algunas semanas antes, no dio tiempo a nadie para responder. Simplemente salió corriendo de clase al grito de - ¡Dementor el último!

Mircea no tuvo tiempo a reaccionar ante la repentina acción de Sara. Su varita salió volando sin que siquiera se hubiera dado cuenta de que la chica le había avisado. Vaya, muy bien Sara, sonrió.

Cuando volvió a recuperar la varita, ésta volvió a salir despedida. Algo molesto por la forma en que se la habían quitado, se volvió esperando encontrarse a algún Ravenclaw. Pero a quien vio fue a Ardeen, sosteniendola feliz. El niño forzó una sonrisa, más molesto por sí mismo por no haber sido capaz de reaccionar ante sus dos amigas.

Al acabar la clase, todo su mal humor se vio centrado en Seth. Seguramente volverían a perder puntos por su culpa.

Olvidando por completo los planes que se habían hecho la semana pasada, Mircea recogió todo las cosas de abrigo de las que se había ido desprendiendo en el transcurso de la clase. La emoción de Oliver fue lo que le recordó que habían quedado con Cassius y su clado. Suspirando silenciosamente, se dirigió al patio, esperanzado que ninguna de las chicas fueran. No quería verlas en peligro. Bueno, tampoco quería ver a Oliver en aprietos, pero sabía que era imposible reprimir sus impulsos de vivir aventuras.

La clase con los Hufflepuff era como una balsa de aceite. Todo alegría y compañerismo, lo contrario que con las serpientes.  En ese clima tan agradable Perry se olvidaba de la competitividad entre casas y, por lo tanto, se conformaba con haber conseguido aprender el conjuro. Simpre quería dar más, pero al menos Collin había conseguido una buena puntuación.

- ¡¡Bravo Collin!!

Escuchó a Óliver que se iba al patio con los de su casa. Perry no tenía nada que hacer y pensó en ayudar al chico con alguno de sus conjuros si es que lo necesitaba.

- Yo voy al patio también, si alguno quiere venir.

Gwen, algo más contenta por el resultado de aquella clase, decidió que aquella tarde no estaría mal mezclarse con el populo y si la mayoría había decidido ir al patio, pues ella también iría, puede que así encontrara nuevas víctimas... compañeros, con los que practicar sus hechizos...

- Yo voy Perry, espérame- le dijo con sonrisa inocente mientras recogía sus cosas.

Daphne miró a sus compañeros y suspiró, tenía miedo de ir así que  se quedó quietecita, preocupada por ellos y sin saber qué hacer.

Bajé la mirada y sus ojos se llenaron de lágrimas cuando el profesor la quitó puntos delante de toda la clase. ¡Ya podía haberlo hecho en privado! pensé apenada, pues nadie me había avisado de esa recuperación, aunque tampoco me había dignado a preguntar.

Cuando Oliver dijo lo del patio, me recorrió un escalofrío. ¡Seguían con esa estúpida idea! Me acerqué a Daphne y hablé sólo para ella.

¡No podéis hablar en serio! ¡Será muy peligroso y os pueden hacer daño! ¡No vayáis, Daphne!

- ¡Fantástico! - Pensé. Estaba muy entusiasmado y contento, había conseguido los mejores conjuros y el profesor me dio muchos más puntos, así podríamos superar a las serpientes en la copa. Tras eso, todos se iban al patio, así que yo también me fui. - Esperadme chicos. - Dijes a los que se marchaban hacia allí.

Ardeen decidió escabullirse e ir a la biblioteca a hacer el trabajo de los ciempiés monstruo, así que cuando el resto se fue al patio ella recogió sus cosas y se fue canturreando.

Selena abandonó la clase ligeramente preocupada por los niños que iban al patio, pero no hizo nada al respecto. De momento...