Partida Rol por web

La rubia aprovechó para contestarle a su amiga -El "oro negro" le decía mi abuela, dijo completando el comentario de Neil sobre el petróleo, aunque no supiera que le dijeran así. Lo sustraen de la tierra y del mar, hasta que se les acaba y luego vuelven a contaminar, y perforar la tierra para sacarlo de otro lado. Y para contruir esas teles y todo ello, talan los bosques y perforan las grandes montañas.  Por todo esto, es que el hábitat natural de los dragones azulinos de ucrania, es cada vez más reducido, o los bosques septentrionales de bavaria se vean cada vez más mermadas las criaturas mágicas.  La voz de la niña denotaba cierta dureza aunque seguía con su habitual monotonía. He viajado y lo he visto con mis propios ojos...

No puede evitar una media sonrisa al escuchar el comentario de Neil. Ese muchacho era tan inocente. Estoy de acuerdo con Asterope, los muggles son peligrosos y reaccionarán como bárbaros a lo que no entienden. Si los ayudas sólo te morderán la mano, ya verás.  Déjalos en su ignorancia que allí estarán mejor, cada uno por su lado y nada más.

Eso no lo sabéis,contestó un poco seco a Ludmila y Asterope, se sentía un poco atacado nadie puede saberlo hasta que se haga algo al respecto. No podéis saber si los muggles son bárbaros o no
Y menos sin conocerles, yo al menos he convivido con ellos pensó Neil, aunque no dijo nada. Tenemos que reconocer nuestra parte de culpa en el asunto dijo Neil con un tono más conciliador Cuando se hizo la separación de los mundos mágicos y muggle, los muggles eran aún muy poco autónomos, no conocían muchas maquinas o tecnologías que usan ahora. No tenían como defenderse de nuestras varitas, y un mago de lo más inexperto podía hacer lo que quisiera con un muggle muy fuerte o poderoso. Ahora pienso que las cosas se han ido igualando, y como habéis dicho llegamos hasta aprovecharnos de alguno de sus inventos. ¿No?

Neil se levantó para coger algo más de comida y volvió al sitio con el postre, guardando un poco de silencio para que no pensaran que estaba enfadado, sonrió a las chicas y les dijo.
No sé, ¡será que me gusta el riesgo!

En realidad Neil añoraba a sus amigos muggles de España, en el pueblo donde se había criado no había muchos magos, y aún menos niños magos. Además había ido a la escuela muggle hasta antes de aquel mismo verano. Y siempre se había sentido muy culpable por ser mago, algo que sus amigos jamás podrían ser.

Gabi calló y escuchó lo que cada uno tenía que decir antes de responder. Ciertamente habían posturas distintas, como su madre le explicó una vez. Según le dijo algunas tías ultra conservadores le habían quitado el habla por casarse con un muggle. La niña no podía entender por qué debía existir tanto rencor, pero no quería dedicar mucha energía en el tema, así que se limitó a comentar:

-Bueno, con un móvil bien cargado no necesitamos más electricidad, porque se alimentaría de la batería. Y con él podríamos hacer fotos y videos y luego reproducirlos...- Comentó, aunque se dio cuenta de que la mayoría de los chicos no la entendían, así que cerró la boca, tratando de pensar cómo explicarles.

-El móvil es... un objeto que puede hacer todo eso luego de recibir electricidad, la almacena y la usa hasta que la electricidad adentro de él se agota y entonces hay que ponerle más electricidad para que siga funcionando. Pero para nuestro caso con una sola carga podemos hacer lo que queremos.- Dijo antes de mirar a Kendra con una sonrisa amable.

-En la escuela muggle me enseñaron a leer y escribir, cálculo, ciencias, literatura y artes en general, la historia muggle de mi país, la geografía muggle de mipaís y el mundo, ejercicios físicos para mantenerse en forma y otras cosas por el estilo.- Resumió lo más que pudo la información para que los otros niños pudieran comprender, aunque resumir 6 años de su vida era algo complicado.

Tumbada sobre su capa, Asterope escuchó el comentario de Ludmila con sorpresa: "Estoy de acuerdo con Asterope, los muggles son peligrosos y reaccionarán como bárbaros a lo que no entienden". La pequeña repasó mentalmente todas las palabras que habían salido de su boca y estaba completamente segura de que en ningún momento había dicho nada de que los muggles fueran peligrosos o bárbaros.

¿Tanto podrían malinterpretarse sus palabras? Después de todo lo que llevaba luchando contra las ideas de su familia, que ahora de un simple comentario pudiera extraerse tanto prejuicio... Así que cuando Neil se ofendió, se volvió a sentar y no pudo callarse.

-¡No, no, yo no he dicho que sean bárbaros! ¡Al contrario! Lo único que he dicho es que podría ser peligroso para ambos descubrirnos. Actuando en secreto será más fácil para todos. –La eterna lucha que siempre había habido entre los dos grupos: los muggles bien querrían magia para todo o bien tendrían tanto miedo que odiarían a los magos; y estos, con tanto poder, se creerían con derecho a gobernar sobre los demás. Ambos grupos eran tan culpables o inocentes como los otros.

-Y no lo sé con seguridad, pero así ha ocurrido siempre a lo largo de los siglos. Por eso se firmó el Estatuto. Quizás pueda ser diferente ahora, pero ¿vale la pena correr el riesgo? ¿Poner en peligro a muggles y a magos cuando lo más probable es que salga mal? –Los libros de historia lo dejaban bien claro. Una cosa es convivir con ellos o contarle tu secreto a un vecino con el que te llevas bien; y otra cosa es descubrirse ante todo el mundo-. Claramente te gusta el riesgo, sí -añadió con una sonrisa, triste aunque amable.

Suspiró y volvió a tumbarse. Estaba acostumbrada a que creyeran que pensaba mal de los muggles solo por ser una Bletchley y, ahora, por ser una Slytherin. Aun así, no le gustaba.

Por suerte, Gabriela la distrajo de todo eso cuando les habló de los móviles. ¿Y por qué lo llaman móvil? ¿Se mueve solo? Asterope se sintió muy bien consigo misma, pues supo seguir bastante bien la explicación de la chica sobre las baterías, la electricidad y las cargas.

-Oooh, ¿estudiabais todo eso? ¡Qué maravilla! –Si ella quería aprender literatura, arte o geografía, tenía que auto-enseñarse. Eso no lo impartían ni en Hogwarts.

Neil sonrió a Asterope porque notó que se había sentido algo incómoda y violentada. Le empezaba a caer muy bien, a pesar de su primer encontronazo. Cuando el tejón había sido más bien una mofeta. Aguantó la risa por sus pensamientos, no era un momento en el que quedase bien reírse.

Escuchó Gabi hablar, había coincidido poco con ella y era una pena porque ella era de un país latino. ¿Me había dicho Venezuela? Neil estaba confuso porque hacía mucho que se lo había contado. Así que para calmar el tema, siguió su conversación De todos modos seguro que puedo hablar con Asterope más tranquilamente otro día.

Pues sí. Dijo. Eso sí que lo echo de menos, estudiar cosas como Arte o Literatura. Es una pena que Hogwarts sólo tenga clases tan "prácticas" al decir esta última palabra movió los dedos juntos a su cabeza flexionando el dedo corazón e índice de cada mano Porque la Literatura mágica también es interesante. Y el arte, sobre todo el arte. Esta última reflexión la hizo dando énfasis, ya que ene l colegio había cientos, miles de cuadros y otras tantas esculturas.

Aiden escuchaba atentamente a sus compañeros, pero hablar de esos temas le aburrían un montón, le recordaba a las discusiones de mayores. La verdad es que pensaba que a parte de cenar al aire libre, jugarían a algo o iban a practicar algún conjuro. Llegó un momento en el que no sabía si él era demasiado infantil o sus compañeros demasiado maduros.

Decidió tumbarse boca arriba y mirar las estrellas. Cuando estaba en casa, muchas noches iba con su madre fuera de casa para mirarlas y que le contara historias. Ahora mismo la echaba muchísimo de menos, aunque tenía que ser fuerte y aguantar, ya no era tan niño.

-He dicho que estaba de acuerdo con tu comentario, el resto es un comentario mío. dice la blonda ante la defensa de su amiga tranquilizandola, aunque su voz tenía un tinte frío.

Había algunos comentarios tan naif que le causaban ciertas náuseas, no entendían que los muggles podrían llegar a ser una amenaza para la sociedad mágica, y no solo eso, sino que ya lo constituían.

Se centró en el comentario de Neil sobre el arte irguiendo aún más su cabeza. -Estoy de acuerdo contigo, el arte sería una materia interesante...

Tras asentir con ánimo a la propuesta de Kendra Árpád escuchó el debate que se había formado con los ojos bien abiertos. No se habría esperado algo ni tan profundo ni de tanta relevancia de una forma tan improvisada, y no sabía muy bien qué decir. Si tenía que posicionarse sin duda lo haría a favor de mantener el Secreto, pero era complicado explicar por qué.

- Yo creo que estamos bien así. - Dijo. - Es verdad que podríamos aprender mucho unos de otros, pero creo que ellos no sabrían entender las cosas. - Explicó, sin saber muy bien cómo aclarar lo que quería decir. - Quiero decir, ¿qué les impediría encerrar a un mago y obligarle a crear dinero del suyo, por ejemplo? Ellos no tienen ninguna forma de diferenciarlo. Y si nos fusionáramos todo el mundo preferiría antes a los magos. De novios, de trabajadores... Un mago podría tener todo lo que tienen ellos, pero al revés no. - Concluyó. En definitiva era lo que otros habían dicho antes: acabarían envidiando lo que no tenían. Y era lógico.

Solo había tres temas que estaban prohibidos en casa de Ithan. El primero, era hablar de los mortífagos. El segundo, hablar sobre el velo que separaba el mundo muggle del mágico. Y el tercero... Ithan giró la cabeza, escudriñando el cielo, hasta ver la luna en cuarto creciente. Se la quedo mirando, durante unos segundos, y frunció el ceño ligeramente. Del tercer estaba prohibido hablar en casa... y en el colegio.

Así que en silencio, siguió comiendo, intercambiando miradas entre sus compañeros, según iban hablando. Acabó su tercer plato de comida, y aun en silencio, comenzó poner piezas de fruta, hasta un total de cuatro. Entonces, el rubio se llevó el dedo índice sobre los labios, tocándosela a punta de la nariz con la punta del dedo índice.

Por suerte, no estaba en casa, y de ese segundo tema vetado, ahora podía hablar con total tranquilidad. - Inquisición - Corrigió a Neil cuando lo pronunció mal. Aquel tema solo había salido una vez en su casa. Solo una vez. Conocer para no temer. Y en esa frase se resumía el porqué del Estatuto Internacional de Secreto Mágico. - Es mejor que el mundo muggle y el mundo mágico sigan separados. Por mucho que cambien las cosas, que pase el tiempo, es normal tener miedo de lo que no puedes hacer o entender... Y todos generalizamos. Si un mago hace "algo malo" los muggles dirán "¡los magos son malos, al a hoguera!" Y si los muggles hacen cosas malas, los magos se defenderán... así que volvemos... al "los magos son malos, a la hoguera". Ellos son muchos más, después de todo. No se vosotros, pero yo no quiero convertirme en el próximo... Nick Casi-Decapitado. ¿Por qué os sabéis la historia, no? -

- Sin duda, es mejor que los muggles y los magos sigan separados - Acabó por sentenciar, negando con la cabeza, mientras mordía una manzana. Y asintió a las palabras de Árpád, de acuerdo con él. - Totalmente de acuerdo -

Y cuando comenzaron a hablar sobre no ir al colegio, Ithan alzó ambas cejas, mirando a su alrededor con cierta sorpresa. - ¿Soy el único que fue a un colegio para familias de magos antes de venir aquí? - Preguntó, mirando a los demás, con cierta sorpresa. - Las materias de los colegios muggles se parecen a la del colegio para magos... pero nosotros teníamos historia mágica en vez de historia muggle. -

Miró a Asterope, tendiéndole el libro de Robinson Crusoe. - Pues.... va de un muggle que se queda solo en una isla sin nada, y tiene que sobrevivir con su ingenio - Explicó en amplio resumen, usando las mismas palabras que su hermana le dijo a él.

- ¿Arte? - Preguntó, y se giró hacia su mochila, rebuscando en esta sin éxito. - Vaya, me dejé el cuaderno en la habitación. Que...  Cerró la boca, para no decir una palabrota, volviéndose a girar hacia sus compañeros.  - A mí me gustan que las clases sean prácticas. Las otras cosas, podemos hacerlas fuera... a mí me gusta pintar o leer por las noches, antes de irme a dormir. Bueno, Kendra y yo también quedamos para ir pintar juntos todas las semanas.  Pensó, mirando de reojo a la chica del pelo rizado durante unos segundos.

- Por cierto, he traído... una pelota, y mi hermano me explico que los muggles jugaban a un juego parecido al quiddich, pero sin escobas... ¿Os apetece? -

Kendra escuchó con curiosidad la respuesta de Gabi, sonriendole, con cierto aire fascinado- ¿En serio? Pero, los muggles entonces estudian muchas cosas... -dijo, con una media sonrisa, imaginandose lo que sería poder dibujar en clase, casi al mismo tiempo en que Ithan hacia referencia a sus dibujos. Ella si llevaba su cuaderno encima, pero no se atrevió a sacarlo delante de tanta gente. Hasta hacía prácticamente unas semanas, nadie sabía que Kendra dibujaba y, además, había un dibujo que... que le daría vergüenza enseñar- Yo también suelo pintar por las noches... O... algunas tardes... - dijo, mirando a Ithan de reojo, con una media sonrisa, refiriéndose con esas tardes a las que solia pasar con él, dibujando en distintos lugares del castillo. Y, cuando su mirada se encontró con la de él, su sonrisa se afiló ligeramente, volviéndose mucho más complice.

Sin embargo, no todo era tan "tranquilo" a su alrededor. De repente, todos habian comenzado a opinar sobre la conveniencia o no de que muggles y magos levantaran aquel secreto, sobre quien era mejor que quien, o si los muggles entenderian o no lo que suponía ser un mago.

Kendra guardó silencio, escuchando a todo el mundo. Y, cuando todos terminaron de hablar, dio su opinion al respecto, con el ceño ligeramente fruncido, en una expresion pensativa- Yo tampoco creo que sea una buena idea juntarnos. Pero no sólo por los muggles, también por nosotros. La verdad es que... desde hace un par de días a esta parte... Bueno, yo... me he dado cuenta de que muchas de las cosas que creía no son ciertas. O al menos no del todo. Y, después de escucharos, me he dado cuenta de que, a su vez, es lo mismo que sucede con los muggles. No solo son ellos los que no saben nada de nosotros... Escucharos. Nosotros tampoco sabemos nada de ellos. Cosas sueltas, suposiciones... Pero en realidad son pocos los que saben qué sucede a ciencia cierta... Igual que en su caso.

Hizo una pausa, esbozando una diminuta sonrisa, mientras dirigia la mirada al suelo durante unos instantes, para después volver a posarla sobre los presentes- Yo tampoco creo que haya que levantar el secreto, al menos mientras sigamos sin saber nada los unos de los otros.

Entonces, Ithan preguntó sobre el lugar en el que habian estudiado. Y, aunque Ithan ya lo sabia, respondio, más para el resto que para él- Yo no... Ya sabes que te conté lo de mi abuelo.. Ha sido él quien me ha estado enseñando en casa todos estos años... - dijo, notando de nuevo aquel peso repentino sobre sus espaldas. El peso de la culpa, tal vez. O de los remordimientos. O sencillamente el peso de saber que, tarde o temprano, tendria que enfrentarse a algo para lo que no sabia si estaba preparada.

Afortunadamente, Ithan cambió de tema, a uno mucho más liviano: aquel juego muggle del que no habia oido hablar nunca. Miró al Gryffindor, pensativa, con ganas de jugar, pero sin saber si atreverse. Después de todo, era la primera vez que iba a jugar a algo que sonara ligeramente a muggle- Yo... no sé jugar. Pero no me importaría aprender. - acabo diciendo, decidida a dejar todos aquellos formalismos y aquella seriedad a un lado. Eran niños. Tambien tenian que divertirse de vez en cuando.

Gabi escuchó a sus compañeros, todos parecían ya tan maduros, hablando de temas bastante complejos. Sería porque eran de lugares distintos a ella. Pero Ithan logró captar su atención cuando habló indirectamente de -¿Fútbol?- Pensó, comenzando a emocionarse.

-Ithan yo quiero jugar a ese juego que dices.- Le dijo con una sonrisa cuando ya todos habían terminado de hablar. Recordó algunos recreos en los que formaba equipo con las otras niñas de la clase y ella hacía de portera. Cruzó los dedos mentalmente y rogó porque el deporte que conocía el rubio fuera ese, hacía tanto tiempo que no jugaba.

Se puso de pie y miró al resto. -¡Vamos! Seguro que la pasamos bien.- Les animó, aunque sabía que no todos se unirían, esperaba poder jugar.

No estaba muy seguro, pero Aiden juraría que se había quedado un momento dormido mirando las estrellas y recordando a su madre. Incluso juraría que había soñado con ella, pero cuando escuchó a Ithan decir algo sobre el Quidditch, se incorporó tan deprisa que la vista se le nubló un poco. Después de sacudirse la cabeza, enfocó mejor a lo que Ithan tenía en la mano y comprendió que no se refería al Quidditch, si no a un deporte Muggle.

Pensó en olvidarse del tema, no por falta de ganas, si no por miedo a que su hermano le pillara jugando a un deporte Muggle, pero las ganas de jugar a algo y de interactuar más con sus compañeros vencieron sobre el miedo a su hermano. - Yo tampoco sé jugar, pero me gustaría probar. Dijo levantandose del suelo.

Neil asintió a la corrección de Ithan, y como vio que estaba en minoría no tuvo ganas de seguir con el tema.

Sí, es una pena no poder saber quienes son los pintores o como se da vida a los lienzos comentó a Ludmila.

Frunció los labios hacia la referencia de jugar a la pelota.
Hmm, yo no soy muy deportista. Prefiero seguir comiendo. Supongo que se me estará pegando de las gemelas, por cierto ¿donde estarán? Les dejamos un recado en la mesa del comedor... ¡Espero que no se hayan comido a los tórtolos aquellos! Se rió y se acercó a por algo de pudding.

Sacó el libro de Adivinación de la maleta y lo ojeó mirando las estrellas. Tal vez de repente me convierta en un profeta o algo así. Pensó intentando predecir algo mirando al cielo, pero para el solo era un lienzo negro con muchos puntos brillantes. Entonces recordó lo que le estaba costando mejorar en su Leg Magiem.

Chicos, ¿os da más si practico el conjuro de Adivinación? preguntó a nadie en concreto. Es que no he conseguido que me saliese de nuevo desde el día de las clases... dejó la frase en el aire y sacó su varita, buscando algo sobre lo que lanzar el conjuro.

Vio el libro muggle de Ithan, y le entró la curiosidad, Es un libro muggle, pero, ¿estará hecho con magia o será del mundo muggle? Supongo que si reacciona con el hechizo es lo primero.

Neil miró al Gry y le preguntó:
¿Te importa si le lanzo el hechizo al libro? Al fin y al cabo no tiene porque pasarle nada. Neil, sin esperar respuesta (pues estaba seguro de que no pasaría nada y estaba, de hecho, bastante ansioso) se aclaró la garganta y se apuntó con su varita al libro: Leg Magiem susurró haciendo el giro de muñeca adecuado.

Para su sorpresa, su varita vibró levemente y de ella salió el conjuro directo al libro, este se abrió por la mitad y relució un poco en la cada vez mayor oscuridad de los terrenos. Sobre el empezaron a aparecer palabras que hablaban de la vida que había tenido el libro en la escuela.

Los muggles apestan.
Sangre sucia.
Esto debería estar prohibido.
El que lea esto debería ser expulsado de la escuela.

Más cosas por el estilo pasaron por las páginas unos segundos. El efecto se pasó y se apagó su resplandor y se perdieron las palabras, pero se quedó abierto por la mitad. Al parecer el libro había sufrido varios ataques garabateos y graffities a lo largo de su vida.

A neil le pareció un poco macabro lo que había pasado, al fin y al cabo, acababan de tener una conversación un poco tensa. De todos modos le quito importancia con una sonrisa y dijo:
¡Vaya! ¡Pues si que es útil! ¿crees que todas las cosas sobre las que se realice el conjuro pasará algo similar?

¡Chicos! gritó Christopher al ver a sus compañeros. ¡Perdón, me he entretenido! llegó, soltando la mochila y sacando fruta, sandwiches y bollos que había cogido en el comedor. ¡Qué aproveche! cogió un bollo y se lo metió entero en la boca.

Ithan se puso de pie cuando vio que varios compañeros más querían jugar con la pelota. No esperaba tanta participación, todo sea dicho. Así que el Rubio cogió su mochila, y sacó una pelota. Una de plástico pequeña, del tamaño aproximadamente de un melón. Era de color rojo intenso, y mostró la pelota a los demás.

- Pues... se hacen dos equipos, y cada equipo tiene una puerta. El objetivo es hacer pasar la pelota por la puerta del contrario empujando la pelota solo con los pies y la cabeza. Nada de darle con las manos, o lanzarle conjuros. Ah, y solo el guardian puede tocar la pelota con las manos, pero solo si esta cerca de su puerta. Si alguien no cumple las normas, todo el mundo se queda quieto y le dan la pelota al equipo contrario. - Explicó, en un resumen, señalando un punto más alejado (a unos metros) para no molestar a los que allí estaban acabando de comer.

Por su parte, el Rubio aun estaba acabandose la manzana, haciendo pausas en el final de su cena mientras explicaba las normas. Se alegro de que tanto Kendra, como Gabi como Haiden se apuntaran. Esperaba que los demás hicieran lo mismo, se lo pasarían bien. Y cuando Neil dijo que quería practicar conjuros, se encogió de hombros. - Como quieras - Le pareció extraño que, estando entre compañeros fuera de clase, con la posibilidad de jugar un rato, el chaval se pusiera a estudiar y practicar conjuros... hasta que dijo que tenía problemas con el conjuro. Con la pelota aun en mano, lo miró, dispuesto a echarle un cable, pues ya había ayudado a otros con aquel mismo conjuro, y lo tenía muy por la mano. Pero Neil parecía nervioso y ansioso por hacer el conjuro, y cuando le preguntó sobre usar el libro, Ithan se encogió de hombros. Le daba igual, pero tenía claro que si lo rompía, se la cargaría. - No, pero el conjuro no funcionará en ese libro - Le advirtió, pero aun así, el chaval insistió, y lanzó el conjuro. 

Se encogió de hombros, centrando la vista en Jamal cuando se acercó. - ¡Ey! No te preocupes, estabamos acabando de cenar e ibamos a jugar un rato con la pelota, por si quieres apuntarte. Que aproveche. - Le invitó, mostrandole la pelota que tenía entre manos, hasta que la dejo caer al suelo, y le dió una patada, lanzando la pelota hasta cerca de Aiden. - ¡toma ya! - Rio, señalando a Gabi para que le diera a la pelota en su dirección.

Kendra se puso en pie, siguiendo a Ithan algunos metros más allá. Escucho atentamente su explicacion y asintio, con aire astuto- Vale, entonces damos a la pelota con los pies y la colamos.. ¿Donde estan las puertas? - preguntó, intentando hacerse una imagen mental de cómo sería el campo.

La teoría parecía sencilla, desde luego. Ahora bien, seguro que la práctica sería otra cosa.- Bueno, vamos a probar... Seguro que es la forma más fácil de aprender... - dijo, dedicando un gesto a Asterope y Ludmila, haciéndoles un gesto con la mano- Venga, chicas, que no se diga... - sonrio Kendra. Lo cierto es que aquello parecía divertido.

Se colocó entonces entre Ithan y Gabi y, cuando el rubio lanzó la pelota a Aiden, observó el gesto con atencion, esperando a que Aiden se la pasara a Gabi y Gabi a ella, para completar aquel círculo.

-¡Venga Aiden, pásala a Gabi! - sonrio, radiante, deseando que llegara su turno.

Asterope se alegró de que al fin terminara el tema de los muggles. Había comprobado que prácticamente todos pensaban lo mismo que ella respecto al secreto y no merecía la pena seguir discutiéndolo más. Ella volvió a tumbarse a mirar al cielo mientras reposaba la cena.

Le resultó curioso escuchar que Ithan había ido a un colegio de magos antes que a Hogwarts. Asterope no había oído hablar de ellos nunca, ni siquiera en sus amados libros. Quizás fuera algo único de Irlanda. A ella le habría encantado acudir a clases desde pequeñita. Más tiempo aprendiendo, menos tiempo en su casa.

Fue entonces cuando el rubio propuso jugar a un deporte muggle. Aiden, Kendra y Gabriela se le unieron al instante, aunque los dos primeros no sabían jugar. Por las reglas que enumeró Ithan, parecía muy sencillo. Mucho más que el Quidditch, que constaba de cientos de ellas. Aun así, ella se sentía muy cansada y, ahora que había terminado de cenar, solo le apetecía dormir. Así que rechazó educadamente la invitación a unirse al grupo.

En su lugar, se quedó mirando a Neil, que practicaba el Leg Magiem. El tejón había afirmado que se le daba mal, pero Asterope pudo comprobar que tenía mucha soltura con la varita - Un hechizo estupendo, Neil.

Se le estaban cerrando los ojos cuando llegó Christopher, uno de los Ravenclaw. Esto sí que es una sorpresa. Justo después de haber estado hablando de lo poco sociables que eran, apareció uno. Por desgracia, Asterope ya no podía aguantar allí mucho más, así que se levantó y recogió sus cosas, dispuesta a ir a la cama.

-Creo que yo me voy ya. Estoy cansadísima y tengo un sueño enorme -Recogió los platos que había traído y que ya estaban vacíos. Los dejaría en la sala común y que los elfos los recogieran-. Me lo he pasado genial este rato. ¡Tendremos que repetirlo! Buenas noches a todos –Y fue hacia el castillo, con la mochila balanceándose sobre un hombro mientras se escuchaba el ruido de los platos moviéndose dentro de ella.

Ludmila parece reparar en algo, no quería parecer descortés pero no le quedaba otra opción. Se levanta sin dificultad mientras que recoge alguna de sus cosas. -Lo siento chicos, pero debo irme. dice a todos en general. Que se diviertan...y procede a irse de los jardines.

Gabi se alegró mucho de que otros de sus compañeros decidieran jugar también fútbol. Ahora tenía claro qué era lo que quería jugar Ithan.

-Yo quiero ser la guardiana.- Le dijo adrede, usando términos que todos pudieran entender. Hicieron una pequeña formación para empezar a practicar y la niña miró al cielo. Las primeras estrellas comenzaban a brillar en lo alto.

-¡Buenas noches!- Se despidió de Asterope y Ludmilla, siguiéndolas con la mirada, parpadeando un momento antes de centrar su atención Aiden, esperando a que le pasara la pelota.

-Esto se va a poner bueno.- Pensó, mientras se imaginaba atajando la pelota con la pierna derecha o con la mano, según pateara el niño.

Aiden escuchó atentamente las explicaciones de Ithan y, aunque le extrañaba que no se pudiera usar la magia, entendió más o menos cómo se jugaba Nada de magia, sólo con los pies y con la cabeza y hay que conseguir pasar el balón por la "puerta" del contrario. Ok, creo que lo tengo

Estaba repasando mentalmente las normas cuando Ithan le pasó el balón, pudo detenerlo con su pie con algo de torpeza. Entonces sus compañeros le indicaron que le pasara el balón a Gabi, que era a quien tenía al lado. - ¡Toma Gabi! Dijo riendo al igual que sus compañeros mientras le daba una patada al balón. Alguna vez le había dado patadas a las piedras, así que pasar el balón a Gabi no le costó tanto como detenerlo con el pie, aunque a lo mejor no le dió tan fuerte como debía y llegó hasta ella bastante despacio.