Partida Rol por web

Gracias, Daphne. Gracias.

Daphne le sonrió como respuesta con toda la calidez que podía transmitir a Mircea que parecía que fuera a romperse de un momento a otro.

Entonces Mircea habló.

-...el sonido que provocó mi Sonitus fue una imitación del estruendo causado por la explosión.

Mircea había callado mientras el eco de su queda voz se perdía entre las llamas de la chimenea, casi no era consciente de que estaba temblando por él. Eso no se arreglaría con sujetarle la mano asíque le abrazó.

Le abrazó  en parte agradecida por la confidencia tan importante que le había hecho el niño. Le abrazó porque sentía unas ganas terribles de llorar y no quería que su amigo, porque después de eso estaba claro que era su amigo,viera los lagrimones.

-Lo siento mucho-musitó con la voz a punto de quebrársele, sujetando aún a Mircea entre los bracitos. El niño no era muy grande, y así, después del incidente de Quiméricas, se le antojaba más pequeñito. Pequeñito, pero no frágil. Ahí donde estaba, Mircea era el chico más fuerte que había conocido, y con la historia más triste que le había oído a nadie.

- Yo si que lo siento.- reiteró él, aliviado por haber podido compartir aquella carga que tanto le consumía, mientras le devolvía el abrazo con dificultad. Los gestos afectuosos generaban en él una ligera sensación de incomodidad, motivo principal por el que le costaba relacionarse con los demás. Una palmada en la espalda, pasar el brazo por encima del hombro o un beso en la mejilla; cualquiera provocaba una respuesta de rechazo por parte del cuerpo de Mircea. Sin embargo, se dijo a sí mismo, aquella ocasión bien lo merecía.- Perdón por... perdón por haberte preocupado tanto.

- ¿Amigos?

Daphne aspiró un par de veces por la nariz, como si sorbiera y asintió frotándose un ojo, con las mejillas enrojecidas por el sofocón.

-Claro-iba a añadir algo cuando las tripas le protestaron, menudo reloj interno llevaba encima-¡¡ah!! espera, que vamos a cenar ahora... Sara y Ardeen me van a reñir...-se marchó con la mochilita al dormitorio para volver instantes después sin mochilita-¿vamos a cenar?

- Sí.- dijo como toda respuesta. Después de todo, haber hablado tanto le hacia sentir extraño. Quizás con el estómago lleno la cosa cambiase, pero eso era algo que el rumano no podía asegurar al cien por cien.- Te espero aquí.

Una vez Daphne dejó sus cosas en el cuarto, Mircea se dejó llevar por ella rumbo al Gran Comedor.

- Buenos días, siento molestar. Soy un alumno de primer año y necesito tu ayuda. ¿Podrías indicarme cuál es la mejor manera de llegar a la clase de Defensa por las Artes Oscuras? - haciendo gala de una educación intachable, Mircea abordó a un miembro de la Casa Hufflepuff al que encontró subiendo los peldaños que conducían a la Sala Común. Afortunadamente, el chico, que aparentaba cursar su cuarto o quinto curso en Hogwarts, no tuvo reparos en echarle una mano. Tras grabar a fuego las indicaciones recibidas en su cortex cerebral, ambos terminaron de ascender la escalinata y se despidieron con un cordial saludo, acompañado por el agradecimiento del rumano.

Sin poder resistir su curiosidad, extrajo el volumen de Defensa Contra las Artes Oscuras y ojeó las primeras páginas en busca de algún hechizo que le llamase la atención. Aunque sentía cierta animadversión por las maldiciones, era consciente de que había que saber dominarlas para poder contrarrestarlas con eficacia. Y así quedó, medio sentado en el brazo de uno de los múltiples sillones que decoraban el interior de la estancia, absorto en la interesante información que aquel tomo destilaba.

Daphne salía corriendo de los dormitorios con la mochila agitándose a su espalda.

-¡¡Mircea!!-corrió hacia el niño sujetándole del brazo con expresión apurada-¡Sara no quiere salir de la cama!¡Por mi culpa! No quiere que la quemen y no quiere ser bruja y  y....-miró hacia atrás , a los dormitorios femeninos- Ardeen y yo no sabemos que hacer....

- Buenos días, Daph... - la media sonrisa que iba abriéndose paso entre sus pálidas facciones quedó congelada por la urgencia impresa en las palabras de la chica.- ¿Que qué?- Mircea no salía de su asombro. ¿Qué Sara no quería ser bruja? Entendía la posibilidad de que existiese cierto rechazo por parte de algunos hijos de muggle o magos por el mero hecho de ser alguien fuera de lo normal dentro del estricto modelo impuesto por los muggles. ¿Pero que la quemasen? ¿De dónde diablos había sacado una idea tan demencial y desorbitada? - Cuéntame que ha pasado. Quizás pueda hacer algo, pero tendrás que transmitirle mis palabras.- dijo, algo azorado.- Los chicos no tenemos permitidos entrar en la habitación de las chicas.

Daphne cogió aire empezando agobiarse.

-Ayer Sara decía algo sobre Dios y que si no rezamos acabaremos en el infierno, pero yo he leído cosas y los muggles cristianos condenan a los de la comunidad mágica por herejes y les condenaban a la hoguera y y... ella no quiere ser bruja porque sino la quemarán y yo no quería que se pusiera así...-se muerde el labio inferior hinchando los mofletes intentando controlar el sofoco por el agobio.-ahora no quiere salir de la cama y no sé quién puede sacarla....-le coge de una mano y le mira suplicante, como si el niño supiera qué hacer.

- La religión siempre ha traído problemas. Ya lo decía mi padre.- Mircea no podía imaginar como habían podido instalar en la mente de la muchacha una creencia basada en pilares tan aterradores. Su propia educación, asentada en los dogmas del agnosticismo, acentuaba su escepticismo ante tamañas patrañas. Vladislav siempre insistía en que no pondría su alma en manos de unos dioses que exigían la devoción de sus fieles y el estricto cumplimiento de sus dogmas.- Las quemas de brujas fueron comunes en la Edad Media, en la actualidad es impensable. Sara no tiene de que preocuparse.

-¡Pero no quiere salir de la cama!-explicó Daphne soltando a Mircea para echarse los rizos hacia atrás-dice que se quiere ir a casa y no va a salir del cuarto...

Miró a Seth y levantó la mano,saludando.

-Seth, hay que buscar a un profesor o alguien que consiga que Sara salga del cuarto y quiera quedarse.

- Vaya... qué extraño -  decía Seth mientras se acercaba a sus dos compañeros. - ¿qué no quiere levantarse?... ¿has probado a utilizar el hechizo "sonitus" para que suene el croac de un sapo bajo sus sábanas? ...  estoy seguro de que será eficaz.

Salí del dormitorio de los chicos y me encontré a Daphne, Mircea y Seth hablando. 

- Buenos días, chicos. ¿Qué pasa? Se os ve algo preocupados - me fregué un ojo, aún presa del sueño, mientras bostezaba.

-Sara quiere irse de Hogwarts y Ardeen está con ella...-tal vez debería dejar de perder el tiempo en la sala común y buscar al jefe de la casa para que se encargara del asunto.

 - Seth presentía que por dicho incidente... podrían llegar tarde a clase... estaban perdiendo demasiado tiempo y ya deberían estar desayunando (pensamientos).

Para ganar tiempo... mientras se decicían y no... Seth le preguntó cómo se llegaba a la clase de defensa a uno de los alumnos de cursos mayores que precisamente salía de la sala común para no llegar tarde a sus clases.

Estaban perdiendo tiempo por culpa de una nimiedad. Desde sus inicios, las diversas interpretaciones de la fe no habían hecho más que traer disgustos a los seres humanos. Le resultaba indiferente que Sara no quisiera despegarse de sus sábanas por temer que la promesa de castigo hacia los herejes impartida por los maestros seculares más fanáticos se hiciera realidad; pero no estaba dispuesto a que su curso pagase las consecuencias. Por lo que, recopilando algunos de las bases esenciales del catolicismo, se dirigió a Daphne.

- Daphne. Dile a Sara que llega un momento en la vida de todo cristiano - ya sea muggle o mago - en el que Dios pone a prueba el alcance de su devoción y de su fe.- Mircea estaba seguro de que preceptos tan básicos ayudarían a llamar la atención de una personalidad criada en los dogmas cristianos desde su infancia.- La doctrina se basa en los pilares del perdón y el autosacrificio de uno mismo por el bien del prójimo. ¿Cómo crees que se sentiría el Altísimo si una de sus más devotas fieles claudica tan fácilmente en la tarea que Él le ha encomendado? - Mircea se llevó una mano a la barbilla tratando de hilvanar una respuesta lógica ante una posible réplica negativa de la muchacha.- Si no se muestra convencida, dile que mientras su voluntad sea inquebrantable, Dios le proporcionará la fuerza necesaria para afrontar sus miedos. Sí. Creo que con eso será suficiente.

Daphne atendió las palabras de su amigo y asintió.

-Id yendoos a desayunar y a clase, voy a buscar a alguien.

Sale de la sala común perdiéndose entre los pasillos camino al comedor pero sin llegar a entrar, interceptando a la profesora Lovegood, seguro que ella sabría que hacer además de soltarle las palabras de Mircea.

A la vuelta va directamente al dormitorio, con un papel entre las manos.

Chicos, confiemos en que todo saldrá bien. Daphne es una chica muy capaz y cuando lleguemos a clase seguro que están allí Sara y Ardeen sentadas, habriendo llegado antes que nosotros - dijo Seth sonriendo para animar a los  demás a que fueran a desayunar juntos.

Asintió ante las palabras de Daphne, ignoró las de Seth y se dirigió apresuradamente a la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras.