Partida Rol por web

Extendió una mano contando sus monedas y miró el carrito.

-Yo quiero un helado de esos-señaló los helados con nata de Cornualles rellenos de mouse de fresa- y dulces la marmita...sí...-aun quedaban algunas monedas sueltas- ¿quereis vosotros helado?

Nikolay se levanto, mirando a Amon primero y después a Daphne con la que se sonrojo levemente mientras le hablaba con una voz tímida

- Yo quiero... Helado como ella, dos ranas de chocolate y...-Miro a los presentes y luego recordo las palabras de su padre- y chocolate para todos...

Asientio repetidas veces mientras le daba los dieciciete galeones a la señora y contaba lo que le qeudaba, aun podía comprar algo mas.

-¿alguno quiere compartir algo?... aun puedo comprar una cosa mas y no se qué... si os apetece... claro...

Miró sus pastelitos y sonrió vacilando.

-Claro, no me voy a comer todo esto yo so-sola ¿no? -en los libros siempre se hacian amigos compartiendo cosas, asique mas le valia ir aprendiendo. Juntó los pastelitos en un montoncito donde poner las cosas a compartir, como si estuvieran en una especie de fiesta.

Me levante y me acerque de nuevo a la señora para comprar mas regalices y los puse en el montón que estaba haciendo daphne con una sonrisa

-Pues hagámonos una minifiesta -dije sonriendo mientras seguia con uno de los regalices.

Compro algunos chocolates mas y un poco de menta y los puso también en el montoncito, sonriendo, algo mas confiado aunque aun demasiado reticente con todos.

- ¿una... minifiesta?- Su hermanastra le había hablado de fiestas con sus amigas y amigos, siempre divirtiendose y gastandose bromas mutuamente, esperaba que lo de las bromas fuera mentira, no se le daban bien- en ese caso... algo para beber... ¿no?

-¿vosotros os sabeis canciones?-se animó mientras la bruja del carrito sonreía con algo de impaciencia por terminar el paseo por los vagones.

Niego con la boca llena de regaliz

-Nunca he sido muy de cantar, la que si que lo hace es mi hermana pequeña con mi madre.

Asiento para enfatizar lo dicho- ¿tú sabes cantar? aunque no se me de bien puedo acompañarte si me enseñas la letra y la melodía

-Ah... Eh...-parpadeó con rapidez sonrojandose-No, no muchas, mis abuelos no cantan demasiado en casa...-y con demasiado estaba claro que se referia a "nunca"-¿y vosotros?-miró a nikolay y a Edward con cierta esperanza-podriais enseñar alguna cancion y la cantamos mientras comemos.

Edwar apenas había pedido unos trozos de turrón que ya le estaba pegando el diente, mientras sus compañeros hablaban este concentra-dito con el turrón que tanto le gustaba pero que pocas veces había comido.

Sintió que le miraban por lo que alzo su mirada para ver que Daphne le miraba, solo pudo manifestar una expresión de ignorancia y decir tímidamente con la boca medio llena -¿Que Pasa?-

-¿me enseñas alguna canción?-sonrió la niña abiertamente tendiéndole un pastelito de los que tenía, el chico sólo había pedido turrón asique un poco más de variedad seguro que no le desagradaba.

Nikolay cogio uno de los tantos pasteles que habían en el vagón mientras miraba a Edward esperando alguna canción, el sabía las pocas que le había contado su hermanastra, pero no iba a decirlo, se le daba mal cantar... muy mal y no quería caerles mal

- Si sabes la letra, podriamos... cantarla todos- dijo en tono timido aunque sonreia mientras comía su pastelito contento.

Sonrió nerviosamente y dijo -Canción...- tragó -Em... no se cantar..- viéndose abrumado por la pena que sentía pasar. Edward no estaba acostumbrado a estar entre extraños

Los iris azules de Daphne se ensombrecieron notablemente y agachó la cabeza un poco.

-Ouh... bueno, podemos... eh... hacer otra cosa-musitó decepcionada adelantando el labio superior ligeramente, como poniendo morritos de pato.

Guardó silencio entonces esperando alguna propuesta.

Nikolay vio la mirada de Daphne tan decaida que acabo levantandose, rojo de la verguenza. 

- Los patitos... en el agua... meneando la colita... se decían... uno a otro... hay que agua mas fresquita- mientras cantaba, se movía, haciendo como si fuera un pato... estaba rojo como un tomate y en cuanto termino, se sentó, metiendose una regaliz en la boca.

Aplaudí con entusiasmo mientras me reía, ¡que canción más divertida!

-¿Cómo era?- pregunte mientras me ponía de pie.

Los patitos

en el agua

meneando la colita

se decían uno a otro

hay que agua mas fresquita

Canté mientras me movía como se había movido Nikolay, tras lo que cogí un regaliz y lo mordí con una gran sonrisa

-No lo haces bien Amon, es...-se puso de pie alisándose la falda y repitió los movimientos cantureando con su vocecilla, bastante animada-¿a que sí?-miró a Nikolay buscando su aprobación y luego tiró un poco de Edward-baila con nosotros ya verás que bien-titubeó un poco ante la reticencia del niño y miró a los otros dos en busca de apoyo para que le animaran a bailar.

-Vamos, que es divertido... ya verás que bien lo pasas

Intenté animar yo también a Edward para que bailara

El tren es una locomotora de color escarlata. No hay servicio de restaurante, pero si hay una bruja que lleva un carro donde los estudiantes pueden comprar varios tipos de golosinas y zumo de calabaza. Hay uno o dos vagones al principio del tren para los prefectos de Hogwarts. No suele haber tampoco adultos a bordo del Expreso Hogwarts, excepto la bruja que lleva el carro y el conductor.

El tren estaba casi al completo y la mayoría de los compartimentos y vagones iban saturados de maletas, jaulas de animales y sobre todo gritos y conversaciones. Pocos minutos después de que estuvieseis instalados el tren hizo un sonoro ruido y éste arrancó.

La mayoría de familias mágicas estaban allí despidiéndose de sus hijos, para algunos sería el primer año en Hogwarts, para otros sería ya el último. Los alumnos estaban pegados a los cristales de sus compartimentos, otros estaban sacando un pañuelo por la ventana, pero todos sabían que el expreso arrancaba y que en unas horas llegarían a la Escuela.

El viaje sería largo y llegarían para la cena, hasta entonces lo mejor sería ponerse cómodo y esperar a que terminase. Debían llegar frescos y relajados, pues nada más llegar comenzaría la ceremonia de Selección y ese era un acontecimiento único e irrepetible que serviría para asignas a los alumnos de primero en una casa que le marcaría para toda su vida.

Entré hacia mi vagón cuando me dijeron cual era. Hace un año fui justo al lado, en el vagón número 3, con unos chicos que al principio eran desconocidos, pero que ahora han sido mis mejores compañeros. Entré, dejé mis cosas dentro y me senté, con un libro en la mano, leyendo "Las fantásticas aventuras del mago".