Partida Rol por web

El tren es una locomotora de color escarlata. No hay servicio de restaurante, pero si hay una bruja que lleva un carro donde los estudiantes pueden comprar varios tipos de golosinas y zumo de calabaza. Hay uno o dos vagones al principio del tren para los prefectos de Hogwarts. No suele haber tampoco adultos a bordo del Expreso Hogwarts, excepto la bruja que lleva el carro y el conductor.

Sam llegó al vagón y vio que estaba sola

Perfecto pensó mientras se sentaba en los cuatro asientos y elegía el más cómodo. Se fijó en que sus cosas estaban guardadas, y su gato la miraba desde lo alto. Tenía una mirada de lo más maligna.

Al acercarse la bruja con el carrito, se puso en pie. Chascó los dedos para llamar su atención, y dijo

Dame una bolsa de ranas de chocolate dijo mientras cogía tres galeones de su bolsillo y se los lanzaba a la bruja.

Abrió la bolsa y cogió una de las ranas. Al ver que se movían, por obra de un encantamiento, metió una en la jaula del gato. Él se emocionó al ver que tenía algo que cazar, y se estuvo entreteniendo un rato mientras Sam comía alguna rana también

Mientras buscaba su vagón, Seth se cruzó con la señora del carrito. Le compró una bolsa de ranas de chocolate y siguió por el pasillo hasta dar con su estancia.  Pensaba que sería el último en llegar, pero solo había una chica cuando llegó a su asiento.

Saludó tímidamente mientras se sentaba junto a la ventana - hola. Abrió el paquete de ranas de chocolate mientras miraba por la ventana.

Sam vio como se abría la puerta del vagón y un niño saludaba con un tímido "hola".

Carne fresca pensó mientras una de sus mejores sonrisas asomaba a sus labios.

¡Hola! dijo mientras le miraba directamente a los ojos. Mi nombre es Sam Seeworth. ¿Cuál es tu nombre?

- Seth Rajel, encantado - respondió cortésmente mientras le extendía la mano, se dió cuenta de que estaba siendo demasiado educado y la retiró disimuladamente. Seth se dió cuenta de que Sam se percató del gesto, le gustó ver su sonrisa pero le dió verguenza.

Se sentó correcmente estirado con la espalda apoyada en el asiento, volvió a mirar por la ventana y tragó saliva.

Se cree mayor, siendo tan educado meditó Sam, sin perder en ningún momento su sonrisa, al tiempo que parpadeaba un par de veces para así provocar que el niño se fijara en sus ojos

¡Oh, me alegro mucho de conocerte, Seth! Y dime, ¿estás nervioso? Yo un poco. Estoy deseando saber en qué casa me ponen. ¿Tienes alguna preferencia?

Filipp entró en el tren con la jaula de Tim, su autillo, en la mano. Por el camino se encontró con una señora que vendía chucherías y le compró unas ranas de chocolate. Luego atravesó la puerta del pasillo del vagón se acercó a donde había dejado las maletas antes de salir a despedir a sus padres. Cerca de éstas había dos niños, un niño y una niña, para ser exactos. Les miró y dijo - Hola - al tiempo que se sentaba en su asiento. Miró por la ventana y despidió a sus padres con la mano abierta. Sentía algo de tristeza por dejarlos, pero iba a aprender a hacer magia, y eso le emocionaba.

Cuando dejó de verlos, sacó su varita y se puso a examinarla lentamente, de cerca, mientras se comía una rana de chocolate. Luego se puso a jugar con Tim, mareándolo con la varita.

Cuando el nuevo niño entró y dejó el autillo, el gato de Sam bufó.

Sam sonrió ante ese sonido.

¡Hola! Yo me llamo Sam, y él Seth. ¿Cuál es tu nombre? preguntó entusiasmada al nuevo.

Qué poca educación pensó sin perder la sonrisa

Me llamo Filipp - le contestó. No esperaba que le hablasen tan pronto. La niña parecía bastante extrovertida. ¿Ya os conocíais de antes? - les preguntó mientras cerraba la jaula de Tim. El gato no le inspiraba demasiada confianza.

- Eh hola - dijo Seth saludando al recien llegado.  (Qué acento más raro! notó Seth que era extranjero con solo oirle decir "hola"). Se sentía un poco menos vergonzoso al dejar de encontrarse a solas con Sam.

¡Uy no, qué va! dijo Sam mientras reía un poco

Ya le gustaría a éste conocerme de antes pensó

Nos acabamos de conocer en el vagón. Oye, espero que no te moleste mi pregunta, pero ¿tú no eres de aquí, verdad?

Nací en Londres, pero mis padres son rusos. En casa hablamos ruso, por eso se me nota algo el acento. - le explicó a la niña. Estaba acostumbrado a que le preguntasen. Además, por su palidez y sus ojos no hacían más que aumentar el aspecto de extranjero. ¿Y vosotros de donde sois? - les preguntó a ambos. Donde yo vivía solo había otro niño mago, la mayoría eran muggles.

Yo me he criado entre el norte de Europa e Inglaterra. Mis padres son magos, profesores de magia de la escuela Durmstrang pero en mi casa la magia ha sido tabú hasta que cumplí los 11 años. Sois los primeros niños magos que conozco. ¿Conocéis algun hechizo? - Dijo Seth mientras miraba la varita que sostenía Filipp intentando saber cuales eran los materiales que se había usado en su elaboración.

Yo me he criado en Londres dijo Sam mirando con curiosidad a Seth

¿Dumstrang? El colegio de magia negra... Qué interesante se está volviendo

No conozco ningún hechizo. En casa nunca me dejaron coger una varita, pero a veces la magia salía sola de mí, sin necesidad de la varita

¿Durmstrang? Algunos antepasados míos se educaron allí, creo - dijo Filipp. ¿Como es que siendo profesores allí no decidiste ir allí a estudiar? Te hubiera sido más fácil, ¿no? - le preguntó

Ah, y si que sé algun hechizo, pero no sirven de mucho - comenzó a explicar Filipp. Lumos - exclamó a continuación consiguiendo tan solo una miserable lucecita que parecía más bien un adorno de navidad. En teoría nos está prohibido, por eso mis padres no me enseñaron todo lo que podría aprender. Aunque si que se algunos más para ayudar a barrer, fregar, hacer agua... cosas de esas - le comentó al niño.

¿Para ayudar a barrer? ¿De verdad? Nunca he visto un conjuro así. ¿Te importa hacerme una muestra? dijo Sam al tiempo que arrugaba uno de los envoltorios de la rana de chocolate que se había comido y lo tiró al suelo.

¡A ver cómo lo barres!

Filipp hizo un movimiento con la varita y murmuró algo incomprensible. Entonces la bola de papel empezó a arrastarse por el suelo. Paró al tiempo que Filipp levantaba la varita. Sin un recogedor donde echarla tampoco sirve de mucho... - le explicó a la niña.

Filipp guardó la varita. Ya ha habido bastante magia por hoy, pensó. Sabía que aún no podían hacer magia, y no quería tentar a la suerte...

El tren es una locomotora de color escarlata. No hay servicio de restaurante, pero si hay una bruja que lleva un carro donde los estudiantes pueden comprar varios tipos de golosinas y zumo de calabaza. Hay uno o dos vagones al principio del tren para los prefectos de Hogwarts. No suele haber tampoco adultos a bordo del Expreso Hogwarts, excepto la bruja que lleva el carro y el conductor.

Kelly entro en el primer compartimento que se encontraba libre, coloco su baúl debajo de los asientos y se sentó, puso el transportín de la gata a su lado.

-Aun no puedo sacarte -Blackie la miraba con ojos resentidos. -Cuando el tren se ponga en marcha, quizás te deje explorar un poco.

Apoyo la espalda contra el respaldo, se había sentado al lado de la ventana y veía a sus padres al otro lado, Kelly les dijo adiós con la mano y observo como los más rezagados se despedían rápidamente de sus familiares y subían al tren.