Partida Rol por web

Gracias.

Se limitó a decir Kurgan tras la enhorabuena mientras asentía y acompañaba el gesto con una sonrisa de agradecimiento y complicidad a partes iguales.

El guerrero se mantuvo de pie esperando a que el clérigo les instara a sentarse o a que lo volviera a hacer el sacerdote. Se quedó en silencio, pues ya conocía un poco al adepto de Vecna y sabia que por mucho que le apremiase para entrar en el tema que les importaba, el clérigo solo lo haría cuando lo hubiera decidido.

El sabio conocía por que estaban ellos allí, y él los había convocado por que tenia que decirles algo importante. Sobraban las preguntas, pero había espacio para la cordialidad, el sacerdote se lo merecía, como también se merecía poder estudiar a todos los "héroes de Asbrav" de mas cerca.

Vamos "padrino", dinos cual es la respuesta que tienes.

El Caballero de la Redención examina los rostros de los presentes y parece satisfecho con la pausa, porque continúa.

Ayer me fueron pedidos extraños favores. Queríais saber una forma de vencer a vuestro enemigo, El Elegido de Erythnull... y queríais que Vecna os ayudará en vuestra guerra. Son peticiones audaces, incluso arrogantes, pero mi sabia deidad ha dado una respuesta favorable para vosotros.

Por fin, el clérigo vuelve a sentarse, indicando a los demás que hagan lo mismo. Se toma su tiempo para continuar con la charla, como si hubiera terminado las buenas noticias, al menos durante un rato, y ahora tocara lo malo.

A cambio, Vecna solo ha pedido una cosa. No os costará un gran esfuerzo, en el sentido habitual de la palabra, pues lo único que quiere es que escuchéis algo. A cambio de su ayuda, El Susurrado exigió que escuchárais una verdad.

No es pedir demasiado, ¿cierto? pero las verdades pueden ser más letales que las espadas... y los mortales a veces tenemos dificultades para aceptarlas.

Malas noticias o no, el sacerdote de Vecna parece estar divirtiéndose.

Por eso necesito vuestro consentimiento, aunque... ¿no eran respuestas lo que queríais? Mi Señor, dios de los secretos, trafica y negocia con pequeñas y grandes verdades... y con él, la información puede ser un precio tanto en un sentido como en el otro.

El clérigo examina de nuevo a sus invitados, esperando respuesta de sus bocas o sus gestos. Sin duda no esperará mucho, sin embargo, porque parece arder en deseos de revelar su misteriosa pieza de información.

Kurgan se quedó intrigado por la propuesta que había lanzado el Clérigo de Vecna. No entendía cual era el sentido de todo aquello, y no concebía que el escuchar una verdad pudiera ser tan traumático.

El semielfo intuía las ganas que tenia el sacerdote por cobrar su parte del trato, y como era algo por lo que tendrían que pasar obligatoriamente, decidió que cuanto antes lo hiciera, mejor.

Adelante.

Es lo único que dijo dando su conformidad al acuerdo.

Sera interesante sin duda.

Que puede valer tanto como la informacion, o mas bien que pueden sacar ellos de que nosotros sepamos dicha informacion...

Orphen permanece atento a la espera con un posado intranquilo.

El gnomo queda intrigado antes las palabras del Sacerdote. En su caso, los de su raza no se caracterizan por ocultar demasiadas cosas. Tal vez alguna travesura que otra, como abrir cartas que no van destinadas a uno... Pero de resto, Kandalian no teme a nada.

Así que ansioso se dispone a asentir como pidiendo sea revelada esa verdad.

Extrañado y tal vez ansioso, el bárbaro asintió con la cabeza y quedó a la espera junto al resto de escuchar las palabras del Clérigo.

Bien el clérigo sonríe más de lo que su adusta cara habría podido parecer capaz. Allá va.

Coge aire como si estuviera a punto de empezar una historia.

Antes de empezar... debéis saber que incluso los Dioses tienen sus normas. Imaginad grandes Consejos, sabios juicios, en los que las deidades discuten y tratan de realidades mucho más allá de lo que la mente humana puede imaginar. Imaginad las leyes entre dioses, más antiguas que la tierra y más fuertes que los principios naturales que nosotros consideramos dados: el tiempo, la muerte...

Ahora sabed que nunca, hasta tiempos recientes, una de estas leyes se había roto. Erythnull ha dado a un humano poderes que solo debían poseer las divinidades, se ha inmiscuido en los asuntos terrenales hasta límites prohibidos. Algo así jamás había pasado, y el universo entero se está conmocionando por este concepto recién creado de un crimen entre los dioses. Todo lo que percibís, guerras y confusión, señales en el cielo y batallas entre dragones, no son más que los temblores de ese cambio.

Llegados a este punto, el clérigo no puede evitar una corta carcajada. Tarda unos segundos en proseguir su relato, y no se da prisa, pues sabe que tiene la atención plena de su audiencia.

Pero esto no es nada, lo mejor está por llegar.

Hace otra pausa, paladeando el efecto de sus palabras.

¿Cómo diríais que los Dioses solucionarían un problema así? ¿cómo se puede enmendar a una deidad rebelde como si fuera un niño travieso?

Sí, exacto, el término sería una Guerra entre Dioses, esa es la única respuesta. Pero mirad el cielo, escudriñar en el mar... por turbulentos que estén estos tiempos, no parece que La Guerra esté sacudiendo los cimientos del mundo, ¿verdad?

Con sus ojos negros examina a todos, y frunce el ceño, adoptando un aspecto malvado durante un instante.

No hay tal Guerra, al menos aún no, y aquí viene la revelación...

Todos y cada uno de los dioses en los que hayáis creido: San Cuthbert, Pelor... el dios de los elfos y el de los orcos, el de la justicia y el de los muertos. TODOS os han abandonado. ¿Por qué? Sencillo: una Guerra entre Dioses arrasaría el universo entero. Las ambiciones de Erythnull y de su pupilo Elegido no parecen ir más allá del plano material... y eso es, sin duda, un precio pequeño que pagar. La vida de todos los elfos, humanos, orcos y enanos de este mundo no vale nada en la balanza, medidos contra un universo entero. Infinitos planos. Incontables realidades.

Parecerá una decisión inhumana, sí, pero los dioses no son humanos. Solo las deidades son capaces de una decisión así, y sus acciones están más allá del juicio de cualquier mortal. ¿No habéis sentido un silencio cuando habéis rezado ultimamente? ¿la sensación de estar desamparados? Los Dioses, en su infinita sabiduría y frialdad, han decidido esperar y mirar.

Pone las manos sobre la mesa, jugueteando con una pluma de escribir.

Vecna es el único dios que vive en el plano material; el único vinculado con este mundo al que los demás han renunciado. Ha sido un sabio movimiento vuestro el acudir a él. Un buen momento para cambiar de bandera, ¿no?

- ¡Por San Culthbert que es una verdad terrible!

Kandalian habla seriamente. Asombrado y en cierto modo atemorizado.

- Y dinos, ¿qué podemos hacer? ¿Acabar con el Elegido de Erythnull? ¿Se trata de eso?

Pese a tener sus creencias, como todos, Vanth no era muy amigo de lo divino y no solía dar credito a la palabrería de clerigos y similares.

No obstante, un sentimiento extraño le hacía temer que ese hombre hablaba de realidades. Tal vez fuese la convicción que ponía en sus palabras, o tal vez la crudeza de las mismas lo que le movía a creerlas.

Cierto temor comenzó a invadirle, pero rápida y sorprendentemente, un sentimiento se alzó muy por encima del miedo. El odio. Odio hacia unas deidades, que en su supuesta "inmensa e inmortal" sabiduría, daban la espalda a sus PROPIOS problemas como solución a los mismos. Unos dioses que jugaban a cuidar de un mundo, o tal vez de muchos, y apenas sabían cuidar de sí mismos.

Vanth apretó fuertemente los dientes y cerró con fuerza los puños, deseando liberar toda aquella rabia y desconcierto contra algo cercano. Su fé, escasa pero firme, se había tambaleado con unas simples palabras que ni siquiera tenía la convicción de creer.

JA! Mira hacia arriba esperando algo durante unos segundos.

Estoy esperando ver caer el rayo que te fulmine. dice con una sonrisa.

Y porque Vecna es la excepción?

El elfo no mediaba palabra estaba asimilando todas las palabras recibidas por el clérigo, verdades, y más que verdades que en los corazones de algunos podían ser grandes cargas inclusive desesperación, si esto se supiera muchas gentes dejarían de rezar a sus dioses y podría crearse un gran caos, el elfo se preguntaba si definitivamente se mantendrían de brazos cruzados si eso ocurriera... Seguramente no, pero también meditando un poco entendía a los dioses en medida, pues de historias era conocida que una guerra de dioses podría destruir fácilmente el mundo donde ellos criaturas de insignificantes a ojos de  dioses, perecerían como cualquier insecto en manos de un mortal... Y aunque pensaba que los dioses podrían buscar alguna solución alternativa a una guerra entre ellos, también era de la opinión de que los dioses estaban esperando algo, algo que les empujase a actuar tal vez, eran pensamientos que ahora mismo le sobre pasaban, así que decidió intervenir...

 - Está claro que los dioses no participarán activamente para que se arreglen las cosas en un inmediato próximo... Y está claro por lo que puedo sacar en claro que la solución debe pasar por manos mortales, como en antiguas historias que algunos viejos libros cuentan. Pregunto, por donde nos guía este dios vinculado a este mundo, estoy seguro que quiere solucionar las cosas antes de que se pongan mucho peor, pues al estar vinculado también sufrirá las consecuencias que se acercan... Cual es su consejo?

El elfo no parecía impresionado por el tema, aunque se podía denotar que estaba en constante pensamiento y dándole vueltas a las palabras que había dicho el clérigo, tal vez aún no era consciente de toda la verdad dicha por él…

Vayaaaa

Kurgan no dijo nada en un principio, aunque la revelación que expuso el Clérigo le dejó con una evidente cara de estupefacción. Todas las piezas del complicado rompecabezas que estaban sin colocar, se iban poniendo en su lugar correcto a medida que el sacerdote de Vecna iba añadiendo mas palabras. Se terminaron los acertijos y los mensajes difusos, por fin conocían cual era el verdadero problema de fondo de todo lo que les estaba pasando.

Ciertamente era una verdad difícil de asimilar, las creencias que tenia el semielfo se desmoronaron en apenas unos minutos. Para alguien práctico como él, que solo reverenciaba a los dioses temeroso de sus poderosas influencias, fue un cambio drástico en su mentalidad.

A partir de ese momento solo existían dos divinidades en su panteón, Erythnull y Vecna. El dios de la matanza era el enemigo declarado contra el que debían luchar para evitar la aniquilación, y el otro era el también maligno y esquivo dios de los secretos. Un aliado peligroso, pero el mas poderoso y leal que podrían encontrar, por que, dicho de forma familiar, era el vecino de todos ellos.

Tras asimilar la declaración, la mente pragmática del semielfo comenzó a trazar planes y diferentes cursos de acción. Pues, ahora que conocía lo que realmente pasaba, sabía que estaban solos en esto.

¿Y que es lo siguiente que sugiere tu dios que hagamos?, Sabiendo todo esto deberíamos dejar de defendernos y tomar la ofensiva.

Alguien deberá plantar cara al Elegido, me temo que sí. Pero matar a alguien que tiene el favor de un dios no es sencillo. Bashnar, pues así es como se llama, ha sido vencido en el pasado... pero su Señor le ha salvado o, incluso, le ha devuelto la vida cuando ha muerto.

Saca un papel de entre los de su escritorio, y se lo tiende a los aventureros, al primero que quiera acercarse a cogerlo.

Este es el primer favor de mi señor El Susurrado: el conjuro inscrito en este pergamino puede encarcelar el alma de un muerto en una gema, para que su regreso sea imposible, incluso para una deidad. El primer defecto es que hace falta una gema valiosísima y especialmente elegida para el alma a contener...

El segundo defecto es que este conjuro solo será de utilidad si el Elegido ha muerto, y el favor de un dios es algo contra lo que difícilmente se puede luchar. Erythnull puede dar poderes ilimitados a su siervo, matar instantáneamente a cualquiera que se le oponga, o trasladar a otro mundo al Elegido con solo un pensamiento, si lo ve en peligro.

¿Qué... Comenzó a preguntar Vanth tratando de aparentar sin mucho éxito algo de calma. ...clase de resistencia puede tener alguien así? ¿Todavía puede ser cortado por espadas o atravesado con flechas?

Kandalian procesa la información que el clérigo de Vecna va soltando. Se trata de información valiosa, sin duda reservada para ciertas esferas de Mando.

El gnomo, como corresponde en estos lances, había guardado silencio, escuchando atentamente lo que se decía. Pero cuando el Caballero habla de una gema, el monje se ve obligado a interrumpir.

Tuvimos un encuentro con un extraño personaje: Aristeo. Igual has oído hablar de él. No nos dijo para qué, pero sí nos advirtió que necesitaríamos una gema. Y nos dió una, que porto entre mis enseres.

Kurgan decidió intervenir después de que lo hiciera el gnomo.

Bien....entonces, en el caso de que la gema que necesitamos no sea la que tiene Kandalian, deberíamos saber donde podemos encontrarla y como se llama. Aunque sospecho que esa será la parte mas fácil del trabajo que tenemos por delante...

El semielfo mantuvo cara de preocupación durante unos instantes hasta que volvió a hablar.

.....Lo que veo mas complicado es conseguir que el Elegido de Erythnull pierda el favor de su dios. Lo único que se me ocurre es que intentemos conseguir que el dios de la matanza pierda la confianza en su protegido, ¿pero como?, ¿provocando derrotas a sus ejércitos?, ¿atacando a sus templos?, ¿que es aquello que haría que el mismo Erythnull aborreciera a su pupilo?.

El clérigo mira con atención al gnomo cuando menciona la gema, y arquea las cejas interesado.

Es un triste consuelo, pero quizá tengáis algo solucionado al menos...

...Respecto a tus preguntas, Kurgan, y las tuyas, Vanth, poco puedo decir. Bashnar, por muy poderoso que sea, no deja de ser un hombre, y por tanto solo será tan invencible y tan inmortal como Erythnull quiera... y mientras lo quiera. Tiempo habrá de decidir un plan de acción, pero ahora deberíais conocer a alguien. El segundo favor de Vecna.

El sacerdote mira un instante a Derek y, como si ya tuviera este momento prefijado con el caballero, simplemente dice:

Hazle entrar...

La mirada de kandalian se dirige automáticamente hacia la puerta principal de la sala donde se encuentran.

Me gustan las sorpresas, pero dosificadas en el tiempo me saben mejor.

Derek sale de la habitación, cerrando la puerta tras él, pero no tarda más que un minuto en volver, acompañado de alguien.

El desconocido que entra junto con Derek tiene una túnica roja cargada de runas, y camina con la seguridad de un gran líder. Sus ropas revelan que es un Mago Rojo, la orden de magos de Zhay, la nación con la que está en guerra Cormyr, y la misma orden de hechiceros que colaboraba con los ejércitos enemigos.

Mi nombre es Nimrod anuncia, y todos recuerdan que Vangerdahast les previno en contra de este individuo. El conjurador parece darse cuenta de ello, y no importarle demasiado.

...y soy el líder de los Magos Rojos en esta parte del continente. Dirijo las fuerzas de magos aliadas de Bashnar.

El hombre mira a los demás como disfrutando del efecto de sus palabras. Parece evidente que el clérigo de Vecna y este hombre pueden llevarse muy bien...

También soy un fiel devoto de Vecna, y recientemente se me han comunicado los verdaderos planes de nuestro aliado, Bashnar.

Sobra decir que los Magos Rojos no sacaremos nada dejando arrasar el plano. De modo que podemos entendernos muy bien.

Se encoge de hombros y sonríe.

A cambio solo pediría que liberaran a mis dos compañeros prisioneros, como prueba de buena voluntad. La palabra de nueve caballeros tan influyentes mira a todos los presentes, desde Kandalian y Amnyin hasta Derek y el Clérigo será suficiente para conseguir una minucia así, de modo que me basta con vuestra promesa.