Partida Rol por web

Hilos invisibles

Capítulo 1: Tú ya no eres sólo tú (Ruth)

Cargando editor
11/11/2016, 02:36
Caroline Kingshaw

Una de las cejas de Caroline se alza dibujando un arco perfecto con tus primeras palabras que no parecen hacerle demasiada gracia. Su espalda se envara y por un instante te contempla como si le costase permanecer allí en lugar de marcharse airada dando un portazo.

Sin embargo, termina por vaciar el aire de sus pulmones despacio y llevar una mano al interior del pequeño bolso verde de cóctel para sacar de él una cartulina blanca de pequeño tamaño. La deja sobre la mesa y con un dedo la acerca hacia ti hasta dejarla a tu alcance, sin llegar a moverse ella misma.

 

 

—Cuando quieras entender qué eres y qué te pasa, llámame —dice con un tono tan neutro como la expresión con la que te mira ahora—. Si es que todavía sigues viva y cuerda para entonces —añade, con un gesto que declara que le dará igual si no es así—. Mientras tanto, no mires a nadie a los ojos.

Y con esa especie de consejo, gira sobre sus tacones y empieza a encaminarse hacia la puerta con intención de marcharse del despacho.

Cargando editor
12/11/2016, 13:59
Ruth Williams

¿Qué la llame?
¿Me dice eso y ya?
¿¡Qué la llame!?

Miro a calor levantarse toda indignada y salir de la habitación. Me siento aún angustiada, pero solo aquella mujer que me ponía de los nervios sabía cosas. Por lo que había hablado con Wamai, y con el resto, ninguno teníamos idea de qué estaba pasando.

-No, no, no- niego al verla ir para la puerta. -No te vayas, cuéntame. No me gustas, pero están pasando cosas. ¿Qué sabes?- y aunque podía mentir desde siempre en lo que quisiera, elegía no hacerlo. Mentir servía para obtener cosas y hacer que la gente se sintiera mejor consigo misma. Hasta mi padre sabía que eso me daba igual, mientras yo me sintiera bien conmigo.

Examino la tarjeta que Carol me tiende, manipulándola entre las manos.

-¿Tú conoces a los otros?- susurro como si fuera un secreto entre ambas, un secreto como el asesinato que acababa de presenciar. Pobre Wamai, ¿no podría ayudarle desde Australia? 

¿Podría sacarle de su país?
Y a su novia si fuera necesario...
No es que el dinero me importe mucho. Lo tengo y ya.
¿Podría buscarle por internet?

 

Cargando editor
17/11/2016, 21:53
Caroline Kingshaw

La máscara de fría neutralidad en que se había vuelto el rostro de Caroline muestra una tenue satisfacción cuando capitulas y te opones a su marcha. Cerca de la puerta vuelve a girarse para encararse hacia ti y da un par de pasos en tu dirección antes de detenerse de nuevo. Al hablar lo hace lentamente, como si quisiera asegurarse de que entiendes todo lo que dice.

—Sé lo que eres y sé lo que te está pasando —responde a tu primera pregunta y se queda un instante contemplándote antes de responder a la segunda—. Supongo que con «los otros» te refieres a los otros de tu grupo. No los conozco, que yo sepa.

Cambia el peso de una pierna a la otra y lleva la mirada un instante hacia la puerta, como evaluando el tiempo de que disponéis antes de que los chicos entren. Aún así no se da más prisa. Su actitud parece la de quien da por hecho que ser interrumpidas te importa más a ti que a ella.

—Eres una sensate o sintiente —asegura—. Yo también lo soy, ¿no lo notaste cuando nos miramos a los ojos esta mañana? —aguarda un instante en ese momento y te observa esperando tu reacción—. Supongo que te han dado el ser hace poco o no estarías tan perdida. Es importante que sepas que no estás sola. Y que hay gente que se dedica a darnos caza. —Hace una breve pausa y sus siguientes palabras van acompañadas de un leve ademán hacia la tarjeta que tienes en las manos. Su tono cuando prosigue es convincente y firme. —En Tetra podemos ayudaros. Es parte de lo que hacemos. Unidos somos más fuertes y podemos protegernos.

Por un momento parece que esté a punto de dar su intervención por terminada. Sin embargo hace un gesto con la cabeza acercándose un paso más a ti.

—Supongo que no has oído hablar de la BPO, ¿verdad?

Cargando editor
19/11/2016, 16:29
Ruth Williams

No me gustaba la actitud de Carol-la-rara. Estaba claro que sabía cosas y encima se las daba de algo por saberlas, a mí me daba igual. Solo quería comprender si en esta mierda estaban metidos los aliens, si eran cosas de fantasmas o si estaba desarrollando superpoderes. Mi expresión hacia ella es seria, la de "te escucho porque no me queda otra, pero no me gustas".

¿Cómo me va a gustar?
Da escalofríos solo por esa expresión que tiene ahora.
Esta mujer esconde algo y es más que evidente.
Encima ha jugado con Dan, lo cual la cataloga como zorra.
Eso es así, ley de la amistad, con mis amigos no te metes zorra.

-No me gustó lo que noté- le digo directamente, cuando dice si noté algo cuando nos miramos a los ojos. No tenía porqué esconderlo, porque ella no me gustaba y también se lo había dicho. No soy muy de esconder lo que pienso. -¿Quién me ha dado esto?- frunzo el ceño con lo de estar perdida y no sé qué de un ser.

Es porque no me gusta ella, que no puedo fiarme de todo lo que dice que Tetra hace, o lo que sea que se llama esa compañía. Si alguien nos estaba cazando... ¿Por qué no hacerlo haciéndonos ver que él nos protegería?

O ella...

Mi mirada de sospecha es más que evidente hacia Carol-la-rara. Casi que estaba deseando volver a la cita que tenía, a mi vida normal y quizás ver cómo podía conseguir que Wamai saliera de su situación. El dinero no me era un problema, apenas gastaba nada. ¿Y si le compraba un billete? 

Pego la espalda a la butaca en la que estoy, no me gustaba que se acercara, ni que me tocara. -Ni puñetera idea de qué hablas- contesto y luego miro hacia la puerta. Ojalá que Dan y Roger vengan pronto, no quiero estar más a solas con ella. ¿Y si no me está contando toda la verdad? Se guardaba algo, eso seguro.

Cargando editor
25/11/2016, 14:58
Caroline Kingshaw

Los labios de Caroline se curvan en una pequeña sonrisa cuando hablas del momento en que vuestros ojos se cruzaron y esa sensación recorrió tu cuerpo. Se encoge de hombros.

—A nadie le gusta las primeras veces. Pero te acostumbrarás —asegura—. No sé quién te ha dado el ser, pero sólo un sintiente puede hacerlo. Es importante que entiendas que tú ya eras una sintiente desde que naciste, pero es necesario que otro sintiente dé el ser a un grupo para que su conexión y su consciencia despierten.

Camina hasta llegar a la mesa y se apoya levemente en ella, como si creyese que la cosa podía alargarse, pero sin dejar de mirarte.

—Supongo que antes estabas visitando a uno de los miembros de tu grupo —dice, remarcando la palabra «visitando»—. Hay cosas que sólo podrás hacer con tu grupo, pero hay otras, como visitar, que puedes hacer con cualquier sintiente al que mires a los ojos. A partir de ahora, por ejemplo, puedes visitarme cuando quieras. —Se detiene un momento y cuando añade algo más parece estar intentando hacer una broma. —Aunque te agradecería que me llamaras antes.

Hace un gesto con la mano, como borrando un pequeño momento de distensión que no ha llegado prácticamente ni a nacer.

—Ya. Ya sé que no te gusto y todo eso. Pero si las cosas se ponen feas y necesitas ayuda puede que eso deje de importarte. Y deberías tener cuidado con a quién miras a los ojos, Ruth, porque hay sintientes ahí fuera que se aprovecharían de esa conexión para alcanzarte y llegar a todo tu grupo a través de ti.

Se cruza de brazos y sus ojos se dirigen hacia la puerta. Tarda un par de segundos en continuar hablando y cuando lo hace puedes notar que sus hombros se han tensado y su voz contiene un deje de rabia.

—La BPO —empieza, todavía con la mirada perdida—. Es el nombre más conocido de una organización multinacional que depende de varios gobiernos por todo el mundo. Biologic Preservation Organization. Bajo distintas tapaderas se dedican a localizar sintientes y erradicarlos. Lobotomía o muerte, son las únicas opciones que manejan. —Pestañea varias veces y entonces vuelve a mirarte a ti. —Si descubren que habéis renacido como sintientes, estaréis en su punto de mira. —De repente parece dar por terminada la charla, porque se incorpora de nuevo. —Evita los hospitales, es donde tienen más contactos. Y guarda esa tarjeta —añade, señalándola—, por si acaso la necesitas. Puedo presentarte a otros como nosotras y en Tetra podemos ayudaros.

Cargando editor
26/11/2016, 18:19
Ruth Williams

¿A nadie le gusta las primeras veces?
¿Me acostumbraré?
Ni que estuviéramos echando un mal polvo...

-¿Cómo que alguien me dio esto...?- le miro sin entender. -No te entiendo, es decir, tengo treinta tacos ya... ¿Me vas a contar la milonga de que yo siempre he sido "especial" y ahora me ha tocado la gracia de... -¿Dios?- ... de quien sea? 

Miro su paseíto, me seguía gustando poco por mucho que me explicara. No iba a decirle de nadie más, ni de Wamai ni de nadie. -Ya, creo que lo que sientes entre nosotras no es recíproco, no te preocupes por eso de las visitas- obviamente no iba a visitarle. No veía necesidad. Me importaba bien poco si a Carol le pasaba algo, la verdad. No sentía esa cercanía hacia ella, ni ganas. Al contrario, no quería acostumbrarme a que me mirara y me tocara, esa sensación había sido muy desagradable.

-¿Y cómo evito mirar a los ojos?- arqueo una ceja, esperando una respuesta a eso. No pensaba rehuir mirada, no me gustaba eso, no me escondía de nadie. -¿Qué me dice que tú no te vas a aprovechar de todo eso que dices?

Si yo he estado en el hospital y nada...
Estaban gilipollas en la consulta.
Y encima con todo lleno de mierda.

-Los hospitales están llenos de idiotas...musito, mirándole. No tenía ni idea del BPO, ni nada de eso de lo que hablaba. La muerte y la lobotomía esa no sonaba bien, sonaba a psiquiátrico europeo o americano con aires tétricos, como los que salían en las putas pelis de miedo. -Me guardo la tarjeta, pero de momento creo que no necesito na-un momento- emmm... Si mis compañeros están por ahí en otro lado, ¿puedo conseguir buscarlos? ¿En el mundo físico?

¿Podría traer a Wamai con un billete de avión?

Cargando editor
29/11/2016, 15:05
Caroline Kingshaw

A pesar de que la postura corporal de Caroline parece disponerla a empezar a caminar de nuevo, la mujer permanece inmóvil, escuchando tus dudas y consideraciones sin que ninguna de ellas llegue a inmutarla demasiado, casi como si estuviese acostumbrada a acompañar a la gente en ese tipo de momentos de revelaciones y presenciar sus reacciones.

Espera tranquila hasta que el silencio sigue a tu última pregunta y sólo entonces es cuando responde, comenzando por el final.

—Sí, puedes buscarlos si quieres. Son gente normal, como tú. Ellos estarán haciendo sus vidas, igual que tú haces la tuya... Existen de verdad. No son fantasmas ni alucinaciones, como algunos piensan al principio —la sombra de una sonrisa amenaza con asomar a sus labios con estas palabras, pero no llega a nacer del todo antes de que Caroline siga hablando—. Estás viva —dice, señalándote de arriba a abajo con la mano—. Estás sana —añade, señalando tu cabeza—. Y estás libre —termina, haciendo un gesto con la barbilla hacia la puerta—, puedes hacer lo que te plazca con tu vida. Si yo fuera de la BPO, o quisiera hacerte daño, créeme: no lo estarías.

»En cuanto a lo de mirar a los ojos... Bueno, de ti depende, es cuestión de práctica. Ten en cuenta que cualquier sintiente que te mire a los ojos podrá encontrarte después, podrá saber dónde estás, con quién, dónde vives, quiénes son las personas que te importan. Yo prefiero hacerlo, mirar a la gente de frente y saber qué tengo delante —Hace una breve pausa antes de matizar—, pero yo tengo detrás una organización que me protege. Y ya no me queda nada que perder. ¿A ti? —pregunta, alzando una ceja en un arco perfecto.

Sin embargo, no parece esperar respuesta pues no deja tiempo para que respondas antes de seguir hablando.

—Estamos en medio de una guerra encubierta desde el inicio de los tiempos. Algunos nos organizamos y nos defendemos, otros se dedican simplemente a intentar sobrevivir. Tú puedes hacer lo que prefieras —Se encoge de hombros y continúa—. Pero si yo fuera tú, no dejaría que me hicieran una resonancia en ningún hospital, por muy idiotas que te parezcan.

»No sé quién te dio el ser, pero es así como funciona. Sólo un sintiente puede dar el ser a un grupo, haciendo que renazcan como sintientes. Puede que alguna vez te cruces con algún sintiente que aún esté dormido. Lo notarás en su mirada y entenderás a qué me refiero.

Ahora sí se detiene y te mira durante un par de segundos antes de terminar.

—¿Tienes alguna pregunta más o le decimos a tus guardaespaldas que estás bien?

Cargando editor
04/12/2016, 15:21
Ruth Williams

Escucho lo que me explica, aunque no me gusta su forma de expresarse tan autosuficiente. Era una mari-sabionda. No me gusta que me diga que hay gente que me busca, ni eso de que tengo mucho que perder. Me siento confusa y eso, obviamente, tampoco me gusta. Mi trabajo y toda mi vida habían sido simples, sin necesidad de pensar demasiado.

No mirar a los ojos…
O hacerlo y perder todo…
¿Cómo coño espera que pase mi vida sin mirar a la gente a la cara?

--Guerra… El principio de los tiempos…- repito, porque aquello sonaba dramático que te cagas. Como tampoco parece querer mis respuestas, le dejo hablar si es lo que quiere mientras espero.

Si los del hospital ni me tocaron.
Eran tontos y unos guarros.

-Ninguna pregunta más, tengo tu tarjeta y eso…

… y no me gustas, Carol-la-rara.

-… y no son mis guardaespaldas- me cruzo de brazos, seguía sin gustarme su actitud para con Dan, o incluso con Roger. Esto había sido una encerrona lo mirara por donde lo mirara, jugar con la gente no estaba bien.

Cargando editor
09/12/2016, 00:53
Caroline Kingshaw

Caroline asiente con la cabeza a tus últimas palabras, mientras una pequeña sonrisa para sí misma asoma a sus labios sin llegar a instalarse en ellos. Reanuda su camino hacia la puerta, pero no llega a tocar el picaporte con sus dedos antes de que éste gire y la puerta se abre dejándote ver a Dan, seguido de cerca por Roger.

Los dos parecen preocupados cuando entran algo apresurados en ese despacho en el que te han instalado sin dedicar ni una mirada a la otra mujer. Y, mientras ellos se acercan a ti, puedes ver cómo la señorita Kingshaw aprovecha la puerta abierta para salir de la sala y, en lugar de marcharse caminando por el pasillo, te guiña un ojo antes de sencillamente desaparecer en el aire como si nunca hubiera estado allí.

Cargando editor
09/12/2016, 22:35
Daniel Thomas

—Eh, rubia —dice Dan en cuanto llega a tu altura, con una sonrisa aliviada en los labios pero la preocupación por ti todavía instalada en sus ojos—. ¿Estás mejor? Tienes mejor cara, sí —se responde a sí mismo—. ¿Todavía te duele la tripa?

Su mirada te recorre de arriba a abajo sin que haya en sus ojos ningún tipo de interés por tus formas en este momento, sino más bien en busca de cualquier cosa que pueda ser causa física de tus males.

Cargando editor
09/12/2016, 22:43
Roger Graham

Una vez dentro del despacho Roger se queda un par de pasos por detrás de Dan, como si le dejase tener su momento a tu lado. Mira hacia atrás y retrocede para cerrar la puerta por la que los dos hombres han entrado y sólo después de ganar esa intimidad se acerca a ti y tu colega y busca tus ojos con los suyos.

—¿Qué fue eso, Ruth? ¿Quieres que te llevemos a urgencias? La señorita Kingshaw insistió en que no llamásemos a una ambulancia pero todavía estamos a tiempo de llevarte al hospital.

Cargando editor
10/12/2016, 11:03
Ruth Williams

Parpadeo varias veces cuando Carol-la-rara desaparece. Confirma así que ese sobrenombre le viene al dedo, porque entre lo que decía y lo que hacía.

¿Podré yo desaparecer?
Porque eso del teletransporte suena guay.
Pensar que ahora estoy en casa y aparecer allí.

Sonrío de vuelta cuando Dan se acerca y asiento levemente.

-Está todo bien, ya no me duele nada. Supongo que fue un pinchazo sin importancia...

... o un disparo "sin importancia"...

-Estoy mucho mejor, siento el susto- le dejo que mire las heridas imaginarias que crea que tengo, así él se quedaría más tranquilo. No tenía nada, ni una marca. Si acaso un lío de cojones en la cabeza. Las respuestas que Carol me había contestado solo habían creado más y más dudas, unas que suponía que con el tiempo averiguaría.

Mis ojos se encuentran con los de Roger, sin saber cómo se habían acabado ahora mismo las cosas. Hemos pasado de una cita doble a un trío en el que yo era el centro de atención, y no por la mejor causa. Roger quiere llamar a los médicos y eso me ha quedado claro que no debo hacerlo.

-¡No, no, no!- digo enseguida sobresaltada y alzo una mano, indicando que pare el carro. -Estoy bien, nada de matasanos. No sé qué fue, pero está todo bien. De verdad que ha sido solo un susto y eso... Podemos cenar si es que nos dan de comer en algún lado- sí, tengo hambre y mucha. Ni la peor de las tragedias me quitaba el hambre.

Cargando editor
16/12/2016, 14:16
Roger Graham

Mientras que Dan parece convencerse enseguida de que tan sólo ha sido un retortijón más fuerte de lo normal, Roger todavía te mira un poco dubitativo, como si la idea de llevarte a urgencias siguiese sobrevolando su mente. Sin embargo tus palabras sobre la cena parecen derribar su última barrera y asiente mientras sus labios se curvan en una sonrisa encantadora.

—Bueno, ahora que ya no está con nosotros la señorita Kingshaw... —Echa un vistazo a tu amigo, que arruga la nariz con molestia evidente por el final que ha tenido su cita sin haber llegado prácticamente ni a comenzar. —Podemos elegir entre el kebab de la esquina o un Burger King que hay a un par de calles de aquí. ¿Qué os gusta más? —Te mira a ti con su siguiente pregunta. —¿O qué te sentará mejor?

Cargando editor
17/12/2016, 02:28
Daniel Thomas

—Kebab —responde de inmediato Dan, antes de que te dé tiempo siquiera a valorar ambas opciones—. En el Burger no tienen birra, tío.

Entonces te mira a ti de nuevo y te hace un gesto con la barbilla.

—Vaya con Carol, joder —se queja entonces—. A estas pijas no hay quien las entienda. Me muero de hambre... ¿Te puedes levantar bien, rubia, o quieres que te ayude?

Cargando editor
18/12/2016, 13:36
Ruth Williams

Miro alrededor también, puesto que Carol había hecho mutis por el foro y a lo bestia. Menuda forma de escaquearse de una cita doble, dejándome a mí colgada. Me había quedado claro que si había aceptado era solo por mí, para acercarse y contarme todo aquello. No me gustaba la prepotencia natural de Carol-la-rara, pero menos que jugara con Dan. Mi colega era buen tío y se merecía mucho más.

Esa se la guardo...

-Un kebab mejor- respondo a Roger, de acuerdo con Dan. Acabara como acabara la noche, necesitaba cogerme una borrachera para acabar de procesar todo. 

Wamai...
El rubio malote...
El disparo...
Carol-la-rara...
La desaparición mágica...

Me levanto, demostrando que ya estaba bien. Como tampoco tengo unos modales exquisitos, levanto la camiseta para enseñar mi abdomen y que corroboren que no miento. -¿Veis? Todo bien... Solo fue un dolor raro. Lo mismo es de la ovulación o alguna mierda de esas...- sí, ese era el tema de conversación que debía sacar para que a los tíos se les quitaran las ganas de seguir preguntando. A los hombres no les gustaba que les explicaras que sangrabas una vez al mes, que expulsabas tejidos necrotizados y encima no te morías.

Ja, chúpate esa Superman.

-Vamos a cenar, me muero de hambre...- digo casi con pesar. Quería una cerveza, ya, o cosas más fuertes. Unos whiskys y unos chupitos de tequila también pasarían.

Cargando editor
24/12/2016, 02:39
Narrador

En cuanto aceptas el kebab puedes darte cuenta de que tus dos acompañantes lo toman con naturalidad. Y cuando acto seguido te levantas la camiseta puedes ver los ojos de ambos dirigirse hacia tu piel. La expresión de Dan es la de alguien que te conoce bien, mirándote con una sombra de preocupación. Roger, por su parte, sí tiene un componente de expectativa en su mirada que no es capaz de ocultar del todo.

Ninguno de los dos hace más comentarios en el momento en que hablas de la ovulación. De igual manera asumen que sólo tú puedes saber qué te sentará mejor y qué no en esa situación, así que apenas unos segundos más tarde ya estáis camino de la calle. No tardas en enterarte de que la propia Caroline fue la que dio instrucciones acerca de dejarte espacio para respirar y todo lo demás. Sin embargo en un momento en que ninguno de los dos hombres estaba pendiente se había esfumado, y ni se había molestado en responder al mensaje que Roger le había mandado un poco más tarde.

El camino hacia el lugar es breve. Es un local pequeño, de sólo tres mesas, que desentona un poco con los edificios que le rodean. Parece vivir más de la gente que pide comida para llevar entre zonas de fiesta o en el día a día que de los que se quedan un rato largo. En el momento en que entráis sólo una de las mesas está ocupada y Roger se ofrece a invitaros de inmediato. También hace un evidente intento de sumarse al rollo que lleva Dan proponiendo pedir una ración grande de patatas con salsa para compartir.

Pronto la conversación deja de girar alrededor de la convención y se centra más en vuestras vidas, las tablas y el surf. Dan parece querer hablar sobre algo más —y es evidente que se trata de pedirte más detalles sobre ese dolor fantasma—, pero no llega a hacerlo delante del otro hombre.

Cargando editor
24/12/2016, 02:55
Roger Graham

Un rato más tarde ya tenéis el estómago lleno y un par de cervezas por cabeza. La mesa que quedaba libre se ha ocupado también mientras tanto, y cada vez se hace más claro que si bien antes era al revés ahora es el traje de Roger el que llama la atención entre todo lo que os rodea, aunque a él no parece importarle.

—Bueno, ¿qué os apetece ahora? —pregunta con una sonrisa—. ¿Bailar, unas copas en plan tranquilo... O ir al hotel? —enumera. En aquella última opción sus ojos se centran en ti. Parece estar evaluando hasta qué punto ir al hotel significa que acabéis en la misma habitación.

Notas de juego

Eres libre de avanzar un poco a lo largo de la noche durante tu post. :)

Cargando editor
03/01/2017, 20:24
Ruth Williams

¡Bingo!

Pienso cuando el tema menstruación saca mi dolor de abdomen fuera de juego. No había que ser una lumbrera tampoco para saber que funcionaría. Era simple. La visita al kebab es reconfortante, sobre todo por el olor a fritos y especias del local, así como a grasa chorreante de las paredes. Eso era mucho mejor que un restaurante pijo, aunque Roger es ahora el que canta por su aspecto.

Parece que le importa también una mierda…
Como debe ser.

Las cervezas son aún mejor para templar los nervios, me hacen centrarme más o menos. Ya sé lo que quiero, sacar a Wamai de esa mierda y tendría que dar con él para ello. El dinero no era problema para mí y parecía serlo para él. Si era verdad lo que decía Carol, solo tenía que conseguir que viniera donde yo estoy con un billete, o viajar yo. Vale, la logística no estaba clara, pero la cerveza no me daba para precisar.

Intento quitar importancia sobre mi dolor con bromas de mal gusto sobre lo locas que nos ponemos las mujeres cuando hormonamos. Cosas del síndrome premenstrual el cual me alegro no sufrir, pero ellos no tienen por qué saberlo. Total, no es algo que trate con Dan, si acaso he podido decir alguna vez que me salía a chorro la sangre, siendo fina en mis costumbres, pero poco más. Prefiero hablar de tablas, surf y campeonatos que es donde me muevo como pez en el agua.

Mierda, ahora es cuando se suponía que íbamos a ser dos parejas…

-Em… Esto… Verás, Roger. Nosotros en realidad veníamos a pasar el día y volver…

… si lo dejo aquí no follo seguro.
¿Pero qué coño hago con Dan si no lo digo?

-… el caso. Había venido con Dan y hubiera estado guay si Carol-la-raCAROL nos hubiera acompañado…

… no, no hay forma de escapar de esta me temo…

-… entonces eso del hotel suena bien, pero no quiero dejar a Dan solo…

Mierda, esto me pasa por ser buena colega.

-… aunque si tienes alguna amiga o compañera o conocida del evento ese que sea maja…

Y que esté buena sobre todo.

-… podríamos tomar una copa los cuatro así de tranquis y luego ver que pasa…

Bueno, ya están todas las opciones sobre la mesa.
Se me da mal ser sutil, pero cojones Dan es mi colega.
Y Roger está bueno.
Y no voy a elegir yo, es mucha responsabilidad.
¡Bastante tengo con las mierdas raras ultrasensoriales de la tercera fase que me pasan!

Cargando editor
10/01/2017, 21:48
Roger Graham

No se te escapan las reacciones que suscitan tus palabras, por un lado el pestañeo sorprendido de Roger cuando mencionas que no quieres dejar a Dan solo, al mismo tiempo que en los labios de tu colega empieza a nacer una sonrisa pícara. No necesitas ser muy perspicaz para darte cuenta de cuál es la idea que ha pasado por la mente de los dos hombres al mismo tiempo, al menos durante un instante. Y por las caras que ponen seguramente la idea permanecerá en sus cabezas un rato, por mucho que enseguida tus palabras hayan aclarado por dónde van los tiros en realidad.

Roger carraspea levemente antes de hablar. Es él ahora quien esboza cierta pillería en la comisura de sus labios cuando se dirige a Dan enarcando ambas cejas en un gesto gracioso.

—Eh, tío. A mí también me sabe fatal dejarte solo pero... No creo que tengan camas redondas en este hotel —termina con una risa breve, aunque su mirada contempla a tu amigo con cierta expectación, como esperando escuchar su opinión sobre todo aquel asunto antes de mover ficha en cualquier dirección.

Cargando editor
10/01/2017, 23:48
Daniel Thomas

—Tampoco eres mi tipo —responde Dan, también con aire divertido—. Seguro que tienes demasiados pelos en las piernas.

Ves con claridad en este momento cómo cierta complicidad parece nacer entre los dos hombres y no te cuesta imaginar lo que pasará cuando lleven un par de copas encima: se golpearán el pecho jurándole al otro que es un tío de puta madre y que serán amigos para siempre. Ya lo has visto antes, a Dan no le cuesta congeniar con la gente como a ti.

—De todas formas, no necesito que me busquéis un ligue —añade entonces, sacando su teléfono del bolsillo y levantándolo—. Puedo llamar a Cynthia —dice, nombrando a una de sus chicas-comodín para cuando quiere un revolcón rápido. La has visto alguna vez y la pobre está colada inútilmente por él—. Vive cerca de aquí y seguro que se apunta a pasar la noche en un puto hotel de lujo... —Sus ojos buscan a Roger y le hace un gesto con la barbilla al agregar algo más—. Pero paga tu empresa, ¿no?

Y tras esas palabras el propio Roger hace un gesto con la cabeza, asintiendo de cara a vosotros pero sin llegar a hacerlo realmente, como si aquello fuese algo que no podía salir de aquel círculo.