Partida Rol por web

Hilos invisibles

Capítulo 1: Tú ya no eres sólo tú (Ruth)

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08/02/2017, 00:45
Narrador
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Ocurre en el tiempo entre un jadeo y un suspiro. Un instante estás con Devendra, en el pub, y al momento siguiente te ves transportada a esa habitación de hotel. Tu piel ya no es sólo tu piel, sino que es la piel de todos los que te rodean. Los sientes a ellos de una forma tan certera y tan intensa de como te podrías sentir a ti misma, y todos parecen en el mismo punto. Entre vosotros no hay vergüenza o pudor, sólo una conexión inexplicable, inocente y sincera como no has conocido nunca.

Tu mente apagada es sólo un madero a la deriva en un mar de color rojo intenso. Sus cuerpos te rodean y al mismo tiempo el tuyo los rodea a ellos. Cada roce y cada caricia son superlativos. Cada bocanada de aire es densa y sabe a comunión, a un sexo profundo como nunca has conocido y a misticismo. No es perversión, es empatía. Es magia.

Sientes en tu interior cada suspiro que sale de sus labios, cada movimiento y cada beso. Sus bocanadas de aire llenan tus pulmones y las caricias en sus pieles reverberan hasta llegar de nuevo a la tuya, como un motor capaz de alimentarse a sí mismo de combustible.

En vuestro centro está Ruth, pero también está cada uno de vosotros. Una y otra vez hace que el hombre que la acompaña, ajeno a vosotros y desconocedor de vuestra presencia, entre en ella. Y todas esas veces es como si también lo hiciera en ti. Tus manos están sobre él, pero también sobre ella, sobre cada uno de ellos. Tus labios se encuentran con su piel, con las de ellos, así como sus bocas buscan la tuya. Y no hay nada de malo en ello. Todo es perfecto.

Al mismo tiempo que allí te sientes también en la ducha, con Wes, y a todos contigo. Su forma de acariciarse es la forma en la que le acariciáis todos, multiplicando y recibiendo cada sensación hasta convertirla en algo inusual, brillante, dulce y arrebatador. El agua os baña y acompaña mientras os arropáis y mientras esa conexión se hace más intensa, llevándote a lugares que nunca habías sospechado.

Visitas el pub en el que estás con Devendra y sientes a todos buscar tu cuello tal y como él lo ha hecho. Los labios de cada uno están sobre ti, sus manos, y sabes que todo es un acto de entrega total y sin reservas.

Con cada envite del hombre del hotel volvéis a encontraros en cada lugar. Él se retuerce con placer bajo el cuerpo de Ruth, bajo todos vuestros cuerpos, pero no es nada comparable a lo que sentís vosotros. Desde el roce de las sábanas hasta una inspiración, todo está maximizado hasta el punto de lo imposible y compartirlo es asombroso. Con cada uno de vuestros jadeos os notáis cada vez más cerca de vosotros mismos, de todos los demás, del clímax.

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08/02/2017, 00:45
Narrador
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Ocurre en el tiempo entre un jadeo y un suspiro. Un instante estás con Morgan, en el pub, y al momento siguiente te ves transportado a esa habitación de hotel. Tu piel ya no es sólo tu piel, sino que es la piel de todos los que te rodean. Los sientes a ellos de una forma tan certera y tan intensa de como te podrías sentir a ti mismo, y todos parecen en el mismo punto. Entre vosotros no hay vergüenza o pudor, sólo una conexión inexplicable, inocente y sincera como no has conocido nunca.

Tu mente apagada es sólo un madero a la deriva en un mar de color rojo intenso. Sus cuerpos te rodean y al mismo tiempo el tuyo los rodea a ellos. Cada roce y cada caricia son superlativos. Cada bocanada de aire es densa y sabe a comunión, a un sexo profundo como nunca has conocido y a misticismo. No es perversión, es empatía. Es magia.

Sientes en tu interior cada suspiro que sale de sus labios, cada movimiento y cada beso. Sus bocanadas de aire llenan tus pulmones y las caricias en sus pieles reverberan hasta llegar de nuevo a la tuya, como un motor capaz de alimentarse a sí mismo de combustible.

En vuestro centro está Ruth, pero también está cada uno de vosotros. Una y otra vez hace que el hombre que la acompaña, ajeno a vosotros y desconocedor de vuestra presencia, entre en ella. Y todas esas veces es como si también lo hiciera en ti. Tus manos están sobre él, pero también sobre ella, sobre cada uno de ellos. Tus labios se encuentran con su piel, con las de ellos, así como sus bocas buscan la tuya. Y no hay nada de malo en ello. Todo es perfecto.

Al mismo tiempo que allí te sientes también en la ducha, con Wes, y a todos contigo. Su forma de acariciarse es la forma en la que le acariciáis todos, multiplicando y recibiendo cada sensación hasta convertirla en algo inusual, brillante, dulce y arrebatador. El agua os baña y acompaña mientras os arropáis y mientras esa conexión se hace más intensa, llevándote a lugares que nunca habías sospechado.

Visitas el pub en el que estás con Morgan y sientes a todos buscar su cuello contigo tal y como ya acabas de hacerlo. Los labios de cada uno están sobre ella, vuestras manos, y de alguna forma también todos recibís ese beso. Todos la buscáis a ella, así como lo hacéis mutuamente y en un acto de entrega total y sin reservas.

Con cada envite del hombre del hotel volvéis a encontraros en cada lugar. Él se retuerce con placer bajo el cuerpo de Ruth, bajo todos vuestros cuerpos, pero no es nada comparable a lo que sentís vosotros. Desde el roce de las sábanas hasta una inspiración, todo está maximizado hasta el punto de lo imposible y compartirlo es asombroso. Con cada uno de vuestros jadeos os notáis cada vez más cerca de vosotros mismos, de todos los demás, del clímax.

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08/02/2017, 00:46
Narrador
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Ocurre en el tiempo entre un jadeo y un suspiro. Un instante estás con Aharon, en el hospital, y al momento siguiente te ves transportada a esa habitación de hotel. Tu piel ya no es sólo tu piel, sino que es la piel de todos los que te rodean. Los sientes a ellos de una forma tan certera y tan intensa de como te podrías sentir a ti misma, y todos parecen en el mismo punto. Entre vosotros no hay vergüenza o pudor, sólo una conexión inexplicable, inocente y sincera como no has conocido nunca.

Tu mente apagada es sólo un madero a la deriva en un mar de color rojo intenso. Sus cuerpos te rodean y al mismo tiempo el tuyo los rodea a ellos. Cada roce y cada caricia son superlativos. Cada bocanada de aire es densa y sabe a comunión, a un sexo profundo como nunca has conocido y a misticismo. No es perversión, es empatía. Es magia.

Sientes en tu interior cada suspiro que sale de sus labios, cada movimiento y cada beso. Sus bocanadas de aire llenan tus pulmones y las caricias en sus pieles reverberan hasta llegar de nuevo a la tuya, como un motor capaz de alimentarse a sí mismo de combustible.

En vuestro centro está Ruth, pero también está cada uno de vosotros. Una y otra vez hace que el hombre que la acompaña, ajeno a vosotros y desconocedor de vuestra presencia, entre en ella. Y todas esas veces es como si también lo hiciera en ti. Tus manos están sobre él, pero también sobre ella, sobre cada uno de ellos. Tus labios se encuentran con su piel, con las de ellos, así como sus bocas buscan la tuya. Y no hay nada de malo en ello. Todo es perfecto.

Al mismo tiempo que allí te sientes también en la ducha, con Wes, y a todos contigo. Su forma de acariciarse es la forma en la que le acariciáis todos, multiplicando y recibiendo cada sensación hasta convertirla en algo inusual, brillante, dulce y arrebatador. El agua os baña y acompaña mientras os arropáis y mientras esa conexión se hace más intensa, llevándote a lugares que nunca habías sospechado.

Visitas también ese lugar en el que aquel chico que ahora te acompaña buscaba el cuello de Morgan. Ahora todos buscáis ese cuello y todos recibís ese beso. Todos la buscáis a ella, así como lo hacéis mutuamente en un acto de entrega total y sin reservas.

Con cada envite del hombre del hotel volvéis a encontraros en cada lugar. Él se retuerce con placer bajo el cuerpo de Ruth, bajo todos vuestros cuerpos, pero no es nada comparable a lo que sentís vosotros. Desde el roce de las sábanas hasta una inspiración, todo está maximizado hasta el punto de lo imposible y compartirlo es asombroso. Con cada uno de vuestros jadeos os notáis cada vez más cerca de vosotros mismos, de todos los demás, del clímax.

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08/02/2017, 00:46
Narrador
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Ocurre en el tiempo entre un jadeo y un suspiro. Un instante estás con Rena, en el coche, y al momento siguiente te ves transportado a esa habitación de hotel. Tu piel ya no es sólo tu piel, sino que es la piel de todos los que te rodean. Los sientes a ellos de una forma tan certera y tan intensa de como te podrías sentir a ti mismo, y todos parecen en el mismo punto. Entre vosotros no hay vergüenza o pudor, sólo una conexión inexplicable, inocente y sincera como no has conocido nunca.

Tu mente apagada es sólo un madero a la deriva en un mar de color rojo intenso. Sus cuerpos te rodean y al mismo tiempo el tuyo los rodea a ellos. Cada roce y cada caricia son superlativos. Cada bocanada de aire es densa y sabe a comunión, a un sexo profundo como nunca has conocido y a misticismo. No es perversión, es empatía. Es magia.

Sientes en tu interior cada suspiro que sale de sus labios, cada movimiento y cada beso. Sus bocanadas de aire llenan tus pulmones y las caricias en sus pieles reverberan hasta llegar de nuevo a la tuya, como un motor capaz de alimentarse a sí mismo de combustible.

En vuestro centro está Ruth, pero también está cada uno de vosotros. Una y otra vez hace que el hombre que la acompaña, ajeno a vosotros y desconocedor de vuestra presencia, entre en ella. Y todas esas veces es como si también lo hiciera en ti. Tus manos están sobre él, pero también sobre ella, sobre cada uno de ellos. Tus labios se encuentran con su piel, con las de ellos, así como sus bocas buscan la tuya. Y no hay nada de malo en ello. Todo es perfecto.

Al mismo tiempo que allí te sientes también en la ducha, con Wes, y a todos contigo. Su forma de acariciarse es la forma en la que le acariciáis todos, multiplicando y recibiendo cada sensación hasta convertirla en algo inusual, brillante, dulce y arrebatador. El agua os baña y acompaña mientras os arropáis y mientras esa conexión se hace más intensa, llevándote a lugares que nunca habías sospechado.

Visitas también ese lugar en el que Devendra buscaba el cuello de Morgan. Ahora todos buscáis ese cuello y todos recibís ese beso. Todos la buscáis a ella, así como lo hacéis mutuamente en un acto de entrega total y sin reservas.

Con cada envite del hombre del hotel volvéis a encontraros en cada lugar. Él se retuerce con placer bajo el cuerpo de Ruth, bajo todos vuestros cuerpos, pero no es nada comparable a lo que sentís vosotros. Desde el roce de las sábanas hasta una inspiración, todo está maximizado hasta el punto de lo imposible y compartirlo es asombroso. Con cada uno de vuestros jadeos os notáis cada vez más cerca de vosotros mismos, de todos los demás, del clímax.

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08/02/2017, 00:47
Narrador
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Ocurre en el tiempo entre un jadeo y un suspiro. Un instante estás con Hyun, en el coche, y al momento siguiente te ves transportada a esa habitación de hotel. Tu piel ya no es sólo tu piel, sino que es la piel de todos los que te rodean. Los sientes a ellos de una forma tan certera y tan intensa de como te podrías sentir a ti misma, y todos parecen en el mismo punto. Entre vosotros no hay vergüenza o pudor, sólo una conexión inexplicable, inocente y sincera como no has conocido nunca.

Tu mente apagada es sólo un madero a la deriva en un mar de color rojo intenso. Sus cuerpos te rodean y al mismo tiempo el tuyo los rodea a ellos. Cada roce y cada caricia son superlativos. Cada bocanada de aire es densa y sabe a comunión, a un sexo profundo como nunca has conocido y a misticismo. No es perversión, es empatía. Es magia.

Sientes en tu interior cada suspiro que sale de sus labios, cada movimiento y cada beso. Sus bocanadas de aire llenan tus pulmones y las caricias en sus pieles reverberan hasta llegar de nuevo a la tuya, como un motor capaz de alimentarse a sí mismo de combustible.

En vuestro centro está Ruth, pero también está cada uno de vosotros. Una y otra vez hace que el hombre que la acompaña, ajeno a vosotros y desconocedor de vuestra presencia, entre en ella. Y todas esas veces es como si también lo hiciera en ti. Tus manos están sobre él, pero también sobre ella, sobre cada uno de ellos. Tus labios se encuentran con su piel, con las de ellos, así como sus bocas buscan la tuya. Y no hay nada de malo en ello. Todo es perfecto.

Al mismo tiempo que allí te sientes también en la ducha, con Wes, y a todos contigo. Su forma de acariciarse es la forma en la que le acariciáis todos, multiplicando y recibiendo cada sensación hasta convertirla en algo inusual, brillante, dulce y arrebatador. El agua os baña y acompaña mientras os arropáis y mientras esa conexión se hace más intensa, llevándote a lugares que nunca habías sospechado.

Visitas también ese lugar en el que Devendra buscaba el cuello de esa chica que ahora te acompaña, Morgan. Ahora todos buscáis ese cuello y todos recibís ese beso. Todos la buscáis a ella, así como lo hacéis mutuamente en un acto de entrega total y sin reservas.

Con cada envite del hombre del hotel volvéis a encontraros en cada lugar. Él se retuerce con placer bajo el cuerpo de Ruth, bajo todos vuestros cuerpos, pero no es nada comparable a lo que sentís vosotros. Desde el roce de las sábanas hasta una inspiración, todo está maximizado hasta el punto de lo imposible y compartirlo es asombroso. Con cada uno de vuestros jadeos os notáis cada vez más cerca de vosotros mismos, de todos los demás, del clímax.

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08/02/2017, 01:27
Narrador
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Ocurre en el tiempo entre un jadeo y un suspiro. Un instante estás con Jimiyu, en el camino, y al momento siguiente te ves transportado a esa habitación de hotel. Tu piel ya no es sólo tu piel, sino que es la piel de todos los que te rodean. Los sientes a ellos de una forma tan certera y tan intensa de como te podrías sentir a ti mismo, y todos parecen en el mismo punto. Entre vosotros no hay vergüenza o pudor, sólo una conexión inexplicable, inocente y sincera como no has conocido nunca.

Tu mente apagada es sólo un madero a la deriva en un mar de color rojo intenso. Sus cuerpos te rodean y al mismo tiempo el tuyo los rodea a ellos. Cada roce y cada caricia son superlativos. Cada bocanada de aire es densa y sabe a comunión, a un sexo profundo como nunca has conocido y a misticismo. No es perversión, es empatía. Es magia.

Sientes en tu interior cada suspiro que sale de sus labios, cada movimiento y cada beso. Sus bocanadas de aire llenan tus pulmones y las caricias en sus pieles reverberan hasta llegar de nuevo a la tuya, como un motor capaz de alimentarse a sí mismo de combustible.

En vuestro centro está Ruth, pero también está cada uno de vosotros. Una y otra vez hace que el hombre que la acompaña, ajeno a vosotros y desconocedor de vuestra presencia, entre en ella. Y todas esas veces es como si también lo hiciera en ti. Tus manos están sobre él, pero también sobre ella, sobre cada uno de ellos. Tus labios se encuentran con su piel, con las de ellos, así como sus bocas buscan la tuya. Y no hay nada de malo en ello. Todo es perfecto.

Al mismo tiempo que allí te sientes también en la ducha, con Wes, y a todos contigo. Su forma de acariciarse es la forma en la que le acariciáis todos, multiplicando y recibiendo cada sensación hasta convertirla en algo inusual, brillante, dulce y arrebatador. El agua os baña y acompaña mientras os arropáis y mientras esa conexión se hace más intensa, llevándote a lugares que nunca habías sospechado.

Visitas también ese lugar en el que Devendra buscaba el cuello de Morgan. Ahora todos buscáis ese cuello y todos recibís ese beso. Todos la buscáis a ella, así como lo hacéis mutuamente en un acto de entrega total y sin reservas.

Con cada envite del hombre del hotel volvéis a encontraros en cada lugar. Él se retuerce con placer bajo el cuerpo de Ruth, bajo todos vuestros cuerpos, pero no es nada comparable a lo que sentís vosotros. Desde el roce de las sábanas hasta una inspiración, todo está maximizado hasta el punto de lo imposible y compartirlo es asombroso. Con cada uno de vuestros jadeos os notáis cada vez más cerca de vosotros mismos, de todos los demás, del clímax.

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08/02/2017, 01:36
Narrador

Ocurre en el tiempo entre un jadeo y un suspiro. Un instante estás con Roger, a solas, y al momento siguiente te ves acompañada por siete personas que sientes como iguales, como una parte de ti. Y lo más extraño es que no hay lugar para la sorpresa. Tu piel ya no es sólo tu piel, sino que es la piel de todos los que te rodean. Los sientes a ellos de una forma tan certera y tan intensa de como te podrías sentir a ti misma, y todos parecen en el mismo punto. Entre vosotros no hay vergüenza o pudor, sólo una conexión inexplicable, inocente y sincera como no has conocido nunca.

Tu mente apagada es sólo un madero a la deriva en un mar de color rojo intenso. Sus cuerpos te rodean y al mismo tiempo el tuyo los rodea a ellos. Cada roce y cada caricia son superlativos. Cada bocanada de aire es densa y sabe a comunión, a un sexo profundo como nunca has conocido y a misticismo. No es perversión, es empatía. Es magia.

Sientes en tu interior cada suspiro que sale de sus labios, cada movimiento y cada beso. Sus bocanadas de aire llenan tus pulmones y las caricias en sus pieles reverberan hasta llegar de nuevo a la tuya, como un motor capaz de alimentarse a sí mismo de combustible.

Estás en su centro, pero también está cada uno de ellos. Una y otra vez haces que Roger, ajeno a ellos y desconocedor de su presencia, entre en ti. Y todas esas veces es como si también lo hiciera en ellos. Sus manos están sobre él, pero también sobre ti, sobre cada uno de ellos. Tus labios se encuentran con su piel, con las de ellos, así como sus bocas buscan la tuya. Y no hay nada de malo en ello. Todo es perfecto.

Al mismo tiempo que allí te sientes también en la ducha, con Wes, y a todos contigo. Su forma de acariciarse es la forma en la que le acariciáis todos, multiplicando y recibiendo cada sensación hasta convertirla en algo inusual, brillante, dulce y arrebatador. El agua os baña y acompaña mientras os arropáis y mientras esa conexión se hace más intensa, llevándote a lugares que nunca habías sospechado.

Visitas también ese lugar en el que Devendra buscaba el cuello de la chica que ahora te acompaña, Morgan. Ahora todos buscáis ese cuello y todos recibís ese beso. Todos la buscáis a ella, así como lo hacéis mutuamente en un acto de entrega total y sin reservas.

Con cada envite de Roger volvéis a encontraros en cada lugar. Él se retuerce con placer bajo tu cuerpo, bajo todos vuestros cuerpos, pero no es nada comparable a lo que sentís vosotros. Desde el roce de las sábanas hasta una inspiración, todo está maximizado hasta el punto de lo imposible y compartirlo es asombroso. Con cada uno de vuestros jadeos os notáis cada vez más cerca de vosotros mismos, de todos los demás, del clímax.

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08/02/2017, 01:36
Narrador

Notas de juego

Estáis todos juntos. Postead para todos los destinatarios cuando lo hagáis :).

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08/02/2017, 10:53
Ruth Williams

Por fin me tocaba a mí torturar un poco a Roger, tras toda la noche de sí pero no. Acaricio su pecho y noto el tacto de su piel, su virilidad y sus ojos fijos en mí. Cierro los ojos para ver realmente. Notar otra piel y otros ojos. Tengo esa sensación de plenitud en mi pecho de nuevo, teniendo una satisfacción que no había tenido nunca antes. Mi acompañante es el motor de todo esto, o el desencadenante, pero ante mí tengo a siete personas desconocidas y que siempre han estado ahí.

Mi mano ya no recorre el pecho del empresario bajo mis piernas, sino el del chico que se ducha en soledad. Él que pudo ayudar a Wamai cuando yo no fui capaz, Wes. El chico “malo”. Su tacto es electrizante y real, muy real. Tan auténtico como el agua cálida que siento sobre mi piel y que desciende en una caricia.

Mis labios van a la búsqueda de aquella mujer que no conocía, Morgan, cuyos ojos azules tienen un aire de nostalgia y tristeza al mismo tiempo. Mi aliento cae sobre su piel antes de rozar su cuello y al espirar de nuevo siento varios perfumes que inundan mis sentidos. Olían tan bien. Sabían tan bien.

Mi tez vuelve a sentir el cálido contacto que me supone la piel de Wamai. El dolor que había sentido hacía no tanto y el consuelo que deseo darle a cambio con mis gestos. El mismo sentimiento me embarga que cuando lo tuve frente a mí la primera vez frente a mi casa, el día que quise invitarle a pasar y luego quizás ir a ver el mar.

Por primera vez en mucho tiempo la cabeza no me da para pensar en nada, pero sé. Sé que todos ellos me completan y sé que esta plenitud que siento no es una enfermedad mental. No hay nada malo en mí, menos en este momento. Podría pensar que me faltan manos para acariciar a cada uno de ellos, pero al mismo tiempo cuando toco a uno toco a todos. Es una comunión que no se puede explicar con palabras, solo comprender. Y yo entiendo que así debe ser y que así es lo correcto.

Alcanzo el límite que mi cuerpo puede aguantar ante tanto estímulo y tanta tensión. Tengo la necesidad de liberarme de una forma nunca experimentada. Aquello no era como el rozar el cielo con las yemas de los dedos, que era lo que me suponía un orgasmo. No, el sentimiento era más bien como subir al nirvana por la puerta grande y darme un largo paseo antes de volver al mundo terrenal. Roger, que es el hombre con el que yazco ahora realmente, debe estar pensando que es un profesional en estos menesteres por cómo mi voz se eleva por encima de la suya en unos jadeos que bien podrían despertar a todo el hotel.

Alcanzar el clímax me supone una novedad y una plenitud nunca antes experimentada. El placer no solo es físico, es algo más. Y cuando mi cuerpo se libera, tengo que caer exhausta sobre mi acompañante. Mi respiración no llega a atrapar el ritmo acelerado que ahora marca mi corazón. Tengo que reír, refugiándome en el pecho de Roger, porque la experiencia ha sido… No tengo palabras.

Joder…
¿Qué ha sido eso?
¿Tirarme a Roger me hace saltar dimensiones?
Sí que folla bien…
¿Puedo considerar esto como mi primera orgía?

¿Debería repetir?

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08/02/2017, 23:17
Park Hyun-jin

Las imágenes se suceden, mientras los veo a ello, los siento a ellos. Mi mente se libera en una explosión de intensidad, mis músculos se relajan, se tensan, se excitan, todo al mismo tiempo y una larga exhalación cargada de erotismo, se escapa de mi boca. La realidad de ese instante de éxtasis se superpone, mientras los protagonistas son diferentes. Reconozco algunos de sus rostros, siento las conexiones atravesar mi piel y erizar los vellos de mi cuerpo, estando y no estando en ese torbellino de sensualidad. No hay memorias asociadas, sólo el instante plano, transparente, mientras mis cerebro trata de desdoblar las diferentes realidades.

Estiro mi mano. Una sonrisa se escapa, no hay nervios, no hay preocupaciones. Cierro mis ojos, pero aún puedo sentir lo que sucede, aún soy consciente de lo que pasa. De los movimientos rítmicos de Roger, de la tensión de Wes, de la pasión entre Morgan y Devendra. Estiro mi mano, intentando tocar, tocar la espalda de Roger, tocar la espalda de Wes, tocar a Morgan y a Devendra al tiempo. Quiero sentirme allí, quiero estar más cerca de poder, aprieto los ojos, tratando de concentrarme exclusivamente en cada oleada de placer que se transmite, como un fogonazo, a través de cada uno de los conocidos y desconocidos.

No hay razón, no hay justificación, no escucho ni siquiera la vocecilla de mi cabeza, ahogada a través de cada señal, detrás de cada respiración con fuerza, profundamente enterrada en medio de la cadencia sexual con que cada acto iba dejando su huella y absorbiendo a la realidad. Quiero sentir, quiero absorber el calor, la excitación, la emoción, el éxtasis a través de mis dedos, mientras mi corazón, nuestros corazones, laten todos con rapidez, con fuerza, llegando al clímax conjunto de ese vínculo que sólo podemos sentir y que en estas circunstancias, sólo podemos disfrutar.

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09/02/2017, 01:40
Morgan Laurent

El rechazo duró más bien poco. En unos segundos, sentía los labios de Devendra en mi cuello, sus manos en mi espalda y yo apenas tardé unos segundos en responder con la misma intensidad, mi piel buscaba la suya, era pura necesidad.  Siento la calidez de su tacto, su aliento... Siento entonces agua y calor, caricias que recorren todo mi cuerpo sin pudor. De repente sentía todo un torbellino de emociones y sensaciones, de puro instinto, de fuego y hielo, era vida pura. 

En otras circunstancias, lo habría flipado, me habría asustado y habría pateado culos hasta quedarme coja... Pero no. Esto era... era distinto. No era Morgan, ni Devendra o Wes... y a la vez lo era. Era yo y era ellos, todos a la vez, éramos un todo y un nada, en medio de Dios sabía dónde; pero eso no importaba, no había cabida para pensar, solo para sentir y dejarse llevar. Dejarse llevar por los labios que besaban mi cuello, que cada vez crecían en número y en intensidad. Era momento de dejar ir a mis propias manos y las del resto, de acariciarlos y arroparlos, de arañarlos y apretarlos. Fluíamos como el agua que mojaba nuestros cuerpos, como los movimientos de Ruth sobre esas caderas ajenas, como las olas que ahora mismo asolaban nuestros cuerpos, múltiple y único a la vez. 

Aún podía sentir los labios de Devendra, podía tocar su piel y respirar su aroma, el suyo y el de todos, una mezcla de olores tan dispares pero a la vez tan unidos, tan complementarios. También sentía mi cuerpo pegado al de Wes, podía acompañar sus movimientos con mis manos, sentir el movimiento de toda su musculatura y acompañarlo hasta su éxtasis, el mío, el de todos. Podía seguir el ritmo de las caderas de Ruth, acariciarla y besarla con la misma intensidad que ella lo hacía, saborear y disfrutar de forma tan genuina como la propia Ruth. No había coincidido con ella hasta ahora, como tampoco coincidí con Wamai, Park o Rena, pero no me hacía falta para sentirlos, para desearlos como en ese momento. Los sentía parte de mí y, por primera vez, todo encajó. 

De alguna forma que no sabría explicar, todo tenía sentido. Me sentía llena, completa, me sentía mejor que nunca estando con todos ellos, no soy capaz de describir hasta qué punto. Con cada respiración, con cada beso y cada centímetro de piel ajena, y propia a la vez, que mis labios buscaban... Sin saber por qué, sabía que todo era como tenía que ser. Todo estaba en su lugar. Me sentía protegida y arropada como nunca antes, me sentía querida, deseada, durante no sé cuánto tiempo, no había una puta preocupación, no había ni un solo sentimiento negativo... por una jodida vez, me sentía feliz. Ellos eran esa felicidad, ese puzzle extraño y dispar que en encajaba a la perfección. 

Sentía la necesidad imperiosa de atenderlos a todos, lo único que me angustiaba era no poder abarcarlos... pero a la vez podía comprobar que sí que lo hacía, que mis manos tocaban ocho pieles distintas, que las acariciaba, besaba y aspiraba profundamente. Cada respiración era nuestra, cada suspiro, cada jadeo. Sentir. Sentir. Sentir. Solo sentir. Mi cuerpo era una bomba de relojería, un volcán a punto de entrar en erupción, era pura energía. Cada vez lo sentía más cercano, cada vez era más difícil de contener el fuego, quería disfrutar más de esta sensación pero a la vez quería dejarlo llegar, que me arrastrase con él.

El estallido quizás fue lo más intenso que jamás he sentido. Eran miles de fuegos artificiales estallando en mi interior, era lava deslizándose lenta y placenteramente valle abajo, era puro éxtasis recorriendo mis venas... Jamás había experimentado nada igual, jamás creo que vuelva a experimentarlo... Es algo único, íntimo, nuestro, sigo sintiendo ansias de abrazarlos a todos y fundirme en su calor.

Ha sido el polvo cósmico de tu vida, Morgan. Si hasta tienes ganas de acurrucarte y todo...

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09/02/2017, 22:17
Devendra Balabhadra

Besar su cuello solo es el comienzo, quería llegar hasta el final y sin duda parece que voy a lograrlo. No soy de los que gimen con facilidad pero esto empieza a darme motivos suficientes, todas las emociones de Ruth se ciernen sobre mi y termino por hacerlo.

Están todos aquellos he conocido durante el día de ayer, y también el resto que entendía eran aquellos que mencionó Morgan. Me mueve al mismo tiempo que Ruth, que Wes, todavía estoy con el pub y en los otros lugares a la vez.

Como sea, no es que tenga la cabeza para muchas divagaciones, mi sangre no está regando precisamente mi cerebro así que me concentro en pasármelo bien y aprovecharme de la situación como si no hubiera mañana.

Sin descanso ni habla, tan solo quiero seguir follando con mis nuevos amigos.

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09/02/2017, 22:40
Wes Brooklyn

­­­De perdidos al río... Pienso mientras aún no entiendo lo que está pasando y mi mano baja a la entrepierna en la ducha, aunque de repente, ya no es mi entrepierna, sino la del compañero sexual de Ruth.

En cualquier otra situación intentaría buscar una explicación, pero en este caso solo puedo dejarme llevar y vivirlo. No están solo ellos, pues también soy los labios y cuello a la vez de Morgan y un indio que no había visto nunca. Siento el calor que llevan dentro dos asiáticos, chico y chica, que tampoco había conocido hasta ahora. No sé, simplemente estoy en todo y con todos a la vez.

Recibo como Ruth, y doy como su amante.

Seduzco a Morgan, y soy seducido por ese joven.

Me toco y estoy disfrutando por todos, todo a la vez como Wamai, Milka y el resto.

Nunca me había sentido tan desinhibido respecto a mi sexualidad, y este momento es el adecuado y menos esperado para liberar todo por fin. Es tan auténtico, sencillo y limpio que no me lo creo. Quiero, literalmente, darles un poco de mi amor a todos. No distingo entre hombre o mujer, ni entre dos o siete, solo tengo esta situación que no cambiaría por nada en este momento.

Le querría gemir al oído a cada uno que no saben bien lo bien que saben , y que entre todos estamos haciendo fantasías realidad, pero en lugar de eso, simplemente les satisfago y me dejo satisfacer hasta que llegan los fuegos artificiales, que desde nosotros y dentro de nosotros como confeti estallan, haciendo perfecto el final de esta experiencia.

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10/02/2017, 09:52
Milka Bendij

No es solo el hielo, es cada caricia que llega a mi piel, cada suspiro que eriza mi cuello, cada vibración que se teje con mi alma. Todo es nuevo, ligero e incondicionado.

Vivo un presente sin equipaje y no hay mayor regalo que me pueda hacer Dios.

Aprieto mi sien contra el hombro de Aharon, recibiendo las caricias electrificantes en mi cerebro, y mi cabeza sigue el recorrido circular de su acromión hasta perder su apoyo y caer sobre una cama mucho más agradable que aquella que me custodia.

Sonrío a la mujer con ojos de mar y aquella definición que entra en mí como si siempre hubiese sido mía me hace volver a sentir la piel de Wamai en mi mano, y en el resto de mi piel.

Muevo los ojos hacia mi diestra buscando una miscelánea de colores, y aunque aquella que encuentro no es la que puedo recordar mi cerebro no me obliga a ello.

Respiro, respiro con toda mi alma. Y respiro la suavidad de sus almas. Siento el agua descender por mi piel al tiempo que mis labios la recogen de otras pieles, de la entrepierna de Wes, del cuello de Morgan, de los labios del pianista.

Siento las oleadas de escalofríos y cosquilleos subir desde mi vientre, empujadas por cada descenso del cuerpo de Ruth, y sé que cada gemido es un punto más en el tejido que Dios está creando con nuestras almas.

Riego el cuerpo de Rena con mi aliento y siento el abrazo de todas sus manos, como siento todas sus pieles entre mis brazos. Me pierdo. Me sumerjo en esa sensación que he encontrado en la melodía que enreda nuestras almas hechas hilos y lazos: ya no soy solo yo. Y no hay comunión más pura, más intensa y más santa que lo que somos.

Jamás he flotado de un modo igual.

Arqueo mi espalda fundida en todos ellos y lanzo mis brazos alrededor de la partitura para retener conmigo esa melodía de electricidad y algodón un poco más.

Dios ya puede llamarme.

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10/02/2017, 15:17
Wamai Saád ú

Oh, dioses, Jimiyu debe alucinar con cada paso, pero el tractor rojo tuvo que ser un claro aviso de posesión. Demasiado rojo. La fuerza de mis excitados espasmos me ofrece un nuevo golpe sensorial, dos, tres... pero... oh, esta vez hay espacio para el cansancio ni el dolor, tampoco para balazos, ni para el pensamiento confuso, en este viaje solo hay espacio para la magia.

Empiezo a sentir las bajantes aguas del rudo Wes de las californias, aunque la transpiración cambia con el aroma de cada ser, y mi viaje adopta la mirada de unos ojos que no son míos rozando una piel que sigue a la hembra con ojos de mar, Ruth, haciéndolos míos, con los míos, a través de unos ojos rasgados y una mente que me lleva hasta la siguiente en la máxima expresión del libre albedrío. Uno puede saborear la intensidad del hechizo a través de un par de presencias aún desconocidas acelerando su deseo de calor, igual de mías, así como cada roce, suspiro y cuerpo de placer que no hacen más que revelar los instintos más salvajes de cualquier ser piel contra piel. Un acercamiento animal sin taras tribales, diferentes pieles, y ahora combinando mi juego de latidos, con ellos, en un ritual de cuerpos jamás imaginado bajo mi sabana africana.

Me hago con sensaciones ajenas para provocarlas del mismo modo que las siento, no hay hueco para comprender cuando el grado de satisfacción es tan elevado que te da igual si comprendes o no. Uchawi. Uno olvida el sol y la luna en su liberación sexo-espiritual, tradiciones y culturas, para centrar sus instantes en este gran mensaje de la madre tierra y fluir en el jolgorio de energías invocadas, desde el suave tacto de Milka hasta el claro calor de las pieles asiáticas. Ohh Wamai, diferentes cuerpos unidos, pero una mente compartiendo un profundo climax. Uno no deja de sorprenderse con las presentaciones, Muk... Ugh.

Una mirada al techo. Paz.

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12/02/2017, 01:22
Rena Hiyane

Caigo – o me elevo – como un pétalo de flor de cerezo sobre la espalda del viento.  Arrancada de mi noción de ser y a la vez permaneciendo en el punto más álgido de mi YO pleno. Sitio que ha estado siempre en mi pero que no conocía.

Pero, YO no soy YO.

Yo soy otras y otros y aquellos otros y otras no son ellos.

Porque ellos, son YO.

Y todos somos uno, muchos y ninguno. Maremágnum imposible de formas y sensaciones donde un tú o un él no serían aplicables.

Momento fuera del tiempo.

Utopía de los sentidos.

Micro-verso-macro-cósmico de realidad increíble.

Imposibilidad posible, irrealmente real.

¡Magia!.

El caldero alquímico de las pasiones más primarias.

Crisol del sol que funde las máscaras para liberar las almas.

Este ahora,

Este, GLORIOSO, AHORA.

“El instante entre un jadeo y un suspiro”,

Es donde la comunión de mente y ser,

Se vuelven completamente plenas.

¿Es acaso esto el Nirvana?.

Me dejo arrastrar – no puedo ni quiero evitarlo -, mientras voy dejando tras de mi todo trazo de la individualidad intrínseca a mi persona.

Soy los cuerpos que se retuercen de placer.

Soy los labios que besan con ardiente pasión.

Soy las manos que acarician sedientas y anhelantes.

Soy los ojos de parpados entrecerrados.

Soy los jadeos, soy los suspiros, soy los gemidos y soy los espasmos.

Y, soy Ruth, Devendra, Morgan, Hyun, Wes, Milka y Wamai.

Soy ellos y soy yo.

Y todos somos un Ensō.

El más perfecto nunca plasmado por maestro alguno. 

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12/02/2017, 01:23
Narrador

Juntas, vuestras ocho mentes sintientes se encuentran y elevan. Los cuerpos no están ahí para tocarse, pero aún así se tocan, se inflaman. Todas las respiraciones son una y cada espiración libera y une un poco de vuestras almas, como si las trenzara en una columna que asciende hasta el cielo.

No hay en el mundo conocido nada con lo que aquello pueda compararse. Intimidad, pasión, dulzura y confianza, todo en unos niveles que ni siquiera parecían posibles antes de aquel encuentro. Aromas nuevos, traídos de ocho partes diferentes del mundo, se mezclan y llenan vuestros pulmones con un olor embriagador y capaz de haceros sentir en casa.

Erais desconocidos, extraños, pero vuestras almas tienen la certeza de que nunca volverá a ser así. De que esos hilos invisibles que os unen se os han enredado hasta lo más profundo, creando un tejido al mismo tiempo intrincado y simple pero, sobre todo, maravilloso. Ahora siempre habrá alguien que os comprenda. Siempre habrá alguien que os haga entender que no estáis solos. Cada uno de vosotros ya no es sólo él, ya no lo será nunca. Y eso es motivo de celebración.

Con el cuerpo de Ruth encima de aquel hombre en el hotel, con todos vuestros cuerpos encima de él, sois conscientes de que ese fuego terminará por estallar, como si fuera una hoguera cada vez más viva al lado de un depósito de combustible. En los segundos previos la sensación es increíble. Sabéis que crece al unísono, que la alimentáis al mismo tiempo que ella os alimenta a todos. Y en el momento en que esas ocho respiraciones se contienen al mismo tiempo sabéis que está a punto de llegar. Ocho orgasmos que son uno solo explotan en vuestros sexos, en vuestros cerebros y en vuestros vientres. 

Y después, esa intensa sensación de plenitud se extiende por vuestra piel, por vuestra mente, por vuestro espíritu.

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12/02/2017, 01:23
Narrador
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Sientes cómo de tu pecho se tienden ahora siete hilos y, cuando tu consciencia se desliza alejándose de aquel lugar, no se tensan ni te llega esa sensación de soledad. Algo en ti ha cambiado al encontrarte con todos ellos, al compartirte y compartirlos, al sentir al unísono multiplicado por ocho. Te sientes acompañado de una forma que nunca habías experimentado. Te sientes arropado. Te sientes en casa. 

Un instante estás con todos ellos y al siguiente ya no puedes verlos. Sin embargo, su calidez, su aroma, su presencia... permanecen en ti. Ellos forman ahora parte de ti y sabes con certeza que ya nunca más estarás solo.

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12/02/2017, 01:23
Narrador
Cargando pj

Sientes cómo de tu pecho se tienden ahora siete hilos y, cuando tu consciencia se desliza alejándose de aquel lugar, no se tensan ni te llega esa sensación de soledad. Algo en ti ha cambiado al encontrarte con todos ellos, al compartirte y compartirlos, al sentir al unísono multiplicado por ocho. Te sientes acompañado de una forma que nunca habías experimentado. Te sientes arropado. Te sientes en casa. 

Un instante estás con todos ellos y al siguiente ya no puedes verlos. Sin embargo, su calidez, su aroma, su presencia... permanecen en ti. Ellos forman ahora parte de ti y sabes con certeza que ya nunca más estarás solo.

Notas de juego

Por esta bonita escena de empatía sensate recuperas un punto de Fatiga. :)

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12/02/2017, 01:24
Narrador
Cargando pj

Sientes cómo de tu pecho se tienden ahora siete hilos y, cuando tu consciencia se desliza alejándose de aquel lugar, no se tensan ni te llega esa sensación de soledad. Algo en ti ha cambiado al encontrarte con todos ellos, al compartirte y compartirlos, al sentir al unísono multiplicado por ocho. Te sientes acompañada de una forma que nunca habías experimentado. Te sientes arropada. Te sientes en casa. 

Un instante estás con todos ellos y al siguiente ya no puedes verlos. Sin embargo, su calidez, su aroma, su presencia... permanecen en ti. Ellos forman ahora parte de ti y sabes con certeza que ya nunca más estarás sola.

Notas de juego

Por esta bonita escena de empatía sensate recuperas un punto de Fatiga. :)