Partida Rol por web

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL TRABAJO (LUNA NUEVA), 4 DE ABADIO.

OCASO. TIERRAS DEL REPOSO, INMEDIACIONES DE LA FALSA CRIPTA.

Aquello era un error, y Gheorghe lo sabía. Y lo tuvo aún más claro cuando descubrieron que aquella cripta ya había sido forzada por el profesor Lorrimor. Si no había conseguido lo que había ahí dentro era por que no había nada... O por que había demasiados peligros. Sea como fuere, veía poco probable un mensaje de su fallecido amigo ahí abajo. Ninguno de ellos debería bajar, aquello era una idea terrible.

Entonces vio la mirada de su hermano. 

-Maldita sea mi estampa...-rezongó por lo bajo. El honor le ataba, aunque no le gustara para nada todo aquello-está bien, si tanto queréis bajar, bajaremos... Pero sigo pensando que esto es mala idea. En el mejor de los casos, no encontraremos nada. En el peor, el motivo por el que el profesor no cogió nada, y probablemente no sea algo inocuo.

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DÍA DEL TRABAJO (LUNA NUEVA), 4 DE ABADIO.

OCASO. TIERRAS DEL REPOSO, INMEDIACIONES DE LA FALSA CRIPTA.

- Aquí, Rhakan. - Digo mientras saco el hacha de entre sus cintas y la agarro ante mí con ambas manos.

Avanzo a tientas y siento los escalones bajo los pies. La oscuridad es total, al menos hasta que Querio enciende la linterna, aunque no mejora mucho la situación.

- No es suficiente.

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Daba gusto ver a Konrad rezando con las manos juntas por la muerte del profesor, junto a su hermano, como un monaguillo todo dedicado. Pero al elevar sus oraciones no cerraba los ojos pues los necesitaba para ver si alguien se acercaba y pillaba a Sascha y Velkan con las manos en la masa.

- Oh Doncella de la Muerte...- Lanzó una suspicaz mirada por encima de su hombro. mientras entonaba con un tono mecánico salmos aprendidos de carrerilla y que pedían a Farasma protección para los idos. -... guía al alma de nuestro amigo por el turbulento Río de las Almas...-Comprobó que Querio se hacia con una fuente de luz.-...para que llegue sana y salva a su lugar de descanso eterno...- En cuanto vio que su hermano preparaba el escudo supo que iría y entonces siguió a los demás dando pequeños pasos hacia atrás, hasta girar sobre sus talones completamente.

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Allí iban a adentrarse en la oscuridad, conocía aquel sentimiento, ya lo había hecho con anterioridad. Las sensaciones comenzaron a aflorar a su alrededor, fue como si el viejo profesor todavía estuviera a su lado observándolo todo con mucho detalle y con los ojos muy atentos. Ahora que se iba a adentrar en aquella falsa cripta lo echaba en falta, él habría sabido guiarles en la oscuridad a la que se iban a enfrentar, pero ya no estaba iban a tener que aprender a volar solos.

Con cuidado rebuscó entre sus cosas para sacar el pedernal y encender su linterna de ojo de buey y tomar su hacha. No tenían tiempo que perder.

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El sentido de la vista no es eficaz a pesar de las varias luces que los demás encienden así que decido prestarle atención al oído y el olfato.

Suerte que lo hice, pues el segundo me advirtió de un posible peligro.

- Cuidado. Insectos gigantes. - Digo sin levantar demasiado la voz, a pesar de que temo que las criaturas ya han notado nuestra presencia, señalando las enormes grietas de la paredes de la cripta. - Creo que podemos con ellos. - Añado mirando sobre todo a Velkan.

Después miro al resto, esperando que alguno tome una decisión sobre si avanzar o dar la vuelta.

El semblante de Konrad lo decía todo. Ya que habían entrado no se iban a detener ahora por unos insectos. Aún así no se separó de su hermano ni hizo ademán de ir a primera línea. Tenía una ballesta y estaba dispuesto a usarla.

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Aquello era su trabajo y su misión, no había mucho que pensar, cuando el resto dudaba en penetrar en la cueva oscura, él debía dar el paso al frente. Miró a Sascha y asintió mientras se encaminaba al interior, tuvo cuidado y sacó el pedernal para encender su vieja linterna, si él iba a ser de los primeros en entrar, necesitaría visión. Observó el interior, lo poco que pudo, respiró hondo y fue a ello.

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OCASO. TIERRAS DEL REPOSO, EN EL INTERIOR DE LA FALSA CRIPTA.

Miro a mi alrededor constantemente con el hacha preparada, atenta al posible avance de aquellas criaturas. Me coloco cerca de Janos para cubrirle la espalda por si fuese necesario.

Cuando compruebo que todo está aún tranquilo, señalo el suelo esperando que vean lo mismo que yo en él*.

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En última posición Konrad sujetaba la ballesta con fuerza. Estaba tenso por las palabras que había dicho Sascha acerca de la existencia de insectos gigantes. Odiaba las polillas y seres similares y se torturaba con la idea de que saliera un bicho y se enredara en su pelo.

Eso no sería lo peor, idiota.- Se quitó la idea de la cabeza y se puso más serio. Sentir el apoyo de su hermano, todo gracias al a conversación mantenida durante la noche, era reconfortante. Era como volver a ser pequeños, cuando sólo eran niños ajenos a los problemas que, con el paso del tiempo, les habían hecho separarse.

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- Estas huellas llevan al sarcófago. Creo que son del Profesor.

Digo aún señalando al suelo. Después, cogiendo de nuevo el hacha con ambas manos, bajo la escaleras.

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Finalmente se internaban en la cripta y sus peores temores se hacían realidad. Un ciempiés asqueroso, con aquella cubierta quitinosa, sus múltiples patitas móviles, y pinzas alrededor de su repugnante boca, atacaba a uno de los salvajes. Konrad se sentía más seguro junto a Gheorghe pero no pudo evitar dejar escapar un pequeño grito, tan sólo un quedo susurro.- ¡Sascha!

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La tumba falsa está abierta para nosotros y no dudo en entrar siguiendo a Sascha, quien encabeza el camino al ir escrutando todos los rincones de la entrada. Velkan y el Doctor Vandel encendieron luces para así poder ir con algo de iluminación.

Avanzo con paso firme hacia el interior de la cripta, desenfundando mi cimitarra ante los posibles peligros en forma de alimañas que Sascha indica haber detectado. No soy capaz de verlos, pero me preparo elevando una plegaría a Sarenrae:

 - "¡Oh Sarenrae, bendícenos con tu palabra. Que tu luz nos guíe y tu valor se refleje en nuestros actos! ¡Bendícenos, te lo ruego!"

Avanzo un poco más y llegamos a una puerta que parece medio abierta, donde dentro parece estar la parte más profunda de la cripta. Imagino que el peligro estará en el interior, por lo que preparo mi escudo y elevo una pequeña oración:

 - "Guía mi mano y mi alma con tu infinita sabiduría. Oriéntame a la victoria y no permitas que caiga en el mal."

Siento como su poder me guía. Preparado así para lo que sea, entro en el lugar y una gran sorpresa me llevo al no ver nada amenazante. Me preparo, listo para defenderme de un atacante que esté al acecho, pero el ataque nunca llega. Me inquieto un poco pero aguanto, esperando el ataque, que no se presenta.

Entonces, escucho un ruido en la otra habitación y sé que están siendo atacados. Pero las bullas desaparecen rápido y sé entonces que la batalla ha terminado tan rápido como empezó.

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Tras descubrir que la puerta de aquella cripta se mantenía cerrada tan sólo por los trucos del Profesor, fue fácil entrar.

- Aquí, Rhakan.

Saqué el hacha de sus cintas y lo mantuve ante mí, cogido con ambas manos, preparado para el ataque desde el inicio del descenso de las escaleras. Aquel espacio tan oscuro me obligó a agudizar los sentidos del oído y el olfato, los cuales rápidamente se dieron cuenta de que la cripta estaba habitada.

- Cuidado. Insectos gigantes.

Debían haberse colado entre las grietas de las viejas paredes de la cripta, y habían encontrado en ellas un buen lugar para vivir. Por suerte, algo me decía que los cuerpos que se arrastraban acechantes eran blandos y poco resistentes.

- Creo que podemos con ellos.

Seguí caminando, encabezando la marcha, siempre atenta, hasta el interior. La cripta parecía dividirse en dos sectores separados por unas escaleras que llevaban al más profundo. Con la luz brindada por algunos de mis acompañantes fue fácil ver que en el suelo había huellas que se adentraban hasta el segundo sector en el que se distingue un gran sarcófago de piedra.

- Estas huellas llevan al sarcófago. Creo que son del Profesor.

Fue fácil llegar hasta él. Demasiado fácil. Estaba inspeccionando la losa que hacía de tapa, y estaba a punto de pedirle a Janos que me ayudara a abrirla, cuando escuché movimiento en la sala anterior y mi nombre pronunciado por Konrad con tono de urgencia.

Tan rápido como pude corrí hacia él para observar como dos enormes ciempiés atacaban a Velkan. Uno de ellos consiguió herirle antes de que él lo matara y yo pudiera atacar al otro.

No, no lo voy a permitir.

No iba a permitir que aquellas criaturas le hicieran más daño a él, o a mi señor, o a su irritante hermano. Un sólo golpe bastó para separar su venenosa cabeza del resto del cuerpo.

Púdrete, y da de comer a las alimañas.

- Velkan.

Rápidamente me acerqué a él para inspeccionar sus heridas.

- ¿Los demás estáis bien? ¿Señor, te han herido?

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Aquello no gustaba a Gheorghe desde el principio, pero se había comprometido a proteger a su hermano, así que no le quedaba otra que vigilar que nada ocurriera. Y, tras echar mano de su escudo, permaneció atento, a la espera de que Konrad diera un primer paso que nunca llegó. El tiempo iba pasando mientras el paladín esperaba a que el noble se decidiera a adentrarse en aquella cripta. Finalmente, decidió avanzar por si mismo, ya que allí llamaban demasiado la atención, además de que cabía la posibilidad de que existieran problemas en el interior, y su escudero estaba dentro. 

Recogió la linterna que el doctor Vandel se había dejado para iluminar su camino, y aunque el último avanzó para recogerla, no hizo ademán de lo mismo cuando Gheorghe se la ofreció. El resto fue demasiado rápido. Unos pasos más, y un par de enormes insectos surgen de la nada. En lo que tarda en dejar la linterna y sacar su arma, ambos están en el suelo por la acción de los salvajes, habiendo resultando Velkan herido. 

Ante la falta de amenazas, el hombre volvió a enfundar la espada y recoger la linterna, con gesto serio. Quizás ahora se marcharían por fin de allí en vez de seguir buscando pelea y empeorando su posición.

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Gruñó molesto mientras descargaba con su brazo derecho un terrible golpe perfectamente estudiado sobre el bicho que le había atacado. Consiguió reducirlo a la más absoluta nada tras impactarlo con su arma, pero no antes de haber recibido un nuevo ataque del bicho. Le había pillado con la guardia baja y por eso había recibido aquel ataque tan humillante de esos pequeños seres. Eso era lo que le dolía fundamentalmente, que le hubieran cazado con la guardia baja y hubieran llegado a herirle. ¿Qué le pasaba? Aquella cripta, los recuerdos del profesor e intentar averiguar el motivo que le llevó a estar allí, había bajado la guardia y por eso había reaccionado tarde.

Levantó la cabeza al escuchar a Sascha pronunciar su nombre, por su mano había muerto el otro ciempiés. El salvaje asintió con vehemencia para luego añadir.

—Está todo controlado.

El Matacambiantes le llamaban, si no podía repeler el ataque de un par de bichos inmundos bichos flaco favor hacía a su fama. Elevó el foco de luz, que sujetaba con su mano izquierda, para alumbrar más y acto seguido pateó el cadáver del bicho que había matado para luego continuar avanzando por la cripta con su hacha en la mano.

Antes de bajar a la cripta, Querio había dejado su linterna en el suelo, mientras los dos hermanos libraban una batalla de miradas. No creyó que un paladín fuese a caer con tanta facilidad ante la presión de grupo. Cuando el grupo empezó a dispersarse, y el Doctor necesitó su propia luz, volvió a por ella y se cruzó en las escaleras con Gheorghe. Vandel no pudo evitar esbozar una sonrisa. Gheorghe llevó la linterna desde entonces. Pronto las cosas se torcieron.

Miriápodos. Del tipo Scolopendra Monstruosa-advirtió al ver a una morder a Velkan, como si esa información sirviese para algo.

El Doctor contaba con un bastón para aplastar bichos, pero era receloso a entrar en combate. Algunos dirían por precaución, y otros por cobardía. Lo cierto es que tenía el firme convencimiento de que los traspiés del destino podían manejarse solo con el intelecto.

Viviendo en la oscuridad total, es probable que se guíen por las vibraciones. Golpearé mi bastón contra el suelo para desorientarles...

¡TAC, TAC, TAC, TAC...!

¡Funciona! ¡No ha podido evitar el ataque de Velkan!

Satisfecho por su aportación, meditó sobre lo sucedido hace unas semanas en este mismo lugar. ¿Podría ser que Lorrimor también se protegiese de estos hambrientos guardianes haciendo ruido? ¿U optaría por ahumarlos para que se refugiasen en las grietas de las paredes? Parece poco probable que un par de bichos bastasen para hacer que el Profesor Lorrimor se diese por vencido, y dejase la tumba sin recoger los amuletos que había venido a buscar.

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Tan solo mentarla y Sascha llegó como una aparición cercenando de un limpio tajo la cabeza de una de aquellas alimañas. Konrad no se había quedado a esperar y ya estaba saliendo por la puerta para ver que el otro salvaje, Velkan, había dado cuenta de una criatura similar. Con la ballesta en las manos el noble intentaba penetrar la penumbra con su mirada para discernir si había más ciempiés de los que protegerse. Poco a poco, viendo que estaban aparentemente seguros, se fue tranquilizando y volvió a la vera de su hermanastro.

- Estoy bien , Sascha, gracias. Acabemos rápido ya que hemos entrado.- Había que inspeccionar rápidamente la cripta aunque Konrad dudaba de que el profesor Lorrimor hubiese dejado allí lo que necesitaba. ¿Dónde lo habría metido entonces si Kendra no sabía de su paradero?

Con las posiciones aseguradas, y los peligros eliminados, el valiente Doctor avanzó sin miedo hasta el sarcófago. Dejó que otros lo abrieran, pues era un sarcófago de piedra y su espalda no estaba para excesos.

Y aquí está el motivo por el cual bajar aquí no es un acto impío de saqueo de tumbas... Otro objeto de la Orden Esotérica del Ojo Palatino.

Querio Vandel hizo dos comprobaciones, pasando el dedo por el fondo del sarcófago y por la cubierta de la caja, para comparar por el polvo acumulado si la caja llevaba reposando en esta cripta desde el principio, o si fue dejada allí por el Profesor el mes pasado.

Se trata de una organización moderna, dedicada al estudio arqueológico de Osirion, y al que probablemente Petros Lorrimor perteneció. Este es el mensaje que el Profesor nos había dejado.

Acerca mi linterna al interior del sarcófago, Gheorghe... Si el profesor se llevó algo de aquí, esos objetos habrán dejado su silueta dibujada en el polvo. Si al retirar un objeto, como esta caja, no hay silueta, significa que fue puesto ahí recientemente por Lorrimor para nosotros.

Desplegó los pergaminos sobre la tapa del sarcófago para leerlos. Eran pergaminos mágicos, con casi total probabilidad, pero el paladín se podía obcecar, y querer dejarlos allí. Sería un desperdicio, y más con lo que había sudado Querio en la lucha contra los Scolopendra Monstruosa.

Uhm... necesitaré estudiar estos textos con calma en casa, para estar seguro de lo que son-dijo, guardándolos en su portapergaminos-. Y además de la caja y los pergaminos, supongo que nos llevaremos todo lo que la prueba del polvo nos indique que ha sido dejado recientemente por el Profesor, ¿verdad?

DOCTOR VANDEL:

- Tienes la sensación de que el Doctor tocó estos objetos y abrió la caja de madera (que no parece cerrada con llave), probablemente llevándose algún objeto de su interior.

- Sin embargo, la caja en sí parece que ya llevaba ahí un tiempo (es difícil de determinar pues en un ambiente cerrado y seco, sin humanos viviendo cerca, tampoco se genera tanto polvo; hay quien dice, y es una teoría de cierto peso, que el polvo se crea a partir principalmente de piel muerta de personas vivas). De ser así, eso indicaría que la Orden Esotérica es unos años más antigua de lo que te pensabas.