Partida Rol por web

Historias del Dominio

Capítulo II. Guerra y funerales

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25/11/2019, 16:37
Everan Stronghorse

Séptimo día de la Doncella. Mes de la Madre. Año 289 A.C.

Everam miró a su hija con gesto gentil, como si a pesar de todo y de los días del nombre que ya atesoraba la joven , siguiese conservando aún cierta inocencia.

Y qué quieres que le ordene, Helaena. — Preguntó sin acritud. —¿Qué deje de creer en cosas raras y de hacer cosas más raras aún?. ¿Qué deje de ser y de comportarse como un demente?— Aquella última pregunta/respuesta le pareció cruel  incluso a él al oírse decirla, y negó como si no la hubiese dicho.

Hay cosas que no pueden arreglarse...— Dijo con pesar, sin duda refiriéndose al trastorno que podía llegar a invadir a una persona y el daño que podía hacer a su cabeza. No añadió nada más como si fuese algo que debían aceptar.

Escuchó entonces las suposiciones de su hija respecto a Carellyn y aquel posible "plan" orquestado por la muchacha.

Eso no lo sabemos, Helaena. No sabemos si su muerte podría beneficiar o no a alguien. O si alguien la deseaba. La suya y la de su hermano. Lord Mathis es un señor muy importante del Dominio. Puede simplemente que fuese algo contra él. O que el objetivo fuese su hijo y heredero y no Carellyn. No sabemos nada.— Dijo primeramente para que no se dejase llevar por conclusiones que aún no podía tener. 

No la veo tampoco orquestando la muerte de toda una escolta, ni con medios para ello. Tampoco a su hermano, al cual no veía desde hace años y que no podía saber de las andanzas de su hermana.— Explicó.

Hijas... — Dijo mirando a ambas. —No quiero que penséis que estoy excusándola ni nada parecido. Pero Carellyn era una joven tímida y muy correcta cuando llegó a Riverside. Al menos lo que han visto mis ojos, es que la habéis tratado casi como a una hermana más. Yo no lo he hecho como un padre, pues no es mi hija, pero creo que el trato que recibió tanto de vuestra madre como de mí, fue siempre correcto.— Explicó con total sinceridad, dando una opinión y perspectiva de lo que él daba por sentado.

Y si ha llegado a pensar de la forma de la que escribe en esta carta, es porque la más podrida de las manzanas del cesto, la pudrió a ella. Ese desgraciado, la envenenó la cabeza. Bien lo ha demostrado. A ti, Aquilegia te arrancó el afecto e incluso un beso. Puede que no intentase nada más pues seguro que sabe que de enterarme, por mucho aprecio que le tuviese, lo habría colgado de un árbol y apaleado como a carne de burro viejo para ablandarlo y después degollarlo como a un gorrino en la matanza.— Aseguró.

La culpa es mía, hijas. Pensé que tal vez al ser Aldern tan joven cuando lo tomé como pupilo, podría estar exento de ser como el resto de los dornienses: escoria. Pero me equivoqué. Su sangre ha podido más y dorniense como es, escoria de igual modo.*—

Negó entonces intentando pasar página al menos un rato.

Dejemos de momento el tema.— Propuso. —Haced lo que os he pedido y marchad mañana a Aguasfrías. Descansad un poco y ocuparos de que la gente esté contenta. Regresad para la cumbre. Os tengo sorpresas reservadas. Grandes regalos de boda.— Dijo intentando intrigarlas e ilusionarlas, aunque ya sabían que su boca estaba cerrada con candado si preguntaban.**

Mis hijas han resultado ser más lord que lady, ¿no es verdad?. — Preguntó acariciando sus mejillas. —Vuestro padre va a regalaros el que lo seáis. Os lo prometo. Sólo tenéis que esperar unos días.— Aseguró.

Venga, marchaos ya y dejad a vuestro padre descansar de esta maldita herida.— Increpó a ambas, obviamente en tono de broma, antes de comenzar a recostarse en la cama. 

 

 

 

Notas de juego

*Sí, muy xenófobo...típico de la ambientación. Añadid "el regalo" de Aldern y ¡¡Boom!!

**En el sentido de desvelar qué es en sí el regalo que tiene para ellas.

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25/11/2019, 17:31
Aldern Dayne

Séptimo día de la Doncella. Mes de la Madre. Año 289 A.C.

Aldern se encogió levemente de hombros cuando Serah empezó a explicarse. Iba a aclararle que no se había referido al oro en sí, sino a si lo había hecho por necesidad o por avaricia, pero decidió no interrumpirla. Dejó que ella hablase, y se alegró sinceramente de que ella estuviera más desahogada... Aunque, por otro lado, eso también significase que no le necesitaba para nada.

Cuando ella terminó de hablar él se encontraba ligeramente abatido. Estaba claro que las vidas de todos habían seguido su curso mientras él estaba fuera. Nunca se había sentido como si encajase en Riverside, pero en ese momento ya empezaba a tener la impresión de no pintar nada allí. De lo que había dejado atrás quedaba poco, o nada. Quiso buscarle algo positivo a eso, pero le costaba ver a Serah como un lastre.

Las últimas palabras de ella le hicieron alzar las cejas.

—Pues ahora ya no seré yo quien te ayude a eso —comentó, escondiendo cierta pena tras una sonrisa. Bebió de su vaso antes de volver a hablar—. Me alegro mucho de que estés bien. Supongo que ahora es como si fueras libre. Pase lo que pase y por muy mal que te vaya, ya siempre tendrás un sitio donde dormir —dijo, y no tardó en corregirse—. Tendréis.

Después de eso el muchacho suspiró

—Serás una buena madre —aseguró, y lo cierto es que estaba convencido de que así era. De las mujeres que conocía, era una de las pocas con las que no tenía dudas al respecto de eso. Por algún motivo, sin embargo, sus propias palabras le sonaron a despedida. No eran sólo las suyas, sino que todo lo que Serah estaba diciendo de repente le parecía que tenía ese tinte. Quizá estaba siendo un derrotista. O quizá la despedida sólo era para el tipo de relación que mantenían antes. Pero fuese como fuese, Aldern cada vez tenía más claro que ella ahora tenía una vida completa, sin él.

—Me alegro mucho por ti —dijo una vez más, aunque le costaba parecer feliz en ese momento. Tras una pausa, volvió a hablar. —¿Quieres que me marche? Está claro que tienes mucho que hacer.

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26/11/2019, 00:07
Serah

Séptimo día de la Doncella. Mes de la Madre. Año 289 A.C.

Serah alzó una ceja, divertida por el comentario.

De buena familia, joven y guapo. Si os pusiérais a "ayudar" podríais dejar un bastardo en cada villa desde Antigua hasta Lanza del Sol.— Rió imaginándolo.

Su insinuación tan segura de que sería una buena madre, hizo que alzase la mano en signo de pausa.

Bueno, bueno. De momento sólo es una idea. Una posibilidad.— Dijo como si aquello no fuese inminente. Serah era, a pesar de su juventud, una joven muy vivida y aunque ahora todo le fuese bien por fin, bien sabía que las cosas podían torcerse en un momento. Seguro que aunque ese fuese su deseo, aún tenía que asegurar muchas cosas primero antes de embarcarse en la maternidad.

Como queráis milord. Yo tardo poco en encargar que me traigan las cosas y dejarlas listas para la tarde noche. Si queréis quedaros, ya sabéis que es vuestra casa. O si preferís volver más tarde...o no. Como gustéis.— Dijo como si no hubiese mayor problema en lo que decidiese.

O sí queréis hablar...— Añadió, ya que Aldern se había mostrado muy hermético sobre lo que le rondaba la cabeza, salvo mencionar que lo que fuese que había tenido con alguien, había terminado. Pero era evidente que estaba de capa caída, al menos para la joven tabernera. 

 

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26/11/2019, 01:07
Aldern Dayne

Séptimo día de la Doncella. Mes de la Madre. Año 289 A.C.

Con el comentario de Serah Aldern alzó una ceja y sonrió de medio lado, consciente de que aquello era divertido... Por más que no acabase de divertirle del todo.

—Pero con que el tuyo tuviera la inteligencia de su madre —comentó en referencia a ese posible bastardo—, ya sería el más listo de todos.

Después de eso el joven dorniense se quedó mirando a Serah cuando ella dijo que aquello era sólo una idea, consciente de que la tabernera sólo tendría hijos cuando quisiera tenerlos. Si la mitad de las chicas fueran tan previsoras como ella seguramente el Dominio tendría la mitad de población, como mucho.

Finalmente, con lo que le dijo la muchacha, él se mostró indeciso. Por un lado, no tenía ni idea de qué pintaba allí a esas alturas. Por otro, tampoco creía tener un lugar mejor al que ir, no mientras tuviera que quedarse en Riverside.

Tardó algunos segundos en responder, valorando seriamente contar todo lo que le rondaba por la cabeza. Sin embargo, ya había hablado demasiado una vez ese día, y se arrepentía. Sólo podía desear que Helaena se llevase aquel secreto a la tumba, aunque no esperaba que llegase a tanto. Al final, cuando habló, lo hizo sacando un tema bien diferente al que le tenía abatido.

—Es posible que pronto vuelva a Campoestrella de manera definitiva —enunció—. No sé cuándo será, o si de verdad pasará, pero al menos ya se está hablando de ello. —Volvió a coger algo del plato para llevárselo a la boca mientras observaba la reacción de Serah ante aquellas palabras—. Si sucediera, esta vez sí pasaré a despedirme.

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27/11/2019, 16:14
Serah

Séptimo día de la Doncella. Mes de la Madre. Año 289 A.C.

Serah abrió mucho los ojos y sonrió, ante el anuncio de Aldern.

¡Pero bueeeno!. ¡Esa es muy buena noticia.! — Aseguró. —¿No deberíais estar un poco más sonriente aunque fuese por eso?.— Preguntó casi como un reproche.

Sí, lo mismo se os hace un poco raro porque ya lleváis aquí unos cuantos años. ¡Pero es vuestra casa!.— Aseguró contenta por él.

Además, si os dejan marchar de forma definitiva, digo yo que será en buenos términos, ¿no?. Eso quiere decir que de vez en cuando, podréis volver a vuestra otra casa a beber vino.— Reflexionó sin perder la sonrisa. —Porque milord, seamos francos. Por mucho que digáis del vino de Dorne...— Hizo entonces una mueca divertida. —...como el de aquí ninguno.— Dijo en tono burlón, aunque luego mostró gentileza. — Porque aquí seguro que lo tomáis con buenos amigos...—

Luego lo miró con curiosidad, sin duda más contenta por ello de lo que el propio dorniense parecía estar.

¿Y no estáis un poco nervioso?. No sé... ¿ansioso por volver a vuestro hogar.?— Asintió. —Lo que sea que hayáis vivido con esa mujer, milord, pasará. Sois aún joven, apuesto...y con un gran apellido. Mirad hacia delante, porque tenéis seguro más que descubrir y ganar, que lo descubierto y perdido mirando atrás.— Rió entonces imaginando algo.

Las jóvenes van a tener que organizar un torneo para ver quién pide vuestra mano...—

 

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28/11/2019, 21:10
Aldern Dayne

Séptimo día de la Doncella. Mes de la Madre. Año 289 A.C.

Al oír de boca de Serah que debería estar más sonriente Aldern la miró un instante, planteándose por un momento que quizá tuviera razón. Pensándolo bien, su pesar por el asunto de Carellyn quizá fuera desmesurado. Ya no estaba, era cierto. Y no parecía probable que volviera. Pero el chico ya se había planteado cosas así tras recibir aquella carta. No por la misma causa, desde luego, pero su ausencia era algo previsible... Aunque claro, el motivo que la tenía fuera de Riverside era bien distinto al que él había previsto.

El chico suspiró, dándole vueltas a aquello, y sí sonrió un poco cuando la tabernera insistió en que Dorne era su casa. En eso sí tenía razón. Y quizá cuando volviese a Campoestrella ya daría igual Carellyn, su rechazo, y todo lo que tenía que ver con ella. Quizá. Aldern no se creía capaz de olvidar a la doncella tan fácilmente. Pensar en un futuro no sólo donde ella no estuviera presente, sino donde tampoco estuviera en su cabeza... Se le hacía casi imposible. Aunque, si Serah tenía razón, el tiempo lo curaba todo. Hasta el rechazo.

Cuando Serah siguió hablando de los buenos términos de su libertad, enlazándolo con el vino, el muchacho tuvo claro que las familias nobles se habían perdido una gran oportunidad con Serah pasando sus días en una taberna. Y fue inevitable mirarla con otros ojos cuando añadió aquello de los amigos. Emocional como se encontraba, aquello le llegó a Aldern hasta el fondo.

—¿Un poco nervioso? —respondió al final, admitiendo algo que no había dicho de esa manera en voz alta ni a Ser Dwain ni a Helaena—. Estoy muy nervioso. Pero no quiero hacerme ilusiones hasta que no sea totalmente seguro.

Después de decir aquello se quedó un instante pensativo.

—Sería un torneo interesante —comentó entonces—. Muchas jóvenes de Dorne saben luchar, ¿lo sabías? Algunas incluso podrían rivalizar con un Guardia Blanco —dijo. En ese momento no se le ocurría ninguna en concreto, salvo algunas de esas leyendas del pasado, pero no iba a dejar de decir aquello sólo porque fuera una exageración. Además, estaba convencido de que así era.

Cuando volvió a mirar directamente a Serah lo hizo con una pizca de resolución.

—Tenemos que retomar lo de enseñarte a leer y a escribir —afirmó, como si fuera una decisión más que una propuesta—. Si acabo yéndome, tienes que poder mandarme cartas. Y leer las que te envíe sin depender de nadie.

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29/11/2019, 18:20
Serah

Séptimo día de la Doncella. Mes de la Madre. Año 289 A.C.

Serah asintió de forma comprensiva, como si los nervios estuviesen justificados, así como que no quisiera vender la piel del oso antes cazarlo.

¡Anda!, y aquí también.— Protestó en referencia a las mujeres que sabían luchar. —Por lo que se dice, la hija de Lord Martyn es aficionada a las armas. Y por lo visto no lo hace mal del todo.— Argumentó. Alzó una ceja con malicia entonces.

Mirad por donde...una joven de vuestra edad, según se comenta es muy bonita y además sabe luchar.— Dejó aquello en el aire con una sonrisa traviesa.—La mancha de una mora...¿no?—

La propuesta del dorniense casi le hizo dar un respingo en la silla.

¡Uy!...nonono.— Negó repetidas veces. —Además, seguro que con la excusa de las cartas, volvéis a dejar pasar meses sin pasar por aquí.— Auguró cual vidente. —Las cartas son para cuando la distancia o las circunstancias impiden hablar cara a cara. Y vos vais a estar aquí al lado. Más os vale venir de vez en cuando  y visitarme.— Dijo en falso tono de amenaza, como si de una orden se tratase, sin perder la sonrisa.

Y ya se hacer cuentas...— Afirmó como si fuese todo lo necesario.

 

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29/11/2019, 22:37
Aldern Dayne

Séptimo día de la Doncella. Mes de la Madre. Año 289 A.C.

Sin dejar de caminar, Aldern miró de lado a Helaena cuando ella comentó aquel supuesto don, e incluso se permitió una breve sonrisa. No tardó en volver a mirar al frente y arrugar un poco el ceño, haciendo memoria. Claro, Ser Dwain no había bebido solo aquella tarde.

—En realidad no gran cosa —señaló—. Intentó darme consejos sobre cómo ser un gran hombre y me sugirió que buscase un buen matrimonio —dijo encogiéndose un poco de hombros.

Después, cuando Helaena siguió hablando, Aldern escuchó en silencio y asintió en un par de ocasiones.

—Es verdad —reconoció cuando ella dijo lo de los catadores—. Y si alguien ha de morir, la pérdida de un Lord tiene repercusiones para todas sus tierras, mientras que la de un soldado sólo para su familia y amigos. Pero cuando lo hace él hace que parezca fácil, carente de peligro y necesario para que los soldados luchen por ti—explicó.

Después de eso el chico dio algunos pasos más antes de volver a mirar a la chica.

—A mí me dijo que intentaba no tomar lujos para ayudar a que Aguasfrías creciera, y entregármela en las mejores condiciones posibles como compensación por lo que había hecho con mi padre —explicó, llevando la mirada de nuevo al frente—. Así que sí, era movido por la culpa. Lo que me sorprende es que ni siquiera pensase en que era vuestra por derecho.

—¿Qué sucede con los Redimidos?

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29/11/2019, 23:02
Aldern Dayne

Séptimo día de la Doncella. Mes de la Madre. Año 289 A.C.

Aldern alzó una ceja al oír que en el Dominio las mujeres también luchaban.

—No hacerlo del todo no es lo mismo que equipararse con quienes protegen a la famila del Rey, ¿eh? —comentó, obligándose a sonreír aunque fuera levemente. Con sus palabras siguientes, sin embargo, el chico la miró antes de encogerse de hombros exageradamente.

—Y yo que ya venía aquí buscando otra verde... —dijo—. Con mi suerte, la hija de Lord Martyn se habrá echado un novio de identidad desconocida, y hasta estará pensando en tener hijos.

Al final, cuando ella dio esos motivos para no aprender a leer ni a escribir, Aldern se apoyó la espalda en el respaldo de la silla.

—En realidad yo no sé dónde voy a estar. Si finalmente contraigo matrimonio, quizá no sea en Campoestrella. Y leer y escribir te podría servir para escribir cartas para la gente que se quede, si hay otra guerra. En el frente siempre habrá alguien que las lea para ellos. Así aunque vengan menos personas a beber, podrías ganar algunas estrellas de cobre para compensarlo —observó, dejando un momento para que la chica lo pensase—. Además, así podría enterarme rápidamente cuando seas madre de trillizos por sorpresa —añadió, como para meterse con ella.

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30/11/2019, 01:05
Helaena Stronghorse

Séptimo día de la Doncella. Mes de la Madre. Año 289 A.C.

Al parecer, incluso bebido era Ser Dwain un hombre serio hasta el extremo. Helaena quedó claramente decepcionada por cómo había actuado el caballero en aquel momento y no quiso preguntar más.

Escuchó la reflexión de Aldern sobre la importancia de unas vidas sobre otras y se mostró algo incómoda. Aunque el joven le estaba dando la razón, aún parecía que sentía la necesidad de justificarse.

La pérdida de un soldado también es grave, por supuesto. Tal vez no afecte a un reino entero, pero su vida también es valiosa. No creas, por mis palabras, que me parece bien poner en peligro la vida de otros. Solo que… el mundo funciona así —concluyó, como si realmente no hubiera otra forma de solucionar las cosas—. Mi escolta daría su vida por protegerme. ¿Me parecería bien que muriera por ello? Claro que no. Pero es un trabajo que alguien tiene que hacer.

Siguió caminando junto al chico, escuchándolo. Asentía cuando le hablaba de Aguasfrías y de las decisiones de Ser Dwain.

A mí también me sorprendió. En realidad, no que no pensara en nosotros —se corrigió al instante—. Son unas tierras que, si bien son de los Stronghorse, le fueron concedidas a él porque se las ganó, las merecía. Y, de haber tenido hijos, su gestión habría pasado a sus manos, no a las mías o a las de Aquilegia —Miró al frente, reflexiva, con expresión confusa—. Lo que me sorprendió fue que pensara en ti.

En ese momento, Helaena se detuvo de repente. Cogió a Aldern del brazo para que se detuviera también y no lo soltó durante los segundos que estuvo callada, con la cabeza gacha mientras pensaba. De hecho, incluso lo apretaba cada vez más. Parecía que, fuera lo que fuera lo que tuviera en mente, le costaba decirlo.

Soltó el brazo de Aldern. Finalmente, no dijo nada. Exhaló un largo y profundo suspiro y aprovechó la pregunta que le hizo el dorniense para cambiar el tema.

En realidad, nada concreto. Es el hecho de que existan —explicó, frunciendo el ceño—. Entiendo que hay que dar una segunda oportunidad a la gente, pero para eso está también la Guardia de la Noche. ¿Es necesario que los peores criminales, que han atacado a tu propio pueblo, se queden junto a sus víctimas, libres e incluso con cierto poder? —preguntó, de forma retórica, con el rostro ensombrecido—. Es… es casi un insulto para la gente ¿Cómo se ha asegurado Dwain de que le serían leales y de que no volverán a cometer un crimen? Tal vez él imponga, a él lo escuchen porque infunde temor y respeto. Pero ¿yo? —dijo con sarcasmo y amargura—. A mí los criminales no me toman en serio.

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30/11/2019, 03:51
Aquilegia Stronghorse

Séptimo día de la Doncella. Mes de la Madre. Año 289 A.C.

Aquilegia sonrió levemente al oír las disculpas de su padre hacia su hermana, satisfecha con la respuesta que Helaena le daba y conforme con darle la noticia de su compromiso a Ser Tyros, asintió. También le alegraba oír que al menos una de sus ideas le agradaba a su padre, y se sintió una tonta por necesitar tanto su aprobación incluso cuando estaba enfadada con él. Sin embargo, innegablemente, la necesitaba. Aunque fuera en pequeñas y ridículas dosis, como aceptar su idea para la escolta. 

Gracias, padre. Eso haré. - respondió con una sonrisa en la comisura de los labios - Yo también creo que la noticia le hará feliz, y me alegra poder ser yo quien se lo diga. - pues aunque no lo amara Aquilegia si estaba feliz de casarse con él. Veía potencial en ese matrimonio para ser feliz, y más importante aún, veía en ese enlace la posibilidad de crecimiento para Riverside. 

Entonces escuchó atentamente a su padre, y las historias sobre Dwain. Su ceño se frunció ante las descripciones gráficas del hombre respecto al daño sufrido por el antiguo caballero al protegerlo, y sus labios se tensaron con preocupación aunque supiera el resultado final, pues sabía que Ser Dwain seguía vivo. Sinceramente, era imposible no admirar al soldado, pues la historia parecía sacada de una antigua leyenda sobre un gigante salvaje arrasando con los diminutos hombres a su paso. Además, no podía negar que su padre tenía razón en su conclusión, ese tipo de lealtad no se fingía. 

Me gustaría hablar con Dwain, intentar convencerlo de que nos dejara premiar su lealtad, recompensar su valor y su protección a lo largo de los años. - se ofreció, pues veía en su padre la voluntad de hacerlo y la resignación a que el hombre se negaría. - Aunque también es cierto que si tú no has podido, Padre, no sé cuanto pueda ayudar yo en ese aspecto - pues su relación no era tan cercana como la de ellos. 

Volvió a asentir respecto a mantener todo aquello lejos de los oídos del maestre. Aquilegia confiaba en ese hombre tanto como en su propio padre, pero hacía un día atrás habría dicho lo mismo de Carellyn y se habría equivocado. Era mejor prevenir antes que lamentar, y los únicos que invariablemente querrían el bien de los Stronghorse eran ellos mismos. Un archimaestre podía conseguir asilo en muchos otros castillos que se alegrarían de recibirlo. 

La conclusión respecto a Carellyn le extrañó tanto como a su hermana, así que cuando ella habló Aquilegia se conformó con escuchar y asentir levemente mientras la menor exponía la situación, de acuerdo con ella. Todo era muy raro, y sinceramente, si ella hubiese estado en la situación de Carellyn, hubiese usado cualquier posibilidad de escapar de su más que probable fatal destino. 

Solo consideralo, por favor, Padre. No sería sospechoso que yo o Helaena contratáramos individuos dispuestos a rastrear a los secuestradores de nuestra amiga, y de no existir estos últimos, estoy segura de que los primeros estarían más que encantados de vendernos la información que consiguieran. En el mejor de los casos confirmaríamos la veracidad de ese ataque y daríamos con ella, y en el peor, no sabríamos nada... pero eso no cambia demasiado de ahora, y podemos dispensar de algunas monedas por una posibilidad así. - intentó convencerlo - Más raro sería que Hel y yo no hiciéramos lo imposible por recuperar a quien todos reconocen como nuestra amiga más cercana. - y fingir saber menos de lo que uno realmente sabía generalmente daba muy buenos resultados. 

Por otra parte, al escuchar a su padre hablar de lo que le habría hecho a Aldern de haber llegado más lejos lamentó que ese no fuera el caso. De haber sabido antes que el dorniense era un traidor habría hecho un escándalo en su habitación fingiendo violación, y ahí sí que su padre se habría divertido con él. Y ella se habría divertido mirando. 

No te culpes, padre. Un mundo en que la bondad y la esperanza son crímenes es un mundo que no vale la pena. Hiciste bien en acogerlo, en darle una oportunidad de ser un verdadero hombre. Es él quien no supo agradecerlo, y solo suya la culpa. - aseguró a su padre con tono de voz firme y convencido. No quería que su padre se atormentara por ser buena persona cuando haría mejor en enfocar esa frustración en quien realmente la merecía, el dorniense y su amante bastarda. 

De todas maneras, cuando el hombre dijo de dejar el tema, Aquilegia sonrió con la comisura de los labios, de acuerdo por el momento. Y aún sonrió un poco más al oírlo hablar entusiasmado por las bodas, en un preciado segundo de normalidad que realmente apreciaba en medio de todo este caos - Dignas hijas tuyas - respondió la primogénita a las caricias de su padre y su comentario respecto a los roles que tomaban. Los Stronghorse no eran débiles, no eran frágiles flores. Si obedecían a su sangre y su educación, siempre serían más lord que lady, y eso sí podía agradecerlo con sinceridad. 

Haremos lo que nos has mandado, padre - le aseguró -Descansa bien de esa herida, y recuerda que puedes llamarnos cuando lo necesites. - dijo por último, esperando a que Helaena se despidiera para ver que ambas salieran. 

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30/11/2019, 05:32
Aquilegia Stronghorse

Séptimo día de la Doncella. Mes de la Madre. Año 289 A.C.

Aunque el hombre no pretendiera atacarla con su primera pregunta, Aquilegia lo sintió como una recriminación, especialmente tras ese susurro. No podía evitar pensar que si había estado tan apurado por verla y no quería el descanso que le ofrecía, bien podría haberla buscado él, pero no fue capaz de decírselo. No fue capaz porque no quería que se enfadara con ella, pues ya suficientes disgustos tenía para además discutir con alguien que no hacía más que expresarle preocupaciones válidas para un amigo que ha estado lejos durante tanto tiempo. 

Entonces llegó esa pregunta directa que la hizo abrir y cerrar la boca enseguida, desconcertada. Antes de llegar a responder, él siguió hablando, y Aquilegia lo agradeció. Le ponía nerviosa hablar de ese tema, aún cuando quería hacerlo eventualmente, y era natural que lo hiciera cuando jamás había tenido una conversación siquiera cercana a esa. Solo se había enamorado una vez, y era de quien tenía frente a ella. 

Al escuchar como el dorniense seguía insistiendo en su reclamo, Aquilegia frunció el ceño. No sabía si sentirse una absoluta estúpida por intentar tener una conversación agradable por al menos unos minutos, o si debía estar molesta con él por echarle en cara que no diera un informe de las desgracias del castillo tan pronto se reencontraba con el hombre que amaba desde que sabía lo que era el amor. Suponía que en su dolor por la tardanza en visitarlo, Aldern habría pensado que él estaba bastante más abajo en su lista de prioridades de lo que realmente estaba. 

Por otra parte, que él se llamara desconsiderado a sí mismo ayudó un poco a que Aquilegia también intentara buscar un punto medio. Quizás si estaba siendo demasiado precavida, y eso no era justo para él. 

Al ver el torso vendado de Aldern, Aquilegia abrió los ojos impresionada y luego lo miró a los ojos, buscando una explicación. Para su suerte, no tuvo que llegar a siquiera formular la pregunta, porque el dorniense no tardó en hablarle de como había resistido aquella herida y asegurar que se recuperaría, que era todo lo que necesitaba saber. Era un alivio tener a alguien como el maestre a disposición del castillo. 

No debiste mentirme. Podría haberte acompañado mientras el maestre te trataba. - le reprochó ahora ella a él, pues no era para menos viendo la magnitud de la herida. - Pensé que era algo pequeño. Por eso te dejé reposar tras el viaje, para que pudieras descansar bien al volver a casa si querías. Si hubiera sabido que era así de grave, habría estado a tu lado. - insistió. Sin embargo, estaba claro que no era por regaños por donde querían llevar la conversación, así que tras disculparse con la mirada, suspiró y puso ambas manos sobre su falda. 

Carellyn está desaparecida - respiró profundo, bajando la mirada - Es mi culpa - apretó los labios, frunciendo el ceño - Tras el funeral me preguntó si podía ir con su familia y yo le dije que sí, pero si me hubiera negado, si le hubiera dicho que la necesitaba aquí... - hizo una breve pausa - La necesitaba, pero no me pareció justo privarla de su familia por yo haber perdido parte de la mía - y ese había sido su error - Iba con Arlo Rowan. Encontraron los cuerpos de la escolta, pero no los de ellos dos, así que mantengo la esperanza de que siga viva, que haya logrado escapar de la amenaza o que la mantengan prisionera en busca de recompensa... pero aún no recibimos noticias - por lo que la opción de secuestro era bastante poco probable, pero elegía considerarla como posibilidad aún - Seguimos buscando, Aldern. Tiene que estar viva, tiene que estar bien. - clavó sus ojos en los del dorniense, esperando poder encontrar en él la misma fe ferviente que ella mantenía.

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30/11/2019, 17:00
Serah

Séptimo día de la Doncella. Mes de la Madre. Año 289 A.C.

Verde que de no haber sufrido un desencuentro amoroso, ni habríais tenido en mente. — Respondió con contundencia, pero sin acritud. —Lo que quiero decir es que ahora que todo parece malo, tiempos pasados parecen mejores. Pero no es a ese "verde" al que me refiero. Y lo sabéis.— Dijo en confianza. —Lo que os digo es que hay otras muchas buenas mujeres, nobles como vos, que seguro pueden cambiar esa expresión de vuestra cara.— Explicó por si le quedaba duda de lo que quería decir, aunque seguramente sospechase que no.

—No os pega el papel de víctima.— Aseguró alzando las cejas. —Tenéis muchas más virtudes para meteros en la cama con una mujer que usar la excusa del hombre sin suerte.— Casi reprendió, pero con cierto toque de verdad, o al menos a ella así le parecía.—Aunque mi olfato me dice, que en realidad no es eso lo que necesitáis, aunque creáis que sí...—

Sí que se dibujó una mueca ante la insistencia del joven en enseñarla.

¿Ah, sí?. ¿Y vais a venir vos desde Campoestrella o donde estéis si os casáis, a enseñarme?.  ¿O es que pensáis que dejaréis de ser pupilo en un plazo de dos años o más?— Preguntó ladeando la cabeza.

No necesitáis excusas para venir aquí. Sois un buen amigo, y siempre seréis bien recibido.— Expresó con una sonrisa gentil y sincera.

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30/11/2019, 21:38
Helaena Stronghorse

Séptimo día de la Doncella. Mes de la Madre. Año 289 A.C.

Helaena no quedó convencida con la explicación de su padre. Tal vez Carellyn sola no podía organizar todo aquello, pero ¿y si tenía ayuda de alguien? Aquel a quien ella realmente amaba. Y a su hermano no lo veía desde hacía años, pero todos habían comprobado, durante el funeral de Lady Stronghorse, lo unidos que estaban a pesar de todo. Tiempo habían tenido suficiente, eso desde luego. Así que asintió a la propuesta que hizo su hermana.

Lo raro sería que no hiciéramos nada por buscarla o averiguar qué ha ocurrido con ella —coincidió, apretando los puños con rabia al pensar lo engañadas que habían estado con su “amiga”.

Sí, la única culpa de esta traición había sido de los traidores, no de las víctimas que confiaron en ellos. Los Stronghorse habían matado al padre de Aldern, cierto, pero ¿acaso no mueren miles en las guerras? Al dorniense se le dio una oportunidad. Era un rehén, pero, al mismo tiempo, no le había faltado de nada. Ni siquiera cariño, pues la familia nunca lo había menospreciado, al contrario.

Miró con cariño a su padre.

Yo no es que haya resultado ser más lord, es que ni siquiera nací para ser una lady. Al menos, no una lady típica —contestó, sonriendo levemente. Incluso aunque acabara casada al frente de una casa, Helaena había dejado claro durante años que no se conformaría con ser un adorno de su esposo. 

Cuando Lord Everam las despachó, la joven inclinó la cabeza con respeto y salió del cuarto junto a su hermana.

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30/11/2019, 21:42
Aldern Dayne

Séptimo día de la Doncella. Mes de la Madre. Año 289 A.C.

Aldern asintió a las primeras cosas que Helaena dijo. E iba a dejar el tema correr, pero decidió apostillar algo.

—Tu escolta sabe que su puesto es un honor, y que se está depositando en él la confianza de la familia. Y llegado el caso, es él quien elige morir por ti —afirmó—. Además, el hecho de que esté ahí probablemente hace que no muera ninguno de los dos. Es algo necesario.

Después de eso siguió escuchando y no tardó en volver a intervenir.

—Ser Dwain siente lealtad hacia los Stronghorse, pero debía sentirse en deuda hacia los Dayne por cómo hizo aquello, y no es para menos —aseguró—. Llegado el momento, fue sincero con vuestro padre, aunque la resolución era evidente. Quizá el sentimiento de deuda ya se le había pasado en ese momento. En fin, es lo de menos. Si se hubiera dado el caso de que Ser Dwain muriese, tampoco habríais permitido que esas tierras pasasen a mi poder. Yo no lo habría hecho, al menos, así que ser su heredero no habría servido más que para aliviar su culpa.

Cuando la muchacha se detuvo de repente y empezó a apretar su brazo Aldern la miró, sin saber qué decir. Por un instante pensó que se encontraba mal. Quizá debía llamar a alguien, o pedir que trajeran al maestre. Sin embargo, pronto ella se calmó, o lo que fuese eso.

—No puede ser fácil para las víctimas, o para sus familias —opinó. Nunca lo había visto así—. Estoy seguro de que todos los que entraban en los Redimidos lo hacían temiendo más a Ser Dwain que al Muro: así era fácil que no reincidiesen. —Hizo una pausa, pensativo,  y pensó en los miembros de esa unidad que había conocido en el frente—. Supongo que tendréis que juzgar quién se arrepiente de verdad de sus delitos, para saber que no reincidirá. Y con quien no pueda verlo... —Aldern negó con la cabeza—. Esa es la parte complicada. Podéis montar una nueva unidad así en Riverside, y traer aquí a los criminales de Aguasfrías, y viceversa.

Después de eso dio un par de pasos para ponerse frente a Helaena.

—¿Qué es lo que acaba de pasar? —le preguntó sin rodeos—. ¿Te encuentras bien?

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01/12/2019, 01:42
Helaena Stronghorse

Séptimo día de la Doncella. Mes de la Madre. Año 289 A.C.

Helaena miró a las sombras que la seguían las 24 horas del día, algo alejadas pero atentas. Desde luego, quien intentara atacarla o amenazarla de cualquier modo se lo pensaría dos veces. Esbozó una sonrisa como si estuviera recordando algo divertido.

Terrence Dragnos se acercó a mí con un cuchillo para cortar mi vestido y, por los Siete, que se arrepintió —le contó, reviviendo aquel momento con un brillo en los ojos, que seguían mirando a los caballeros que la acompañaban—. Menudo susto se llevó cuando Ser Dunan lo retuvo de repente y no lo soltó hasta que yo no le di la orden. Pobre Terrence… —añadió, con cierto afecto en su tono, a pesar de lo graciosa que parecía haber encontrado aquella situación.

Cuando Aldern continuó hablando de Ser Dwain y su decisión, Helaena se mostró incómoda. Jugueteaba con las mangas de su vestido y no sabía muy bien qué contestar.

Supongo que no ­—respondió, confirmando que era muy difícil que Aldern pudiera estar en control de Aguasfrías en algún momento—. Aunque depende de quién estuviera en el poder. Ya viste que a Aquilegia no le pareció una locura —añadió.

¿Cómo saber quién se arrepentía de sus delitos? ¿Cómo asegurarse de que no reincidirían? Era muy difícil predecir algo así, de ahí las reticencias de la joven con respecto a aquella compañía. En Aguasfrías o en Riverside, fueran de donde fueran los culpables, no le parecía una buena idea.

No creo que pudiera aceptar algo así o ser tan tolerante con cierto tipo de criminales —respondió, con duda—. Me costó hacerlo en Aguasfrías y me arrepentí al momento de ofrecer esa opción a unos hombres que claramente no la merecían.

Sus ojos estaban llenos de furia y odio, más incluso que cuando había hablado de su padre y de su hermana. Pero todo eso desapareció cuando Aldern se puso frente a ella de repente.

—respondió automáticamente—. No —rectificó, a regañadientes, tras lo cual bajó la mirada al suelo—. Sentí la necesidad de decirte algo y luego cambié de opinión, porque no es fácil para mí reconocer mis errores —reconoció. Sobre todo, un error de hacía tanto tiempo. Pero recordar que Aldern era heredero de Ser Dwain lo había traído todo de vuelta—. Yo también siento culpa. Pensé que se había esfumado tras tanto tiempo y ahora hemos hablado de este tema y… —Hablaba con bastante dificultad. No estaba claro qué le costaba más, si llorar ante otras personas o pedir perdón. Volvió a suspirar—. A veces no mido mis palabras ni reflexionó antes de hablar. Como ocurrió cuando Ser Dwain nos confesó que te había nombrado su heredero —Bajó la mirada al suelo—. Fui cruel con él y contigo. Hablé de ti con desprecio, como si fueras un enemigo cualquiera en lugar de un buen amigo desde hace años —reconoció, avergonzada por cómo había reaccionado—. A Ser Dwain le pedí disculpas aquella madrugada, pero no tuve ocasión de hablar contigo, lo cual me ha reconcomido estas semanas, pensando que si no volvías aquella habría sido nuestra última conversación —De nuevo, un suspiro—. Lo siento.

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02/12/2019, 22:43
Aldern Dayne

Séptimo día de la Doncella. Mes de la Madre. Año 289 A.C.

Al oír las primeras palabras de Aquilegia Aldern frunció el ceño, claramente inconforme. No parecía pensar que hubiera mentido, con todo lo que ello implicaba. Ante lo siguiente que dijo, lo de acompañarle con el maestre, el chico sonrió levemente, relajando por un instante su expresión.

—Seguro que a tu padre le encantaría —comentó como si aquello le hubiera hecho gracia—. Que me vieras medio desnudo mientras el maestre me cura, lo más apropiado para su primogénita.

Después de eso suspiró. No parecía que lo que la chica dijo a continuación le convenciera del todo, pero no quería discutir, ni ese día ni con ella. Sabía que no tenía mala intención, y eso era lo importante.

Cuando ella siguió hablando, Aldern no pareció entender por qué Aquilegia se culpaba. Dejó que se explicase, y cuando ella terminó de hablar le sostuvo la mirada durante unos segundos.

—Estoy convencido de que lo está —afirmó—. Pero sea cual sea el caso, hay algo que tienes que tener claro: la culpa no es tuya. Los únicos culpables son quienes los hayan atacado. En primer lugar, porque sabían lo que hacían: tenían que estar muy preparados si pudieron con la escolta del heredero de una familia como la Rowan. Y en segundo lugar, porque sólo a ellos se les puede pedir cuentas de lo sucedido. —Aldern hizo una pausa, en la que se permitió tomar una mano de Aquilegia entre las suyas—. Si vamos a culparte a ti, culpemos también al maestre, que estaba para aconsejarte y no se opuso. Y a tu padre, por dejarte al cargo. Y al Rey, por llevárselo a la guerra. —Entonces el chico hizo un gesto con la mano, señalando que aquello no tenía fin—. Podemos seguir y seguir. Pero tú no le has hecho nada malo a Carellyn ni a su hermano, y ella ha ido otras veces estos años a Sotodeoro. No había forma de saber que en esta ocasión sería diferente.

En ese punto el chico hizo una pausa.

—¿Cuánto hace de esto?

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05/12/2019, 16:28
Director

Primer día de La Madre. Mes del Guerrero. Año 289 A.C.

Al día siguiente de la llegada a Riverside, tanto Helaena como Aquilegia fueron enviadas a Aguasfrías para hacerse cargo del pueblo y de los festejos que allí tendrían lugar. El día anterior, Ser Dwain no regresó a la cena, tampoco a dormir, ni al día siguiente. A día de hoy tampoco había regresado ni se sabía de su paradero. Por ello las tropas de Aguasfrías partieron junto a las hijas del lord de vuelta a casa.

Las comidas se convirtieron en algo extraño contando sólo con la presencia del Lord, del Maestre y de Aldern. Ya se había recibido respuesta de la Regente de Campoestrella aceptando la invitación de Lord Everam para tratar el futuro de ambas casas. Desde que se recibió la respuesta, el salón del castillo, así como la torre de invitados, se estaba preparando para dicha cumbre entre ambas casas.

Ese mismo día también había habido revuelo en el castillo pues Los Tronadores y los Escorpiones partieron también hacia Aguasfrías. La hijas del Lord iban a hacer un desfile, así como algunas demostraciones de las tropas para entretener al pueblo durante los festejos.

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05/12/2019, 16:46
Everan Stronghorse

Primer día de La Madre. Mes del Guerrero. Año 289 A.C.

Durante la comida, Lord Everam parecía encontrarse mucho mejor de sus heridas. Sin duda la preocupación por cuidarse durante su regreso y las atenciones del Archimaestre habían dado sus frutos. Parecía de buen humor a juzgar por su tono.

Bueno Aldern. En siete días, tu prima estará aquí en Riverside y trataremos muchos asuntos. Uno obviamente eres tú.— Dijo sin tapujos o medias tintas. —Hay otros, desde luego. Asuntos de comercio, tránsitos...pero en lo que te concierne creo que debes de estar presente. Así que cuenta con que ese día tienes un compromiso.— Advirtió al joven.—Tal vez deberías también ir pensando en hacer el equipaje...sin prisas, desde luego.— Dijo con tono misterioso, haciéndose falsamente el interesante, pues parecía evidente a qué se refería.

Con vos también Archimaestre, pues los números y las cuentas son lo vuestro y sin duda, de ello también se hablará.— Sonrió satisfecho.

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06/12/2019, 16:45
Maestre Paul

Primer día de La Madre. Mes del Guerrero. Año 289 A.C.

El ambiente festivo tras la llegada de los vencedores de la guerra pronto resultó extraño con la marcha de Lady Aquilegia y Lady Helaena, que habían ido a preparar los festejos en Aguasfrías. Aunque todo había vuelto a la rutina casi habitual las comidas al maestre le parecían un poco menos cálidas que antaño sin ninguna de las mujeres de la casa presente en aquellos momentos. Ahora ese pensamiento le pesaba con mayor fuerza en su conciencia mientras el Lord hablaba, primero con Aldern y después con él, había estado ensimismado en sus pensamientos mientras sostenía un trozo de pergamino en la mano.

-Eh... Claro Lord Everam... -El maestre parecía con un rostro más serio de lo habitual y más distraído, su reacción dejaba claro que no había estado del todo atento a la conversación, aunque había esperado a que el Lord se dirigiera a él para intervenir. Se puso en pie y se acercó a la posición de su Señor.- Lord Everam, ha llegado este cuervo hace unos minutos, no deseaba interrumpir la comida, pero es importante.

El maestre le tendió el pergamino y no perdió de vista las reacciones de Lord Everam en ningún momento. Hizo  un gesto que señalaba a Aldern y le dio una indicación a Paul, que con el pergamino en la mano se acercó a la posición del muchacho.

-Joven Aldern. Hemos recibido este mensaje de Ser Baelor Hightower, como sabe esperábamos desde hace tiempo noticias de la desaparición de Lady Carellyn. -Y por las caras del maestre y del Lord no había que ser un genio para adivinar que no eran buenas.- Nos comunica su fallecimiento.

No entró en detalles, aunque Aldern ya era un hombre hecho y derecho y acababa de regresar de los horrores de una guerra para el maestre seguía siendo un muchacho al que proteger. No era fácil decirlo porque Lady Carellyn ya formaba parte de aquel castillo y en los últimos tiempos se había convertido para el maestre Paul en una persona muy especial, su pérdida iba a dejar un hueco difícil de rellenar. El momento se hubiera hecho aún más difícil de encontrarse allí Lady Aquilegia y Lady Helaena, no quería imaginarse como se tomarían ellas la noticia que la apreciaban como a una hermana. Por desgracia no podían enviar un cuervo hasta allí, eso era algo que estaba pendiente pero que no era el momento de hablar.

-Lord Everam. ¿Debemos mandar un jinete con la noticia a Aguasfrías?