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Historias del Dominio

El viaje

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02/09/2019, 01:49
Ser Baelor Hightower

Riverside. Tercer día de la Vieja. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Y por fin llegó la hora de dejar Riverside. Parecía extraño, imposible. Muchas cosas quedaban tras aquellos muros. Algunas buenas otras no tan buenas. Pero al volver la vista hacia el frente sintió que una nueva vida la esperaba. Una vida junto a su esposo, cargada de incertidumbre, pero también excitante y totalmente imprevisible. Arlo cabalgaba junto a su tío hablando animádamente, pletórico. Se separaba de Carellyn cada cierto tiempo, sin duda para evitar que se notase que ella era toda la fuente de su felicidad. Compartía momentos con él, con su tía, con algún oficial...y con ella.

Aún así, a pesar de toda esa felicidad, las horas montada se hacían eternas, más con los pinchazos en las piernas que aún se encargaban de recordar la pasión con Arlo. Tomó ejemplo de su tía que viajaba en una carreta lujosa, con vino y frutas y acolchados cojines. Decidió seguir el ejemplo de Arlo y tratar de disimular su amor, acompañando a su tía en la carreta. Y por todos los dioses que admiró más a su tía. Sabía vivir y convertir una incómoda travesía en un picnic ala sombra. Sí, no tenía a la vista a su amado, pero tenían toda la vida por delante...y eran tan cómodos esos cojines. 

Poco antes del anochecer, se detuvieron u comenzaron a montarse las tiendas, pabellones y campamentos. Unas mesas y divanes los esperaban. Las masajistas de su tía hicieron las delicias de todos, mientras esperaban. Poco tardó en caer la noche después de estar todo montado y las patrullas ya vigilantes de que nada perturbara la tranquilidad. Carellyn y Arlo habían aprovechado para dar un pequeño paseo aunque siempre a la vista por motivos de seguridad. Ser Arlo los hizo un gesto para que se acercasen.

Carellyn, verás. Esto es una tontería pero te pedimos disculpas pues no habíamos caído en ello hasta ahora. Dijo tratando de quitar importancia a lo que diría a continuación.

Cuando partimos de Antigua, no estaba pensado que volvieses con nosotros. Y bueno, tenemos nuestro pabellón. Pero...ejem...no tenemos para ti.— Anunció el problema. —Quiero decir, sí tenemos, pero no nos parece bien darte uno de la tropa, tan pequeño y molesto. podríamos hacerte un hueco en el nuestro aunque quizás con el bebé y todo sería una molestia para ti. Pero a vuestra tía se le ha ocurrido que quizás podrías compartir pabellón con tu hermano. Es amplio y cómodo. Tendríais que compartir lecho, pero bueno, sois hermanos, no pasa nada. Con respetaros la intimidad un poco... —

Miró entonces a Arlo. —A ti no te importa, ¿no, Arlo?. Son solo unas jornadas de viaje...—

El rostro de Arlo era de pasmado absoluto, con la boca entreabierta. Al menos hasta que reaccionó.

Ser Arlo Rowan

Eeeeehhh...¿no?...No me importa...ehhh no. No....hummmn por mí no hay problema. Es decir, si a Lyn no le importa...a Carellyn.— La miró un instante pidiendo su opinión. —A ti no te importa ¿no?—

La tía de ambos estaba de pie tras Ser Baelor con los dedos en la boca tapando la risa. 

Rhonda, ¿de qué te ríes.?— Los miró entonces a ambos arrugando el rostro extrañado. —¿Pero de qué se ríe esta mujer?. Así todo el día.—

Rhonda siguió con la risa. Hizo un gesto con la mano para que continuasen con la conversación, como dando a entender que no echaran cuenta de ella. Ser Baelor volvió al punto donde se habían quedado.

Disculpad. Decías entonces Arlo, que si a tu hermana no le importa por ti no hay problema, ¿no?. ¿Te parece a ti bien, Carellyn?—

 

 

 

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02/09/2019, 13:40
Carellyn Flores

Riverside. Tercer día de la Vieja. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Nunca le había gustado demasiado montar a caballo. El bamboleo continuo, el roce de las riendas en sus manos delicadas, el olor natural de las bestias... era difícil mantener el vestido sin arrugas y el peinado en su lugar subida en un animal que no paraba de moverse. Y eso sin contar las agujetas, que durante el primer rato se hacían más soportables sólo por tener a Arlo al alcance de sus ojos, pero que con el paso de las horas se fueron haciendo insufribles. 

Ah, pero viajar en la carreta era otra cosa. Más relajada, cómoda y divertida. La compañía de su tía y el pequeño Brandon convirtió un viaje largo y aburrido en una travesía ligera y Carellyn pasó todo el rato que el bebé estuvo despierto haciéndole carantoñas. 

Cuando se detuvieron y con la excusa de estirar un poco las piernas junto a su hermano, Carellyn empezó a fijarse en cómo se organizaba el campamento. Sus ojos parecían deslizarse por el paisaje sin mucha atención, pero en realidad estaba buscando el modo de encontrarse con Arlo durante la noche sin que nadie lo notase. Tal vez podrían escurrirse hacia el bosque sin que los guardias se dieran cuenta, o quizás encontrarían algún rincón lo suficientemente oscuro, o...

El gesto de Ser Baelor interrumpió aquel análisis de la situación, pero cuando el hombre expuso el problema y la posible solución, todo lo que la muchacha estaba tramando se esfumó de un plumazo. Miró a Arlo con los ojos muy abiertos y luego, con admiración, a su tía, que se reía tras su esposo. Tuvo que contenerse para no reírse ella también mientras asentía con la cabeza respondiendo a ambos hombres.

—No me importa en absoluto, Ser Baelor —dijo—. No querría ser una molestia en vuestro pabellón y si a Arlo no le incomoda tenerme en el suyo, creo yo que sería un arreglo perfecto. —Miró a su hermano con media sonrisa cómplice y fue un poco más lejos—. Espero que ya no des tantas patadas mientras duermes como cuando eras pequeño. —Volvió a mirar a su tío, compartiendo la broma con él—. Era tan inquieto, que en ocasiones se caía de la cama y todo. 

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02/09/2019, 17:40
Director

Riverside. Tercer día de la Vieja. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Arlo negó ante las palabras de su hermana.

Ser Arlo Rowan

Desde luego que no. Ahora he crecido y doy coces, así que prepárate.— Aquello arrancó una sonrisa de Ser Baelor el cual miró a su esposa que seguía riendo en silencio y volvió a hacer el mismo gesto para que no contasen con ella. 

Ser Baelor Hightower

Asunto arreglado entonces. Ordeno que dejen tus pertenencias en su tienda— Dijo dirigiéndose a Carellyn. —Ah, y si ves que es muy engorroso, puedes acercarte a cualquier guardia que vigila los caballos y pedirle unas riendas y unas espuelas.— Bromeó. —Que paséis buena noche. Nosotros nos vamos a retirar ya a descansar.— 

Que Ser Baelor no carecía de prejuicios era sin duda cierto. Y que la tía de Carellyn lo había "suavizado", no era tampoco menos cierto. Pero Carellyn pudo notar que ese gesto de cercanía no era impuesto, que realmente salía de él. Tal  vez porque el hombre sabía rectificar, o simplemente aprender, su tía lo había llegado a amar, a pesar de sus fallos. Y aunque parecía mucho más serio que su tía, también tenía una chispa de humor oculto.

Y así, esa noche se convirtió en la noche de bodas para la joven pareja recién casada en secreto. No pudieron dar rienda suelta a toda su pasión para no alertar a los guardias, pero precisamente esa cautela que debían tomar, ese peligro constante , hizo que ambos gozasen de una excitación distinta pero muy intensa, cual furtivos huyendo de la justicia, conteniendo gemidos e intensificando sus movimientos lentos y silenciosos. Arlo volvió a mostrarse casi insaciable a sus brazos y ella a los suyos, como si se alimentasen mutuamente.

La semana de viaje continuó de igual forma; conviviendo de día y amándose de noche, hasta que por fin pudo divisarse la ciudad y su gran faro. Carellyn quedó impresionada del tamaño del puerto y de la cuidad. Jamás hubiese imaginado que pudiese existir una población de semejantes proporciones. Su tío comentó que había ya cerca de  seiscientos mil habitantes. Carellyn casi ni lograba llegar a lo que era ese número. 

Era un hervidero de gente circulando con carros, a pie, gritando, comerciando... por innumerables calles que parecían no acabarse nunca, hasta que por fin llegaron al Faro. En realidad a un hermoso palacio fortificado donde residía la familia. A unos cuantos cientos de yardas, subiendo por unos caminos empedrados se llegaba propiamente al gigantesco faro.

Fueron recibidos por los primos de Carellyn. Un joven muchacho de unos diez días del nombre, similar a Daniel, puede que un poco mayor,  y una "princesita" de unos seis o siete, junto a una mujer de extraordinaria belleza. Carellyn jamás había visto nada semejante. Sus rasgos y facciones eran perfectos, su figura una melodía. Sus ojos y su sonrisa iluminaban más que el faro.

Los niños saludaron y abrazaron a sus padre, y luego a aquella mujer que sin duda era de la familia. Ser Baelor los hizo un gesto para que ambos se acercaran.

Ser Baelor Hightower

Arlo, Carellyn, ella es mi hermana Lynesse y estos son mis hijos, vuestro primos, Arthur y Kailyn.— Arlo quedó sorprendido igual que Carellyn, de la belleza de su tía política. Se acercó y la dio un beso en la mejilla.

Ser Arlo Rowan

—Tía Lynesse...— 

Lynesse Hightower

Vaya...pensé que serías más...bajo. Qué barbaridad.— Dijo sorprendida ante la visión de Arlo, dedicándolo una sonrisa amable que podría fundir el corazón de un hombre en un instante. —Me alegro de conocerte, tu tía habla mucho de ti.—

Arlo se dispuso entonces a conocer a sus primos. Con el joven Arthur intercambió unas palabras sobre caballeros, muy sonriente, pero quedó prendado de su pequeña prima a la que alzó en brazos. Esta miró a Arlo en silencio hasta que su primera frase salió y arrancó su carcajada y la de todos en realidad.

Kailyn Hightower

Qué guapo eres...—

Arlo mantuvo una breve discusión con ella intercambiando un "no tú" varias veces, hasta que Arthur se mofó de su hermana. 

Arthur Higtower

—¡A Kailyn le gusta Arlo!

La pequeña se sonrojó riendo nerviosa hasta que abrazó a Arlo y escondió el rostro en su hombro. 

Ser Arlo Rowan

—Bueno, creo que ya está claro que no es necesario buscarme esposa, ¿no?— Bromeó si soltar a su prima, ante un "Oooh", familiar.

Entre tanto Lynesse se acercó a Carellyn y fue ella quien dio un beso en la mejilla a la joven. 

Lynesse Hightower

Me alegro de conocerte, Carellyn. Vaya que eres tú también una joven bien hermosa.— Sonrió al apartarse. —También te hacía más joven y eres ya una mujer...—

 

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02/09/2019, 18:14
Carellyn Flores

Antigua. Cuarto día de la Vieja. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Los ojos de Carellyn se abrían como platos al entrar en la ciudad. Había tantas cosas, tanta gente, tantos colores y sonidos, que no sabía ni hacia dónde mirar. Para cuando llegaron al palacio, la muchacha estaba absolutamente fascinada por todo lo que había podido ver por el camino. 

Descendió del carruaje en cuanto este se detuvo y se sintió algo tímida mientras todos comenzaban a saludarse. Los niños la hacían sonreír con dulzura y la visión de la mujer que los acompañaba le cortó el aliento. Notó un leve cosquilleo en los dedos, sintiendo el deseo de sacar el carboncillo en ese mismo instante para retratar su belleza. Pero no estaba segura de qué comportamiento esperarían de ella y aún tenía presente la incomodidad inicial que había sentido su tío en Riverside, así que se quedó en un discreto segundo plano, dejando que fuese su hermano el que derrochase su encanto. Aún así, su sonrisa se enternecía al ver a los dos pequeños y rió discretamente con la interacción entre Arlo y Kailyn. 

Vio a la hermosa joven acercarse y se puso un poquito nerviosa, al menos hasta que besó su mejilla. 

—Gracias, Lady Lynesse —respondió con una leve inclinación, haciendo un esfuerzo para no quedarse mirándola fijamente—. Es un placer conoceros y poder estar aquí. 

Se mordió la punta de la lengua para no pedirle en ese mismo instante que posara para ella. Quería decir algo más, algo que la hiciera parecer una mujer interesante y fascinante como ella, pero estaba tan cortada que no se le ocurría nada. Entrelazó ambas manos por delante de su cuerpo. 

La ciudad parece enorme —dijo al fin, sintiéndose algo tonta por hacer un comentario tan insulso.

- Tiradas (2)
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02/09/2019, 20:28
Director

Antigua. Cuarto día de la Vieja. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Lynesse Hightower

Nada. Eso es lo que parece al principio hasta que te acostumbras. Lo malo es que luego el resto te parecen pequeñas.— Sonrió tomándola del brazo para pasar adentro como comenzaban a hacer todos. — Ah y en familia, nos llamamos por nuestros nombres y tuteamos o acabaríamos locos con todos los que somos.— Dijo arrugando la nariz. Pero ni intentando desfigurar su rostro lograba borrar su belleza.

A Carellyn le maravilló la grandiosidad de aquel palacio. Era como un castillo pero de paredes pulidas. Suntuosos tapices adornaban sus paredes junto a elaborados candelabros. Enormes lámparas colgaban en los techos. Las escaleras también eran de piedra pulida y brillante. Todo aquello reflejaba la inmensa fortuna de la familia.

Los fueron mostrando los aposentos e instalando en ellos. Carellyn quedó totalmente hipnotizada con su habitación. Era enorme, muy luminosa. Tenía incluso una gran terraza con carpa para protegerse del sol y todo lo necesario para disfrutar de un día al aire. La cama era tan grande que cuatro o cinco personas podrían dormir allí juntas sin estorbarse. Había todo tipo de vinos y frutas a su disposición así como tocador de aseo en plata y oro. La presentaron a las dos criadas que estaban exclusivamente a su disposición en cualquier momento. Lamentablemente y como era de esperar, Arlo tendría otra habitación distinta. Aunque quizás por fortuna o porque "alguien" así lo había dispuesto, eran contiguas, al igual que sus terrazas.

Tras instalarse, Ser Baelor se disculpó, pues quería ponerse un poco al día de lo acontecido en la ciudad en su ausencia. Visto el tamaño de Antigua, debía ser labor compleja. Tía Rhonda también decidió quedarse en palacio para estar un poco con sus hijos, pero propuso que Lynesse los acompañase y enseñase la ciudad. Ella por supuesto estaba encantada, pues si existía alguien más sibarita y cosmopolita que la propia Rhonda, era ella.

Dispusieron un carruaje para los tres acompañados de una guardia montada que les habría paso. Y fue en el carruaje cuando sin llegar a sentirse de lado, sí noto especial atención por Arlo de aquella mujer perfecta. Arlo respondía a todo con cortesía y sonriente. Pero no vio en él nerviosismo. Un nerviosismo lógico ante una mujer así. Y sí vio en sus ojos en un par de cruces de mirada entre ella y su esposo secreto que se deshacía por ella, no por la perfección de su tía. 

Notas de juego

de compras?

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02/09/2019, 21:52
Carellyn Flores

Antigua. Cuarto día de la Vieja. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Carellyn trataba por todos los medios de no parecer tan tonta como se sentía, pero es que los ojos se le abrían solos a medida que les iban mostrando el interior del palacio. Y cuando la llevaron a la que iba a ser su habitación, tuvo que apretar los labios para no quedarse con la boca abierta. El tiempo que pasó en ella lo aprovechó para lavarse un poco, repasar su peinado y cambiarse el vestido que había llevado durante el viaje.

Estaba emocionada y excitada ante la perspectiva de poder conocer la ciudad y ya tenía en mente algunas cosas que quería comprar si pasaban por alguna tienda o mercado. Le dio algo de lástima que su tía no los acompañase, pero Lynesse le había parecido muy agradable y cercana, así que iba contenta en su compañía. 

Sin embargo, ya dentro del carruaje empezó a sentirse incómoda. Como cuando Aldern pasaba cerca de ellas y a Aquilegia se le caía la baba mirándolo, sólo que peor, mucho peor. Porque al fin y al cabo, Aquilegia era bonita, pero más sosa que un pan sin sal. Y en cambio Lady Lynesse le parecía, sencillamente, perfecta.

No llegó a mostrarse sombría, pero durante un rato tuvo que usar todos los recursos que había aprendido para que su rostro fuese una máscara cordial mientras por dentro sentía que su estómago se apretaba. Por otro lado, él no parecía responder a sus encantos como cabría esperar, y eso aliviaba algo en su corazón. No le cabía duda alguna sobre los sentimientos de Arlo y se dio cuenta de que eso evitaba esa sensación territorial que había sentido tantas veces con el dorniense. Era curioso que, importándole más su esposo que el que había sido su amante, se sintiese más relajada al verlo recibir la atención de la mujer más hermosa del mundo de lo que había estado en Riverside al escuchar hablar de una tabernera.

—¿Podríamos hacer algunas compras? —preguntó, sacudiendo la cabeza para apartar esos pensamientos de ella y recuperando la sonrisa—. Me gustaría conseguir algunas cosas para Daniel. 

- Tiradas (1)
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03/09/2019, 00:25
Lynesse Hightower

Antigua. Cuarto día de la Vieja. Mes del Padre. Año 289 A.C

La hermosa mujer se giró y miró a Carellyn. —¡Claro, qué gran idea!. ¿Qué quieres comprar?. Bueno lo que sea lo encontraremos en el barrio comercial.— 

Así que se dirigieron allí, y de nuevo quedó fascinada con aquello. Nada tenía que ver con los mercados de Aguasfrías o Villacolmena. Aquello podría albergar la misma gente que todo Riverside. Los puestos y casas de comerciantes se extendían más allá de donde la vista alcanzaba. Parecía que si allí no había algo, era porque no existía. 

Arlo bajó primero y extendió la mano para ayudar a Carelly dedicándola una mirada de complicidad. Luego se la ofreció a Lynesse, la cual tras tomarla tropezó y cayó en los brazos de Arlo el cual la sostuvo como un acto reflejo. Sus rostros quedaron próximos y las manos de la mujer apoyados sobre los anchos hombros de Arlo. Sus ojos se cruzaron un instante que a Carellyn le resultaron eternos. 

—Gracias... — Casi susurró.

Arlo la dejó en el suelo con cuidado asintiendo al agradecimiento, caballero como era. Carellyn intuyó que aquel fortuito resbalón no había sido fortuito y que había buscado los brazos de él, tanto como sus ojos. Era la segunda embestida que aquel  Ariete de belleza impactaba contra Arlo y se preguntó cuantas más embestidas podría su amado resistir. Pero el roce disimulado que recibió de él y un gesto que evidenciaba extrañeza e incredulidad, en apenas un pestañeo, confirmó que de momento, que la fortaleza resistía.

Lynesse, tomó del brazo a Arlo para caminar. 

¿Hay algo en concreto que queráis ver?—

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03/09/2019, 00:50
Carellyn Flores

Antigua. Cuarto día de la Vieja. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Donde antes Carellyn había visto a una mujer maravillosa y fascinante comenzaba a ver a la bruja que escondía bajo su máscara de belleza. Sus ojos se entrecerraron ante la escena que había preparado y ejecutado y al escuchar su susurro apartó la mirada de ella y los puso en blanco. 

Sabía que Arlo era un hombre muy apuesto, sólo hacía falta tener ojos en la cara para darse cuenta de ello, pero hasta ese momento no había pensado en el efecto que sin duda causaba en todas las mujeres que se cruzaba. Por un momento deseó tener un esposo más feo que un oso, pues de haber sido así no tendría ese problema ni tendría que acostumbrarse a ver caídas de ojos a su paso. Se le pasó por la cabeza que tal vez sería mejor alegar que se sentía cansada del viaje y que el carruaje la llevase de vuelta al palacio, pues ya había visto suficiente. Pero estaba decidida a mantenerse bajo un control absoluto y cuando por fin la arpía estuvo en el suelo, le dedicó una sonrisa. 

Pues me gustaría comprar algunos útiles de dibujo y buscar también algún juguete de madera... Y una joyería. 

Con esas palabras dio un paso para caminar ella delante y no tener que ver más aquellos burdos intentos de seducción. No tenía ni idea de hacia dónde iba, pero le daba igual. Echó a andar y dejó que su mirada pasease por los puestos y tiendas en busca de alguna de las cosas que necesitaba. 

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03/09/2019, 01:31
Lynesse Hightower

Antigua. Cuarto día de la Vieja. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Aquí hay un par de joyeros muy buenos.— Aseguró. — Y juguetes de madera, también debe haber. Lo otro no lo sé.—Añadió.

Uy, que decidida es Carellyn, ¿no Arlo?. Cuidado Carellyn no te alejes mucho— Aconsejó en un tono dulce.

Eso es porque tiene prisa por comprarlo todo y dejarlo preparado.— Escuchó  decir a su hermano a sus espaldas. —Mejor será que la ayudemos ¿no?.— 

Un par de segundos después notó unas manos que la tomaban por la cintura a su espalda. instintivamente colocó las sutyas encima por el susto pero enseguida notó de quien eran sin tener que girarse. Y entonces comenzó a elevarla, como lo hizo en aquel jardín que dejó atrás en Riverside. Pero no se detuvo a su altura sino que continuo, y como si fuera una niña, la colocó sobre su hombro mientras reía. 

Ser Arlo Rowan

—Qué, ¿ves algo?

Lynesse rió ante aquella imagen. Al cabo de unos segundos se impulsó y Carellyn estuvo un instante suspendida en el aire. Tampoco sabría como la giró hacia él y la sostuvo mientras la bajaba hasta que sus ojos se cruzaron. —Como me dejes sólo te mato...— Pudo más casi leer en sus labios que escuchar.

¡Mirad!, ahí hay un joyero muy bueno. Vamos.— Advirtió tomando de nuevo el brazo de Arlo el cual mantuvo un segundo más la mirada sobre Carellyn en señal de socorro.

Notas de juego

Pues puedes comprar lo que gustes.

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03/09/2019, 02:08
Carellyn Flores

Antigua. Cuarto día de la Vieja. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Carellyn dio un respingo al notar que unas manos la cogían, pero apenas había identificado que pertenecían a su hermano y ya estaba elevándola como si nada. Se le escapó un gritito, más por lo inesperado de aquello que porque realmente la asustara, y se tuvo que reír. 

Aquel contacto breve y en apariencia inocente fue suficiente para aligerar la tensión que empezaba a cargar su espalda. Cuando sus miradas se cruzaron algunas imágenes de la última noche acudieron a su mente y deseó que estuvieran a solas para poder besar sus labios como ansiaba. Eso y su susurro posterior, que hizo que se sintiese mejor. Le devolvió una mirada de circunstancias, una que parecía decir que no había nada que ella pudiera hacer, pero se propuso abandonar su intención inicial de desentenderse para quedarse cerca de él.

La llamada de la bruja invadió el momento y con un pestañeo se acercó hacia el lugar que señalaba, pero manteniendo un ojo sobre ella. 

—¡Oh, mira, Lynesse! —exclamó, señalando una de las piezas de joyería—. Este colgante es precioso, ¿verdad? No para Daniel, claro, pero creo que hace juego con tus ojos. 

Tenía toda la intención de esperar a que soltase a su esposo para aprovechar ese momento y atrapar su brazo antes de que pudiese volver a atraparlo. Esperaba así adelantarse a ella y acaparar su atención para darle un respiro a Arlo. 

Tenía claro lo que ella quería comprar y tras un rato terminó por localizarlo. Un colgante de plata, con un motivo floral discreto, apropiado para un chico, una carraca de madera y, finalmente, una caja de carboncillos de la mejor calidad. Al menos esa era su intención inicial, porque una vez estaba metida en materia y con la mente centrada en su pequeño, terminó comprando también un silbato de barro con forma de pajarillo, con el que se emulaban los gorjeos al soplar con algo de agua dentro, y un cinturón con hebilla de plata de pequeño tamaño. 

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03/09/2019, 03:06
Director

 

Antigua. Cuarto día de la Vieja. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Lynesse Hightower

—¿Sí?, ¿tú crees?— Preguntó colocándolo sobre su pecho para hacerse una idea. —Arlo, ¿tú como crees que me queda?— Pregunto con la hermosa  sonrisa que desviaba la mirada de los transeuntes. 

Ser Arlo Rowan

Igual que Carellyn. Te hace juego con los ojos.— Asintió convencido.

Aquello fue lo único que necesitó escuchar para terminar de comprarlo. 

El regreso fue también un cúmulo de miradas hacia Arlo, el cual encontró su salvavidas en otra mujercita que lo miraba con ojos de admiración: Kailyn. Con ella estuvo casi el resto del día haciendo las delicias de la niña. Seguramente habría preferido en algún momento estar con los adultos, pero mientras estuvo Lynesse presente, que fue casi todo el tiempo, no se separó de ella.

Finalmente llegó la noche y ambos se marcharon a sus habitaciones. Carellyn no tardó en escuchar un susurró que la llamaba. Sin duda era Arlo desde la terraza contigua.

Lyn...chssss...Lyn—

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03/09/2019, 03:29
Carellyn Flores

Antigua. Cuarto día de la Vieja. Mes del Padre. Año 289 A.C.

A su regreso Carellyn se sentía menos tímida. Pasó un rato entretenida charlando con los adultos, preguntándoles cosas de la ciudad que tanto la había impresionado, pero también estuvo con sus primos, conociendo un poco mejor a Arthur y contándole algunos acertijos que le hicieran pensar, y, finalmente, haciéndole monerías a Brandon cuando estaba despierto. Evitó ir junto a Arlo, por si con ello le daba la idea de ir también a Lynesse, y se limitó a sonreírle de lejos cuando sus miradas se encontraban. 

Ya en su habitación guardó los regalos que había comprado para Daniel en sus arcones y apenas estaba empezando a desabrocharse los botones del vestido para ponerse el camisón cuando escuchó la llamada desde la terraza. Salió a toda prisa, con una sonrisa ya asomando a sus labios y se acercó a la separación entre ambas terrazas. 

Hola —murmuró, echando un vistazo alrededor para asegurarse de que no hubiese nadie a la vista—. ¿Vienes? —propuso en voz baja, con un brillo juguetón en la mirada—. Mi cama es demasiado grande, temo que si me meto sola en ella me perderé. 

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03/09/2019, 03:46
Ser Arlo Rowan

Antigua. Cuarto día de la Vieja. Mes del Padre. Año 289 A.C.

No pudo ni terminar de decir la frase, cuando de un brinco Arlo ya estaba en su terraza. Con el "vienes" ya estaba tomando impulso. Al caer la cogió de la mano y pasó para dentro de la habitación y una vez dentro la alzó hasta su boca y la besó como si fuese un sediento que no había probado el agua entres días.

¿Cómo se encuentra hoy mi esposa? — Preguntó sonriente sin bajarla. Aunque finalmente la dejó en el suelo.  Frunció el ceño con cara de reproche. —Oye y qué es eso de irte sola en el barrio comercial, ¿eh?— Aunque obviamente no estaba enfadado. —La tía Lynesse...me ha echado el ojo creo yo. Así que no te me alejes así más...o la próxima vez te beso delante de ella.—

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03/09/2019, 03:57
Carellyn Flores

Antigua. Cuarto día de la Vieja. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Se le escapó una risa por lo bajo al ver lo rápido que saltaba y se plantaba a su lado. Lo siguió de vuelta al interior y rodeó su cuello cuando volvió a elevarla en el aire, besándolo con la necesidad acumulada durante todo un día sin poder tocarlo. 

—Te he añorado —reconoció, besando la punta de su nariz, antes de que la bajase al suelo. 

Pero con lo siguiente frunció el ceño ella también y emitió un leve resoplido. 

—Es que pensé que si volvía a verla comiéndote con los ojos iba a tener que arrancárselos —reconoció, dibujando un mohín con los labios—. O las manos, todo el rato encima de ti... quería cortárselas y dárselas de comer a los peces. Y no poder decir ni hacer nada me estaba matando, así que me adelanté para no verlo más. Tú tienes que estar por fuerza acostumbrado a lidiar con esas situaciones, pero no te imaginas las ganas que tengo de que estemos lejos y no tengamos que escondernos nunca más.

Hizo una pausa y lo miró, divertida.

No te atreverías —declaró, aunque enseguida explicó a qué se refería—. A besarme delante de ella. 

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03/09/2019, 04:12
Ser Arlo Rowan

Antigua. Cuarto día de la Vieja. Mes del Padre. Año 289 A.C.

—¿Te atreverías tú a recibirlo?— Contestó jugueteando con su vestido, con claras intenciones de desprenderlo de ella.—¿Así que celosa?...Pues no es de ella de quien tiene nada que temer. Kailyn es tu verdadero rival. — Sonrió mientras su mano ya acariciaba sus pecho por dentro del vestido. —Quería hablar contigo de algunas cosas, pero no vamos a desaprovechar esa cama ¿no?— Preguntó como si hacerlo fuese un total desperdicio.

Pero hoy mandas tú...— Comenzó a besar su cuello. —De todas formas me voy a quedar toda la noche contigo, así que...

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03/09/2019, 04:29
Carellyn Flores

Antigua. Cuarto día de la Vieja. Mes del Padre. Año 289 A.C.

—Contigo me atrevería a cualquier cosa —aseguró, absolutamente convencida mientras giraba un poco para facilitarle el acceso a los broches que aún sostenían el vestido en su lugar. 

La broma sobre la niña la hizo sonreír divertida, pero sus manos y sus labios ya comenzaban a distraer su atención. 

Es que Lady Lynesse es tan bonita y tan divertida y tan mayor —protestó aún a lo de los celos, algo a destiempo, sin querer decir que fuese vieja, sino que estar a su lado la hacía sentirse una cría—... ¿Quién puede competir contra eso? 

Suspiró al sentir los besos en su cuello y Lady Lynesse abandonó ya por completo su mente. Cerró los ojos, deleitándole en las sensaciones que empezaban a recorrer su piel, pero aún le quedaba suficiente cabeza como para sentir curiosidad por lo que él había dicho. 

—¿De qué quieres hablar? —preguntó, estirando la cabeza, ofreciéndole el cuello—. ¿Nos llevará toda la noche?

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03/09/2019, 04:44
Ser Arlo Rowan

Antigua. Cuarto día de la Vieja. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Arlo se fue deteniendo poco a poco y negó disconforme hasta separarse de ella y poner los brazos en jarra resoplando.

De la dichosa carta a padre para defender a tu amiguito— Negó. —Bah, perdona Lyn. Es que aún...—Dejó aquello sin terminar. —Bueno, ya la tengo. Aunque no entiendo que debamos mandarla si supuestamente yo debería estar allí cuando padre regrese y podría decírselo en persona. Eso y que sino está y la abre mi madre...¿no resultaría extraño mandar una carta para decir algo que en principio podría decirle en persona?.—Dudó.

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03/09/2019, 11:33
Carellyn Flores

Antigua. Cuarto día de la Vieja. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Carellyn se dio cuenta de que la conversación sería sobre algo serio en cuanto notó que se separaba de ella. La ausencia de su contacto dejaba una sensación de frío en su piel e inconscientemente se acercó un paso hacia él. 

Podrías enviársela al frente —sugirió—. Está en Fuerte Desolación y si le pones tu sello llegará rápido y sin problema. La tía Rhonda conoce a quien puede encargarse de llevarla —apuntó, acercándose un poco más y poniendo las manos sobre su pecho—. Y para explicar por qué se la envías allí y no a Sotodeoro puedes alegar simplemente que después de verme en perfecto estado has preferido no esperar para comunicarte con él y escribirle enseguida, para que pudiera quedarse tranquilo a ese respecto y no tener preocupación alguna durante la batalla. 

Mientras hablaba comenzó una caricia que ascendía hasta sus hombros. No quería quitarle seriedad a la conversación, pero le costaba tenerlo tan cerca y quitarle las manos de encima, más después de llevar todo el día esperando que llegase ese momento.

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03/09/2019, 11:47
Ser Arlo Rowan

Antigua. Cuarto día de la Vieja. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Arlo mantuvo aquella pose, sin duda dolido, con las manos sobre sus cadera aún. Apartó la vista un instante negando varias veces y apretando los dientes. Pero para cuando la volvió a mirarla, asintió. —Está bien Lyn. Si eso es lo que quieres, está bien.—  Aquel tema seguía haciéndole daño, tan claro como el agua del hermoso rincón en el que se habían convertido en marido y mujer. Pero si hoy había aprendido algo y dado como certeza total, es que Arlo no había exagerado al afirmar todo lo que la amaba. Había resistido las insinuaciones de una de las mujeres más bellas de todo Poniente, sino la que más. Consentía una carta sobre algo que aún le desgarraba por dentro, probablemente consciente de que Carellyn albergaba algo más que un simple sentimiento de amistad por el joven dorniense. Lo dejaba todo atrás: títulos, posición, familia...

Justo ahí en ese momento, con sus brazos en cruz, tratando de tragar el dolor, el orgullo y el miedo a perderla, comprobó que todo lo que había afirmado amarla no era una exageración de un joven enamorado. Supo que la amaría para siempre, que sería capaz de dejarla marchar si eso significaba que ella sería más feliz y él caer en desgracia. Supo que nunca la trataría como a alguien inferior y que siempre tendía en cuenta sus deseos, anhelos y opiniones.

 

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03/09/2019, 12:44
Carellyn Flores

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La aceptación de Arlo no tuvo sabor a triunfo para ella, a pesar de que cualquiera podría pensar que había logrado lo que deseaba. Su mirada se entristeció y la caricia de sus manos se detuvo, aunque no se separó de su lado. Cada momento a solas se había hecho preciado desde que habían iniciado un viaje en compañía de más de trescientas personas y se negaba a desperdiciar ni el más ínfimo instante de ellos. Su mano subió hasta su mejilla y la acunó con delicadeza. 

Lo que quiero es que se termine y poder pasar esa página de una vez —declaró, mirándolo a los ojos—. Quiero poder olvidarme de él y de su carta sin tener ningún cargo de conciencia. —Negó despacio con la cabeza—. Ya me despedí de él y lo dejé todo lo mejor atado que pude. Cuando envíes esa carta, habré hecho todo lo que podía hacer por él, no perderá su libertad por mí y no tendremos que pensar en esto nunca más. 

Apartó la mirada y suspiró. Su corazón se encogía con la sola idea de herir a alguien a quien amaba tanto. Cuando volvió a mirarlo parecía más decidida.

Pero no quiero que esto te cause más dolor. No la envíes, Arlo —dijo entonces—. Tírala al fuego y olvida este asunto. Yo... encontraré alguna otra forma de acallar mi conciencia sin herirte. No tienes que pasar ese trago sólo por mí.