Partida Rol por web

La noche fue pasando entre acusaciones, miedo y miradas... pronto todos descansaron entre aquellos muros fríos, deseando que la mañana trajera nuevas buenas.

Y fue que entre, los sueños, un fuerte ruido, y varios gritos os hicieron despertar...

En el lateral de la sala, una abertura, os abría paso hasta el exterior del palacio... La luz iluminaba tenuemente la sala, con timidez, esperando no interrumpir vuestro sueños.

Cerca de la abertura, un cuerpo maltrecho y golpeado, se estremecía de dolor... sus brazos se contraían buscando el consuelo de su propia piel.

Pronto alzó la mirada y entre aquellos cabellos rubios, encontrasteis una mirada de rabia e incredulidad...

Alguien había intentado acabar con Drakonia, había estado cerca... los morados de su piel tardarían en curarse pero la herida de su alma, nunca se repararía...

Mientras Drakonia se alzaba del suelo, vuestras miradas se fijaban en el exterior... una especie de barrera negra, impedía que vuestros pasos salieran del terreno del Palacio. vuestros pasos buscaban el contacto tierno de la hierba, mientras encontrasteis un pequeño cuerpo, tendido sobre el suelo...

El tamaño no engañaba... era la pequeña Kuvia.

Su cuerpo estaba frio, pálido... pero al darle la vuelta, poco a poco fue recobrando el sentido, aunque su piel era testigo de un desaliñado ataque... Quien fuera que la hubiera atacado, no había tenido piedad, pues su rostro marcaba un derrame producto de un brutal golpe...

Al parecer los golpes, había retrasado la circulación de la pequeña Kuvia, y su piel se estremecía con cada respiración, había estado cerca, pero su corazón aún luchaba por vivir, mientras sus ojos, buscaban entre vosotros, el rostro de aquel que había deseado su muerte.

Una sola noche y dos de vosotros habíais sido apaleados, por suerte, sin llegar a la muerte... Dos heridos, diecisiete confusos... y un último cuerpo faltaba por encontrar.

Vuestras mentes hicieron el recuento, y mientras todos llegabais a la solución, vuestras miradas vieron a Aeidos sentado a la orilla de un pequeño afluente de agua, que atravesaba el castillo por debajo.

Sus ropas desgarradas, eran muestras de una cruenta batalla, incluso varios arañazos cruzaban su espalda. Pronto os acercasteis para ayudarlo a levantarse... Pero Aeidos, no se levantaría...

Su piel aunque encarnada, había sido abandonada de cualquier rastro de vida. Su mirada, yacía indemne al recuerdo de su contrincante...

Su boca había dejado de exhalar... y su pecho recibía en silencio el abrazo de la muerte...

La primera noche, dejaba heridos, y un primer caído... y entre tanto en aquel páramo cercano al Castillo, vuestros pasos eran un poco más libres, mientras que vuestras mentes aún seguían presas en un jardín de dudas.

Que estaba pasando vi. Como Drakonia se echaba al suelo pero no sabia lo que le estaba pasando después fue kuvia pero no les paso nada... fui ver corriendo para haber si se encontraba bien kuvia- Estas Bien te a pasado algo... no tienes ningún arañazo...

vi. que se acercaba Aiedos pero no se levantaba tenia arañazo en la espalda intente curarle los arañazos pero el esta muy mal... Solo le dije- tranquilo todo saldrá bien veras como te recuperas y estas aquí con todos. pero veía que no se levantaba y estaba cada vez peor hasta que cerro los ojos Aiedos había caído pero porque ha tenido que morir el, no ha hecho nada malo para que lo matasen y quien esta detrás de todo esto.
 

- ¿Muerto? No, para nada. No está muerto, sólo está dormido. ¿No os había dicho que iba a morir? Obviamente no lo he matado, se ha matado él mismo, está más claro que el agua misma. Ha usado su poder con él mismo, por lo que os aseguro que en un par de días resucitará. - Dijo Geralt con una sonrisa. - Leed bien sus palabras, de esta mañana, leed entre líneas. -

Geralt se encogió de hombros.

- Ahora como siempre, podéis creerme o no. Pero si esperáis unos días, seguro que lo veremos de nuevo por aquí. Y a eso me refería con que ha desvelado su Don antes que nadie. Tal vez ha actuado con ímpetu, o simplemente por alguna razón, se ha dado prisa. Pero ya sabéis: no está muerto, sólo dormido, aunque claro, si que parece estar muerto. -

Y Geralt como sabes que no esta muerto y nadie te a dicho que lo has matado tu. O tienes algo que objetar... porque si es así más vale que vayas diciendo las cosas claras... porque yo le he tocado Aeidos y esta total mente frío como los muertos. Yo no te puedo creer lo que acabas de decir. Pero lo que si me hace crear sospechas en ti. 

Kalin viendo como habia sido atacada Drakonia y Kuvia, y como Aeidos había muerto en extrañas circunstancias, hizo un paso adelante.

Está claro que aquí hay algunos que desean la destrucción de todos nosotros, esto es algo mucho más profundo que el odio o respeto a Naivé o Gala. Por favor Drakonia y Kuvia, decidme que alguna llegó a ver a vuestros atacantes, para hacerles confesar de que se trata todo esto.

Geralt aparte de lo que te he dicho y quiero que me respondas, esto lo que digo lo voy a decir para todos.

No será que Aeidos sabía o sabe cosas que nosotros no sabemos y Geralt cree que puede saber lo mismo. Y como Aeidos estaba cogiendo protagonismo por decirlo así tu, te has dado cuenta y quieres coger el protagonismo de el.
 

Mire a Kalin que les dijo a Drakonia y Kuvia si habían visto a sus atacantes era muy interesante saber si los vieron. 

Eso, cuanto menos es extraño, de todas formas, sea lo que sea es muy grave en una noche se han producido tres ataques, con dos heridos muy graves y un muerto aunque resucite...esta claro que hay un asesino cruel y sanguinario entre nosotros, o mas de uno, ya que uno solo no podria haber hecho todo esto. Yo creo que hay que ser racionales, usar la cabeza y no comenzar a acusar a las primeras de cambio. Como hijo de Gaia, me seria muy facil sumarme a la acusacion que hiciste ayer a Ankara, Geralt, pero no lo hare, creo que como alguien dijo ayer aqui no hay dos bandos sino uno solo, y en esa direccion debemos trabajar, tendamos pues nuestras manos al de nuestro lado para llegar al fondo de este asunto.

Mustard registraba con la mirada todo lo sucedido con el ceño fruncido. Demasiados caídos, y demasiado pronto... pero no, no era lo que parecía ser. ¿dónde estaba el engaño? ¿Alguno de aquellos había sido una tentativa? Difícil saberlo, y aunque las palabras de Gerald llevaban una posible luz a la situación, no era suficiente para despejar sus dudas.

Se encaminó pues hacia Kuvia, preocupándose por su estado. Su piel recuperaba el tono, aún cuando la herida no era algo para despreciar, por lo visto no había sido lo bastante importante como para arrancarla de entre los vivos. 

Con una rodilla en tierra la observa de cerca y con un pañuelo limpia las marcas. - ¿Cómo te encuentras, Kuvia? ¿Necesitas algo? - Sin embargo acabó por dejar espacio, sabedor de que su hermana Eriel querría estar a su lado por encima de cualquier otro, y la pequeña no necesitaba agobios en este momento.

Se encamina pues dirección a Drakonia, y aun sin mirarla directamente, le tiende un pañuelo blanco, a la suficiente distancia como para ofrecerle su brazo si necesitase ayuda para andar, pero no tanta como para que la cercanía fuese ofensiva si no lo necesitase.

Descansad ahora, dama Drakonia. La lucha la habrá agotado.

Solo espero no equivocarme...

Al parecer la caza ya ha dado comienzo, tener presente que desde ya no hay amigos en los que confiar ni enemigos como tal, realmente es un todos contra todos, una lucha por la supervivencia... al parecer era la única que sabia realmente que se podía esperar en los próximos días, de esta confraternización, luchas desiguales, traiciones desmedidas, asesinatos despiadados, muertes injustificadas y total desprecio por la vida, solo por poder vivir un día mas en este lugar.

Drakonia alzo la vista y miro la escena, Kuvia en el suelo golpeada y Aeidos muerto...miro a Geralt...y despues sus ojos se cruzaron con los de Mustard, miro el pañuelo...Ahora no lo necesito, quizas lo uses la siguiente noche...

Me acerque a Kuvia...Dime ¿Lograste ver a mis atacantes durante la noche?...Despues mira a los demás...

El objetivo de los traidores esta noche fui yo...como lo presagie sabia que irian por mi...quizas la siguiente noche cumplan su objetivo...ahora...¿Quienes quieren eliminarme?...Los seguidores fieles a Naivé...Miro a Eriel y Ankara...o quizas los traidores querian inculparlas...

Drakonia camino hacia una roca y se sento para intentar calmar su rabia contenida...

- Al parecer, tengo que decirlo todo mucho más claro o no me creeréis. Aún así, dudo que me creáis, pero bueno, recapitulemos para los que no han estado atentos. Aeidos ha dicho ayer que iba a morir. Y cito textualmente: "Basta ya de cháchara... que mi sangre sea el Preludio de todo lo demás...". Yo predije su muerte, y aquí está, muerto. Pero no es una muerte verdadera, es ficticia. Está claro que su Don es fingir la muerte. Si no recuerdo mal, una de las Brujas del Aquelarre anterior, tenía ese Don. Con un brebaje, al beberlo, moría y al cabo de unos días resucitaba como si nada hubiera pasado. Por eso os he dicho que era muy pronto para desvelar los Dones. -

Geralt sonrió.

- Pero ahora, lo más interesante ha venido después. Dos ataques, verdaderos, uno especialmente característico. Los traidores han atacado... ¿pero a quién? ¿A Kuvia? ¿A Drakonia? Veréis... hay otro Don, un Don particular del cual mi madre también estaba enterada. Si una persona con ese Don era atacada por los traidores, pasaba a su bando sin morir. Ahora bien... ¿Kuvia o Drakonia? Oh, allí les dejo mis suposiciones. -

El brujo negó con la cabeza.

- Aeidos no es un traidor, ya lo he dicho antes. Simplemente se apresuró en su desición... pero ahora, tenemos a alguien más del Otro Lado. Elegid vosotros: Drakonia o Kuvia. Y no nos olvidemos de Ankara... y seguro que hay alguien más que pertenece a ese grupo. -

Me mantengo al margen, mirando cómo otros ayudan a las brujas que han sido atacadas y comprueban que Aeidos está verdaderamente muerto. ¿Quién podría ser capaz de maltratar así a una niña? Me pregunto mirando a Kuvia con lo más parecido a la compasión que puedo llegar a sentir.

Entonces escucho las palabras de Geralt, que en lugar de parecer afectado, parece divertirse con la situación. Una ráfaga de aire empieza a juntarse a mi alrededor cuando lo miro con el ceño fruncido. - Geralt, dices que Gala te mandó aquí para que reinara la paz entre sus seguidores y los de Naivé. Y en cuanto llegas, empiezas a acusar a los demás de traidores, dando por hecho cosas que desconoces, y viviendo en el pasado de un Aquelarre que ya pasó, y en los dones que tenían los que asistieron a él... - Agito la cabeza hacia los lados, negando con desconfianza. - Has sido el primero en acusar a otros con el dedo. Y el primero en dar por hecho que estamos separados en dos bandos diferentes. Sinceramente, esperaría otra actitud de un hijo de Gala, enviado aquí como emisario de paz.

Amanecía un nuevo día, pero la noche había sido muy agitada. Las claras muestras eran las heridas de Drakonia y de Kuvia.

En cambio Aeidos...no tuvo la misma suerte y acabó muerto...

Me fui inmediatamente a ver a Kuvia, la hija pequeña de Naive. A pesar de conocerla muy bien, como a la grande, quise acercarme para ver como se encontraba. Me importaba lo que a esas hijas les pudiera pasar aquí. 

Perdí a su madre, pero no estaba dispuesto a perder a sus hijas, no por ahora...

En compañía de Mustard, me acerqué a Kuvia y le dije.

Permitame caballero que vea las heridas de Kuvia. Le toqué con delicadeza la cara y le dije. ¿Te encuentras bien?, ¿viste algo?.

Pero empecé a escuchar las primeras palabras de los compañeros. Las palabras de Geralt me hicieron que me girase y prestara atención a lo que decía.

Geralt de verdad, eres un caballero que como ya dije. Lleva en su sangre a su querida madre, sois plenamente iguales en casi la manera de hablar y de conseguir los mismos objetivos a cabo.

Dio un paso al frente y siguió.

Pero estoy de acuerdo con lo que dices de Aeidos, tal como has dicho con sus palabras textuales. Eso no te lo voy a negar. Pienso lo mismo que usted caballero, de que este no ha muerto, sino esta fingiendo su muerte, y en días le tendremos nuevamente por aquí.

Y cuando venga espero que me diga todo lo que sabe...aún que pienso que usted también sabe ya demasiado.

También coincido con usted, a lo que dices de Ankara, no nos olvidemos de ella caballeros y damas al igual que a sus aliados.

Pero ahora bien Geralt. Daba una vueltas en si, mientras se rasca la cabeza, y continuó.

Será que usted caballero, podría ser el llamado vidente o el llamado enterrador... me explico. Solo unos pocos nos dimos cuentas de las dobles intenciones en las palabras de Aeidos.

Tú saltaste y lo dijiste, si. Quizás un fallo de su parte, peo bueno...

Pero lo que le quiero decir, ¿cómo lo has podido saber?, ¿eres el vidente o el enterrador?. 

No me diga que lo deduces de echos porque no cuela, yo podía intuir que él iba a morir por sus palabras, pero noto confianza y certeza en tus palabras.

Expliqueme caballero, y salgamos de más dudas. O como bien dice Aiish, acusas y puedes ser el siguiente objetivo tú.

Se gira dándole la espalda y le vuelve a mirar, con una risa irónica.

Ah! no...tú no eres el objetivo de ellos...

- Bueno, puede ser que sea su siguiente objetivo, o puede ser que sea vuestro objetivo. Yo no he dado pruebas, simplemente, he conjeturado en voz alta. ¿Los traidores atacan y no hay muertes? O son muy malos matando, o hay gato encerrado. Me decanto por el gato encerrado. Pero, ¡hey!, que sólo son suposiciones. Suposiciones que se me hacen bastante verídicas si lo pienso con detenimiento, pero bueno, son suposiciones al fin y al cabo. - Hizo una pausa y continuó. - Y no, Gala no me ha enviado aquí. Ella murió hace tiempo ya, y como he explicado, Naivé fue la que se dio cuenta lo que sucedía, que hay corruptos entre nosotros, sean hijos de quién sean, y aquí estamos. Un muerto que no está muerto, y dos ataques fallidos. -

Geralt sonrió.

- Y no, no poseo ni el Don de la Videncia, ni tampoco me gusta Enterrar a los muertos. Mis poderes residen en otro lugar, querido Cole. Tal vez sea un Cazador, y busque la muerte para obtener mi venganza... o alguna otra cosa. Nunca se sabe. Ya os he dicho lo que pensaba, ahora, pensad vosotros lo que queráis, sois libres de decidir lo que hacer. -

-Geralt al parecer, no has escuchado mis palabras, la presa de los traidores fui yo, y estoy segura que lo sere la proxima noche y no podre burlar a la muerte esta vez, si lo que dices de que los traidores pueden convertir a uno de nosotros, entonces mis sospechas se fundamentan con fuerza, te creo Hijo de Gala, confio en ti.

¿Y quien ha dicho que los dones de los antiguos sigan siendo iguales entre nosotros? - preguntó con curiosidad Kalin, viendo lo experto que se parecía Gerald con la historia antigua. Realmente no hacía tanto de ello, pero Kalin no lo vivió, así que para él es casi de otra época... - Hablas mucho del pasado, y eso no puede ser bueno. Si seguimos anclados en el pasado, en lo que hemos vivido... no harán falta asesinos en las sombras, nos despedazaremos los unos a los otros a viva luz. Y con dichos ataques, está claro que tales provocaciones buscan...

Un muerto que no esta muerto porque tu lo dices, y este otro, lo confirma, pero todos los demas, lo vemos muerto y muy muerto. Ademas te estas cebando con Ankara desde el principio, esto solo puede ser por dos motivos segun mi punto de vista, y creeme cuando te digo que me duele en sobremanera hacer esta exposicion. Uno que realmente sea una traidora y lo sepas por alguna de las artes que desarrollas, pero lo sabias ya ayer, asi que no pudiste desarrollar nada, no dio tiempo, ahora bien y aqui viene la suposicion que mas me duele, puede ser que tu mismo seas un traidor, y que por eso sepas a ciencia cierta que ella lo es, o que a lo mejor ella sea inocente y pretendas que los demas te hagamos el trabajo sucio, como bien decis todos, no nos podemos fiar de nadie.

Corrió hacia Kuvia y la abrazo -¿estas bien?- realmente se preocupaba por la pequeña después de todo, como ella dijo, era hija de Naive y protegería a la familia de Naive con su propia vida, parecía que solo la pequeña Kuvia había podido rozar el frío corazón de Ankara -No te alejes de mi, te protegeré con mi vida si hace falta, ya hay por lo menos un don que me preocupa-

Escucho las palabras de Gerald sin alejarse de Kuvia y negó -Tienes mucha razón en muchas cosas, seguramente Aeidos vuelva ya que sus palabras dejaron claro su don, y seguramente también sabe mucho más de lo que dice, temía por su vida porque los traidores ya sabían que él sabia más de lo que decía, de ahí que fingiese su muerte. Drakonia o Kuvia, preguntas que cual de ellas se ha vuelto traidora, la mujer que odiaba a Naive porque mato a sus hijos, o eso dice ella, o su propia hija, la verdad ninguna me parece traidora, lo siento si desconfías de mi, pero yo daría mi vida por Kuvia igual que por Eriel. ¿Me ves como una amenaza? si no tienes nada que esconder en tu alma, no lo soy, aunque quizás tu sabes de mi don y crees que si soy una amenaza para ti, o te estas confundiendo al acusarme, pronto lo sabremos. El don de Gerald esta muy claro, pero no lo diré, pues no quiero ser la culpable de que maten a alguien inocente por lo que yo pueda decir, quizás veo más que los demás-

Miro luego a Mustard -Vos ya me conocéis, fui la consejera de Naive durante su reinado, fui sus ojos y sus oídos, pero ella era la que tomaba las decisiones, si escuchaba o no mis consejos era cosa suya-

Todos hablan y algunos se me acercan, pero no puedo sino temblar y abrazarme a mí misma, presa del pánico, del dolor, las lágrimas se desbordan una tras otra incesantemente a pesar de las palabras dulces de Mustard o el gesto cercano de Cole. Casi podría jurar que alguien me habla pero no le presto atención en lo más mínimo a ninguno de ellos ya que el dolor y el miedo nublan mi mente a pesar de que intento detener el flujo de lágrimas con bastante poco éxito.

Intento hablar pero no lo consigo, símplemente el dolor lacerante y de mi labio continúa de modo que termino por abrazarme a mí misma nuevamente.

Son sólo las últimas palabras y gestos las que consiguen que alce mi mirada y apenas consigo controlar la respiración y morder un labio en busca de detener el llanto.