Partida Rol por web

Todo acabó de la misma manera que se extingue una llama cuando hay una corriente de aire.

De un segundo a otro, la música cesó, el ambiente se puso tenso, y había caras malhumoradas y enfadadas por doquier. Y yo, sin saber muy bien por qué, me sentía culpable.

Había pensado sin tener ninguna prueba, aunque poco me hacía falta, que habían sido compañeros míos, de mi propia Casa, los que habían hecho aquello como si creyeran que era una broma inocente. Sin embargo, consideré que de broma no tenía nada, y que bien podían esconderse por todo el castillo y no descubrieran quiénes eran los autores de tal patraña pues, como advirtió el director, la cosa podía ponerse muy fea.

No sabía dónde meterme, y me sentía algo fuera de lugar. Miré a la gente mientras los profesores comenzaban a dar instrucciones. Pestañeando, contemplé cómo el grupo desaparecía, y Sofía y los demás, se volatilizaban. Me pregunté a dónde irían, aunque supuse que a la enfermería. O no. No tenía ni idea.

Contemplé al director lanar su amenaza, y me dije que era algo inútil, ya que me daba la sensación de que podría no conocerse quiénes eran los culpables de todo ello.

Torcí el gesto ante la nueva situación que se había creado, y miré por encima de los hombros de la gente para dar con alguien conocido. Alcé una mano para llamar la atención de Aelia, y me acerqué a ella.

—La que se ha montado— dije, sorprendida—. ¿Quién crees que ha podido ser?— pregunté, aunque yo me intuía la respuesta, quería saber qué opinaba Aelia de todo ello. 

Y, sin darme cuenta, el concierto había finalizado. No lo recordaba tan corto... “¿Qué ha pasado?” me pregunté, mirando interrogativamente a una Charlotte que también había dejado de tocar. El grito había resultado muy grotesco, desde el escenario no se alcanzaba a ver a la persona que había gritado, y además había estado tan concentrada tocando que no había podido atisbar ningún indicio de nada. Por lo que sucedió a continuación, parecía que el asunto era serio, y como mínimo, grave. Guardé presto el violín en su funda, y miré a Charlotte de nuevo. “Joder, qué tonta eres, ¿cómo va a guardar el piano en una funda?” Me aparté del frente del escenario, y puse la mano en mi bolsillo, asiendo la varita suavemente, sin moverme aún.

Poco después se llevan a la chica, que parece ser la hermana de Diane, con la palabra “squib” en su cuerpo, que hizo que me estremeciera levemente. “¿Por qué alguien le haría algo así precisamente a ella?”, pensé, apartándome un paso más del gentío. Y mucha gente ha desaparecido, mientras que otros estamos allí sin saber bien qué hacer tras las palabras del director. Tomé el vaso de agua que había usado durante el concierto y me lo terminé de golpe. La sequedad de la boca no disminuyó ni un ápice, y aún con angustia presencié cómo London se acercaba y me preguntaba por la situación. —Pues no lo sé, London. Debe haber sido alguien a quien no le gusta la gente con sangre “no limpia” —aseguré. Mis ojos recorrieron el Comedor, sin ningún resultado. Mis manos, nerviosas, sentían la mezcla del sudor frío y el silencio que, amortiguado con los susurros de la gente, se presumía más incomodo que nunca—. Prefiero no hacer conjeturas antes de tiempo, no fuera a ser que me equivoque, pero la cosa no pinta nada bien. Desde aquí yo no he podido ver nada, London. Me siento en parte culpable. Pero si quisieras averiguar quién ha sido, pregúntate a qué tipo de personas no les importaría arruinar la fiesta a toda la escuela para putear a alguien con la “sangre sucia” y posiblemente andes cerca, muy cerca, de la respuesta a la pregunta que buscas. Ahora yo no sé muy bien qué hacer. ¿Estás bien, Charlotte? —Inquirí. Incluso en esas situaciones me preocupaba más por ella, una causa completamente perdida, que por yo misma. Realmente era alguien estúpida.

Al salir del Gran Comedor, seguí a los profesores a donde indicaban. Sé que chocamos con alguien, no es hasta que avanzamos que me doy cuenta de que se trata de Remus e Irina, que volvían dentro. Parece que no se han hecho daño, en otras circunstancias, seguramente me pararía a preguntar, pero no es el momento. 

Entro donde dicen las profesoras y dejo que Brad siente a Sofía, que sigue en shock. Tomo aire y suspiro, siento como la ira borbotea en mi interior, frunzo los labios y aprieto los puños. Algo debíamos hacer. 

Me dirijo a la enfermera:

- Señora Pomfrey, ¿podemos ir a la enfermería a buscar toallas limpias y agua tibia para limpiarla?-pregunto a la mujer, señalando la puerta con la cabeza. 

Tras su consentimiento, vamos para allá. Tomo varias toallas nuevas y blancas, bastante suaves. Dejo que la enfermera lleve el barreño de agua, que humea ligeramente. Tras unos minutos en los que recogemos todo lo necesario, volvemos a la sala con cuidado de no tirar ni las toallas ni el barreño. Tomo una toalla y mojo parte de esta para después comenzar a limpiar uno de los brazos de Sofia.

Me pregunté una mil veces por qué era tan importante la sangre en el mundo mágico y su calidad. Cada vez me daba más cuenta de que existía como una élite donde sólo ellos podían juzgar a los demás por la clase de sangre que tenían, y si veían a alguien con una gota de sangre muggle tocaba vapulearlo hasta el final. Pero no paraban ahí, porque los desafortunados que salían en una familia completamente mágica, y no tenían nada de magia en su interior, aparte de soportar una presión por ello, debían de aguantar también a gente imbécil para que les hicieran ese tipo de bromas desagradables.

Fue así como me enteré de que esa muchacha era squib, y que no podía hacer magia. Algo que a muchos nos parecía natural o normal, para ella era un reto imposible. Sentí lástima por ella de muchas maneras, y me hubiera encantado poder ayudar de alguna forma a esa chica.

Escuché las palabras de Aeila a mi pregunta, y torcí el gesto. No me gustaba su respuesta. Me hubiera gustado que me dijera que todo estaba controlado, y que los profesores ya sabían quiénes eran porque no era la primera que la liaban de aquella forma.

Y, sin embargo, allí en un Gran Comedor de ultratumba, más silencioso que de costumbre, parecía que una sombra comenzaba a crecer el el horizonte. El odio iba a terminar a separarnos a los propios magos.

Volví a mirar a Aelia cuando habló de nuevo, y la escuché con atención. Sus palabras se me quedaron grabadas como a fuego, y me interesaban sobremanera. Podía ser que se llegara a alguien si se seguía esa argumentación.

Asentí para mis adentros, y volví a pensar en Slytherin. Su Casa estaba plagada de ese tipo de fanáticos por todos los lados, aunque había gente buena entre sus muros, y era por ello que no quería señalar con el dedo tan pronto.

Sacudí la cabeza para aclararme un poco las ideas, y miré a Charlotte cuando Aelia se refería a ella. Me pregunté si la Slytherin sabría algo más que nosotras de todo aquello. Al fin y al cabo era prefecta, o algo así tenía entendido, y bastante popular. Quizá había escuchado algo a alguien.

Me quedo atrás viendo como los demás meten a Sofía en el aula, no creo que haga falta más gente de la debida ahí dentro.

Me acerco a Irina y a Remus para saber si han visto algo:

-Chicos, estais bien? Habeis visto a alguien salir antes que nosotros o algo sospechoso? Sé que no es cosa de los prefectos pero... Lo que han hecho...

Esperando una respuesta me dedico a observar la salida del Gran Comedor, tal vez hubieran restos de la sangre que han usado o algo...

Apreto más la mano de Remus al ver lo que había sucedido, sin darme tiempo a reaccionar. Estaba manchada de sangre y no quería pringarle más, siento repulsión al comprobar que efectivamente, es sangre de cerdo. Entonces Donnie se acerca y con él su pregunta.

- Hemos visto a Zoe y a unos cuantos más salir cirriendo , todos hacia su sala común en las mazmorras. Todos slytherin, vamos.

Suelto a Remus y voy hacia Dean. Por un momento me hace gracia la mala suerte que tiene con las parejas, pero oprimo la sonrisa.

- ¿Cómo estás? -Digo limpiandome na sangre con una servilleta que había en el suelo.

- No corrían Irina, iban charlando. Y mucha gente deja la fiesta de Navidad pronto, cada año. No creo que tuviesen nada que ver.

A Remus parece molestarle mucho el olor a sangre, y ahora que la adrenalina empieza a dejar a Donnie, el se da cuenta que también. 

- Vamos al baño de prefectos. - sugiere Remus - Así puedes limpiarte tranquilamente, no creo que nadie vaya a ir en estos momentos... Y podemos hablar de qué ha pasado ahí dentro. - 

La profesora Sprout sale en esos momentos con Diane entre los brazos. La prefecta de Hufflepuff está realmente contrariada, furiosa, frustrada.

- Están allí. - les informa Remus adelantándose a su pregunta, y la profesora Sprout y Diane van hacia la sala dónde se han llevado a Sofía.

Cuándo se pierden de vista Remus os indica que le sigáis, camino al baño de prefectos. 

Charlotte asintió a Aelia cómo única respuesta. Tenía una expresión tan neutra en esos momentos que no era normal en ella. Parecía que, tal vez por primera vez en mucho tiempo, había ocurrido algo sobre el que ella no tenía ningun control o conocimiento. Y eso no parecía gustarle.

- Sofía es buena chica. - comentó de manera ausente - Cuándo ayudo en la enfermería siempre está sonriendo y tratando a todos con amabilidad. Me pregunto porqué alguien le haría algo así, por muy squib que sea. No creo que la mayor parte del colegio lo supiese, aunque se preguntasen porque no iba a clase con su hermana.

EL comedor se va vaciando. El resto de músicos recogen poco a poco.

- Pero sea quien sea nos ha estropeado uno de los días más especiales del año. Y cuándo descubra quién es, lo pagará. Caro. Muy caro. - Añade con determinación. Pese a que mantiene esa expresión neutra, es fácil ver la ira en su mirada. - Es nochebuena, joder. - para quien no conozca ben a Charlotte esa palabrota pasaría desapercibida, pero para quien pasa suficiente tiempo con ella sabe que Charlotte nunca es vulgar, ni con sus gestos ni con sus palabras. 

Lamentablemente no ves nada que te pueda ayudar. Ves de todo, cosas en las que nunca te habías fijado, pero ninguna pista.

Dean* no suelta a Sofía a pesar de que Brad la coga en brazos. Agarra la mano de la chica y en cuánto llegan a la sala y Brad la deja en una silla, se agacha a su lado. Sin embargo McGonagall les pide amablemente (a pesar de lo imperativo) que se aparten y le dejen aire.

Diane* llega junto con la profesora Sprout mientras Mia y la enfermera van a por agua y toallas. La prefecta de hufflepuff está furiosa, frustada, pero en cuánto ve a su hermana su expresión cambia por completo y se lanza a abrazarla. Sofía reacciona entonces y se pone a llorar. Diane le susurra cosas como "No pasa nada, estoy aquí chocolatito" para intentar calmarla, pero es claro que Sofía necesita llorar en esos instantes.

Mia y la enfermera llegan con el agua y las toallas, y junto con Diane, empiezan a limpiar a Sofía con cuidado y delicadeza.

- Gracias por la pronta acción. - dice MCGonagall al grupo mientras tanto. - Denle las gracias al señor Niniandis también, a pesar de sus métodos poco convencionales. Me temo sin embargo que debo pedirles a todos que se marchen. Usted no, señorita Wolf, - añade cuando Diane le mira contrariada - es su hermana. Sofía necesita tranquilidad. Sin embargo me gustaría pedirles un favor. Hagánselo saber al seño Niniadis también. Estén atentos a cualquier comentario respecto a lo ocurrido, e intenten ayudar a descubrir quién ha sido el culpable. Nosotros tenemos nuestros métodos, pero cómo estudiantes que son ustedes es más probable que alguien suelte la lengua en su presencia.

- Rectifico, no corrían. Solo salían en grupo e iban a la sala común, tienes razón Remus. -Digo aún intentando quitarme la sangre. -Si, por favor, vayamos al baño de prefectos que detesto estar manchada.- Salgo del gran comedor.

"¿Iremos él y yo solos? No, tenemos que hablar de esto. No pienses en guarradas ahora, Ira." Pensé antes de salir

En poco tiempo de estar ahí dentro, salgo del gran comedor. Me quería quitar la sangre en el baño.

- Chicos, no corrían. Han salido normal y corriente, charlando. Me he expresado mal. - Explico antes de salir.

-Claro profesora. Lo estaremos.

Iba a decir algo a Sofia y Diane, pero tal como están ahora probablemente ni se enteren. Así que simplemente cojo la mano a Mia antes de que proteste y empujo a Dean fuera*.

Una vez fuera, los suelto.

-Que asco de gente...tenemos que averiguar quienes han sido. Me refiero a exactaemnte quienes, porque está claro de donde viene la "broma". Y si antes de decirles a los profesores quienes han sido los humillamos públicamente de alguna manera...mejor. Aunque Sofia no quiera eso, que no lo sé, a mi me parecería estupendísimo.

Miro mi ropa bastante manchada, mi chaqueta sigue con Sofia.

-Debería ir a darme una ducha...pero antes voy a buscar a Yolanda. La he dejado sola con todo esto. Nos vemos chicos.

Comencé a limpiar a Sofia junto con la enfermera hasta que McGonagall comienza a hablar, pidiéndonos que nos marchemos y averigüemos quién ha podido hacerlo. Iba a protestar, quería quedarme y ayudar a Sofia, probablemente de los allí presentes, sería la que mejor comprendería lo que es ser discriminada por ser de "sangre sucia", sin embargo... la profesora tenía razón, Diane y solo Diane debía quedarse con ella. Le di un beso en la mano a Sofia y susurré a las hermanas:

- Si necesitáis cualquier cosa, si me necesitáis, no tenéis más que decirlo...

Me levanté y me dejé llevar por Brad hacia afuera. 

Me cruzo de brazos cuando Brad me suelta y suspiro.

- Sí, tenemos que averiguar quiénes han sido.... Aunque tengo mis sospechas-comenté, supongo que todo el mundo había pensado en lo mismo. 

- De acuerdo, nos vemos-me despedí de Brad. 

Miro entonces a Dean.

- Vamos a buscar a Donnie, tenemos que decirle lo que ha dicho McGonagall-le digo, comenzando a andar hacia donde nos habíamos dejado al muchacho. 

Dean está realmente cabreado, es fácil verlo en su mandíbula apretada y su silencio casi sepulcral. Asiente a Mia y los tres vais a la entrada del comedor. Las puertas están abiertas y apenas hay gente, están todos recogiendo y susurrando con caras largas mientras salen del comedor. Los músicos están recogiendo sus instrumentos. London habla con Charlotte y Aeila en el podio. Los profesores también han desaparecido.

Donnie, Irina y Remus no están ahí, sin embargo.

Los tres vais al baño de prefectos y Remus guía a Donnie a uno de los vestidores, para que Irina tenga intimidad.

- Qué ha pasado ahí dentro, Donnie?

- El olor a sangre me estaba poniendo enfermo... - te susurra Remus mientras os metés en el vestidor.

La verdad es que era un olor bastante fuerte para ambos.

Seguí a Irina y Remus mientras les explicaba lo que sabía:

-La verdad es que creo que no me he enterado de casi nada. Yo estaba de espaldas pidiéndole a Dumbledore un baila cuando oí un grito y al girarme Sofía ya estaba así. Dean, Mia y Brad intentaron taparla y ayudarla y a mi sólo se me ocurrió cegar a todo el comedor para salir de allí sin que siguieran jodiendo a Sofía...

Al llegar sigo a Remus a uno de los vestidores.