Partida Rol por web

La llamada continuaba  insistente, y Mike empezaba a estar muy nervioso.

Por fin, tras unos largos, larguísimos instantes, el Comunicador indicó que era respondida.

El rostro de Mel apareció en la pantallita, se la veía sofocada, con una sonrisa algo forzada, los ojos brillantes como si hubiera llorado.

-¿Mike? -La voz sonaba temblorosa, y tragó saliva antes de proseguir.- Creo que me he quedado encerrada. La puerta tiene que abrirse desde fuera...

Y por fin Fadil se decidía a ir a buscar a Melissa, ya era hora. Tampoco es que le extrañara que su hermana hubiera confundido el cuarto donde se encontraba con cualquier otra cosa, eso era muy típico de ella, pero al menos el egipcio parecía saber bien donde encontrarla. Dio un paso siguiendo a Fadil y se paró cuando este se dispuso a entrar en su despacho.

-¡No me jodas que estaba ahí dentro! Podías habérmelo dicho ¿No? Ja ja ja, muy gracioso, venga lo admito, me has troleado.

A decir verdad no le había hecho ninguna gracia, pero si Mel estaba allí se le pasaría el cabreo enseguida, claro que esta se la iba a guardar a Fadil, otra más para la lista. Oliver también parecía dispuesto a encontrarla y contrario a todas las historias fantásticas sobre el hotel y demás que algunos otros parecían creer.

Es de los míos. ¿Y a Charlotte que le pasa? ¿Se habrá molestado por algo que dijimos? Parece más bien molesta con Fadil, aunque eso es fácil, este tipo saca de los nervios a cualquiera. Será mejor que me asegure.

Mike aprovechó que Lottie fue una de las primeras en seguir a Fadil y se inclinó un poco hacia ella cuando la pelirroja pasó por su lado.

-Charlotte ¿Te pasa algo? Espero no haber dicho nada que te haya molestado. Estoy un poco nervioso con todo esto de Mel.

Y más nervioso se estaba poniendo aún cuando la llamada que le había hecho sonaba una y otra vez sin respuesta alguna.

Como le pase algo a mi hermana por culpa de este mamarracho le parto la cara. Y después le hackeo todo el hotel hasta que lo despidan, seguro que hasta Sam me ayuda.

Y cuando ya perdía la esperanza de que le cogieran la llamada la cara de Mel apareció en la pantalla.

-¡Mirar! Es Mel, es ella. -Mike enseñó la imagen del comunicador a sus amigos pero su alegría se vio truncada casi al instante al fijarse un poco más en su hermana. Su sonrisa no era natural y tenía los ojos muy brillantes, como si hubiera llorado.- Mel ¿Estás bien? ¿Que te pasa? -Escuchó la voz temblorosa de su hermana explicándole que al parecer se había quedado encerrada y la puerta solo podía abrirse desde fuera. Tenía que tranquilizarla.- No te preocupes Mel, ya vamos para allá, en unos minutos te sacamos de ahí... -Mike miró hacia delante, hacia donde Fadil había desaparecido.- ¿Has oído Fadil? Mi hermana está encerrada gracias a esa amiga tuya, venga vamos a sacarla de ahí rápido.

¿Que tipo de broma sin gracia era esa? Cuando encontrara al responsable se las haría pagar, nadie se metía con su hermana y se iba como si nada.

-No, no, por supuesto que no, Mike. No has sido tu, no te preocupes, es solo que...-miró a la puerta por la que había desaparecido Fadil y su acompañante ¿Cómo explicarle rápidamente sus sentimientos en aquel momento? Era demasiado complicado y él aún no estaba convencido de donde estaban metidos para enterderlos-...ha sido la forma que ha tenido Fadil de contestarme a una pregunta que le he hecho. No estoy enfadada y ni mucho menos contigo. Solo es que no me esperaba... su reacción a mi pregunta, solo es eso.

Que Mike se hubiera dado cuenta de que algo le había pasado, la hizo sentirse mejor y, en parte, a darse cuenta de que tenía que acostumbrarse a ciertas cosas de aqui en adelante. 

La llamada que el comunicador llevaba haciendo desde hacía un rato, fue respondida ahora, y pudo ver el rostro de Mel en el. No era la Mel que ella recordaba, algo le había pasado. Y además, había otra cosa. Mel no estaba diciendo realmente lo que le había pasado. No lo dijo en voz alta, no ahora que Mike parecía querer venir con ellos-Vamos, él ya va para allá. Cuanto antes lleguemos antes podrás estar con Mel y ella nos podrá contar que es lo que ha pasado.

No esperó a que le pusiera ninguna pega ni a que se le ocurriera arrepentirse. Lottie retomó su camino tras Fadil y el egipcio. Tenía ganas de verla y de saber cual era el juego que habría que jugar en aquella ocasion.

Y si le ha hecho daño a Mel... No, no, la acabo de ver y está bien, asustada quizás, pero bien...

Estel, que estaba desde hacía rato en el pasillo pero observando lo que sucedía en la habitación, se apartó para dejar pasar a Fadil y la mole que le acompañaba, para protegerle o quizás para vigilarle. A cada segundo se volvía más claro que había allí un sisma entre dos visiones totalmente opuestas del mundo y de, quizás, el pasado y el futuro más allá del presente. Recordó vagamente el relato de cómo aquel mismo sisma se había producido, prácticamente con los mismos rostros y las mismas voces, casi treinta años atrás. Una sonrisa anticlimática se coló en sus labios, repentina. En algún lado del mundo, seguramente, su padre se estaría muriendo de risa si viera lo que estaba sucediendo.

Mírala, ella está de mi lado, diría él, sonriendo a su madre, a diferencia de ti en su momento.

El tono de Lottie le sacó de sus pensamientos, y al buscarla con la mirada más allá del abrazo de Oliver a Nathan, la encontró con Mike. No tuvo tiempo de reaccionar, sin embargo, antes que la imagen de Melyssa apareciera en el comunicador de Mike. Estel se acercó un poco hacia él para echar una mirada, recogiendo la expresión agitada de la estadounidense y conminando rápidamente todos los detalles a su memoria, a la búsqueda de las mismas disonancias que había encontrado en donde ellos mismos estaban. Sus labios se fruncieron mientras pensaba, sin embargo. Aquello no tenía ningún sentido. Bueno, no; tenía sentido dentro de aquel sistema donde nada lo tenía ya.

- Vamos, entonces, de una vez – dijo simplemente.

Miró a Sean, preguntándole con la mirada si podía caminar normalmente, y luego giró hacia la de nuevo detrás de Charlotte. En el camino, recogió con la mirada a Omar para que se acercara a ellas, antes de inclinarse hacia Lottie.

- Lottie, ¿qué ha pasado con Fadil? – susurró Estel, mirándola por un momento antes de poner su mirada en los alrededores de nuevo – ¿Qué te ha dicho para que te hayas puesto así?

Su mano había encontrado el antebrazo de Charlotte, en algún momento del breve susurro, y lo apretó con cariño y firmeza.

Ves a Mike tanto por el comunicador como en la pantalla. Le oyes decir, casi gritando :"¡Mirar! Es Mel, es ella." Te sonríe, aunque puedes notar perfectamente su nerviosismo. Su voz, desde el altavoz del comunicador, suena en un intento tranquilizador:

Mel ¿Estás bien? ¿Que te pasa?  No te preocupes Mel, ya vamos para allá, en unos minutos te sacamos de ahí...

- Vete a la mierda, Oli. - Nathan fue tajante ante su amigo. Si alguien era capaz de desvirtuar todo aquello que estaba sucediendo, de sacarle la puntilla y, de paso, sacarle de quicio, ese era Oli. Oli... tan querido como aborrecido. Tan cercano y tan diametralmente opuesto. De cualquier modo, el abrazo del músico le sentó bastante mal al bailarín que se zafó sin muchos miramientos y dio un par de pasos para seguir adelante a la comitiva que se encaminaba al despacho de Fadil.

Y lo peor era que Oliver había conseguido que Nathan volviera a soltar tacos. Lo odiaba... y Nueva York y Oliver Booth le provocaban que estos no parasen de salir de su inmaculada boca canadiense.

La imagen del comunicador mostró a una Mel que al bailarín no le dio buena espina. Estaba angustiada y daba la impresión de que no decía todo lo que quería decir. ¿Sería todo aquello un caso mucho más sencillo? Un secuestro y no un encuentro con divinidades. Lo prosaico se abalanzaba sobre lo poético tratando de fagocitarlo sin piedad. Al menos así sucedía en la mente de Nat y, sin embargo, no quiso compartir otro pensamiento funesto. De nada habría valido avisar... sea dónde fuere que se estaban metiendo; ya estaban todo lo adentro que se podía estar. Uno no escapa de las fauces de una bestia cuándo se ve abocado al abismo de la garganta. Sobretodo cuando las quijadas ya han cerrado la posible vuelta atrás.

A pesar de que Mike sonriera, intentando darle ánimos, Melyssa sabía que en realidad estaba de los nervios. Verle allí, en la pantalla del intercomunicador, hizo que se sintiera menos sola. Aunque seguía atrapada en aquella extraña sala.

Y todo por mi culpa...

- Estoy bien, no os preocupéis - . Se mordió el tembloroso labio y ahogó un sollozo que empezaba a trepar por su garganta. - Seguí a una sirvienta. Vino apurada y me dijo que me necesitabas - . Aunque ahora que lo pensaba con más tranquilidad, era consciente de que en ningún momento había nombrado a Mike. - Bueno... Pensé que hablaba de ti - . Se corrigió, excusándose, y empezó a hablar a toda prisa, atropellándose con sus propias palabras. - Esa chica se acercó corriendo y me preguntó que qué hacía allí. Que me estaba esperando y me necesitaba. Claro, como no estabas allí, pensé que te había pasado algo y salí corriendo. Hemos cruzado muchos pasadizos extraños. ¡Oh, Mike! ¡Eran una pasada! Era como si te metieras en una película vieja. ¿Te acuerdas de la momia? Esa peli que me gustaba cuando era pequeña... - De repente se dio cuenta de que estaba yéndose por las ramas y sus mejillas se sonrojaron. Carraspeó y volvió a retomar el hilo de su pequeña narración - Bueno... Eso... La seguí y me llevó a esta sala. Pero cuando crucé se cerró la puerta a mis espaldas y ya no puedo salir -.

Esto es surrealista...

Fueron las primeras palabras que salieron de la boca de Sean tras un largo rato caminando. En su paranoia, podía dar explicación a universos paralelos, dimensiones alternativas y disfuncionalidades temporales. Lo que no era capaz de entender era por qué había una puerta secreta en la bodega. Desafiaba su comprensión. Se imaginaba a Fadil, rodeado de obreros y albañiles, diciéndoles que en esa pared y en esa otra instalasen las estanterías para los vinos, pero que en aquella de allí pusiesen una puerta secreta.

Vayamos, pues.

Sean cogió una botella de vino y avanzó para seguir a Fadil. El porqué de la botella, su sentido en el universo, estaba muy enraizado en el corazón de Sean, y no precisamente por los viñedos franceses de la Provenza. Las posibilidades de una botella de vino solo la conocían los más jugones, los gamers. Era una pieza con multitud de usos.

Abandonada en una cápsula del tiempo, en el futuro se convertirá en vinagre. Puede usarse para noquear al guardaespaldas de Fadil. El alcohol sirve como desinfectante, o como combustible para encender una antorcha. El cristal roto se usa para cortar cuerdas. El culo de la botella se convierte en lupa para hacer fuego, o en lente de catalejo. Y un largo etcétera. Y Sean no se ha pasado todos esos juegos dejando atrás valiosos items.

Para ser más concretos, Sean ya tenía preparado el primer uso del objeto. Y se debía a algo que dijo Melyssa: "muchos pasadizos extraños". Sean se estaba imaginando un auténtico laberinto de catacumbas subterráneas. El pelirrojo mordería el corcho en la primera encrucijada, pondría el pulgar sobre la boca de la botella para regular la cantidad de líquido que salía, y marcaría el camino, cual migas de pan, dejando caer unas gotas al torcer de pasillo. Y ya no es que no se fiara de Fadil, que por supuesto que no... Aún en la remota posibilidad de que Fadil estuviese de parte de los buenos, si le daba un jamacuco y no podían contar con él para guiarles en el camino de vuelta, tan solo tenían que fijarse en el suelo al llegar a cada cruce.

El segundo uso del vino era para emborrachar a Mel. O a Sam. Y en menor medida a Estel, con permiso de Omar. Que se desinhibieran un poco, que tal y como estaban las cosas ahora, no había quién ligase.

Ves por el comunicador y lo que de vez en cuando muestra detrás de la cara de Mike que el grupo está en esa cava de vinos que antes has cruzado, justo donde la chica nubia ha abierto una oquedad en la piedra y te ha introducido por el laberinto de pasadizos de roca. De hecho la oquedad está abierta, esperando que la crucen.

No esperaba el contacto tan cercano de Estel, tal vez porque la última vez que la había visto estaba casi a una habitación de distancia, cerca de la puerta, lejos de ella y de Sean. Pero no le sorprendió, así era Estel. Acarició la mano de su amiga y su brazo la apretó fuerte contra su cuerpo, pero no respondió a su pregunta. Simplemente, siguió caminando tras Fadil, arrastrando con ella a Estel.

¿Cómo explicarle a Estel lo que había sucedido si tan siquiera ella sabía exactamente lo que era? ¿Era fruto de su imaginación o era realmente lo que le había parecido que era? Andaba por los pasillos de aquella zona por la que los arrastraba el egipcio, observando sus movimientos delante de ella, intentando aclarar lo que sentía. Más de una vez miró hacia atrás para cerciorarse de que, sobre todo, su hermano y Omar las seguían. Estaba segura de que Mike y Nathan también, tenía dudas sobre Olivier. Pero allí estaban todos. Y la voz de Mel se escuchaba a través del comunicador encendido de Mike.

-Ya me conoces, Estel. Siempre he pensado que la historia de nuestros padres era cierta, por eso no me he sorprendido cuando has dicho lo que habías descubierto. No me hacen falta más pruebas para saber que está pasando. ¿Cuáles son las razones? No lo sé. ¿Venganza, quizás? ¿Un nuevo intento de ganar la partida? Nada y todo me va a sorprender. Pero desde el primer momento había considerado que Fadil estaba a nuestro lado. Siempre confié en él, desde que nos envió la invitación. Su padre era amigo de los nuestros, no teníamos nada que temer de él. Estos días ha estado normal, amistoso y cercano. Anoche en la fiesta no vi nada raro. Pero ya sabes que no se me da bien calar a la gente-Lottie hablaba en susurros, solo para Estel y Omar, aunque no sabía si este, andando tras ellas, podría escucharla. Pero no quería que un Fadil que caminaba delante, la escuchara- Antes, cuando Sean echó a correr hacia el hotel, me increpó. No me lo esperaba y me aturullé, preocupada por Sean más que otra cosa y por el espectáculo que estaba dando. Pero ahora, cuando estaba preparando las cosas para curar a Sean le pregunté quién era Ella. Solo esperaba una simple respuesta. Para estar preparada, solo eso. Y la he recibido, pero no ha sido la contestación en sí, sino el cómo me lo ha dicho. Odio. ¡Me ha hablado con tanto odio, Estel!  Al principio pensaba que no era conmigo directamente, pero… la forma de mirarme…. He sentido miedo, Estel, y desconcierto. Me odia, nunca he provocado en nadie ese sentimiento, por lo menos que yo sepa. Lo cual creo que lo pone del lado contrario al nuestro, donde nunca lo hubiera imaginado. Desconcierto porque a la vez que estaba ayudando a Sean me estaba odiando a mí. ¿Es solo casualidad? ¿Por alguna razón él no considera a Sean implicado en esto? No lo sé… Y miedo porque pase lo que pase, me la voy a cargar. Si conseguimos salir de esta como hicieron nuestros padres, me convertiré en un Irish Stew de primera. Me padre se encargará de cocinarme a fuego lento, después de partirme en trocitos, junto con las zanahorias y las patatas en la cazuela de mi abuela. Nunca me perdonará que trajese a Sean aquí. Y creo que la perspectiva de convertirme en estofado me da más miedo que enfrentarme a Umaima si es la que nos está esperando.

Llegaron a una bodega. Y Lottie no pudo remedir mirar algunas de las botellas que allí había mientras caminaban.
-Aquí hay una fortuna en vinos, hay algunos buenísimos…. –se volvió para controlar que Sean los seguía y abrió los ojos como platos, haciéndole un gesto para que dejara la botella que acababa de coger en su sitio. Siguió andando junto a Estel-Supongo que no estaba preparada para esa reacción contra mi de alguien que siempre he presupuesto a nuestro lado. Pero dos veces…en tan poco tiempo, no me dejan duda. Ha sido solo eso, me ha pillado con la guardia baja. Ya no volverá a pasar. Gracias por preguntar, preciosa-se inclinó hacia ella y le dio un beso en la mejilla-¡ya estoy mejor!
 

Siguieron a Fadil a través de habitaciones y pasillos, en una zona particular del hotel al que, Lottie suponía, ningún cliente tendría nunca acceso. Lottie caminaba junto a su amiga Estel, las dos agarradas del brazo.

Una de las habitaciones a las que llegaron era una bodega. Y Lottie no pudo remediar mirar algunas de las botellas que allí había mientras caminaban entre ellas.

-Aquí hay una fortuna en vinos, hay algunos buenísimos…. –se volvió para controlar que Sean los seguía y abrió los ojos como platos cuando lo vio agarrar una botella al azar. Le hizo un gesto para que dejara la botella que acababa de coger en su sitio, algo así como "deja la botella en su sitio o te corto el cuello". Pero siguió caminando junto a Estel, siguiendo a Fadil, confiando en que su hermano le hiciera caso.

Escuchaba las palabras de Mel a través del comunicador de Mike y, por segunda vez aquel día, se arrepintió de haber dejado el suyo en la habitación y no haber ido a por el antes de echar a correr tras Fadil. Pero ya no tenía remedio, ya no era momento de volver.

-Ya habéis escuchado a Mel-dijo levantando la voz y dirigiéndose a todo el grupo-El último que llegue a donde Fadil nos lleve, que se preocupe de que la puerta no se cierre, por favor.

Se quedó un instante fijando la vista en la espalda de Fadil, esperando alguna reacción por su parte al comentario que acababa de realizar. Y ahora que lo pensaba ¿qué hacia allí el nubio? Se le ocurrió una idea mientras caminaban.

Ya se encargará el nubio de que la puerta se cierre.... 

Mike siguió caminando detrás de Fadil con un ojo puesto en el egipcio y otro en su comunicador, intentando parecer tranquilo y despreocupado por todo aquello, para que su hermana no se pusiera más nerviosa. Y los pasillos se sucedían unos a otros de tal manera que a Mike aquello se le estaba haciendo interminable, pasó por una bodega que el americano ignoró por completo, no era amante del vino y no sabía diferenciar uno bueno de uno malo, seguro que Sam y Mel si podrían distinguir alguno. Pero Fadil no se detuvo allí, de alguna manera y al más puro estilo de película al tocar algo parte de la pared se deslizó.

Si ahora me dice que es Batman me llevaré una tremenda decepción.

Bueno, aquello no era personal con Fadil, que también podía ser, pero es que nunca nadie estaba contento con el nuevo actor de Batman, eso había sido siempre así desde que Mike lo recordaba. En cualquier caso entrar a la Fadilcueva no era algo que le animara mucho dadas las circunstancias, solo las palabras del egipcio anunciando que estaban cerca de su hermana le hizo entrar allí. Mel seguía hablando y por lo que decía había pasado por allí también.

-No te preocupes, estamos cerca. Ahora mismo acabamos de pasar un montón de corredores, bajamos a la bodega y ahora nos vamos a meter en un pasadizo. Fadil dice que estás cerca y no dejaremos que la puerta se cierre, al menos no hasta que tu hayas salido. Y sí, recuerdo esa película, era bastante divertida, pero también recuerdo cuando bajé al salón envuelto en papel higiénico y os di un susto de muerte a Sam y a ti. ¿Tu te acuerdas Sam?

Rememorar aquella historia le hizo sonreír y sobre todo saber que ya estaba muy cerca de su hermana. Unos pocos pasos más y estaba seguro que encontrarían la puerta, la abrirían y después saldrían con su hermana. Al día siguiente se reirían de todo lo que les pasó por culpa de la resaca de la fiesta y poco tiempo después estarían de vuelta cada uno en sus países y se olvidarían de todo aquel tema de Egipto.

-Charlotte tiene razón, dejad la puerta abierta y que no se cierre.

No quería formar parte de aquella broma de mal gusto de Fadil y sus empleados, no al menos quedándose encerrado en la Fadilcueva.

Todo aquello era como intentar llegar a la meta por dos caminos al mismo tiempo. Estaba claro que encontrar a Mel era la prioridad, ya fuera por un equívoco o porque la situación entrañaba un peligro real; pero cuando a eso se le sumaba una misteriosa mujer, a la que no logró ubicar en todo aquel 'corre,corre', la trama se complicaba. Al escuchar las impresiones de cómo se entremezclaba el pasado y el extraño presente tuvo la sensación de que la prioridad, ahora, estaba en hallar a la misteriosa mujer. 'Las reglas del juego', creyó recordar. ¿Pero qué tipo de juego?

- Mike... -susurró-, ¿al final quién es esa mujer misteriosa? Parece que saben cosas, ¿no crees?

Lo último que le faltaba era desconfiar de los presentes, o parte de ellos. Era como esas situaciones en la que te reúnes con mucha gente y de repente te encuentras en medio de un grupo pasándoselo pipa rememorando una anécdota; y claro, sonreír sería estúpido porque no tienes ni idea de lo que hablan. Por suerte, justo cuando entraron a la majestuosa bodega, obtuvieron contacto visual con Melissa y dejó atrás la semilla de la desconfianza.

-¡Oh, Mel! Estamos muy preocupados, pero pronto llegamos. No te muevas de ahí, ¿vale? No le hagas caso a esa mujer, es una lianta. No confíes en ella, ¿entiendes? No sé que intenciones tiene pero no es de fiar -Agarrando la mano de Mike que sujetaba el comunicador prosiguió-. Hazme caso, que ya le tenía el ojo echado en cuanto vi su actitud -exageró.

Dejó de martirizar la pobre mano de su amigo e intentó mostrarse positiva. No vio a la nativa por el comunicador, pero pensando en la vieja película de la momina tal vez todo aquello se trataba de una secta loca de atar que realizaba sacrificios en nombre de un Dios olvidado. Pensándolo mejor... Eso tenía más sentido porque el gigante a su lado tenía pinta de ser un sectario homicida, o algo así. No es que se hubiera cruzado con alguno en su vida, que supiera. Pero estaba claro que Mel estaba definitivamente en peligro y ya la veía tendida ligera de ropa en un altar, a la espera de que un extraño cuchillo ornamentado se hundiera en su pecho.

- Mel, por lo que más quieras, si ves un altar... ¡huye! No dejes que te atrapen -Sus ojos comenzaron a aguarse ante la nefasta situación, porque veía más plausible una secta de lunáticos que sacrificaban a vírg... hermosas jóvenes que dimensiones paralelas-. Mike, yo pienso en esa otra de Sherlock, ¿te acuerdas? La pirámide bajo la ciudad; la secta egipcia; los sacrificios. ¡Ay, Mike!

Seguir a Sam no era fácil, pero cuando estaba nerviosa sólo las viejas amistades entendían que algo así venía de una 'lógica' historia montada en su cabeza.

Me acerqué a Mike, dejando que Nathan superase el momentáneo cabreo conmigo. Era lo de siempre, en un rato se olvidaba que me había metido con él y volvíamos a ser inseparables. Es el ciclo de la vida... supongo. En el comunicador de Mike salía su hermana, a la que estábamos buscando, lo que tranquilizó los ánimos de todos.

- ¿Lo ves, tío? Está bien - dije mientras le palmeaba la espalda y luego agaché la cabeza para que ella pudiera verme.- ¡Hola Mel! No veas que cipote ha montado el listo de Sean, ha roto el cristal de la alarma de incendios con el codo - entonces empecé a reírme a carcajadas.- ¡Es la bomba este tío! Bueno... y volviendo a lo que nos interesa: estate tranqui, que Fadil nos está llevando hasta donde estás... Bueno, eso creemos... - entonces llegué a una extraña conclusión.- Oye, Fadil ¿Cómo sabes tú dónde está ella? A lo mejor si nos cuenta algo más podemos estar más seguros antes de ponernos a jugar dragones y mazmorras - lo dejé ahí, para que todos pudieran maduran mis profundas palabras.- Menudo garito más guapo, Fadil, por cierto... te habrá costado un pastón pero, tío, mola un huevo.

Omar había asistido en silencio al diálogo entre Estel y Charlotte, sin mediar palabra hasta que esta concluyó. Aun así, se tomó su tiempo en modular una respuesta. Las viejas costumbres le habían llevado a una rápida respuesta ante el comentario de que Lottie no provocaba odio alguno, pero ante su rostro, ante la tonalidad de su voz, se mordió la lengua envenenándose en el proceso.

-No le des más importancia, mi pequeña parisina. No todos somos tan encantadores como tus lémures -sonrió cariñoso-. De todos modos hablas de odio en una  respuesta que no has llegado a transmitirnos. ¿Qué te dijo ese avinagrado de culo estrecho que es Fadil? Sí, te lo dijo con tono de mal follado. Me queda claro, pero qué te dijo acerca de ella. Esa parte te la has callado. Salvo que me digas que sus palabras consistieron en mandarte a realizar prácticas sodomitas con el gigante que nos guía, algo en principio poco recomendable.
 

-Ummmm no hay comparación Omar. Ellos siempre serán más peludos que tú, pero no te ganan en lo de cariñoso. No he recibido más bocados en mi vida que estos meses en Madagascar-le comentó con una sonrisa al comentario de su amigo-No le daría tanta importancia si no estuviéramos aquí y ahora. Si hubiera sido anoche en la fiesta hubiera sido diferente. No sé si me explico-le respondió a su querido Omar terminando con un suspiro-Me lo estoy tomando como un entrante de lo que nos puede caer encima si esto es lo que creemos que es. Y tienes toda la razón, no os he dicho lo que me dijo, pero es que realmente no me contestó lo que yo quería oír. Me dijo textualmente, os lo aseguro que es textual porque no se me va a olvidar….  –puso gesto serio y, en parte, estrechó ella misma el culo para que le saliera algo parecido a lo que había escuchado de boca de Fadil, aunque sabía que era imposible repetir la sensación que ella había percibido al escucharlas- Ella... ella es Ella. Es la Madre.

Miró a Estel y a Omar y corroboró que, ni por asomo, las palabras habían causado ni la mitad de efecto. Pero ya lo sabía de antemano, faltaba el tono y la cara de Fadil al decirlas. Y sin eso perdían mucho.  

-Yo quería escuchar que era Umaima quien nos esperaba, simplemente.

Lottie sabía, como Omar y Estel, que de la egipcia no había dado señales de vida desde lo de sus padres y que, teóricamente, era imposible que siguiera viva treinta años después. Pero eso era la teoría, la situación lógica, el ciclo de la vida.... normal. Pero ¿tenía cabida donde ellos estaban ahora? Lottie estaba convencida de que sí. De que iban a conocer a Umaima al final de aquellos interminables pasillos que estaban atravesando.

Pero en ese momento otra idea cruzó su mente, rápida como un rayo en mitad de la tormenta. Fue tan fulminante e imprevista que dejó de fijarse por donde caminaba, tropezó con una de las estanterías llenas de vino y, en el movimiento reflejo que se dividió entre no caerse y no llevarse con ella todas las botellas de vino al suelo, perdió pie por completo y aterrizó en el suelo con un golpe seco. Cuando quiso darse cuenta, tenía entre sus manos, apoyada en su regazo, una botella de Sauvignon.

-Mon Dieu! Pouvoir être! pourquoi non ?

Lottie iba andando tras la pareja formada por Mike y Sam que seguían a Fadil y su guardaespaldas. Junto a ella, su amiga Estel, seguidas ambas por Omar y el resto.

En un momento dado, Lottie se volvió para comentarle algo a Omar y, cuando volvió su mirada hacia adelante, simplemente no vio la estantería con vinos que tenía justo delante. Tropezó con ela y, en el movimiento reflejo que se dividió entre no caerse y no llevarse con ella todas las botellas de vino al suelo, perdió pie por completo y aterrizó en el suelo con un golpe seco. Cuando quiso darse cuenta, tenía entre sus manos, apoyada en su regazo, una botella de Sauvignon.

-Mon Dieu! Pouvoir être! pourquoi non?

Mon Dieu! Pouvoir être! pourquoi non ?

Fue su exclamación cuando cayó en la cuenta de que había otra posibilidad. Una posibilidad que incluía que Mel no hubiera sufrido daño y que la chica egipcia la hubiera llevado hasta esa habitación a la voz de "necesita tu ayuda". Pero no eliminaba el tono de Fadil, que la descolocaba en esa segunda idea.

No era Umaima quien les esperaba.... había una segunda mujer en la historia de sus padres. Una diosa, para ser más exactos...

¿Isis? ¿Aqui?

El lugar tampoco le cuadraba, aquí tenía más sentido Umaima.

Miró la botella de vino. Quizás la idea de su hermano de llevarse una, no era tan mala después de todo....