Partida Rol por web

Judith optó por seguir al grupo en busca del VIP y más enemigos que purificar. Tenía ganas de salir ya de ese maldito lugar que parecía abandonado de la mano del Emperador, pero aún le daba vueltas a que algo les guiara allí. ¿Era tan importante esa persona o tal vez habían confundido las señales?

A pesar de la rápida destrucción de su primera emboscada, el enemigo seguía atrincherado en el edificio y esperándolos. El atronador sonido del bólter pesado fue como música para los oídos de Aurestia, puesto que significaba que todavía podía purgar más en Su nombre. Dejó a los soldados de la guardia reaccionar a su modo ante la posición artillada, ella tenía claro que iría a eliminarla para dejar via libre al resto por el pasillo. Confiando en su servoarmadura y la bendición del Emperador a los que creían en Él, salió como una exhalación por la puerta, corriendo por el pasillo mientras gritaba, la espada encarada hacia adelante, buscando ensartar al primero que se le pusiera delante.

La hermana Aurestia pasó por el umbral de la puerta como una exhalación antes de que Varinia pudiese pronunciar un Sacro Imperator. Impetuosa como todas las Serafinas, la sororita hacía lo que mejor se le daba a esa rama de su orden: cargar directamente contra el enemigo.

Varios de los soldados habían lanzado ya granadas, así que desde su posición ventajosa al lado de la puerta, la palatina juzgó más sensato asomarse para localizar a los servidores de arma pesada o los sensores que le permitían identificar a sus objetivos, si se trataba de un arma automatizada. Preparó su pistola de plasma, dispuesta a neutralizar la amenaza. ¡Hermana Judith, hacedme el favor de eliminar ese bólter pesado!- le gritó por el comunicador cuando vio que ésta se unía a ella.

Parecía que el Pater con su ímpetu había activado la primera de las emboscadas que les iban a esperar en su avance. Desde luego si el sacerdote quería abrir paso y comerse todas las trampas por él perfecto.

Ahora solo faltaba descubrir si las trampas y emboscadas que iban a encontrar eran cortesía de los mutantes o del VIP defendiéndose del ataque de los mismos.

Invariablemente quedaba claro que era hora de que las armas pesadas abriesen paso.

Así pues, comenzó a correr hasta el lado de la sala donde se encontraba el Sacerdote del Ministorum, con la idea de ponerse en cobertura para poder encontrar el momento de disparar a la posición donde se encontraba el bolter pesado.

Lido miró a Sanguine sobrevivir de milagro a la ráfaga sin inmutarse. Luego decidió reservar sus granadas al ver a varios compañeros correr hacia los enemigos. Sin saber lo que había, era una temeridad arriesgarse a matar a más camaradas que criaturas abyectas de las que había en estos túneles.

Miró pues a su ordenanza, quien entendió la orden perfectamente y activó el auspex, aunque nuevamente no mostró señal alguna.

Acabó de tratar a Alfonse de Santiago, pero para este no hubo unas palabras de ánimo, pues no hubo tiempo, todo se puso en marcha y nada mas dieron un paso adelante empezaron a recibir fuego, Ceres busco con la mirada a su escuadra y dciendole de forma escueta a su ayudante Maria:
”Conmigo!” 

Corrió a parapetarse al lado de varinia. No tenía localizado al enemigo, así que eso era lo mejor que podía ahora mismo.

Por ahora habíamos ido de emboscada en emboscada y el pasillo que teníamos que cruzar para llegar a la otra puerta, era una emboscada de manual. Justo ahí es donde el enemigo se había parapetado para hacernos polvo nada mas sacásemos la cabeza y eso es lo que estaban haciendo.

- O nos jugamos todo a que las armaduras pesadas hagan lo suyo, o corremos para pasar a la puerta del otro lado y eso es un acto de fe verdadera. 

Bender guardó el áuspex de nuevo y sacó el láser largo. Poco a poco, sus herramientas de diagnóstico y su implante autosanguine iban resolviendo la cascada de errores que habían provocado las granadas, estabilizando su sistema. Sin embargo, no tenía el mismo margen, ya que algunas reservas de sustáncias se habían agotado por completo y necesitaría tiempo y reposo para reponerlas. En general, necesitaba tiempo y reposo, pero no podía dejar que la porquería siguiera infestando el sistema de la venerable fortaleza. No estaba bien.

Además tenía que hacerlo deprisa. El tractor seguía ahí fuera bajo la tormenta, y si bien era una maquina de una robustez impresionante, el manual de mantenimiento desaconsejaba fuertemente las largas temporadas a la intemperie. No estaba bien.

Las especialistas dejaron que los que llevaban armaduras pesadas pasaran delante, mientras ellas se posicionaban para intentar tener un disparo claro contra quien les estuviera acribillando. Era increíble que el Pater no hubiera salido esparcido por el pasillo, dada la potencia de las balas, sin duda, un Bólter pesado por la cadencia y el sonido. 

- Podría ser un arma automática. Está en un enclave adecuado para ello. Es muy posible que no exista operador al que abatir. Quizá el sacerdote pueda comprobar si es una defensa automática y desactivarla. - dejó caer cerca del Teniente, por ahora el mando había demostrado tener mucha cabeza y sentido común, pero cargar de cabeza contra un pasillo que pudiera estar lleno de armas automáticas y trampas explosivas, no era de las mejores ideas. 

Sabre Rose salió despedida hacia delante, sus piernas propulsándola hacia la fuente de disparos con la soberbia y confianza propia de Brilaria.

- Muerte a los enemigos de El Emperador ¡A la carga!

Sólo en el último tramo buscó cobertura a menos que llegase para trabarse en combate cuerpo a cuerpo contra los monstruos mutantes.

Los Imperiales no se decidían a como actuar, el pasillo era, como poco, una zona de muerte, por lo que Krane optó por cubrir la entrada por si algún enemigo se atrevía a entrar. Nilsa salió al pasillo, el cual no gozaba de cobertura alguna, por lo que, aceptando ese hecho, apuntó en la dirección en la que se encontraba el bolter pesado. Bender preparó su arma larga y Aurestia corrió por el pasillo para acabar con los enemigos del Imperio, sin embargo, su avance se quedó corto, quedando expuesta por completo. La sargento Novalee cerró filas junto al teniente, siendo seguida muy de cerca por Chollos, el artillero pesado de su escuadra. Tania corrió como Nilsa, apostándose en la pared de enfrente sin activar la puerta, mientras que Vaniria la siguió para hacer lo mismo, apostarse para abrir fuego; Andiara lanzó una granada a ciegas que fue rebotando por el pasillo hasta detonar sin efecto alguno, haciendo que Sabre aprovechara ese momento, creyendo que podría haber provocado alguna reacción en los defensores, para salir corriendo con el sable listo para ensartarlos, sin embargo, le pasó lo mismo que Aurestia, y quedó tan expuesta, que un aberrante, apostado en el pasillo perpendicular al que cruzaron, cargó contra ella alzando su pesado martillo hidráulico listo para aplastar su cabeza mientras gruñía con estridencia.

Alfonso salió corriendo para seguir a su Maestra de Sakto, corriendo para apoyarla; cuando fue capaz de ver a la criatura que cargaba contra Sabre, apretó los dientes clamando el noble arte que da vida a su mundo natal - ¡Sakto! ¡Sakto! ¡Sakto! - el grito no quedó sin respuesta, aunque él no fue su objetivo, sino Aurestia, el bolter pesado apuntó contra ella y dispararon una certera salva que podría acabar con su vida, mientras que los otros dos cultistas dispararon ráfagas contra ella con sus armas automáticas; esas armas de poca potencia poco tenían que hacer contra una servoarmadura ligera santificada. El Teniente animó a todos con su directa y escueta retorica, sin embargo, no se atrevió a lanzar la granada, primero porque no llegaba, segundo porque podría dar a Alfonso. El pater seguía bloqueado, por lo que pudo avanzar unos metros; siendo justo en ese momento cuando El Contagem, trató de usar el auspex, pero el aparato se negó a obedecerle, justo cuando Ceres lo rebasaba para ir en pos de su palatina, Vaniria; Judith avanzó hasta la puerta y ahí se quedó, esperando un momento más propicio para salir.

¡Sabre, no...!, pensó el Contagem al ver a la maldita aberración atacar a la Maestra, sólo debido a la iluminación de la ráfaga del bolter enemigo.

—¡Andiara, de cobertura! ¡Necesitamos luz ahí delante!

Mientras llegaba esa iluminación, la oscuridad no le permitía hacer un disparo bueno, así que corrió parapetado por las sombras hacia la intersección y se refugió en el pasillo que parecía ir estar dirigido al norte. Un vistazo le permitió ver las chispas del entrechocar de armas y las emanaciones de energía de la Maestra de Sakto.

—¡Aguante, O Probo, ya llegamos!

Estallidos de estática al superarse el escudo refractor y aproximarse el martillo hidráulico a la cabeza de Sabre Rose, por un momento la Magíster creyó ver el fin de su existencia en gloriosa carga al enemigo pero el grito de "¡Sakto! ¡sakto! ¡sakto!" la devolvió a la conciencia y control del momento.

- Pérfido y ruin monstruo, ¡llegó tu fin!

Evadió el ataque y descargó fiera estocada contra aquel gigante.

En la estrechez de aquellos pasillos no podía emplear bien sus retroreactores, pero sus propias piernas y probada agilidad y un poco de ayuda del Emperador fueron suficientes para evitar ser impactada por uno solo de los proyectiles de bólter pesado que enviaron contra ella y Domitia. Lanzándose a la carga contra la posición artillada, dos contra cuatro, Aurestia clamó al Emperador para que le concediera Su furia justiciera, dirigiendo su hoja en una certera estocada directa al pecho del enemigo.

"Mierda" pensó al ver a varios soldados lanzarse hacia delante. Sí, aquello era táctica imperial estándar, pero a su juicio, no de las más brillantes del ramo. Desde luego, algunos de los más... Tozudos entre los suyos eran propensos a esos derroches de testosterona, al menos el poco tiempo que solían seguir vivos tras eso.

Pero ahora ya daba igual. Estaba hecho, estaban expuestos, estaban a tiro y, sobre todo, estaban forzados a ayudar a los que se habían lanzado hacia delante.

-¡Adelante hacia el enemigo!-arengó, vox mediante, mientras él mismo avanzaba con el estandarte tras él-¡hay que apoyar a nuestros compañeros, fuego, fuego con todo! ¡Ese nido de ametralladora, ese mutante, los quiero a todos muertos y lo quiero para ayer!

¡¡Maldita sea, fuego de cobertura!!! ¡¡Armas pesadas contra el mutante, el resto supriman a la dotación del bólter pesado!!- gritó Varinia mientras bajaba la pistola de plasma y echaba a correr hasta la intersección mientras Lenore la seguía descargando frenéticamente su bólter.

Bender buscó una mejor posición desde la que asomarse y disparar, pero la puerta estaba rodeada. Quizá habría sido buena idea intentar usar los conductos de ventilación, pero juzgó la idea muy lenta y su módulo de riesgos los había catalogado de riesgo alto después de la escena del piso inferior, así que avanzó.

Fffff fffff - Empezó a resoplar Red dando pequeños saltitos para estimular los múculos de su cuerpo que empezaron a bombearse de forma completamente artificial- Tú quédate - Le encargó a su camarada Green

¿Podrás sola con el lan...? 

La pregunta quedó respondida cuando los bíceps de Red ya hinchados levantaron el arma y echó a correr como si llevara cajas de munición a la vanguardia. Salió al pasillo, casi a oscuras, una mezcla de fogonazos y chispas cuando las balas golpeaban las paredes y suelos del pasillo. Se detuvo un momento para ver bien de donde venían los disparos y echó a correr de nuevo intentando llegar para ponerse a cubierto.

Una de las sororitas corría contra las barricadas... ¿Quiere morir? ¡PATER! ¡ÓRDENES! - Gritó Red desde la posición más avanzada que pudo alcanzar cubierta de sudor.

Chollos suspiró al ver como un nutrido grupo de imperiales y hermanas competían por quien era más suicida lanzándose a un pasillo sin coberturas para cargar contra un puesto de bólter pesado y demás criaturas mutantes.

Desde luego, no le extrañaba que acostumbrase a contarse las bajas imperiales por millones en cualquier campaña.

Escuchando las órdenes de Mathis por el comunicador volvió a suspirar. Había llegado el momento de actuar y que el cañón de plasma actuase. Sin embargo cumplir esa orden iba a ser imposible.

   - ¡Imposible disparar Teniente!- Exclamó por el comunicador.- ¡Fuerzas aliadas en medio de la trayectoria de disparo y en la posible zona de impacto!-

Y dicho eso, volvió a ponerse en cobertura mientras se preguntaba como era posible que algunos de sus camaradas imperiales estuviesen vivos, teniendo en cuenta sus pobres capacidades tácticas. ¿Cargar cuerpo a cuerpo contra un puesto de Bólters pesados cuando contabas con armas pesadas de apoyo que podían barrer al enemigo sin riesgo a bajas propias?...

Escuchando lo que ocurre en el comunicador, Hains le dice a su pardillo, de apellido Turm:

-¿Ves esos sacos de arena de en medio de la habitación? toma algunos de ellos, suficientes para poder montar el cañon y reunete conmigo después de eso al otro lado de la puerta.

Por mi parte procuraré cruzar la puerta, colocarme cuerpo a tierra y tal vez hacer fuego de cobertura para los que estén intentando avanzar-

Turm le responde:

-Perfecto Wald, iré por ellos, te veo allá-

Ambos entonces empacan el cañon rápidamente, Turm tras esto procede con lo dicho, mientras que Wald corre a colocarse justo frente a Tania y tirarse cuerpo a Tierra para después sacar su Pistola láser Acatran, considerando o no si hacer fuego de cobertura.