Partida Rol por web

Mientras que la escuadra de Novalee se preparaba para la guardia que les tocaba realizar en unas horas, un rostro conocido pero nada amigable apareció. Inned, nuevamente, con sus aires de superioridad y esa mirada cargada de suficiencia los miró desde las escaleras metálicas que tenían encima los custos y que descendían hasta el interior del almacén que era el cuartel de los soldados de asalto aéreo - estáis vivos - si se alegró por ello, era difícil saberlo, realmente parecía que le daba asco que fuera así - ¿habéis traído algo de utilidad o solo mierda? - si la primera vez demostró que no tenía muy buen humor, esta vez lo tenía todavía peor. 

Tanía estaba revisando todo su equipamiento cuando apareció la agente de la inquisición. Si el carácter de Tania era agrio de por sí, los últimos eventos la habían llevado al limite de la rancior, y su profesionalidad era cada vez más limitada. Agarrando el cilindro de metal donde guardaban las muestras recogidas*, comenzó a ascender las escaleras hasta encontrarse a la altura de Inned. Ni un escalón por debajo. Para asegurarse de ello incluso puso la mano libre en el pecho de la otra mujer y la empujó hacia atrás para abrirse espacio. Desde tan cerca, clavó su ojo izquierdo en el izquierdo de la mujer, contemplando bien su reacción, antes de levantar la mano derecha, ofreciéndole el cilindro. Con la mano izquierda ya había formado un puño, por lo que pudiese pasar.

¡¿Que diantres hacía Tani?! El doctor la observó inmóvil, sin poder hacer nada. Era como ver a un idiota ponerse a gritar en mitad de una montaña llena de nieve sin saber, o sin importarle, que va a provocar un alud que se los va a llevar a todos por delante. 

Señora, hemos conseguido muestras de masa cerebral de la entidad Xeno conocida como Lictor. Puedo confirmar que carecía de nódulo sináptico, la extracción se llevó a cabo por debajo del tiempo estimado y siguiendo el procedimiento, no había nódulo. - dijo el doctor intentando ser conciso. - Encontramos otras criaturas, una mezcla entre esta raza xeno y la nuestra. Por su aspecto, no parecían capaces de hacerse pasar completamente por uno de nosotros pero no descartaría que lo hayan conseguido. Estoy dedicando la mayoría de mi tiempo libre estudiando todas las muestras, confío en poder desarrollar un método para detectar marcadores genéticos tiránidos en sangre humana. Aunque tendría más éxito si pudiese acceder a un laboratorio adecuado. - terminó esperando la reprimenda adecuada por su falta de efectividad. Si no los mataban por el comportamiento de Tania, claro. 

- A duras penas. Digo mientras muevo los brazos para ajustar el vendaje puesto por el doctor, no me caía nada bien la enviada de la inquisidora y menos cuando parecía que éramos meros peones para su propia partida. - Queda claro que las armas ligeras no valen contra esas cosas. Por lo demás lo que dice el doctor, aunque por lo visto no les gusta que trasteemos con sus muertos, dos de los semi-cosa-humanos intentaban echarle el guante al doctor antes de que terminase de trocear al mas grande de ellos. Aun recordaba como esas garras apunto habían estado de acabar con mi vida, un poco mas y lo hubiesen conseguido. 

Incluso Krane se dio cuenta de la hostilidad de Tania hacia la inquisidora. Él, que ya había aprendido la lección, decidió no añadir más leña al fuego y desactivó su vocomodulador. 

—El doctor y la sargento tienen razón —oír la voz humana de Krane salir del respirador que le cubría media cara resultaba extraño, y para ellos, que ya estaban acostumbrados a su coro de voces robóticas, hasta inquietante. Sonaba suave e ingenua, casi como la de un niño, y no escondía el dolor que le producían sus heridas tan bien como sí lo hacíala cacofónica transmisión que usaba siempre—. Si vamos a estar a su servicio, necesitaremos como mínimo algo de apoyo logístico. 

La mujer observó con el rabillo del ojo como Tania se le acercaba ascendiendo por las escaleras, pero no comentó nada, se limitó a mirar hasta que esta llegó y le empujó. Inned no se vio venir aquello, nunca creyó posible que pudiera tener que confrontar con un guardia. Cogió lo que esta le entregaba y una peligrosa sonrisa asomó por sus labios mientras sus ojos enfocaban el puño cerrado de la soldado de asalto - vaya - comentó - no me esperaba tan pronto la mala uva de uno de vosotros - observó a los demás y fue escuchando lo que algunos tenían que decir.

Asintió en varias ocasiones sin quitarle el ojo de encima a Tania, que seguía cerca de ella - ¿lictor? bien, es algo por lo que se puede empezar, pero os insisto en la necesidad de una criatura sináptica, pero con esto podemos empezar. No os puedo facilitar nada, porque no tengo nada ¿comprendéis? - suspiró amargada, incapaz de entender que los soldados que tenía ante ella no fueran capaces de comprender la situación - juraría que estabais en el desembarco, la mitad de la fuerza ha sido desplegada salvo las hermanas, y eso me incluye, estoy sola, y tengo menos medios que vosotros, si queréis aparatos especiales, fabricadlos vosotros; y sobre las armas ¿no requisó vuestro regimiento rifles modelo Triplex? ¿no probasteis el modo incinerador? - y se encogió de hombros, dando un paso lateral para alejarse de Tania y llevando su mano izquierda a la cartuchera en su cintura - esto es un consejo, y gratis, rebaja esa hostilidad, o sencillamente acabo contigo - sonó igual de apática y apagada que siempre, pero en sus ojos se veía que era plenamente capaz de cumplir su amenaza, a ella no le faltaban agallas y la pistola de plasma haría el resto del trabajo. 

Tania no quitaba sus ojos de los de la mujer. La entendió, ambas estaban llenas de frustración en ese momento. Rio amargamente ante su amenaza. 

¿Y eso debería asustarme? Un tiro de plasma no es algo disuasorio cuando ahí fuera nos espera ser devorados vivos, o fundidos en acido. - Aún así, el tono de Tania se había relajado bastante y su lenguaje corporal se había destensado completamente. Solo le quedaba sonreír a la agente - Te hemos traído lo que hemos podido sacar del xeno más grande. Es una tarea peligrosa, pues se mueven hasta una vez muertos. Así que no seas una zorra critica sobre lo que podemos traer o no, no es que estemos teniendo oportunidades de decidir a que objetivos dar caza. Además, no eres tan fea como para ser tan borde.

- Joder es verdad... ¡¿Cómo he podido ser tan idiota?! - exclamó Robert en voz alta sin darse cuenta. - Estás tan jodida como nosotros. - afirmó mirando a la inquisidora con renovado interés. - Personalmente, me encantaría que le volases el trasero a Tania, pero entonces cuando nos encontremos con esa criatura sináptica no podríamos contar con su inestimable habilidad para las armas.  - dijo intentando relajar las tensiones que parecía que poco a poco se estaban diluyendo. Incluso juraría que Tania había piropeado a la inquisidora. 

Os pido disculpas, Señora. Había llegado a la errónea conclusión de que estabais aquí en la colonia con anterioridad a nuestra llegada. No se preocupe, nos apañaremos. - se disculpó Robert entendiendo por fin la situación real y como la inquisidora les había dado carta blanca para construir aquello que necesitasen. 

Su mente comenzó a enumerar las cosas que podía sacar de la chatarrería. - Krane, voy a necesitar tu ayuda si queremos montar un laboratorio que se digne de llamarse así. - dijo mirando al Visoingeniero. 

Apoyado en una pared con los brazos cruzados, Adler se había limitado a observar la escena con una ceja enarcada.

Por unos segundos, había temido que la flemática reacción de Tania a la representante inquisitorial acabase de forma cruenta, pero la respuesta de la tal Inned había sido sorprendentemente comedida viniendo de quien venía. Aunque en cierta manera lo comprendía, porque cuando la francotiradora de los Custos se enfadaba era mejor cerrar la boca y salir corriendo. Reaccionar de una forma distinta, era como bailar un vals con la muerte.

Por otro lado, observó la contra que representaba el Dr. Death. Quien prácticamente le faltaba estirarse en el suelo y hacer de alfombra para que la pedante Inned lo pisotease. Tampoco era cuestión de rebajarse tanto, pero pese a lo dramáticamente oscuro que era su apellido, el buen médico siempre se mostraba solicito y colaborador en exceso para su propio bien.

Por su parte, se la sudaba todo el tema de las muestras de los tiránidos. Después  de todo él estaba allí simplemente para reventar los bichos grandes con su cañón de plasma, no para ir tomando muestras de nada. Igualmente, no es como si la acolita inquisitorial fuese a proporcionarles la información resultante de esas muestras, así que la prioridad en aquel condenado planeta era la misma de siempre. Sobrevivir un día más para seguir luchando.

Para variar, estaban a solas contra el peligro.

Krane asistió a la conversación con la con la misma actitud de curiosidad comedida con la que había contemplado las muestras de Robert en los días anteriores. No era su campo, pero empezaba a sopesar la hipótesis de que el despliegue desde la órbita hubiera perturbado los sistemas endocrinos de Tania y la agente inquisitorial. La propuesta entusiasta de Robert no se hizo esperar, y el asintió, contento de que por fin se le presentara una tarea digna de sus conocimientos.  

—Recibido, doctor. Me pondré manos a la obra de inmediato. Julyus —su voz sonó inusualmente triste cuando mencionó a su difunto servidor— rescató algo de material del despliegue. Tal vez podamos utilizarlo. 

- Así que estamos igual de jodidos todos, es casi como para reírse si la cosa no estuviese tan enfangada ... niego con la cabeza sin poder creerme que un miembro de la inquisición actúe con lo puesto. - Que se le vamos a hacer, habrá que seguir como hasta ahora ... digo encogiéndome de hombros mientras miro a nuestro alrededor en busca de mas posibles aliados de la enviada de la inquisición ... y en lo concerniente a Tania, es mejor que no la perdamos antes de enfrentarnos a mas de esas cosas. Como ha dicho, la situación no es para nada propicia para ninguno, es mejor dejar los disparos en callejones oscuros para cuando la cosa nos vaya de manera más favorable y el enemigo de la humanidad esté lejos de nuestras puertas.

Tener miedo o no es cosa tuya, cabeza hueca, faltar al respeto a una agente del Ordo Xenos es la demostración de que te falta bastante materia gris - le dijo mirándola fijamente a los ojos e igual de preparada para desenfundar, no estaba dispuesta a tolerar que la insultaran de esa manera - me da igual lo peligroso que sea vuestra misión, me da igual que el xeno se mueva después de muerto, ¿estertores post mortem? ¿se tocan nódulos cerebrales que provocan un movimiento reflejo? - se aventuró - la próxima tened más cuidado o aprended donde se puede tocar y donde no; pero parece ser que no solo su cabeza esta hueca, soldado, sino que encima no escucha - miró de reojo a los de abajo y volvió a depositar su mirada en Tania - acabo de decirle - eso le estaba cabreando de verdad, Inned odiaba tener que repetir las cosas - que con la muestra de un lictor podría empezarse algo, pero que se sigue necesitando muestras de criaturas sinápticas ¿comprendéis? un xeno cualquiera no vale, no da información relevante para poder entender bien como funciona esta flota enjambre, no todas las flotas vienen del mismo cubil, cada una evoluciona de manera diferente, cada una aprende y tiene experiencias diferentes, aunque sean la misma especie, cada flota tiene sus diferencias genéticas - explicó, bufando al final - así que dejad de lloriquear, y hacer vuestro trabajo ¿es que no sabéis nada del mundo en el que vivimos? con el ciento por ciento no basta, siempre se os va a exigir más - y no se refería al mundo en el que estaban, sino en un sentido más amplío.

Negó con la cabeza, pero sin relajar la posición, puede que Tania hubiera tratado de rebajar la tensión, pero Inned, sencillamente, no se fiaba demasiado de la bruta de ébano - no necesito vuestra comprensión, he estado en sitios peores - eso no podía ser verdad, ¿qué puede haber peor que un mundo a punto de ser devorado por los tiranidos sin posibilidad de escape? - pero aún así tengo mis recursos, que son limitados, pero algo son - mientras la mano izquierda estaba en su cadera, muy cerca de la pistola de plasma, la derecha sacó un aparato pequeño del bolsillo de su abrigo y lo manipuló un poco. Al cabo de unos segundos, apareció un servidor que portaba un arcón, el cual dejó sin delicadeza sobre el suelo - ahí tenéis, para que luego lloréis como unos bebes; meteos esto en la mollera esa tan dura que tenéis, todos vosotros, servid bien a la inquisición, y solo apretará el cuello, cabreadla y os lo partirá - y sin más se dispuso a marcharse, aunque el servidor se quedó donde estaba, zumbando y chirriando. Con un vistazo rápido, quedaba patente que ese servidor estaba como nuevo, las partes metálicas brillaban prístinas, no perdía aceite y no requería mantenimiento extra; no podía tener mucho tiempo de vida.

En el momento en el que la acolita comenzó su retahíla de insultos Tania sonrió de oreja a oreja. Una de esas sonrisas que no era una sonrisa, era simplemente una manera de enseñar los dientes, como un predador amenazando a otro. Varias cosas le pasaron por la cabeza, pero no dijo ni una. Desde luego, esa mujer no se había criado en barrios como el de Tania. Alardearía lo que quisiese de haber estado en sitios peores, pero no había estado en los peores agujeros de Nesfast. Por que si lo hubiese hecho no la habría puesto en esta situación. O era un error de civil, de persona desacostumbrada a una sociedad donde proyectar un mínimo de debilidad te volvía una potencial victima, o realmente había querido humillarla y ambos conceptos indicaban un error de calculo muy grande por su parte de cara a Tania. Ahora, para Tania, dejar a esa mujer tener la ultima palabra era rebajarse delante del resto de custos. 

La mujer había nombrado su afiliación como defensa y como arma a la vez. Agente del ordo xenos. Esas palabras no pararían una ráfaga de hotshot, por lo que era un arma apuntada hacia el sentido común de Tania. Buscaba encender el miedo y el respeto a la institución. Muchos pandilleros en su ciudad también enseñaban los tatuajes que indicaban la pertenencia a una banda u otra para amedrentar y alardear. Muchos trozos de piel tintada habían sido deshollados como trofeo. Ella nunca tuvo que hacerlo, fue mandada al Schola cuando aun era demasiado joven como para haber tenido que pasar por eso. Así que recordó lecciones, tragó saliva, y dejó terminar de hablar a la mujer sin interrumpirla. Tampoco la estaba escuchando, en sus oídos solo podía escuchar el estruendo de sus propios latidos mientras se imaginaba hundiendo ese cráneo a culatazos. Se lo haría pagar, tenía que hacerlo. Tarde o temprano tendría que hacerlo, y sería culpa de la zorra, por haberla puesto entre la espada y la pared. 

Krane prestó atención al "diálogo" hasta que el servidor apareció en escena, momento en el que acaparó su mirada hasta que la agente inquisitorial se marchó. Solo entonces el tecnosacerdote pareció volver a la vida, acercándosele para observar más de cerca aquel maravilloso mosaico de carne desvaída y metal bruñido. ¿Debía entender que quedaba a su cargo? 

—Creo que podré recuperar parte de los cogitadores y los implantes de Julyus para emplearlos en el laboratorio —seguía examinando el servidor, pero hablaba con Robert—. Mejor que lo haga antes de que la carne empiece a corromperse. 

Después miró a Tania y a Adler, que por unas cosas u otras, no parecían muy por la labor de ayudar. 

—¿Se os ocurre alguna otra idea? 

Estaba claro que si no se pedía, nada nos darían, y aunque no podía respaldar las acciones de Tania con las cuales casi acabamos metidos en un tiroteo, tampoco podía decir que no fuesen efectivas. - Bueno Krane, tu sabes lo que puedes hacer o no con ese servidor, al culto a la maquina lo del culto a la maquina. El resto, bueno ya sabéis patrullas y recuperar el equipo de los muertos ... tras unos segundos de silencio ... sin agenciárselo que sabemos lo que les ha pasado a algunos de los nuestros. El taller que queréis montar en vuestro tiempo libre, si es que alguna vez tenemos de eso. 

El doctor se acercó al arcón y lo abrió revelando su interior. - Yo creo que podremos aprovechar ciertas cosas de la chatarrería para, con un poco de trabajo por nuestra parte aprovecharlas. - dijo el doctor.

Mientras el doctor examinaba el material de que disponían, Krane aprovechó para entrar en comunión con su nuevo servidor vía enlace UEM. Hizo el gesto del sagrado engranaje, entre otros más parte del culto a la Máquina que los demás Custos no conocían, y después enchufó su unidad de enlace mental al puerto dedicado que el servidor alojaba en su nuca. 

—Ve —le ordenó, justo antes de desconectarse, y el servidor se dirigió a la mesa sobre la que estaba su difunto predecesor, esperando el desguace. 

Mientras Krane trabajaba con su placa de datos, el nuevo servidor agarró los restos de su predecesor por el cuello y empezó una lenta marcha en dirección al taller de Scrappy, donde unas horas más tarde, el visioingeniero procedería a su despiece. 

Cuando el doctor se atrevió a abrir el arcón, este siseó con cierto dramatismo y la distante voz de Inned resonó como un eco - felicidades... ahora comportaos... - al principio aquello resultó de lo más extraño, carecía de sentido, pero tras un rápido vistazo al interior, curiosos y no curiosos, pudieron ver el contenido. Dentro había una insignia con la " I " de la inquisición para cada uno, explosivos y un láser largo*, a las armas había una nota manuscrita con una engalanada califrafia y gracias al Emperador, en bajo gótico.

Las armas y explosivos son para Brown, pero deberá devolver el láser sobrecargado, que me hará más falta a mi, dejadlo ahí y ya lo recogeré. 

Las insignias mantenedlas ocultas hasta que os veáis obligados a usarlas, mantener un perfil bajo es la primera norma de la Inquisición, aunque estando en el ejercito...

Inned Ferrant