Partida Rol por web

Icewind Dale: Una Guerra Inicia

Parte I: Muelle de Targos

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28/09/2019, 04:54
Capitán Flint

-¡Nos estamos acercando, Capitán!- Informó el vigia desde su posición. El capitán Flint miró hacia la familiar boca del río que desembocaba al lago en la dirección indicada, y se le vio sonreír. No había sido un viaje sencillo. Entre el clima tempestuoso que amenazó con voltear la barcaza en una de las noches de tormenta, y el inesperado ataque de arqueros trasgos desde las riberas, la embarcación había logrado terminar su travesía casi de milagro. Y gracias a la ayuda inesperada de seis aventureros.

Habían sido una de las últimas barcazas en partir hacia Targos, a su tripulación se le habían unidos aquel variado grupo de distintas razas y provenientes de varias ciudades. Los pasajeros no habían permanecido impasibles ante los peligros que habían acechado durante la travesía, y el capitán se sentía agradecido. Los miró repartidos por la cubierta, dejó el timón a mando del contramaestre y se acercó hacia ellos.

-Bueno, estaremos arribando en una hora o menos. La tripulación de la Pícara Mozuela y su capitán quedan en deuda con vosotros, señores, damas.- Dijo, tocándose el lado de su sien a forma de saludo. Dirigió una mirada nuevamente hacia el horizonte, donde podía distinguirse como el ancho río empezaba a abrirse para dar paso a una helada y majestuosa visión del lago Maer Dualdon, a los pies de Kelvin's Cairn. Sin apartar la mirada, retomó la palabra. -Conozco Targos como la palma de mi mano, vaya si la conozco.- Comentó. -Si la aventura no me hubiera llamado quizás habría pasado el resto de mi vida allí, con madre volviéndome loco con sus historia.- Soltó una carcajada, cálida y agradable. La sonrisa permaneció un rato en sus labios, mientras su tono se volvía más serio.

-Pero Targos no es la misma de mi niñez. Todo esto, la amenaza que se cierne en ella... Amigos, si me permitís llamaros así, permitidme también daros un consejo.- Volvió de nuevo su mirada hacia ellos. -Tened cuidado, permaneced juntos si podéis. La corriente helada trae murmullos tormentosos y no me gusta lo que pueda significar.-

Notas de juego

Inicia la partida.

Pueden describirse a si mismos y hacer un pequeño resumen sobre lo que han estado haciendo durante el viaje, y pueden conversar entre ustedes y con el Capitán Flint mientras la Pícara Mozuela llega al muelle.

No hay un orden de posteo, pero preferiría que esperen que todos hayan posteado una vez antes de volver a escribir. El siguiente turno será el Miércoless 02 de Octubre.

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29/09/2019, 20:39
Ronud
 

El semiorco había pasado en silencio durante gran parte del viaje. Con su casi dos metros de altura y sus hercúleos brazos, Ronud poseía un aspecto imponente e inquietante, y teniendo en cuenta lo callado que solía ser para no llamar la atención más de lo que el tono de su piel ya lo hacía, transmitía la sensación de ser un individuo peligro a quien no convenía acercarse.

La realidad distaba mucho de ser esa. El semiorco había colaborado con la tripulación de la Pícara Mozuela, prestándoles toda la ayuda que había podido, en especial cuando se trataba de cargar objetos o realizar cualquier tipo de esfuerzo físico. No obstante, apenas había entablado conversación hasta el momento con los otros aventureros que viajaban en la barca.

Cuando La Pícara Mozuela llegó a los muelles de Targos y el capitán Flint procedió a despedirse de los aventureros, agradeciéndoles su ayuda y dándole algunos consejos, Ronud se hallaba sentado sobre uno de los barriles de la cubierta, afilando cuidadosamente su hacha. No sabía qué encontrarían en la ciudad, aparte de la amenaza de los trasgos, y quería tener sus armas preparadas para todo lo que podrían hallar.

-¿Sois de Targos, capitán Flint? -inquirió Ronud, al escuchar que Flint había dado a entender que había nacido y crecido en aquella ciudad. La voz del semiorco era grave y rasposa, hasta el punto de que su tono a veces podía sonar hosco sin pretenderlo. La mención del capitán sobre su madre hizo que se reflejara una colmilluda sonrisa en el rostro del orco. Él nunca había sabido lo que era tener una madre que le contase historias, y le agradaba percibir aquella sonrisa y la expresión nostálgica del capitán de la Pícara Mozuela al hablar sobre su juventud-. ¿Qué podéis decirnos de la ciudad? ¿Conocéis alguna buena taberna o una posada en la que hablar con los lugareños y pasar la noche?

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29/09/2019, 21:22
Amordil

La travesía no había estado exenta de emociones, aunque realmente ninguna de las que nos habían alcanzado en alta mar habían sido de aquellas que más me satisfacían. Los marineros estaban siempre demasiado ocupados para jugar a los dados, y tampoco querían escuchar historias, de modo que no había muchas posibilidades de ganarme unas monedas.

Había otros jóvenes aventureros a bordo, pero no me pareció apropiado acercarme demasiado a ellos por el momento, hasta que tuviera la oportunidad de observarles un poco antes y ver de qué iban. El más evidente era el semiorco, el clásico tipo duro con cara de pocos amigos, al que nadie se acercaba por miedo. Lo curioso es que a pesar de su aspecto le había sorprendido en varias ocasiones echando una mano a la tripulación con la carga de materiales pesados. Tan malo no sería. De los demás sabía aún menos, apenas su aspecto, pues tan sólo les había visto algo cuando había tocado arrimar el hombro, durante el ataque de los arqueros trasgo. Odiaba a los arqueros, siempre atacando desde lejos como cobardes. Tendría que aprender algún truco mágico más contra ellos, que por el momento el poder de mi sangre se proyectaba principalmente a través de mis manos.

Necesitaba practicar aquellos recién adquiridos trucos, pero no quería hacerlo durante el día por no exponerme a quedarme sin esa capacidad en caso de necesidad, de modo que esperaba a la noche para entrenar todo lo posible antes de caer rendido y descansar adecuadamente. Al menos aquella embarcación ofrecía un acomodo mucho más disfrutable que la mayoría de agujeros donde había tenido que resguardarme para dormir en los últimos años.

¿Permanecer juntos? -Repetí, sorprendido, cuando el capitán nos ofreció aquel consejo ante nuestra inminente llegada a Targos. Miré a mi alrededor, observando los rostros de los demás, aunque deteniéndome un instante de más en la mujer rubia, que era semielfa como yo. Y nada desagradable a la vista- ¿Propone acaso que formemos una especie de... compañía? Porque prácticamente no nos conocemos... -Argumenté, llevándome ambas manos a la nuca mientras me estiraba con los codos bien abiertos- Claro que eso tiene fácil solución, ¿verdad? -Añadí encogiéndome de hombros tras bajar los brazos, terminando por llevarme una mano al pecho- Mi nombre es Amordil, aunque tú y, sobre todo, tú... -Expliqué, señalando a la enana, primero, y a la semielfa acto seguido, con una sonrisa sugerente- ...podéis llamarme simplemente Amor.

Sí, era un sencillo juego de palabras totalmente recurrente en mi vida, pero no por acostumbrado perdía su gracia, y en más de una ocasión había ofrecido grandes resultados. Por supuesto, no era posible cortejar a una dama con una simple chanza como aquella, pero me había servido en incontables ocasiones para romper el hielo, y valorar lo receptiva que la dama en cuestión era a mis encantos.

Por mis venas corre la sangre de uno de los más poderosos y antiguos dragones, y su esencia mágica se destila por cada uno de los poros de mi piel. -Relaté, una ya manida historia que bien podría ser verdad... si realmente la conociera, que no era el caso. ¿Cómo conocer a sus más lejanos antepasados, si no sabía ni tan siquiera la identidad de sus padres? Pero ¿qué más daba? No merecía la pena estropear una buena historia por algo tan peregrino como... la verdad- De hecho, viajo a Targos precisamente para poner a prueba todo lo que soy capaz de hacer, ganarme un nombre y... ¿por qué no? Ganarme algunas monedas en el proceso, supongo que como todos, ¿no es así? -Pregunté con complicidad. Desde luego que quería el dinero, por encima de todo lo demás. Ya había pasado demasiado hambre en la vida como para desaprovechar la oportunidad de sacar rédito a aquella bendición que había caído en mis manos- Siguiendo el consejo del capitán Flint, estaría más que dispuesto a compartir mi camino con el vuestro, si os apetece...

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29/09/2019, 23:10
Izmael

Todas las mañanas de nuestra travesía, nada más levantarme, rezaba unas oraciones a Tyr, señor de la justicia y gran adalid del bien. Después subía a cubierta para respirar el aire matutino y ayudar, si era necesario, a la tripulación en sus quehaceres. Otro aventurero, un semiorco, también solía echar una mano de vez en cuando. Cuando tuvimos problemas con los trasgos fue cuando vi a los demás viajeros: dos semielfos y dos enanos. No sabía si eran pareja o simplemente viajaban a Targos como yo, sin ni siquiera conocerse entre ellos.

El viaje había sido bastante movido. Entre las tormentas que azotaban Icewind Dale y las partidas de trasgos que nos atacaban desde la orilla, no habíamos tenido descanso posible. Hoy, por fin, habíamos llegado a la desembocadura del Shaergarne y, con ello, a Maer Dualdon. A lo lejos se divisaba ya Targos, inmersa en una leve niebla que la hacía aparecer y desaparecer de nuestra vista.

Nos encontrábamos tod@s en la cubierta, escuchando las palabras del capitán Flint agradeciéndonos nuestra ayuda, cuando el semiorco y el semielfo empezaron a hablar. Eran como la noche y el día, uno casi no hablaba y el otro hablaba por los codos.

-"Buenas, hijos de la luz. Yo soy Izmael, acólito de la ley, clérigo de Tyr. Es un placer que tengamos un rato para poder conocernos, ya que hemos compartido el viaje en este barco y algunas vivencias. Yo me dirijo a Targos por encargo de mi superior, para llevar unas misivas a mis hermanos que se encuentran allí y ayudar en la contienda que se avecina. Sería un honor unirme a unos aventureros tan valerosos como vosotros, si queréis hacer un grupo. Capitán Flint, a las preguntas del semiorco yo añadiría alguna más, si no le importa respondernos. ¿Por qué dice que Targos no es la misma de antaño? ¿Qué ha sucedido para que opine así? Su consejo de no separarnos, ¿es por los murmullos que ha escuchado y que le hace prevenirnos de lo que allí pueda pasarnos?"

No me gustaba ser tan incisivo en una charla tan coloquial y de despedida, pero si podía obtener más información de este hombre, sin duda se lo preguntaría.

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30/09/2019, 19:33
Snorri Gurmersson

Mientras escucho las palabras del capitán y de los demás viajeros, una leve sonrisa cruza mi rostro.
El puerto se haya ante nosotros. Volveré a pisar tierra firme de nuevo.
Atrás quedan las tormentas y el eterno vaivén del barco. Quizás los enanos no estemos hechos para navegar, pues nuestros dioses han querido que naciéramos en las entrañas de la tierra.
Los continuos ataques de los trasgos han sido una dificultad añadida a nuestra travesía, hostigándonos y haciendo que las costas no fuesen seguras. Ojalá hubiese podido ponerles las manos encima, así sabrían que es mejor no molestar a quién no deben.
Observo de nuevo al variopinto grupo de viajeros y considero que pueden ser de fiar.
Carraspeo para llamar su atención, antes de dirigirme a ellos.
- Mi nombre es Snorri, Snorri Gurmersson.
>> Mi clan me envía para estimar como de peligrosa es esta ruta y la ciudad a la que nos dirigimos. Somos comerciantes.
>> Siguiendo los consejos del capitán y en vista de que nos adentramos en terreno hostil, compartir nuestro camino puede ser crucial para conservar nuestra salud.

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01/10/2019, 00:42
Isadora Darkbeard

Aunque medio dormida aún, el vozarrón del enano la volvió a conectar:

-¿Ya hemos llegado? ¡Con lo que me cuesta a mí coger el sueño! -exclamó lo suficientemente fuerte como para hacerse notar. -Isadora, del clan Darkbeard, para servirles. Vengo de la Torre de Noyvern con el objetivo de aprender más sobre la magia del hielo que estas lejanas tierras esconden

Calló para escuchar lo último que dio Snorri.

-¿Peligroso dices? ¿Peor que una mina abandonada infestada de trasgos? No lo creo... Aunque por si acaso yo también soy del parecer que la unión hace la fuerza.

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01/10/2019, 14:40
Lyanna Deleron

La travesía rumbo a Targos no había sido precisamente tranquila, pero por fortuna habíamos logrado superar cada uno de los obstáculos que se nos presentaron arrimando todos el hombro para ello.

Además de la tripulación de la Pícara Mozuela, otros aventureros viajaban en aquella nave. Todos íbamos rumbo al mismo lugar, pero seguramente nuestras razones para ello distaban mucho entre sí. Me encontraba entre desconocidos, pero aun así, me sentía tranquila. Casi cómoda. El grupo era tan variopinto que pasaba completamente desapercibida y no me sentía como un bicho raro.

Me encontraba sentada en un rincón de cubierta, con mi espalda apoyada y una pierna flexionada que sujetaba con mis manos. Mantenía un gesto que podría ser calificado de contemplativo, pero realmente no observaba lo que acontecía en aquel lugar, sino que mi mente viajaba hacia lo que nos encontraríamos. Mi escudo de acero reposaba a mi lado, también apoyado, mientras que mis espada bastarda y mi espada corta permanecían tras nosotros, resguardadas por mi propio cuerpo.

Volví a aquel lugar cuando el capitán comenzó a dirigirse a los presentes, anunciando que pronto llegaríamos a tierra y mostrándonos su agradecimiento. Hice un gesto de negativa con mi mano, pues no consideraba que aquella tripulación me debiera nada, y comencé a ponerme en pie; dispuesta a seguir escuchando a aquel hombre.

Al darme cuenta de cómo la mirada del capitán se perdía en el horizonte, miré en aquella dirección, quedándome embelesada unos instantes ante la belleza de aquel lago que comenzaba a dejarse ver.

¿Es ese el Maer Dualdon? Tiene que serlo...

El capitán no tardó en hablarnos de Targos con cierto aire nostálgico, terminando por lamentarse de lo que había sucedido con aquellas tierras. Fue entonces cuando nos dio un consejo que me sorprendió, haciendo que mis ojos volaran de uno a otro de los aventureros allí presentes.

El semiorco, el cual no me había parecido un ser tan temible como el que aparentaba, al haberle visto colaborar igual que todos en que el navío continuara su ruta; no tardó mucho en pronunciarse. Sin embargo, se limitó a preguntar sobre Targos. Casi al mismo tiempo escuché al semielfo mostrar su sorpresa sobre la idea de permanecer juntos. Curiosamente, este me generaba más inquietud que el semiorco.

El semielfo continuó hablando, pareciendo en un primer momento que no veía factible el que formáramos un grupo, pero nada más lejos de la realidad. De manera desenfadada, expuso su parecer y comenzó a presentarse, abriéndose mis ojos como platos ante el giro que dio aquella presentación.

¿Cómo que sobretodo yo?

Me sentí confusa un instante, hasta que finalmente sonreí de forma tenue.

- Una chanza muy ingeniosa. - reconocí en tono amable.

Armodil continuó hablando, compartiendo con nosotros parte de sus orígenes y los motivos que le llevaban a Targos. Asentí ante su pregunta sobre el dinero, la cual formuló antes de mostrar su disposición de permanecer todos juntos como había sugerido el capitán. Quizás hubiera sido el momento de presentarme yo también, pero parte de lo que había dicho hizo que mi mente se alejara nuevamente de allí, pues me había hecho pensar en mis propios orígenes.

El humano terminó tomando la palabra, presentándose y mostrándose complacido porque pudiéramos tomarnos unos momentos para conocernos. Izmael también compartió sus motivos para encontrarse rumbo a Targos y su disposición de agruparnos, tras lo que decidió añadir algunas preguntas más a las ya formuladas por el semiorco.

El enano fue el siguiente en aquella ronda de presentaciones, mostrándose también a favor de unirnos tras hablarnos de sus razones para estar allí. Tras Snorry se pronunció la enana, que se presentaría como Isadora. Sus maneras me sacaron una sonrisa, habiéndose mostrado como una mujer espontánea y recia. Ella también parecía de acuerdo en agruparnos.

Finalmente, llegó mi turno.

- Mi nombre es Lyanna... Deleron. - por un segundo dudé de si compartir mi apellido, ese bajo el que había vivido sin corresponderme, pero finalmente lo hice. - He sido entrenada para combatir, manejo principalmente la espada bastarda, nada de magia... - quise concretar, pues varios de los presentes parecían manejar aquellas artes. - El unir nuestras fuerzas parece una buena opción. Si me aceptáis, estaría encantada de formar parte de este improvisado grupo.

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02/10/2019, 00:41
Capitán Flint

El capitán contestó primero al semiorco. -Aye, amigo. Nací y crecí allí.- Se mesó la barbilla unos momentos. -Si lo que buscáis es un lugar donde reponeros con un par de cervezas luego del viaje, podéis ir a la taberna El Perro Salado, está en el puerto. Para un lugar donde dormir tendréis que llegar a la ciudad; está a unos 15 o 20 minutos cruzando el muelle, hay que subir unas escalinatas de piedra en los riscos. La Viuda Sollozante está justo al terminar de subir, no hay forma de perderse.- Se encogió de hombros. -Por el resto no encontraréis mucho más en el muelle, ¡seguramente la llegada de las barcazas estos días es lo más emocionantes que ha ocurrido en años!- Terminó de nuevo con una carcajada.

Luego se dirigió al hombre del clero, asintiendo brevemente. -Son más que rumores, amigo. El ataque que tuvimos en las riberas es prueba de ello. En todos mis años cruzando este río había tenido problemas así. Lord Ulbrek no habría hecho un llamado así de no ser porque el peligro es realmente inminente. Sólo queda saber cuando empezará...-

Con un leve gesto de la cabeza, el capitán dejó que los aventureros arreglaran sus cosas. De un lado y otro la tripulación se preparaba para el desembarco, bajando las velas y preparando el ancla. La visión del paisaje era de completa armonía helada, el lago se extendía hasta donde podía verse como la superficie de un espejo sobre el que se reflejaban los escarpados acantilados cubiertos de hielo y nieve. Aquellos con ropas poco apropiadas para el frío comenzarían a ser más conscientes del viento helado colándose por sus prendas, dando un color sonrosado a sus mejillas y haciéndoles castañear los dientes. La Pícara Mozuela avanzaba en silencio, único objeto que rompía con la calma de plata del Maer Dualdon.

El puerto podía verse cada vez más cerca, hasta que por fin la barcaza tocó el muelle. En un primer momento resultaba extraño notar la falta de movimiento en los muelles, no había marinos a la vista preparándose para embarcar o realizando actividades más comunes como en los otros puertos que los sureños habían visto anteriormente. Mientras se colocaban las tablas para desembarcar, los aventureros podrían casi escuchar el sonido de la civilización... ¿O era eso lo que realmente oían?

De pronto un grito les llegó desde el frente, seguidos de otros más, acompañados de sonidos que les resultaron terriblemente familiares. Eran los mismos sonidos que escucharan el día en que fueron atacados...

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02/10/2019, 12:44
Ronud

-¿El Perro Salado? -Al semiorco le divirtió el nombre-. Suena a sumidero de piratas... -Aunque Ronud estaba acostumbrado a frecuentar locales de la peor calaña, por lo que dudaba que el ambiente de aquella taberna fuera muy distinto del que había visto en otros locales a los que había acudido a lo largo de su vida-. Gracias por la información, capitán. Intentaremos sacarle provecho. Si hay algo que podamos hacer por usted, no dude que decirlo.

El semiorco gruñó al percibir lo vacío que se encontraba el muelle. No se divisaba ni una sola alma y le resultaba extraño no divisar a ningún marinero ni escuchar el vocerío de un grupo de estos desembarcando o embarcando a lo largo de los muelles. Era raro, incluso inquietante para el Ronud ese silencio.

Al escuchar el grito, el piel-verde agarró con su mano derecha su hacha de batalla y se apresuró a descolgar de su espalda el escudo de madera que portaba. Estaba preparado para combatir, y dirigió una rápida mirada a sus compañeros para que tomaran las armas cuanto antes.

-Trasgos... -murmuró, ceñudo-. Avancemos con cuidado. No están muy lejos.

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02/10/2019, 13:27
Amordil

Una amplia sonrisa se adueñó de mi rostro al comprobar que todos los presentes estaban de acuerdo en hacer piña y formar un grupo. En grupo se vivía mejor, sin duda alguna, aunque en mi experiencia cuando las cosas se complicaban todos terminaban corriendo en una dirección distinta y "sálvese quien pueda". Tal vez aquella gente estuviera hecha de una pasta distinta a la gente con la que estaba acostumbrado a colaborar, pero no pondría la mano en el fuego por ello. En cualquier caso, había menos probabilidades de que alguien buscase problemas con uno de nosotros, es decir conmigo, si íbamos todos juntos.

No tenía muy claro cómo era que los problemas me perseguían allá a donde iba, pero había que poner las medidas que fuera posible.

Además a la semielfa le había hecho gracia el juego de palabras con mi nombre. ¿Significaba eso que tenía posibilidades? Nunca estaba de más explorar esas opciones...

Analizar a los miembros del grupo me permitió sentir cierta sorpresa al descubrir que había una estudiosa de la magia entre nosotros. Aquella enana podía fácilmente convertirse en mi mejor amiga... Aunque, bien mirado, eran los guerreros quienes más merecerían seguramente aquel título. Sobre todo el clérigo, ya que en mi experiencia no era infalible esquivando las armas ajenas, y siempre venía bien alguien capaz de cerrar las heridas. Claro que me sentiría más seguro detrás del escudo metálico de la guerrera. De hecho, me sentiría más seguro y más a gusto en general, detrás de la semielfa.

En cualquier caso, en cuanto el capitán nos recomendó algún lugar a donde acudir en la ciudad, las cosas se descontrolaron. Tal como había dicho el señor Flint, las cosas por allí no pintaban bien, y peor se ponía la cosa cuando se escucharon gritos en la lejanía. Algunos de ellos me recordaron a nuestros encuentros durante la ruta, algo que no presagiaba nada bueno, aunque siempre era mejor que el peligro fueran algunos trasgos a que fuera otra cosa más grande.

Em... sí, sí, avancemos... -Concordé rápidamente con el semiorco, señalando la ruta mientras daba un paso atrás- Quizás sería mejor que los que lleváis armas grandes y armaduras resistentes fuerais por delante, por hacer una sugerencia. -Anoté, haciendo una reverencia con la que cedía el paso a los aguerridos combatientes- ¡Tranquilos, yo os cubro la retaguardia! Y en esta ocasión no es una chanza... -Expuse guiñando un ojo a Lyanna.

Joder que si lo era...

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02/10/2019, 15:04
Snorri Gurmersson

Con una leve inclinación de cabeza me despido del capitán. La información que nos ha dado es suficiente para empezar nuestras andanzas por esta tierra gélida.

Antes de abandonar el barco miro con atención el puerto, pues su escasa actividad es una muestra de que las cosas no funcionaban como deberían. He de decir que esperaba tomar tierra rodeado de buena gente atareada con sus quehaceres diarios y con el aire lleno de viejas canciones de marinos y pescadores. Se puede aprender mucho de un pueblo por sus canciones populares.

Los gritos y los sonidos de lucha me son tan familiares como el aire que respiro. Desciendo, preparo mis armas y me sitúo a un par de pasos a la izquierda del semiorco. Levanto la mirada hasta sus torso superdesarrollado y sus ojos, antes de mirar al frente para ver el origen del problema que se nos acerca.

- Ronud ¿verdad? No dudo de tu capacidad, pero veremos quien parte más cabezas - digo mientras mi rostro se ilumina con una sonrisa.

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02/10/2019, 19:54
Isadora Darkbeard

La enana se juntó con Snorri y sonrió.

-Supongo que tu también disfrutas limpiando este mundo de trasgos, ¿no? Abre camino, que yo te protejo con mi magia -le preguntó al tiempo que las pupilas de sus ojos se tornaban blanquecinas.

Con un rápido movimiento de manos comenzó a brotar energía de la nada. Con su mano izquierda dibujaba círculos frente a su antebrazo derecho.

-¡Búa til skjold!* -exclamó en el momento en que un escudo verdoso se formó delante suya. Se puso al lado izquierdo del hirsuto compañero y sonrió.

Notas de juego

Enano islandés jejeje

+4 a mi CA

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03/10/2019, 13:24
Lyanna Deleron

El capitán respondió con muy buen humor a las preguntas del semiorco. Tomé nota mental de los lugares mencionados antes de que el hombre prosiguiera con sus explicaciones, ofreciendo una información nada halagüeña. El ataque que habíamos sufrido no sólo era del todo inusual, sino al parecer una muestra de que el peligro era inminente.

Me mordí el labio inferior en un gesto nervioso y me agaché rauda en busca de mis armas, volviendo a dejarlas pronto aferradas a mi cuerpo. Tomé también mi escudo y fui en busca de mi mochila, cargando ambos a mi espalda, y dándome cuenta al regresar de que la brisa marina se tornaba cada vez más en un viento helado.

Al llegar al muelle la ausencia de ruido me resultó extraña, aunque no le di mucha importancia. Me quedé rezagada mientras se colocaban las tablas para el desembarco, dispuesta a salir tras mis nuevos compañeros. Fue entonces cuando escuché un murmullo que denotaba que había movimiento cerca, pero no podía determinar si se trataba del sonido propio de un lugar habitado o de otra cosa.

Pronto obtuve respuesta. Había escuchado aquello antes, esos gritos era una declaración de guerra. Descendí del barco a paso ligero, mientras escuchaba al semiorco decir que avanzáramos con cuidado, pues lo que parecían ser trasgos no debían estar lejos. No tardé en abrirme paso hasta la parte delantera del grupo, coincidiendo aquel momento con la sugerencia que hacía Armodil tras concordar con el semiorco, reverencia incluida.

No dije nada, dedicándome a armarme con mi espada bastarda, esa a la que aún debía ponerle un nombre, y tomando mi escudo. Mi labios se mantenían apretados y mi corazón anticipaba ya la batalla. Giré mi rostro brevemente hacia Amordil cuando continuó hablando, haciendo una declaración de intenciones que afirmaba no ser ninguna broma, terminando por guiñarme un ojo. La tensión de mi rostro se tiñó ligeramente de preocupación.

- Mejor, porque esto no es ningún juego. - le dije al semielfo, volviendo mi rostro pronto hacia el frente.

En seguida me di cuenta de que debía ser una de las que más en serio se tomaban todo aquello, pues escuché a Snorri plantear una especie de reto a quien llamó Ronud, para acto seguido posicionarse Isadora a su lado; hablando de lo que disfrutaba de matar trasgos.

Ante las extrañas palabras pronunciadas por la enana, mis ojos se desviaron un instante hacia ella, viendo aparecer aquel escudo verdoso. La magia era algo fascinante. Me pregunté en seguida cuánto poder atesoraría la pequeña mujer para demostrar tal decisión, y es que los magos que había conocido acostumbraban a no ocupar la primera línea de fuego.

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05/10/2019, 03:25
Izmael

Después de la charla con Flint y sus consejos, recogí mis escasas pertenencias y me preparé para el desembarco. Me había enrolado en esta misión solo y ahora desembarcaría con un nutrido y variopinto grupo. Al llegar al puerto se hizo presente que algo no iba bien. Un silencio sepulcral flotaba sobre el muelle y no se veía a nadie por los alrededores. El barco atracó y se dispuso unas tablas para poder bajar de él. En ese momento todos los presentes lo escuchamos: ¡gritos de trasgos! Todos nos preparamos para actuar, sabiendo más o menos qué sitio nos correspondía dentro de la formación. Yo me coloqué detrás de los aguerridos guerreros. Defendería los laterales y la retaguardia, sabía luchar; además de ayudar con mis conjuros.

-"Parece que hemos llegado tarde, el ataque ya ha empezado y parece que han logrado invadir la ciudad. ¡Capitán! Por su salud y bienestar, deberían fondear en el lago, no en los muelles. Si logran rebasarnos se os echarán encima. Suerte."

Fijo la mirada en el muelle tratando de avistar a esas odiosas criaturas sirviéndome del ruido que hacen. Coloco una saeta en mi ballesta y la tengo preparada para dispararla en cualquier momento.

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05/10/2019, 13:14
Isadora Darkbeard

Al ver que nadie avanzaba, Isadora se mosqueó.

-¿Es que nadie va a ayudar a los pobres habitantes? ¿Acaso debo abrir yo la brecha con mi escudo mágico? ¡Vamos, sarta de haraganes, cada instante perdido es una vida acabada! -dijo mientras bajaba por los tablones colocándose en la vanguardia siempre agachada tras su escudo.

Por su parte, Hårga, un cuervo que tenía como familiar, sobrevolaba el barco.

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05/10/2019, 15:17
Narradora

Los aventureros bajaron del barco rápidamente. Desde allí, la perspectiva que se asomaba ante sus ojos era desalentadora: aún cuando estaban lejos de las casas, podían ver columnas de humo negro subir de varias de ellas. El clérigo oteó con la vista buscando a los culpables,  pero los tablones del muelle estaban vacíos. Sin embargo pudo ver que había movimiento justo donde terminaba el muelle y se abría la calle principal.

Tomaron rumbo en esa dirección, tan rápido como podían. Los barcos y los tablones de madera quedaron atrás, y pronto tuvieron ante sus ojos una escena de horror. En el momento que llegaban, la javalina de un trasgo atravesaba la garganta de un soldado, quién emitió un gorgojeo, llevando un segundo sus manos al cuello, y cayó laxo al suelo, la sangre brotando de la herida creando un pequeño charco carmesí. Otros dos trasgos intentaban golpear a un segundo soldado, quien se defendía como podía con su lanza, pero cada golpe de las pequeñas criaturas verdes parecía más difícil de detener.

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05/10/2019, 15:29
Trasgo

El primer trasgo arrancó la javalina del cuello del soldado muerto con un claqueo inetendible, parecido a risas. Se detuvo un momento, y se giró a mirar en la dirección de los aventureros recién llegados.

 

-Dhaan ghaar!- Gritó a sus compañeros quienes desviaron un momento su atención del otro soldado, y repitieron los siseos y claqueos de su raza.

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Notas de juego

Tirada de iniciativa.

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05/10/2019, 20:54
Snorri Gurmersson
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05/10/2019, 21:01
Amordil

Una socarrona sonrisa afloró a mis labios ante la seca respuesta de la guerrera semielfa. Parecía preocupada, demasiado a mi parecer, quizás poco acostumbrada a meterse en líos. Claro que, en mi caso, la costumbre consistía en huir de los peligros, no dirigirme hacia ellos. Eso era lo que había hecho desde que tenía uso de razón, pero había sido antes de descubrir el potencial mágico que corría por mis venas, y que pensaba aprovechar y exprimir al máximo. 

Me situé detrás de la rubia, sin poder evitar echarle un poco disimulado, aunque breve, vistazo de arriba a abajo. Buenas curvas, pensé, aunque no era momento para ese tipo de cuestiones. En realidad, lo que sentí es que me quedaba relativamente sólo en la retaguardia del improvisado grupo. ¿Qué hacía la maga enana en primera línea de batalla? Me quedé ojiplático al verla posicionarse junto a los combatientes, aunque la sonrisa regresó a mi expresión cuando comprobé que el clérigo se situaba a mi lado en la parte de atrás, ballesta en mano. 

Pero los problemas acudían a nuestro encuentro, y los estragos de lo que parecía estar siendo una carnicería más que un asalto aparecieron ante nosotros. En un abrir y cerrar de ojos, varios trasgos nos salieron al paso, percatándose de nuestra presencia. Miré sobre mi hombro un instante, cruzando por mi cabeza la idea de salir corriendo si las cosas se ponían feas. Sin embargo, me recordé que ya no era un desvalido sinvergüenza sin más oficio que ratonear cuatro migajas y huir con ellas. Era descendiente de los grandes dragones, o eso le decía a todos... ¿Y acaso no podía ser verdad? Sí, era un orgulloso descendiente de los grandes dragones, el poder corría por mis venas. Unos pocos trasgos no eran nada para mí. 

O eso esperaba, al menos.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Jajaja, empiezo bien...

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06/10/2019, 01:26
Isadora Darkbeard
- Tiradas (1)