Partida Rol por web

In Hoc Signo Vinces

El regalo de Centla

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16/03/2008, 01:46
Director

El ballestero intenta esquivar la lanza indígena, que sin embargo impacta sobre su pecho. No obstante, la cota de malla y el coleto que lleva debajo le guardan del impacto, y la hoja de obsidiana resbala, tras el golpe, inofensiva hasta el suelo.

No es tan fiero el lobo como lo pintan.

- Tiradas (2)
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16/03/2008, 03:27
Francisca Díaz de la Vega

Las horas pasan y Bernal ha comenzado a evidenciar signos de mejoría. Francisca ya respira más aliviada y a Dios da gracias que la herida no necesitara de algún otro tipo de intervención. De haberse tratado de una que requiriera cirujía otro gallo estaría cantando.

Mira a Garcilaso. El muchacho se ha quedado dormido sentado en una silla. Se le acerca y lo tapa con una manta. Piensa en despertarlo y decirle que se acomode en una hamaca, pero le da no se qué hacerlo. El pobre ha permanecido muchas horas en vela sumado al cansancio mismo de haber participado en batalla.

Regresa luego junto a la hamaca de don Bernal y ocupa la silla que tiene situada junto a ella. Encendió una vela para conseguir iluminar un poco más el lugar. Si los rayos del sol no iluminaban lo suficiente cuando estaban en todo lo alto, menos conseguían hacerlo minutos antes del ocaso.

Notas de juego

Espero no estar pasándome. Estoy intentando narrar y no arrancarme con los tarros sola, incluyendo a Garcilaso en lo que escribo y procurando interactuar.
Creo que decir que éste se ha quedado dormido y tener cierto grado de actitud maternal con él no es algo que vaya en desmedro del personaje o coarte el actuar de la persona que maneja al personaje.
Si no le molesta al jugador que lleva a Garcilaso seguiré con la misma línea, de lo contrario modifico mis mensajes y hablo de una tercera persona.

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16/03/2008, 13:26
Manuel Rodriguez

Cala su lanza con fuerza para clavarsela al primer indio que se atreva a caer sobre ellos agarra con fuerza esta mientras los rodeleros hacen su trabajo e momento todo esta saliendo bien esperemos que todo siga asi

!VAMOS!, QUE VENGAN QUE ESOS HIDEPUTAS NO PASAN!

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16/03/2008, 14:18
Francisca Díaz de la Vega

Prefirió quedarse y dormir en la choza contigua, así en caso que Bernal sufriera una recaída iba a poder darle atención inmediata. Si el hombre conseguía pasar esa noche sin sobresaltos y no regresaba la fiebre, Francisca ya iba a poder decir con certeza que mejoraba.

Despertó temprano y tras asearse y comer algo fue a visitar al enfermo. Retiró el vendaje y examinó la herida. Decidió dejarla un poco al aire para ayudar en el proceso de cicatrización.

Los recientes sucesos le dieron bastante que pensar y comprendió que no podía ni debía demorarse más. Aprovechando que Bernal dormía profundamente, fue hasta el lugar donde estaban sus cosas y buscó entre ellas el libro de cirugía que le regalara su mentor.

Regresó pues a la choza, todo seguía igualmente calmo. Se acercó a Bernal e inspeccionó su herida. Sonrió complacida. Preparó más de la misma mezcla hecha a base de hierbas que había usado el día anterior y la aplicó sobre la cada vez mejorada herida. Volvió a vendarle el brazo y se fue a sentar en un tronco a la entrada de la choza. Allí comenzó su lectura. Serian muchas las horas que habría de dedicarle pero sabía que no serían en vano.

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16/03/2008, 22:06
Garcilaso Martín

Martín procura atender a Bernal en la choza y asi poder avisar a Francisca en caso de cualquier problema. Parece una mujer encantadora, es una suerte poder tener a alguien que sea como una madre en un sitio como este. Mientras limpia el rostro del muchacho, la dice:

-¿Como es que una dama como vuesa merced ha venido a parar a este lugar?

Durante la noche, a Garcilaso le costaba conciliar el sueño... el pobre muchacho al que había capturado no tendría mucho mas que su edad. A veces pesaba que si no hubiera sido mejor rebanarle el pescuezo, puesto que ni el sabía el destino que le esperaban a los prisioneros.

Al amanecer, tras dejar a Bernal a buen recaudo junto a Francisca se acercó a donde estaba el joven indio. Garcilaso le trae un recipiente con agua fresca y algo de comer. El indio no habla castellano, pero Garcilaso come un poco delante de el para que vea que la comida esta bien y no desconfíé.
- Mi nombre es Garcilaso - Dice señalandose a si mismo. - Garcilaso . ¿Tú como te llamas?.- Dice señalandole a el.

Notas de juego

No pasa nada, por mi encantado... ademas es del todo logico que mi personaje se haya quedado baldado despues de la batalla y todo eso, que aun es un zagal jejeje.
He "abierto" dos escenas en tiempos distintos, pero bueno...

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16/03/2008, 22:38
Martín Mínguez de Villadiego
Sólo para el director

El indígena cayó de espaldas farfullando cosas en una lengua desconocida... Parecía visiblemente asustado, aterrorizado. Sonreí para mis adentros, pues un guerrero que se precie debe dominar su miedo al enemigo. Sonreí, entre sádico y divertido.

-"No es nada personal, amigo... Pero la guerra es así"

Balanceé mi lanza de caballería, sopesándola y, en un rápido movimiento, la proyecté con fuerza hacia adelante buscando el pecho de mi enemigo. No podía permitir que diera la alarma.

- Tiradas (3)
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16/03/2008, 22:47
Fernán-Nuñez "El Cartagenero"

Yo, que estaba atrás del cuadro, me hice paso entre los demás soldados rapidamente hasta llegar a la primera linea, balanceé mi montate de un lado a otro y grité:

¡Santiago, cierra España!

Se acercó un indio a mí, y le ataqué con mi montate mas el interpuso torpemente su macana en la trayectoria de mi hierro y salió disparada.

"Se va a enterar este"

- Tiradas (3)
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16/03/2008, 23:04
Director

Una flecha cae del cielo, y se estrella muy muy cerca de tus péndolas. Pero, gracias a Dios, resbala sobre las escarcelas, y cae al suelo, inofensiva.

- Tiradas (1)
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16/03/2008, 23:16
Director

Con un trote corto y elegante, el jinete avanza, clavando su lanza en la pantorilla del indio. A pesar de que esta le entra y le sale limpiamente, llevándose de paso la mitad de sus criadillas, el indio parece que aguanta el dolor.

Sin embargo, presa del pánico, cuando el español desclava la moharra, sale corriendo, mal que bien, intentando perderse entre el maizal, y arrojando sus armas al suelo.

- Tiradas (5)
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16/03/2008, 23:34
Martín Mínguez de Villadiego
Sólo para el director

Maldije para mis adentros por mi inmunda torpeza. Ese miedoso descreído se movió en el último momento haciendo que mi lanzada sólo le atravesara la pierna. Maldita sea... No te me vas a escapar, perro...

Hinqué espuelas a Satanás y, apretando los dientes, me proyecté hacia adelante, recuperando el control de la lanza. Ahora no se me escaparía... Recogí mi brazo y volví a proyectar la lanza en cuanto noté al indígena a mi alcance.

-"¡¡¡MUEREEEEEEEEE!!!"

- Tiradas (3)
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16/03/2008, 23:45
Director

Ahora si. Tras un largo galope, apartando el maiz a tu paso, Satanás salta varias acequias con prodigiosa habilidad. El indio, que consigue salir del maizal, es alcanzado en última instancia por tu lanza, que le entra por los pechos, dándole muerte.

Sin embargo, al alzar la vista, te das cuenta que has llegado a un gran llano, donde una masa ingente de indios, formados en cuadrados parecidos a un escuadrón, está combatiendo con los españoles, que son comparativamente muchísimos menos, y que son unas figuras lejanas (como a 500 metros, más o menos) que vomitan arcabucazos y disparos de cañón. El ruido es ensorcedor.

Luego, te das cuenta de que los indios que están cerca de ti, te miran, incrédulos y espantados.

- Tiradas (2)

Notas de juego

No escribas nada hasta que cuelgue el próximo turno para todos.

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16/03/2008, 23:51
Armando Manzanero

La culebrina de buen bronce alemán cantó, tras arrimarle el botafuego, y el bolaño describió una trayectoria perfecta, formando un arco, y rebotando en el suelo. Era una maniobra común entre los artilleros, pero bastante dificultosa por los cálculos y la poca precisión. Sin embargo, los indios eran tantos que no acertar era imposible.

El artillero sonrió, congraciándose con el capitán general, que estaba a su lado vestido con su rica armadura milanesa.

-Espero que el saludo plazca a vuecencia -le dijo.

Luego, se giró a sus ayudantes, viendo como caía encima de ellos una espesa nube de dardos y flechas.

-¡A cubierto!

Un venablo indio cayó junto a su bota, y luego miró, con una media sonrisa, a los que se habían escondido debajo del cañón y detrás de la cureña.

-Ahora, caballeros, carguemos esta preciosidad con un poco de metralla, y démosles plomo, a boca de jarro.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Llevaré este personaje en tanto el jugador reaparezca de nuevo, lo que espero que sea pronto.

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17/03/2008, 15:11
Carlos Cabal

Separándose de la central capitanía y tras haber cumplido las órdenes dadas, el sargento Cabal se abre paso entre los hombres para formar gustoso en primera línea. Tras las iniciarles descargas enemigas de dardos y flechas que cruzan los cielos se suceden las salvas amigas y el estruendo de nuestros fieles cañones. Los enemigos son barridos en cuantía antes del choque reservado a los infantes.

Pero como n o podría ser de otra forma, somos los rodeleros y piqueros los llamados a afianzar pies en tierra para no ser aplastados bajo el empuje maya. Ellos no han dejado de superarnos en número desde el primer día, nosotros no hemos dejado de compensar la ausencia de efectivos con el excedente de cojones. Parece que la batalla está más que equilibrada.

Son estos enemigos fieros salvajes prestos para el combate. Hombres entregados, de fe errónea pero ciega. Su sacrificio se muestra con cada carga, pareciendo las oleadas humanas más un torrente crecido de aguas turbias que se viene sobre la infantería patria. Y es nuestra labor, la de los buenos hidalgos, ser semejantes a rocas que rompen el cauce descontrolado para contenerlas y sosegarlas en nombre de su Alteza Imperial siempre victoriosa.

La lluvia de proyectiles se sucede sobre nuestros hombres con mayor o menor acierto resultando poco fructífera por la cobertura de aceros y rodelas que tan bien nos sirven. El mismo sargento ve como alguna que otra flecha llega a impactar contra sus metales sin causar daño alguno. Ahora viene el momento de golpear de cerca, el momento que todo hijo de buena madre aguarda con nervio impaciente.

-¡Aguanten señores! ¡Demuestren sus redaños y pronto hasta el Emperador habrá de oír acerca de nuestras hazañas! ¡Por Dios! ¡Por España! ¡Por el Emperador! ¡Por Cortés!-

Carlos afianza la rodela junto a sus hombres y cede el primer golpe al rival. Esta es la mínima cortesía que hombre de su honradez puede presentar teniendo presente la respuesta implacable que en breve obtendrán sus enemigos. El indio que le encara no duda en tomarla gustoso y malgasta su golpe contra el escudo. La gracia devuelta no tarda mucho en llegar, alzando alta su toledana que parece clamar al cielo un tajo desciendo sobre el maya que entre un último soplo de vida parece despedirse de la batalla.

- Tiradas (4)
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17/03/2008, 15:15
Juan Miguel de Quart

La flecha vuela rauda y veloz hasta su objetivo.
-Dale recuerdos a tu dios hereje.

- Tiradas (3)
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17/03/2008, 15:38
Director

Los combates individuales arrecian. Carlos consigue descargar un tajo sobre la cabeza del maya, que no puede pararlo con su macana, y sin embargo aguanta el mareo y sigue en el combate.

Juan Miguel, por su parte, acierta un virotazo en el pecho del jefe indígena, que aguanta el golpe, aunque echándose para atrás y perdiendo el ballestero el blanco.

El cartagenero, tras apartar el arma de su rival, se apresta a darle muerte. Mientras, Manuel Rodríguez desvía una lanzada con su rodela, y propia otra al indio en toda la cara, que le entra por el ojo y da con él en el suelo.

- Tiradas (10)
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17/03/2008, 15:48
Hernán Cortés

Una nueva descarga de metralla dejó a la primera línea del enemigo bastante maltrecha. Los hombres se portaban bien en la refriega, y sembraban el campo de muertos. Entonces, vió una solitaria figura salir del maizal, un jinete, y el efecto que ello provocaba.

Se giró al tambor mayor, dándole una órden.

-¡Toque marchar!

La guerra a veces es, y sobretodo, apariencia.

- Tiradas (1)
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17/03/2008, 15:48
Director

Algo inesperado sucede. Lo que presagiaba ser una borrachera de golpes y una encarnizada batalla, se convierte en una desordenada huída. Un jinete sale del maizal, y se ve pequeño en el horizonte. Comienza a alancear indios, escapando de sus ataques como el rejoneador lo hace de los pitones de un toro bravo.

De repente, los indios cercanos comienzan a huir, y el efecto se magnifica cuando, del maizal, surgen otros 13 jinetes apellidando a Santiago y repartiendo la muerte entre las filas de los indios. Parece algo inexplicable, un milagro.

Sin duda, Dios está con vosotros.

Notas de juego

Podéis narrar la muerte de 1D6 indios por vuestra mano.

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17/03/2008, 16:02
Guillén de Loa

El sargento de caballos pasa por delante de Martín, el primero en salir del maizal. Parece excitado, o más bien, sobreexcitado. Persigue a los indios como el perro a las ovejas.

-¡Cargad, en grupos de a dos! -brama- ¡A por esos perros, que huyen!

Acabó la batalla. Comienza la masacre.

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17/03/2008, 16:05
Hernán Cortés

Cortés sonrió. Aquella si era una gran victoria, una victoria digna de figurar en las crónicas para la posteridad. Sin embargo, había que explotar la victoria y empujarles hacia las marismas, para darles muerte. Requirió del joven Jaramillo su caballo, montando.

-¡Alvarado, a la grupa, conmigo! -bramó, embrazando la lanza- Sandoval, Ordaz, avancen. Que huyan hacia Tabasco, para cogerles entre dos fuegos.

Picó espuelas, abriéndose paso hacia la marea de los indios, como el héroe que cabalga en pos de la gloria.

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17/03/2008, 16:09
Pedro de Alvarado

"Cortesillo" los tenían bien puestos, sin duda. Dejó a Escalante al mando de sus soldados, y montó de un salto con agilidad simiesca, agarrando una lanza que le tendieron, ya cuando estaba al trote, y bajándose el visor del yelmo, que se aseguró con el enganche.

-¡Santiago! -bramó, cargando.