Partida Rol por web

In Hoc Signo Vinces

La tierra de los riscos

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27/04/2008, 16:42
Martín Mínguez de Villadiego

El emplumado golpeó el cuello de Satanás abriéndole tremenda brecha que sangraba profusamente. caballo se ¡Maldita sea mi estampaaaaaaa!... Ups.... Conseguí amortiguar la caída lo suficiente como para mantenerme en pie con mis armas en la mano.

-"Voy a vengarte, amigo mío... Saldremos de ésta, te lo juro..."

Los malditos salvajes se me echaban encima. Instintivamente me puse en guardia, pero aún estaba aturdido...

Maldita sea... Me van a dar la del calamar...

Mis músculos recordaron las clases de esgrima recibidas desde niño y, casi instintivamente conseguí detener sendos golpes...

Ahora seréis míos... En cuanto se me aclare la mente...

- Tiradas (4)

Notas de juego

La primera tirada de parada no es válida. Tenia que aplicar una maniobra de esgrima. Gracias, David.

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27/04/2008, 17:01
Director

El jinete cae del caballo, pero con buen pie. Inmediatamente después, soldado y oficial se lanzan contra él con sus espadas de obsidiana. Para el golpe del oficial con la rodela, pero no el del soldado, que corta el cuero del guante y le hace un corte algo serio.

Herido, el jinete pierde velocidad, y deberá comenzar por defenderse en el próximo turno.

- Tiradas (5)

Notas de juego

Pierdes 4 PV en la brazo. Nada serio aún (te quedan 8 PV positivos de vida)

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27/04/2008, 17:15
Martín Mínguez de Villadiego

Noté la sangre corriendo por mi brazo, y goteando a través de las junturas del brazal.

Mierda... Tengo que mandaos al infierno, malditos...

Volvieron a lanzarse sobre mí... Embracé mi rodela al tiempo que me abalanzaba contra ellos.

-"¡SANTIAGOOOOOOOOOOOOOO!"

Lancé mi escudo bloqueando el golpe del soldado indígena notando cómo se quebraban los filos de obsidiana... Lo dejé pasar al tiempo que me cubría con mi fiel espada, expulsando a duras penas la maza afilada del salvaje emplumado y, aún así, noté cómo llegaba a golpearme con algo menos de brío... Aproveché la inercia de la parada para lanzar la hoja hacia adelante. Noté el tacto de la carne.

- Tiradas (5)
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27/04/2008, 17:20
Director

Primera parte del turno:

Mientras Satanás se levanta, los indios atacan a Mínguez. El soldado falla, y su golpe resbala en la rodela del jinete. El golpe del oficial es detenido por una parada con remesón, dejando su arma muy lejos de su cuerpo y, por lo tanto, relativamente indefenso durante el turno siguiente (lleva un escudo).

Segunda parte del turno:

Un segundo ataque del soldado indio falla, milagrosamente, mientras Minguez pulveriza el escudo del oficial, tajando el brazo que hay bajo él, y dejándole malherido.

- Tiradas (5)

Notas de juego

El indio tendrá un -3 al resto de sus acciones con ese brazo. El órden por velocidad en el siguiente turno es:

-Soldado indio
-Mínguez
-Oficial

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27/04/2008, 17:36
Martín Mínguez de Villadiego

El brazo del emplumado sangraba profusamente, pero tuvo arrestos para aferrar su extraña arma y decirle algo a su camarada en su gutural idioma... Volvíó a lanzarse hacia mí, pero sentía ya en olor de la sangre y la muerte...

Eres mío, emplumado...

Noté cómo el arma golpeaba reciamente en mi escudo mientras me lanzaba con la espada por delante hacia el emplumado. Giré la muñeca en un revés y noté cómo el filo rasgaba su impía carne.

Me apresté para volverme y tajar al soldado que estaba a mi izquierda, tras mi rodela, o para cubrirme del emplumado, llegado el caso.

- Tiradas (5)

Notas de juego

Equivoqué la localización de golpe (se me olvidó quitar el modificador). Considera la segunda.

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27/04/2008, 17:41
Director

Primera parte del turno:

Mínguez parada otro torpe ataque del soldado, mientras con su espada corta la mano del oficial, a cercén. Es el propio Satanás quien lo remata, coceándolo en la pierna y quebrándosela con gran dolor.

Segunda parte del turno:

El indio que peleaba con Mínguez huye, asustado por la reacción del caballo. Pero el jinete no tiene mucho tiempo. Varios indios más, que se mantuvieron alejados de la pelea, quieren vengar a su jefe muerto.

- Tiradas (6)
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27/04/2008, 17:54
Martín Mínguez de Villadiego

Mi fiel Satanás...

- "¡Así se hace, muchacho!"

Con un veloz gesto de la mano izquierda arranqué el tocado plumífero del impío mientras con la derecha agarré los arreos de mi buen caballo.

-"Vámonos como alma que lleva Belcebú, chico... Te has ganado unos buenos cuidados"

Satanás arrancó, aunque algo debilitado... De vuelta con los míos... Debía curar mi mano, aunque... Mi buena bestia iba primero.

Por lo menos el corte del cuello había dejado de sangrar... Creo que se recuperará. Embracé mi escudo sin soltar el tocado y empecé a girar mi espada en molinetes mientras picaba espuelas.

- Tiradas (1)
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27/04/2008, 18:02
Director

Varias flechas surcaron el aire, siguiendo la estela del jinete, pero erraron su blanco. La caballería seguía dispersada, matando a los oficiales indios y sembrando entre sus filas el terror. Una segunda descarga de metralla, a quemarropa, disuadió a los otomíes, que se retiraron hacia unos altos y un valle situado a medio día de marcha de allí.

Los españoles plantaron el campamento en el altozano donde se habían desarrollado los primeros episodios de la batalla. La primera guardia en torno a la empalizada la realizarían Cabal y sus hombres. El saldo del combate había sido inquietante. Trescientos totonacas muertos o capturados, ningún español pero si un caballo.

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27/04/2008, 18:30
Martín Mínguez de Villadiego

Oía silbar las saetas en derredor, pero no cejé en mi galope. Mis líneas estaban cada vez más cerca y alcancé a vislumbrar cómo recargaban los cañones con metralla. Instintivamente me agaché sobre mi caballo, pero no era necesario, pues conseguí aravesarlas sin problemas.

Desmonté, tomé a Satanás de las riendas y me dirigí hacia la zona de atención medica. Me dolía la mano, pero mi caballo iba primero.

Doña Francisca y sus auxiliares estaban ocupados curando a los heridos, pero...¿Acaso Satanás no era otro buen soldado?

-"¡Rápido!¡Favor!¡Favor para mi caballo!"

Mi mano goteaba sangre, pero no me importaba.

-"Parece estar mejor, pero el corte es muy feo. Ayuda para mi noble bruto, por favor... Me salvó la vida".

Mis ojos se cruzaron con los de la indígena que traducía y nos guiaba. Le mostré el penacho emplumado y ensangrentado...

-"¿Qué clase de extraño oficial era éste?"

Apreté mi puño, pese al dolor. Mi sangre goteó hasta el suelo. Acaricié el cuello de mi caballo. Le debía una más.

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27/04/2008, 20:11
Kan Boar

El tamane o porteador había terminado su fatigoso día de trabajo y semiesclavitud. La batalla había finalizado, y los porteadores habían retirado los cadáveres de los otomíes muertos y ayudado a edificar foso y empalizada. El día de trabajo fue duro, y el riesgo mucho. Pero los otomíes, por muy salvajes que pudieran parecer, eran gente civilizada. No hay honor en matar o capturar a un porteador.

Se sentó, tras este largo día, junto al fuego, con un buen amigo suyo. A pesar de ser blanco de piel, aquel no era un caxtilteca, sino un hijo de las lejanas islas donde habitaban los enclencles arawak, de las tribus tupíes y guaraníes que vivían en los límites de las antiguas tierras mayas.

-Creo que han llegado emisarios de este país a hablar con el gran jefe de los caxtiltecas. Deberías hablar con ellos mientras esperan a ser recibidos... Quizá puedas sacarles algo.

Mordisqueó un trozo de tortita de maíz. Estaba hambriento.

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27/04/2008, 20:27
Roberto Salazar

Roberto estaba sentado frente a la hoguera, callado, absorvido completamente en el sonido que hacía el fuego al quemar la madera. Una voz conocida le hizo apartar la mirada, solo un instante, para volver luego al punto de retorno.

-Tal vez si, amigo mio. Pero los asuntos de ellos no me importan demasiado, tú mejor que nadie ya sabes a lo que vienen.

Opinó, se sacó un poco de carne salada de la bolsa de cuero que le colgaba del hombro izquierdo a la cadera derecha, un regalo de una de las tribus, y se la ofreció al indio, al igual que un pellejo con agua. Decidió, al fin, aceptar lo que su amigo le decía, se puso en pie y anduvo hacia los oficiales para intentar sacarles algo de información de forma discreta.

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27/04/2008, 20:43
Cacama Oquitzin

El grupo de tlaxcaltecas que había llegado era claramente distinto a los otomíes de esa misma mañana... aunque a un buen español la diferencia se la trajera al fresco. Eran dos señores, con aspecto de embajadores, y su séquito. Hablaban entre ellos, sin creer que nadie pudiera entenderles.

Traían presentes para Cortés: oro, plumas, jade y alimentos.

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27/04/2008, 20:51
Roberto Salazar

El guia se acercó a los presentes que traían los jefes, miró las cosas, sin tocar, aunque todo era una artimaña, su oido estaba presto a oir lo que ellos decían, y su mente trabajaba deprisa, traduciendose lo que oía como bien pudo.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Tirada: 3d6
Motivo: Náhuatl
Dificultad: 12-
Resultado: 12 (Éxito)

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27/04/2008, 20:57
Cacama Oquitzin

El embajador discutía con su homólogo.

-¿Estás seguro que se les ha muerto un mazatl?
-El tlacattecatl de los otomíes me lo ha confirmado.
-Ahora veremos cuanto valoran a esas bestias.
-Por ahora sabemos que pueden morir... valgan más o menos.

La presencia del criollo les incomoda un poco. Poco después, doña Marina, o más bien, Malinalli, salió a recibirles.

Notas de juego

Mazatl: Venado (caballo)
Tlacattecatl: General

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27/04/2008, 21:01
Doña Marina

La "lengua" de Cortés (a Roberto se le ocurrían atrevidos juegos de palabras con aquel apelativo) salió a recibir a los embajadores. Se trataba de altivos tlaxcaltecas, que seguro que la odiaban por ser mujer y ser méxica. Se agachó, saludándoles a la manera tradicional méxica.

-Mixpantzinco.

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27/04/2008, 21:04
Cacama Oquitzin

La famosa Malinalli les recibió. Una mujer... ¡Que desvergüenza! Se negó a saludarla, y mantuvo la barbilla alta. No debía rebajarse a tratar con un ser inferior.

-Llévanos ante tu señor.

Fueron conducidos hacia el interior de la tienda de Cortés.

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27/04/2008, 21:12
Roberto Salazar

Roberto observó a los jefes y a la mujer, se dio la vuelta cuando su presencia alli ya era evidente y se rascó el mentón, sin duda, lo que había traducido era una buena baza (psicológica) para los invasores, sin embargo, decidió, como era costumbre, no favorecer a nadie, prefería estar ahi, entre dos mundos, donde se sentía comodo.

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27/04/2008, 21:20
Olmedilla

El contador había salido de la nada, como de costumbre. Pero el guía conocía bien sus artes. Era un buen espía, uno de los hombres fieles a Cortés. Realmente, era un tipo bajito y que vestía como lo que era. Se le conocía cierta debilidad por fecundar a las indias.

-¿Curiosidad, maese Salazar? -le preguntó, cruzándose de brazos.

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27/04/2008, 21:23
Roberto Salazar

-No se de que hablais.

Respondió Roberto, tratándo de quitarse al molesto espía de encima, no le hacía nada de gracia tener cerca a alguien de mente tan sagaz. Se apoyó en su palo, mientras miraba a su interlocutor, serio.

-¿no tiene su excelencia cosas que hacer?

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27/04/2008, 21:48
Olmedilla

Tipo listo. Aquella clase de hombres eran peligrosos, si uno no los ponía de su lado. Sonrió ante sus palabras tajantes, trivializando.

-Vamos, maese Salazar, no seais tan duro. Ha sido un día largo y tan solo quería hablar un poco con un hombre de mundo. ¿Acaso es eso pecado?

Le ofreció un poco de tabaco. Al ser medio indio, seguro que le gustaba.