Partida Rol por web

Envy volvía a reaccionar y seguramente tomaría la delantera para acabar también con los demonios. Yo sabía que era un acto inútil, estaba claro que podían acabar con nosotros teletrasportándose contínuamente, y no lo habían hecho. Les faltaba poner un cartel de "Trampa aquí" para que todos fueran corriendo a ver qué sucedía.

Pero mi misión en esos momentos era no dejar sóla a Alese. Su pañuelo sagrado era el que más daño hacía a las criaturas y no parecía que nada pudiera bloquear ese calor tan intenso.

Arco en mano, avanzo lentamente junto a Alese por si los demonios deciden volver. Poco o nada puedo hacer sin mi espada, salvo buscar por todos los medios la manera de conseguir un arma que ocupe su lugar. Mientras tanto, el arco puede serme de utilidad.

A veces es difícil distinguir que es mera  terquedad y que es tenacidad pero mientras los resultados sean los esperados que mas da así que sigo persiguiendo a los demonios  .Continuad corriendo y os seguire hasta el infierno si fuese necesario 

- ¡¡Debemos permanecer unidos!!- le recordó Don Urik a Fisteus que parecía no atender a razones mientras perseguía a los demonios.

Viendo que su compañero parecía no hacer caso a nada ni nadie, se giró y comentó al otro grupo que parecía  más alejado.

- ¡Acudid por el otro lado! ¡Quizás logremos acorralarles!

Fisteus continuó insistiendo en golpear a los demonios, y una vez más logró propinar un puñetazo a una de esas criaturas, sintiendo así el ácido que le quemaba la mano y que le había puesto la piel en carne viva.

Don Urik e Irina decidieron unirse al monje para combatir contra los demonios. Mientras que Envy y los demás rodeaban a Alese para protegerla de cualquier posible ataque que pudiera sufrir.

Los demonios una vez más se teletransportaron para obtener una mejor posición, e inmediatamente después descargaron sus garras contra ellos, el que más sufrió el daño fue Don Urik, que tras recibiar varios cortes pudo sentir como tenía parte de los músculos de su espalda asomándose através de su piel. Había sufrido un daño atroz, y no sobreviría a otro golpe semejante. Fisteus también se había llevado un buen golpe, pero el monje parecía que los dioses siempre le sonreían, pues sus heridas, aunque graves, lo eran menos, pero tampoco podría soportar muchos más golpes como aquellos.

Y entonces, el monje tras recibir todos aquellos golpes sintió como una mano se posaba en su hombro y como lentamente le iba drenando parte de su fuerza, debilitándome enormemente y sintiendo como sus energías se iban escapando de su cuerpo. Cuando se giró para ver quién era, pudo ver a una anciana de aspecto salvaje, cuya piel tenía tonalidades entre verdosas y azuladas.

La aparición de la anciana es una dolorosa sorpresa pero nada que este fuera de lugar y sobre todo en este antro del mal así que toca seguir con nuestra misión sin desfallecer . .Revienta maldito.Digo aguantando el dolor y los escalofríos que me recorren el cuerpo

Al ver que la bruja vuelve a aparecer, Don Urik le mira con ojos rabiosos, llenos de ira. Ignorando el daño que ha sufrido por el último ataque, golpea a diestro y siniestro contra sus enemigos mientras grita:

- ¡¡TE ESCONDÍAS AQUÍ, BRUJA!!, ¡¡PUES MORIRÁS JUNTO CON TUS ENGENDROS!!

¿Bruja? dije, al escuchar las palabras de Don Urik. Algo se retorcía en mi mente, intentando darse forma, pero no lo conseguía. ¿A qué bruja se refería? ¿Sería al otro guardían que esperaban encontrar? Tendría que serlo.

No nos queda otra que ir y acabar con la bruja. Con un poco de suerte, con su muerte los demonios huirán. ¡Vamos! grité mientras salía corriendo

Envy estaba molesta con no estar haciendo nada, y cuando pudo oir lo que decia Quenya, supo que debia actuar. Con una orden casi gutural y simple, envio al animal que habia convocado a atacar. Y este salio corriendo, mientras ella tambien partida, pero no para alejarse mucho.

-No ire lejos, ya vuelvo- Le dijo a Alese, mirandola apenas un segundo. Corriendo casi al borde el muro de piedra hasta llegar a un punto en donde tuviera vision directa del enemigo. Una vez ahi recito unas palabras arcanas, que llamaban a las rocas y piedras a cumplir su voluntad de hacer daño a sus enemigos. Y estas le respondieron cayendo del cielo, en pequeñas rocas, para luego subir, y bajar, y asi en una tormenta de pequeñas rocas lastimar a la bruja.

A pesar de que el toque de la anciana le está dejando gravemente debilitado, Fisteus fue capaz de eliminar a aquel demonio con un último puñetazo. Don Urik también continuó luchando contra uno de aquellos demonios, pero su espada de plata se iba viendo cada vez más mellada, y además sus golpes no eran tan duros como él pensaba.

Irina dio un paso lateral para evitar que la siguieran flanqueando y después logró rozar con su arma al demonio que había herido el caballero del cuervo.

Y entonces Envy, la que parecía haber estado ausente durante todo aquel combate, creó una lluvia de piedras nunca antes vista, y una descarga de pedruscos cayó sobre la bruja y otro de los demonios. El último de ellos no pudo soportarlo y también se desvaneció para no volver a reaparecerse nunca. El glotón que la acompañaba obedecidó sus órdenes y se acercó, junto a Quenya, todo lo que pudieron a la anciana herida.

Uno de los demonios se teletransportó para flanquear a Fisteus, mientras que el otro y la bruja se encargaban de debilitarle todo lo que pudieron. La bruja tocó una vez más al monje y volvió a debilitarlo, podía sentir como sus fuerzas se iban escapando, y sabía que si aquella anciana le volvia a hacer lo mismo, moriría allí mismo, pero el otro demonio que lo atacó por la espalda, le desgarró la espalda y parte de los pulmones y sus costillas, para después arráncarselas a mordiscos. Fisteus había caído inconsciente y gravemente herido, estaba en las últimas y lo más probable es que no sobreviviese. La breve cuenta atrás comenzaba para él.

Los golpes recibidos por Fisteus fueron tales que éste cayo al suelo sin sentido.

- ¡¡Fisteus!!- gritó el caballero del cuervo a su compañero caído. 

Con rabia, siguió golpeando a sus rivales en un intento de acabar pronto con ellos y así poder socorrer a su compañero antes de que tuviese un desenlace fatal.

Imbécil pensé al ver caer a Fisteus. Si hubiese pensado algo más antes de lanzarse a luchar como un energúmeno. ¡Vaya con el que calmaba a la plebe! Pero era hora de actuar y de intentar salvar su huesodo trasero.

Me coloqué en mejor posición, para tener a tiro a la bruja.  Lancé un rayo abrasador directo a su cabeza

Envy se habia casi sorprendido. Su conjuro habia hecho efecto, e incluso habia hecho huir a alguno de los demonios golpeados. No creia que hiciera mucho daño, pero dado que era lo mejor que tenia para ayudar, siguio haciendolo, llamando de nuevo a las pidras para que golpearan a esa mujer desde varias direcciones de nuevo. 

Solo esperaba que los demonios no se dieran cuenta tan rapido de que ella era la que atacaba a su lider. O pasaria de seguro algo parecido a lo que Ashlyn. 

Mientras tanto, ahora tambien el feroz animal que habia llamado desde su bolsa, estaba cerca y se lanzaba agresivamente contra la mujer, intentando dar zarpasos y mordidas.

El monje tenía las horas contadas, si nadie le curaba rápido y pronto moriría desangrado. No había tiempo que perder en que alguien se molestase en acercarse a estabilizarlo, pero para eso alguien debería informar de lo que estaba sucediendo a los que no estaban presentes allí.

Wolkot, Alese, Leo... seguían allí como si nada de aquello fuese con ellos, porque no se dignaron ni tan siquiera en curar a su compañero caído. Ya habían perdido a Ashlyn, por poco había caído Irina, y ahora Fisteus estaba apunto de morir también.

El gran don Urik logró encajar uno de sus golpes a la bruja, haciéndo que un líquido oscuro empezase a derramarse, pero aún así seguía viva y dispuesta a acabar con ellos. Irina dio un rodeo para acercarse a la bruja por detrás y clavarle su espada por la espalda, nada honroso, pero ella no era un caballero y no tenía por qué respetar sus códigos.

Envy no pudo alcanzar ahora a los demonios también porque sus aliados lo estaban rodeando, así que se centró exclusivamente en la bruja y fue así como descargó aquella lluvia de piedras. La bruja se giró para ver quién le estaba haciendo eso, pero al estar rodeada no pudo hacer nada por evitarlo. El glotón tan solo estaba estorbando, porque sus garras parecían incapaces de arañar a nadie.

Finalmente Quenya trató de lanzar un rayo abrasador sobre la bruja, pero éste se perdió entre las profundidades de la cueva.

Con Fisteus fuera de combate, uno de los demonios dio un paso lateral para encargarse ahora del último caballero del cuervo. Uno de ellos cometió el error de morderse así mismo uno de sus brazos, estaba ansioso y eso le hizo torpe, pero el otro literalmente devoró su cuerpo, dejando apenas un rastro de tripas, carne, huesos y piel.

Tras la muerte de Urik, la Orden de los Caballeros del Cuervo finalmente acabó extinguida. Ya nunca más nadie volvió a ver a Hurnn, el cuervo que siempre lo había acompañado...

Con dos de los enemigos abatidos, la bruja tocó a Irina,

Urik... susurré, al ver cómo los demonios habían acabado con su vida, como si de una rama delgada se tratara. Los ojos se me llenaron de lágrimas. Ese hombre me había llegado a importar, y ahora ya no existía. Las palabras del conjuro fueron rápidas y poco precisas, y el rayo volvió a perderse en la cueva.

La vida se me escapa poco a poco pero tampoco siento dolor , no siento nada .La paz que siempre había buscado podía ser la paz de la muerte?.Lo que pasa a mi alrededor ya no me afecta eso queda para los vivos

Alese avanzó un poco, y lanzó su ola de energía curativa, era imposible llegar a los caídos desde tan lejos pero su energía sí los alcanzaría. Quizás fuese suficiente, quizás no...

Wolkot se movió hacia el combate siguiendo de nuevo a la chica.

Vio como caía el último Caballero del Cuervo. Una lástima, echarían de menos su espada seguro. Aunque al fin podría unirse a su dios o a sus personas queridas.

Tras el grito de Quenya tras la muerte de Don Urik, Wolkot y Alese parecieron percatarse de que había problemas detrás de aquel muro. Siguieron los gritos para acercarse al combate y analizar la situación, pero ya era tarde para el monje y el caballero. Ambos habían muerto bajo la trampa que les había tendido la bruja y sus siervos demoníacos.

Irina no podía creerse que había perdido a dos de sus compañeros en el mismo minuto, junto a Ashlyn ya eran tres los cadáveres que había en esa cueva. Con una furia casi berserker se lanzó a clavar su espada contra la bruja que tenía frente a ella, pero a penas llegó a hacerla un pequeño corte. No había encajado la espada tal y como hubiera debido. Debía concentrarse un poco más o acabaría como el resto...

Quenya volvió a hacer exactamente lo mismo que la última vez, lanzar un rayo contra la anciana y terminar churruscando algún lugar de la gruta.

La bruja salió del enfrentamiento contra Irina y el glotón para retirarse de aquel combate y acercarse a su principal objetivo, la niña de la férrea armadura. Sin duda salió hacia ella, y desde luego que sus intenciones no serían nada halagüeñas.

Los demonios se teletransportaron para flanquear a la semidragona, esta vez sería ella la siguiente en caer.

Alese dio un paso atrás, sacó un pergamino y lo leyó en voz alta.