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GRUPO DE BATALLA II

ASALTO 07

Esto estaba demasiado desnivelado, no tenía nada a favor, el enemigo era implacable. Uno a uno veía como mis compañeros caían bajo la fuerza y la destreza que utilizaba al blandir sus armas. El Cabo seguía resistiendo, pero llego el momento de Niña de Oro, quién a duras penas estaba resistiendo los golpes recibidos.

Una vez mas ataque al desgraciado, pero mis fuerzas me fallaron, convirtiéndome en una inútil, una muchacha que parecía que solo jugaba con su daga.

La abominación avanzaba con paso renqueante pero implacable, como una masa amorfa de carne, metal y odio. Keropis plantó los pies tan bien como pudo, sintiendo como sus botas se hundían en el cieno, a la espera de la embestida de el muerto viviente.

—¡Maniobrrra de flanqueo! —rugió el eremita con una voz que desprendía autoridad y confianza— ¡Tú y yo lo dissstrrraemosss parrra que Derrrviche acabe con él!

GRUPO DE BATALLA II

ASALTO 07

El miedo se apoderó de él. Aquellos ojos del ser no muerto que salía de entre la maleza, con su fría hoja causaron pavor en el cuerpo de Piojillo. Se había adelantado, tras acabar con los últimos carcomidos junto a Keropis, para recuperar su lanza, pero entonces se topó de frente con el embrujado. Un escalofrío lo paralizó y aquella cosa habría dado buena cuenta de él si no fuera porque en aquel momento, su compañero campamentero le gritó que retrocediera. Se apartó rápido y se alejó hacía los cuerpos caídos del resto de carcomidos que habían conseguido derribar el resto de sus compañeros campamenteros. Vió una lanza clavada en uno de los cráneos descompuestos y supo que pertenecían a Lomibriz, otro de sus compañeros, que yacía caído y moribundo. Aquella visión nubló los miedos del guerrero k´hlata y trató de arrancar la lanza y poder usarla para volver a la batalla y acabar con los enemigos que, aunque pocos, aún quedaban en pie.

Plumilla se mantuvo a distancia esperando un ataque que no llegó. Sus compañeros estaban en apuros debido al embrujado, pero ella poco podía hacer una vez que había perdido la lanza. Lombriz estaba inconsciente en el suelo por lo que decidió que era más útil ayudando a los caídos que estorbando en las batallas, por lo que se dirigió hacia el k'hlata tan rápido como pudo para cuidarlo aprovechando que no había enemigos próximos.

GRUPO DE BATALLA II

ASALTO 08

Tras recuperar una lanza y pensando que Lombriz había caído, se hizo prometer a si mismo que usaría su lanza para ayudar a acabar con aquellas criaturas del infierno.

Viendo que el embrujado que tenía más cerca estaba rodeado por Lengua Negra y un buen puñado de campamenteros, giró la cabeza un segundo para ver que Derviche y Keropis estaban combatiendo solos contra el otro ser. Sin dudarlo, Piojillo se lanzó en carrera a ayudar a sus dos compañeros. Escuchó los gritos de Keropis, que alentaban a Derviche para flanquear a aquella bestia no muerta.

- ¡Golpéale Derviche, vamos! - Gritó a su compañera, mientras trataba de distraer al enemigo para darle ventaja a la fiera guerrera.

GRUPO DE BATALLA II:

ASALTO 08 Y 09

¡Maldita daga! No estaba surtiendo efecto mis ataques frente aquella criatura tan poderosa. Pero, a pesar de las adversidades que me estaba provocando luchar frente a él, debía y quería quedarme luchando junto al Cabo, veía como, a pesar de los poderoso que demostraba ser el enemigo, Lengua Negra podía hacer frente a él sin problemas, si él podía, yo también quería hacerlo.

GRUPO DE BATALLA II

ASALTO 09

Viendo como Lengua Negra y los demás seguían atacando a aquella aberración, que aguantaba en pie, Piojillo trató de correr, momento en el que tropezó. Al menos, había conseguido una nueva lanza, que pertenecía a Lombriz, que podría usar para ayudar al resto contra el ser que atentaba contra las vidas de sus compañeros campamenteros.

 ASALTO 1O 

La endiablada criatura se movía torpemente, pero la fuerza de sus ataques hacía retemblar todo el cuerpo de Keropis cada vez que su escudo interceptaba uno de los tremendos sablazos. El ermitaño había perdido de vista a Piojillo, de manera que ya sólo estaban Derviche y él para detener la furia del no muerto. ¿Lo lograrían...? Rodeando al enemigo, los dos Campamenteros asediaban sus defensas en un constante baile de acero, pero la oxidada espada del engendro ya había probado la carne de su compañera y tal vez no tardaría en besar la del propio eremita.

Keropis volvió a fintar, distrayendo a su oponente para que este abriera su defensa ante un contraataque de la Jaguar Asesino. Derviche, cubierta de sangre y vísceras —sangre propia y vísceras ajenas—, asestó un terrible mandoble con una de sus cimitarras, pero la abominación se apartó a un lado y el acero de la fanática sólo cortó el aire a escasas pulgadas de su objetivo.

No lo logrrrarrremosss...

Un chapoteo a su derecha hizo levantar la cabeza al Guardián de los Muertos, esperando encontrar a otro de esos engendros acercándose para unirse a la refriega. Pero no era un muerto viviente el que cruzaba el empantanado terreno, cargando en silencio y con el odio pintado en los ojos inyectados en sangre. Odio, ¡nuessstrrro Odio! El Hiena saltó arrancando grandes terrones de barro y ensartó con una furia inusitada la cabeza de la enorme aberración, con tanta fuerza que la atravesó de parte a parte. La testa pareció estallar y parte de los huesos de la mandíbula y de la sien se convirtieron en astillas y polvo. Un segundo después, la criatura se desplomó y empezó a hundirse en el lodo.

—¡Bien hecho, sssoldado! —rugió el ermitaño, con la voz enardecida por la emoción de la batalla; pocas o ninguna eran las veces que alguien le había escuchado hablar con algo más que susurros. — Sssi essstásss bien, Derrrviche, quedan enemigosss que derrrrotarrr...

Keropis paseó la mirada por el campo de muerte que les rodeaba, a tiempo de ver a otra de esas malditas bestias abatiendo a Loor. No se le pasó por alto cómo su cabo, Lengua Negra, se apartaba del combate dejando que "sus guerreros", como solía llamarles, se llevaran la peor parte. Sssucio cobarrrde..., pensó, e inició una marcha precipitada hacia el frente. Alguien tenía que reforzar esa posición y quedaba claro que Lengua Negra no pensaba hacerlo.

ASALTO 1O 

La fanática volvió a fallar su ataque, y cada mandoble al aire que daba, su rabia amenazaba con hacerle explotar el corazón, arrancarle la piel e incendiar todo el campo de  batalla con furia.

No, no, no todavía no....

Aunque en su interior, tenía la certeza de que si no recurría a sus dones innatos, aquella criatura acabaría por desrozarla...

...Tanta fuerza, tanta potencia...

Cuando se resignó a recibir otro golpe, quizás letal, una figura apareció veloz como un rayo, y una lanza se clavó en el cráneo de la criatura.

Odio. Bendito fuese.

Cuando la bestia no-muerta cayó, Derviche comenzó a temblar, se palpó las heridas, estaba a punto de descargar su ira,  de entrar en aquel lance de victoria o muerte, no podía, tenía que reprimirse.

Intentó distraer la mente con otra cosa. ¡Su escudo!, debía de encontrarlo.

-Keropis...mi,mi,mi escudo, ¿donde está, ¿DONDE ESTÁ?- Estaba luchando contra su propia voluntad para no explotar rabiosa contra todo.

Escuchó al eremita, pero ella estaba a otros menesteres, luchando contra si misma

-Dame, un momento, solo uno, solo uno, tengo que, que encontrar ESE MALDITO ESCUDO-

ASALTO 10

Tras sortear las batallas y el difícil terreno, Plumilla consiguió por fin llegar junto a Lombriz. Su estado no era nada bueno, permanecía inconsciente y tenía unas terribles heridas. Como pudo vendó la herida mientras echaba un vistazo a sus compañeros. El embrujado era el único adversario que permanecía de pie y seguía haciendo estragos entre los campamenteros. 

FASE IV  Asalto 04

Ya estaba listo para la batalla, en lo que tardó en embrazarse el escudo y asir la lanza ya se había hecho una idea general de lo mal que estaba su flanco, pero sabía que con sus dotes de mando y conocimientos de la guerra, podría darle la vuelta a la situación.

Una petición de refuerzos por parte de Astado le sacó de su ensimismamiento táctico, y le puso en marcha. Sabía que era mucho más útil dirigiendo la unidad que en combate cercano, pero aún no le habían dado esa oportunidad, así que debería ganársela. Avanzó en dirección a Astado y Loor que contenían a solas el flanco derecho de su avance cuando sucedió algo que lo dejó de piedra.

Desde luego la cara de Reyezuelo debía ser un poema, a mitad de camino de su heroica entrada, Loor y lo que es peor, Astado, quien había demandado ayuda, corrieron hacia el sur, dejando a Reyezuelo a merced de unos enemigos que lo superaban no sólo en número, sino en fuerza y poder general. Sólo había que mirarlos para darse cuenta.

Pese a todo Reyezuelo era un guerrero, así que se concentró en la defensa, levantó su escudo en alto y trató de analizar los movimientos no demasiado diestros de sus enemigos, logrando evitar sus primeros embates.

FASE IV  Asalto 04

Había dejado a la penosa criatura retorciéndose en el suelo con la pierna destrozada, escupiéndole en la cara continuó su avance hacia el Este, no merecía siquiera el tiempo para rematarlo, poco más allá había otro desgraciado, le atravesó el pecho con su lanza, entrada y salida, eso era lo habitual, a lo que estaba acostumbrado, pero igual que el anterior parecía no morir - Bueno, se supone que ya están muertos - la torpe criatura intentó morderlo en respuesta, pero era tan lenta que sólo consiguió que la lanza del K'Hlata le atravesara la boca y reventara la parte trasera de su cráneo, esparciendo una sustancia que, si bien deberían ser los sesos, no tenía del todo claro lo que era.

Alzando la vista pudo distinguir otro tipo de criatura, éste era más grande que Odio, para regocijo suyo, y avanzaba en su dirección.

Ahora sí, esto ya es otra cosa

FASE IV Asalto 05

Al parecer Loor había descubierto el punto débil de los engendros y se dedicaba a pregonarlo a los cuatro vientos, pero para entonces ya tenía encima uno de aquellos que parecían "los líderes" sin duda había reconocido la sangre noble en Reyezuelo y se disponía a tener un duelo digno de líderes. El problema es que si bien había sido bendecido con los conocimientos de los entresijos de la batalla, no era aún un gran luchador, así que optó por defenderse como nunca lo había hecho en su vida. Loor estaba volviendo, sólo era cuestión de tiempo que acabara con él, pero no podía permitirse huir ante tal enemigo. Como el estratega que era confió en esa baza, distraer a la criatura hasta que la cabo pudiera darla muerte (por segunda vez).

Dos tajos tremebundos fueron descargados contra el K'Hlata pero éste, con los reflejos inhumanos que dan la percepción de la propia muerte, logró esquivarlos, si hubiera intentado pararlos con el escudo, probablemente hubiera sido reducido a astillas.

FASE IV Asalto 05

Loor gritaba como una auténtica posesa por el campo de batalla, ^{"A LA CABEZAAAA, ATACAD A LA CABEZA"} chillaba esa vocecilla que muchas veces le había sacado de quicio. Si bien muchas veces irritaba a Odio, casi todas había demostrado tener razón, la valoraba como soldado y sabía de lo que era capaz, así que no dudó un instante y apuntó a ese promontorio que tenía encima de los hombros, llamarlo cabeza hubiera sido demasiado halagueño para esa masa de carne.

Pese a que sus movimientos eran lentos, no parecía tan torpe como sus congéneres que yacían esparcidos allá por donde Odio había pisado, éste además llevaba una especie de amasijo metálico porque, una vez más, llamarlo arma habría sido demasiado específico, blandido con las dos manos. Descargó un golpe terrible que pasó bastante cerca del K'Hlata pero sin llegar a impactarle, parecía que su lucha contra los Carcomidos le hubieran hecho subestimar al oponente. Tan sólo la fiereza del golpe y el aire que desplazó en su camino aquel amasijo de metal le dejaron a Odio clara la fuerza de la criatura. Estaba seguro de que podría partirlo por la mitad si lo acertaba con un golpe como ese.

Si tiene que ser aquí, que aquí sea, pero tú, tú eres mío...

FASE IV Asalto 06

¡Por fin habían llegado los refuerzos! Su plan estaba funcionando a la perfección, sólo faltaba que Loor fuera capaz de acabar con la bestia que tenía enfrente. Reyezuelo continuó extremando la defensa, pero el engendro, habiendo visto la futilidad de su esfuerzo por medirse con un guerrero y líder nato como él, decidió enfocar sus golpes en la otra pareja. Astado estuvo vivo, y logró agacharse por momentos, pero Loor, cansada y magullada, no pudo evitar un golpe.

Reyezuelo sintió ese golpe casi como si lo hubiera recibido él. Si Loor caía, su plan se desmoronaría, aunque por otro lado la vacante de segundo al mando quedaría de nuevo disponible... - No, no pienses en eso ahora - continuó extremando la precaución, atento a cada movimiento de la criatura para poder esquivarla.

FASE IV Asalto 06

Una vez hubo visto los movimientos de la enorme criatura, le fue más fácil acertar con su golpe, un embate de rabia contenida empujó la lanza hacia la cara del monstruo, atravesándole la boca de lado a lado. ¡JA! Confiado por su éxito, Odio apenas tuvo tiempo de retirar su lanza de la cara de su enemigo cuando recibió una descarga de improvisto. No estaba acostumbrado a luchar contra enemigos que no sienten dolor.

El golpe fue devastador, Odio estaba seguro de que le había partido el pecho por la mitad, casi sentía sus vísceras pugnando por salir al exterior, contenidas por la armadura de cuero, que cumplía más como vendaje de contención que como armadura en estos momentos.

La rabia amenazaba con inundar la mente del K'Hlata - Yo caeré, !!pero tú vendrás conmigo!! - Sin embargo no sucumbió. Mientras se debatía entre permanecer en pie y desplomarse, Loor apareció en su mente, recodó su entrenamiento, sus palabras, el mantener la cabeza fría durante el combate "No importa el dolor, no importa la rabia, matarás más con una mente en calma" 

Matar más, eso está bien, aún quedan todos esos cabrones en Galdan, tengo que calmarme.

FASE IV Asalto 07

Su plan maestro estaba dando sus frutos, Loor se había concentrado sobre su enemigo común, sólo era cuestión de darla algo de ventaja, trató de distraer en caso de que fuera posible, a la malvada criatura, dándole así a su compañera el momento que necesitaba para reventarle la cabeza de un bastonazo.

¡Bien! Sin duda sus planes no tenían falla alguna. Una rápida mirada alrededor le devolvió a su visión táctica de líder nato. Perdida se encontraba en la zona sur y parecía necesitar ayuda, pero ya habían suficientes soldados en la zona, por otro lado Odio, luchaba sólo contra otra mole enemiga. Con suerte el plan que había funcionado con Loor funcionaría también con él.

Así decidió ir hacia el norte a ayudar a Odio, el K'Hlata no le caía nada bien, pero por sus movimientos se notaba que había recibido heridas serias.

El muy bruto, sin mi guía es capaz de hacer que lo maten.

FASE IV Asalto 07

Parecía que poco a poco, el corazón volvía a su sitio, el ardor infernal de la herida se transformaba en el dolor habitual del combate, y poco a poco, los ojos de Odio, que amenazaban con salir de sus órbitas, habían vuelto a su dura mirada habitual.

Recordando los entrenamientos atacó a la criatura mientras elevaba su escudo, no era la primera vez que asestaba un buen golpe mientras se defendía, y necesitaría hacerlo con esta criatura si quería alcanzar siquiera la muralla.

El lanzazo dió en el blanco una vez más, en esta ocasión atravesó la frente para plantarse en el cerebro de la criatura, pero el K'Hlata no se confió, casi había muerto por hacerlo antes. Retiró rápidamente la lanza y pudo contemplar el cerebro abierto de la criatura. Ver como se le cerraba la herida sin apenas mostrar daños significativos le causó cierto estupor, pero estaba demasiado inmerso en el combate como para dejar que eso le afectara.

Previó los dos ataques que lanzaría la criatura a continuación, tenía un recordatorio de ello grabado a fuego en el pecho. El monstruo erró ambos ataques, que volvieron a mandar ráfagas de viento en dirección al Hiena. Sabía que no podría esquivarlos para siempre pero se negaba a retirarse, Odio podría ser muchas cosas, pero cobarde no era una de ellas.

FASE IV Asalto 08

El intento de ayuda se quedó en eso, mientras avanzaba hacia el norte, en pos de Odio, Loor apareció corriendo a su derecha y destrozó al objetivo del Hiena con un potente golpe en la cabeza. Sabía por experiencia que eso no le iba a sentar nada bien, además de que aquellos dos ya habían tenido sus más y sus menos en el pasado. Así que decidió oír ver y callar, era lo más sensato, no quería verse atrapado entre aquellas dos bestias desatadas.

Para su sorpresa, apenas se cruzaron una mirada y cada uno siguió su camino. Decidió seguir a Odio hacia el Oeste, pues la zona sur estaba abarrotada de soldados y de paso, podría dejarse ver frente a los chamanes, cosa que nunca estaba de más para ganar puntos entre las altas esferas.

FASE IV Asalto 08

El K'Hlata seguía "danzando" con la criatura, sí es que a esos movimientos secos y toscos podían denominárseles así. Odio preparaba un nuevo ataque cuando una exhalación blanca y negra pasó a su lado. Ya conocía ese borrón, lo había visto varias veces, Loor.

El estallido de la madera golpeando el cráneo del monstruo retumbó en el oído del Hiena, cuando quiso darse cuenta, el promontorio sobre los hombros de su enemigo ya no existía. De nuevo, una vez más, la sacerdotisa le había arrebatado una presa en combate. La ira dentro de Odio amenazaba con explotar contra su salvadora, se quedó mirándola, como a una extraña, como a una desconocida, con el mismo odio con el que miraría al mil veces maldito Analista.

Y tan rápido como llegó, se fue. Loor se dió media vuelta y Odio hizo lo propio, ya tendría tiempo para resarcirse, ahora tenía que encontrar otra criatura sobre la que descargar toda la ira que le había provocado su "mentora".

Marchó hacia el Oeste farfullando maldiciones.

¡¡GRBWHBREHEBREHEBHE!!