Partida Rol por web

Escarabajo siente crecer la Furia Negra en su interior. ¡Relegado a la segunda fila! ¡Él! ¡Todo un combatiente de la Tribu de los Comedores de Cristal Afilado!

Por un momento el deseo de descargar su hacha contra el tipejo que tiene delante - un tal Ponzoña - se vuelve casi abrumador.

Por un momento se acerca tanto a Ponzoña que éste puede sentir su aliento en su nuca.

Aprieta los nudillos sobre el mango de su hacha de batalla hasta que se ponen blancos. Después, con disimulo saca un trozo de cristal aguzado de su bolsa de cintura y comienza a hacerse cortes sangrantes en el muslo. Es su única manera de tranquilizarse paulatinamente.

El guerrero de los Hiena sintió el creciente peligro como si se tratara de una pátina de pegajoso calor húmedo cubriendo todos y cada uno de sus poros. Su mano aferró con mayor fuerza el garrote, y todos sus músculos parecieron marcarse con mayor nitidez contra su negra piel. La respiración agitada de quien le sucedía en la fila enfrió su nuca y la proximidad de su cuerpo aumentó el calor del aire que el rodeaba. Una breve mirada tras de sí, le permitió reconocer a aquel ser que no había recibido mejor apodo que el de un recolector de mierda de elefante. Cuando vio la sangre que manaba de su carne lacerada, su mirada se llenó de desprecio, pero guardó silencio. Sin embargo, su mano siguió aferrando el garrote con firmeza.

Cuando piensa que ella no la mira, Madame Yamila observa de reojo a su hija Khadesa.

Inclina la cabeza levemente, en un intento de ocultar su sonrisa de menosprecio, y después vuelve a centrar la mirada en la formación.

En la primera fila, como no podía ser de otra manera, está su hijo mayor Matagatos.

Se pregunta, no por vez primera, si acabará volviéndose tan loco como su padre, el Portaestandarte.

El joven no parece entender dónde está ni por qué, aunque de algún modo se le ha permitido estar en la segunda fila. Dentro de lo que algunos llaman "los favoritos de Gulg", las dos primeras Escuadras.

Este extraño mestizo nunca habla con nadie, y muchos opinan que o no sabe el idioma, o es idiota, o probablemente ambas cosas.

Pese a todo, se las apaña para formar con una convincente postura militar y una curiosa actitud regia.

Loor mira a Sacorroto y suelta un bufido. No puede entender como alguien tan inútil como para ser incapaz aprender el K'Hlatan haya podido llegar tan lejos y estar a punto de convertirse en Recluta. Encima de la Segunda Escuadra.

Loor ha sido muy criticada los últimos meses por negarse a utilizar otra arma que su bastón romo.

Al parecer su religión le prohibe expresamente derramar sangre.

Se dice que pertenece a una tribu lejana y casi desconocida llamada los Lágrimas de la Diosa, la Decepción de la Diosa, o algó así.

Attar mira al frente, directamente a la cabeza de Ojopocho, sin pensar en nada.

Se dice que podría ser un buen guerrero, sino fuera tan conformista y carente de toda ambición.

Pese a la debilidad de su carácter, su cuerpo es fuerte y ha conseguido ocupar el último puesto del Segundo Escuadrón, lo que de alguna manera lo sitúa dentro de la "elite" de la última promoción de Aspirantes del Año 200, que se convertirán en los Reclutas del Invierno del Año 201.

Su rumorea que Attar era mestizo, y que su padre era un Soldado fiero llamado Mandoble. Su madre no se quiso llevar a su hijo Attar a un lejano refugio durante la guerra contra el Profanador de Mentes.

Los padres de Attar fueron transformados en zombu por el poder del Profanador, y la Sargento Vientos se vio obligada a darles la paz de la muerte.

Attar nunca superó aquello y es probable que su mente fuera permanentemente dañada por la hechicería mental.

Mentiroso descansaba al sol tras el primer entrenamiento del día. Había rumores de que pronto ocurriría algo en el campamento. Y cuando escuchó el inagotable torrente de voz de la Rompehuesos, supo que había llegado el momento. Se puso en pie, se corrigió la posición de la armadura, y tras escupir un poco en sus manos y limpiarse un poco de tierra pegada, recogió su lanza y fue corriendo a formar.

Enseguida vio que otros ya habían llegado, y que por una vez había público. Reconocía algunas caras, pero llamaban la atención sobretodo las dos pitonisas. Su belleza y presencia era innegable.

Mentiroso se colocó junto a los otros reclutas de su escuadra. Firme, orgulloso, luciendo los moratones y heridas resultado de su entrenamiento. Y esperó, con un nervioso entusiasmo, sin poder ni querer ocultar una ligera sonrisa.

Lombriz se mantiene en silencio en formación, el tercero de la tercera fila.

Por poco no le da un empujón a Piojillo cuando éste le pisa un pie por culpa de Cochinillo.

Sabandija observa a Rastrojo delante suyo en la formación y siente envidia porque haya conseguido entrar en la elite de la promoción mientras que él se tiene que conformar con la tercera fila.

Por un momento, piensa en incordiar a Rastrojo con el asta de la lanza, para hacerle trastabillar y salir de formación. ¡Seguro que la Cabo Rompehuesos le daría una buena!

Su cobardía natural se impone, sin embargo, y en el último instante posible deja quieta la lanza.

Manta ocupa su lugar en la tercera fila, detrás del orgulloso blanco Pelagatos.

Está más que satisfecho con haber llegado hasta donde ha llegado siendo el Aspirante más vago de toda la promoción.

Ansía el momento de ser Recluta para poder repantigarse a descansar en las interminables guardias que le esperan en la vida militar. Eso sí que va a ser vida.

RESTO DE LA TERCERA ESCUADRA:

CODORNIZ:

- Nadie es capaz de adivinar como una niña de no más de 12 o 13 años fue aspirada por el Sargento Gulg como Aspirante. Algo debió ver en ella.

El caso es que ahí está, en la tercera fila, totalmente firmes y sin hacer amago alguno de robarle la bolsa a Campaña.

PULGA:

- Pulga no tiene buena fama. El Sargento Gulg lo considera una alimaña enclenque, y él no hace nada por desmentirlo.

CARACABRA:

- Caracabra debe ser el hombre más feo que jamás haya intentado entrar en la Compañía. El Sargento Gulg no se cansa de decirlo. Dice que espera que su fealdad asuste al enemigo en la batalla.

AVESTRUZ:

- Cuando uno conoce por vez primera a Avestruz, parece un tipo competente y confiado. Es necesario conocerle un poco más para darse cuenta de que siempre se achanta al final en cualquier discusión y que siempre es extremadamente reacio a exponerse a cualquier clase de peligro físico.

PLUMILLA:

- Cuesta imaginar a Plumilla como una guerrera, pues a duras penas puede sostener cualquier arma. Es una chica extraña y misteriosa. Puede que tuviese algún antepasado mestizo.

Es una mañana húmeda. Como casi siempre en lo que ha pasado del mes del Caimán, están cayendo finas gotas de lluvia y el cielo está encapotado.

Los días son frescos, aunque no gélidos. Son las noches las que son peligrosas, pues el viento puede robarle la vida a un hombre mientras duerme si no está lo suficientemente protegido.

El Sol queda medio oculto por las nubes, lo que es una bendición, pues lleváis largo tiempo parados en formación sin que nadie diga nada.

La Cabo Rompehuesos os mira a todos fijamente, como esperando el momento a que alguien se mueva para causarle lesiones permanentes con su maza.

COMERCIANTES DE LA COMPAÑÍA NEGRA:

- Varios comerciantes del Campamento Principal han acudido a ver a los cincuenta Aspirantes que están a punto de convertirse en Reclutas.

- Los Aspirantes no tienen permitida la entrada al Campamento Principal y no se les permite comprar nada.

- Los Reclutas, en cambio, pueden entrar casi sin restricciones, al menos a la zona de los seguidores de campamento.

- Los mercaderes posiblemente hayan venido a ver a sus potenciales futuros clientes.

- Absolutamente nadie se fija en los Aspirantes de las filas sexta a décimas.

- Todo el mundo sabe que a esos cincuenta les quedan por lo menos entre tres a seis meses para ser Reclutas, los que lo consigan.

La convocatoria me pilla lejos y ocupado, tengo que guardármela bajo al coquilla a toda prisa para llegar a la formación sin ser el último. Afortunadamente el orgulloso sureño Sicofante aún no está en su sitio, será su hueco el que destaque y no el mío. Lo que me extraña es no ver el primero a Uro, siempre tan dispuesto.

Antes que todos estemos situados me permito una mirada a mi espalda. Al pasar la vista hay huecos que no han sido cubiertos pero lo que más llama mi atención (y no es la primera vez) son los huecos no vacíos. Esos lugares ocupados por personajillos tan pequeños que solo unos pelos indican su presencia, ni la frente llega a verse. Son incluso más bajos que yo.

Pero pronto recupero la concentración y adopto la postura correcta, manteniéndome a la espera.

Sicofante miraba todo con espectación.

Como era de esperar, su llegada a este lugar no era de su agrado, pero era lo único que le quedaba por hacer. Era esto o la muerte. Sin embargo, el hombre del pelo oscuro no dejaba de mirar hacía un lado y hacía otro, intentando sacar la mayor cantidad de información de todo lo que allí sucedía.

Estaba claro que tenía que sufrir, pero era el último recurso que le quedaba. Serían varios meses de salvaje entrenamiento, pero después de un tiempo, el esfuerzo habría valido la pena.

Sus compañeros de escuadra parecían estar en la misma situación que él. Algo nerviosos algunos, otros un poco distantes, sin embargo, Sicofante estaba seguro de lo que todos sentían en este momento. Eso era algo que se le daba bastante bien en ciertas ocasiones.

Se quedó allí, de pie, esperando los acontecimientos.

La voz del superior le llegó por el aire rompiéndolo como un cuchillo. R'Gaa dormía entre algunos tallos de hierba alta que se encontraban al lado de una de las tiendas de la compañía. Había pasado la noche anterior atareada hasta tarde, intentando poner en pie los muchos pensamientos que pasaban por su mente desde que llegó a aquel lugar. No es que aquello fuese el paraíso pero era mejor que de donde procedía. Tranquila, R'Gaa, un día tu suerte cambiará...

Corrió cuanto pudo hasta su lugar en la segunda, no sin antes tropezarse con algunas cuerdas, sintiendo como el sueño hacía de las suyas en sus ojos y músculos. Vamos, R'Gaa... En mitad de su caos personal, se pasó los dedos por el pelo para estar presentable e intento adoptar una postura digna en su posición.

CUARTA ESCUADRA:

DERVICHE:

- Derviche es realmente una derviche, una sacerdotisa fanática originaria de la tribu de los Jaguares Asesinos. Es lunática, antisocial, aislacionista y peligrosa en extremo. Durante el entrenamiento básico mató a ocho bueyes en otros tantos segundos, motivo por el que estuvo a punto de ser expulsada, pero la Sargento Vientos insistió en que algún día podría ser útil combatiendo en la vanguardia de su Pelotón de Infantería.

MEERA:

- Meera es una pésima guerrera y está considerada una inútil. Debería de haber sido devuelta a su tribu de origen, los Nubes Dispersas hace mucho. Se rumorea que se sometió a una "sesión privada" de humillaciones a manos de la Cabo Rompehuesos y que gracias a eso no fue rechazada.

NIÑA DE ORO:

- Niña de Oro es demasiado blanda para la vida militar. Se dice que es la hija fugada de algún caudillo tribal y que ha vivido una vida acomodada, rodeada de lujo y riqueza.

PESADILLA:

- Pesadilla fue una antigua esclava dominada por el poder del Profanador de Mentes. Originalmente perteneciente a la ya extinta tribu de los Coronados. Tras la muerte del Profanador logró reponerse tras pasar varios años severamente trastornada. Ahora afirma estar bien. También afirma poseer poderes mentales y ser capaz de provocar pesadillas.

CHAMAN ROJO:

- Chamán Rojo es otro lunático que afirma poseer poderes mágicos. Proviene de la Tribu de los Pies Rojos, de la que probablemente fue expulsado cuando se demostró que los espíritus nunca escuchaban sus plegarias.

ODIO:

- Odio es originario de la Tribu de los Hiena, pero traicionó a su propia tribu conduciendo a varios de sus compañeros guerreros a una emboscada de los Esclavistas de la Linde a cambio de dinero. Los Hiena le persiguen para darle muerte, e incluso muchos miembros de las demás tribus le odian. Él devuelve su odio por igual a todo el mundo. Se dice que es un loco que tan sólo busca la muerte.

TARADO:

- Tarado es en apariencia un guerrero ideal, rápido y fuerte. Originario de la tribu de los Nubes Dispersas, predica una extraña filosofía basada en la paz y en la meditación. El Sargento Gulg considera que su pacifismo apesta y que es un llorica.

MICHOU:

- Michou traicionó a los suyos cuando no era más que un muchacho de la Tribu del Antílope. Pagado con dinero de la Compañía Negra, colocó un barril lleno de polvo explosivo fabricado por Tragasapos en una de las puertas de su aldea natal, entonces fuertemente fortificada. La traición aceleró la conquista de los Antílope, y la posterior cuasi aniquilación de su tribu a manos de los vengativos Caimanes Negros y de elementos descontrolados de la Compañía. El Sargento Gulg dudó mucho antes de aceptar a un traidor de esta calaña como Aspirante.

REYEZUELO:

- Reyezuelo es un desertor de la Tribu de los Tres Castores. Cayó prisionero en la toma de Antílope y el Cabo Lemur le capturó porque afirmó ser de sangre real y que los Castores pagarían un rescate principesco por él. El rescate en plata y pieles llegó hace seis meses, en un pago de una cuantía mucho menor de la convenida. Pese a ello, la Compañía decidió liberarle. Reyezuelo, sin embargo, rehusó volver con su tribu, ofendido por el bajo rescate que los suyos habían pagado por él y solicitó ingresar en la Compañía como Aspirante. Puede que sea un guerrero aceptable, pero es excesivamente arrogante y orgulloso.

MALAMENTE:

- Malamente es un lunático que apenas habla con nadie. Parece ser que antes era un ermitaño, y que no pertenecía a ninguna tribu. Siempre está mirando mal a todo el mundo, lo que pone nerviosos a muchos.

Rastrojo se estremece por el nerviosismo de Campaña. En aquel campamento había mucha bestia embrutecida que temer, y ese mastodonte entraba en la categoría. Da gracias a los espíritus por tener al idiota de Pelagatos por medio.

Repasa mentalmente el resto de personas que está a su alrededor...

Matagatos, un tipo importante. No me sorprendió cuando le asignaron a la escuadra principal. Hijo de mala semilla, nada bueno puede salir del vientre de una de esas malditas pitonisas.

Serpiente, un tipo capaz. Raro, pero capaz. ¿Pero qué podría decir yo de las rarezas de otros?

Sabandija, qué chica tan maja. Creo que le gusto.

Sabandija observa la mirada de Rastrojo y se lleva las manos a los testículos en un gesto apotropaico para espantar el Mal de Ojo.